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Pedro Antonio Garcia Obando

Javier Orlando Aguirre Román


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Lógica y Teoria de la Argumentación

Pedro Antonio García Obando

pgarciao@uis.edu.co - pgarciaoster@uis.edu.co

Javier Orlando Aguirre Román

jaguirre@uis.edu.co - javierorlandoaguirre@gmail.com

Diseño, diagramación e impresión:

División Editorial y de Publicaciones UIS

Carrera 27 Calle 9 Ciudad Universitaria

PBX:6344000 ext. 2 1 9 6

publicac@uisedu.co
Este libro está dedicado a los tres amores de mi vida:

Andrea, Camita y Luisa.

Pedro

En todos los textos en los que reflexiono en torno a la educación,

están presentes mis dos mejores maestros:

Orlando y Gladys.

Javier
PRÓLOGO 7

CAPITULO U N O

Contextualización 9

La inferencia 9

Orígenes de la inferencia 16

lnf erencias emotivas 20

Funciones del lenguaje 22

Lógica y Filosofía 27

Qué es la lógica 33

Orígenes de la lógica 36

Los tres principios fundamentales de la lógica 39

CAPÍTULO DOS

Lógica y Verdad 41

El concepto de verdad 41

La verdad material 43

La verdad por coherencia o formal 46

Verdad por el análisis de las palabras 48

Probabilidad - posibilidad - tautología - contradicción - contingencia 51

Persuadir y convencer 53

CAPÍTULO TRES

Argumentos 57

Premisas y conclusiones 57

Validez, solidez y fuerza de los argumentos 68

Argumentar y demostrar 69

La fuerza de la argumentación 73
CAPÍTULO CUATRO 'yroj · ar·,lfQ_,
Premisas de la Argumentacfón 79

Premisas sobre lo real 80

Premisas sobre lo preferible 83

CAPÍTULO CINCO f 6º/ f 12 d( o .


Falacias en la Argumentación 91

¿Qué son las falacias? ¿Por qué estudiarlas? 91

Clases de falacias 95

CAPÍTULO SEIS

El Silogismo 125

Proposiciones categóricas 125

Silogismos categóricos 139

CAPÍTULO SIETE

Lógica simbólica moderna 157

Los conectivos lógicos 158

Simbolización de proposiciones moleculares 166

Tautologías, contradicciones y contingencias 171

Demostración de validez 173

Demostración por reducción al absurdo 196

Demostración indirecta del antecedente verdadero y el consecuente falso 199

CAPÍTULO OCHO i . f t\cÜ\\!�

Las Técnicas Argumentativas 205

Técnicas de enlace 207

• Los argumentos cuasilógicos 207

-Los argumentos basados en la estructura de lo real 215

-Los argumentos que fundamentan la estructura de lo real 220

BIBLIOGRAFÍA 233
El presente libro está dedicado a tres de los desarrollos más representativos de la lógica:

la lógica t r a d i c i o n a l , la lógica simbólica y la teoría de la argumentación o nueva retórica.

Nos hemos propuesto en él hacer énfasis en el tema de la argumentación, tanto en

sentido formal como en sentido retórico. Tal exigencia obedece a tres razones: primera,

porque los manuales de lógica se ocupan por lo general sólo del estudio formal del

argumento y dejan relegado el tema de la retórica; segunda, porque no se entendería,

con un estudio que abarcara tan sólo el aspecto formal de la lógica, por qué hay otros

argumentos cuya fuerza persuasiva no depende de ninguna formalización; y tercera,

porque, de este modo, hacemos indisoluble la separación entre lógica formal y teoría

de la a r g u m e n t a c i ó n , a la manera original como fue concebida la lógica por Aristóteles.

No es poco el daño que se le ha hecho al estudio de la lógica cuando se considera que la

retórica no hace parte fundamental de e l l a . Aplicar el calificativo de retórico a alguien

no podrá ser, en adelante, un agravio de n i n g u n a n a t u r a l e z a . En s u m a , nos ocuparemos

de la lógica en su sentido más usual, pero extenderemos nuestro trabajo al aspecto

retórico de la lógica m i s m a .

