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GUIÓN LA DIVINA COMEDIA

INFIERNO
inicio
SONIDO
Dante:-En mitad del camino de la vida, me hallé en el medio de una selva oscura, después de
dar mi senda por perdida.
Dante:-¡Oh! ¿Eres tú aquel Virgilio, aquella fuente de que de elocuencia derramó raudales?
Dante:-Todo maestro, si no es tú me sobra.
Dante: -El día terminaba. El aire oscuro de la noche a los seres de la tierra el reposo invitaba.
Yo, inseguro y solo, me aprestaba a hacer la guerra mía que evocará la mente que no yerra.
Virgilio: -Para librarte de tamaño espanto, te diré por qué vine, lo que pienso y lo que í
cuando te vi en quebranto.
vacilaciones
SONIDO
Virgilio: -Yo era de los se hallaban en suspenso y me llamó mujer tan santa y bella, que le
pedí para servirla asenso.
Beatriz: -Oh cortés y gentil alma mantuana, cuya fama en la tierra vive y dura, en proyección
de tiempo ancha y lejana, mi amigo, que no lo es de la ventura, del camino quedó
descaminado. Levanta, pues, y llévale el consuelo de tu palabra y de tus consejos sabios;
corre en su ayuda y calmarás mi anhelo. Soy Beatriz y en mi orden no hay agravios: vengo de
un sitio al que volver ansío.
puerta del infierno
SONIDO
“Por mí se llega a la ciudad doliente, por mí se llega al llanto duradero, por mí se llega a la
perdida gente. Me hizo mi alto hacedor por justiciero: el divino poder me dio semblanza, la
suma ciencia y el amor primero. Nada hay creado que en edad me alcanza, no siendo eterno y
yo eterna duro, ¡perded cuantos entráis toda esperanza!
1. Círculo: El Limbo
Narrador:- Los que se hallan en suspenso se encuentran en el limbo, no pueden ir al paraíso,
por no haber recibido el bautismo, pero tampoco al infierno por no haber cometido ningún
pecado.
SONIDO
2. Círculo: Lujuria
Dante:- Ahora empiezo a escuchar, pues me precede, dolorida quejumbre, y es que llego a un
lugar do el plañir tiene su sede. Pues la tromba infernal, siempre violenta a las almas arrastra
en tremolina.
3. Círculo: Gula
Dante: Cuando nos vio Cerbero, ese gran feto, nos abrió las tres bocas, enseñando sus
dientes, sin tener un miembro quieto
4.Círculo: Avaricia y pródigos
Virgilio:- Andarán en eterna trapisonda: unos como otros dejarán la huesa, cerrado el puño o
la cabeza monda.
5. Círculo: Los iracundos
Virgilio:- Hijo, en este instante a la ciudad de Dite damos vista con su padrón de reos
abundante.
SONIDO
6. Círculo: Los heresiarcas
Narrador:- Centauro le dice a Virgilio y Dante, aquí se encuentran los tiranos, que vivieron de
sangre y rapiña. Aquí se lloran las despedidas culpas.
Virgilio: -Si es que trochas cualquiera de estas plantas verás lo errado de tu pensamiento.
Dante: -Caminábamos con los diez demonios, ¡fiera compaña!, más en la taberna con
borrachos, con santos en la iglesia.
Dante:- En cada boca un pecador devora, con sus colmillos, de espadilla guisa: de un alma es
cada boca torcedora.
SONIDO
7. Círculo: Los violentos
Virgilio:- El de medio, que el gran pecho mira, no es sino el gran Quirón, que educó a
Aquiles; el otro es Folo, ardiente siempre en ira.
Entrada a la décima fosa
SONIDO
Dante:- fuertes lamentos suben inhumanos, que lastiman con puntas aceleradas; y el oído tape
con ambas manos, tal era la infección que se exhalaba de los corruptos cuerpos infernales.
Gigantes en el pozo, antes de entrar al noveno círculo.
Virgilio:- antes que en esta vía te adelantes, y se disipen tus mirajes vanos, sabe que no son
torres, son gigantes hundidos en la fosa, y esto explica que sus bustos se yergan arrogantes.
Entrada al noveno círculo
Narrador:- lívidas, de vergüenza el rostro enseña, yacen las sombras en el lago helado, su
rostro hacia los cielos inclinado su boca fría y su mirar traslúcido dan testimonio de su triste
estado
SONIDO
Cuarto aro: salida del infierno
Virgilio:- en cada boca un pecador devora, con sus colmillos, de espadilla a guisa: de un alma
es cada boca torcedora.
Narrador:- cuando al anca del monstruo descendimos en donde el muslo a compartirse
empieza entramos al camino tenebroso para volver ver el claro mundo y sin cuidarnos de
ningún reposo subimos, el primero y yo segundo hasta el cielo ver las cosas bellas a
contemplar de nuevo las estrellas.
PURGATORIO
SONIDO
Virgilio: ¿por qué tu desconfianza? ¿Tu has pensado que no te guíe siempre en compañía?
Virgilio:- ¡Oh, espíritus selectos bien andantes, por la paz benigna que creo alcanzareis
perseverantes, decidnos donde el monde se inclina, si es posible subir al alto risco; que es
triste perder tiempo al que imagina.
SONIDO DE RISCO
narrador:- El Agnas Dei, cantaban en su exordio al unisón, en modo compasado que parecía
acorde de concordia.
SONIDO DE AGNUS DEI
Dante:- Maestro, dije, ¿qué es lo que ha escuchado?
Virgilio:- Aquí la verdad oye y aprende, de iracundia es el nudo desatado.
Dante :- ¿Quienes son aquello?
Virgilio:- Fuertes y libres parecen, pero sometidos estaís, y si, el cielo cría la mente libre,
pero este no se controla, por ahí puedes mirar la pereza y de igual manera la avaricia
SONIDO GENTE LLORANDO Y CORRIENDO
Foresio:- Toda esa gente que llorando canta porque halagó su boca sin mesura en hambre y
sed se purifica santa.
SONIDO DE GENTE LLORANDO Y SUFRIENDO
Narrador:- Unos claman:
contingente:- ¡Sodoma con Gomorra!
Narrador:- y otros claman:
contingente:- en vaca transformada Pasifae llama al toro que la acorra.
SONIDO DE GRITOS POCO AUDIBLES

