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La Unificación Alemana es la unión de 39 estados. Hasta mediados del siglo XIX, Alemania no se había constituido como una nación unificada, sino un conjunto de 39 estados
independientes que formaban la llamada Confederación Germánica. Entre dichos estados, había sobresalido en forma extraordinaria el reino de Prusia, este reino agrupaba a
pueblos de origen germánico, y, además, el de Austria, poblada por diversas de razas. Las guerras napoleónicas y el anhelo nacionalista que agitó a Europa, hicieron que los pueblos
germanos aspiraran también a formar un solo estado poderoso y una sola nación.
Prusia fue la nación que inició tal movimiento unificador. Para ello tuvo que entrar en guerra con Austria, nación que igualmente poseía la misma aspiración, pero en provecho suyo,
como también entró en conflicto con Dinamarca y Francia.
CAUSAS
Formación de la Confederación Germánica. Primer intento de unidad entre los Estados germánicos. Se pone de manifiesto una clara notable rivalidad entre los dos más
fuertes: Austria y Prusia.
La burguesía pretendía obtener mayor número de libertades y una ampliación de los mercados, que favoreciera sus intereses políticos y económicos.
Prusia es un estado fuerte. Gobiernan El rey Guillermo I y su Primer Ministro, Otto Von Bismarck. Ambos ambicionan una Alemania unida y fuerte bajo la hegemonía
prusiana.
Existencia de un fuerte sentimiento nacionalista, que provoca la búsqueda de objetivos comunes (Unión Aduanera o Zollverein, 1834).
EL ZOLLVEREIN
En 1834, Prusia lideró la creación del Zollverein (Unión aduanera de los Estados Germánicos) con el fin de facilitar el comercio entre los Estados y fomentar el desarrollo industrial.
La mayoría de los Estados entraron en esta unión, pero Austria optaría por quedarse fuera. La creación de esta unión hizo acrecentar el poder de Prusia y la disminución por parte
de Austria en la Confederación.
Se realizó sin contar con la libre voluntad de los pueblos; es decir, que no fue un movimiento
espontáneo, un anhelo nacionalista, una aspiración patriótica de las mayorías.
Se llevó a cabo por medio de guerras, es decir por la fuerza.
El gobierno surgido en Alemania unificada, fue autocrático y militarista.
Se formó una nación poderosa: El Imperio Alemán (gobernado por los Hohenzollern), que alcanzó
un formidable desarrollo industrial, cultural y científico, con ansias de dominio universal. Su inmenso poderío
militar y su anhelo de expansión territorial dieron origen a las dos guerras mundiales más grandes de la Historia.
La de 1914-1918 y la de 1939-1945, que trajeron desastrosas consecuencias tanto para Alemania en particular,
como para el Mundo en general.
Fueron el rey de Prusia, Guillermo I, que hizo de su nación la primera potencia militar de Europa; su célebre Canciller, Otto de Bismarck, apodado el Canciller de Hierro en razón a
su carácter sumamente autoritario, duro y enérgico; y el jefe de Estado Mayor del ejército prusiano, general Moltke.
La Unificación Italiana, se dio ya que, desde la desaparición del Imperio Romano a fines de la Edad Antigua y comienzos de la Edad Media, no habían logrado unificarse formando
un solo Estado, sino que se hallaban fraccionados integrando algunos reinos y otros estados autónomos. Por el Tratado de Viena de 1815, quedo dividida Italia en siete Estados
independientes, a pesar de pertenecer todos ellos a una misma raza, profesar el mismo credo y tener, igualmente, el mismo pasado histórico. Pero es, en la segunda mitad del siglo
XIX, que el anhelo nacionalista y de unificación que agitó Europa se mostró también vigoroso en Italia. Fue así como los Estados italianos, después de vencer no pocas dificultades
y gracias a la labor sacrificada y heroica de muchos de sus patriotas, consiguieron unificarse formando, así, una sola nación, un solo Estado. Este fue el Reino de Italia.
CAUSAS
La región norte de la península apenina, especialmente el Reino de Piamonte-Cerdeña, fue mucho más desarrollada que en el centro y el sur. Interesaba a la nobleza y, principalmente
a la burguesía industrial, que sucediera la unificación, pues así aumentaría el mercado consumidor, además de facilitar el comercio con la unificación de patrones, impuestos y
moneda. Por lo tanto, el movimiento de unificación tuvo inicio y fue conducido por el Reino de Piamonte-Cerdeña.
