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Política de apaciguamiento:
A partir de 1935, la política exterior del nazismo estará dirigida a recuperar parte de las
para volver a incorporar ese territorio dentro de las fronteras alemanas. En 1936 invadirá la
Renania y la convertirá en una provincia alemana. Al mismo tiempo, ese año comenzará la
remilitarización del ejército y las fuerzas armadas, rompiendo con las cláusulas del Tratado
Nuevo Orden Asiático por parte de la potencia nipona y sus dirigentes nacionalistas llevaron
a acelerar la política expansionista japonesa. Al ver que ni Japón ni Italia recibían fuertes
castigos por los atropellos a otras naciones, Hitler dará su primer movimiento fuerte en
algunos viejos pangermanistas que venían pidiendo esta unión hace mucho tiempo. Pero la
iniciará los planes para incorporar a Checoslovaquia. Ante esta situación, tanto Francia como
Inglaterra intentaron por todos los medios posibles no llegar a una guerra. Para ello, el primer
ministro inglés llevó adelante una política conocida como “el apaciguamiento” en la cual
intentaba contener las ambiciones de Hitler y evitar de esta manera, bajo acuerdos, la guerra.
Esta política tendrá su apogeo el 30 de junio de 1938 cuando se reúnan en Múnich las cuatro
grandes potencias, Francia, Italia, Inglaterra y Alemania, para solucionar la crisis de los
sudetes (Checoslovaquia).
El acuerdo final fué la concesión de Francia e Inglaterra a Hitler de los sudetes checoslovacos
a cambio de frenar todo futuro anhelo expansionista en el continente. Los recibimientos tanto
para Chamberlain como para Daladier, primer ministro inglés y francés, fueron de una
ovación inimaginada. Sin embargo, sólo consiguieron darle más tiempo a Hitler para que
reorganice sus fuerzas para los acontecimientos venideros, 14 Overy, Richard. Por qué
comprendieron el programa que intentaba llevar adelante el nazismo. El error aquí presente
fue creer que cediendo a algunas concesiones se podría evitar la guerra. La guerra era
inevitable desde el momento en que Hitler observó la debilidad de las democracias liberales
apariencia controlable, con la esperanza de que sus aspiraciones queden satisfechas sin
del contrincante con el que se negocia. El desafío fundamental para toda política de
París. Las exorbitadas reparaciones de guerra o la injusta aplicación del principio de las
nacionalidades en Austria, Danzig o los Sudetes, hacían que muchos fueran proclives a una
revisión del Tratado. A todo ello se le unía el vivo deseo de evitar de nuevo los horrores de
la Gran Guerra y la conciencia del relativo declive de un poder británico que debía hacer
La falta de reacción ante la invasión japonesa de Manchuria en 1931, el acuerdo naval anglo-
alemán de 1935, en el que Londres se avenía a ignorar las cláusulas de Versalles, la nula
Cuando Neville Chamberlain accede al cargo de primer ministro lo único que hace es
continuar una política bien asentada. Chamberlain, por un lado, pensaba, equivocadamente,
que Hitler era un hombre con el que se podía llegar a acuerdos, por otro lado, desconfiaba
convicción, cuando estalló la crisis de los Sudetes en 1938, de que el pueblo británico no iría
a la guerra "por una disputa en un lejano país entre gente de la que no conocemos nada". La
firma del Pacto de Munich era la consecuencia evidente de este planteamiento. Lo cierto es
Munich. Era el hombre que había conseguido "la paz para su tiempo".
La realidad estalló ante los ojos británicos en marzo de 1939 con la ocupación nazi de
conflicto que iba a superar con creces los horrores de la primera guerra mundial.
Las constantes violaciones de Adolf Hitler a los distintos tratados internacionales, como
Renania, Gran Bretaña se niega a protestar por esta ruptura del Tratado de Versalles. Sin
apoyo británico, Francia acepta también sin queja alguna esta violación de dicho tratado. La
política de apaciguamiento impide el mismo año de 1936 que Gran Bretaña y Francia
Española, en contra de los acuerdos tomados entre estos países para no prestar apoyo bélico
Ni Francia ni Gran Bretaña protestaron ante el rearme alemán llevado a cabo por el Tercer
Reich desde 1933, a pesar de que el Tratado de Versalles establecía límites máximos de
un enemigo más formidable y temible que la Alemania Nazi; confiaban también en que, al
tener ideologías tan contrapuestas y una mayor cercanía geográfica, las ambiciones nazis se
dirigirían sólo hacia una amenazante Unión Soviética y no hacia Europa Occidental, lo cual
fue un error.
Las potencias europeas democráticas, Reino Unido y Francia, desplegaron una política débil
Hitler y concederle algunas de sus demandas en la esperanza de que el líder nazi finalmente
“se apaciguaría”. Esta política solo sirvió para envalentonar a la Alemania nazi. Mientras
tanto, el dictador soviético Stalin, tras diversos intentos frustrados de pacto con Gran Bretaña
y Francia, acabó pactando con Hitler en 1939 alentando el ataque alemán a Polonia que
Hitler, propuso realizar una conferencia de todos los Estados europeos, Alemania incluida, a
una nueva guerra, puesto que la opinión pública tanto en Inglaterra como en Francia era
favorable a mantener la paz a toda costa, aunque fuera necesario convencer a los
checoslovacos para que cedieran a Alemania el territorio de los Sudetes. Además, la política
de Arthur Neville Chamberlain, primer ministro inglés, se basaba en la creencia de que al dar
satisfacción a las demandas de Hitler respecto de unir los territorios habitados por alemanes,
(1933).
Empatía de Gran Bretaña con Italia y Alemania, por las duras consecuencias de
Versalles.
Como había fracasado la SDN, Chamberlain creía que los problemas se debían solucionar
con contacto personal entre los líderes
o Se podría reunir con Hitler para controlarlo, con Mussolini para incluirlo en la
operación y hacerlos respetar los acuerdos internacionales.
o Ejemplos. Hitler con Chamberlain se encuentran en la conferencia de Munich de
1938
o Ejemplo. Hitler y Schuschnigg (caniller Austria) se reúnen en el "Nido del Águila",
en Berchtesgaden, el 12 de febrero de 1938.
Gran Bretaña y Alemania se podrían ayudar económicamente
Miedo al comunismo
o Francia y GB temen al comunismo más que a Hitler y lo consideran a él una
defensa contra el comunismo.
o Ejemplo: Gran Bretaña no interviene en la Guerra Civil Española porque considera
que la victoria nacionalista supone un tapón frente a posible comunismo de la
República.
Evitar la guerra para la que no estaba preparada. Esta se ve en el pacto naval anglo-
germano de 1935