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El derecho

a la alimentación
EN LA CONSTITUCIÓN, LA JURISPRUDENCIA
Y LOS INSTRUMENTOS INTERNACIONALES
La elaboración de este texto fue posible gracias al apoyo de Management
Sciences for Development MSD/USAID y de la Agencia Sueca para el
Desarrollo Internacional, ASDI.

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Defensoría del Pueblo
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Tels.: 691 53 55 - 314 73 00 - 314 40 00
Bogotá, D. C., 2006

ISBN 958-9353-49-5
VÓLMAR PÉREZ ORTIZ
Defensor del Pueblo

ROQUE LUIS CONRADO IMITOLA


Defensor Delegado para la Dirección y el Seguimiento
de las Políticas Públicas para la Realización
de los Derechos Humanos

MAURICIO HERNÁNDEZ MONDRAGÓN


Director Nacional de Promoción y Divulgación
de Derechos Humanos

LUIS EDUARDO PÉREZ MURCIA (hasta enero de 2005)

BÁRBARA MARÍA VARGAS ESCOBAR


Coordinación del Programa de Seguimiento
de Políticas Públicas en Derechos Humanos

MARÍA PAULA GÓMEZ MÉNDEZ


Autora
Investigadora del Programa de Seguimiento
de Políticas Públicas en Derechos Humanos

IMPRENTA NACIONAL DE COLOMBIA


Diagramación e impresión

IVÁN MAURICIO DELGADO


Diseño de portada
CONTENIDO
págs.

PRESENTACIÓN ................................................................................. 23
INTRODUCCIÓN ................................................................................ 25

CAPÍTULO I
ASPECTOS GENERALESY METODOLÓGICOS ............................ 27

1. ASPECTOS METODOLÓGICOS ...................................... 29


1.1. Delimitación del contenido del derecho a la alimentación a
partir del bloque de constitucionalidad ............................... 30
1.2. Delimitación del contenido del derecho a la alimentación a
partir del derecho internacional consuetudinario ............... 34
1.3. Delimitación del contenido del derecho a la alimentación a
partir de subreglas jurisprudenciales ................................... 38

2. ASPECTOS GENERALES ................................................. 39


2.1. Contenido esencial del derecho a la alimentación............... 41
2.2. Los obligados a la realización del derecho a la alimentación 43
2.2.1. Obligaciones de la familia .................................................. 45
2.2.2 Obligaciones de la sociedad ............................................... 46
2.2.3. Obligaciones de las empresas transnacionales y otras
empresas comerciales ......................................................... 47
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
págs.

2.2.4. Obligaciones de las instituciones internacionales .............. 48


2.2.5. Obligaciones del Estado ..................................................... 49
2.2.5.1. Obligaciones relativas a la disponibilidad, accesibilidad y
utilización biológica de los alimentos ................................. 50
2.2.5.2. Obligaciones de respeto, protección y realización ............. 50
2.2.5.2.1. Obligaciones de respeto....................................................... 50
2.2.5.2.2. Obligaciones de protección ................................................ 51
2.2.5.2.3. Obligaciones de realización ................................................ 52
2.2.5.3. Obligaciones de efecto inmediato y de cumplimiento
progresivo ............................................................................ 53
2.2.5.3.1. Obligaciones de efecto inmediato ...................................... 53
a) Adoptar medidas apropiadas, deliberadas y concretas orien-
tadas lo más claramente posible hacia el pleno ejercicio
del derecho a la alimentación ............................................. 53
i) Medidas de carácter legislativo ....................................... 54
ii) Medidas de carácter judicial .......................................... 55
iii) Medidas de carácter presupuestal ................................. 57
iv) Medidas de carácter administrativo .............................. 58
v) Medidas de carácter educacional ................................... 58
b) Elaborar estrategias y programas para la promoción
del derecho a la alimentación .............................................. 59
c) Asegurar la satisfacción de niveles esenciales del derecho
a la alimentación .................................................................. 60
d) Garantizar que el derecho a la alimentación se ejerza sin
discriminación alguna.......................................................... 61
e) Abstenerse de adoptar medidas regresivas ...................... 63
f) Emplear el máximo de los recursos disponibles .............. 64
g) Vigilar el grado de realización del derecho a la alimen-
tación ................................................................................... 64
2.2.5.3.2. Obligaciones de cumplimiento progresivo .......................... 65
2.3. Mecanismos para la observancia del derecho a la alimentación 66

8
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

págs.