Por otra parte, nos hemos propuesto ejemplificar el tema de la a r g u m e n t a c i ó n a partir de

argumentos más extensos que los que se suelen usar en los m a n u a l e s de lógica formal, en

el entendido de q u e es necesario enfrentar a los e s t u d i a n t e s , desde el i n i c i o de los cursos

de lógica, a textos relativamente complejos en donde los filósofos d e j a n asentada tal o

cual tesis de su p e n s a m i e n t o . No basta, por tanto, con descubrir, en un argumento corto,

sus premisas y su c o n c l u s i ó n ; es necesario, además, aprender a leer argumentos cuya

extensión pasa de u n a p á g i n a , para comenzar a habituarse a las tramas argumentativas

con las que un filósofo i n t e n t a probar sus planteamientos filosóficos.


No hemos obviado la práctica del talento lógico a partir de acertijos frente a los que se

requiere poner en funcionamiento nuestra capacidad inferencial. Es preciso habituarse a

situaciones en las que se nos pide resolver un problema concreto, como propedéutica a

todos los problemas filosóficos con los que se enfrentarán aquellos que continúen en el

ejercicio de la reflexión filosófica.

En conclusión, ampliaremos la perspectiva desde la cual se vienen haciendo los manuales

de lógica, para lo cual entraremos en constante diálogo con la teoría de la argumentación

o nueva retórica. Vista de este modo, la lógica es el estudio de los métodos formales que

permiten distinguir los argumentos correctos de los incorrectos; nos enseña a practicar

el arte de sacar buenas inferencias y a detectar en nuestras lecturas las inferencias

incorrectas y las premisas de las que parte un autor; nos enseña a detectar el frecuente

uso de argumentos inválidos en la vida cotidiana; nos invita a evitar usar esa misma clase

de argumentos; y, como veremos, nos enseña a descubrir las técnicas argumentativas

empleadas en el discurso y a ser más críticos con nuestros propios puntos de vista y con el

de los demás, incluidos entre estos los de los grandes filósofos.

Este libro ha sido elaborado pensando en los estudiantes del curso de lógica del programa

de Filosofía de la Universidad Industrial de Santander, pero en general es útil como

propedéutica a los estudios universitarios.

Aparte un reconocimiento a la Universidad Industrial de Santander, a nuestros colegas de

la Escuela de Filosofía (Mario Palencia, Judith Nieto, Mónica Jaramillo, Jorge Francisco

Maldonado, Francisco de Lara, Alonso Silva, Cristian Quintero, César Hernández, Martín

(amargo, Henry Flantrmsky y Carlos Raúl Díaz), y muy especialmente a nuestros estudiantes,

quienes, además de animar nuestro trabajo, se resisten a no aprender lógica.

Este libro también fue posible porque, desde hace ya más de 30 años, se comenzó en

la Universidad de Caldas un proceso de formación cuya línea generacional partió del

profesor Luis Enrique García, se extendería luego con el profesor Carlos Emilio García,

hasta prolongarse a Santander, desde donde los autores del presente libro emprendieron la

tarea de mantener vivo el amor por la lógica.


LA I N F E R E N C I A

Si nuestro conocimiento estuviera restringido a la percepción de los hechos que se presentan

directamente a nuestros sentidos, nuestra información sobre el mundo sería bastante

limitada, pues sólo podríamos hablar de aquello que en un momento dado estuviéramos

viendo, palpando, oyendo etc. Estaríamos confinados, en fi n , a afirmaciones tan simples

como: "es de día", "hay rosas rojas", "el sol ha salido esta m a ñ a n a " "el agua está salada",

"en el parque hay una iglesia", "está lloviendo"; afirmaciones que, como queda claro,

dependen exclusivamente de la evidencia que nos llega a través de los sentidos.

Sin embargo, nuestro conocimiento del m u n d o es mucho más amplio del que se nos ofrece

directamente a nuestra percepción, e, incluso, más amplio del que alcanzamos a recordar

gracias a nuestra memoria. En efecto, buena parte de nuestro conocimiento es inferencial,

es decir, derivado de información previa, de otros conocimientos, u otros datos, como

cuando alguien es capaz de inferir que " u n extraño se acerca a la casa, ya que el perro está

ladrando y n u n c a lo hace en presencia de conocidos"; o cuando inferimos que "grandes

extensiones de tierra estuvieron cubiertas hace cientos de años por el mar, pues se han

encontrado fósiles marinos en algunas montañas continentales". Si no pudiéramos en estos

casos hacer inferencias, nunca atinaríamos a resolver problemas tan elementales como

"¿por qué está ladrando el perro?" o "¿por qué hay fósiles marinos en lugares distintos al

mar?" Sólo podríamos afirmar, en estos casos, que el perro ladra y que hay fósiles marinos

en determinado lugar de la tierra; es decir, afirmar sólo aquello que estamos observando.

