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EL HOMBRE, DIOS Y LA SOCIEDAD

SEGUN ROM 1,18-32.

Un ejemplo de exégesis cristiana de los primeros siglos

CLAUDIO BASEVI

En un estudio anterior 1 hemos considerado el texto de Rom 1,18-32


en sí mismo. Allí pusimos en evidencia cómo la exposición paulina se
centraba en la descripción de la «ira» de Dios y de sus consecuencias.
El rechazo de la adoración debida a Dios lleva consigo una perversión
interior, una transformación (p.e't'(x)..M~~~) que es una alteración del or-
den creado. La primera consecuencia de esta alteración es el despertar
de las pasiones en el individuo (TCái)ll a.'t'~Il~IX~) y la depravación sexual.
Luego, se produce el derrumbamiento de toda la sociedad.
Queremos ahora estudiar cómo los primeros autores cristianos han
interpretado y desarrollado los conceptos contenidos en el texto paulina 2.
Pensamos poner de relive, con nuestro modesto trabajo, el sentido
de la hermenéutica cristiana que se sitúa en continuidad con el conte-
nido propio e inmediato del texto inspirado, pero que no omite desa-
rrollarlo homogéneamente para explicitar 10 que en ello hay de implícito.

1. Los Padres Apostólicos

La primera generación de escritores criStlanos no se detuvo en la


afirmación inicial del texto paulino: la posibilidad del conocimiento de
la existencia de Dios. Tampoco ponderó la situación universal de pecado

1. El hombre, Dios y la sociedad según Rom 1,18-32. Lectura del texto. Este
trabajo, pensado y presentado, en primera intención, para el V Simposio Interna-
cional de Teología (Pamplona, abril 1984), cuyo tema fue «Dios y el hombre» ha
sido presentado, ampliado y refundido, en el 11 Simposio de los Escrituristas
Españoles.
2. Nuestro estudio abarca el lapso de tiempo desde los primeros escritores
cristianos hasta Orfgenes exclusive (mediados del siglo 111). Pensamos dedicar
otro estudio a la exégesis de los siglos IV y V: Ambrosiaster, S. Juan Cris6stomo,
Teodoro de Mopsuestia, Teodoreto, Pelagio, etc. Los datos relativos a la utiliza-
ción han sido sacados de Biblia Patristica, 3 vols. (París 1975, 1977, 1980). Nótese
que nos hemos centrado en la utilizaci6n, más que en el comentario. Esto quiere
decir que pensamos que el uso de un texto supone una interpretación y que, para
reconstruir la interpretación, hace falta recurrir a la totalidad de las oltas que se
hacen de un texto. El nuestro es por lo tanto, con todas las limitaciones del caso,
un procedimiento hermenéutico.

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denunciada por el Apóstol, y que constituye el armazón de toda la pri-


lp.era parte de Rom. Estas dos omisiones, por otro lado, son explicables
ya qué los Padres Apostólicos escriben a · cristianos, por lo tanto ca-
recen de un planteamiento apologético, y lo hacen con el fin de exhor-
tar y confirmar en la fe, en un contexto básicamente ético-espiritual.
Trataban de ensalzar la vida cristiana frente a las demás opciones vita-
les. Por esto podríamos decir que el «género literario» de los escritos
de los Padres Apostólicos es el didáctico-sapiencial. No hay que asom-
brarse, pues, de que en sus obras, primicias de la literatura cristia-
na, se encuentren frecuentes parecidos y analogías con los libros sa-
pienciales del Antiguo Testamento. En efecto, las referencias a Rom
1,18-32 que se registran en los Padres Apostólicos centran su atención
prevalentemente en la fuerte carga moral que el texto · de Rom posee,
por ser una pieza muy característica de los llamados «catálogos de
pecados». Era casi obligado, en este sentido, asociarlo a otro conocido
catálogo, el del Gal 5,19 ss, donde se enumeran las obras ,de · la carne y
las obras del espíritu. Al hacer esto, Rom 1,18-32 se transformaba en
una requisitoria contra los pecados no ya de los paganos idólatras, co-
mo en su origen, sino de los cristianos «carnales» o infieles. Se elabora,
de esta forma, de modo sintético, una doctrina, muy clásica, . que p0dría-
mos llamar .de las dos vías: la . senda de los fieles seguidores de Cristo
y la senda de los pecadores. La Didaché habla; en su apartado 4, del
«camino de la vida», antigua imagen que viene de la halaka ., judaica y
de los textos sapienciales (p. ej. Ps 1,16; Prv 4,10-27; Jer 21,8; Dt ,30,
15-17); a reglón seguido habla del «camino de la muerte», siguiendo la
metáfora de Act 9,2 3 • El camino de la vida es la vida cristiana sin más,
el camino de la muerte es el pecado 4. Cita luego una serie de pecados:

3. Se dice de los primreos cristianos que eran 'dí~ ÓOOÜ cÍ'lrtE~ «los del cami-
no», entendiendo por camino la doctrina de Cristo. La misma metáfora había 'sido
empleada por Juan el Bautista 'en su predicación (Mt 3,3; Mc 1,3; .:Le 3,4; lohl,23
que citan Is 40,3), por Jesús al hablar de la misión de Juan (Mt .11,10; Mal 3,1;
Mc 1,2; Mt 21,32), por Jesús mismo al hablar de si y de Su misión (Ioh 14,4-6) Y
sobre todo por los Apóstoles al hablar de la predicación de Cristo (p. ej. Mt 4,15
que cita Is 8,23, aunque sólo de modo alusivo; Lc 24,32.35; Act 2,28 . .que es . cita
de Ps 16,11; Act 13,10; 18,25.26). En cuanto a la metáfora de los dos caminos,
es preciso recordar la parábola de Jesús: Mt 7,13.14. Sobre el tema de oó6~ en
Act dr. D. MfNGUEz, Hechos 8,2540. Análisis estructural del relato en Bíblica 57
(1976) 168-191, en particular pp. 182-184.
4. La Didaché no habla extensamente del OÓO~ 'dí~ t;oij~, aunque aluda a ello
desde el comienzo (1,1.2). «Existen dos caminos, uno de la vida y uno de la muer-
te', y es muy importante distinguir entre ellos. El camino de la vida, pues; es
éste: en primer lugar amarás a Dios que te hizo, luego a tu prójimo como a ti
mismo; y todo lo que tú no quieres que te suceda, no lo hagas tampoco a otros».
Hemos consultado la edición de KLAUSER, FP 1, Bonnae 1940, p, 14. Sí, en cam-
bio se habla profusamente del camino · de la muerte (V y VI; pp. 20-21). y lo ha-
ce intercalando varios textos bíblicos: Mt 15,19 y Mc 7,21-23; Gal 5,20; Col 3,8;
Rom 12,9; Ps 4,3; Is 1,23; Sap 12,5 etc, Es evidente que en el texto de la Di-
daché se entrecruzan dos temas: el catálogo de vicios y pecados y los pecados de
los incrédulos.

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UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS

homicidios, adulterios, pasiones, impurezas, robos, idolatría, magia, ve-


nenos, rapiñas, falsos testimonios, hipocresía, doblez, engaño, vanagloria,
malicia, arrogancia, codicia, discursos obscenos, etc. Como se ve algunos
de ellos corresponden a la enumeración de Rom 1,29-31, pero también
hay otros típicos de 1 Cor 6,9-11 (!J.o~XEi:a~, ap1tayaL), y un grupo muy
característico de Gal 5,19-23 (EL6wAa'tpCa~, epap!J.aKCa~). Así que el texto
de la Didaché es más un resumen adaptado que una cita o, según parece
más probable, refleja un texto que sirvió de fuente común tanto a S. Pa-
blo como a la misma Didaché. De modo particularmente serio la Didaché
insiste en ·la falta de misericordia y aún en el odio de los padres que
abortan, porque. demuestran no reconocer su condición de criaturas:
ou YWWUKOV'tE'; 'tov 1to~i¡uaV'ta au'toú.;, epOVEi:.; 'tÉxvwv, epfrOPEi:.; 1tA~C1!J.a'to.;
frEOÜ
La Epístola del Seudo-Bernabé sigue exactamente el mismo esque-
ma al hablar del camino de la tiniebla (!J.ÉAavo.;) y desemboca en la mis-
ma frase conclusiva, inspirada, al menos conceptualmente, en Sap 12,5,
donde se reprueban las costumbres de los Cananeos 5.
Mucho se ha discutido sobre las relaciones mutuas y las dependen-
cias entre el Ps-Bernabé y la Didaché 6. Tal vez la coincidencia se pueda
explicar por medio de una fuente común 7. Lo importante es señalar que
el texto paulino ofrece una especie de plataforma o de punto de partida
para la elaboración de un tratado, todavía embrionario, de Teología mo-