2.3.1. Mecanismos para la observancia del derecho a la alimentación


en el plano internacional...................................................... 67
2.3.2. Mecanismos para la observancia del derecho a la alimenta-
ción en el plano nacional ..................................................... 69

CAPÍTULO II
LA DISPONIBILIDAD DE LOS ALIMENTOS ................................. 71
1. LA SUFICIENCIA NUTRICIONAL .................................. 74
1.1. Protección de la producción interna de alimentos .............. 75
1.1.1. Todos los pueblos, comunidades y países tienen derecho
al ejercicio de su soberanía alimentaria .............................. 76
1.1.2. Es obligación del Estado garantizar que los procesos de mo-
dernización no afecten negativamente, de manera directa o
indirecta, el principio constitucional de protección especial
de alimentos ........................................................................ 77
1.1.3. Es obligación del Estado garantizar que los acuerdos de
carácter económico y comercial suscritos en el ámbito de
organismos internacionales sean compatibles con la obliga-
ción constitucional de proteger especialmente la producción
interna de alimentos ............................................................... 78
1.1.4. Es compatible con la obligación constitucional de proteger
especialmente la actividad agrícola la firma de un acuerdo
bilateral sobre sanidad animal para intercambio de animales
y productos de origen animal .............................................. 78
1.1.5. Es competencia exclusiva de la Junta Directiva del Banco de
la República el manejo e implementación de los programas
de crédito agrario ................................................................. 79
1.2. Protección de los recursos genéticos ................................... 79
1.2.1. Es inconstitucional la norma de derecho internacional que,
de cualquier forma, limite o enajene la facultad que tiene el
Estado colombiano de regular la explotación y aprovecha-
miento de los recursos naturales y genéticos....................... 79
1.2.2. Las prerrogativas e inmunidades conferidas a los agentes
y bienes de los Estados extranjeros no pueden usarse para

9
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

págs.

impedir que el Estado colombiano verifique el cumplimiento


de las normas nacionales, supranacionales e internacionales
sobre salvaguardia de la diversidad biológica y cultural,
manejo de recursos genéticos, amparo de la producción de
alimentos y protección de la vida y la salud de los habitantes
del territorio ........................................................................ 80
1.3. Protección a la oferta de alimentos durante los conflictos
armados ............................................................................... 81
1.3.1. Las víctimas de los conflictos armados tienen derecho a que
la privación de alimentos no sea ejercida como método de
guerra ................................................................................... 83
1.3.2. Las víctimas de los conflictos armados tienen derecho a
recibir asistencia alimentaria .............................................. 84
1.3.3. Las víctimas de los conflictos armados tienen derecho a no
ser desplazadas forzadamente ............................................ 85

2. LA INOCUIDAD DE LOS ALIMENTOS......................... 85


2.1. Derechos de los consumidores y usuarios de bienes y
servicios ............................................................................... 86
2.1.1 Se viola el núcleo esencial del derecho de los consumidores
cuando la ley patrocina un sistema de inmunidad del pro-
ductor en lo tocante a la responsabilidad que le incumba
por los daños causados por los defectos de sus productos
y servicios ........................................................................... 87
2.1.2. Quien ha contaminado un producto alimenticio o utilizado
en su fabricación una sustancia química prohibida no puede
exigir que sobre esto se mantenga sigilo con el fin de no
ver afectado su nivel de ventas, puesto que, si bien el dere-
cho a la ganancia es legítimo y se encuentra protegido, no
es absoluto, y por tanto, no puede asegurársele a quien se
lucra poniendo en riesgo la salud de los consumidores....... 88
2.2. La producción, distribución y comercialización de los ali-
mentos debe hacerse dentro de los límites del bien común . 89
2.2.1. Razones de empresa no pueden llevar a que la persona que ha
cumplido con el deber de informar a otros sobre la existencia
de alimentos no inocuos en el mercado sea obligada a retrac-

