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CLAUDIO BASEVI
1. El hombre, Dios y la sociedad según Rom 1,18-32. Lectura del texto. Este
trabajo, pensado y presentado, en primera intención, para el V Simposio Interna-
cional de Teología (Pamplona, abril 1984), cuyo tema fue «Dios y el hombre» ha
sido presentado, ampliado y refundido, en el 11 Simposio de los Escrituristas
Españoles.
2. Nuestro estudio abarca el lapso de tiempo desde los primeros escritores
cristianos hasta Orfgenes exclusive (mediados del siglo 111). Pensamos dedicar
otro estudio a la exégesis de los siglos IV y V: Ambrosiaster, S. Juan Cris6stomo,
Teodoro de Mopsuestia, Teodoreto, Pelagio, etc. Los datos relativos a la utiliza-
ción han sido sacados de Biblia Patristica, 3 vols. (París 1975, 1977, 1980). Nótese
que nos hemos centrado en la utilizaci6n, más que en el comentario. Esto quiere
decir que pensamos que el uso de un texto supone una interpretación y que, para
reconstruir la interpretación, hace falta recurrir a la totalidad de las oltas que se
hacen de un texto. El nuestro es por lo tanto, con todas las limitaciones del caso,
un procedimiento hermenéutico.
3. Se dice de los primreos cristianos que eran 'dí~ ÓOOÜ cÍ'lrtE~ «los del cami-
no», entendiendo por camino la doctrina de Cristo. La misma metáfora había 'sido
empleada por Juan el Bautista 'en su predicación (Mt 3,3; Mc 1,3; .:Le 3,4; lohl,23
que citan Is 40,3), por Jesús al hablar de la misión de Juan (Mt .11,10; Mal 3,1;
Mc 1,2; Mt 21,32), por Jesús mismo al hablar de si y de Su misión (Ioh 14,4-6) Y
sobre todo por los Apóstoles al hablar de la predicación de Cristo (p. ej. Mt 4,15
que cita Is 8,23, aunque sólo de modo alusivo; Lc 24,32.35; Act 2,28 . .que es . cita
de Ps 16,11; Act 13,10; 18,25.26). En cuanto a la metáfora de los dos caminos,
es preciso recordar la parábola de Jesús: Mt 7,13.14. Sobre el tema de oó6~ en
Act dr. D. MfNGUEz, Hechos 8,2540. Análisis estructural del relato en Bíblica 57
(1976) 168-191, en particular pp. 182-184.
4. La Didaché no habla extensamente del OÓO~ 'dí~ t;oij~, aunque aluda a ello
desde el comienzo (1,1.2). «Existen dos caminos, uno de la vida y uno de la muer-
te', y es muy importante distinguir entre ellos. El camino de la vida, pues; es
éste: en primer lugar amarás a Dios que te hizo, luego a tu prójimo como a ti
mismo; y todo lo que tú no quieres que te suceda, no lo hagas tampoco a otros».
Hemos consultado la edición de KLAUSER, FP 1, Bonnae 1940, p, 14. Sí, en cam-
bio se habla profusamente del camino · de la muerte (V y VI; pp. 20-21). y lo ha-
ce intercalando varios textos bíblicos: Mt 15,19 y Mc 7,21-23; Gal 5,20; Col 3,8;
Rom 12,9; Ps 4,3; Is 1,23; Sap 12,5 etc, Es evidente que en el texto de la Di-
daché se entrecruzan dos temas: el catálogo de vicios y pecados y los pecados de
los incrédulos.
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EL HOMBRE, DIOS Y LA SOCIEDAD, SEGUN ROM 1,18-32.
UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS
5. El tema de las dos vías es ' bien conocido también en la literatura pagana
desde Hesiodo, Las obras y los días 285-292 y luego por Platón, Jenofonte, etc. y
que fue revestido de consideraciones cristianas por ' S. Basilio, Discurso a los jóve-
nes, 5. Pero ' la utilización de esta idea, verdadero locus communis de la cultura helé-
nica, no parece venir del mundo griego, sino del mundo judío. Cfr. W. MICHAELIS,
666.; en Grande Lessicodel NT, VIII, 117-275, pero especialmente 262-272. Lo que
se puede decir, en general, es que se trata de un tema cuyas fuentes son tres: la
concepción moral deuteronomista, la corriente religiosa sapiencial y la predicación
de Criste. Cfr. J. DANIELOU, Théologie du judéo-christianisme, Tournai-Paris 1958,
413·415. .
6. Se declara partidario de la anterioridad de la Didaché D. Rurz BUENO, Pa-
dres Apostólicos, Madrid 1950, p. 751. J. QUASTEN, Patrología 1, tr. de I. Oñatibia,
Madrid 2 ed. 1968, p. 99 es, en cambio, partidario de la no dependencia literaria.
1. W. BARNARD, The Epistl.e 01 Barnabas and the Dead Sea Scrolls: some' observa-
tions in Scot. Jour. 01 theol. 14 (1960) 45-59 sugiere que Ps-Bernabé y Didilché
dependen, de forma algo libre, de dos distintas formulaciones de la enseñanza ra-
bínica que se refleja también en el «Manual de Disciplina» (IQS).
7. J. P. AUDET, La Didaché. Instructions des apatres, Paris 1958, pp. 122-163,
establece una .detallada, comparación entre los dos escritos. Audet fija el status
quaestionis remontándose a las ideas de J. A. ROBINSON, Barnabas, Hermas and the
Didache, en Journ. Theol. SI. 35 (1934) 113-146; 225-248 (artículos póstumos). La
Ep. de Ps-Bernabé es un escrito unitario y no el producto de una síntesis literaria
(hipótesis de Weiss y Volter) de varios escritos anteriores. Esto no quiere decir,
sin embargo, que la Didaché dependa del Ps-Bernabé. Los dos escritos dependen
de un escrito judío de naturaleza catequética, que Audet llama Duae viae, y que
influyó también en la Doctrina apostolorum, que antes era considerada la traducción
latina de la Didaché.
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EL HOMBRE, DIOS Y LA SOCIEDAD, SEGUN ROM 1,18-32.
UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS
13. Es evidente, si se tiene en cuenta la sinopsis establecida por Audet, op. cit.,
pp. 138-153, que la Didl1Ché introduce inmediatamente en 1,3 el precepto de amar
y bendecir a los enemigos. Puede que sea una interpolaci6n cristiana de Duae viae.
Tal vez sea más sencillo pensar en una elaboraci6n cristiana a partir de Duae viae.
De todos modos, para nuestro fin es lo mismo.
14. Todo el problema estriba en decidir si la Didaché y la .Ep. Barnabae tienen
en cuenta o no los textos paulinos. Que no lo citen en sentido estricto es evidente.
Que haya una fuente común, latu sensu, es también evidente. Quedan pues dos
posibilidades: a) una dependencia literaria directa o b) un transfondo judeo-cristia-
no común. Las coincidencias de términos no son suficientes para despejar la duda,
así que, salvo meliori iudicio, habrá que mantener una dependencia de Didaché y
Ep. Barnabae de la primitiva catequesis cristiana, con un posible influjo de los es-
critos paulinos en general.
15. Está claro que se trata de una cita formal, puesto que hay una correspon-
dencia con el texto paulino palabra por palabra. Cfr. D. A. HANGER, The Use 01 the
Old . and New Testaments in Clement 01 Rome, Leiden 1973, 214-216. Es tam-
bién interesante señalar que 5610 se puede tratar del texto de Rom 1,29-32. '
delidad 16. Sólo Dios, Demiurgo y Padre de los siglos, conoce el aspecto
y la belleza de las bienaventuranzas y maravillas que nos ha preparado.
