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El concepto de asistencia pública como un beneficio caritativo y sin ningún costo que se
plasmó en la Constitución de 1886 evolucionó según lo establecido en la Constitución de 1991, en
donde se hace referencia a la protección social como un derecho colectivo. El derecho a la salud es
un derecho de segunda generación según nuestra Constitución actual (1991), en donde se le
reconoce como un derecho económico, social y cultural. Posteriormente la Corte Constitucional le
da la denominación de derecho fundamental y este reconocimiento también se lo dan numerosos
tratados internacionales sobre Derechos Humanos que adoptó Colombia. Según la Corte, la salud
como derecho fundamental puede interpretarse mediante tres vías: Su conexidad con los derechos
a la vida, integridad personal y dignidad humana (por lo que se admite su tutelabilidad); Cuando el
tutelante es sujeto de protección especial como es el caso de los menores, discapacitados y adultos
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sabemos que existen, lo que al final se traduce en la terminación de numerosos contratos laborales
por tratarse de médicos “costosos” para el Sistema.
Si miramos la salud como un servicio público y no como un derecho, estamos ante una
actividad que se realiza para atender las necesidades de interés general, y por lo tanto la
responsabilidad del Estado se traduce en otro tipo de actividades que demandan un mínimo o nulo
esfuerzo en la prestación del servicio. Cuando se habla de un servicio público se hace referencia a
una actividad que pretende atender una necesidad y puede ser prestado por el Estado o por un
particular que así lo decida. Cuando se habla de la salud como un servicio público, el Estado ni
tiene la obligación de prestarla ni de responder por la misma, lo que significa que solo actúa como
veedor, como un policía frente a quien finalmente termine prestando el servicio. No se trata de
desconocer el grandísimo esfuerzo que hace el Estado por garantizar el derecho a la salud de los
colombianos, pero según el balance de la misma Corte, hasta el 29 de noviembre de 2018 se habían
interpuesto 197.055 tutelas por servicios de salud, en promedio unas 539 diarias. La salud es el
segundo derecho más vulnerado en Colombia después del de petición. En el 2008, la Corte emitió
un fallo en el que ordenaba al gobierno reducir el número de tutelas por servicios de salud, sin
embargo, aumentaron un 37%. Esas tutelas son el reflejo del fracaso en la prestación de servicios
de salud, por lo que vale la pena cuestionarse sobre el papel del Estado en la garantía de un derecho
fundamental como este, ya que dichas tutelas precisamente son un indicador del incumplimiento
de la Sentencia T-760 de 2008 que hace referencia a la salud como derecho fundamental. Cuando
uno ve en los diferentes medios de comunicación como se malversan los dineros de la salud en
Colombia, es ahí donde uno ratifica que la salud en este país es un negocio, un servicio público que
supuestamente se presta pero que beneficia a pocos y afecta a muchos, a pesar de que en el papel
tiene una cobertura de más del 90% de la población.
Pero no todo es culpa del Estado. En el Artículo 14 de la Ley Estatutaria en Salud (2015)
se prohibió expresamente la negación de prestación de servicios y se estableció muy claramente
que cuando se trate de una situación de urgencia médica, no debe solicitarse ninguna autorización
previa. Esto suena supremamente contundente, sin embargo, evidencié personalmente hace un mes
como fue manipulado el triage de un paciente terminal (clasificación inicial del paciente en un
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servicio de urgencias que determina en qué momento debe ser atendido por el profesional de la
salud) para negar la atención inicial de urgencias en una clínica privada muy reconocida de la
ciudad de Medellín, todo porque su aseguradora no tenía ningún convenio con esta institución.
Aquí es donde me cuestiono el tema de la ética médica, porque si un profesional de la salud emite
un concepto que no es cierto para no atender un paciente por un tema netamente administrativo, se
pone en evidencia que en el tema de la vulneración del derecho a la salud también están
involucrados algunos profesionales de la salud. La salud es un negocio, así nos duela reconocerlo,
y los médicos trabajamos para las aseguradoras o nos vemos influenciados por ellas, por lo que o
nos atenemos a las reglas de juego del negocio o nos toca trabajar como independentes del Sistema
con todo lo que esto implica.
Es evidente que cada vez más los colombianos tienen que recurrir a las Acciones de tutela
para acceder a los servicios de salud. Esas tutelas son analizadas y falladas por jueces, profesionales
que no cuentan con conocimientos suficientes en el área de la salud, por lo que también es cierto
que los fallos muchas veces no son los más pertinentes desde el punto de vista médico. Considero
que un médico que sea especialista en Derecho Médico sería el mejor aliado de estos jueces, porque
tiene la capacidad de interpretar desde la ciencia la solicitud de los médicos tratantes y a su vez,
puede interpretar la normatividad vigente y las opiniones de los jueces. Este tipo de profesionales
podrían contribuir de manera eficiente y eficaz en el tema de la disminución de las tutelas en salud,
porque si los fallos son además pedagógicos, más que autorizar o negar servicios, se puede
aprovechar la oportunidad para educar a los pacientes y a los involucrados en las tutelas en muchos
temas, lo que a la larga se traducirá en una mejor comunicación entre las partes y una reducción de
este tipo de demandas en salud. ¿Qué pasaría si cada juzgado contara con un médico especialista
en Derecho Médico? Estoy convencida que puede ser parte de la solución a la crisis actual del
Sistema de salud colombiano. Yo quiero ser parte de la solución y por eso elegí este posgrado.
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BIBLIOGRAFÍA
- Colombia. Sala Segunda de Revisión de la Corte Constitucional. Sentencia T-760 (31, julio,
2008). El derecho a la salud como derecho fundamental, entre otros. Diario Oficial, pp. 15-
28, 50-57, 70-84, 2060-263.
- Colombia. Congreso de Colombia. Ley Estatutaria 1751 (16, febrero, 2015). Por medio de
la cual se regula el derecho fundamental a la salud y se dictan otras disposiciones. Diario
Oficial, pp. 8-10.