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NR 6072
La radiación ionizante es peligrosa para los organismos vivos, incluyendo por supuesto
el cuerpo humano, pero los bajos niveles ambientales no parecen suponer un problema,
es más, según la hipótesis de la hormesis podrían ser incluso beneficiosos.
Sin embargo, la radiación ionizante a partir de ciertos niveles produce daños
moleculares que pueden conducir a problemas de salud muy graves, como el daño de
adn, cáncer y defectos en la función reproductora que pueden ir desde abortos a
malformaciones y enfermedades congénitas.
Los trabajadores de determinados sectores profesionales se exponen de forma frecuente
a altos niveles de radiación ionizante y deben extremar las precauciones. Entre ellos
destacan los profesionales de centrales nucleares, de investigación y profesionales
sanitarios que trabajan en unidades de rayos x, radioterapia y radiodiagnóstico.
Son aquellas que no poseen suficiente energía para arrancar un electrón del átomo, es
decir, no son capaces de producir ionizaciones, como, por ejemplo: microondas para el
secado industrial. Antenas de telefonía móvil. Lámparas germicidas que emiten en uv-c.
En la industria existen numerosas fuentes que pueden producir lesiones oculares agudas
con una exposición breve. Hay diversos protectores oculares con distintos grados de
protección apropiados para cada uso. Entre los de uso industrial se encuentran los
cascos para soldadura (que además ofrecen protección frente a la radiación intensa
visible e infrarroja y protegen la cara), las caretas, las gafas de seguridad y las gafas con
absorción UV. En general, los protectores oculares para uso industrial deben ajustarse
perfectamente a la cara de manera que no haya intersticios por los que la RUV pueda
llegar directamente al ojo y deben estar bien construidos para evitar lesiones físicas.