10
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

págs.

tarse con objeto de restablecer el inexistente derecho del


responsable de su producción, aun cuando con posterioridad
a este hecho aparezcan nuevos análisis que demuestren la
inocuidad de la producción actual ....................................... 89
2.2.2. La creación de un sistema para la protección, a través de
mecanismos de propiedad intelectual, de las actividades de
fitomejoramiento se ajusta a la Constitución, puesto que a
través suyo el Estado cumple con sus obligaciones de prote-
ger la propiedad intelectual y de promover la investigación y
la transferencia de tecnología para fortalecer e incrementar
la producción de alimentos .................................................. 90
2.3. Derecho a un suministro regular, suficiente y conti-
nuo de agua salubre para atender los usos personales y
domésticos ........................................................................... 91
2.3.1. En situaciones de escasez de agua, el agua disponible debe
destinarse prioritariamente a satisfacer las necesidades de
consumo humano ................................................................. 93
2.3.2. Cuando el agua que se suministra a través del servicio público
de acueducto contiene elementos insalubres que afectan de
forma evidente e inminente los derechos a la vida y a la salud
de los suscriptores del servicio, es procedente la acción de
tutela .................................................................................... 93
2.3.3. Se viola el derecho a la alimentación equilibrada de los niños
y las niñas cuando la ausencia de un suministro regular y
suficiente de agua les impide beneficiarse de los programas
de refrigerios escolares promovidos por el Estado .............. 94

3. LA ACEPTABILIDAD CULTURAL DE LOS ALIMEN-


TOS...................................................................................... 95
3.1. Las prácticas y conocimientos tradicionales de las minorías
étnicas y culturales que son fuente de obtenciones vegetales
deben ser protegidos a través de mecanismos de propiedad
intelectual que admitan la propiedad colectiva en aquellos
casos en los cuales esto resulte necesario para garantizar
el mantenimiento de la cultura y las tradiciones de estas
comunidades ........................................................................ 95

11
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

págs.

4. LA SOSTENIBILIDAD DE LAS PRÁCTICAS ALIMEN-


TICIAS ................................................................................ 96
4.1. Es obligación del Estado garantizar que las medidas que se
adopten para evitar el cultivo de las plantas utilizadas para
la producción ilícita de estupefacientes no atenten contra el
medio ambiente ni contra la identidad cultural de las comu-
nidades indígenas ................................................................ 98
4.2. No se desconocen los deberes de protección que la Consti-
tución Política impone a las autoridades en relación con la
vida, la salud y el medio ambiente cuando la ley autoriza el
registro de un agroquímico genérico con base en estudios
realizados para otros productos que contengan el mismo
ingrediente activo ................................................................ 99
4.3. Se viola el derecho a la tutela administrativa cuando las
autoridades públicas no ejercen las facultades que la ley
les confiere para prevenir y sancionar la contaminación del
medio ambiente y/o de las fuentes de agua producida por
particulares ......................................................................... 101

5. SUJETOS DE ESPECIAL PROTECCIÓN CONSTITUCIO-


NAL ENTORNO AL DERECHO A LA DISPONIBILIDAD
DE LOS ALIMENTOS ....................................................... 102
5.1. Derecho de las personas privadas de la libertad a recibir una
alimentación adecuada y agua potable ................................ 102
5.1.1. La acción de tutela para proteger el derecho a la alimentación
de las personas privadas de la libertad solo es procedente
cuando las acciones u omisiones de las autoridades carce-
larias comprometen su derecho al mínimo vital .................. 103
5.1.2. El incumplimiento de la obligación de suministrar una
alimentación balanceada que corresponda, en calidad y
cantidad, a los mínimos exigidos para satisfacer las necesi-
dades nutricionales de las personas privadas de la libertad
constituye un tratamiento indigno e inhumano a través del
cual se compromete su derecho al mínimo vital ................. 104
5.1.3. Se viola el derecho a la alimentación de las personas priva-
das de la libertad cuando la suma de dinero que se destina
a la satisfacción de sus necesidades alimentarias no resulta

