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Quaderns de Psicologia | 2014, Vol.

16, No 1, 167-180 ISNN: 0211-3481

 http://dx.doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1194

Más allá de la visibilización: problematizando discursos sobre


violencia de género en la pareja contra mujeres inmigradas en
España
Beyond visibility: problematizing discourses on gender violence in couples
against immigrant women in Spain

Pastor Cea Merino


Marisela Montenegro-Martínez
Universitat Autònoma de Barcelona

Resumen
El presente trabajo explora y problematiza los discursos que construyen la situación actual
de la violencia de género en la pareja contra mujeres inmigradas en España. Se contextuali-
zará la denominada ―feminización‖ de las migraciones, revisaremos algunos discursos sobre
la violencia de género ejercida contra mujeres inmigradas y reflexionaremos en torno a có-
mo estas construcciones discursivas pueden funcionar como un mecanismo invisibilizador de
la agencia y prácticas de resistencia del colectivo de mujeres inmigradas.
Palabras clave: iolencia de género; Feminización de las migraciones; Alteridad; Agencia

Abstract
In this paper we explore and problematize the discourses on gender violence in couples
against immigrant women in Spain. It will contextualize the called feminization of migra-
tion and review some discourses about the gender violence exerted against immigrant
women. The paper will reflect about how these discourses may obscure the agency and re-
sistance practices of the collective of immigrant women.
Keywords: Gender violence; Feminization of migration; Otherness; Agency

Introducción fenómenos migratorios (Juliano, 2004; Nash,


2004) y han explorado las maneras en las que
En las últimas décadas, España se ha configu- una perspectiva de género puede echar luz
rado como un país receptor de una gran can- sobre las experiencias de inclusión/exclusión
tidad de población extranjera, destacando el de las mujeres migrantes (Gregorio, 1999;
crecimiento demográfico del colectivo de mu- Sipi, 1997; entre otras). Así mismo, y siguien-
jeres inmigradas (Domingo, 2007; Moreno- do a Floya Anthias (2000), desarrollar una
Jiménez y Ríos, 2012). Este fenómeno, deno- perspectiva de género para el estudio de los
minado ―feminización de las migraciones‖ ha procesos migratorios no sólo tiene que ver con
sido abordado desde diversas investigaciones. mirar hacia las mujeres que migran, sino
Muchos de estos trabajos han denunciado la también con tomar en cuenta el rol de los
visión androcéntrica que ha habido sobre los procesos generizados en los fenómenos de
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migración y asentamiento, a partir de una mogeneización y subalternización que puedan


comprensión del género como categoría rela- contener dichos discursos.
cional que implica un amplio rango de rela-
Para efectos de nuestro trabajo, entendemos
ciones sociales.
discurso como ―un conjunto de prácticas lin-
Los estudios en el campo de las migraciones güísticas que mantienen y promueven ciertas
desde una mirada de género han permitido relaciones sociales‖ (Iñiguez y Antaki, 1994,
explorar, específicamente, la violencia de gé- p. 63, citados en Garay, Iñiguez, Martínez,
nero ejercida en contra del colectivo de mu- 2005, pp. 110-111), al mismo tiempo que pro-
jeres inmigradas. En la bibliografía revisada ducen y reproducen los objetos sociales de los
nos encontramos con una diversidad de estu- que hablan (Íñiguez, 2005; Martínez e Íñiguez,
dios que buscan denunciar y visibilizar la so- 2010). Los discursos a los que haremos refe-
bre-representación de casos de violencia de rencia se recogen de diferentes estudios que
género en la pareja en contra de mujeres in- en su mayoría surgen desde el ámbito acadé-
migradas en España, considerando que éstas mico, no obstante también incluimos algunos
mujeres estarían más expuestas a ciertas estudios e informes del ―tercer‖ sector y de
condiciones psicosociales que posibilitarían organismos gubernamentales de España.
las prácticas de violencia en la pareja, a dife-
El criterio utilizado para el presente estudio
rencia del colectivo de mujeres autóctonas
fue el de explorar y problematizar los discur-
(Amnistía Internacional, 2003, 2007; Instituto
sos que pueden influir en la construcción de
de la Mujer, 2014; Marrades, Martínez y Se-
la mujer inmigrante como colectivo particu-
rra, 2013; Ministerio de Sanidad, Servicios So-
larmente expuesto a la violencia de género en
ciales e Igualdad, 2009; Ruiz et al., 2006).
la pareja. Partiremos presentando el fenó-
Cuestiones como la falta de redes de contacto
meno migratorio desde una perspectiva de
en la sociedad de recepción, la dependencia
género, abordaremos desde diferentes co-
económica, la procedencia de una cultura
rrientes el concepto de violencia de género,
machista en las cuales la violencia de género
exploraremos los discursos de la violencia de
es ―pan de cada día‖, el miedo a la deporta-
género contra mujeres inmigradas y proble-
ción y el quiebre de la reagrupación familiar,
matizaremos algunos factores condicionantes
entre otros, son factores condicionantes que
que se han vinculado con la sobre-
se han ido mencionando en los discursos sobre
representación del fenómeno de la violencia
violencia de género en la pareja contra muje-
de género en el colectivo de mujeres inmi-
res inmigradas.
gradas en España.
Aun tomando en cuenta la importancia de es-
tos estudios para visibilizar y actuar sobre es- El fenómeno migratorio desde una
te fenómeno, uno de los efectos perversos perspectiva de género
que se puede derivar de los mismos es su con- El fenómeno de las migraciones internaciona-
tribución a la construcción y fomento del les ha existido siempre y forma parte de la
imaginario social de una mujer inmigrante pa- historia de todos los países, no obstante, ha
siva y victimizada; perpetuando la estigmati- tendido a visibilizarse en las últimas décadas,
zación del colectivo, invisibilizando sus agen- sobre todo con el nuevo orden mundial de
cias y prácticas de resistencia frente a la vio- postguerra, los avances tecnológicos del
lencia de género y, en parte, favoreciendo el transporte y la globalización. Los movimientos
complejo engranaje estructural en el cual la migratorios internacionales siempre han teni-
violencia de género se sustenta. Es importan- do cabida en el mundo, pero en las últimas
te, por tanto, detenerse a analizar cuáles son décadas se ha visto un incremento de los flu-
las maneras en las que se construyen los dis- jos, y más importante aún, una creciente
cursos sobre la ―mujer inmigrante‖ en la lite- complejidad del fenómeno (Olivié, Sandell y
ratura sobre la violencia de género dirigida a Sorroza, 2007), por lo que el estudio de las
este colectivo, de qué manera se crean ima- migraciones continua siendo un asunto de in-
ginarios respecto de los lugares —y marcos terés.
culturales— de origen, de las relaciones de
género y de las condiciones de vida de estas Introduciendo la variable de género, nos en-
mujeres en la sociedad de acogida, con el fin contramos que entre los siglos XVIII y media-
de contribuir a cuestionar los efectos de ho- dos del XX, las migraciones masculinas se cali-
ficaban de autónomas, mientras que las fe-

