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Para conocer más de cerca a nuestro grandioso poeta, Rubén Darío, orgullo
nicaragüense, es necesario hacer un estudio de su vida, obra y legado que nos
dejó. Así nos daremos cuenta de lo importante que fue y continúa siendo en
nuestros días el aporte que le dio a la literatura universal, consagrándose como
padre y creador del modernismo literario y príncipe de las letras castellanas,
dejando su nombre a la altura de los grandes literatos de su época. A continuación
se sintetizan los aspectos más importantes de la mayor gloria de nuestra patria.
Rubén Darío es el seudónimo del gran poeta nicaragüense Félix Rubén García
Sarmiento, primogénito del matrimonio de Manuel García y Rosa Sarmiento, nació
el 18 de enero de 1867, en el pequeño poblado de Metapa, hoy conocido como
Ciudad Darío, nombre que le es asignado en su honor al municipio que está
ubicado en el departamento de Matagalpa al norte del país.
La niñez de Darío transcurre en la ciudad de León, criado por sus tíos abuelos, a
quienes consideró en su infancia como sus verdaderos padres; ahí aprendió a leer
y a escribir a los tres años, teniendo famosas obras literarias como lecturas
predilectas, consideradas muy complejas para su edad (La Biblia, El Quijote de
Cervantes, Las Mil y Una Noche, Los oficios de Cicerón). Es así que empieza a
escribir numerosos versos para celebraciones regionales y antes de sus trece
años, algunos de estos fueron publicados en un periódico de la ciudad de Rivas
llamado “El Termómetro”, desde entonces comenzó a ser conocido como “el
poeta niño” en toda Nicaragua, siendo así invitado a participar en la redacción de
un periódico llamado “La Verdad”, que era de oposición al gobierno de la época.
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de sus versos no convenció al presidente del congreso, el conservador Pedro
Joaquín Chamorro, resolviéndole que estudiara en la ciudad nicaragüense de
Granada. Rubén sin embargo, decidió quedarse en Managua y ahí se enamoró de
una muchacha de once años llamada Rosario Emelina Murillo, pero poco después,
en agosto de 1882 se embarca hacia El Salvador.
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Tras varias obras primerizas, nuestro máximo representante en la literatura, el
príncipe de las letras castellanas Rubén Darío, logró crear tres primigenias obras,
cada una de ellas distintas entre sí, pero con un mismo objetivo, que fue lograr
una revolución llamada modernismo. Las tres grandes obras capitales son las
siguientes:
Azul…: es el libro con el cual se inicia el modernismo, fue publicado en Chile por
un Darío juvenil, abierto a todas las influencias de la poesía francesa del
momento.
Fue publicado luego de que el poeta joven, se diera a la tarea de reunir sus
relatos escritos en un diario de Chile entre los años 1886 a 1888. La conforman
dos partes que son: Cuentos en prosa y El año lirico. El primero lleno de
pequeños relatos, mientras, el segundo con los versos y poemas que hicieron
famoso a Darío por todo el mundo.
En los más de 125 años de publicación, Azul… sigue siendo la obra emblemática
de nuestro poeta, y una de las más admiradas tanto como referidas por otros
grandes de la literatura que ven en Azul… la manifestación pura del gran talento
de Darío.
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manifestaciones de un culto al arte puro, es un esteticismo que considera el arte
como superior a la vida e implica una voluntad seria.
De esta manera Rubén cierra esta obra culminante de su lírica: Cantos de Vida y
Esperanza. Ha cantado a la vida, a la esperanza, ha concedido consejos de buen
vivir, pero no puede evitar dar testimonio de su amargura existencial. Pese a todo,
reafirma su fe en la vida y su esperanza en un mañana mejor.
Los poetas del siglo XX han mostrado hacia la obra de Darío actitudes
divergentes. Muchos poetas detractores, reprochaban al nicaragüense su
afrancesamiento superficial, su trivialidad y su actitud escapista. En cambio fue
admirado por poetas tan distanciados de su estilo.
En sí, su legado más importante es que sus narraciones, sus ficciones o relatos
cortos tienen un profundo vacío nostálgico, una prosa brillante calificada de
formación intelectual y magistral, dominio del lenguaje que el mismo creó. Siendo
su propósito renovar la lengua castellana, darle al español más flexibilidad y
sonoridad, sacarlo del acartonamiento en que lo habían dejado los escritores
españoles de finales del siglo XVII y comienzos del XlX.
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En sus cuentos se muestra como un escritor sincero, practicante de una suave
ironía y capaz de dejar en el lector la inquietud sobre el significado de la vida
misma con un estilo elogiante, claro y asimilable.
En conclusión, todo lo visto en este ensayo y haciendo una síntesis desde la vida
del príncipe de las letras castellanas Rubén Darío, pasando por su obra literaria y
terminando con un análisis de sus tres grandes obras, se ha podido comprobar;
que junto con este autor vino una gran revolución sobre la concepción de la
poesía, ubicando diferentes influencias, corrientes y temáticas sobre cada una de
las obras que creó, en donde la parte estética, rítmica y musical, van a la par del
contenido poético de cada poema, buscando así un equilibrio y una belleza que
alguna vez se tuvo y se perdió, una revolución donde se olvidan los principios
planos del realismo y se rescatan los más importantes del romanticismo. Siendo
Rubén un hombre que con su vida pesada y llena de obstáculo, y con tan solo un
sin número de hermosos poemas, logró crear una pacífica revolución llamada
modernismo, dándole así una nueva dimensión a la literatura universal.
(Rubén Darío)
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Bibliografía
Alfonso Morales, Pedro (2012): Curso de Lengua y
Literatura de 10mo grado primera edición, Managua,
Ediciones Distribuidora Cultural.