5. El tema de las dos vías es ' bien conocido también en la literatura pagana
desde Hesiodo, Las obras y los días 285-292 y luego por Platón, Jenofonte, etc. y
que fue revestido de consideraciones cristianas por ' S. Basilio, Discurso a los jóve-
nes, 5. Pero ' la utilización de esta idea, verdadero locus communis de la cultura helé-
nica, no parece venir del mundo griego, sino del mundo judío. Cfr. W. MICHAELIS,
666.; en Grande Lessicodel NT, VIII, 117-275, pero especialmente 262-272. Lo que
se puede decir, en general, es que se trata de un tema cuyas fuentes son tres: la
concepción moral deuteronomista, la corriente religiosa sapiencial y la predicación
de Criste. Cfr. J. DANIELOU, Théologie du judéo-christianisme, Tournai-Paris 1958,
413·415. .
6. Se declara partidario de la anterioridad de la Didaché D. Rurz BUENO, Pa-
dres Apostólicos, Madrid 1950, p. 751. J. QUASTEN, Patrología 1, tr. de I. Oñatibia,
Madrid 2 ed. 1968, p. 99 es, en cambio, partidario de la no dependencia literaria.
1. W. BARNARD, The Epistl.e 01 Barnabas and the Dead Sea Scrolls: some' observa-
tions in Scot. Jour. 01 theol. 14 (1960) 45-59 sugiere que Ps-Bernabé y Didilché
dependen, de forma algo libre, de dos distintas formulaciones de la enseñanza ra-
bínica que se refleja también en el «Manual de Disciplina» (IQS).
7. J. P. AUDET, La Didaché. Instructions des apatres, Paris 1958, pp. 122-163,
establece una .detallada, comparación entre los dos escritos. Audet fija el status
quaestionis remontándose a las ideas de J. A. ROBINSON, Barnabas, Hermas and the
Didache, en Journ. Theol. SI. 35 (1934) 113-146; 225-248 (artículos póstumos). La
Ep. de Ps-Bernabé es un escrito unitario y no el producto de una síntesis literaria
(hipótesis de Weiss y Volter) de varios escritos anteriores. Esto no quiere decir,
sin embargo, que la Didaché dependa del Ps-Bernabé. Los dos escritos dependen
de un escrito judío de naturaleza catequética, que Audet llama Duae viae, y que
influyó también en la Doctrina apostolorum, que antes era considerada la traducción
latina de la Didaché.

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ral 8. Es de notar que mientras la Didaché habla de la «vía de la vida»


y de la «vía de la muerte», y se inspira por tanto claramente en la moral
del Deuteronomio 9, el Ps-Bernabé habla de la «vía de la luz» y de la
«vía de la tiniebla» respectivamente, acercándose más a los textos qum-
ránicos lO.
En este sentido, las analogías con los documentos de Qumrán, aun-
que sugerente, no son resolutivas. Tanto la Didaché como ·la Epístola se
mueven claramente en el dominio del pensamiento cristiano, determina-
do por la predicación de Cristo sobre la pureza verdadera y el doble
precepto de la caridad 11. 10 que sí es interesante y sugerente, y puede
ser mantenido, es que los «catálogos de pecados» de las Epístolas pau-
!inas, que son fuente, aunque no directa, de ambos escritos cristianos,
tienen alguna analogía con los escritos de Qumrán 12. Esto matiza la
afirmación clásica de que tales catálogos venían de la filosofía estoica.

8. En la detallada comparación de Audet se pone de manifiesto que el apartado


de las Duae viae de la Didaché se apoya, sin citar explícitamente, sobre el Decálogo
(Ex 20,13·17 y Dt 5,17-21) y sobre el Sermón de la montaña (Mt 5,25-44; Le
6,27-31). También, en la parte de la moral familiar, hay un eco de Eph 6,1-9 y
Col 3,20-22 (Didaché IV); La parte negativa (Did. V, «el camino de la muerte») se
apoya en Mc 7,21-22 y Rom 1,29-30. En definitiva el texto evangélico y el texto
paulino son el punto de partida de la primera elaboración de una moral cristiana.
Véase sobre esto W. RORDoRF, Un chapitre d'éthique ;udéo-chrétienne: les deux
voies en Judéo-Christianisme. Homennage a J. Danielou, Paris 1972, 109-128.
9. Audet matiza bastante esta afirmación (cfr. p. 257 y p. 348) recordando
que mientras Dt se dirige al pueblo, el escrito Duae viae tiene la forma de una
instrucción individual. Sin embargo entre la Didaché y el Deuteronomio hay una
conexión profunda.
10. De todos modos, las analogías no dejan de ser bastante superficiales. Audet
se esfuerza de demostrar que la Didaché, y más aún las Duae viae, se sitúan de
lleno en .el ámbito del pensamiento judío: del judaísmo sinagogal, en el caso de
Duae viae, o del judeo-cristianismo, en el caso de la Didaché. Barnard mismo debe
reconocer que entre Ps-Bernabé y lQS «an indirect connexion is not excluded».
El fondo común pueden ser las «listas de pecados» que existían en el judaísmo y
que han dado lugar a los viddui que se leían en el Día de la Expiación.
11. Es significativo que la Didaché se apoye en la regula aurea (Did. 1,2; cfr.
Mt 7,12; Le 6,31) pero leída en sentido negativo, lo que demuestra su independen-
cia del texto evangélico. Asimismo la base del «camino de la vida» es el doble pre-
cepto de la caridad. Audet · (p. 2'9) afirma que la unión entre los dos preceptos
(Dt 6,5 y Lv 19,18) existía ya en el judaísmo hacia los años 25-'0 de la era cris-
tiana. Nos parece que en el razonamiento del estudioso francés hay un fallo: es
cierto que no importa que Jesús haya sido o no el primero en deteiminar el doble
precepto y su orden interno. Pero es un hecho que no hay evidencia de que la
enseñanza de Jesús (Mt 22,34·40; Mc 12,28-31; Lc 10,25-28) haya sido formulada
qua talis anteriormente. Sólo hay indicios. Otra cosa, obviamente, es la regula aurea.
12. No sin importantes diferencias, 10 que parece apoyar la hipótesis de una
fuente común transmi.,da . por distintas vías. En efecto, el catálogo de Qumrán,
lQS 3,13-4,26, a pesar de interesantes analogías con los textos paulinos, está
apoyado en una concepción dualista que se expresa a través de la lucha entre el
«espíritu de la luz» y el «espíritu de las tinieblas». El contexto en el cual se si-
túan lQS 3,13-4,26 y Rom 1,29·31; Ga1 5,19-21 es muy distinto. Cfr. J. CARMIGNAC
y P. GUlLBERT, Les Textes de Qumran, 1, Paris 19p1, pp. 34-38 y en particular, no-
ta 54. Véase también G. SEGALLA, 1 cataloghi dei peccati in S. Paolo, en Studia Patav.
15 (1968), 208-210 y 225 s.

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UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS

San Pablo, en realidad, elabora una síntesis personal entre helenismo y


judaísmo, a la luz de la predicación de Cristo. Los escritores cristianos
se colocan en continuidad con la predicación apostólica . . Tal vez esta
continuidad esté apoyada en una fuente común, de origen judío; lo
cierto es que en la Didaché esta fuente ha sido reelaborada en sentido
cristiano, a la luz de la predicaci6n evangélica 13.
Puede dudarse, por último, acerca de la naturaleza de las relaciones
entre Duae viae, texto rabínico común a Didaché, Ps-Bernabé y 1 QS,
y los «catálogos de pecados» de S. Pablo. ¿Qué relaciones exactas hay
entre el texto de Rom 1,18-32 y las perícopas derivadas de Duae Viae?
Lo que podemos decir es que existe una afinidad clara de pensamiento
además de una dependencia literaria común. Es probable, aunque no pue-
de ser demostrado claramente, que la Didaché tenga presente el texto
mismo de S. Pablo in genere, mientras que Ps-Bernabé se aleja más 14.
Estos textos de los primeros autores cristianos manifiestan, en de-
finitiva, cómo el género «catálogo de pecados», que San Pablo en Rom
1,29-32 aplica a la sociedad pagana, fue entendido en términos genera-
les,es decir válido para toda sociedad alejada de Dios. Al mismo tiem-
po, al colocar los «catálogos de pecados» en el contexto más amplio de
la predicación de las Bienaventuranzas y del doble precepto de la caridad,
tanto el Ps-Bernabé como, y aun más, la Didaché ofrecen el primer es-
bozo de una fundamentación bíblica de la ética cristiana.

2. San Clemente Romano

S. Clemente Romano en su Ep. aJ Coro (35,5) es algo más comple-


to en su modo de citar 15. La cita de Rom 1,29-30 está insertada en el
contexto de una exhortación a conseguir la vida eterna mediante la fi-

13. Es evidente, si se tiene en cuenta la sinopsis establecida por Audet, op. cit.,
pp. 138-153, que la Didl1Ché introduce inmediatamente en 1,3 el precepto de amar
y bendecir a los enemigos. Puede que sea una interpolaci6n cristiana de Duae viae.
Tal vez sea más sencillo pensar en una elaboraci6n cristiana a partir de Duae viae.
De todos modos, para nuestro fin es lo mismo.
14. Todo el problema estriba en decidir si la Didaché y la .Ep. Barnabae tienen
en cuenta o no los textos paulinos. Que no lo citen en sentido estricto es evidente.
Que haya una fuente común, latu sensu, es también evidente. Quedan pues dos
posibilidades: a) una dependencia literaria directa o b) un transfondo judeo-cristia-
no común. Las coincidencias de términos no son suficientes para despejar la duda,
así que, salvo meliori iudicio, habrá que mantener una dependencia de Didaché y
Ep. Barnabae de la primitiva catequesis cristiana, con un posible influjo de los es-
critos paulinos en general.
15. Está claro que se trata de una cita formal, puesto que hay una correspon-
dencia con el texto paulino palabra por palabra. Cfr. D. A. HANGER, The Use 01 the
Old . and New Testaments in Clement 01 Rome, Leiden 1973, 214-216. Es tam-
bién interesante señalar que 5610 se puede tratar del texto de Rom 1,29-32. '