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meninas se consideraban como dependientes en la academia de las perspectivas feministas


o subordinadas a las del hombre (Lipszyc, y de género, logrado visibilizar esa ―feminiza-
2004). En otras palabras, la idea que primaba ción‖ y narrar desde otras miradas el quién,
era que ―el hombre iba y la mujer seguía‖, si- cómo, por qué y para qué de un proceso mi-
guiendo la última un patrón meramente aso- gratorio.
ciativo. En este sentido, el discurso que ha
Si bien los datos anteriores permiten ventilar
primado históricamente es que la migración
el imaginario de que la migración era algo ca-
es una cosa de hombres, y que los proyectos
si exclusivo de/para los hombres o que la mi-
migratorios de las mujeres estaban vinculados
gración femenina era menor y vinculada a la
a la reagrupación familiar o al reencuentro
migración masculina, no permiten compren-
con el hombre/pareja/esposo, perpetuándose
der cualitativamente las implicancias de un
la imagen de una mujer pasiva, sumisa, hete-
proceso de migración transnacional atravesa-
ronormada y subordinada a las condiciones de
do por múltiples intersecciones de opresión.
su entorno inmediato. Esta forma de entender
La experiencia migratoria de las mujeres pue-
la migración femenina, que responde a una
de ser diferente a la de los hombres, debido a
visión sesgada propia de un modelo androcen-
la inequidad en el acceso a los recursos, la
trista (Nash, 2005), omite que las mujeres se
desigualdad estructural, el desequilibrio de
encuentran en todas las regiones, en todos los
poder y el modelo machista y patriarcal.
tipos de flujos migratorios y, más importante
aún, han generado proyectos autónomos (Bal- Para Kàtia Lurbe y Enrique Santamaría (2007),
buena, 2007) en los cuales éstas han tenido se ha de estudiar cómo se construye la alteri-
un rol protagónico (Montenegro, Montenegro, dad vinculada a las actuales migraciones, es
Yufra y Galaz, 2012). decir, qué narraciones se hacen de la otredad
y cómo las mismas sitúan y definen a quienes
En esta línea, algunos trabajos han visibiliza-
construyen. En esta línea reflexiva, conside-
do a la mujer como una persona que siempre
ramos importante recalcar que esa alteridad
ha estado en los procesos migratorios, desmi-
está generizada y atravesada por múltiples in-
tificando la idea que la migración es algo pro-
tersecciones de opresión. Por lo tanto, es im-
pio de los hombres. Para Trinidad Vicente
portante detenerse a analizar cuáles son las
(2014), en los últimos 50 años la migración
maneras en las que se construyen los discur-
femenina ha sido, numéricamente, casi igual
sos sobre la ―mujer inmigrante‖ en la litera-
que la masculina, indicando que en 1960 ha-
tura sobre la violencia de género dirigida a
bía 35 millones de mujeres migrantes por 40
este colectivo, de qué manera se crean ima-
millones de hombres migrantes, y en el 2010,
ginarios respecto de los lugares —y marcos
105 millones de mujeres y 109 millones de
culturales— de origen, de las relaciones de
hombres. Si acotamos las cifras a España, nos
género y de las condiciones de vida de estas
encontramos con que el número de mujeres
mujeres en la sociedad de acogida; con el fin
inmigradas hasta el año 2011 representaba un
de contribuir a cuestionar los efectos de ho-
47,8% de la población total de inmigrantes
mogeneización y subalternización que puedan
(INE, 2011)1.
contener dichos discursos y, además, visibili-
Si bien lo anterior remite exclusivamente a lo zar la autonomía y protagonismo de las muje-
cuantitativo, los datos no dejan de ser intere- res en sus procesos migratorios (Balbuena
santes, pues lo que se ha llamado ―feminiza- 2007; Montenegro et al., 2012).
ción‖ de las migraciones no es un fenómeno
tan emergente y novedoso, como suele des- Una mirada generizada de la violencia
cribirse en la literatura. La cuestión de la fe- Si bien la violencia de género se ha perpetua-
minización, a nuestro parecer, se comienza a do a lo largo de la historia de la humanidad
investigar y visibilizar gracias a los aportes de (Gil, 2008), desde los años 60, y debido en
los movimientos sociales y a la introducción gran medida a los aportes de las corrientes
feministas, se ha comenzado a sistematizar su
1
conceptualización, causas, consecuencias y
Avance provisional al 1 de Enero de 2011 elaborado por formas de expresión. Según Barbara Spinelli
el Instituto Nacional de Estadística. Estas cifras conside-
ran, únicamente, a la población extranjera empadrona- (2008, p. 23), ―el movimiento feminista ha
da, por lo que el porcentaje podría aumentar al conside- desempeñado un rol decisivo en visibilizar y
rar a las personas en situación de ―irregularidad‖ y/o no denunciar la violencia contra las mujeres,
empadronadas.