Pero, como hemos dicho, somos capaces de ir más allá de estos escuetos datos y sacar

inferencias a partir de ellos: "si el perro ladra hay extraños en la casa", "si hay fósiles
marinos en la tierra, entonces el mar debió de haber llegado hasta esos lugares hace

cientos de años". Inferir es, por lo tanto, derivar información nueva a partir de otra

dada previamente; llegar a datos nuevos a partir de otros conocidos con anterioridad;

es, en otras palabras, sacar conclusiones con base en afirmaciones distintas de ellas pero

relacionadas lógicamente. Sin la facultad de inferir, corno dijimos, estaríamos limitados a lo

que se nos presente a la evidencia directa, en cuyo caso sólo podríamos hacer afirmaciones

relacionadas con el " a q u í " y el "ahora".

Pensemos ahora en las siguientes proposiciones e intentemos determinar en que nos

fundamentamos para a ñ r m a r que son ciertas o que no lo son:

• En Bucaramanga están construyendo nuevas vías para transporte masivo.

• En Bucaramanga la carrera 27 nos permite ir al sur.

• Juan, mi vecino, es mortal.

• Mañana se parará la Tierra.

• Ningún triángulo tiene cuatro ángulos.

Queda claro que las primeras dos proposiciones son verdaderas, y para ello sólo tenemos

que decir que nuestra experiencia así lo comprueba. En efecto, es sólo cuestión de mirar

y ver que en Bucaramanga hay vías que se vienen construyendo, y sólo tenemos que salir

de la universidad por la carrera 27 para ver que llegamos al sur; dicho de otro modo, no

necesitamos de n i n g u n a inferencia para saber que esas dos proposiciones son verdaderas.

Pero que Juan es mortal, en c a m b i o , es algo que no podemos saber apoyándonos en nuestros

sentidos, pues hasta el momento Juan está vivo. ¿Diremos que es mortal cuando se haya

muerto? Eso sería tan trivial como decir que Juan era soltero hasta cuando se casó, o que

María está soltera porque aún no se ha casado. Es obvio que si Juan se muere él entonces

es un ser mortal; pero ... ¿cómo saber que es mortal en este momento? Como se darán

cuenta, no podemos determinar que Juan es mortal de la misma manera como sabemos que

las dos primeras proposiciones son verdaderas. Sin embargo, podemos hacer la siguiente

inferencia: "puesto que todos los hombres son mortales y Juan es un hombre (en todo caso

no es un ángel), entonces de ahí podemos concluir que Juan es m o r t a l " . Es decir, llegamos

a la verdad de que Juan es mortal apoyándonos en otras dos afirmaciones, de las cuales

derivamos la verdad de una tercera, valga decir, la afirmación de que Juan es mortal. Por

otra parte, la última proposición es a todas luces una proposición verdadera, aunque la

fuente de dicha verdad no esté en una comprobación empírica, y aunque tampoco tengamos

que construir n i n g u n a inferencia para lograr determinar la verdad de dicha proposición. Sin

más, la proposición "ningún triángulo tiene cuatro lados" es verdadera por el mero análisis

de las palabras que la componen.