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delidad 16. Sólo Dios, Demiurgo y Padre de los siglos, conoce el aspecto
y la belleza de las bienaventuranzas y maravillas que nos ha preparado.
A nosotros nos toca luchar (IX'l'WVtcrWlld>a) para ser hallados en el número
de los dichosos. Lo conseguiremos «si nuestro pensamiento (ovl.vota) es-
tá fijo fielmente en Dios, SI buscamos las cosas que le son gratas y agrada-
bles, si cumplimos 10 que no desdice de su voluntad sin mancilla y si se-
guimos el camino de la verdad, rechazando de nosotros toda injusticia
(áo~x!av) y maldad (1tOVllPLav), codicia, riñas, malignidad y engaño ... ».
Este texto esclarece bastante el difícil Rom 1,18b: "t'wv "t'T¡v á).i)t}EtaV Év
á.otx!q.xa"t'Ex6v"t'wv 17; estos hombres so~ los que siguen el camino de la
mentira y por esto mismo niegan con su conducta llena de lXo~x!ael ver-
dadero camino. Un poco más adelante (35;6) S. Clemente ·completa su
afirmación apoyándose en Rom 1,32: los que hacen estas malas acciones
resultan odiosos (crtUYll"t'O!) á Dios, y no sólo los que lashácen, sino tam-
bién los que las aprueban(l1uvEuooxoOv"t'E~).
El texto de S. Clemente refuerza, por 10 tanto, la interpretación
ética de Rom 1,29-32. Los «catálogos de pecados» sirven para apoyar
una perícopa de exhortación a la fidelidad. Clemente se separa, en este
sentido, del fin concreto e inmediato de S. Pablo que era demostrar las
tristes consecuencias de la incredulidad. Pero recoge, en cambio, la su-
gerencia fundamental del ApOstol: la identificación con Cristo. Danielou,
en Théologie du ;udéo-christianisme, habla de la afinidad entre Clemen-
te y las corrientes judías de tendencia moralizante y con fines edifican-
tes 18. Tal vez, esto pueda ser excesivo. Lo cierto es que la instancia mo-
ral está insertada en una clara línea escatológica y cristológica y está
sin duda influjda por el estoicismo 19. Sea de ello 10 que fuere, es evi-

16. Pum:, Patres Apostolici, pp. 142-143: «nw~ oE ~11"t'at "t'oO"t'o, á.ya1tl]"t'oL;
(se refiere a la posibilidad de conseguir los dones prometidos Por Dios a los fieles)
Éáv ÉcrtllP~y¡.tÉVll 'ÍÍ 1) o~á.vo~a 1)p.G)v 1ttcrtw~ 1tpO~ "t'ov t}EOV ... ». Los vicios que
se señalan como rechazables son: áo~x!a xal. 1tOVllP!a, 1t).EovE~La (la serie se en-
cuentra en Rom 1,29), EPE~~ (Rom 129 y Gal 5,20), xaxollt}ELa xal. o6)'0~ (tal
vez Rom 1,29; una reminiscencia de 1 Pet 2,1), 1/J~t}up~11¡.t6~ (Rom 1,29; 1/J~t}up~I1"t'á.~)
"t'E xal. xa"t'a).a).La (en Rom 1,30, pero más ceñido a 2 Cor 12,20), t}EOI1"t'uy!a,
ti1tEPllcpavLa "t'E xal. á).a~ovELa (el orden es casi el mismo de Rom 1,30: se ha
saltado la ü~p~~), XEvooo~La "t'E xaL IXcpt).o~EvLa (no están en Rom 1,30-31 aun-
que son sinónimos de V~P~I1"t'i)~ y de áI1ÚVE"t'Ot; pueden inspirarse en Gal 5,26;
Phi! 2,3; Rom 12,13; Heb 13,2 y en las Pastorales: 1 Tim 3,2; Tit 1,8).
17. La dificultad estriba en el sentido del verbo xa"t'ÉXw que puede ser «de-
tener, frenar, rechazar» o bien «apresar, encarcelar». La interpretación de S. Cle-
mente concuerda más con el segundo sentido y manifiesta que el «detener la ver-
dad bajo la injusticia» implica una postura de aversión y oposición. Hay un parale-
lismo con los escritos del Qumrán señalado por J~ M. CASCIARO, Qumrán y el nuevo
Testamento, Pamplona 1983, p, 212.
18. Op. cit., pp. 53-55.
19. Cfr. J, N, D, KELLY, Initiation a la Doctrina des Feres de l'Église, Paris
1968, pp. 41·45; J. QUASTEN, Patrología, 1, Madrid 1968, 54-58.

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UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS

dente que 10 que interesa a S. Clemente es la fuerza ética del texto


paulino.
En definitiva, los Padres Apostólicos al utilizar o al coincidir con
Rom 1,29-32 tienen presentes sobre todo las exigencias de la comunidad
cristiana 20. Los cristianos, si no son personalmente fieles pueden llegar
al mismo grado de aberración de los paganos. Sin embargo, el uso de
este texto paulino es, como se , ve, limitado precisamente a su aspecto
moral y exhortativo y no parece que se le haya sacado toda su ' riqueza
sobre todo en el terreno de una argumentación adversus paganos.
En efecto, otra línea de utilización y de interpretación en la patrísti-
cá será la que utiliza ' Rom 1,20 en conjunción ideal con Act 17,23-24:
el Dios cristiano es 'el Dios desconocido pero cercano que las gentes de
sincero corazón buscan y que es el verdadero Creador y Señor, más allá
e infinitamente por encima de las divinidades que los hombres se han
forjado. Al apelar al corazón sincero de quien busca la verdad, los Apo-
logistas resolverán de antemano un dilema que ,la exégesis moderna se
ha planteado 21.

3. Los Apologistas cristianos. San Justino

Algunos autores han considerado que la descripción que hace S. Pa-


blo de los vicios de la sociedad pagana es demasiado pesimista, ya que
ni los judíos, ni algunos sectores de .cristianos, menos fervientes, esta-
ban exentos de los mismos viqos 22. No quedaría, pues, sino pensar que
S. Pablo sueña con una sociedad «utópica», y ese ideal trascendente se-

20. P. BATIFFOL, L'Eglise naissante et le catholicisme, Paris 1972 (reedic. de


1909), 146-156. En cuanto al relieve sobre el desarrollo de la Teología Moral, cir.
P. PALAZZINI, Summa Theologiae Moralis lineamenta in Didaché et in Epistula Pseu-
do-Barnabae en Eun. Doc. 11 (i958) 260-273.
21. El dilema, como hemos escrito en nuestro trabafo anterior, consiste endeter-
minar si es posible y qué valor tiene el conocimiento «natural» de Dios. Muchos
de los exégetas de S. Pablo, con distintos matices, niegan que el Apóstol atribuya
algún valor al conocimiento puramente especulativo de Dios. Sin embargo, la utili-
zación de Rom 1,20 por parte del Concilio Ecum. Vaticano I parece sugerir lo con-
trario. ' La solución que ofrecen los Padres es lógicá y profunda: el conocimiento
especulativo, o filosófico, de Dios, alcanzado con la recta ra2ón es una preparación
para la fe. Interesa' en cuanto que se mantiene «abierto» a la reveláción sobrena-
tural. No interesaría, en cambio, si fuera simplemente un «deísmo» que recha2ara
la revelación. En este sentido, no compartimos las ideas de W. VANDERMARCK, Na-
tural Knowledge 01 God in Romans. Patristic aud Medieval Interpretation en
Theol. Studies 34 (1973) 36-52 ya que la interpretación patrística de Rom 1,20 no
es exclusivamente cristológica, sino que es linalísticamente cristológica.
22. Cfr. o. Kuss, La lettera ai Romani, I (Brescia 1962) 62-63; distinta es la
postura de L. CERFAUK, Le monde paten vu par saínt Paul en Recueil L. Cerlaux n,
415-423, que; sin embargo, mantiene que San Pablo aún valorando la cultura griega
estaba influido por uri pesiniismo «teórico» de origen judio.

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ría la contrapartida del «peSlIDlsmo» paulino. En este sentido, siguen


aquellos mismos autores, S. Pablo se alejaría del texto de Sap 13 que
defiende, de algún modo, la religión y la sociedad pagana 23. Pero, como
se ha dicho, ni el texto de Rom es en general ni tan negativo como se
pretende ~recuérdese .que la requisitoria del Apóstol supone el tema
fundamental del orden · impreso por Dios en la creación y de la bondad
de la fysis~ ni puede considerarse aislado de la predicación paulina re-
producida en Act 14,15-17 y Act 17,24-28 24 • Por otra parte los apoh
gistas, en particular Justino y Lactancio harán precisamente abundante
uso del texto de Rom para afirmar, a la vez, la continuidad intelectual
entre el mejor pensamiento pagano y la verdad cristiana y la diferencia
radical entre las costumbres cristianas y paganas 25. En este sentido Jus-
tino, en su Apología (1,24-30) utiliza el anapologetoi de S. Pablo para
retorcer las acusaciones de los paganos. Los cristianos eran acusados de
impiedad y de cultos vergonzosos: Justino replica que los cristianos no
son impíos, ya que adoran a Dios; pero el Dios de los cristianos no es
un dios como los dioses de los paganos que, según los lugares, adoran los ár-
boles, los ríos, los ratones, los gatos y muchos animales irracionales 26. No