A nosotros nos toca luchar (IX'l'WVtcrWlld>a) para ser hallados en el número
de los dichosos. Lo conseguiremos «si nuestro pensamiento (ovl.vota) es-
tá fijo fielmente en Dios, SI buscamos las cosas que le son gratas y agrada-
bles, si cumplimos 10 que no desdice de su voluntad sin mancilla y si se-
guimos el camino de la verdad, rechazando de nosotros toda injusticia
(áo~x!av) y maldad (1tOVllPLav), codicia, riñas, malignidad y engaño ... ».
Este texto esclarece bastante el difícil Rom 1,18b: "t'wv "t'T¡v á).i)t}EtaV Év
á.otx!q.xa"t'Ex6v"t'wv 17; estos hombres so~ los que siguen el camino de la
mentira y por esto mismo niegan con su conducta llena de lXo~x!ael ver-
dadero camino. Un poco más adelante (35;6) S. Clemente ·completa su
afirmación apoyándose en Rom 1,32: los que hacen estas malas acciones
resultan odiosos (crtUYll"t'O!) á Dios, y no sólo los que lashácen, sino tam-
bién los que las aprueban(l1uvEuooxoOv"t'E~).
El texto de S. Clemente refuerza, por 10 tanto, la interpretación
ética de Rom 1,29-32. Los «catálogos de pecados» sirven para apoyar
una perícopa de exhortación a la fidelidad. Clemente se separa, en este
sentido, del fin concreto e inmediato de S. Pablo que era demostrar las
tristes consecuencias de la incredulidad. Pero recoge, en cambio, la su-
gerencia fundamental del ApOstol: la identificación con Cristo. Danielou,
en Théologie du ;udéo-christianisme, habla de la afinidad entre Clemen-
te y las corrientes judías de tendencia moralizante y con fines edifican-
tes 18. Tal vez, esto pueda ser excesivo. Lo cierto es que la instancia mo-
ral está insertada en una clara línea escatológica y cristológica y está
sin duda influjda por el estoicismo 19. Sea de ello 10 que fuere, es evi-
16. Pum:, Patres Apostolici, pp. 142-143: «nw~ oE ~11"t'at "t'oO"t'o, á.ya1tl]"t'oL;
(se refiere a la posibilidad de conseguir los dones prometidos Por Dios a los fieles)
Éáv ÉcrtllP~y¡.tÉVll 'ÍÍ 1) o~á.vo~a 1)p.G)v 1ttcrtw~ 1tpO~ "t'ov t}EOV ... ». Los vicios que
se señalan como rechazables son: áo~x!a xal. 1tOVllP!a, 1t).EovE~La (la serie se en-
cuentra en Rom 1,29), EPE~~ (Rom 129 y Gal 5,20), xaxollt}ELa xal. o6)'0~ (tal
vez Rom 1,29; una reminiscencia de 1 Pet 2,1), 1/J~t}up~11¡.t6~ (Rom 1,29; 1/J~t}up~I1"t'á.~)
"t'E xal. xa"t'a).a).La (en Rom 1,30, pero más ceñido a 2 Cor 12,20), t}EOI1"t'uy!a,
ti1tEPllcpavLa "t'E xal. á).a~ovELa (el orden es casi el mismo de Rom 1,30: se ha
saltado la ü~p~~), XEvooo~La "t'E xaL IXcpt).o~EvLa (no están en Rom 1,30-31 aun-
que son sinónimos de V~P~I1"t'i)~ y de áI1ÚVE"t'Ot; pueden inspirarse en Gal 5,26;
Phi! 2,3; Rom 12,13; Heb 13,2 y en las Pastorales: 1 Tim 3,2; Tit 1,8).
17. La dificultad estriba en el sentido del verbo xa"t'ÉXw que puede ser «de-
tener, frenar, rechazar» o bien «apresar, encarcelar». La interpretación de S. Cle-
mente concuerda más con el segundo sentido y manifiesta que el «detener la ver-
dad bajo la injusticia» implica una postura de aversión y oposición. Hay un parale-
lismo con los escritos del Qumrán señalado por J~ M. CASCIARO, Qumrán y el nuevo
Testamento, Pamplona 1983, p, 212.