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considerándola el producto de la histórica de- nera de vincularse con sus parejas. Si bien es-
sigualdad entre los sexos y de la distribución ta visión escapa del reduccionismo biológico,
desigual de poder‖. se abre a otro: el reduccionismo intrapsíquico
y la supuesta introyección de ciertas pautas
Para algunas autoras, la violencia de género
socioculturales.
es un fenómeno de reciente investigación
científica (Maqueda, 2006; Ordoñez, 2006), Una tercera mirada a la violencia se da desde
que ha pasado relativamente desapercibido a la perspectiva sistémica, en la cual la violen-
lo largo del tiempo y que todavía permanece cia es entendida como algo relacional. Así, la
casi invisible en muchos espacios sociocultu- violencia se vincularía con unas relaciones
rales contemporáneos (Cantera, 2005). Para disfuncionales en la organización de la fami-
Teresa Freixes (2001), la conceptualización lia, en términos comunicacionales y de habili-
más formal de la violencia de género se logra dades sociales. Por otra parte, esta perspec-
recién a partir de la década de los 90, a tra- tiva teórica plantea que todas las partes invo-
vés de iniciativas como la Conferencia Mun- lucradas en una situación de violencia serían
dial para los Derechos Humanos de 1993, la responsables de la misma, atendiendo a su
Declaración de Naciones Unidas sobre la eli- carácter interaccional. Por ende, si soy vícti-
minación de la violencia contra la mujer en el ma de violencia también tendría una cuota de
mismo año, la Convención Interamericana pa- responsabilidad en la misma. En este sentido,
ra prevenir, sancionar y erradicar la violencia las autoras cuestionan que al entender la vio-
contra la mujer en el año 1994 y la Conferen- lencia desde lo relacional, la perspectiva sis-
cia Mundial de Mujeres de Beijing, el año témica podría eximir la culpabilidad exclusiva
1995. de quien ejerce la violencia; al mismo tiempo
que aclaran que la responsabilidad debe ser
Por otra parte, para Roberta de Alencar-
de quien violenta y no de la persona violenta-
Rodrigues y Leonor Cantera (2012) el concep-
da.
to de violencia de género tiene una amplia
variedad de comprensiones, dependiendo de Una cuarta postura enunciada por Alencar-
los marcos de inteligibilidad en que se inscri- Rodrigues y Cantera (2012), corresponde a la
ba. Al respecto, las autoras profundizan en perspectiva de género, la cual apuesta por el
algunas tradiciones teóricas en el estudio de análisis de las variables socioculturales a la
la violencia de género, siendo la primera la hora de comprender la violencia. En esta
teoría biológica, la que plantea la violencia perspectiva, la violencia se concibe como el
como una respuesta de los individuos para so- abuso de poder permitido por una estructura
brevivir en su entorno. Así, la violencia de social que posibilita la agresión de los hom-
género en la pareja es considerada como par- bres hacia las mujeres y que, al mismo tiem-
te de una estructura biológica del hombre, ya po, privilegia lo masculino por sobre lo feme-
que éste habría desarrollado pautas violentas nino. Para Leonor Cantera (2007, citada en
para sobrevivir. Las autoras recogen dos críti- Alencar-Rodrigues y Cantera, 2012), debemos
cas a esta visión, por una parte, la exclusión comprender la violencia de género en el con-
del factor cultural en la violencia, y por otra, texto de una cultura patriarcal, entendiendo
el hecho de que no todos los hombres son vio- por ésta la particular forma de organización
lentos. social en la que existiría una valoración y
predominio de lo masculino por sobre lo fe-
Una segunda mirada corresponde a la teoría
menino, estableciéndose relaciones de poder
generacional, la cual buscaría responder al
asimétricas y jerarquizadas.
por qué algunas personas maltratan a su pare-
ja, siendo que otras personas en las mismas Para los efectos de nuestra investigación, y
condiciones, no lo hacen. La explicación se como indicamos al inicio del trabajo, asumi-
daría producto de la interacción de ciertos mos una mirada generizada de la violencia,
factores como ―el rechazo y el maltrato del por lo que nos sumamos a la última perspecti-
padre, el apego inseguro a la madre y la in- va teórica presentada para comprender la vio-
fluencia de la cultura machista‖ (Alencar- lencia. La elección se vincula con la posibili-
Rodrigues y Cantera, 2012, p. 117). En esta dad de generar una mirada sociocultural, po-
teoría, se menciona que los hombres agreso- lítica y estructural de la violencia de género
res suelen haber sufrido violencia por parte en la pareja, dejando atrás los reduccionis-
de sus padres, lo que influenciaría en la ma- mos biologicistas, psicologicistas y meramen-

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te relacionales de las otras tres perspectivas lencia de género en el ámbito de la pareja


presentadas. En esta lógica, Alencar- ejercida contra mujeres inmigradas, para ver
Rodrigues y Cantera (2012) indican que la cómo éstos pueden contribuir en la construc-
perspectiva de género brinda diversas direc- ción de imaginarios en torno al colectivo de
trices a la hora de comprender la violencia de mujeres, respecto de los lugares —y marcos
género en la pareja, y adscribimos a los si- culturales— del lugar de procedencia, de las
guientes planteamientos: i) la violencia en la relaciones de género y de las condiciones de
pareja refiere a conductas socialmente vida de éstas en la sociedad de acogida. Como
aprendidas, que se alimentan cultural e ideo- dijimos en la introducción, los discursos a los
lógicamente, y se pueden modificar, reducir y que haremos referencia se recogen de dife-
prevenir; ii) las mujeres sobrevivientes de rentes estudios que en su mayoría surgen des-
violencia de género tienen la capacidad de de el ámbito académico, no obstante también
recuperar el control de sus vidas a través de incluimos algunos estudios e informes del
sus recursos personales —lo que valora su ca- ―tercer‖ sector y de organismos gubernamen-
pacidad de agencia y resistencia— y recursos tales de España.
externos; iii) el hombre que maltrata es cons-
ciente y responsable de sus actos, pues la La construcción de la alteridad en los
conducta violenta es intencionada, tiene un discursos sobre violencia de género en
objetivo claro y busca controlar o causar mie- la pareja contra mujeres inmigradas
do; iv) la violencia corresponde a un asunto Para algunas autoras, las mujeres inmigrantes
público, político y social; y v) la violencia está sufren de una doble discriminación, por ser
enraizada en un sistema patriarcal, por lo mujeres y por ser inmigrantes (Bedoya, 2000;
tanto no distingue clase social, grupo étnico, Gregorio, 2010). Si bien las mujeres españolas
nivel económico, religión y/o nacionalidad. comparten con las extranjeras el riesgo a ser
Cuando hablamos de violencia de género nos maltratadas o asesinadas por sus parejas o
referimos a un ―comportamiento hostil cons- exparejas2, en los últimos años ha existido
ciente e intencional (de carácter no acciden- una sobre-exposición de las mujeres inmigra-
tal) que, por acción o inhibición, causa en la das, pues la proporción de extranjeras en Es-
persona maltratada un daño físico, psíquico, paña víctimas de violencia de género suponen
jurídico, económico, social, moral o sexual, una sobre-representación respecto al peso
atentando así contra su libertad y su derecho demográfico de éstas (Ministerio de Sanidad,
a desarrollarse‖ (Cantera, 2003, p. 196). Así, Servicios Sociales e Igualdad, 2009). En la
la violencia de género sería una ―expresión de misma línea, Amnistía Internacional (2003,
la discriminación y desigualdad dentro de un 2007) ha denunciado la situación de vulnera-
sistema arcaico y estructural de relaciones de bilidad en que se encontraría el colectivo de
poder entre hombres y mujeres‖ (Camarasa i mujeres inmigradas, al indicar que la probabi-
Casals, 2009, p. 8). Por otra parte, los ámbi- lidad de una mujer extranjera de morir asesi-
tos de la violencia de género son múltiples nada a manos de su pareja o expareja supe-
(pareja, familiar, laboral, institucional, co- raba en cuatro veces y media a la de una es-
munitaria, entre otras) y en la actualidad se pañola.
habla de violencias de género (Biglia y San De la misma forma, la Macroencuesta sobre
Martín, 2007; Muñoz, 2010), no obstante para violencia contra las mujeres elaborada por el
efectos de este trabajo nos centramos en la Instituto de la Mujer (Ministerio de Sanidad,
violencia de género en parejas heterosexua- Servicios Sociales e Igualdad, 2009) plantea
les, y la comprenderemos como ―la violencia que las mujeres inmigrantes han declarado
física, psicológica, sexual y/o económica ser víctimas de violencia de género en una
ejercida contra una mujer y perpetuada por mayor proporción que las mujeres españolas.
el hombre que es o ha sido su cónyuge o por Así, el 12,1% de las mujeres extranjeras de-
la persona que tiene o ha tenido relaciones clararon haber sido maltratadas por su pareja
similares de afectividad‖ (Camarasa i Casals, o expareja alguna vez en la vida, frente a una
Francolí i Sanglas, Rubio y Suarez, 2011, p. media del 6,0% de maltrato declarado por las
19).
Considerando lo anterior, a continuación pa- 2
Se incluyen aquellos casos en los que el agresor es el
samos a revisar algunos discursos sobre la vio- cónyuge, excónyuge, compañero sentimental, excompa-
ñero sentimental, novio o exnovio.

