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ARQUITECTURA
HISTORIA DE LA ARQUITECTURA

SEMINARIO DE LECTURA Y DISCUSIÓN DE FUENTES.

PROFESOR: SILVIO PLOTQUIN


AUXILIAR: GUSTAVO ALONSO SERAFÍN

ESTUDIANTES:
Bautista Gustavo.
García Matías.
Taboada Santiago.

“El Talabartero”. Revista de Arquitectura. Enero de 1944.

Loos y la Modernidad
Loos, Adolf (1870-1933)

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INTRODUCCIÓN

El texto se presenta como una especie de mensaje criticando la modernidad. Expondremos ¿Por qué Loos escribe esta historia? ¿en
qué contexto la escribe?
Lo que está claro es que El Talabartero se relaciona directamente la manera de pensar del autor. Ideas que marcaron toda su vida y sus
obras.
¿qué es la modernidad? ¿cómo esa manera en que se debe proyectar algo? ¿basándonos en la corriente moderna? Esas son las
preguntas de Adolf, y las respuestas están en este pequeño texto.

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NOTICIA DEL AUTOR Y PUBLICACIÓN DEL TEXTO

El autor Nació en Brün en una familia de ascendencia alemana, su padre estudió en la Academia de Bellas Artes de Viena y se
radicó en Brno en 1861, donde trabajo de escultor y maestro picapedrero, y su madre provenía de una familia burguesa de Iglau.
Loos cree que la arquitectura es un arte que no puede separarse de la vida, sino que es un medio esencial para que el hombre viva de
acuerdo con su época, es decir, lleve a cabo una forma de vida realmente moderna. Uno de sus objetivos era alentar a sus compatriotas
austriacos a cambiar su estilo de a través de la utilización de los avances tecnológicos. En su periódico fundado en 1903 llamado “Das
Andere” (Lo Otro) llevaba como subtitulo “un periódico para introducir la cultura occidental en Austria”, este analizaba todos los
ámbitos de la vida cotidiana, tanto particular como social. Sus propuestas fueron bien aceptadas en el campo social y cultural, aunque
no tanto dentro de la arquitectura.
Adolf Loos quedó marcado profundamente por el taller de su padre lo cual profundizó su conocimiento acerca del trabajo artesanal y
es donde reconoció el valor de lo auténtico y entonces atacó la tutela que ejercían los arquitectos sobre los artesanos. Luego pasó
unos años en Estados Unidos, los cuales fueron marcados principalmente por la pobreza y por el afán de aprender.
En la primavera de 1896 consigue trabajo como arquitecto y en mayo de ese mismo año Loos es llamado a Austria para participar en
las maniobras militares. Al volver a su patria se le presenta un proceso de incapacitación que había iniciado su madre quien estaba
furiosa por su viaje a América, sin embargo, si bien Loos no perdió el proceso, sus posibilidades de ser arquitecto en Viena se retrasaron
unos años por este motivo.
Loos se empleó con Karl Mayreder, arquitecto y profesor de la Escuela Superior Técnica de Viena. Su mujer era una “defensora” de los
derechos de la mujer en Austria, ella junto a las experiencias vividas en EUA. Fueron el estímulo para la visión de Adolf sobre la
liberación de la mujer europea, que debían desprenderse del rol que se le había adjudicado a través de los siglos. También trabajo para
la célebre firma de decoraciones y muebles F.O. Schmidt, para la cual realizaba diseños y a la que más adelante encomendó trabajo de
su actividad profesional independiente. Un año después (1897) Loos obtuvo su primer en encargo que le permitió renunciar a su
empleo de la Firma F. O. Schmidt. El sastre vienés de la corte imperial, Ernest Ebenstein le encomendó la decoración del Salón en el
Kohlmarkt, éste fue el primero que realizó de un total de diez locales, el último fue treinta años después en Paris.
En 1898 realizó la decoración del “Café Museum” y una sastrería para Goldmann y Salatsh, uno de los más importantes de sus
comitentes, Así también lo hizo con el Club vienés para la Mujer en el 1900. Estos trabajos junto a sus numerosas decoraciones elevaron
su reputación como arquitecto.
En 1902 se casó por primera vez. Su esposa fue Lina Loos, quien luego fue un eslabón importante en la vida cultural vienes. Su
matrimonio solo duró 2 años y fue el comienzo de varias relaciones insatisfechas con sus parejas.
Adolf construyó su primera casa en Suiza en 1903, fue llamada la Villa Karma. Se trataba de una pequeña construcción existente, que
remodeló y transformó en una importante villa de características palaciegas.
En los años siguientes predominaron los encargos de trabajos de decoración de interiores de viviendas, algunos negocios y locales
como el negocio de plumas ornamentales Steiner en la Kärtnerstrase (1906) y el Kártnerbar (1907).
En 1909 construye finalmente su obra más importante, el edificio de comercio y viviendas en el Michaeleplatz, situada directamente
frente al palacio Hofburg en Viena. Puso en práctica una nueva concepción que para la Viena de ese tiempo era inaudita.
“En la planta baja y en el entrepiso resuelve magníficamente el espacio de los salones comerciales. Las formas simples, claras y neutras
dejan resaltar las riquezas propias de los materiales elegidos. La máxima calidad del trabajo artesanal la obtiene a través de los trabajos
de ebanistería encargados a carpinteros ingleses que tienen gran experiencia en el tratamiento de molduras de caoba.