23. Aunque entre Sap 13 y Rom 1,18-20 no haya dependencia literaria, nos pa-
rece que sí hay continuidad de pensamiento. El texto de Sap considera desde una
vertiente positiva lo que el texto de Rom contempla desde otra negativa.
24. Nos parece que, para entender el pensamiento paulino -que es movido
e iluminado por DiQS- hay que distinguir siempre la quaestio iuris de la quaestio
iacti. Es un hecho que la sociedad pagana está profundamente corrompida, y .es un
hecho igualmente que toda sociedad que se aleja de Dios se pervierte moralmente.
Hasta . aquí la afirmación de S. Pablo que no quiere ni afirmar ni negar que esto
sea necesario físicamente. En ningún momento el Apóstol afirma que la naturaleza
humana sea mala en sí, en su situación puramente creatural. Es mala ahora,después
del pecado original. Al contrario, existen claros indici<* de que S. Pablo considera
que la naturaleza humana en sí sigue manteniendo en parte su bondad originaria. En
este sentido su kerygma a los gentiles se apoya en la bondad y belleza de la crea-
ción, en la Providencia divina, en el sentimiento religioso innato y en el deseo que
todo hombre tiene de salvarse y gozar de la felicidad.
25. Nótese que el contexto del pensamiento de S. Justmo es fundamental-
mente positivo, ya que el apologista, que se considera un verdadero «fil6s0fo» está
.abierto a recuperar las semillas del Logos allí donde se encuentran, también en el
pensamiento pagano. Cfr. las precisas expresiones de J. DANIELou, Message Évan-
gelique et Culture Hellénistique. Aux lIe et · lIle Siecles, Toumai 1961, 42-47;
J. QUASTEN, Patrología l , Madrid 1968, 209-211. Por su parte H. CHADWICK, Early
Christian Thought and the Classical Tradition, Oxford 1966, matiza algo, distinguien-
do entre la visión que Justino tiene de la filosofía pagana (<<of all the earIy Christian
theologians Justin is the most optimistic about the harmony of Christianity and
Greek phllosophy») y su opinión de las religiones:. «towards pagan cult and religious
myth Justin is sharply negative», pp. 9-11. Cfr. también G. BARDY, Justin, DTC
VIII, 2242-2245; G. ÜTRANTO, Esegesi biblica e storia in Giustino (Dial. 63-84),
Bari 1979.
. 26. Otamos según Apol. l , 24-30, en Corpus Apolog. l, dir. por l. C. ÜTTO,
Wiesbaden 1969, reimpr. Para entender, en un contexto amplio, el sentido de la
novedad cristiana en Justino es muy útil M. MERINO, La conversón cristiana. El
concepto de ht~CT't'PÉ<PEW y lJ.E'tClVOEtV en S. ]ustino en Studium Legionense 20

200
EL HOMBRE, DIOS Y LA SOCIEDAD, SEGUN ROM 1,18-32.
UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS

son como los seguidores de Dionisio de Semele, ni de Apolo de Latona,


que se dedican a vergonzosos amores entre varones (lpw'tac; apCTÉvwv)
y a cosas que, según el texto de Eph 5,11, da vergüenza hasta decir. Los
cristianos no siguen a un hombre que se ha hecho dios por instigaci6n de
los demonios 77. S. Justino recuerda que algunas sectas gn6sticas -de ti-
po afín a los marcionitas 28, que niegan la existencia o la bondad de
un Dios creador, puede ser que cometan estas acciones vergonzosas -in-
versi6n de la «lámpara» (ava-rp01tTJ ').uxvlac;), en el sentido de traici6n a
la fe y tal vez de uso del sexo contra naturaleza, uniones promiscuas
(avÉollv J.l';E~C;), comidas de carne humana- pero los paganos no los
persiguen. Asimismo los cristianos no abandonan a los hijos, que en el
mundo pagano eran recogidos por gentes sin escrúpulos y encaminados
a laprostituci6n masculina o femenina; no siguen las prácticas de las
mujeres y de los andr6ginos. Los paganos deberían, por todo esto, ser
separados (ExxóljJa~) del universo, por todo lo que hacen habiendo per-
vertido la luz divina. Es evidente que en esta requisitoria que hemos
resumido, Justino está pensando en el texto de Rom 1,29-31 y lo va
comentando, haciendo hincapié en la relaci6n entre sexualidad y familia,
por un lado, y entre religi6n y conducta moral, por otro. No s610 so-
breentiende que la raz6n humana puede llegar al verdadero Dios, sino que
se deja encerrar en la idolatría precisamente cuando se aparta del Dios
verdadero. Aparece, en las palabras de Justino, el primer esbozo de una
teología de la naturaleza, que es llamada «luz divina» : el cristianismo,
en este sentido, devuelve al hombre la posibilidad de vivir «humanamen-
te» 29. Se entiende, pues, que Justino afirme que el género humano puede
conocer la verdad, porque Dios cre6 desde el comienzo al género huma-
no inteligente (VOEpÓV), capaz de alcanzar la verdad y de portarse bien
(EU 1tpá"r'tEW): los hombres son ').o'Y~xot xat i}EWPll'tLxOt, precisamente por

(1979) 89-126. El autor pone de relieve con gran claridad que la «conversión~
cristiana comporta el abandono de los dioses falsos: pp. 100-106.
27. Según H. CHADWICK, Early Christian Thought ..., p. 11 se trata de una
reacción contra el culto ' de Antinoo impuesto por Adriano, muerto en el 130 d.C.
Cfr. L. W. BARNARD, Justin Martyr. His Lile and thought, Cambridge 1967, 151-156.
28. G. BARDY, Justin, col. 2233s, señala que, según S. Epifanío (Hoetes. 42,1),
Marción se había separado de la Iglesia oficialmente en 144, es decir unos seis años
antes de la redacción de la Primera Apología.
29. M. MERINO, La conversi6n cristiana ... , p. 111: «Llevados del estudio de
los textos citados de Justino, podemos esclarecer, a manera de conclusiones, los
aspectos fundamentales de la idea que él posee sobre la conversión cristiana. La
transformación religiosá que tiene como sujeto agente al ser humano es, en primer
lugar, una acción, un cambio por el que el hombre se dirige a Dios. Otro aspecto
que deriva de la observación de los mismos textos de nuestro autor es el que ' se
refiere al reconocimiento, por parte del hombre, de la superioridad divina». En
otros términos la conversión reestablece la taxis creada por Dios y además la enal-
tece con el resplandor de la trascendencia divina.

SCRIPTA THEOLOGICA 17(198S/l) UNIVEr<S i;,),'-'.D DE NAVARR ~ l


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C.~Sr-·, I·U-' ...
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Al
CLAUDIO BASEVI

esto no tienen escusa 30. No podríamos encontrar, a partir del texto pau-
lino, afirmación más rotunda sobre el acuerdo entre fe y razón 31.

4. La polémica antipagana: Lactando

Lactancio, como se sabe 32, vivió al final de la época de persecución


del cristianismo y . debería, por tanto, ser ,estudiado con los "autores del
siglo IV. Pero el horizonte de su polémica se cierra totalmente en la: de-
fensa de la fe adversus paganos y él. mismo se considera el último repre-
sentante de los apologistas. Por esto vale la pena considerarlo en e&te lu-
gar, ya que en él el texto paulino encuentra su acabada utilización apo-
logética. .
La cita de Rom se encuentra en el Divinae .institutiones 33, en el con-
texto del rechazo del politeísmo. Lactancioestá convencido de que el
hombre ha sido creado para conocer, admirar y glorificar la obra creadora
de Dios. Ese conocimiento de Dios es la' raíz del recto orden intelectual
y moral, de la iustitia, concepto tan propio del apologista latino 34, en el
cual se une la tradición bíblica de la justicia como santidad religiosa y
el concepto romano de la justicia como virtud reguladora de la actuación
personal y social. En definitiva, la noción de Dios es ' considerada como
el fundamento de toda norma ética y de todo orden recto. Así en Inst.
II,3 el punto de partida de la requisitoria polémica es la conciencia que
los mismos sabios paganos tenían de la falsedad de sus dioses. Ellos sa-
bían que su religión era una vanitas y,sin embargo, por una misteriosa
pravitas quedaban adheridos a ella. Tal vez, sugiere Lactancio que cita a
Cicerón (De natura deorum, frag. 1), esta postura incoherente se debía
al .deseo de no desconcertar al vulgo planteando problemas intelectuales

30. J. C. M, VAN WINDEN, Le portrait de la Philosophie grecque dans ]ustin,


Dialogue lA-5, en Vigo Christ. 31 (1977) 181-190, pone en evidencia la ambivalen-
cia de Justino: disposición favorable hacia la actividad de la razón humana, juicio
negativo sobre las filosofías paganas por sus consecuencias morales.
31. El testimonio de Justino es, por lo que se ve, limitado. Pero señala una
evidente continuidad con el texto paulino. La filosofía, en concreto el problema
de Dios, constituyen el punto de partida de toda ética. Si se nos permite extrapolar
un poco, podríamos decir que, según Justino y el pensamiento cristiano, el verda-
dero fundamento de una «orto-praxis» no puede ser sino una ·«orto-doxia».
32. J. QUASTEN, Patrología, T, pp. 685-702; V. LOI, Lattanzio nella storia del
linguaggio e del pensiero teologico preniceno, Zürich 1970; B. STUDER, La soterio-
logie de Lactance en Lactance et son temps. Actes du IVe Colloque d'Études Histo-
ríques et Patristiques. Chantilly 21-23 septembre 1976, ed. por J. FONTAINE y M.
PERRIN, París 1978, 253-269.
33. Citamos según L. Caeli Firmiani Lactanti Opera Omnia, CSEL n. 19, 1 y 2,
ed. S. BRANDT y G. LAUBMANN, Pragae-Vindobonae-Lipsiae 1890.
34. V. LOI, La giustizia sociale nell'etica lattanziana en Augustin., 17 (1977)
153·160; IDEM, Lattanzio nella storia. .. , p. 258 ss. Hay que tener en cuenta la de-
finición lactanciana: «(iustitia) nihil aliud est quam dei unici pia et religiosa ·cul·
tura» (Inst. V,7,2).

