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Grado y Grupo: 5° A
Materia: Literatura
Literatura
Desde que el hombre existe ha sentido la necesidad de comunicarse, de
expresar La habilidad literaria la confiere el modo de narrar y de ordenar los
acontecimientos. El concepto de literariedad surgió en el Círculo de
Praga[1] por primera vez el; R. Jakobson afirmó que lo literario no estriba en
los ornamentos del texto, sino en la revaluación del mismo (del discurso y de
todos sus componentes) porque el propósito del autor es estético.
Historia
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5°A Andrés Estévez García
cualquier texto, independientemente de su género y no necesariamente en
verso.
Recién en el siglo XVIII se utilizó por primera vez la palabra literatura con el
significado actual. De todos modos, existe una duda con respecto a qué se
puede o no considerar literatura, ya que hay tipos de textos que parecieran
no encasillar en ningún género, por ejemplo, una autobiografía o
una noticia.
Géneros literarios
La literatura tiene géneros, o sea tipos en los que se clasifican los conjuntos
de libros según el contenido de las obras, éstos son llamados géneros
literarios. Cada género literario se caracteriza por diferentes aspectos
semánticos, formales o fonológicos.
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Género dramático, que es un texto que tiene como finalidad
actuarse, puede ser tragedia, comedia, etcétera. Un escritor de este
género literario es Pedro Calderón de la Barca.
Literatura universal
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5°A Andrés Estévez García
La literatura universal es parte de todos, desde la invención del alfabeto la
historia, las costumbres, los mensajes y la cultura se comenzó a transmitir
también de forma escrita (aunque debemos aclarar que hasta la Edad
Media perduró la cultura oral).
Características de la literatura
Algunas de las características de la literatura que se pueden mencionar son:
Simbolismo
Una obra literaria, por lo general, representa la interpretación de una
persona acerca de un hecho particular y esa interpretación suele exponerse
con un lenguaje connotativo, por lo que tendrá tantos significados como
lectores.
Además su mayor carga semántica puede estar condensada en pequeñas
fracciones del texto, escenas, pasajes, que pueden trascender en el tiempo.
Por ejemplo, la pelea contra los molinos de viento, en El Quijote; o el “Ser o
no ser”, de Hamlet.
En fin, se trata de textos que llegan a tener múltiples interpretaciones y que,
incluso, no se agotan con una explicación por parte de su autor.
Expresión
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Muy relacionado con el carácter simbólico de la literatura está el objetivo
expresivo de estos textos.
Flexibilizar las reglas gramaticales, por ejemplo, o abundar en recursos del
lenguaje como imágenes, onomatopeyas, etc, se permite con tal de
transmitir la interpretación que se hace del hecho o la materia de que trate
el texto.
Como en cualquier obra de arte, el autor usa a discreción los recursos de
que dispone (la pintura, la palabra), para transmitir sus ideas.
Lenguaje
El principal recurso con el que cuenta un escritor es, por supuesto, la palabra,
el lenguaje, y en el caso de los textos literarios, este adquiere una plasticidad
y, al mismo tiempo, una firmeza que solo el arte permite.
El autor literario usa las palabras de tal modo que al sustituirlas (para
parafrasear el texto, por ejemplo), pierde fuerza expresiva y cambia la
connotación del texto.
Suele tratarse de un lenguaje que atiende a la estética y que no por ello
debe ser muy elaborado ni enrevesado. Se trata más bien de cómo esas
palabras se insertan en el contexto y afectan la sensibilidad de las personas.
Aunque podría creerse que en la poesía, por ejemplo, solo se valen palabras
“bellas”, la verdad es que un poema puede tener un lenguaje muy claro,
llano y sencillo, y evocar emociones agradables y trascendentes.
Verosimilitud
Aunque no siempre atienden a hechos reales, los textos literarios suelen
referirse a hechos ficticios de un modo que los hace parecer posible. Esto es
y debe ser así, especialmente, en la narrativa.
Por ejemplo, en El viaje al centro de la tierra, de Julio Verne, se plantea un
hecho que no ha sido comprobado, pero que muchos llegan a creer como
algo cierto, gracias a la cantidad de datos científicos que se exponen.
Esto último justamente, contribuye con la verosimilitud (semejanza a la
realidad) de las historias: que se usen argumentos válidos en la realidad.
También ayuda que se muestren situaciones de la cotidianidad de las
personas, como es el hecho de que una niña juegue con animales o con
amigos imaginarios, algo que ocurre en cierta forma en Alicia en el país de
las maravillas.
Además, debe partirse del hecho de que todo lector, hace un pacto de
credulidad (o pacto metaficcional), en el que “se compromete” a creer en
el mundo y en los hechos que el autor le muestra durante su lectura, aunque
lo considere totalmente imaginario cuando termine de leer la historia.
Emotividad
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Aunque se ha dicho en líneas anteriores, conviene señalarlo como una
característica de la literatura: el objetivo es generar emociones.
La forma y los recursos que se muestran en un texto, apuntan a que el lector
se involucre de tal modo e la lectura que “viva” dentro del mundo creado
por el autor y “sienta” lo que los personajes involucrados experimentan a lo
largo de la historia.
También el lenguaje contribuye a esto porque abundan palabras
relacionadas con sensaciones y/o emociones humanas: calor, frío, vértigo,
miedo, curiosidad, etc.
Catarsis
La literatura tiende a abstraer al lector de su propia realidad, por lo que
puede llegar a ser una actividad que ayude a lidiar con alguna situación
personal incómoda o con la simple necesidad de disfrutar de una
experiencia placentera.
Mientras que, desde el punto de vista del escritor, se trata de una
oportunidad para vaciar mucho del imaginario personal y drenar
sentimientos (positivos o negativos) y posturas filosóficas que habitan la
psique del escritor.
Referencialidad
Si bien las obras literarias, como la poesía o la narrativa, no necesariamente
puedan ser fuente de información confiable sobre un evento o un personaje
determinado, sí que pueden dar pistas sobre diferentes aspectos de la
época y el entorno en el que fue escrito.
Sea por el lenguaje utilizado o por la perspectiva adoptada frente al hecho
o la persona en cuestión, se puede indagar en los elementos que están
detrás de la obra o del autor. Piénsese en las obras de Shakespeare, por
ejemplo, con sus veladas críticas al status quo de su época.