Paraíso Terrestre
Matilde:- El Sumo Bien, que solo en si se place, bueno hizo al hombre, a bienes inclinado y
aquí le dio la paz que satisface; más este don perdió por su pecado, y en afanes, en llantas y
en dolores, su honesta y dulce risa se ha trocado,
Dante:- Yo volví de aquel río consagrado, como planta en que brotan frondas bellas, por una
nueva sabio renovado, puro y pronto a las estrellas.

PARAÍSO
Dante: Viéndome Beatriz suspenso y en la más viva curiosidad
Beatriz: De ese punto dependen el cielo y la naturaleza toda. Mira aquel círculo que está más
próximo a él, y sabe que su movimiento es tan veloz por el encendido amor que le da
impulso.
Dante: Volviome con nuevo afán a dirigir a mi Señora preguntas que traían embargada mi
imaginación [...] creí ver a Beatriz, y hallé en su lugar a un anciano vestido como aquellos
gloriosos moradores. Con la vista retorné por todas cuantas, las siete esferas, y vi a este globo
tal, que sonreí de su apariencia villana; y aquel consejo por mejor apruebo, que lo tiene en
menos; y quien en otra cosa piensa ,llamarse puede verdaderamente probo.
SONIDO
Cuarto Cielo / Cielo del Sol
Narrador: Eleva lector, conmigo tus ojos hacia las altas esferas, por aquella parte en que un
movimiento se encuentra con otro, y empieza a recrearte en la obra de aquel Maestro, que la
ama tanto en su interior, que jamás separa de ella sus miradas.
Beatriz:- Da gracias, da gracias al Sol de los ángeles, que por su bondad te ha elevado a este
Sol sensible.
Dante:- Jamás ha habido un corazón humano tan dispuesto a la devoción y a entregarse a
Dios tan vivamente, como el mío al oír aquellas palabras.
Santo Tomás de Aquino: yo, libre de todas estas cosas, había subido, así como Beatriz, hasta
el cielo, donde tan gloriosamente fui acogido. Tú dudas, y quieres que mi boca emplee
palabras tan claras y ostensibles. Así pues, si me has escuchado con atención, y si tu mente
recuerda lo que te he dicho, tu deseo debe estar en parte satisfecho.
Beatriz:- Éste necesita, aunque no os lo indique ni con la voz ni con el pensamiento, llegar a
la verdad. Decidle si la luz con que se adorna vuestra sustancia permanecerá con vosotros
eternamente tal como es ahora.
Santo Tomás de Aquino:- Así sucede, Dante. Mientras dure la fiesta del Paraíso, otro tanto
tiempo irradiará nuestro amor en torno de nuestra vestidura. Su claridad corresponde al ardor
que nos inflama; el ardor a nuestras celestiales visiones; y estas son tanto más claras, cuanto
mayor es la gracia que cada uno tiene según su valor.

Quinto Cielo/ Cielo de Marte


SONIDO
Beatriz: Que el deseo alumbre tu mente, y a la llama de salida, en que la interna estampa se
vislumbre. Lo que puedes decir, cosa es sabida; pero di la gran sed que a ti te afana para
ofrecer a tu alma la bebida.
Dante: Así a la luz que antes me hablara pía díjele, confesando humildemente mi sentir, cual
Beatriz me lo pedía.
Dante: Veo, ¡oh, padre! que el tiempo me espolona, y viene contra mí su golpe a darme, que
es más grave al que débil se abandona. Y así, de previsión es bien que me arme, por si el
suelo natal pierdo, mi canto de otros suelos no llegue a desterrarme.
Cacciaguida: Conciencia que se ofusca por vergüenza que en otros o en sí mira, has de
golpear con tu palabra brusca: ¡No importa! y apartando la mentira, tu visión por entero
manifiesta, y a otros deja rascar sarna con ira.

