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Importancia del yodo.

La sal yodada, pero poca


El yodo es otro de los nutrientes esenciales que debe estar presente en la dieta diaria de todas las personas. Especialmente
en mujeres con planes de embarazo, embarazadas, lactantes y niños. No se almacena en el cuerpo y su déficit puede
originar varios problemas de salud a lo largo de toda la vida.

La glándula tiroides necesita captar yodo para segregar hormonas tiroideas, y éstas son fundamentales para regular el
correcto desarrollo y funcionamiento de todos los órganos. Son especialmente importantes para el cerebro, cuyo desarrollo
comienza en el embarazo y continúa durante la infancia.

Sólo podemos obtener yodo de forma natural a través de los alimentos y el agua. Teniendo en cuenta que la mayor parte
se encuentra en los océanos y que los terrenos de interior son mucho más pobres en yodo que las zonas costeras, el
riesgo de tener un déficit de yodo es variable. Influirá la zona en la que vivas y los alimentos que consumas.

La cantidad de yodo que necesitamos cada día es pequeña: 150 mcg para adolescentes y adultos (hablaremos en otro
momento de otras etapas de la vida). Si vives en una zona marítima probablemente tu riesgo sea menor. Quizá tu dieta
incluye más fácilmente alimentos de origen marino ricos en yodo (pescado, crustáceos, moluscos, algas). Y, por otra
parte, el yodo contenido en lácteos y alimentos que no proceden del mar, aunque suele ser escaso, depende también de
la proporción de yodo en el suelo.

Pero se considera que en España, a pesar de ser un país con mucha costa, existe aún por término medio deficiencia de
yodo (entre leve y moderada). Y, permanecer durante mucho tiempo con cantidades de yodo por debajo de las adecuadas
puede desembocar en una menor síntesis de hormonas tiroideas. Situación que puede provocar problemas importantes,
con repercusiones especialmente negativas durante el embarazo, la lactancia y el desarrollo infantil.

Por estas razones, además de consumir frecuentemente alimentos ricos en yodo es recomendable utilizar siempre sal
yodada tanto en el salero que ponemos en la mesa como para cocinar, y para cualquier persona (salvo que te hayan
indicado suprimir la sal por alguna enfermedad). Pero, los alimentos naturales ya tienen sal y, además, los procesados y
semiprocesados tienen sal añadida. Incluso los pescados refrigerados, semicongelados y congelados pueden tener
adición de sal, según el tratamiento que reciban desde la captura hasta el punto de venta. No la vemos pero la tomamos.

Así es que no vayamos a pasarnos con la sal porque es yodada y el yodo nos aporta beneficios. No hagamos lo que
algunas personas que conozco con el aceite de oliva: “Como es muy bueno, me lío a pringar pan con aceite”. Si la
recomendación es de 5gr de sal al día (una cucharilla), como máximo, echemos cuentas de la poca “visible” que nos
queda y seamos menos “salerosos” en la cocina y en la mesa.

La deficiencia de yodoproduce bocio (llamado bocio endémico), y también cretinismo, lo que afecta al
crecimiento normal y produce otros problemas de salud.

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