12
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

págs.

razonable atendiendo al ritmo de pérdida del valor adquisi-


tivo de la moneda, al costo de vida generado por el proceso
inflacionario y al margen de ganancia que legítimamente
espera obtener quien suministra los alimentos en retribución
a su trabajo........................................................................... 104
5.1.4. No se viola el derecho a la alimentación de las personas
privadas de la libertad cuando se prohíbe el ingreso de ali-
mentos a los establecimientos penitenciarios y carcelarios
de máxima seguridad .......................................................... 105
5.2. Derecho de los pueblos indígenas a disponer de tierras para su
subsistencia .......................................................................... 106
5.2.1. Derecho de los pueblos indígenas a la propiedad sobre las
tierras que tradicionalmente ocupan .................................... 107
5.2.2. Derecho de los pueblos indígenas a no ser trasladados de las
tierras que ocupan ................................................................ 107

6. OBLIGACIONES DE DISPONIBILIDAD PARA LA REA-


LIZACIÓN DEL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN ..... 108
6.1. Obligaciones de disponibilidad de efecto inmediato .......... 108
6.1.1. Obligación de garantizar que las sanciones económicas no
amenacen la disponibilidad de alimentos en otros países .. 109
6.1.2. Obligación de tomar en consideración sus obligaciones
jurídicas internacionales relativas a los derechos a la
alimentación y al agua al concertar acuerdos sobre agri-
cultura o comercio con otros Estados o con organizaciones
internacionales o regionales ................................................ 110
6.1.3. Obligación de aplicar medidas que garanticen la calidad y
la inocuidad de los suministros alimentarios, en particular
mediante el fortalecimiento de las actividades normativas
y de control de los sectores de la salud y la bioseguridad de
las personas, los animales y las plantas ............................... 111
6.2. Obligaciones de disponibilidad de cumplimiento progresivo .. 112
6.2.1 Obligación de mejorar los métodos de producción, conser-
vación y distribución de los alimentos ................................ 112
6.2.2. Obligación de prepararse para prevenir y afrontar las
catástrofes naturales y emergencias de origen humano

13
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

págs.

y por atender las necesidades transitorias y urgentes de


alimentos ............................................................................. 114
6.2.3. Obligación de preparar y ejecutar programas bien plani-
ficados de rehabilitación y desarrollo tras las situaciones
de emergencia a fin de restablecer la capacidad de los
hogares, incluidos los encabezados por mujeres, de satis-
facer las necesidades básicas a largo plazo, así como para
restablecer la capacidad nacional de productos ................... 115
6.2.4. Obligación de adoptar políticas y prácticas participativas y
sostenibles de desarrollo alimentario, agrícola, pesquero,
forestal y rural, en zonas de alto y bajo potencial ............... 116
6.2.5. Obligación de combatir las amenazas ambientales a la seguri-
dad alimentaria, sobre todo la sequía y la desertificación, las
plagas, la erosión de la diversidad biológica y la degradación
de los recursos naturales ...................................................... 117

CAPÍTULO III

LA ACCESIBILIDAD A LOS ALIMENTOS ...................................... 119


1. LA NO DISCRIMINACIÓN ............................................................ 122
1.1. La igualdad ante la ley en cuanto al acceso a los alimentos 122
1.1.1. Se viola el principio de igualdad cuando la ley limita la
obligación de proveer alimentos a los descendientes y
ascendientes legítimos ........................................................ 123
1.1.2. Es violatorio del derecho a la igualdad que a los integrantes
de las uniones maritales de hecho no se les incluya como
beneficiarios de la prestación alimentaria, en los mismos tér-
minos que el numeral 1º del artículo 411 del Código Civil lo
hace respecto de quienes celebran contrato de matrimonio 123
1.1.3. Se viola el principio de igualdad cuando la ley limita la acción
penal derivada del delito de inasistencia alimentaria a los
padres e hijos naturales y excluye a los demás descendientes
y ascendientes naturales ...................................................... 124
1.1.4. Se viola el principio de igualdad cuando el legislador omite
incluir a los compañeros permanentes como sujetos activos
del delito de inasistencia alimentaria................................... 125

14
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

págs.