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mujeres españolas. De la misma forma, el Si bien la cuantificación del fenómeno, insis-


4,8% de las mujeres extranjeras declaran ha- timos, permite visibilizar y movilizar recursos
ber sido maltratadas por su pareja o ex pareja para la intervención (en la lógica de los Esta-
en el último año, frente a una media del 2% dos capitalistas actuales), es una apuesta
en las españolas3. riesgosa a la hora de comprender las intersec-
ciones que cruzan este tipo de situaciones.
Por otra parte, un estudio realizado en 22
Generar discursos donde se visibilice la vio-
centros médicos de Atención Primaria en Es-
lencia ejercida contra las mujeres inmigradas
paña concluyó que un 65% de las mujeres in-
sin dar cuenta de la agencia de éstas, estig-
migrantes encuestadas había sufrido maltrato
matiza y precariza al colectivo, dando paso a
alguna vez en la vida, frente a un 30% de las
discursos que identifican la otredad como
mujeres españolas (Ruiz et al., 2006).
machista, conflictiva y peligrosa. Así, la vio-
En relación con los casos de feminicidios, en lencia de género se construye como un fenó-
tanto máxima expresión de la violencia de meno que ocurriría en mayor medida en los
género, nos encontramos con que las mujeres países del Sur, y debido al proceso migratorio
extranjeras están sobreexpuestas al riesgo de actual es que existiría un aumento de casos
morir asesinadas por violencia de género en la en España. Lo anterior, puede permitir que se
pareja, considerando su peso demográfico en generen argumentos para endurecer leyes mi-
comparación con las mujeres autóctonas (Ins- gratorias o, sencillamente, el colectivo fun-
tituto de la Mujer, 2014). ciona como chivo expiatorio para justificar los
malos resultados que puedan tener las políti-
La visibilización y denuncia de cualquier tipo
cas públicas de prevención y erradicación de
de situación que menoscabe los derechos hu-
la violencia de género.
manos de las personas es, claramente, impor-
tante y deseable. En este sentido, valoramos Para ejemplificar lo anterior, podemos ver
los discursos que buscan dar cuenta del fenó- que el año 2012 el Instituto de la Mujer se li-
meno de la violencia de género ejercida con- mitaba a exponer el número de mujeres
tra mujeres inmigradas en España, no obstan- muertas por violencia de género a manos de
te, consideramos igual de importante refle- su pareja o expareja, según nacionalidad (Cea
xionar en torno a qué imaginarios pueden y Majón, 2012), pero en la actualidad los
producir y reproducir estos discursos y cuáles mismos datos incluyen la nacionalidad del
son las consecuencias que se pueden materia- agresor (Instituto de la Mujer, 2014), prestán-
lizar en los procesos de construcción de la so- dose esto para interpretaciones perversas que
ciedad. pueden relacionar el aumento de casos de
femicidio en inmigradas con la nacionalidad
Consideramos que se debería prestar especial
(extranjera) del hombre. Si reducimos la mi-
atención a los efectos que pueden generar es-
gración y la procedencia a un problema o una
tos discursos, pues los mismos pueden estar
amenaza, las prácticas y retóricas antiinmi-
contribuyendo en la construcción del imagina-
grantes serán más fáciles de asimilar por la
rio social de una mujer inmigrante pasiva y
población (Santamaría, 2002). Consideramos
victimizada. La literatura científica poco ha-
que presentar de esta manera los datos es-
bla sobre la capacidad de supervivencia de las
tigmatiza y culpabiliza al colectivo de inmi-
mujeres inmigradas (Alencar, Cantera y Strey,
grantes en general, forja procesos de neoco-
2013), lo que puede fomentar la estigmatiza-
lonización y construye unas categorías identi-
ción del colectivo, invisibilizar sus agencias y
tarias homogeneizadoras en términos de ciu-
prácticas de resistencia frente a la violencia
dadanías de primera y segunda categoría; al
de género, y favorecer el complejo engranaje
mismo tiempo que desvía la mirada en la
estructural en el cual ésta se sustenta.
comprensión de la violencia contra las muje-
res situada en una lógica machista y patriar-
cal, colocándola en una lógica étnica y cultu-
ral.
3 Datos extrapolados de la última Macro encuesta sobre la
violencia contra las Mujeres. Reexplotación de datos des- Es importante, por tanto, detenerse a anali-
de la perspectiva de violencia de género efectuada por la zar cuáles son las maneras en las que se cons-
Delegación del Gobierno para la Violencia de Género. In- truyen los discursos sobre la ―mujer inmigran-
formación referida a mujeres de 18 y más años residentes te‖ en la literatura sobre la violencia de gé-
en España.