18. Op. cit., pp. 53-55.
19. Cfr. J, N, D, KELLY, Initiation a la Doctrina des Feres de l'Église, Paris
1968, pp. 41·45; J. QUASTEN, Patrología, 1, Madrid 1968, 54-58.
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EL HOMBRE, DIOS Y LA SOCIEDAD, SEGUN ROM 1,18-32.
UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS
23. Aunque entre Sap 13 y Rom 1,18-20 no haya dependencia literaria, nos pa-
rece que sí hay continuidad de pensamiento. El texto de Sap considera desde una
vertiente positiva lo que el texto de Rom contempla desde otra negativa.
24. Nos parece que, para entender el pensamiento paulino -que es movido
e iluminado por DiQS- hay que distinguir siempre la quaestio iuris de la quaestio
iacti. Es un hecho que la sociedad pagana está profundamente corrompida, y .es un
hecho igualmente que toda sociedad que se aleja de Dios se pervierte moralmente.
Hasta . aquí la afirmación de S. Pablo que no quiere ni afirmar ni negar que esto
sea necesario físicamente. En ningún momento el Apóstol afirma que la naturaleza
humana sea mala en sí, en su situación puramente creatural. Es mala ahora,después
del pecado original. Al contrario, existen claros indici<* de que S. Pablo considera
que la naturaleza humana en sí sigue manteniendo en parte su bondad originaria. En
este sentido su kerygma a los gentiles se apoya en la bondad y belleza de la crea-
ción, en la Providencia divina, en el sentimiento religioso innato y en el deseo que
todo hombre tiene de salvarse y gozar de la felicidad.
25. Nótese que el contexto del pensamiento de S. Justmo es fundamental-
mente positivo, ya que el apologista, que se considera un verdadero «fil6s0fo» está
.abierto a recuperar las semillas del Logos allí donde se encuentran, también en el
pensamiento pagano. Cfr. las precisas expresiones de J. DANIELou, Message Évan-
gelique et Culture Hellénistique. Aux lIe et · lIle Siecles, Toumai 1961, 42-47;
J. QUASTEN, Patrología l , Madrid 1968, 209-211. Por su parte H. CHADWICK, Early
Christian Thought and the Classical Tradition, Oxford 1966, matiza algo, distinguien-
do entre la visión que Justino tiene de la filosofía pagana (<<of all the earIy Christian
theologians Justin is the most optimistic about the harmony of Christianity and
Greek phllosophy») y su opinión de las religiones:. «towards pagan cult and religious
myth Justin is sharply negative», pp. 9-11. Cfr. también G. BARDY, Justin, DTC
VIII, 2242-2245; G. ÜTRANTO, Esegesi biblica e storia in Giustino (Dial. 63-84),
Bari 1979.
. 26. Otamos según Apol. l , 24-30, en Corpus Apolog. l, dir. por l. C. ÜTTO,
Wiesbaden 1969, reimpr. Para entender, en un contexto amplio, el sentido de la
novedad cristiana en Justino es muy útil M. MERINO, La conversón cristiana. El
concepto de ht~CT't'PÉ<PEW y lJ.E'tClVOEtV en S. ]ustino en Studium Legionense 20
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EL HOMBRE, DIOS Y LA SOCIEDAD, SEGUN ROM 1,18-32.
UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS
(1979) 89-126. El autor pone de relieve con gran claridad que la «conversión~
cristiana comporta el abandono de los dioses falsos: pp. 100-106.
27. Según H. CHADWICK, Early Christian Thought ..., p. 11 se trata de una
reacción contra el culto ' de Antinoo impuesto por Adriano, muerto en el 130 d.C.
Cfr. L. W. BARNARD, Justin Martyr. His Lile and thought, Cambridge 1967, 151-156.
28. G. BARDY, Justin, col. 2233s, señala que, según S. Epifanío (Hoetes. 42,1),
Marción se había separado de la Iglesia oficialmente en 144, es decir unos seis años
antes de la redacción de la Primera Apología.
