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Después del Santo Evangelio

Oración universal
Hermanos, Jesús, el Señor de los Milagros, es nuestro único Mediador y
Sacerdote al ofrecer, de una vez para siempre, su sacrificio en la cruz. Pidámosle
que interceda por nosotros. Juntos oremos diciendo: R. ¡Señor de los Milagros,
escúchanos!
1. Por la Iglesia: para que el Señor de los Milagros nos siga concediendo la
firmeza en la fe, la renueve, y mantenga viva la esperanza y la entrega
sincera y generosa en el amor. Roguemos al Señor. R.
2. Por los pastores de la Iglesia: para que el Señor de los Milagros les
conceda perseverancia en el desarrollo de su ministerio, bajo la luz de la
verdad del Evangelio y la intimidad con Él en la oración. Roguemos al
Señor. R.
3. Para que el Señor de los Milagros ilumine a nuestro país y a nuestras
autoridades y propicie el reencuentro con la verdad, se instale la paz, y
la justicia esté al alcance de todos, respetando pensamientos diferentes y
buscando el bien común de todos los peruanos. Roguemos al Señor. R.
4. Por nuestros hermanos enfermos y por los que sufren: para que el Señor
de los Milagros sea ayuda y protección de los enfermos, aliento y alegría
de los oprimidos; conforte y consuele a cuantos comparten, con su dolor
y sufrimiento, la Pasión de Cristo. Roguemos al Señor. R.
5. Por la Hermandad del Señor de los Milagros: para que el Señor afiance
en la fe a quienes conforman la Hermandad, que crezcan en fraternidad y
solidaridad, a fin de que testifiquen con sus vidas al Cristo Moreno.
Roguemos al Señor. R.
6. Por todos nosotros aquí reunidos: para que nuestra celebración
eucarística sea un momento de sincera y profunda comunión con Dios y
entre todos nosotros, y no la reduzcamos a una simple manifestación
exterior. Roguemos al Señor. R.
Dios y Padre nuestro, escucha la oración de cuantos creemos en tu Hijo y
queremos seguir su camino de entrega, de servicio, por amor a Ti y a nuestro
prójimo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Después de la oración después de la comunión


Bendición solemne
El Dios, Padre de misericordia, que en la pasión de su Hijo les ha dado ejemplo
de amor, les conceda, por su entrega a Dios y a los hombres, la mejor de sus
bendiciones.
R. Amén.
Y que gracias a la muerte temporal de Cristo, que alejó de ustedes la muerte
eterna, obtengan el don de una vida sin fin.
R. Amén.
Y así, imitando su ejemplo de humildad, participen un día en su resurrección
gloriosa.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda
sobre ustedes.
R. Amén.

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