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MEDCLI-3898; No. of Pages 3 ARTICLE IN PRESS


Med Clin (Barc). 2017;xxx(xx):xxx–xxx

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Editorial

Importancia de la semiología en la era tecnológica


Relevance of medical semiology in the technological era
F. Javier Laso Guzmán
Servicio de Medicina Interna, Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, Salamanca, España

Es un hecho incuestionable que el desarrollo tecnológico alcan- capacidades de inducción, deducción, intuición y análisis necesarias
zado en los últimos 50 años está influyendo notablemente en la para establecer hipótesis diagnósticas razonadas (el método clí-
forma actual de ejercer la práctica médica. Citemos, como ejem- nico) y planificar los exámenes complementarios pertinentes. Debe
plos significativos, tan solo 2 momentos clave. En el ámbito de los tenerse en cuenta que una buena anamnesis aporta una correcta
métodos de diagnóstico por la imagen, todo empezó a cambiar en la orientación diagnóstica hasta en el 65% de los pacientes, el examen
primera mitad de los años 70, cuando parte de las ganancias obteni- físico añade aproximadamente un 15% más y la tecnología aporta
das por la empresa discográfica inglesa EMI con la venta de discos el 20% restante1–3 . Así pues, la historia clínica constituye el ins-
de los Beatles permitió a Godfrey Hounsfield, ingeniero de dicha trumento de trabajo fundamental del médico en el ejercicio de su
empresa, desarrollar un proyecto que cristalizó en la tomografía profesión.
computarizada. Y ya en nuestro siglo xxi, las nuevas tecnologías de A pesar de su relevancia, no creo ser el único que opina que nos
la información y la comunicación están favoreciendo el desarrollo hallamos ante una verdadera crisis de la semiología y del método
de novedosos conceptos, como el de e-Salud, inspirado en la inte- clínico. Es preocupante constatar que, alegando motivos frecuen-
ractividad propia de las herramientas de la Web 2.0, que auguran temente espurios, muchos médicos apenas interrogan o examinan
cambios importantes en la relación médico (o mejor, e-médico)- a sus pacientes, y –más grave si cabe– apenas piensan ante ellos.
paciente (o e-paciente). Se olvida que el vocablo «médico» procede de la raíz indoeuropea
Considerando los avances tecnológicos disponibles, y muchos *med, presente en el término griego médomai, cuyo significado es
otros que irán apareciendo, surge una pregunta esencial: ¿el meditar (pensar), ocuparse de, preocuparse de4 . Y, en efecto, lo pri-
médico, el paciente y su relación mutua se hallan en «mejor mero que espera el enfermo de su médico es convertirse para él
situación» ahora que hace 50 años? El hecho de que una publica- en un sujeto/objeto de meditación, y que con esta actitud reflexiva
ción del prestigio de Medicina Clínica plantee un editorial sobre se ocupe (y se preocupe) de su enfermedad. Pero, en mi opinión
la importancia de la semiología en la era tecnológica puede ser (y tampoco creo que sea única), la relación médico-paciente, el
interpretado como una llamada de atención para reflexionar sobre aspecto más sensible y humano de la medicina (el humanismo
los desequilibrios que la tecnología llega a producir en el queha- médico), se está deteriorando, y se olvida que una buena historia
cer médico en el siglo xxi. Aprovechemos esta oportunidad para clínica solo puede elaborarse si existe una óptima relación entre el
desarrollar de forma breve y crítica dicha reflexión –personal–, médico y el paciente, aquello que Laín Entralgo calificaba de verda-
pensando sobre todo en las nuevas generaciones de profesionales dera amistad: «el buen médico siempre ha sido amigo del enfermo,
médicos y en los alumnos que se están formando en las aulas de de cada enfermo»5 . No estará de más recordar, sobre todo a los
nuestras facultades, a quienes también va dirigido este texto. médicos jóvenes, pero no solo a ellos, que este primer paso afec-
La semiología médica (del griego semeyon: signo) comprende el tivo incluye saludar al paciente, cogerle la mano, dirigirse a él por
estudio de los síntomas y los signos de las enfermedades, plasmados su nombre, presentarse con el propio, evitar el tuteo, mostrar una
en la historia clínica. Aunque los años pasen, un rasgo fundamen- actitud compasiva (o de complicidad sobre su problema), alejada de
tal que indica y seguirá denotando la calidad del médico es su toda prepotencia, etc. Ernst von Leyden (médico alemán que descri-
capacidad para recoger, de forma crítica e inteligente, los síntomas bió en el esputo de los pacientes asmáticos los cristales que llevan
(mediante una anamnesis cuidadosa) y los signos (con una explo- su nombre) dirigía a sus alumnos esta aguda advertencia: «el primer
ración física precisa) del paciente, valorando el significado de cada acto terapéutico es dar la mano al enfermo». Y recientemente, como
dato y lo que subyace debajo de él (la fisiopatología). Solo proce- si de un nuevo hallazgo se tratase, el video de Abraham Verghese
diendo así, el profesional será capaz de desarrollar sus potenciales sobre «la mano que toca, consuela y diagnostica» ha adquirido una
gran difusión en las redes sociales6 . El lazo afectivo que despierta
en el paciente una relación de intimidad y confianza con el profe-
sional propicia una mejor narración de sus síntomas y permite que
Correo electrónico: laso@usal.es el paciente exprese más libremente su problema, su historia. Eso