El rey de Cerdeña, Víctor Manuel II, su ministro, el patriota Camilo Cavour, y José Garibaldi, valeroso y desinteresado patriota liberal. Desempeñaron,
asimismo, importantísimo papel en la etapa inicial de este movimiento el rey Carlos Alberto de Cerdeña, padre de Víctor Manuel II, así como José Mazzini,
combativo y noble político liberal que trabajó con abnegación y patriotismo por conseguir la Unificación de Italia.
La Guerra de Crimea es un dramático conflicto entre el Imperio Zarista y el Imperio Turco, apoyado por Francia e Inglaterra. Una guerra que frenó los deseos expansionistas de la
Rusia Imperial hacia el Mediterráneo y Oriente Medio y que permitió sobrevivir al moribundo Imperio Turco. La Guerra de Crimea es también una guerra marcada por batallas
sangrientas y por errores militares, como la famosa “Carga de la Brigada Ligera”, durante la Batalla de Balaclava, quizás el más famoso error militar de la historia moderna. Pero,
además de eso, es el culmen de la última cruzada que pretendió recuperar los Santos Lugares.
CAUSAS
Los principales motivos de la guerra de Crimea fueron económicos, el acceso marítimo de Rusia al mediterráneo por el estrecho de los Dardanelos era una prioridad
para el zar. Este pequeño canal que comunica el Mar Negro con el Mediterráneo, ha sido a lo largo de la historia causa de múltiples conflictos ya que su importancia
estratégica es enorme.
Como en muchos conflictos en la historia de la humanidad, la guerra de Crimea tiene también causas religiosas. Francia era valedor de los cristianos católicos en el
Imperio Otomano. Rusia por su parte defendía los intereses de la Iglesia Ortodoxa, esto provoca varios conflictos por los santos lugares en Palestina.
El sultán se pone a favor de los intereses católicos, provocando la ira del zar y la invasión rusa de varias zonas de influencia otomana en Moldavia y Valaquia. Esto
provoca el pistoletazo de salida, Francia e Inglaterra envían sus flotas al estrecho del Bósforo y se intenta una solución diplomática. Las negociaciones no dan sus frutos,
la guerra había empezado.
DESARROLLO DE LA GUERRA
El 25 de marzo de 1854 la coalición entre Francia, el Reino Unido y el Reino de Piamonte declaran la guerra a Rusia y
mandan un cuerpo expedicionario a la península de Gallípoli, en Turquía, para ayudar a los turcos a recuperar los
territorios perdidos en el Danubio. Las tropas expedicionarias avanzaron hasta Bulgaria, obligando a los rusos a
abandonar el sitio de la ciudad de Silistria, pero luego se vieron frenados ante la ciudad de Dobrudja, donde la enfermedad
de el cólera diezmó el ejército.
Viendo que no podían avanzar más en ese frente y buscando un golpe de efecto que obligara a Rusia a firmar la paz, los
aliados se lanzaron a la invasión de la península de Crimea, en suelo ruso y defendida por la ciudad–fortaleza de
Sebastopol. La colación franco–británica desembarcó un ejercito de 59 000 hombres en Crimea que derrotó a los ejércitos
rusos que defendían la península en la batalla de Alma, avanzando tras esta victoria hacia Sebastopol, la cual pusieron
bajo asedio.
El primer intento ruso de romper el asedio de Sebastopol se saldó con la Batalla de Balaclava, librada el 25 de octubre
de 1854, batalla en la que se produjo la "Carga de la Brigada Ligera", en la que los 600 hombres de la Brigada de
Caballería Ligera se equivocaron de dirección en su avance y cargaron por error hacia las posiciones rusas a través de un estrecho valle dominado en sus alturas por
las baterías de cañones rusas, las cuales dispararon desde todos lados sobre las tropas británicas, que fueron masacradas, sobreviviendo menos de un centenar de
hombres. Pese a este error, la batalla de Balaclava fue favorable a los aliados, ya que los rusos no consiguieron romper el cerco de Sebastopol.