Ahora bien, muchas de nuestras inferencias son tan automáticas que pocas veces nos damos

cuenta de que estamos sacando conclusiones a partir de los datos que tenemos. Uno espera

el bus en el paradero bajo el supuesto de que el bus va a pasar, aunque, obviamente,

nadie expresa verbalmente la siguiente inferencia: "puesto que el bus va a pasar por este

paradero, entonces me hago en él para ir a la Universidad". Otro ejemplo: todos salimos

para la casa por la noche bajo el supuesto de que la casa sigue estando donde la dejamos

cuando salimos por la mañana; pero nadie se dice a sí m i s m o : "puesto que la casa está

ahí mismo donde la dejé por la m a ñ a n a , entonces me voy para la casa". Y, sin embargo,
es obvio que cuando decidimos irnos para la casa es bajo el supuesto de q u e la casa sigue

estando ahí, bajo el supuesto de que no la ha levantado un tractor y que tampoco los

talibanes le han dirigido un avión pocas horas antes. Como d i j i m o s , realizamos inferencias

de una manera tan rápida que pocas veces nos percatamos de q u e detrás de esas mismas

conclusiones operan supuestos que por lo general no explicitamos.

Ahora ... ¿qué pasaría si el bus que esperamos no llega; o si, de repente, cuando lleguemos

a la casa no hay ya casa? Seguramente tendríamos que a d m i t i r que nuestros supuestos, es

decir, la información o los datos que dábamos por hechos, no eran tales; en otras palabras,

que cuando nos paramos en el paradero era apenas un supuesto el de que iba a pasar el

bus, y que cuando nos vamos tan confiados para la casa es apenas un supuesto que la casa

sigue estando donde estaba horas antes. Así, m u c h a s de las inferencias que sacamos en

la vida diaria son tan automáticas que nos sorprendemos solamente cuando nos damos

cuenta de que no funcionan, cuando el mundo "falla" a nuestro alrededor. De cualquier

modo, es una fortuna que en el m u n d o las cosas ocurran con una relativa regularidad, pues

de lo contrario estaríamos expuestos a una incertidumbre azarosa y desconcertante. Las

lámparas no se caen constantemente de su sitio, los muros regularmente no se desploman,

las sillas en las que nos sentamos no están dañándose a cada momento, ni los pájaros viven

haciendo sus necesidades sobre las cabezas de los desprevenidos transeúntes. Si en estos

casos sucediera con frecuencia todo lo contrario, nadie se pararía debajo de una lámpara,

al lado de una pared, debajo de un árbol, e t c . , etc. Derivar conclusiones o sacar inferencias

a partir de datos, información, hechos o conocimientos previamente aceptados, es, sin

lugar a dudas, uno de los logros más importantes de la especie h u m a n a . Con todo, no hay

que confiar demasiado en nuestras inferencias, pues puede resultar que muchas de ellas

se queden sin piso; menos aún confiar, sin ningún sentido crítico, en las inferencias de los

demás. Un estudiante le dice a otro: "ese profesor es un borrachín, sólo mírale cómo tiene

los ojos de h u n d i d o s " ; y el otro, más insensato todavía, agrega: "y no sólo eso, yo creo que

es alcohólico y tiene problemas con su esposa". ¿De dónde han sacado estas inferencias?

Un análisis desprevenido del asunto nos enseñará que estas inferencias, y muchas otras

que derivamos en nuestra vida cotidiana, no tienen ningún sustento, pese a que queramos

hacerlas pasar por buenas inferencias, o pese a que no logremos captar que se trata de

inferencias incorrectas. Una buena dosis de Lógica nos enseñará a derivar conclusiones

correctas, nos enseñará a argumentar de una mejor manera y a defender nuestros puntos

de vista y no aceptar aquellos que son claramente incorrectos.

Veamos ahora un ejemplo de inferencia paso a paso, algo complejo pero divertido a la hora

de poner a prueba nuestra capacidad inferencial.

La famasa guerra de Troya duró diez años, y en ella participó un nutrido grupo de héroes

griegos, cuyas hazañas cantó el gran Homero. Averigüemos dónde nacieron cuatro de los

más destacados, y quiénes fueron sus esposas y padres relacionando todos los datos en el

cuadro de abajo. Se trata de llevar a cabo inferencias con la información que se tiene para
1•
dar con los nombres que se p i d e n La información de la que vamos a partir es la siguiente:

Este juego lógico lo encontramos en la siguiente dirección de Internet: http: I lwww.tarkus.info/

juegos/03_n.htm
1. El esposo de Crésida nació en la antiquísima ciudad de Argos.

