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17. ARISTÓTELES, C.11 n.1-12 (BK 422b17): S. Th. lect.22.23 n.517-550. 18.
ARISTÓTE- LES, De An. 2 c.9 n.2 (BK 421al8): S. Th. lect.19 n.481.
c. Aristóteles nunca incluye al sentido común en sus enumeraciones de los sentidos inter-
nos; más bien lo integra, a modo de un sexto sentido superior, en el conjunto de los sentidos
externos. Su objeto propio serian los sensibles comunes, es decir, aquellos aspectos de la reali-
dad sensible que dos o más sentidos externos perciben conjuntamente —aunque por razón dis- tinta
— por y en su sensible propio (movimiento y quietud, número, figura, extensión), y sus funciones
son las de distinguir entre sí las diferentes cualidades sensibles —el color del sabor, etcétera—,
unificarlos en su referencia a un mismo objeto —la manzana, por ejemplo—, fun- damentando así
lo que podemos llamar conciencia sensitiva (percepción sensorial de que ve- mos, oímos,
gustamos, etc.). Avicena será quien por vez primera, de modo claro y terminante, integre al sentido
común entre los sentidos internos, quien afirme que su objeto propio no son los sensibles
comunes, sino las sensaciones de los sentidos externos (ver, oír, etc.), de lo que se derivan las
funciones correspondientes, que son las ya establecidas por Aristóteles. Averroes, los averroístas
medievales y S. Alberto Magno subscribirían la doctrina aristotélica. Tomás de Aquino se moverá en
la dirección señalada por Avicena.—Una exposición comparada de la doctrina sobre el sentido
común y sus relaciones con los sentidos externos y los otros sentidos internos en Aristóteles,
Avicena, Averroes y Alberto Magno, en M. UBEDA PURKISS, El «sensus communis» en la
psicología aristotélica: Salmanticensis 3 (1956) 30-67.