El siguiente intento de romper el asedio fue en la Batalla de Inkerman el 5 de noviembre de 1854, que se saldó con la derrota de los ejércitos rusos, que tuvieron que
abandonar Sebastopol. Tras esta nueva victoria aliada llegó el invierno de 1854–1855 y la detención de las combates a campo abierto, reanudándose de nuevo la guerra
de asedio. Con la llegada de la primavera de 1855 se reanudaron lo combates para tomar la ciudad de Sebastopol y los aliados, después de una dura batalla, consiguieron
tomar las fortificaciones del Cerro Verde, en los intentos de tomar los fuertes de la Gran Torre Malakov y el Gran Redan.
Pasado un año de asedio, de fuertes combates y asaltos, el 8 de septiembre de 1855 se produjo un asalto final que produjo la caída de Sebastopol, los aliados fueron
rechazados in extremis por los soldados rusos, pero el gobernador de Sebastopol vio que era imposible seguir resistiendo y ordenó quemar la ciudad y retirarse por el
puerto.
El 30 de marzo de 1856 se firmó en París el tratado que puso fin al conflicto. Los rusos perdieron sus derechos sobre los cristianos ortodoxos del Imperio Otomano y las
provincias rumanas lograron su autonomía. Rusia debió retirar del Mar Negro su flota de guerra.
CONSECUENCIAS
Tras el Tratado de París se creó una cláusula por la cual el zar y el sultán acceden a no establecer ningún tipo de arsenal naval en las costas del Mar Negro, reduciendo
de esta forma la amenaza rusa sobre los territorios turcos.
La Guerra de Crimea también significó el comienzo del declive del imperio Austriaco, que tras romper lazos con Rusia quedo vulnerable y sería derrotado en la guerra
Austro-Prusiana de 1866.
Significó el final definitivo de la alianza del Congreso de Viena, demostrando los intereses particulares de cada potencia al haber desaparecido la amenaza de Napoleón.
BATALLA DE SOLFERINO
Solferino es un pequeño pueblo en el Norte de Italia donde el 24 de junio de 1859, franceses e italianos libraron una batalla contra los ejércitos del Imperio austriaco y de
la Alianza Franco Piamontes que ocupaban el país. Siendo un episodio decisivo en la lucha por la unificación italiana y un momento esencial en la evolución del
humanitarismo moderno La violencia del enfrentamiento, en pocas horas, dejó en el campo de batalla 40.000 víctimas entre heridos y muertos. Los agonizantes imploraban
ayuda ante el dolor y la sed.
ANTECEDENTES
En 1859, Italia no existía como un país unificado, pues el territorio estaba dividido en pequeños reinos como el de
Piamonte, el Reino de Nápoles, los Estados Pontificios y además ciertas zonas estaban bajo dominación austriaca.
En la década de 1830 y tras la Restauración en Italia ya había movimientos nacionalistas que pedían la unificación. El
caso más importante de este nacionalismo será Piamonte, donde la casa Saboya comenzará hacer movimientos
políticos para llegar a la misma. Estas políticas unionistas provocaran conflictos en todo el territorio italiano.
Piamonte comenzó una movilización y un rearme en 1859, además este reino se aliará con Francia. En abril de este
año, los austriacos declararan la guerra, pues la casa de Saboya pretendía anexionarse los territorios de la Lombardía.
LA BATALLA
Desde el comienzo del conflicto se hizo patente la superioridad del ejército francés que, ya veterano y con una gran
formación, venció a los austríacos en las primeras escaramuzas. Sin embargo, Francisco José I no estaba dispuesto a
consentir una bofetada más. Por ello, ordenó a sus fuerzas retirarse hasta la orilla del río Mincio, ubicado cerca de un
pequeño y bello pueblo llamado Solferino y que, hasta ese momento, era absolutamente desconocido en la Historia.
Las fuerzas de combate son: para los aliados 118.000 hombres y para los austriacos aproximadamente unos 100.000. A
todo esto se le suman numerosas piezas de artillería de ánima rayada.
Así, los fusileros y caballeros austríacos se prepararon para hacer frente a los ejércitos que venían en su persecución,
Los ejércitos estaban comandados por los propios monarcas y sus generales.
En las primeras horas de la madrugada del 24 de junio, los ejércitos comienzan la batalla. La artillería ruge, los fusiles
descargan plomo contra el adversario y la infantería carga. Los franceses atacan en el centro y el a la izquierda de los austriacos tomando primero Cavriana, para
luego ingresar en Solferino, bombardeando el poblado y entrando al lugar que tomaron por asalto, pisoteando a los heridos con sus caballos.