2. Penélope contrajo matrimonio con el hijo de Laertes.

3. El caballeroso Héctor nació en Troya; y el esposo de Clitemnestra, en Micenas.

4. El suegro de Andrómaca fue Príamo (cuyo hijo no fue Odisea).

5. Odisea vino al mundo en ta montañosa isla de Ítaca.

6. Diómedes fue hijo de Tideo.

7. Atreo fue el padre del valeroso Agamenón (que no nació en Argos).

Estos juegos o problemas lógicos son muy útiles para comenzar a comprender las principales

características de la lógica. En cada uno de ellos tenemos un problema: debemos resolver el

ejercicio que se nos propone, es decir, completar la tabla a partir de la información que se

nos suministra.

En este caso, con la información que tenemos, fácilmente podemos completar los siguientes

espacios, pues allí se nos dice claramente que a) Héctor nación en Troya, b) Odisea nació en

Ítaca, c) Diómedes fue hijo de Tideo y d) Agamenón fue hijo de Atreo.

Diómedes

Héctor

Odisea

En principio, con la información que tenemos a la mano sólo podemos rellenar los anteriores

espacios. ¿Y los demás? Pues bien, este es justamente el problema que debemos resolver.

Para ello, podríamos pensar al menos en tres métodos. El primero consistiría en acudir a

nuestra " i n t u i c i ó n " . Esto quiere decir que podríamos intentar adivinar la información que

debe ir en cada cuadro e ir contrastando estos intentos con el resto de información que aún

no hemos usado. La apelación a la "fe" o a la intuición es una forma más común de lo que

a veces estamos dispuestos a admitir para fundamentar muchas de nuestras afirmaciones.

Piénsese por ejemplo en estas aseveraciones: "Este año será el año de mi suerte", "yo

tengo un ángel que me cuida", "mi novia me es completamente fi e l " , "presiento que

andabas con tus amigotes".

Para el caso concreto de nuestro problema de los Héroes, podríamos intuir que Agamenón

fue el esposo de Crésida y que, por lo tanto, según lo que se nos dice en el numeral 1,

Agamenón nació en Argos.


Héroe Nació en Hijo de Esposo de

Agamenón Argos Atreo · . (resida

Diómedes Ti deo

Héctor Troya

Odisea Ita ca ·.,¡•

Ahora bien, vemos que esta adivinanza es problemática porque en el numeral 7 se nos dice

claramente que Agamenón no nació en Argos. Así que hemos caído en un error. Podríamos

intentar otra adivinanza y suponer ahora que el esposo de Crésida es Odiseo, pero esto

tampoco puede ser porque ya sabemos que Odiseo nació en Ítaca. Este método de "adivinar"

es en realidad un método de "prueba y error" que no parece traer muchos resultados, pues

puede suceder que sólo lleguemos a la solución correcta después de haber intentado todas

las posibilidades. Adivinar es, con seguridad, mucho más fácil que pensar, pero también,

dado el caso, mucho más peligroso.

Una segunda forma de intentar resolver nuestro problema de rellenar las casillas puede

ser acudiendo directamente a una biblioteca en búsqueda de los libros adecuados que nos

puedan informar acerca del lugar en donde nacieron estos héroes, así como el nombre de

sus padres y de sus esposas. Si esto hacemos, fácilmente sabremos, por ejemplo, que Odiseo

fue el esposo de Penélope, y que fue hijo de Laertes. Muchos de nuestros conocimientos

provienen de información que extraemos de la lectura de libros, o, como dijimos, de

comprobarlos empíricamente con ayuda de nuestros sentidos, como cuando queremos saber

si el día está soleado. Al respecto, no tiene mucho sentido que intentemos adivinarlo sino que

acudamos directamente a una prueba empírica, en este caso, la experiencia de asomarnos

por la ventana y comprobar directamente si es cierto o no que el día está resplandeciente.

Recordemos, sin embargo, que este procedimiento es bastante limitado, pues no son muchas

las cosas que podemos comprobar basándonos en la experiencia directa de los sentidos.

Pues bien, una tercera forma mediante la cual podemos saber acerca de nuestros héroes es

mediante la aplicación de la lógica, valga decir, derivando inferencias correctas a partir de

los datos iniciales con que contamos. Como lo señalamos anteriormente, una gran parte de

nuestros conocimientos los aceptamos, no porque acudamos a nuestras intuiciones o certezas

psicológicas, ni porque los comprobemos directamente por nuestra propia cuenta, sino porque

son conocimientos que podemos derivar o inferir de otros conocimientos que ya hemos aceptado

como verdaderos. ¿Cómo puedo estar seguro de que mañana saldrá el sol? Sólo porque yo sé

que todos los días sale el sol, y que mañana será otro día como cualquier otro. Por lo tanto, de

ahí concluyo que mañana efectivamente saldrá el sol.