202
EL HOMBRE, DIOS Y LA SOCIEDAD, SEGUN ROM 1,18-32.
UN EJEMPLO DE E~EGESI S CRISTL'lliA DE LOS PRIMEROS SIGLOS

-que hubieran difundido la incredulidad. Pero, como es evidente, esta


razón no excusa la simulación; el hecho es que los «sabios» destruyeron
lás religiones falsas pero no supieron encontrar la verdadera. Cayeron
así en un error mucho más grave que los idólatras ignorantes. Porque
estos últimos, al adorar las cosas creadas, aliquid sapientiae retinent, ya
-que en el fondo admiran la obra del creador . .Pero los primeros, que se
mostraron más sabios al rechazar la falsa religión, se volvieron más ne-
dos al negar que éxistiera siquiera ' una religión verdadera. No se trata,
-concluye Lactancio, de exigir a los sabios que encuentren la verdad per
se ipsos, pero hoc ah iis exigo quod ratione ipsa praestare potuerunt: hay
algo que la razón humana puede y debe alcanzar 35 •
. El argumento paulino se ha transformado en manos de Lactancio
en un arma contra la idolatría y contra el escepticismo religioso. No hay
en estas palabras del escritor latino ningún rasgo ' anti-intelectual, al con-
trario: su defensa de la vera religio se apoya precisamente en la confian-
'za en el poder de la razón humana. Las mismas ideas enéontramos un
poco más adelante 36, allí donde Lactancio, con una clara reminiscencia
·del texto de Sap 13,1..;9, afirma que ios idólatras, engañados por la be-
lleza de las criaturas, «empezaron a venerar y dar culto a las obras de
Dios y no fueron nunca capaées de entender cuánto mayor y ' más admic
.rable sea aquel que las hizo ex nihilo» 37. Ya que, además, no se trata
-de alcanzar el conocimiento comprehensivo de Dios, sino sólo que El
existe: «Es suficiente, para que el hombre posea una prudencia plena
y perfecta, que entienda que Dios existe» 38 . Luego los insipientes pecan
por dos motivos: porque anteponen a Dios las cosas materiales, es decir
las obras de Dios; y porque dan culto a las apariencias de estas mismas
-cosas contenidas en el aspecto del hombre (elementorum ipsorum figuras
humana specie conprehensas colunt), es decir por su antropomorfismo 39.
Más interesante todavía es otro texto de Lactancio inspirado en Rom
1,18-32 Y. en Sap 13,1-9 40 • La situación ' actual de incredulidad es lasti-
mosa, afirma el apologista, ya que los hombres buscan el sumo bien no
en el cielo, sino en la tierra. Se da así una doble inversión: los hombres
han abandonado a Dios, que c;ngendró y cOQstituyó el universo, y han
adorado las obras de sus dedos. Como contrapartida, ha desaparecido la
saeculorum ueterumfelicitas, han penetrado la iniustitia y la impietas,
el discidium generis humani et fraus et nefas omnej y los 'que creían ser
sabios, por rechazar la idolatría, han demostrado que son más necios, por

35. Inst. n , 3,18·20 ; CSEL, p. 106,15-25.


36. Inst. n , 5,1-5.
37. Ibid. n , 5,5; CSEL, p. 115,3-9.
38. Ibid., n, 5,3; CSEL p. 114,215 : «Satis est homini ad plenam perfectam-
que prudentiam, si deumesse intellegat». '\
39. Ibid. n, 6,1-2; CSEL, p. 121,19-22.
40. Ibid. IV, 1; CSEL, pp. 274-277.

SCRIPTA THEOLOGICA 17(1985/ 1) 203


CLAU:lIO BASEVI

haber caído en la incredulidad. El abandono de Dios, que pasa a través


de la idolatría para desembocar en . el escepticismo, produce la «necedad»
de los hombres que se creen sabios y la destrucci6n de la convivencia
social 41.
El dato más significativo que nos ofrecen las consideraciones de los
apologistas cristianos 42 es que la tradici6n no vio en S. Pablo ninguna
forma de pesimismo ni de dualismo, ya sea cosmol6gico (oposici6nes-
píritu-materia) ya sea intelectual (oposici6n raz6n-fe). Sí, sin embargo,
los apologistas ponen en evidencia la continuidad entre la consideraci6n
ética (tema de las dos vías y depravaci6n moral) y la especulativa (cono-
cimiento de Dios a través de la creaci6n). También se empieza a vislum-
brar en sus obras un tercer elemento, de gran interés. Los sabios paga-
nos se volvieron necios, precisamente cuando creían ser más sabios que
los demás .. Es inmediato recordar -y los Padres y escritores eclesiásticos
lo hacen con frecuencia- las palabras de S. Pablo sobre la Sapientia
Crucis: 1 Cor 1,18-23.27 donde se dice que ip.Wpa.CTEV o ilEoc; 't1}V a'ocpLa.v
'tOÜ XÓOllou (cfr. Rom 1,21.22); o bien, 1 Cor 2,4-5, donde se opone la
Oú\la.~LC; ilEoü a la a'OcpLa. avi}pbmwv. La a'ocp!a. y la ~WpLa. adquieren un va-
lor paradigmático como expresi6n de la paradoja de la fe. El texto de
Rom adquiere así una peculiar resonancia espiritual.

5. La polémica contra los gnósticos: S. Ireneo

. Como hemos visto, el texto paulina se prestaba con facilidad a la


polémica contra los paganos, ya que consistía directamente en una denun-
cia de la idolatría y de sus consecuencias. Pero también podía ser utili-
zado para rebatir las afirmaciones gn6sticas, ya que defendía el valor de
las criaturas como camino para alcanzar el conocimiento de Dios. Y así
como en la polémica antipagana los autores cristianos habían hecho hin-
capié en el tema de la depravaci6n moral, de la vía de la perdici6n y del
catálogo de pecados, así en la polémica antign6stica se puso en evidencia
el aspecto intelectual y cognoscitivo de la perícopa. Esto explica el abun-
dante uso de Rom 1,19-32 por parte de S. Ireneo.
El Obispo de Ly6n cita este texto 10 veces en su obra maestra Adv.
Haeres. Con mayor frecuencia (6 veces) en el libro IV cuando. en el

41. . Cfr. V. L01, Lottanzio .. ., pp. 133s. sobre el tema de las Duae viae; B. STU-
DER, La soteriologie de Loctance ... , pp. 257-258. Amplias informaciones también en
P. MONAT, Lactance et la Rible, Paris 1982, l , pp. 249-259.
42. Se ha discutido mucho acerca del dualismo de Lactancio, cfr. J. QUASTEN,
Patrología l, pp. 698s; de todos modos su dualismo, si no es un dualismo ético, es
de proveniencia estoica y no ciertamente paulina: cfr. M. PERRIN, L'Homme anti-
que et chrétien. L'antbropologie de Lactance, 250-325, París 1981, 412-494, que
pone de manifiesto las vacilaciones del pensamiento de Lactancio, siempre influido
por una consideración ética.

204
EL HOMBRE, DIOS Y LA SOCIEDAD, SEGUN ROM 1,18-32.
UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS

ámbito de la polémica contra los valentinianos y marcionitas, explica có-


mo debe actuar el fiel discípulo de Cristo 43. Irenea, como se sabe, quiere
defender la continuidad de la verdadera tradición 44, Y frente a los erro-
rres gnósticos recuerda que hay que acudir a los «presbíteros», tal vez
a los sucesores de los Apóstoles, que pudieron escuchar la genuina pre-
dicación apostólica 4S. En concreto decir que hay dos dioses, uno del
Antiguo y otro del Nuevo Testamento, es manifestación de ignorancia
(a.p.aitEi:c;) y de atrevimiento ('taAp.T}pOvC;). Aparentemente, distinguir en-
tre un KOOlJ.o'lto~T}'ti¡c; severo, inflexible, juez, y un TIa"ti¡p, revelado por
Cristo, es sugerente y amable. Pero, señala Irenea, se corre el peligro
de olvidar que también el Nuevo Testamento tiene una ley y amenaza
con unos castigos a los pecadores, así como, poi otro lado, las culpas y
el castigo de Israel han sido escritos por nosotros, para nuestro escar-
miento, como dice el mismo S. Pablo (1 Cor 10,1-2). En este sentido,
S. Ireneo conecta el texto de Rom 1,29-31 con otros textos paulinos de
catálogos de pecados, en especial 1 Cor 5,11 y 1 Cor 6,9-11, así como
con Eph 5,6-8, que es utilizado para introducir el tema de la ira de Dios
y del camino de las tinieblas. S. Ireneo une estos textos alCor 5,6 y
Rom 1,18, y también a Le 18,7-8 sobre la rapidez de la txo~xT}a1.C; de Dios
y 2 Thes 1,6-10 sobre la manifestación de ' Jesús en el juicio. La espera