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nero dirigida a este colectivo, de qué manera Esta inequidad se visualiza en ciertas formas
se crean imaginarios respecto de los lugares de vulnerabilidad a la que están expuestas las
—y marcos culturales— de origen, de las rela- personas migradas, no obstante, no logramos
ciones de género y de las condiciones de vida encontrar en los discursos presentados la di-
de estas mujeres en la sociedad de acogida. versidad de prácticas asociativas que buscan
La finalidad de esta reflexión permitirá cues- potenciar los procesos de inclusión social, ge-
tionar los efectos de homogeneización y nerados por las propias mujeres.
subalternización que puedan contener dichos
Por otro lado, afirmar que las mujeres inmi-
discursos. En la lógica anterior, a continua-
grantes tienen menos redes es asumir un dis-
ción reflexionaremos en torno a los aspectos
curso homogeneizador del colectivo migrante
psicosociales que se han vinculado con la vio-
en general, asumiendo que por no residir en
lencia de género contra mujeres inmigradas.
su país de origen existiría una carencia de re-
Descolonizando discursos sobre des sociales. Esta cuestión responde a cierto
violencia de género en el ámbito de la imaginario del fenómeno migratorio como un
pareja: de la victimización al proyecto individual —o, en el mejor de los ca-
agenciamiento sos, familiar— que no necesariamente da
cuenta de las grandes diferencias que puede
En los discursos revisados hemos visto dife- haber en los procesos migratorios de las per-
rentes aproximaciones que fomentan la cons- sonas. Como indican Elena Gascón y Jorge
trucción de que las mujeres inmigrantes son Gracia (2004), agrupar a ―todas estas mujeres
más vulnerables a ser víctimas de violencia bajo el rótulo genérico de 'inmigrantes' no de-
que las mujeres españolas (Amnistía Interna- ja de ser impreciso. Englobarlas por naciona-
cional, 2003, 2007; Instituto de la Mujer; Ma- lidades con problemáticas uniformes sin tener
rrades et al., 2013; Ministerio de Sanidad, en cuenta sus circunstancias concretas y su
Servicios Sociales e Igualdad, 2009, 2014; Ruiz persona no siempre es acertado‖ (p. 4). En-
et al., 2006). A continuación, mencionaremos tendemos que la violencia de género no es un
algunos condicionantes que se han vinculado fenómeno monolítico y que, más que identifi-
con la sobrerepresentación del fenómeno de car uno u otro factor, se deben captar las
la violencia de género en el colectivo de mu- "opresiones simultaneas, múltiples y entre-
jeres inmigradas en España, intentando dar mezcladas que experimentan" (Rodríguez y
una lectura crítica de los mismos. Cuenca, 2011, p. 99) la diversidad de mujeres
que han decidido desarrollar un proceso mi-
Un primer aspecto que se ha considerado en
gratorio transnacional.
la literatura refiere a la situación de vulnera-
bilidad social en la que se encontraría la mu- Un segundo aspecto refiere a la dependencia
jer inmigrada, dada la supuesta carencia de económica que se puede dar en algunos casos
redes de contacto (Casas, 2009; Cuadra, por parte de la mujer hacia el agresor. Esta
2002; Montañés y Moyano, 2006; Raj y Silver- situación, sumada al factor mencionado ante-
man, 2003) y la falta de apoyo en la sociedad riormente, podría imposibilitar la indepen-
de acogida, lo que podría fomentar situacio- dencia y el término del círculo de la violen-
nes de exclusión y autoexclusión social. cia, entendiendo que la independencia eco-
nómica es uno de los criterios más valorados
El plantear, por ejemplo, que "muchas de es-
para salir de situaciones de violencia (Alen-
tas mujeres carecen de redes próximas de
car-Rodrigues et al., 2013), ya sea en colecti-
apoyo [y] se encuentran solas en un medio
vos de mujeres inmigradas como autóctonas.
nuevo" (Montañés y Moyano, 2006, p. 24),
construye y visualiza a las mujeres inmigradas Si no se posee un adecuado tejido asociativo,
como un grupo social vulnerable y desfavore- y se depende económicamente del agresor
cido, en comparación con los grupos autócto- para subsistir, se podrá ver dificultado el pro-
nos. ceso de emancipación y de posible denuncia.
Los procesos de exclusión social no están pre- En ciertos casos existe el discurso de que el
hombre es el proveedor del hogar y, si la mu-
sentes en todos los grupos de la sociedad
jer lo denuncia, no tendrá ingresos (Dávila,
(Gregorio, 1999), por lo que estas situaciones
Montoya, Feliciano y Madrigal, 2011). No obs-
se vincularían con relaciones sociales asimé-
tante, el factor económico también es trata-
tricas presentes en la sociedad de acogida.
do en la literatura sobre violencia de género