Durante muchos años estos salones de la planta baja y del entrepiso constituirían el local más bello y moderno de Viena. La sección de/
artículos deportivos ubicada en el sótano conserva aún en la actualidad, sus cualidades funcionales. Sin embargo, arriba Loos diseño
la fachada de las viviendas sin decoración alguna.”. – Burkhardt Rukschcio y Roland Schachel- 1982.
Las autoridades vienesas no querían aprobar el proyecto, porque para ellos la época de las viviendas lisas barrocas ya habían pasado.
Luego de esto el compromiso de Loos de agregar maceteros a la fachada apaciguó lentamente el gran escándalo.

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Luego de varios trabajos Adolf Loos murió a causa de una enfermedad nerviosa el 23 de septiembre de 1933 en un sanatorio privado
en la cercanía de Viena. Hoy yace en un monumento dedicado por la ciudad de Viena bajo una lápida diseñada por él mismo.
Este texto es de principios del siglo 20y se publica en argentina en 1944 por la revista de arquitectura de la Sociedad Central de
Arquitectos. Es claro decir que en buenos aires las discusiones sobre la modernidad se llevaron a cabo en la década de 1930. Suponemos
que esta publicación tiene lugar en ese contexto de debate.

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LECTURA Y ANÁLISIS DEL TEXTO

“El Talabartero” cuanta la historia de un maestro guarnicionero que va a la universidad porque se


entera de una corriente moderna que surgió. Él quiere superarse y para ello va creyendo que ellos le podían
ayudar. Presenta al profesor sus monturas que el producía. El profesor las observa y le responde que las mismas
no eran modernas, más adelante dice que el maestro carecía de fantasía. El profesor llama a sus alumnos a que
diseñen sus propias monturas, ellos lo hacen. El maestro vuelve y ve los diseños, pero se encuentra que estos
no eran eficientes porque sus diseñadores carecían de conocimiento en cuanto al uso y fabricación.

Lo que caracterizo a Adolf fue su pensamiento muy independiente. En su juventud, en lugar de irse a oriente se
va a Estados unidos y se encuentra con las obras de Sullivan. Desde lo primitivo buscaba una manera particular
de comprender el espacio. Loos venia de Viene, un mundo en el que se veía objetos cotidianos, como teteras,
zapatos, máquinas de coser, entre otros, llenos de decoro, absolutamente desnaturalizado. Esto era producido
por una corriente artista moderna llamada Secesión. Loos se enfrenta a esta corriente, de ella habla en el texto,
cuando dice: “Sucedió que se produjo en la ciudad un extraño movimiento revolucionario” 1. La Secesión tenía
características muy particulares. En la arquitectura se hacía un abuso del ornamento a tal punto que un edificio
dejaba de tener su esencia principal, cosa que ya no se sabía que era. Podemos encontrar un claro ejemplo de
esto en el Pabellón de la Secesión construido en el año 1898 en Viena, por el arquitecto José María Olbrich. En
la imagen (imag. 1.1) se ve claramente una cúpula, pero esta se encuentra conformada por infinidad hojas
latadas de a una, bañadas en oro. Loos opina que esta es una arquitectura que no tiene nada para ofrecer, que
es infantil, nada parecido a los rascacielos de Sullivan. Según él el ornamento en una surte de trabajo
esclavizante producido por aquellos que no pueden acceder los logros de la burguesía. Podemos decir que Adolf,
al ser hijo de un maestro picapedrero y escultor, que la vida lo preparó para estos temas en el taller de su
padre. Allí trabajaban escultores, picapedreros, talladores, letrista, pintores, barnizadores, doradores, albañiles,
cementistas, herreros. Eso le permitió, según él, comprender el espíritu de todo el trabajo artesanal. Producir
la cúpula del Pabellón de Secesión requiere tiempo, técnica e inversión que es totalmente innecesaria. Para él,
esta arquitectura era producida por el arte, fruto de una fantasía, carente de fundamentos en relación con su
uso y forma. Su postura era clara, opinaba que las artes eran un instrumento sujeto a las necesidades del
hombre, es decir, ella no definía la forma, ni como un objeto era. En un parte del texto el profesor amonesta
al maestro por carecer de fantasía: “Querido maestro, usted no tiene fantasía. ¡Fantasía! Pero no sabía que en
la actualidad fue precisa para hacer sillas de montar”2 . En este fragmento el autor quiere expresar que la
arquitectura no es fruto del arte, sino que la misma persigue un fin para la fue creada, para que el hombre la
habite, sea confortado y protegido por ella. Esta fue la razón principal por la que Loos desestimaba el ornamento
es los edificios. Tanto es así que en el año 1908 escribió un tratado en contra de este, que se llamó “ornamento
y delito”.
Para Adolf la ciudad, en su momento, era tan reciente de su creación, que no encontraba su forma de construir.
Por esa causa se hacían edificios y casas con características muy similares a los templos y las iglesias, con su
lujo y su ornamento. Él se plantea una pregunta, ¿cómo se construye en la metrópoli?, su respuesta fue que el
arquitecto como todo ciudadano carece de cultura. Lo que tiene cultura es el trabajo del campesino. por esta
razón se va a buscar a un primitivo, un trabajador del campo, un maestro. Para el campesino la cultura es
innata. Cuando se habla de la cultura nos referimos a la sencillez con que las cosas se hacen, la cual proviene