29. M. MERINO, La conversi6n cristiana ... , p. 111: «Llevados del estudio de
los textos citados de Justino, podemos esclarecer, a manera de conclusiones, los
aspectos fundamentales de la idea que él posee sobre la conversión cristiana. La
transformación religiosá que tiene como sujeto agente al ser humano es, en primer
lugar, una acción, un cambio por el que el hombre se dirige a Dios. Otro aspecto
que deriva de la observación de los mismos textos de nuestro autor es el que ' se
refiere al reconocimiento, por parte del hombre, de la superioridad divina». En
otros términos la conversión reestablece la taxis creada por Dios y además la enal-
tece con el resplandor de la trascendencia divina.
esto no tienen escusa 30. No podríamos encontrar, a partir del texto pau-
lino, afirmación más rotunda sobre el acuerdo entre fe y razón 31.
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UN EJEMPLO DE E~EGESI S CRISTL'lliA DE LOS PRIMEROS SIGLOS
41. . Cfr. V. L01, Lottanzio .. ., pp. 133s. sobre el tema de las Duae viae; B. STU-
DER, La soteriologie de Loctance ... , pp. 257-258. Amplias informaciones también en
P. MONAT, Lactance et la Rible, Paris 1982, l , pp. 249-259.
42. Se ha discutido mucho acerca del dualismo de Lactancio, cfr. J. QUASTEN,
Patrología l, pp. 698s; de todos modos su dualismo, si no es un dualismo ético, es
de proveniencia estoica y no ciertamente paulina: cfr. M. PERRIN, L'Homme anti-
que et chrétien. L'antbropologie de Lactance, 250-325, París 1981, 412-494, que
pone de manifiesto las vacilaciones del pensamiento de Lactancio, siempre influido
por una consideración ética.
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UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS
43. El libro IV del Adversus Haereses trata de rechazar los argumentos gnósticos
y sobre todo los argumentos de tipo marcionita sobre la diferencia entre el Dios de
la Antigua Alianza y .el Dios Padre de Jesucristo basándose en los textos del Nue-
vo Testamento mismo. Este objetivo de Ireneo se inserta admirablemente en su
«Teología de la Unidad» del plan divino. Cfr. B. DE MARGERIE, Introduction a
l'bistoire de l'exégese, Paris 1980, pp. 64-94 que define la exégesis de S. !reneo co-
mo un esfuerzo de «recapitulación» (anakefalaiosis) cristológica. Cfr. también el
clásico P, BATIFFOL, L'Eglise naissante et le catbolicisme, Paris 1971, reedic. de
1905, pp. Z38-260. Véase también A. ORBE, S. Ireno y el , conocimiento natural de
Dios en Gregor. 47 (1966) 441-471, .710-747. Un buen resumen y la doctrina exe-
gética de S. Ireneo es el artículo de D. FARKASFALVY, Theology 01 Scripture in Sto
Ireneus en Rev. Ben. 78 (1968) 319·333 que señala claramente que el Obispo de
Lyon es un verdadero sistematizador de la Teología de la historia.
44. Hemos consultado la edición de Adv. Haer. de A. ROUSSEAU, B. HEMMER-
DINGER, L. DELETREAU y C. MARCIER, Sources chrét., Paris 1965; cfr. también la
edición de Contro le eresie de E. BELLINI, Milano 1982. En cuanto a S. Ireneo
defensor de la Tradición, vale la pena recordar el sugerente libro de M. J. LE
GUILLOU, Le mystere du Pere. Foi des Ap6tres, Gnoses actuelles, Paris 1973. Cfr.
también B. DE MARGERlE, Introduction a l'histoire de l'exégese, ' pp. 65-71 y J.
DANlELOU, Message Evangelique et culture Hellénistique, Tournai 1961, pp.
132·144.
45. L. LIGIER, Le Chllrisma veritatis certum' des éveques. Ses attaches litur-
giques, patristiques et biblíques, en Melanges H. de Lubac, Paris 1964, 247-268.