Quaderns de Psicología | 2014, Vol. 16, No 1, 167-180


174 Cea Merino, Pastor y Montenegro-Martínez, Marisela

como un elemento que afecta a otras mujeres fianza que tienen a las organizaciones públi-
—no sólo a las migradas— por lo que no sería cas.
exclusivo de éstas últimas.
Este eje se relacionará con el anterior, en-
La variable económica es importante para ha- tendiendo que una situación de "irregularidad"
cer frente a la violencia, pero no es algo ex- puede mermar las posibilidades de acceder a
clusivo del colectivo de inmigradas, sino que un trabajo formal —que, como vimos, tiende
compartido por las mujeres en general. Los a ser precario—, y abre camino a incursionar
discursos que manifiestan la dependencia en el trabajo informal —también precario,
económica, en tanto dependencia en la pare- además de no regularizado—. Así, la situación
ja, suscriben el fenómeno al ámbito privado y de irregularidad jurídica potencia las de-
no manifiestan cómo se organizan las socie- sigualdades de género en el ámbito laboral, al
dades capitalistas actuales, la inequidad en la mismo tiempo que sitúa al colectivo en ―la
distribución de las riquezas y la discrimina- desprotección e invisibilidad institucional al
ción económica y salarial a la que son objeto, no denunciar la situación de maltrato" (Alen-
en particular, ―las mujeres inmigrantes en las car-Rodrigues et al., 2013, p. 46).
sociedades receptoras‖ (Montenegro, M. et
Visto lo anterior, es menester indicar que la
al., 2012, p. 9). Por otra parte, los discursos
mujer inmigrada no es una persona sin com-
no visibilizan, primero, la inclusión de la mu-
petencias, dependiente, atemorizada o cultu-
jer inmigrada al trabajo formal, el cual suele
rizada, sino que hay ciertas variables —como
ser precario, con sobrecargas de trabajo o sin
las legales y económicas—, propias de la so-
contratos (Alencar-Rodrigues et al., 2013) y,
ciedad de acogida, que pueden imposibilitar
segundo, al trabajo informal, como puede ser
la salida del ciclo de la violencia. Así, debe-
el ejercicio libre y autónomo de la prostitu-
mos comprender que la situación de vulnera-
ción, el trabajo doméstico o el de los cuida-
bilidad no es algo propio y/o constitutivo de
dos; siendo éstos funcionales para las socie-
la mujer inmigrada, más bien es algo creado e
dad de recepción, pero precarizados, irregu-
impuesto por el contexto migratorio (Gascón
larizados y vistos de manera negativa (Agrela,
y Gracia, 2004) y la sociedad de recepción,
2004) por la sociedad de acogida. Finalmente,
por lo que debiésemos evitar promover la
el discurso que enfatiza en la dependencia
idea de una mujer indefensa, temerosa y en-
económica de las mujeres inmigradas respec-
tregada a las contingencias del entorno.
to de sus parejas, tiende a invisibilizar aque-
llos proyectos migratorios en los que las mu- Continuando, se ha incluido la variable idio-
jeres migrantes son pioneras y protagonistas, mática como otro elemento interviniente en
procurando el sostén económico —y muchas el aumento de violencia de género en el co-
veces de cuidados— del grupo familiar (Grego- lectivo de mujeres inmigradas, ya que si la
rio, 1998). mujer no maneja el idioma vehicular de la so-
ciedad de recepción, esta situación podría
Un tercer aspecto que se menciona en la lite-
funcionar como una barrera a la hora de ac-
ratura refiere al miedo que puede tener la
ceder a los servicios sociales y/o legales (Vi-
mujer inmigrada de ser deportada, específi-
ves-Caes et al., 2009). En este sentido, el co-
camente en los casos en que se está en proce-
nocimiento del idioma jugaría un rol impor-
so de regularización, o bien, en situación de
tante para poder identificar las organizacio-
―irregularidad‖. El ser deportada podría dar
nes a las que puede acudir en situaciones de
fin a un proceso migratorio autónomo o de-
violencia, comprender el funcionamiento de
terminado por la reagrupación familiar. En es-
esas instituciones y, además, acceder en
ta lógica, se plantea que las mujeres ―indo-
igualdad de condiciones a la información refe-
cumentadas‖ no pedirían ayuda a los servicios
rente a los derechos que se posee, indepen-
sociales y sanitarios por el temor a que éstos
diente de la situación administrativa en la
soliciten la deportación (Montañés y Moyano,
que se encuentre.
2006; Raj y Silverman, 2002). De la misma
forma, Amnistía Internacional (2007) señala En estos dos elementos —el asunto legal y el
que las mujeres inmigradas utilizan en menor asunto de la lengua— se desprende un ―fallo‖
medida que las españolas los recursos dispo- en el sistema de atención al colectivo inmi-
nibles, lo que se debería al miedo y descon- grante, pues en lugar de apuntar a la falta o
carencia de las mujeres en el entorno de la

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Más allá de la visibilización 175

sociedad de acogida, visualiza la limitación de mujeres dentro de la sociedad en cualquier


la misma para dar respuestas adecuadas fren- espacio del universo. Vincular el aumento de
te a la diversidad de situaciones en las que se la violencia de género con las sociedades de
puede encontrar una mujer que es violenta- procedencia es peligroso, ya que por una par-
da. Es decir, la situación legal y el idioma te criminaliza y estereotipa a las sociedades
vehicular son factores que se toman como una de procedencia, y por otra, no considera la
carencia y falta de agencia de la persona que responsabilidad de la sociedad de acogida en
es maltratada; pero si lo miramos desde una la aparición del fenómeno.
perspectiva crítica con el entramado institu-
Entender la violencia como parte de la carga
cional, podríamos indicar que tiene que ver
cultural que traen las personas con una pro-
con la propia limitación de los servicios que
cedencia diferente contribuye a perpetuar las
se prestan y que no lograrían ser accesibles
relaciones de poder y potencia los mecanis-
para las personas que los necesitan. En esta
mos de diferenciación y categorización social
lógica, más que enfatizar la situación de la
(Spelman, 1988) que se dan en las sociedades
mujer violentada, se debería cuestionar cómo
de acogida (Montenegro, Galaz, Yufra y Mon-
los servicios sociales, a través de sus prácticas
tenegro, 2011). Esta mirada, culturizada y
y modelos de intervención, perpetúan ciertos
generizada, en la que se asumen ciertos dis-
imaginarios del género y la inmigración (Agre-
cursos, —incluidos ciertos feminismos de oc-
la, 2004).
cidente—, habla desde una posición estructu-
Finalmente, algunos trabajos (Fernández, ral de poder y manifiesta unas ciertas cons-
Echauri, Martínez y Azcárate, 2011; Ministerio trucciones de la equidad de género como vá-
de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, lidas (Suárez y Hernández, 2008).
2009) han indicado que el incremento de la
En este sentido, se hace imperante descoloni-
violencia de género en mujeres inmigradas
zar el conocimiento que se está generando en
tiene una relación directa con el lugar de
torno al fenómeno de la violencia de género
procedencia de las personas inmigrantes,
en la pareja contra mujeres inmigradas, y di-
mencionando que en esos países existiría una
lucidar la forma en que "las representaciones
desigualdad mayor entre hombres y mujeres,
textuales de aquellos sujetos sociales —
siendo la violencia algo normal y legítimo en
construidos como "los otros" en distintos con-
sus culturas. Se plantea, por ejemplo, la difi-
textos geográficos e históricos— se convierten
cultad de ser mujeres inmigrantes por la de-
en una forma de colonialismo discursivo que
pendencia que éstas tienen con sus parejas,
no sólo da cuenta de una realidad sino que la
"sobre todo, anclada en un substrato sociocul-
construye‖ (Suárez y Hernández, 2008, p. 8,
tural, a veces étnico-religioso, que potencia
cursivas del original). Al mismo tiempo, en
todavía esa minusvalorización del hecho de
ese proceso de construcción de lo ―otro‖
ser mujer" (Marrades et al., 2013, p. 2). Por
también se construye el "nosotros" (Lurbe y
otra parte, algunos de estos trabajos también
Santamaría, 2007), reproduciéndose una figu-
dan cuenta del aumento de hombres inmigra-
ra de lo occidental (europeo/español) como
dos en España, lo que se relacionaría positi-
más civilizado y superior, contribuyéndose así
vamente con el aumento de la violencia de
a invisibilizar el machismo en la sociedad de
género.
acogida.
Esta visión para comprender la violencia de
género en el ámbito de la pareja es simplista, Consideraciones finales
ya que invisibiliza el carácter estructural y A lo largo del trabajo, hemos intentado en-
patriarcal del fenómeno (Menjívar y Salcido, tregar una mirada crítica de las narraciones
2002). La violencia de género, es un tema que que se hace de los procesos migratorios con-
debe ser tratado a un nivel político y social, temporáneos, hemos revisado algunos discur-
ya que está enraizado en la estructura social sos sobre la violencia de género ejercida con-
y es generador, al mismo tiempo, de esa es- tra mujeres inmigradas y reflexionado en
tructura; por lo que se debe reconocer la torno a los condicionantes que se han identi-
existencia del modelo patriarcal imperante en ficado como elementos clave para compren-
la estructura de la sociedad. La violencia tie- der la sobrerepresentación de situaciones de
ne sus raíces en la situación estructural de violencia de género contra estas mujeres. A
desigualdad real en la que se encuentran las continuación, nos centraremos en tres líneas