43. El libro IV del Adversus Haereses trata de rechazar los argumentos gnósticos
y sobre todo los argumentos de tipo marcionita sobre la diferencia entre el Dios de
la Antigua Alianza y .el Dios Padre de Jesucristo basándose en los textos del Nue-
vo Testamento mismo. Este objetivo de Ireneo se inserta admirablemente en su
«Teología de la Unidad» del plan divino. Cfr. B. DE MARGERIE, Introduction a
l'bistoire de l'exégese, Paris 1980, pp. 64-94 que define la exégesis de S. !reneo co-
mo un esfuerzo de «recapitulación» (anakefalaiosis) cristológica. Cfr. también el
clásico P, BATIFFOL, L'Eglise naissante et le catbolicisme, Paris 1971, reedic. de
1905, pp. Z38-260. Véase también A. ORBE, S. Ireno y el , conocimiento natural de
Dios en Gregor. 47 (1966) 441-471, .710-747. Un buen resumen y la doctrina exe-
gética de S. Ireneo es el artículo de D. FARKASFALVY, Theology 01 Scripture in Sto
Ireneus en Rev. Ben. 78 (1968) 319·333 que señala claramente que el Obispo de
Lyon es un verdadero sistematizador de la Teología de la historia.
44. Hemos consultado la edición de Adv. Haer. de A. ROUSSEAU, B. HEMMER-
DINGER, L. DELETREAU y C. MARCIER, Sources chrét., Paris 1965; cfr. también la
edición de Contro le eresie de E. BELLINI, Milano 1982. En cuanto a S. Ireneo
defensor de la Tradición, vale la pena recordar el sugerente libro de M. J. LE
GUILLOU, Le mystere du Pere. Foi des Ap6tres, Gnoses actuelles, Paris 1973. Cfr.
también B. DE MARGERlE, Introduction a l'histoire de l'exégese, ' pp. 65-71 y J.
DANlELOU, Message Evangelique et culture Hellénistique, Tournai 1961, pp.
132·144.
45. L. LIGIER, Le Chllrisma veritatis certum' des éveques. Ses attaches litur-
giques, patristiques et biblíques, en Melanges H. de Lubac, Paris 1964, 247-268.
Sobre la terminología de S. Ireneo son muy importantes los estudios de M. GUERRA,
La «principalidad~ y el «principatus» de la sede episcopal de Roma en Teología
del Sacerdocio, 14: El Sacerdocio del Supremo Pontificado, Burgos 1982, pp. 3_43-
388 Y Análisis filol6gico de S. Ireneo «Aduersus haereses» 3,2,2 ' en Scripta Tbeol.
14 (1981) 9-57; véase también G. CELADA, Ministerio y Tradici6n en San Ireneo en
T eologia del Sacerdocio, 9; La potestad de orden en los primeros siglos, Burgos
1977, pp. 119-162 Y especialmente 135:140.

SCRIPTA THEOLOGICA 17(1985/ 1) 205


CLA UOlO BASEVI

del juicio futuro y la actuación conveniente para salvarse es para IreneO'


el punto de arranque de la moral evangélica 46.
Por otro lado, a propósito de Rom 1,25.28, donde se habla de la cegue-
ra de los paganos, S. Ireneo recuerda que Dios permite el endurecimientO'
del corazón, como hizo con los egipcios, y cita Mt n,10-16;Lc 8,10;
10,23 Y su fuente Is 6,10; 2 Cor 4,4 y 2 Thes 2,11-12. La frecuencia
y la unidad de estas dtas hacen pensar en una colección de «testimo-
nia» 47. De todos modos, lo interesante es poner de relieve que el ·Obispo
de Lyón descubre una dimensión apocalíptica en el texto paulina y lo
pone en relación con el tema de la predestinación 48. Más interesante to-
davía resulta la enunciación de lo que la herejía valentiniana y marcio-
nita querían encubrir: que todo pecado lejos de ser un producto necesa~
rio de la materia es una violación del orden impuesto por el Creador 49.

46. La serie de textos de catálogos de pecados se encuentra en Adv. Haer. IV,


27,4 (Se n. 100, n, pp. 746-757), Y S. !reneo, en IV,28,2 (Se., pp. 756-759), con-
cluye: «Quemadmodum enim in novo Testamento ea quae est ad Deum fides ho-
minum aucta est, additamentum accipiens Filium Dei, ut et horno fieret partkeps
Dei; [ita] et diligentia conversationis aucta est, cum non solum a malis operibus
abstinere iubemur, sed [etiam] ab ipsis malis cogitationibus et otiosis dictionibus
et sermonibus vacuis et verbis scurrilibus: sicet paena eorum qui non credunt
Verbo Dei et contemnunt ejus adventum et convertuntur retrorsum adampliata
est, non jam temporalis, sed aeterna facta ( ... ) cum sit unus et idem Deus Pater et
Verbum ejus semper assistens humano generi, varüs autem dispositionibus, et multa
operans, et salvans ab initio eos qui salvantur ( ... ) et adjudicans eos qtii adjudic
cantur,hoc est eos qui obliviscuntur Deum et sunt blasphemi et transgressores
ejus Verbi».
47 . . Existe a este propósito una controversia entre A. BENOIT, Saint Iréneé. In-
troduction ti l'étude de sa théologie, Paris 1960, p. 101 y J. DANIELOU, Message
Evangélique et culture hellénistique, Tournai 1961, pp. 156-169. P , PRINGENT, en
L'Epitre de Bernabé ' I-XVI, pp. 183-190 pone en evidencia el paralelismo entre
Adv. Haer. IV,33,1 y IV,33,lls con la Demonstratio 53-58. En nuestro . caso la
amplia sección del Adv. Haer. IV,27-36 que engloba la mayoría de las citas de
Rom 1,18-32 (seis sobre nueve) es un amplio desarrollo del castigo de los egipéios,
conectado con su idolatría, pero sobre todo con el endurecimiento del Faraón
(27-30), seguido por un ~álisis del episodio de Lat (31-32) . El texto de Adv. Haer.
IV,33-35 es igualmente una defensa del valor de las profecías que hablan de juicio
de Dios. Por último, Adv. Haer. IV,36 es la exposición de la parábola de los vi-
ñadores homicidas, que son equiparados a los idólatras y gentes de réprobo sen-
tir. En conjunto, es fácil pensar que S. ' Ireneo utiliza fragmentos de catequesis
cristiana. .'
48. Así, por ej., en Adv. Haer. IV,28,1 S. Ireneo señala que el castigo prome-
tido por Dios, la ira Dei, tiene un antecedente antiguo: el castigo de los Egipcios
que habían maltratado a Israel, así como el castigo deSodoma y Gomarra (Mt 10,
15; Le 10,12). Pero si en la Antigua Alianza el justo juicio de Dios se ejerció en
«figura» ('tV1tLXWC;) por un tiempo y con medida, al final de la Nueva será en ver-
dad, por siempre y .con rigor. Cfr. se, n. 100, pp. 754-757. . .
49. Esta es la conclusión que S. Ireneo saca de la parábola de los viñadores
(Se, n. 100, p. 881): «Por medio de ésto el Señor manifestó claramente a sus
discípulos que el padre de familia era único y el mismo, es decir el úriico Dios
Padre que hizo . todas las cosas; pero que hay varios labradores: unos 'insolventes
y orgullosos' (Rom 1,30), estériles, asesinos del Señor; otros, ' en 'cambio, que con
total obedieneiadan el fruto a .su tiempo». Sobre el tema de la naturaleza del
pecado y la bondad de la creación y, en general, sobre todo el enfoque antignóstico
de !reneo es preciso acudir a los numerosos estudios de A. ORBE; aquí citamos

206
EL HOMBRE, DIOS Y LA SOCIEDAD, SEGUN ROM 1,18-32.
UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS

6. Tertuliano

La presencia de Rom 1,18-32 es aún más frecuente en los escritos de


Tertuliano que en la obra deS. Ireneo, cosa bien comprensible si se
tiene en cuenta que el texto paulina se prestaba a múltiples usos: la
controversia contra los paganos, la defensa de la posibilidad de conocer
a Dios, la explicación de los fundamentos de la vida cristiana. Pero, de
modo un tanto -sorprendente, las citas del texto paulinoadquieren más
relieve y más peso en la controversia contra los gnósticos, en este caso
contra Marción, en la misma línea trazada por S. Ireneo, a pesar de
que ciertamente Tertuliano no puede ser considerado un teólogo de la
armontaentre Antigua y Nueva Alianza. Es bien evidente, al contrario,
que Tertuliano es un apasionado defensor de la «novedad» del cristia-
nismó que 'pone a veces en oposición dialéctica tanto contra el judaísmo
como contra el paganismo so. Sin embargo, en el Adv. Marcionem 51, de-
fiende la continuidad entre los dos Testamentos.
Precisamente en el Adv. Marc. encontramos ocho citas del texto de
Rom, concentradas sobre todo en Rom 1,18-20, casi todas en el libro V.
Las restantes once citas del texto paulino se · reparten entre De resurrect.
carnis (3 veces), De Corona (2 veces), Ad Nat., Ad Scapulam, De Anima,