1
Loos, Adolf “El Talabartero”. Revista de Arquitectura. Enero de 1944. Página 8
2
Loos, Adolf “El Talabartero”. Revista de Arquitectura. Enero de 1944. Página 8

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de un saber innato de hace siglos. El campesino no tiene que inventar, sino que la forma está estrictamente
relacionada con la forma en que se lo usa y su fabricación. Por esta razón en el texto el maestro dice:” ¡Señor
Profesor! si yo tuviera tan pocos conocimientos de equitación, de caballos, del cuero y del trabajo, como vos,
tendría sin duda una fantasía igual a la vuestra”3. Vemos una clara diferencia con la corriente Moderna, la cual
quiere hacer atractivo un producto, porque supone que en esa atracción se encuentra la moda y el consumo. Si
observamos la cúpula del Pabellón de la Secesión (imag. 1.2) veremos que al no cumplir su función de cubrir,
sino que es abierta, se vuelve superflua.
En cambio, la producción de objetos que siempre existieron, es decir desde hace siglos, debido a que han sido
perfeccionados de tal manera que responden a su uso, sobreviven, no pasan de moda. “¿Dónde estarán los
trabajos de Olbrich en 10 años?... El Ornamento moderno …. es recibido con alegría por gentes incultas, para
quienes la grandeza de nuestro tiempo es un libro de siete páginas, y al poco tiempo lo rechazan” 4, afirmaba
Loos.
Otra postura que toma Loos sobre la industria es que si la misma se dedicara a construir los elemento como
como le salen, el mundo sería mejor. Si uno entiende el objeto partiendo de su uso, de allí su forma y su
fabricación es mejor que si me lo pongo a diseñar. “Largo rato miro el maestro los dibujos, sus ojos veían claro,
cada vez más claro”5, ahí está claro que el maestro está observando los diseños rebuscado y desnaturalizados
de los alumnos y el profesor. En cuanto me lo pongo a diseñar estoy agregando algo que no es ni uso, ni forma,
ni producción.

Una de las obras más ejemplares de las ideas de Loos es la casa Müller. Está construida con lo que la
metrópoli ha producido, no hay capiteles no hay estatuas, no hay metales preciosos, no hay agregados. Al
igual que Wright, Loos tiene un lenguaje para la ciudad y un lenguaje para el interior.
Pensaban para el exterior u estilo doméstico que tuviera relación con la ciudad y uno interior que tuviera que
ver con su uso. Por ejemplo, para Adolf, en la ciudad no hay un lenguaje, la ciudad es ruido de muchas
gentes, no tiene expresión, por eso elije una pared blanca para sus casas (imag 1.3). En su interior (Imag.
1.4) observamos que sus elemento de confort están, hay solo en mobiliario necesario, no le falta nada. Es
preciso relacionar la postura del maestro talabartero frente a la modernidad, que no por casualidad, también
es la de Loos. Al igual que una casa, la montura debe tener su forma conforme a su uso y fabricación, y no
necesita más nada. Ese el mensaje que quiere dar el autor con este texto, los elemento, la arquitectura
desnaturalizada, hiper exagerada, son simplemente una moda que no cumple con las exigencias que debe
cumplir, solo persigue un fin, el consumo.

3
Loos, Adolf “El Talabartero”. Revista de Arquitectura. Enero de 1944. Página 9
4
Frampton, Kenneth, Historía Crítica de la Arquictectura Moderna, Gustavo Gili, 1987, Barcelona. Página 93.
5

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(Imag 1.1) Pabellón de la Secesión, Viena, 1898, por Olbrich.


Fuente: https://www.traveler.es/viajes-urbanos/articulos/pabellon-de-la-secesion/857

(Imag. 1.2). Cupula de pabellón de la Secesión.


Fuente: http://moleskinearquitectonico.blogspot.com/2011/07/olbrich-pabellon-de-la-secesion-viena.html

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(Imag. 1.3) Exterior Casa Müller, 1930, Praga, por Adolf Loos.
Fuente: ttps://viajeaeuropadeleste.com/2014/09/15/la-casa-muller-origen-del-estilo-raumplan/

(Imag. 1.4) Interior Casa Müller, 1930, Praga, por Adolf Loos.
Fuente: https://es.wikiarquitectura.com/edificio/villa-mueller/#lg=1&slide=9

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Bibliografía

Worbs, Dietrich Adolf Loos. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires. Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Secretaría de Extensión
Universitaria, (1988). Página 17
Frampton, Kenneth, Historía Crítica de la Arquictectura Moderna, Gustavo Gili, 1987, Barcelona.

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