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argumentales que se desprenden del trabajo Esta concepción culturalista no solamente in-
realizado y que pueden orientar la compren- visibiliza la agencia del colectivo de mujeres
sión e intervención que se realiza en este ám- inmigradas, sino que también obvia la auto-
bito. nomía y las resistencias que estas mujeres
generan para hacer frente a la violencia. Así,
Para comenzar, los discursos que abordan la
no solamente se reproduce un imaginario de
violencia de género contra mujeres inmigra-
la migración en general y de la migración fe-
das se pueden entender como ―maneras de
menina en particular, también se oculta el
mirar, pensar y tratar a los inmigrantes‖ (San-
agenciamiento que han desarrollado estas
tamaría, 2002, p. 63), generándose por una
mujeres. Esta agencia, entendiéndola como la
parte la figura social del inmigrante, y por
resistencia a las relaciones de dominación
otra, la propia figura del ciudadano comunita-
(Suárez y Hernández, 2008), es sumamente
rio; un sujeto europeo con unas característi-
importante de recoger, pues en parte surge
cas y propiedades particulares. Así, se piensa
como una forma de hacer frente a la falta de
la otredad de una determinada forma, al
recursos institucionales para trabajar la vio-
mismo tiempo que esta mirada construirá y
lencia de género, o bien, cuando existiendo
reforzará la propia.
dichos recursos, el colectivo de mujeres se
Tomando la idea anterior, los discursos que encuentra en la sociedad de recepción frente
hemos presentado podrían contribuir en la a servicios sociosanitarios que no logran in-
producción y reproducción del imaginario so- tervenir de una forma adecuada. Así, la mira-
cial del colectivo de mujeres inmigradas como da deja de centrarse en la construcción cultu-
pasivo y victimizado, perpetuándose así la es- ral que se hace de la alteridad, y pasa a escu-
tigmatización del mismo. Por otra parte, es- driñar las políticas públicas, legislaciones y
tas figuras construidas a través de los discur- servicios de atención a la ciudadanía implica-
sos, tienden a centrar la otredad desde la va- dos en el fenómeno.
riable cultural, perpetuando la idea de que lo
Entendiendo la precarización que los discursos
Otro es diferente a mí, en tanto cultura. Para
pueden generar en el colectivo de mujeres
Enrique Santamaría (2002), se ha estado pre-
inmigradas, en el trabajo de Catherine Eschle
sentando la instalación de migrantes en el te-
(2003) nos encontramos con el concepto de
rritorio español como un problema grave y
―Mujer del tercer mundo‖, el cual se ha ido
complejo, cuestión que se ha relacionado con
generando desde lo que ella denominó "la fal-
la propia llegada del colectivo, pero también
sa neutralidad de los discursos eurocéntricos"
por sus propias características culturales.
(Lerussi, 2010, p. 35). Para la autora, el tér-
Vemos en los discursos presentados, que la mino ―Mujer del tercer mundo‖ se relaciona
conceptualización culturalista es uno de los con las formas en que se representa a las mu-
elementos que permitirían explicar la sobre jeres de los países ―subdesarrollados‖, desde
representación de casos de violencia de géne- una mirada ―occidental‖, construyéndose co-
ro contra mujeres inmigradas; alimentándose mo figuras oprimidas, víctimas del patriarca-
la dicotomía ―nosotros/ellos‖ en términos de do, pobres, ignorantes y culturalmente mar-
―desarrollados/subdesarrollados‖. Así, se con- cadas por su procedencia (Montenegro y Mon-
tinúan ejerciendo discursos en los cuales el tenegro, 2013).
colectivo migrante, en tanto figura social de
Eschle (2003) pone énfasis en la crítica a la
la alteridad, se caracteriza como ―un ser
construcción de la ―Mujer del tercer mundo‖
ajeno, amenazante e incluso hostil a la socie-
que se ha realizado desde algunas corrientes
dad en la que se instalan y de la que forman
del ―feminismo occidental‖, enfatizando los
parte‖ (Lurbe y Santamaría, 2007, p. 61). Es-
efectos perversos que se puedan generar al
tas caracterizaciones, que según Santamaría
codificar la otredad como no occidental, y por
(2002) son reiterativas e insisten en la dife-
ende, a algunas feministas europeas, como
renciación, generan inseguridad y alarma en
occidentales. Esta crítica, se puede hacer ex-
la sociedad de recepción, provocando que ―se
tensible a los discursos que hemos revisado en
asimile a los migrantes […] con un problema
este trabajo, entendiendo que los mismos
específico: el problema de la «inmigración no
construyen un imaginario de la mujer inmi-
comunitaria»‖ (Santamaría, 2002, p. 69).
grada (y de la autóctona), permiten la justifi-
cación de la movilización de recursos institu-