Sobre la terminología de S. Ireneo son muy importantes los estudios de M. GUERRA,
La «principalidad~ y el «principatus» de la sede episcopal de Roma en Teología
del Sacerdocio, 14: El Sacerdocio del Supremo Pontificado, Burgos 1982, pp. 3_43-
388 Y Análisis filol6gico de S. Ireneo «Aduersus haereses» 3,2,2 ' en Scripta Tbeol.
14 (1981) 9-57; véase también G. CELADA, Ministerio y Tradici6n en San Ireneo en
T eologia del Sacerdocio, 9; La potestad de orden en los primeros siglos, Burgos
1977, pp. 119-162 Y especialmente 135:140.
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UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS
6. Tertuliano
Antropología de San · Ireneo, Madrid 1969, pp. 272-285 en que se pone de relieve
que el pecado de Adán es desobediencia a un mandamiento bueno; sobre la ver·
tiente «cósmica» de la Encarnación según los gnósticos, vid. Cristología gnóstica.
Introducción a la soteriología de los siglos 1I y IlI, vol. I, Madrid 1976, pp. 260-
284, donde queda claro el dualismo insalvable de los herejes; sobre la parábola de
los viñadores, cfr. Parábolas evangélicas en San Ireneo, I, Madrid 1972, pp. 243-270
en la cual Orbe concluye que, según Irerieo, Dios busca siempre las mismas obras~
iguales en ambos Testamentos, porque están animadas por el amor al Dios único
y al hombré.
50. Sobre Tertuliano la literatura es muy extensa. Véase J. QuASTEN, Patrolo-
gía 1, pp. 546-635 que subraya la novedad en el léxico, en el estilo y en el enfoque
de Tertuliano «el más importante y más original de los autores eclesiásticos latinos»
excepción hecha de S. Agustín. Cfr. también G. BARDY, Tertullien en DTC, XV,
130-171; R. BRAUN, «Deus christianorum». Recherches sur le vocabufaire doctrinal
de Tertullien, Paris 1962; J. DANIELOu, Les origines du christianisme latin, Paris
1978, pp. 123-159; P. BATIFFOL, L'Eglise naissante et le catholicisme, Paris 1971,
pp. 317-353 sobre el aspecto eclesiológico del pensamiento de Tertuliano; sirve toda-
davía A. D'ALEs, La Théologie de Tertullien, Paris 1905; sobre el uso de la Sa-
grada Escritura en Tertuliano, véanse: T. P. O'MALLEY, Tertullian and the Bible,
Nijmegen 1967; J. E. L. VAN DER GEEST, Le Christ et l'Ancien Testament chez
Tertullien, Nijmegen 1972; J. H. WASZINK, Tertullian's Principies and Me/hods of
Exegesis, en Early ' Christian Literature and · the classical intellectual Tradition, in
han. R. M. Grant, París 1979, pp. 17-32; B. DE MARGERIE, Introduction a l'histoire
de l'exégese, n, Paris 1983, pp. 23-64. .
51. Se sabe que Tertuliano conoció la obra de S. Ireneo, pero quiso rechazar
directamente la opinión de Marción más que la de Valentín, como había hecho,
en cambio, el Obispo de Lyón. El cuarto y quinto libro del Adv. Marc. contienen
un comentario crítico del Nuevo Testamento secundum Marcionem para demostrar
que aun los textos retenidos por el hereje eran suficientes para refutar la ·doctrina
de los dos dioses. Citaremos según la edición de I. KROYMANN, CoChr. SL n. 1, Tur-
nholti 1954, 437-726.
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EL HOMBRE, DIOS y LA SOCIEDAD, SEGUN ROM 1,18-32.
UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS
que Cristo nos lleva con su Evangelio al mismo Dios creador, autor de
la Ley y fuente de la gracia, Tertuliano se entrega aun análisis detallado
de las epístolas paulinas. Al abrir la serie con Rom señala que precisa-
mente la afirmación inicial de S. Pablo -el Evangelio es salvación para
todo el que cree- es la premisa para hablar de una .nueva Ley . y de un
nuevo Evangelio; nuevos, sin duda, pero que al mismo tiempo llevarán
a un juicio final 56. Así que aunque S. Pablo -según dice Marción y ad-
mite también Tertuliano- afirma «el vengador en el juez y el creador
en · el vengador», al hablar de su ira sobre la impiedad de los hombres
que mantienen cautiva la verdad en la injusticia, se refiere a todos los
hombres tanto de la Antigua como de la Nueva Alianza 57. En otros tér-
minos, la Ley y la naturaleza se corresponden, como dice Rom 2,2ss., y
Dios juzgará, «según el Evangelio por medio de Cristo, y por eso tanto el
Evangelio como Cristo pertenecen a aquel al que .pertenecen también
tanto la Ley como la Naturaleza» 58. Por eso, en otro lugar de la misma
obra 59, insistirá en el contenido de Rom 1,25: los pecadores; sean los
ene (Rom 2,2) et iram ipsam probauit, ex qua uenit iudicium pro ueritate, et ueri·
tatem rursus eiusdem .dei confirmauit, cuius iram probauit probando iudicium ( ... ).
Si enim iudieabit deus occulta homínum (Rom 2,16; dr, Rom 2,12) tam eorum qui
in lege delinquerunt quam eorum qui sine lege, -qui et hi [et si] legem igno-
rant, at natura faciunt quaesunt legis- utique is deus iudicabit, cuius sunt lex et
ipsa natura, quae legis est instar ignorantibus legem» (CoChrSL, n. 1, p. 702s).
Y, un Poco más adelante, Tertuliano deduce que el Evangelio y Cristo pertenecen
al mismo Dios al cual pertenecen la Ley y la naturaleza, ya que el mismo .y únicó
Dios juzga en verdad por medio de Cristo según el Evangelio (Rom 2,16; dr.
Adv. Mare. V,13,5).
56. Adv. Mare. V,13,2; CoChrSL, n. 1, p. 702.
57. Adv. Mare. V,13,2 y V,13,18.13-4. Tertuliano pone de relieve que si el
Evangelio es fuerza salvadora de Dios para todo el que cree (Rom ' 1,16-17), no
puede serlo sino porque pertenece al mismo Dios justo que los marcionitas niegan
ser bueno: «Sine dubio et euangelium et saluiem (Paulus) iusto deo deputat, non
bono». Además si antes se daba la Ley y ahora la justificación de Dios por medio
de la fe en Jesucristo (Rom 3,22) «quae est ista distinctio? Seruiuit deus tuus (el
dios bueno de Marción) dispositioni creatoris, dans ei tempus et Iegi eius? An eius
tunc; cuius et nunc? Eius lex cuius et fides Christi? Distinctio dispositionum est,
non deorum». La conclusión se impone. Como dice S. Pablo (Rom 7,7) «Quía
¡ex peccatum? Absit! -Erubesce, Marcion, [absit] abominanti apostolo crimina-
tionem legis -sed ego delictum non scio nisíper legem, O summum ex hoc praeco-
nium legis, per quem [non] licuit delictumlatere! Non ergo lex seduxit, sed pecca·
tum per praecepti occasionem. ( ... ) Si taliter ueneratur legem creatoris, quomodo
ipsum destruat nescio» (CoChrSL, n. 1, pp. 703-705), Una lectura amplia de los
textos paulinos demuestra la unidad de la economía salvadora.
58. ' ,«5eeundum euangelíum, inquit (Marción que cita a Pablo), Pér Christum
(Rom 2,16). Ergo et euangelium' et Christus illius sunt, cuius et lex et natura,qúae
per euangelium et Christum uindicabuntur a deo 'illo iudicio de quo et supra»
(CoChrSL, n. 1, p. 703,25-3). . .,
59. Adv., Marc. V,19,6; CoChrSL, n, 1, p.721,17. Se refiere Tertuliano a Col
1,21 y explica que el «alienatos et inimicos ' sensu» de Dios se explica porque
.«admi~ramus offensam '.colentes condicionemaduers~s creatorem». Es interesante
observar que Rom 1,25 es aquí atribuido a la condición de los cristianos antes de
la conversión.