Fue en esta batalla donde muchos afirman que se inauguró el uso del fusil de repetición.
Los austriacos, más numerosos en números y piezas de artillería pero con menos experiencia en combate, sucumbieron ante la experiencia francesa y se replegaron
hacia el este.
Esta victoria franco-piamontesa supuso el comienzo de la unificación italiana bajo el reinado de Victor Manuel II. Durante la década de 1860 esta unificación se hará
realidad, aunque para ello las tropas nacionalistas italianas tendrán que vérselas con los napolitanos y los soldados de los Estados Pontificios.
Los servicios sanitarios de los ejércitos que se enfrentaban eran evidentemente insuficientes y reacios a prestar ayuda al combatiente adversario,
sin embargo, en Solferino había un hombre que, impresionado ante el abandono de los heridos a su sufrimiento, decidió sin demora instar a la
población a prestar ayuda a las víctimas sin discriminación del bando a que pertenecían.
Henry Dunant, hombre de negocios suizo, nacido en Ginebra, el 8 de mayo de 1828, de regreso a su país no podía olvidar esa visión de horror
y la experiencia vivida como resultado de aquella batalla y decidió escribir un libro “Recuerdo de Solferino” que fue publicado en 1862, costeó
su impresión y lo remitió a personalidades, a familias regentes en Europa, militares, etc. El éxito fue inmediato e inesperado. Sus propuestas
de que se formaran sociedades de socorro desd e tiempo de paz con personal voluntario preparado para atender a las víctimas y que estos
fueran reconocidos y protegidos por un acuerdo internacional. Después de múltiples esfuerzos estas ideas se materializaron en el denominado
“COMITÉ INTERNACIONAL DE SOCORRO A LOS MILITARES HERIDOS”, del que formó parte Dunant; el Abogado Gustave Moynier, el General Guillaume-Henri Dufour,
los Doctores Louis Appia y Théodore Maunior que más tarde se convertiría en el COMITÉ INTERNACIONAL DE LA CRUZ ROJA.
Nobel de la Paz
El primer Premio Nobel de la Paz fue otorgado en 1901 a Jean Henry Dunant, el fundador de la Cruz Roja.
Si en 1895 un joven periodista no se hubiera dedicado a escalar las montañas próximas al poblado suizo de Heiden para entrevistarlo, Dunant habría muerto en la
miseria absoluta y el olvido total.
La batalla terminó con la derrota austriaca, tras su rendición, luego de un enfrentamiento que duró más de diez horas. Los austriacos asumiendo su derrota iniciaron
las tratativas por la paz. Por la paz de Zurich, el Piamonte recibió Lombardía, y Francia obtuvo como lo había convenido, Niza y Saboya.
Cada ejército perdió más de dos mil quinientos hombres, y quedaron heridos más de diez mil. Fue una guerra tan sangrienta y los heridos desatendidos, que Henry
Dunant, un filántropo suizo, conmovido, escribió “Un recuerdo de Solferino” tratando de crear conciencia de que los heridos de guerra debían ser atendidos
humanitariamente sin distinción de banderas, lo que promovió la creación de la Cruz Roja Internacional.
GUERRA AUSTRO-PRUSIANA
También conocida como la Guerra de las Siete Semanas, la Guerra Austro-Prusiana fue un enfrentamiento armado entre Austria, regida por el emperador Francisco José,
y la Prusia de Guillermo I. Tuvo lugar en Europa desde el 15 de junio al 23 de agosto de 1866. La causa principal de este conflicto armado fue la creciente rivalidad entre
estas dos naciones por la hegemonía que cada una de ellas intentaba ejercer sobre los fragmentados estados, principados y ducados alemanes, los cuales,
tradicionalmente, habian estado bajo la órbita de Austria, sobre todo durante la dinastía de los Habsburgos, cuando eran parte del Sacro Imperio Romano Germánico; ésto
provocó un choque de intereses, con creciente recelo y desconfianza mútua entre las dos potencias germánicas.