Antropología de San · Ireneo, Madrid 1969, pp. 272-285 en que se pone de relieve
que el pecado de Adán es desobediencia a un mandamiento bueno; sobre la ver·
tiente «cósmica» de la Encarnación según los gnósticos, vid. Cristología gnóstica.
Introducción a la soteriología de los siglos 1I y IlI, vol. I, Madrid 1976, pp. 260-
284, donde queda claro el dualismo insalvable de los herejes; sobre la parábola de
los viñadores, cfr. Parábolas evangélicas en San Ireneo, I, Madrid 1972, pp. 243-270
en la cual Orbe concluye que, según Irerieo, Dios busca siempre las mismas obras~
iguales en ambos Testamentos, porque están animadas por el amor al Dios único
y al hombré.
50. Sobre Tertuliano la literatura es muy extensa. Véase J. QuASTEN, Patrolo-
gía 1, pp. 546-635 que subraya la novedad en el léxico, en el estilo y en el enfoque
de Tertuliano «el más importante y más original de los autores eclesiásticos latinos»
excepción hecha de S. Agustín. Cfr. también G. BARDY, Tertullien en DTC, XV,
130-171; R. BRAUN, «Deus christianorum». Recherches sur le vocabufaire doctrinal
de Tertullien, Paris 1962; J. DANIELOu, Les origines du christianisme latin, Paris
1978, pp. 123-159; P. BATIFFOL, L'Eglise naissante et le catholicisme, Paris 1971,
pp. 317-353 sobre el aspecto eclesiológico del pensamiento de Tertuliano; sirve toda-
davía A. D'ALEs, La Théologie de Tertullien, Paris 1905; sobre el uso de la Sa-
grada Escritura en Tertuliano, véanse: T. P. O'MALLEY, Tertullian and the Bible,
Nijmegen 1967; J. E. L. VAN DER GEEST, Le Christ et l'Ancien Testament chez
Tertullien, Nijmegen 1972; J. H. WASZINK, Tertullian's Principies and Me/hods of
Exegesis, en Early ' Christian Literature and · the classical intellectual Tradition, in
han. R. M. Grant, París 1979, pp. 17-32; B. DE MARGERIE, Introduction a l'histoire
de l'exégese, n, Paris 1983, pp. 23-64. .
51. Se sabe que Tertuliano conoció la obra de S. Ireneo, pero quiso rechazar
directamente la opinión de Marción más que la de Valentín, como había hecho,
en cambio, el Obispo de Lyón. El cuarto y quinto libro del Adv. Marc. contienen
un comentario crítico del Nuevo Testamento secundum Marcionem para demostrar
que aun los textos retenidos por el hereje eran suficientes para refutar la ·doctrina
de los dos dioses. Citaremos según la edición de I. KROYMANN, CoChr. SL n. 1, Tur-
nholti 1954, 437-726.

SCRIPTA THEOLOGICA 17(198511) 207


CLAUDIO BASEVI

A,dv. Hermogenem, Adv. Praxean y De Paenit. De entre ellas cinco obras


además del Adv. Marc. son del período montanista 52. En conjunto, como
se puede apreciar, Tertuliano cita el texto de Rom en el contexto de la
polémica antipagana (Ad Nat., Ad Scapulam), de la polémicaantignósti-
ca (Adv. Marc., De resurr. carnis, De Anima, Adv. Herm., Adv. Praxean)
con gran preferencia, y en dos escritos exhortativos (Da paenitentia y
De corona). Sorprende la escasa utilización de ese texto contra el paga-
nismo, así como la total ausencia en el Apologeticum, a pesar del ejemplo
de la Apología de S. Justino 53.
La destacada presencia de Rom 1,18-20 en el Adv. Marc. se debe a
que Marción, según nos dice Tertuliano, utilizaba Rom 1,18 entendien-
do que la veritas que los hombres mantenían encerrada en la injusticia
era la verdad del Dios Padre de Jesucristo, y que el Dios Creador ven-
gaba precisamente esta injusticia. En otros términos, el Dios del Antiguo
Testamento condenaría a los hombres que no aceptaron el Dios del
Nuevo. Pero es hasta demasiado evidente que esta opinión es insosteni-
ble. E~ primer lugar, y fundamentalmente, porque Cristo nos lleva ai
único Dios, Creador y Padre al mismo tiempo. Y si se objeta q1!e .sólo
los judíos son responsables de las ofensas al Dios de la creación, Tertu-
liano replica: «tanto el pueblo (judío) por la transgresión de los manda-
mientos (disciplinae), como todo el género humano por haber ocultado
la naturaleza (per naturae dissimulationem), habían abandonado y se ha-
bían rebelado contra el Creador» 54. En este sentido el gran orador afri-
cano ha captado el núcleo mismo de la doctrina paulina -la universa-
lidad del pecado- y 10 utiliza contra Marción 55. Luego, para demostrar

52. El Adv. Marc., aunque fuera empezado en su primera redacción en la épo-


ca católica, fue refundido y ampliado entre 207 y 212; el Ad Nationes, del año 197,
el Adv. Hermogenem, del 200 Y e! De paenitentia, del 203, pertenecen a la época
católica; en cambio otros cuatro son del período montanista mitigado: De resu".
carnir (año 209-211); De Anima (209-211), De corona (211), Ad Seapulam (212)
y el último, adv. Praxean, del 213, del período montanista decidido. De todos mo-
dos, el montanismo de Tertuliano influyó relativamente poco en su polémica
4dversus paganos y adv. gnostieos.
53; Tal vez se pueda explicar esta ausencia por el enfoque tan distinto de las
dos obras.
54. Adv. Mare. V,5,4, CoChrSL n. 1, ed. E. KROYMANN, Tournholti 1954, p.
-676, 6-9: «Et populus autem per disciplinae transgressionem et omne hominum ge-
nus per naturae dissimulationem et delinquerat et rebellauerat aduersus creatorem~.
Nótese que Marción emplea, en su polémica antijudaica, precisamente el concepto
del escándalo y locura de la Cruz y cita sin reparo 1 Cor 1,19-21. Tertuliano es, en
este sentido, el defensor del orden establecido por Dios: el orden de la disciplina
y el orden de la naturaleza. La herejía de Marción resulta de una actualidad sor-
prendente, vista desde esta perspectiva, ya que supone que pueda mantener la unión
<con Cristo aún negando o rechazando el orden natural, propio de la creación.
55. De la universalidad del pecado se deduce la necesidad de la unión con
Cristo como salvador y la unicidad de la economía de la salvación. Adv. . Mare. V,
13,3-4: «Cuius dei ira? Utique creatoris (es decir el dios justo y severo de! An-
tiguo Testamento). Ergo et ueritas eius erit, cuius et ira, quae reue!ari habet in
ultionem ueritatis. Etiam adicens: scimus autem iudicium dei secundum ueritatem

208
EL HOMBRE, DIOS y LA SOCIEDAD, SEGUN ROM 1,18-32.
UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS

que Cristo nos lleva con su Evangelio al mismo Dios creador, autor de
la Ley y fuente de la gracia, Tertuliano se entrega aun análisis detallado
de las epístolas paulinas. Al abrir la serie con Rom señala que precisa-
mente la afirmación inicial de S. Pablo -el Evangelio es salvación para
todo el que cree- es la premisa para hablar de una .nueva Ley . y de un
nuevo Evangelio; nuevos, sin duda, pero que al mismo tiempo llevarán
a un juicio final 56. Así que aunque S. Pablo -según dice Marción y ad-
mite también Tertuliano- afirma «el vengador en el juez y el creador
en · el vengador», al hablar de su ira sobre la impiedad de los hombres
que mantienen cautiva la verdad en la injusticia, se refiere a todos los
hombres tanto de la Antigua como de la Nueva Alianza 57. En otros tér-
minos, la Ley y la naturaleza se corresponden, como dice Rom 2,2ss., y
Dios juzgará, «según el Evangelio por medio de Cristo, y por eso tanto el
Evangelio como Cristo pertenecen a aquel al que .pertenecen también
tanto la Ley como la Naturaleza» 58. Por eso, en otro lugar de la misma
obra 59, insistirá en el contenido de Rom 1,25: los pecadores; sean los

ene (Rom 2,2) et iram ipsam probauit, ex qua uenit iudicium pro ueritate, et ueri·
tatem rursus eiusdem .dei confirmauit, cuius iram probauit probando iudicium ( ... ).
Si enim iudieabit deus occulta homínum (Rom 2,16; dr, Rom 2,12) tam eorum qui
in lege delinquerunt quam eorum qui sine lege, -qui et hi [et si] legem igno-
rant, at natura faciunt quaesunt legis- utique is deus iudicabit, cuius sunt lex et
ipsa natura, quae legis est instar ignorantibus legem» (CoChrSL, n. 1, p. 702s).
Y, un Poco más adelante, Tertuliano deduce que el Evangelio y Cristo pertenecen
al mismo Dios al cual pertenecen la Ley y la naturaleza, ya que el mismo .y únicó
Dios juzga en verdad por medio de Cristo según el Evangelio (Rom 2,16; dr.
Adv. Mare. V,13,5).
56. Adv. Mare. V,13,2; CoChrSL, n. 1, p. 702.
57. Adv. Mare. V,13,2 y V,13,18.13-4. Tertuliano pone de relieve que si el
Evangelio es fuerza salvadora de Dios para todo el que cree (Rom ' 1,16-17), no
puede serlo sino porque pertenece al mismo Dios justo que los marcionitas niegan
ser bueno: «Sine dubio et euangelium et saluiem (Paulus) iusto deo deputat, non
bono». Además si antes se daba la Ley y ahora la justificación de Dios por medio
de la fe en Jesucristo (Rom 3,22) «quae est ista distinctio? Seruiuit deus tuus (el
dios bueno de Marción) dispositioni creatoris, dans ei tempus et Iegi eius? An eius
tunc; cuius et nunc? Eius lex cuius et fides Christi? Distinctio dispositionum est,
non deorum». La conclusión se impone. Como dice S. Pablo (Rom 7,7) «Quía
¡ex peccatum? Absit! -Erubesce, Marcion, [absit] abominanti apostolo crimina-
tionem legis -sed ego delictum non scio nisíper legem, O summum ex hoc praeco-
nium legis, per quem [non] licuit delictumlatere! Non ergo lex seduxit, sed pecca·
tum per praecepti occasionem. ( ... ) Si taliter ueneratur legem creatoris, quomodo
ipsum destruat nescio» (CoChrSL, n. 1, pp. 703-705), Una lectura amplia de los
textos paulinos demuestra la unidad de la economía salvadora.
58. ' ,«5eeundum euangelíum, inquit (Marción que cita a Pablo), Pér Christum
(Rom 2,16). Ergo et euangelium' et Christus illius sunt, cuius et lex et natura,qúae
per euangelium et Christum uindicabuntur a deo 'illo iudicio de quo et supra»
(CoChrSL, n. 1, p. 703,25-3). . .,
59. Adv., Marc. V,19,6; CoChrSL, n, 1, p.721,17. Se refiere Tertuliano a Col
1,21 y explica que el «alienatos et inimicos ' sensu» de Dios se explica porque
.«admi~ramus offensam '.colentes condicionemaduers~s creatorem». Es interesante
observar que Rom 1,25 es aquí atribuido a la condición de los cristianos antes de
la conversión.