Sexto cielo/ Cielo de Júpiter


SONIDO

Dante: Mientras gozaba del placer directo de lo eterno en Beatriz, su bello viso gozar me
hacía del segundo aspecto, venciéndome con luminoso hechizo.
Beatriz: Vuélvete y atiende, que mis ojos no son el paraíso.
Dante: Pasé de pronto al cielo emblanquecido del sexto cielo, en cándidos albores, que en su
seno me había recibido.
Dante: Ante mí, con las alas desplegadas la bella imagen vi, que trascendía el goce de las
almas concentradas.
Águila: Por ser tan justo y pío, exaltado me veo en esta gloria, que de todo deseo vence el
brío. En la tierra he dejado una memoria, que bien que aplauda la malvada gente, no sigue las
lecciones de mi historia.
Águila: Tú, débil mortal, sé circunspecto al juzgar, pues nosotros que á Dios vemos, no
conocemos todo el ser electo! Y este ignorar, por dulce lo tenemos, pues nuestro bien, con
este bien se afina, y lo que quiere Dios, también queremos.

Séptimo cielo/ Cielo de Saturno


Narrador: Del cielo de Júpiter sube el poeta guiado por Beatriz al séptimo cielo de Saturno.
Allí encuentra a los solitarios que se lian dado a la vida contemplativa.
Dante: Volví a fijar mi vista en el semblante de mi Beatriz, y mi alma toda entera llenaba su
atractivo dominante. No sonreía.
Beatriz: Si sonriera, en cenizas tu ser convertiría, como a Semele incauta sucediera. A los
séptimos y altos esplendores subimos, en junción del León ardiente, cuya virtud, abajo,
templa ardores.

Octavo cielo/ Mirada a los planetas y a la Tierra


Dante:​ -Vuelve la vista atrás al contemplar tanto las siete esferas como la Tierra.- Retome las
siete esferas y vi a este globo de apariencia villana y aquel consejo por mejor apruebo que lo
tiene en menos; y quien en otra cosa piensa llamarse puede verdaderamente probó.

Narrador:​ Dante y Beatriz ven a la virgen María y a los Santos, además de encontrarse con
Dios.

Beatriz:​ ¡Mira las legiones del triunfo de Cristo y todo el fruto que recoge el girar de estas
esferas!
Dante: Si el mundo volviese al cristianismo, sin milagros, es que es tal, que los demás un
céntimo no valen. Allí triunfa, bajo el alto hijo de María y de Dios, de su victoria, con el
antiguo y el nuevo concilio el que las llaves de esa gloria guarda.

Noveno cielo

Beatriz​: ​De ese punto dependen el cielo y la naturaleza toda. Mira aquel círculo que está
más próximo a él, y sabe que su movimiento es tan veloz por el encendido amor que le da
impulso.

La creación de los ángeles a través del amor:


Narrador​: Antes de que existiese en su eternidad [...]se difunden su nuevo amor, el amor
eterno. Salieron de aquél acto infalible juntas como saetas de fuego [...] Así brotó una y
entero en su ser el efecto de su creador.

Dante: ​Hemos salido del mayor cielo corpóreo al que es Liz pura; Li intelectual alimentada
por el amor, amor al verdadero bien, lleno de contentamiento que excede todo deleite. Aquí
verás las dos milicias del paraíso.

Narrador: ​Volvime con nuevo afán a dirigir a mi Señora preguntas que traían embargada mi
imaginación [...] creí ver a Beatriz, y hallé en su lugar a un anciano vestido como aquellos
gloriosos moradores.

San Bernardo: ​Y la reina del Cielo, por quién me inflamo en ardentísimo amor, nos
dispensará toda su gracia, porque yo soy su fiel Bernardo.

Narrador: ​El amor que descendió primero [...] extendió ante ella* sus alas y, por doquiera
respondía la corte celestial al sagrado himno, de modo que a cualquier parte que se mirase,
se veía mayor bienaventuranza.
(Canto trigésimosegundo: paraíso)
*la virgen María.

San Bernardo​: Virgen madre, Hija de tu Hijo, humilde y gloriosa[...]ruego te asimismo, ¡Oh
Reina! Pues cuanto intentas puedes, que conserves sus afectos puros después de tan gran
visión que tu amparo le baste a triunfar a toda pasión humana. Mira cómo Beatriz y todo los
bienaventurados alzan a ti sus manos para que escojas mi petición.

Aquí la virgen accede permite a Dante ver a Dios y regresarlo a la tierra.

Narrador: ​¡oh eterna luz, que vives en ti sola, que tú te comprendes, y que al ser
comprendida por ti y comprenderte, te amas y te complaces a ti misma!
Aquí perdí el sublime vigor de mi fantasía; mas ya daba impulso a mi anhelo y mi voluntad,
como a una rueda que gira por igual, el Amor que mueve el Sol y las demás estrellas.
(Canto Trigésimotercero: Paraíso, final)

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