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Los vínculos más allá de las pantallas

Mar 25, 2019


La importancia de fomentar el encuentro directo para garantizar la autoestima y el
bienestar de niños, niñas y adolescentes
La tecnología es una herramienta que revolucionó el mundo. Nos es muy difícil pensar la
actualidad sin ella, pero así como puede ser maravillosa, se hace necesario regular su manejo. Lo
dice la psicopedagoga, profesora y especialista en clínica de niños y adolescentes, Liliana
González, en la clase abierta “Infancias y adolescencias de hoy, el desafío de educar”, de Aula
Abierta.
La especialista que atiende a niños, niñas y adolescentes desde hace 50 años, asegura que para
comprenderlos debemos ubicarnos como profesionales en esta época, pensando en la
subjetividad de los niños de hoy. Aunque para ella la esencia continúa siendo la misma, “el niño
con el deseo de jugar, y el adolescente con el derecho a soñar”, la expansión de la tecnología
marca un antes y un después en los estilos de vida.
“La soledad con las pantallas, es un combo explosivo”
Los padres, madres y demás personas con niños a su cargo, trabajan cada vez más, y muchas
veces se dificulta dejar un resto de energía para pasar un tiempo gozoso con los más chicos. Al
no haber un adulto demasiado presente, la tecnología entra en la vida de los niños y niñas sin
filtro ni control. Esto los deja expuestos a problemáticas adultas, como imágenes obscenas y
violentas, entre otros contenidos que no son adecuados para su edad y comprensión. También
los expone ante peligros como el grooming y acosadores. “La soledad con las pantallas, es un
combo explosivo”, remarca aclarando que soledad en la niñez hubo siempre, pero que la de hoy
en día es distinta.
Esta falta de crianzas gozosas, sumada a la súper exposición a las tecnologías, desemboca en
problemáticas concretas que afectan el desarrollo de los chicos y chicas. Es necesario que haya
alguien con mirada amorosa y escucha atenta, si no los más jóvenes empiezan a mostrar
síntomas convocando a sus padres: se enferman seguido, tienen problemas de conducta o les va
mal en la escuela.
“la escuela debería ser el lugar para el encuentro con el otro”
La otra parte del problema reside en que un sector de la medicina, en especial los laboratorios,
está haciendo muchísimo dinero con estos síntomas infantiles que en realidad hablan de un
desencuentro entre los más chicos y una sociedad que no los respeta. Hay un exceso de
diagnósticos, se patologiza la infancia cuando en muchos casos los desencadenantes son
incomodidades que no se solucionan con pastillas.
Habiendo tantos hogares con problemas en la comunicación, la escuela debería ser el lugar para
el encuentro con el otro. Y aunque lo académico es importante, la psicopedagoga está
convencida de que la función principal de la escuela reside en ser el espacio de la
socialización. Los amigos son los compañeros en las iniciaciones, un adolescente con buenos
amigos y amigas a su lado tiene la mirada crítica de un otro que lo ayuda en las decisiones que
se presentan en el camino. Además de que la construcción de la amistad es esencial para
desarrollar el dar y recibir. Pero los preocupantes y tan usuales problemas de bullying tienen que
ver con una deficiencia en esta socialización: no registrar al otro. “El bullying es el fracaso del
amor y de la palabra”, considera. Hay que analizar el acoso con los chicos, porque la violencia
es falta de lenguaje. Incentivando la expresión en palabras, podrían evitarse estas
problemáticas, aunque esto no va a suceder mientras sigamos desconectados de los
acercamientos directos.
“La escuela de este siglo debería ser un centro de investigación donde se enseñe a hacer
buenas preguntas”
Con respecto a los cambios sociales se pregunta, si hubo tantos, ¿por qué la educación no
avanzó al mismo ritmo? Para la docente el sentido de la escuela en esta era de la comunicación
ya no es el de informar. La escuela de este siglo debería ser un centro de investigación
donde se enseñe a hacer buenas preguntas. “Necesitamos una escuela que nos saque del
aula, donde la palabra de los chicos no moleste”, opina sobre este corrimiento necesario para que
los estudiantes se involucren y se emocionen con los contenidos que ven.
Otra falta que encuentra en el sistema educativo, es el hecho de que las/los adolescentes
terminen la educación obligatoria sin saber qué les interesa. Esta deuda de la educación,
considera que podría saldarse modificando los modos de la escuela y adaptándolos al
momento. “Para que los chicos estudien necesitamos una escuela atractiva, docentes
interesantes y convocantes, alegría en la escuela, humor en el aula, encuentros afectivos y
emocionales lindos, y una familia que acompañe, no que boicotee a la escuela”, explica.
Por ende, para la especialista es muy importante comprender que los niños y adolescentes nos
están mirando, por lo que el sentido de la vida se lo tenemos que dar desde el rol de adultos,
honrando la vida: “No les puedo pedir ni a mis alumnos ni a mis hijos, lo que yo no soy capaz de
sostener”, afirma. Y como profesionales que acompañan en el desarrollo a personas en
formación, atender las emociones en el aula y reparar en la manera en que se están dando
los vínculos. Reencontrarnos con la conexión directa en esta era de hiper-conexión, siendo
capaces de detectar, prevenir y mediar los conflictos que surgen entre niños, niñas y
adolescentes en el día a día, se vuelve imprescindible para guiar en el alcance de vidas plenas.

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