http://dx.doi.org/10.1016/j.medcli.2016.12.012
0025-7753/© 2016 Elsevier España, S.L.U. Todos los derechos reservados.

Cómo citar este artículo: Laso Guzmán FJ. Importancia de la semiología en la era tecnológica. Med Clin (Barc). 2017.
http://dx.doi.org/10.1016/j.medcli.2016.12.012
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2 F.J. Laso Guzmán / Med Clin (Barc). 2017;xxx(xx):xxx–xxx

sí, siempre que el médico deje fluir libremente la información del información basura –trashy information–): «voy a ir al médico para
paciente sobre su dolencia y no le interrumpa. Es clásico el estudio que me haga un chequeo, me pida marcadores tumorales o una eco
de Beckman y Frankel7 , cuyas observaciones siguen estando vigen- de última generación». Para tratar de evitar estas conductas anó-
tes: al realizar la anamnesis, los enfermos eran interrumpidos por malas, es necesario promover la figura del «paciente inteligente»,
el médico, como promedio, a los 18 segundos de empezar a hablar, a llevando a cabo una verdadera «alfabetización» en salud (health lite-
veces a los 5 segundos, y en la mayoría de los casos después de expo- racy), definida como la capacidad que adquieren las personas para
ner el primer síntoma; solo el 20% de los pacientes pudo completar obtener, procesar y entender información sanitaria necesaria
sin interrupción el relato de su problema médico. En ese sentido, para utilizar los servicios y tomar decisiones adecuadas respecto a
son ilustrativas las conocidas sentencias de Osler: «el médico tiene problemas de salud12,13 . Ello permitirá una nueva relación entre el
dos oídos y una boca, para escuchar el doble de lo que habla»; o de profesional médico y el paciente, en la que ambos compartan infor-
Jiménez Díaz: «antes de la inspección, palpación, percusión y aus- mación sobre la enfermedad y decidan, conjuntamente, las pruebas
cultación, el médico ha de efectuar la “escuchación”»8 . Es obvio que complementarias o los tratamientos más apropiados, respetando
la relación con su paciente está muy vinculada al profesionalismo siempre la autonomía del paciente14,15 .
y el sentido vocacional del médico. Reproduciendo las palabras del Ya he indicado antes que las reflexiones de este editorial iban
profesor Vilardell, «la insatisfacción [del médico] en su trabajo se también dirigidas a los alumnos de nuestras facultades de medi-
la transmite al paciente: para ejercer bien el oficio médico hay que cina. Pues bien, el hecho de que en los estudios de grado-máster
estar bien con uno mismo y con su entorno»9 . en medicina se realce la enseñanza práctica, junto al paciente, y la
Minusvalorar la importancia de la semiología y del razo- adquisición de competencias transversales como empatía, pensa-
namiento clínico no es algo nuevo, ya que diversos estudios miento crítico, profesionalismo y humanismo médico (incluyendo
publicados a finales del siglo pasado alertaban en ese mismo conceptos bioéticos, sociológicos y antropológicos), es un enfoque
sentido1–3 , pero está siendo aún más patente con el advenimiento fundamental para optimizar la relación médico-paciente y para la
de las nuevas tecnologías. El tiempo y el esfuerzo requeridos para práctica de una medicina a la vez científica y humana. Un momento
sentarse a escuchar con calma al enfermo, establecer una relación formativo clave para el alumno, que marca un antes y un después
amable con él, examinarlo, reflexionar sobre el significado de los en la carrera (y que generalmente no lo llegará a olvidar) es su
datos clínicos recogidos y, finalmente, escribir, parece excesivo, y es primer contacto con la enfermedad y con el paciente, al recibir
más fácil solicitar pruebas complementarias «de última generación» las enseñanzas teóricas y prácticas (fisiopatología y semiología) de
que esforzarse en obtener una buena historia clínica. Como afir- la clásica asignatura de Patología General (asignatura estrella de la
maba de forma sarcástica ya hace años el profesor Bernard Lown, carrera, según valoración de los propios alumnos). En ese momento,
Premio Nobel de la Paz: «la sangre del paciente va camino del labo- se crea un punto emotivo que los estudiantes transmiten con frases
ratorio antes de hablar con él y mucho antes de ponerle una mano tales como «es la primera vez que nos colgamos el fonendoscopio,
encima»10 . Por el contrario, las modernas tecnologías diagnósti- que nos expresamos como un médico. . .». Es, por tanto, responsabi-