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Más allá de la visibilización 177

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te de ellas mismas como por el resto de la so- Revisión Teórica. Psico, 43(1), 116-126. Recu-
ciedad. Así, los discursos que hemos revisado perado de:
también producen y reproducen ciertas rela- http://revistaseletronicas.pucrs.br/ojs/index.ph
ciones de poder y tienen implicancias en los p/revistapsico/article/view/11106/7626
procesos de atención a la ciudadanía. Como Alencar-Rodrigues, Roberta; Cantera, Leonor y
indican Karla Montenegro y Marisela Montene- Strey, Marlene (2013). Violencia de género en la
gro (2013), las mujeres profesionales que pareja contra mujeres inmigrantes: un estado
ofrecen servicios en las sociedades de recep- del arte. La ventana, 4(37), 41-69.
ción se construyen en oposición a las mujeres Amnistía Internacional (2003). Mujeres invisibles,
que atienden. Así, las primeras no tienen el abusos impunes. Mujeres migrantes indocumen-
peso de estar ―marcadas‖ por su cultura y se tadas en España ante la violencia de género en
definirán en contraposición a las usuarias, las el ámbito familiar. Madrid: Amnistía Internacio-
cuales se presentan como culturizadas y gene- nal, Sección Española.
rizadas, a diferencia de las autóctonas que se Amnistía Internacional (2007). Más riesgos, menos
representarán como libres, laicas y no tradi- protección. Mujeres inmigrantes en España fren-
cionales. Consideramos importante desen- te a la violencia de género. Madrid: Amnistía In-
mascarar la forma en que ciertos discursos ternacional, Sección Española.
construyen, desde un universalismo etnocén- Anthias, Floya (2000). Metaphors of home: Gender-
trico, imaginarios respecto a las mujeres que ing new migrations to southern Europe. En Floya
han decidido protagonizar procesos migrato- Anthias y Gabriela Lazaradis (Eds.), Gender and
rios transnacionales, entendiendo que estos Migration in Southern Europe (pp. 15-45). New
discursos pueden asumir una noción homogé- York: Berg.
nea de las opresiones de todas las mujeres
Balbuena, Patricia (2007). Feminización de las mi-
como grupo, generándose una imagen de graciones: del espacio reproductivo nacional a lo
―mujer promedio del tercer mundo‖ (Eschle, reproductivo internacional. Revista Aportes An-
2003). dinos, 7, 7-14.
Para finalizar, consideramos relevante gene- Bedoya, María Helena (2000). Mujer extranjera:
rar discursos que incluyan las experiencias de una doble exclusión. Influencia de la ley de ex-
mujeres que trabajen y enfrenten el fenó- tranjería sobre las mujeres inmigrantes. Papers:
meno de la violencia de género en el ámbito revista de sociología, 60, 241-256.
de la pareja contra mujeres inmigradas 4. Se Biglia, Barbara y San Martín, Conchi (Coords.)
deben generar puentes que reconozcan las di- (2007). Estado de wonderbra. Entretejiendo nar-
versas perspectivas y voces sobre la violencia; raciones feministas sobre las violencias de géne-
poner énfasis en la complejidad estructural ro. Barcelona: Virus Editorial.
en la que ésta se sitúa; y cuidar las imágenes Camarasa i Casals, Mar (2009). Propuesta de nue-
que se construyen y representan de las muje- vos indicadores para medir los efectos de la vio-
res inmigradas (Rodríguez y Cuenca, 2011; So- lencia de género. Barcelona: Fundació Surt.
koloff y Dupont, 2005), las cuales con sabidu-
Camarasa i Casals, Mar; Francolí i Sanglas, Núria;
ría, estrategia y astucia logran enfrentarse al Rubio, Josefina y Suarez, Ana (2011). Informe
poder y las relaciones de dominación (Grego- Final de recerca: Mecanismes de garantia del
rio, 2010; Juliano, 1998). dret a la seguretat de les dones que es troben o
s’han trobat en una situació de violència mas-
clista fruit de la qual s’ha dictat una ordre d’ al-
lunyament de l’agressor. Barcelona: Fundació
Surt. Recuperado de:
4
En el contexto de los estudios doctorales del primer au- http://ibdigital.uib.es/greenstone/collect/porta
tor, se prevé realizar un trabajo de campo que permita l_social/import/surt/surt0001.pdf
conocer situadamente las agencias de las mujeres para
hacer frente a la violencia de género en la pareja contra
mujeres inmigradas.

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PASTOR CEA MERINO


Doctorando en Psicología Social y miembro del grupo "Fractalidades en Investigación Crítica" de la
UAB. Becario de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica de Chile. Ha trabajado
en el ámbito universitario y organizaciones del tercer sector. Actualmente sus líneas de investigación
se vinculan con la violencia de género y los procesos migratorios.

MARISELA MONTENEGRO-MARTÍNEZ
Profesora del Departamento de Psicología Social de la UAB y miembro del grupo "Fractalidades en In-
vestigación Crítica". Co-coordinadora del Máster de Investigación e Intervención Psicosocial de la Fa-
cultad de Psicología de la UAB. Ha analizado aspectos epistemológicos, metodológicos, políticos y éti-
cos de la investigación y la intervención social y las maneras de reproducción y transformación social,
analizando fenómenos –servicios para personas inmigradas, movimientos sociales, o nuevas tecnolo-
gías– desde una perspectiva crítica.

DIRECCIÓN DE CONTACTO
pastor.cea@uab.cat

FORMATO DE CITACIÓN
Cea Merino, Pastor y Montenegro-Martínez, Marisela (2014). Más allá de la visibilización:
problematizando discursos sobre violencia de género en la pareja contra mujeres inmigradas en
España. Quaderns de Psicologia, 16(1), 167-180. http://dx.doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1194

HISTORIA EDITORIAL
Recibido: 11/03/2014
1ª Revisión: 05/05/2014
2º Revisión: 29/05/2014
Aceptado: 29/05/2014

http://quadernsdepsicologia.cat

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