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los máximos; o más vulgarmente, la lucha contra las sequías y las inunda-
ciones.
/ Para el primer objetivo habrán de construirse embalses de capacidad media
repartidos en el territorio y quizá recrecer aJgunos existentes al objeto de mejorar
los caudales mínimos y su garantía interanuaJ, y al propio tiempo corregir las
desigualdades actuales; presas de menor e ntidad pueden ser útiles para regular
cuencas parciales que queden fuera de la influencia de los grandes embalses,
bien para abastecimiento de agua o para laminación de avenidas.
Esta última función, considerada hasta ahora como subalterna y comple-
mentaria en algunos embalses (margen de capacidad de reserva) deberá adquirir
una importancia creciente. Por una parte, asignando un mayor papel de los
embalses actuales en la laminación de avenidas, incluso a costa de otros bene-
ficios directos tangibles, o recreciéndolos para ése y otros objetivos. Y también,
mediante nuevas presas dedicadas exclusiva o preferentemente a la laminación .
Para ese uso podrán ser útiles muchas cerradas de permeabilidad dudosa, no aptas
para una retención prolongada, pero sí para este tipo de regulación esporádica y
breve en la que tanto da que er caudal salga por los desagües o filtrado por el
terreno, pero al fin regulado. Presas de modesta envergadura pueden resolver
la protección de áreas locales de cultivos o poblados, con o sin otro uso re-
gulador.
La política de laminac ión de avenidas ha de venir lógicamente comple-
mentada con la de ordenación y protección de cauces. La necesidad de una
ordenación se hace cada día más acuciante: las edificaciones y usos del suelo
van ocupando cada vez más un espacio que «eS» del río y éste se encarga de
recordarlo después de años de «ausencia», exhibiendo el más eficaz documento
de propiedad: la ocupación . Complementaria de esta política de ordenación
habrá de ser la de construcción de protecciones y nuevos cauces para avenidas
que en período normal se pueden utilizar para usos recreativos o zonas verdes
inundables.
En cambio, es de prever una disminución de las actividades tradicionales
en nuevos regadíos y centrales hidroeléctricas. En los primeros, más bien
buscando un aumento de la garantía y un ahorro del consumo gracias a una
mejor gesti ón que un incremento importante de extensión. Y en los segundos,
ampliaciones de potencia o nuevas minicentrales, con poco requerimi ento de
nuevas grandes presas.
Otra ac tividad importante y creciente con el tiempo será la conservación y
eventual reparación o refu erzo del gran número de presas existentes, que cada
vez serán más antiguas, problema que se desarrolla más adelante.
Ver más detalles y datos en A. 33 .
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CUESTIONES GENERALES Y BÁSICAS
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TIPOLOGÍA
• Aliviaderos de superficie.
• Aliviaderos
• ~eíondo.
________
- - ----·----o desagües __
--- _____. de medio fondo o ....._
profund9s.
_,
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CUESTIONES GENERALES Y BÁSICAS
terreno y las exigencias de los usos del agua (central hidroeléctrica, tomas de
riegos, etc.), y a veces la tecnología y circunstancias económicas del momento,
dan una serie de condicionantes que llevan a la elecci@ del tipo más adecua®.
De ahí la conveniencia de disponer de varios, para acoplarse mejor a las diferentes
condiciones.
Hagamos notar que los otros esfuerzos distintos del empuje (temperatura,
seísmos, etc.), aunque pueden ser importantes, no suelen influir en la elección
del tipo; son solamente causas cuyo efecto hay que evaluar, o determinantes de
ciertas disposiciones constructivas (juntas, por ejemplo) que no modifican
el tipo.
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