Se puede decir que la Guerra Austro-Prusiana fue provocada deliberadamente por el primer ministro prusiano, Otto von Bismarck, para expulsar a Austria de la
Confederación Alemana como un paso previo hacia la unificación de Alemania bajo la hegemonía prusiana. A Bismarck se le dió la oportunidad para precipitar la guerra
cuando surgió la disputa entre Prusia y Austria por el ducado de Schleswig-Holstein, que pertenecía a la corona danesa; los prusianos apoyaron una sublevación de la
población alemana en ese territorio, donde era mayoría, pidiendo independizarse de Dinamarca y unirse a la Confederación Alemana, mientras que los austríacos se
opusieron, movilizando sus tropas en contra de Prusia. Sin embargo, este último país tenía una maquinaria militar muy eficiente e invadió los estados alemanes que se
habían aliado a Austria. El 3 de julio de 1866, el ejército prusiano derrotó contundentemente a los Austríacos en la batalla de Königgrätz en Bohemia. Luego otros
enfrentamientos menores, donde los prusianos y sus aliados salieron victoriosos, Austria decidió acceptar la derrota y firmó el 23 de agosto de ese año el Tratado de
Praga, por el cual Prusia se erigió como la única potencia dominante de los estados alemanes. También por este tratado, Austria debió ceder a Italia, que había apoyado
a los prusianos, la Venecia.
GUERRA FRANCO-PRUSIANA
La Guerra Franco-Prusiana es la etapa final de la unificación alemana se logra a través de un tercer conflicto bélico, cuidadosamente preparado por Bismarck. Culminó
así la política belicista iniciada por aquél después de la derrota de Dinamarca.
Napoleón III que estaba enfermo, y fuertemente influido por su esposa Eugenia de Montijo y sus allegados, desarrolló, una peligrosa política frente a la creciente fuerza
prusiana. En 1870 fue fácilmente arrastrado a una guerra para la que su país no estaba preparado.
En setiembre de 1868 estalló en España una revolución que derrocó a Isabel II y dejó el trono vacante. Los revolucionarios españoles propusieron entonces al príncipe
alemán Leopoldo de Hohenzollern , primo de Guillermo, como candidato al trono hispánico (julio de 1870).
Para Francia, este hecho significó una grave amenaza, ya que quedaría cercada entre dos Estados regidos por la dinastía prusiana. La diplomacia francesa logró que el
príncipe retirara su candidatura, a la vez que se exigió a Guillermo I una clara manifestación contraria a la futura candidatura de Leopoldo. La negativa de Guillermo fue
presentada por Bismarck ,mediante la hábil censura del telegrama que daba cuenta del hecho desde Ems, donde el rey Guillermo cumplía un período de reposo, como
una ofensa para Francia.
El incidente del telegrama de Ems irritó a los franceses y el parlamento galo aprobó la declaración de guerra a Prusia.
Prusia, con el apoyo de sus ferrocarriles y a través de planes cuidadosamente preparados, movilizó rápidamente 500,000 hombres, frente a menos de la mitad que
reunieron los franceses.
Excelentes soldados, y dueños de un armamento portátil de buena calidad ,entre el que se destacaba el fusil Chassepot, los franceses se vieron en condiciones de
inferioridad numérica aplastante y muy mal conducidos. Después de una serie de feroces encuentros, los ejércitos de Napoleón III ,cuya salud quebrantada le impidió
desempeñarse eficazmente, fueron vencidos en Sedán (1 de setiembre de 1870). En esta acción quedaron prisioneros 100,000 franceses y el propio emperador.
La derrota de la monarquía produjo una insurrección general en París, ciudad en la que se formó un Gobierno de Defensa Nacional que hizo recordar los días de la
Revolución de 1789 cuando la leva en masa de ciudadanos salvó a Francia de la dominación extranjera. Entre sus miembros se destacó León Gambetta, que escapó de
París en globo ,la ciudad estaba situada por los prusianos, quienes convirtieron en inútiles los esfuerzos del gobierno republicano. Después de algunos éxitos parciales, y
tras la caída ,debido a una traición, de la fortaleza de Matz, los franceses fueron vencidos y el gobierno de París ,ciudad sometida a duro bombardeo, capituló el 28 de
Enero de 1871, en Versalles.
El 18 de enero de 1871, se proclamó, en el Salón de Espejos del Palacio de Versalles, el Imperio Alemán. Los estados aún independientes del sur de Alemania se unieron
a los demás, y se proclamó el nuevo reino, encabezado por Guillermo I de Hohenzollern.
El 10 de mayo de 1871, finalmente, se firmó en Francfort la paz definitiva.