En el caso de nuestro problema de los Héroes, simplemente necesitamos mirar toda la información

que tenemos en los numerales 1 a 7 y, a partir de ahí, sacar las conclusiones correctas que nos

permitan conocer la información que nos hace falta. Veamos; esto es lo que tenemos:

Héroe Nació en Hijo de Esposo de

Agamenón Atreo

Diómedes Ti deo
���-�-t---��������--1-��������-t-��������-.

Héctar Troya

Odisea ltaca
El numeral 7 nos dice que Agamenón, quien fuera hijo de Atreo, no nació en Argos. Esto

quiere decir que Diómedes tuvo que ser el héroe que provino de aquella tierra, pues

ya sabemos que Héctor nació en Troya y Odiseo en Ítaca. Así que, con total seguridad,

podemos escribir en nuestra tabla que Diómedes nació en Argos.

Diómedes

; Héctor

I Odiseo

Ahora, si Diómedes nació en Argos, Héctor en Troya y Odisea en Ítaca, ¿quién sino Agamenón

pudo haber nacido en Micenas? En efecto, la información de los numerales 1 a 7 nos habla

de cuatro ciudades: Argos, Troya, Ítaca y Micenas; y ya hemos usado las tres primeras en

Diómedes, Héctor y Odiseo respectivamente. Por lo tanto, es absolutamente seguro que

Agamenón nació en Micenas.

Diómedes

Héctor

Odiseo

Pues bien, si Agamenón nació en Micenas, podemos concluir, con toda tranquilidad, que fue

esposo de Clitemnestra, pues esto es lo que nos dice el numeral 3. Así que podemos escribirlo.

Diómedes

Héctor

Odiseo

Además, también podemos estar seguros por lo que nos dice el numeral 1 que Diómedes

fue el esposo de Crésida porque ya sabemos que él nació en Argos.

Héctor

Odiseo

Por su parte, el numeral 4 nos dice que el suegro de Andrómaca fue Príamo; lo que quiere

decir que uno de los héroes tuvo que haber sido esposo de Andrómaca y, a la vez, hijo de

Príamo. Ahora bien, el mismo numeral nos dice que este héroe no puede ser Odisea; por lo
tanto, podemos c o n c l u i r que debe ser Héctor, pues a los otros héroes ya les hemos asignado

esposas. Héctor fue pues hijo de Príamo y esposo de Andrómaca.

\ >.M'�'

Héroe, Nació en Hijo de Esposo de

Agamenón Micenas Atreo Climenestra

Diómedes Argos Ti deo Crésida


::·:.:¡:

Héctor :1:
Troya ¡
, ' Príamo Andómaca

Odiseo !taca

Finalmente, el numeral 2 nos ha bl a de una cuarta esposa que contrajo matrimonio con

el hijo de Laertes. La tabla nos muestra que el único héroe al que no le hemos asignado

esposa es a Odiseo. Por lo tanto, podemos estar seguros de que Odiseo fue el esposo de

Penélope, y, a su vez, el hijo de Laertes. Y con esto, sin necesidad de a d i v i n a r ni de i r a

ni n g u n a biblioteca ni de haber conocido directamente a estos héroes o ser uno de ellos,

hemos completado la tabla que antes parecía tan difícil de completar. Y lo hemos hecho

aplicando únicamente la lógica; es decir, realizando inferencias correctas a partir de la

información que ya teníamos a nuestra disposición.

Héroe Nació en Hijo de Esposo de

Agamenón Micenas Atreo Climenestra


:1:,¡

Diómedes Argos Ti deo


,,,

Crésida

Héctor Troya Priamo Andrómaca

Odiseo ltaca Laertes R,�9élope

Para recapitular: en términos formales, una inferencia es una expresión de la forma:

"dada esta información, (A), puedo concluir otra, ( B ) , siendo (A) la información aceptada

previamente, o dada, y (B) la información nueva que se deriva de (A)". La lógica estudia

estas formas inferenciales. En términos psicológicos, por otra parte, la inferencia es el

proceso mental mediante el cual relacionamos la información disponible y llegamos a

otra información nueva relacionada con la primera. Como veremos, estos procesos son

altamente complejos y muy especializados en la conducta h u m a n a .