60. Adv. Marc, 1,18,2: «Nos definimus deum primo natura cognoscendum,
dehinc doctrina recognoscendum, natura ex operibus, doctrina ex praedicatoribus»
(CoChrSL, n. 1, p. 459,11-13).
61. Adv. Marc. IV,25,1-3.10; CoChrSL, n. 1, pp. 610-612.
62. Adv. Hermogenem 45,5; De resurrec. carnis 2,8 y 3,1; De corona 6,1;
Ad Scapulam 2,1.
63 . De resurrect. carnis (o mortuorum) 2,8; ed. J. G. Ph. BORLEFFS, CoChrSL,
n. 1, ' p. 923,33-41: «Atque adeo [et] haeretici ex conscientia infirmitatis numquam
ordinarie tractant: certi enim, quam laborent in alterius diuinitatis insinuatione
aduersum deum mundi omnibus naturaliter notum de testimoniis opetum, certe
et in sacramentis priorem et in praedicationibus manifestatiorem, sub obtentu quasi
urgentioris causae ( ... ) a quaestionibus resurrectionis incipiunt, quia durius creditur
resurrectiocarnis quam una diuinitas».
64. Adv. Hermogenem 45,5; CoChrSL, n. 1, p. 433-435. Tertuliano explica la
creación acudiendo a varios textos de la Sagrada Escritura. En primer lugar, dice,
fue establecida la Sabiduría (sopbiam conditam), luego et sermonem prolatum, por
el cual todo ha sido hecho y sin el cual nada ha sido hecho (Ioh 1,3; Prv 8,22).
Luego citando Ps 33,6; Ps 102,26; Is 40,12, recuerda que todo ha sido hecho
por Dios, como dice también Jer 28,15 (51,15 según el texto hebreo). Todo
manifiesta los atributos (animi nisus) de Dios: sopbia, ualentia, sensus, sermo, spi-
ritus, uirtus. Estas son las inuisibilía Dei, quae secundum apostolum ab insti/u·
tione mundi ¡actis eius conspiciuntur. No cabe sino pasmarse ante la insondable
sabiduría divina (Rom 11,19.33). Quid haec magis sapiunt quam: ut ex nihilo
omnia facta sunt! ( ... ) Igitur ( .. . ) probatur omnia a deo ex nihilo facta». Cfr.
también la rápida alusión en De resurr. 3,1; CoChrSL, n. 1, p. 924,4-5; Ad Scapulam
2,1; ibid., p. 1127,1-2.
65. Ad Nationes 11,8,2; CoChrSL, n, 1, p. 53,3-5: «Deum ego existimo ubi-
que notum, ubique praesentem, ubique dominantem, omnibus colendum, omnibus
demerendum»; cir. también De Anima 18,12; ¡bid. p. 809,96-99 con una enigmá.
tica referencia a Platón. En De corona 6,1; ibid. 1046 S., 6-9 habla de la ' homo-
sexualidad como castigo de los paganos.
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EL HOMBRE, DIOS Y LA SOCIEDAD, SEGUN ROM 1,18-32.
UN EJEMPLO DE EXEGESIS CRISTIANA DE LOS PRIMEROS SIGLOS
7. Conclusiones
66. Véanse De Paenit 5,4; CoChrSL, n, 1, p. 328,13-5; Adv. Praxeam 7,9 (un
texto muy complicado); ibid. 1167,50-54.
67. Al texto del Adv. Mare. hay que añadir De resurree. 26,9; CoChrSL, n. 1,
p. 955,33-38.
C. Basevi
Facultad de Teología
Universidad de Navarra
PAMPLONA
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