SCRIPTA THEOLOGICA 17(1985/ 1) 209


CLAUDIO "BASEVI

que sean, cambian la gloria del creador en la de la criatura, como de-


muestran también las citas de 1 Cor 1,17-21; Is 52,7 y 29,14. '
En definitiva, en el Adv, Marc., la utilización de Rom 1,18.32 está
dirigida no a un fin polémico, sino a subrayar la posibilidad de conocer
al Dios creador por medio de la naturaleza y que el Dios creador puede
ser «reconocido» por la predicación de Cristo 60. En este sentido la re-
velación de Cristo no supone una inversión antiintelectual, como puede
hacer pensar el famoso texto de Le 10,21, sino simplemente la necesidad
de una manifestación sobrenatural para que Dios sea «conocido» verda-
deramente 61.
Por otro lado, Tertuliano es un firme defensor de la posibilidad de
"conocer a Dios. Rom 1,20 aparece muy frecuentemente en sus obras 62
como una afirmación indiscutible: tan cierta que ni los mismÓs herejes
la impugnan; con ellos el problema se plantea más bien en el terreno
de la resurrección 63. De todos modos, el hecho de poder conocer a tra-
vés de las criaturas las invisibilia de Dios permite elaborar una afirma-
ción tajante: Dios creó todo ex nihilo 64.
El apologista africano, sin descubrir la fuerza del texto de Rom 1,
18-32 frente a los paganos, como en el Ad Natione 65, se centra más bien
entres puntos:

60. Adv. Marc, 1,18,2: «Nos definimus deum primo natura cognoscendum,
dehinc doctrina recognoscendum, natura ex operibus, doctrina ex praedicatoribus»
(CoChrSL, n. 1, p. 459,11-13).
61. Adv. Marc. IV,25,1-3.10; CoChrSL, n. 1, pp. 610-612.
62. Adv. Hermogenem 45,5; De resurrec. carnis 2,8 y 3,1; De corona 6,1;
Ad Scapulam 2,1.
63 . De resurrect. carnis (o mortuorum) 2,8; ed. J. G. Ph. BORLEFFS, CoChrSL,
n. 1, ' p. 923,33-41: «Atque adeo [et] haeretici ex conscientia infirmitatis numquam
ordinarie tractant: certi enim, quam laborent in alterius diuinitatis insinuatione
aduersum deum mundi omnibus naturaliter notum de testimoniis opetum, certe
et in sacramentis priorem et in praedicationibus manifestatiorem, sub obtentu quasi
urgentioris causae ( ... ) a quaestionibus resurrectionis incipiunt, quia durius creditur
resurrectiocarnis quam una diuinitas».
64. Adv. Hermogenem 45,5; CoChrSL, n. 1, p. 433-435. Tertuliano explica la
creación acudiendo a varios textos de la Sagrada Escritura. En primer lugar, dice,
fue establecida la Sabiduría (sopbiam conditam), luego et sermonem prolatum, por
el cual todo ha sido hecho y sin el cual nada ha sido hecho (Ioh 1,3; Prv 8,22).
Luego citando Ps 33,6; Ps 102,26; Is 40,12, recuerda que todo ha sido hecho
por Dios, como dice también Jer 28,15 (51,15 según el texto hebreo). Todo
manifiesta los atributos (animi nisus) de Dios: sopbia, ualentia, sensus, sermo, spi-
ritus, uirtus. Estas son las inuisibilía Dei, quae secundum apostolum ab insti/u·
tione mundi ¡actis eius conspiciuntur. No cabe sino pasmarse ante la insondable
sabiduría divina (Rom 11,19.33). Quid haec magis sapiunt quam: ut ex nihilo
omnia facta sunt! ( ... ) Igitur ( .. . ) probatur omnia a deo ex nihilo facta». Cfr.
también la rápida alusión en De resurr. 3,1; CoChrSL, n. 1, p. 924,4-5; Ad Scapulam
2,1; ibid., p. 1127,1-2.
65. Ad Nationes 11,8,2; CoChrSL, n, 1, p. 53,3-5: «Deum ego existimo ubi-
que notum, ubique praesentem, ubique dominantem, omnibus colendum, omnibus
demerendum»; cir. también De Anima 18,12; ¡bid. p. 809,96-99 con una enigmá.
tica referencia a Platón. En De corona 6,1; ibid. 1046 S., 6-9 habla de la ' homo-
sexualidad como castigo de los paganos.

210
EL HOMBRE, DIOS Y LA SOCIEDAD, SEGUN ROM 1,18-32.
UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS

- la posibilidad del conocimiento de Dios a partir de la ' creación


y; por lo tanto, la bondad y validez de la creación 66;
la unidad de dispo~icióÍl divina. entre creación, Ley y Evangelio;
- y el hecho que todo pecado estriba, en el fondo, en una adora-
ción de la criatura en lugar del creador 67.
El texto de mayor interés moral es el De corona 6,1, donde en el
ámbito de una requisitoria contra los paganos se afirma que ellos cono-
cen la ley natural (naturabilibus tabuUs, natura lacere... ea quae sunt le-
gis) y que .la homosexualidad es la retributio erroris que ellos han co-
metido.
En conclusión, la hermenéutica de Tertuliano, en coherencia con lo
que hemos visto anteriormente, señala que el texto de S. Pablo puede
ser utilizado contra toda forma de desviación de la fe y que su mensaje
es también el punto de partida de la recta conducta ética tanto de los
cristianos como de todos los hombres ;

7. Conclusiones

El recorrido hecho por la patrística, después del análisis del texto


paulina, nos permite enunciar los puntos siguientes, como puntos de
convergencia de la exégesis y de la hermenéutica católica.
1. El texto de Rom 1,19-32 lleva consigo un doble «mensaje». Uno
de tipo conceptual relativo a la posibilidad de conocer la existencia de
Dios y algunos de sus atributos a partir de la creación. Otro de tipo
ético, relativo al peligro de la idolatría y a sus tremendas consecuencias.
Estos dos mensajes no son yuxtapuestos, sino que están íntimamente re-
lacionados. Sólo se puede decir que se conoce a Dios, cuando se le co-
noce como Dios (epignosis), se le honra (doxazo) y se le da gracias. Si
no, se antepone la criatura al Creador.
2. Aunque, en su literalidad, el texto paulino se centre en los ma-
les de la idolatría, posee un alcance universal. Todo pecado es, de algún
modo, una «idolatría». Así que las consecuencias morales de la adora-
ción de una criatura en lugar del Creador afectan a todo el que peca vo-
luntariamente. Por eso, la recta noción de Dios es el comienzo de una
vida moralmente buena y, recíprocamente, una vida moralmente buena
se cimienta en un recto conocimiento de Dios.

66. Véanse De Paenit 5,4; CoChrSL, n, 1, p. 328,13-5; Adv. Praxeam 7,9 (un
texto muy complicado); ibid. 1167,50-54.
67. Al texto del Adv. Mare. hay que añadir De resurree. 26,9; CoChrSL, n. 1,
p. 955,33-38.

SCRIPTA THEOLOGICA 17(198511) 211


CLAUDIO BASEVI

3. La inmoralidad es un «castigo». No en el sentido que los hom-


bres no sean responsables de ella, sino en el sentido de que Dios aban-
dona a los hombres a la tiranía de sus apetitos y pasiones. El . pecado se
hace; entonces, inevitable en sentido moral. Pero no hay ningún deter-
minismo en el pecado; al contrario, el hecho mismo de que Dios aban-
done al hombre a sus pasiones es. una demostración, parad6jica pero real,
de su libertad.
4. Donde se da cierto determinismo es en la extensi6n que el pe-
cado alcanza. Lo primero que resulta alterado por el pecado es e1 enten-
dimiento. El pecador cree ser sabio, pero en realidad es un «necio»,
tiene el coraz6n lleno de oscuridad, su mente es insensata y reprobable.
Luego se despiertan las pasiones individuales como un fuego. Por último
se hace imposible la convivencia social: es destruida la familia, las re-
laciones de confianza y de amistad, la misma compasi6n humana.
5. Precisamente porque el pecador se jacta de ser sabio sin serlo,
la Tradici6n exegética subraya la inversión que se da en el Evangelio en-
tre necedad y sabiduría. Los verdaderos sabios son los que el mundo
considera necios, y al revés. Es la Sapientia Crucis la que S.Pablo pre-
dica y no la sabiduría camal y humana.
6. La esencia del pecado consiste en la alteraci6n (á.)'MO"O"w ) del
orden establecido por Dios. El · hombre, en concreto, según el texto de
Gen 1,26 ha sido hecho dueño de todas las criaturas espirituales, es-
tando él sometido a Dios, más aun en cuanto que él ha sido creado a
iniagen y semejanza de Dios. Al alterar, pues, este orden con el pecado;
pierde su lugar privilegiado y la creaci6n se le rebela: de dueño pasa a
ser esclavo. S6lo el camino de la humildad y de la uni6n con Cristo -la
fe en el Evangelio- podrán devolverle su antiguo rango y llevarle a tina
semejanza perfecta con Dios.

C. Basevi
Facultad de Teología
Universidad de Navarra
PAMPLONA

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