cas convierten al enfermo (sujeto) en un «objeto transparente», lidad de los docentes de esa disciplina no defraudarles, enseñarles
al proporcionar una imagen corporal interna sin abrir el cuerpo a pensar y a relacionar cada síntoma o signo con su respectivo
(body imaging) y descubrir en ella su intimidad normal o patoló- mecanismo, promoviendo así el desarrollo progresivo de una lógica
gica. La relación médico-paciente pasa a ser de aparato-objeto, y la médica (cabezas hechas, no cabezas llenas). Como el aprendiz de
narración del paciente queda en un segundo plano. La idea de «ir un oficio artesano tradicional, el alumno de medicina también tra-
directamente a mirar al interior» es tan subyugante que ha dado tará de imitar la manera con la que el profesor se relaciona con el
origen a términos tales como fetichismo o colonización tecnológi- paciente, le interroga, explora, emite hipótesis diagnósticas y plan-
cos para referirse a los médicos que, cegados por las innovaciones tea de forma razonada y razonable la solicitud de exploraciones
tecnológicas, «atrofian por desuso» sus habilidades para interrogar, complementarias pertinentes. En mi opinión, debe imbuirse a los
explorar y emitir un juicio clínico razonado11 . alumnos un verdadero espíritu detectivesco, no en vano un caso
Es indiscutible que el progreso tecnológico tiene una gran tras- clínico, además de la denominación, tiene analogías con un
cendencia en la medicina y disminuye la incertidumbre vinculada caso policial: el «delincuente» (la enfermedad) deja sus pistas (sín-
al ejercicio de la misma (yo diría que incertidumbre y azar exis- tomas y signos) en la «víctima» (el enfermo), y el «detective» (el
ten en todas las ciencias), pero la tecnología también tiene sus profesor o el alumno) debe abordar el caso usando todos sus
propias limitaciones, está sujeta a errores y asociada con efectos sentidos (incluido el del gusto en otras épocas. . .), sin ideas pre-
secundarios, en ocasiones, graves. Y lo más importante: la indica- concebidas, dudando de todo, prestando atención a los detalles
ción de una exploración complementaria concreta (de imagen o de (cualquier pista puede ser clave para la resolución del problema),
laboratorio) en un determinado paciente requiere, entre otros con- y solicitar pruebas complementarias (las «pruebas periciales») de
dicionantes (por ejemplo, especificidad y sensibilidad de la prueba, forma razonada. Y cuando la orientación inicial no sea concluyente,
relación riesgo-beneficio para el enfermo), que el punto de par- realizará un nuevo interrogatorio; en mi opinión, una anamne-
tida clínico sea correcto; si la historia clínica no sitúa al médico en sis posiblemente nunca debería darse por finalizada. Es obvio que
el camino del diagnóstico, es difícil que lo haga el uso de pruebas las pautas educativas descritas, dirigidas al alumno de grado en
complementarias no justificadas, aunque sean las más novedosas medicina, también son pertinentes y deseables para el médico ya
tecnológicamente. Incluso, aunque en ocasiones la prueba solici- graduado, durante su período formativo como especialista (para
tada aporte un diagnóstico inesperado, es probable que en un nuevo enseñar no hace falta ser profesor en el sentido tradicional, cual-
interrogatorio y exploración se encuentre algún dato orientador en quier médico puede ejercer como tal: el autor de este editorial
ese sentido, obviado en la historia clínica inicial. aprendió la mayor parte del oficio médico al lado de un insigne
El menosprecio del método clínico y la progresiva dependencia médico rural, el Dr. Deuleofeu, en Vidreres, Girona).
del profesional médico de la tecnología han propiciado que algunos A modo de colofón, volvamos a la pregunta clave inicial: mi
pacientes confíen más en el último aparato que estudia el interior respuesta es que, si bien por separado tanto el médico como el
de su cuerpo que en los ojos, los oídos y las manos del profesional paciente están en mejor situación ahora que hace 50 años, por-
que los atiende. La situación se enrarece aún más cuando es el pro- que en la práctica clínica se dispone de técnicas diagnósticas y de
pio paciente el que, «informado» por sus indagaciones en Internet, imagen cada vez más sensibles y precisas, aunque también más cos-
solicita él mismo pruebas concretas (el e-paciente suele disponer tosas, la relación médico-paciente está deteriorándose. De hecho,
de un exceso de información –over-informed patient– y de mucha predomina la tendencia (cual nuevos ricos) al despilfarro en el

