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Entre las posibles causas morales o físicas, Hume, considera que solo las primeras
tienen asidero en la realidad; ésto, lo comprueba comparando la gran cantidad de
ejemplos de determinaciones por causas morales frente a los nulos casos de
nacionalidades derivadas de causas físicas: el centenario gobierno chino, al que
sigue “(…) la más grande uniformidad de carácter imaginable.” (Hume, 2005, p.
101); la diferencia entre naciones cercanas con distintas formas de gobierno como
Atenas y Tebas, que a pesar de su proximidad territorial y similitud atmosférica
guardan diferentes caracteres; las naciones separadas en un mismo país; los
grupos cerrados que reafirman sus propias costumbres como los judíos; las similitud
entre las naciones de ultramar y sus colonizadores, etc.
La anterior es, también, una muestra clara del talante político del ensayo. El
elemento que va a primar entre las causas morales va a ser la forma de gobierno;
es así como, por ejemplo, un gobierno absolutista impide el desarrollo de
profesiones liberales y las personalidades que se derivan de estas prácticas; un
gobierno monárquico promueve la realización de los valores de su nobleza; y un
gobierno republicano fomenta las castas de librepensadores.
Surge aquí también la importancia valorativa de las causas morales; no sería posible
realizar un juicio de valor sobre el carácter de un hombre que no ha tenido la
posibilidad de superar las limitantes de su ambiente. En efecto, un hombre bueno o
malo es tal en virtud de que tuvo la posibilidad de elegir entre el bien y el mal;
configurado por su ambiente, resulta más difícil juzgar su conducta y a este
propósito calificador funciona, por un lado, la negación de la determinación absoluta
de la nacionalidad y, por otro, la afirmación de las causas morales sobre las físicas.
1
Para una noción general de las propuestas críticas véase (Lopes, 2015), (Pabón, 2015), (Ariza, 2015).
2
En tanto alejados de los territorios centrales de producción de saber y cultura; es decir, los territorios no
europeos.
3
Véase (Meza, 2006).
es por esto que su origen es necesariamente opresivo. Para consolidar una nación
hacen falta tácticas para desaparecer las expresiones culturales disímiles. Desde el
punto de vista originario de la idea de nación, estrictamente ligado al Estado, no hay
cabida para la diferencia. El núcleo común de creencias, lengua, religión y símbolos
es necesario para que una sola nación impulse a un solo Estado en su interior y
frente a amenazas exteriores.
El carácter político del ensayo de Hume sobre los caracteres nacionales supera las
premisas experimentales. Si bien sus fundamentos son ejemplos, en el caso de la
comparación de diferentes nacionales, y analogías, en el caso de los soldados y los
curas, sus conclusiones no son estrictamente científicas sino, sobre todo, políticas.
Es este mismo matiz el que, analizado en su contexto, sirve para reafirmar una
superioridad; la suya sobre el otro colonizado.
Bibliografía
Ariza, R. (2015). DESCOLONIZAÇÃO JURÍDICA NOS ANDES. En A. W.
Fernández, Constitucionalismo, descolonización y pluralismo jurídico en
Amériza latina (págs. 165-179). Ciudad de México: CENEJUS.