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El Pombero, una mitología viva en Misiones Julio 4, 2016 5:32 Pm CULTURA Y

ESPECTÁCULOS. El papá de Leonel insiste que el extravío del bebé en el yerbal fue
responsabilidad del duende guaraní. ¿Quién es este personaje de leyenda capaz de
llevarse a un niño, si no recibe una ofrenda de tabaco y miel? Según comentó su padre, el
pequeño Leonel “desapareció en cosa de 5 minutos” y argumentó que “el Pombero lo sacó
del medio”. La teoría de Gilberto Da Silva aduce que el mítico duende logró hacer invisible
al niño delante de los ojos de los tareferos y policías que lo buscaban en el monte de
Colonia Milagros, y sustenta su conclusión en el hecho de que el pequeño “caminó tres
kilómetros sin ser hallado, cuando estaba rodeado de buscadores”, según señaló a
Misiones Cuatro. “Desde el primer día dije que fue el Pombero”, enfatizó Da Silva. Junto a
la madre de Leonel, indicaron en la denuncia por desaparición que la familia no siguió la
tradición de dejarle una ofrenda de caña y tabaco negro al duende en el monte, y este
decidió “vengarse” llevándose al nene. “Aquí todos creen en el Pombero y ya hizo
desaparecer a otros niños también. Mi padre le dejaba tabaco y miel, yo no lo hice y él se
cobró haciendo que se pierda Leonel”, aseguró Da Silva, sujetándose al folclore de la
Misiones más profunda. ¿Quién es el Pombero? No tiene nada que ver con la idea
cristiana del demonio. Según el Diccionario de Mitos y Leyendas, Pombero es un duende
antropomorfo, un hombre, feo, más bien bajo, fornido, retacón, moreno, con manos y pies
velludos, cuyas pisadas no se sienten. Habita en el monteo en casas o rozados
abandonados. De acuerdo con la leyenda de esta región, tiene habilidades tales como
mimetizarse con facilidad, hacerse invisible cuando quiere y hacerse sentir por un toque,
con sus manos velludas, que producen escalofrío; puede deslizarse por los espacios más
estrechos, pasar por el ojo de una cerradura, correr en cuatro patas, imitar el canto de las
aves, especialmente las nocturnas, el silbido de los hombres y de las serpientes, el grito de
animales, aullidos, hasta el piar de los pollitos, y lo describen, también, como ventrílocuo.
Tiene ocurrencias y es travieso; suelta los animales del corral o dispersa tropas o manadas
de animales salvajes o domésticos; roba tabaco, miel, gallinas, huevos, echa del caballo al
jinete, desparrama el maíz amontonado y se lleva al monte a los niños que están solos.
Además le endilgan la responsabilidad de embarazar a las mujeres con solo tocarlas.
Durante la noche las despierta con el suave roce o caricia de sus manos velludas,
especialmente a las que duerman afuera en las noches de verano. Se cuenta de mujeres
embarazadas por el Pombero, cuyo hijo nace muy parecido a éste. Se cuenta, también, de
jóvenes raptadas por Pombero, para tener sexo con ellas en el monte. Para ganarse su
amistad o simpatía, su buena voluntad, hay que hacerle regalos. La gente suele dejarle un
poco de tabaco, miel y otras ofrendas, como una botella de caña, en lugar accesible,
pronunciando una corta oración, rogándole no cometa más fechorías. Ganando su
simpatía, el Pombero cuida de la casa del que le hizo los regalos, de sus animales, de sus
cosas y hasta se dice que retribuye atenciones, apareciendo en la casa frutas, huevos y
otros alimentos. Si se habla mal de él o no se le hace regalos puede vengarse
persiguiendo a las moradores de la casa; asusta al que habla mal de él o mediante un
simple toque lo deja con ataques o mudo (ñe’engu) o zonzo (tavy) o tembleque
(marachachâ). En el Paraguay, los habitantes evitan pronunciar el nombre del Pombero,
particularmente en las reuniones nocturnas, y a él se refieren como Karai-pyhare, «el
señor de la noche», pues creen que puede aparecer cuando se lo nombra, como
acudiendo a un llamado. - Vía MisionesCuatro.com

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