Cómo citar este artículo: Laso Guzmán FJ. Importancia de la semiología en la era tecnológica. Med Clin (Barc). 2017.
http://dx.doi.org/10.1016/j.medcli.2016.12.012
G Model
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F.J. Laso Guzmán / Med Clin (Barc). 2017;xxx(xx):xxx–xxx 3

uso de nuevas tecnologías, como si los recursos del sistema de 3. Peterson MC, Holbrook JH, von Hales D, Smith NL, Staker LV. Contributions of the
salud fueran inagotables. Habrá que hacer un esfuerzo, ya desde history, physical examination, and laboratory investigation in making medical
diagnoses. West J Med. 1992;156:163–5.
las facultades de medicina, para lograr un equilibrio entre todos 4. Chantraine P. Dictionnaire étymologique de la langue grecque. Histoire des mots.
los elementos –humanos y tecnológicos– que intervienen en un Paris: Klincksieck; 2009.
acto médico, y conseguir así una medicina humanizada acorde con 5. Laín Entralgo P. El médico y el enfermo. Madrid: Triacastela; 2003.
6. Abraham Verghese: A doctor’s touch [consultado 9 Nov 2016]. Disponible en:
los tiempos actuales. Van en esa dirección iniciativas tales como http://www.ted.com/talks/lang/es/abraham verghese a doctor s touch.html
Choosing Wisely, adoptada recientemente en nuestro país por el 7. Beckman HB, Frankel RM. The effect of physician behavior on the collection of
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y múltiples data. Ann Intern Med. 1984;101:692–6.
8. Rodríguez Rivera L. La clínica y su método. Reflexiones sobre 2 épocas. Madrid:
sociedades científicas, con recomendaciones sobre «qué no hay que
Díaz Santos; 1999.
hacer» en situaciones concretas. Y asimismo, el estudio de la semio- 9. Vilardell M. Ser médico. El arte y el oficio de curar. Barcelona: Plataforma Edito-
logía tradicional, enriquecida por los conocimientos que aporta la rial; 2009.
10. Lown B. The lost art of healing. New York, USA: Ballantine Books; 1999.
medicina basada en la evidencia, es un área de mejora que permi-
11. Leff B, Finucane TE. Gizmo idolatry. JAMA. 2008;299:1830–2.
tirá optimizar el valor de signos y síntomas en contextos clínicos 12. Ferguson T and the e-patient scholars working group. E-patients: How they
diferentes16 . can help us heal health care. Society for Participatory Medicine; 2009 [con-
sultado 6 Nov 2016]. Disponible en: http://e-patients.net/u/2015/11/e-Patient
White Paper 2015.pdf
Bibliografía 13. Carrasco G. El paciente inteligente. Barcelona: Sello Editorial; 2012.
14. Fundación Educación Médica. Aprender a ser médico: responsabilidad social
1. Hampton JR, Harrison MJ, Mitchell JRA, Prichard JS, Seymour C. Relative compartida. Diciembre 2012 [consultado 20 Nov 2016]. Disponible en:
contributions of the history-taking, physical examination, and laboratory inves- http://www.educacionmedica.net/
tigation to diagnosis and management of medical outpatients. Br Med J. 15. Pons JM, Moharra M. Decisiones compartidas. Med Clin (Barc). 2016;146:
1975;2:486–9. 205–6.
2. Rich EC, Terry WC, Harris IB. The diagnostic value of the medical history. Percep- 16. McGee S. Evidence based physical diagnosis. Philadelphia, USA: Elsevier;
tions of the internal medicine physicians. Arch Intern Med. 1987;1477:1957–60. 2012.

Cómo citar este artículo: Laso Guzmán FJ. Importancia de la semiología en la era tecnológica. Med Clin (Barc). 2017.
http://dx.doi.org/10.1016/j.medcli.2016.12.012

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