De acuerdo al DSM, se definen las posiciones que estructuran el campo clínico y reorganizan sus prioridades. El comité de debate del DSM ha decidido renunciar a dos novedades. Por un lado, la nueva categoría de “riesgo de psicosis atenuada”, vale decir el riesgo de desarrollar una psicosis grave. Esto implicaba que fueran muy medicados, que conlleva los efectos secundarios. Lo que se descarta es medicar ante la posibilidad de un futuro desarrollo de la patología. La segunda renuncia se trata de “trastorno ansio-depresivo”, que abriría la vía para someter a medicación antidepresiva al conjunto de la población. Los opositores a las extensiones diagnosticas plantean que al añadir un nuevo síndrome millones de personas entrarán en la nueva categoría, encontrando publicidad sobre pastillas para solucionarlo. El comité del DSM 5 elimino del campo del autismo, el síndrome de Asperger y el trastorno invasivo no especificado por lo que el número de autistas quedará reducido. De acuerdo con Fred R. Volkmar, director del Child Study Center de la Universidad de Yale, estos cambios “pondrán fin a la epidemia de autismo”. Sin embargo, algunos estudios plantean que las cifras se mantendrán estables y no habrá cambios. Este congreso de psiquiatría se ha visto atravesado por la tensión entre extensión y contención. Mientras los neurocientíficos, sin prestar atención a esto, se centran en las variaciones neurológicas. L. Mottron en su artículo plantea que el autista tiene una organización cerebral diferente más que una enfermedad. Esta “población considerable” debe ser acogida con su diferencia y tener acceso al saber de acuerdo con sus vías propias, y poder desarrollar sus potencialidades, sin interferir. Propone un neurocomunitarismo: adaptarse a un mundo mayoritario, basado en una lógica del mayor número es una lógica bélica, o electoralista. No se trata de “reducir la diferencia, sino de encontrarle su lugar”. Laurent plantea que aunque Mottron no es amante del psicoanálisis, debería interesarle la objeción de éste a un tratamiento común, estandarizado, de los sujetos reunidos bajo una misma etiqueta Lo que se pueda decir de un sujeto de cierto tipo no es de gran utilidad para otro. Lo que tiene sentido considerar, no es la comunidad, es lo que en cada uno es más singularidad. Remarca que el neurocomunitarismo se topa con un callejón sin salida. Su voluntad de extenderse sin poner límites a su expansión, a partir de rasgos de comportamiento que supuestamente pertenecen a un mismo disfuncionamiento neurológico no especificado, disuelve su propio objeto. El trabajo de recopilación de universitarios de Dresde sobre investigaciones epidemiológicas en Europa reveló por un lado, una serie de enfermedades entre las que se incluyen el insomnio, los trastornos ansiosos, la demencia y el TDAH y, por otro lado, que el 38% de la población 1 europea tiene una enfermedad mental. Esto es interpretado por Matt Muijen como un indicador de estrés en la sociedad .La revista francesa Recherche se refiere a los problemas mentales como una estafa por la voluntad de agrandar el territorio de la enfermedad mental que figura en el DSM y obedece a los medicamentos propuestos por la industria farmacéutica. Frente a esta denuncia, Christian Lajoux, presidente del sindicato francés de la industria farmacéutica, desestima totalmente la vinculación entre quienes trabajan para la industria farmacéutica y la mercantilización de medicamentos. A. Frances, el responsable de la tercera y cuarta edición del DSM considera falsa la hipótesis de que el DSM sirva a la industria farmacéutica, en cambio plantea que los errores responden a conflictos de interés intelectual. Además no reconoce que el verdadero inflacionista es el propio mecanismo de desmantelamiento de la psicopatología y su reducción a ítems simples y empíricos. El DSM condiciona el modo en que las compañías de seguros se tienen que hacer cargo de los tratamientos y es empleado por la justicia como texto de orientación, en especial para decretar hospitalizaciones psiquiátricas forzosas. Por ello, la categoría de trastornos sexuales es de significatividad, en este sentido, 3 fueron las categorías propuestas, aunque rechazadas, para el DSM V: hipersexualidad, violación y abuso de menor, por motivo de inexactitud en cuanto la delimitación entre trastorno mental y crimen ocasional. Lo mismo ocurre con la definición de la pedofilia en el futuro dsm-5: “A lo largo de un periodo de al menos 6 meses, experimentar una excitación igual o mayor ante niños pre-púberes o apenas púberes, más que ante adultos, manifestada por fantasías, deseos o conductas”. Esta definición plantea un problema de diferenciación entre el predador sexual, que aborda a todo lo que tiene a mano y lo que corresponde a una verdadera fijación patológica en el niño como objeto sexual exclusivo. A. Frances critica esta definición de la pedofilia y aboga por la sustitución de los términos igual o mayor por lo de preferencial u obligatoria. La zona del DSM considera que debe “gestionar” el campo de la salud mental de acuerdo con un sistema que propone clasificaciones en forma de hipótesis, las cuales incorporan el estado de los conocimientos reconocidos por consenso en el momento en que las formula. Por este motivo, el DSM no puede ignorar las consecuencias de su autoritarismo clasificatorio que avanza enmascarado de falsa ciencia ya que las revisiones del manual y los proyectos preparatorios sometidos a la crítica pública, comprueban que el sistema no está regido por hipótesis científicas. El número de paráfilos aumenta de un DSM a otro, así como el número de sujetos autistas se reduce notablemente. En el DSM IV, el primer criterio de la categoría A de Asperger incluye cuatro ítems, de los cuales basta con dos para ser inscrito en la categoría. En el DSM V, el número de ítems del criterio A se verá reducido a tres (problemas de reciprocidad socio- emocional, uso de comportamientos comunicacionales no verbales, problemas en el desarrollo de vínculos), pero que deberán estar los tres simultáneamente presentes. El criterio (A) se completa con un criterio (B): conducta estereotipada y repetitiva. Para conservar el diagnóstico 2 “Asperger” según el DSM IV, basta que un criterio de dos, el (A) o el (B), esté presente, mientras que según el dsm-5 deberán estar presentes los dos. Se puede calcular que el DSM V ofrecía 2688 combinaciones posibles para alcanzar un diagnóstico de autismo. Este número cae a 6 con el DSM V. Las estadísticas de la universidad de Yale, señalan que sólo el 45% de los sujetos calificados como autistas en el DSM-IV conservará el diagnóstico en el dsm-5, mientras que para la categoría específica del síndrome de Asperger, serán el 75% de los sujetos los que ya no serán calificados como tales. Estos cambios y reducciones traen aparejado consecuencias médico-legales porque limita el acceso de personas afectadas a los programas que podrían ayudarlos.