Ejercicio

a. Dé cinco ejemplos de inferencias correctas, con sus propias palabras, partiendo del caso

anterior.

b. Derive cinco inferencias a partir de la siguiente afirmación: "Todos los banqueros son

capitalistas".

c. Escriba con sus propias palabras lo que entiende por inferencia.


d. En cierta prisión se encontraban recluidos tres inteligentes y lógicos prisioneros. Los tres

pagaban una condena de cadena perpetua. Uno de ellos tenía una visión normal, otro

sólo contaba con un ojo y, el tercero, era completamente ciego. Un buen día el carcelero

les propuso un reto: "Tengo 5 sombreros. Dos de ellos son rojos y tres son blancos. Voy

a seleccionar tres sombreros para colocarlos en sus cabezas de forma tal que ninguno de

ustedes pueda ver el sombrero que tiene en su cabeza, pero, si lo desean, puede ver el

sombrero de sus compañeros. Si alguno de ustedes es capaz de decirme de qué color es

el sombrero que tiene en su cabeza le daré la libertad. Pero sepan que si se equivocan les

cambiaré su cadena perpetua por la pena de muerte. Claro, también pueden escoger "pasar"

y su pena seguirá siendo la m i s m a " . Primero que todo el carcelero le peguntó al prisionero

con vista normal. Este prefirió pasar. Después le preguntó al prisionero con un solo ojo, quien

también decidió pasar. El carcelero, al ver esto, no iba a preguntarle nada al ciego, pero éste

se apresuró a decirle: "¡Carcelero! No tengo necesidad de ver. De lo que mis compañeros con

ojos han dicho o no han dicho yo puedo "ver" con toda claridad que mi sombrero es de color

__ " Y efectivamente el prisionero ciego recobró su libertad. ¿De qué color era el sombrero

del prisionero ciego y cómo lo supo él?

e. En cierta sociedad, muy diferente de la nuestra, los políticos siempre mienten mientras que

los no políticos siempre dicen la verdad. Un extraño se encuentra con tres nativos de dicha

sociedad y la pregunta al primero de ellos: "¿Eres un político?". El primer nativo responde a la

pregunta. Después, el segundo nativo afirma que el primero negó ser un político. Finalmente el

tercer nativo dice que el primer nativo es un político. ¿Cuántos de los nativos son políticos?

f. En la siguiente "suma de letras" cada letra debe ser reemplazada por un número único de O a

9. Lo que sabemos es que a la letra D le corresponde el número 5 . ¿Qué número le corresponde

a las demás letras?

-=..___(·--�."- � QÁ. J.. ¿ " M

- - r:
--�,.;,_ ' L-\.-� J�.:t..-�·
D

G
o
E
N

R
A

A
L

L
D

R o B E R T

O R Í G E N E S DE LA I N F E R E N C I A

Para nadie es un secreto que los seres humanos tenemos la capacidad de razonar, de inferir,

de sacar conclusiones. Ya lo hemos comprobado. Pero, ¿existe alguna prueba científica que

nos asegure que dicha capacidad nos diferencia de otras criaturas del universo?

La psicología evolutiva ha proporcionado el experimento conocido como experiencia

de Buytendijk, que "muestra mejor que otros - según palabras del psicólogo ruso

Alexander Romanovich Luria - las diferencias entre el pensamiento del hombre y el de los
2•
animales"

En la prueba se disponía una serie de recipientes. En presencia de un a n i m a l (aves, perros

o monos), se colocaba un alimento en el primero de estos recipientes y se lo cerraba. El

animal se dirigía entonces al lugar y lo encontraba. Después, y sin que el animal se percatara

de ello, el experimentador ponía el alimento en el segundo recipiente. Ahora el animal

2 LURIA, Alexander. Conciencia y lenguaje. Madrid: Pablo del Río- Editor, S . A. 1979 p . 1 2 .

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