1.1.5. Se viola el principio de igualdad cuando el legislador es-


tablece como causal de agravación punitiva del delito de
inasistencia alimentaria que éste se cometa contra un menor
de catorce años ................................................................... 126
1.2. La igualdad de facto en cuanto al acceso a los alimentos ... 127
1.2.1. Es obligación del Estado adoptar medidas para abolir las
prácticas tradicionales que tienden a dar a los niños varones
alimentación y cuidados preferentes ................................... 128
1.2.2. Es obligación de los Estados adoptar medidas para abolir las
prácticas, arraigadas en el derecho consuetudinario de los
países, que limitan el acceso de las mujeres a los recursos
productivos .......................................................................... 129
1.3. La igualdad real y efectiva en cuanto al acceso a los alimentos . 129
1.3.1. No se vulnera el artículo 43 de la Constitución cuando la
afiliación al régimen subsidiado de salud se instituye como
condición para el reconocimiento del subsidio alimentario
a las mujeres gestantes o en periodo de posparto ................ 130
1.3.2. La creación de un subsidio alimentario a favor de las mu-
jeres gestantes y los menores de cinco años pertenecientes
a comunidades indígenas constituye una medida de acción
afirmativa compatible con la Constitución Política ............. 131
1.3.3. La acción de tutela no es procedente para ordenar a las auto-
ridades administrativas la entrega de dinero a toda persona
de la tercera edad que manifieste encontrarse en situación
de indigencia ....................................................................... 132

2. LA ACCESIBILIDAD FÍSICA Y GEOGRÁFICA............. 133


2.1. Derecho a que el acceso a los alimentos no sea entorpecido
por la acción de las autoridades públicas o de los particulares 134
2.1.1. Los propietarios o poseedores de tierras costeras no pueden
impedir el acceso al mar a través de sus predios cuando no
existen, por las características de la zona, otras vías para
llegar a la orilla .................................................................... 134
2.1.2. Durante los estados de conmoción interior las autoridades
militares y de policía no pueden impedir el tránsito de ali-
mentos ................................................................................. 135

15
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

págs.

2.2. Derecho a que el acceso a las fuentes de agua se realice en


igualdad de condiciones y se usen adecuadamente ............ 136
2.2.1. Es procedente la acción de tutela contra el particular que con
su conducta impide el acceso a las fuentes de agua o enfrenta
a los miembros de una comunidad determinada al riesgo de
consumir agua contaminada................................................. 137
2.2.2. Cuando el beneficiario de una concesión de aguas hace un
uso inadecuado y abusivo de su derecho, y afecta con ello
el acceso de una comunidad determinada al agua, sin que
la administración se lo impida, es procedente la acción
de tutela .............................................................................. 137

3. LA ACCESIBILIDAD ECONÓMICA ............................... 138


3.1. El legislador tributario vulnera los principios de progresivi-
dad y equidad que rigen el sistema tributario, interpretados
en consonancia con el derecho fundamental al mínimo vital,
si amplia indiscriminadamente la base del IVA a todos los
bienes y servicios de primera necesidad de los cuales depen-
de ineludiblemente el goce efectivo del derecho al mínimo
vital de un amplio sector de la población del país, dadas las
insuficiencias de la red de protección social ....................... 139
3.2. Derecho a que el agua y los servicios de suministro de agua
estén al alcance económico del total de la población .......... 141
3.2.1. No se viola la Constitución cuando el legislador otorga
un subsidio parcial –no total– a las personas de menores
ingresos para el pago de las tarifas de los servicios públicos
domiciliarios ........................................................................ 142
3.2.2. No es inconstitucional que el legislador acuda al instrumento
de la estratificación socioeconómica para fijar el régimen
tarifario de los servicios públicos domiciliarios .................. 143
3.2.3. Es contrario al artículo 367 de la Constitución Política que
el legislador confiera prioridad a los criterios de eficiencia y
suficiencia financiera en la definición del régimen tarifario
de los servicios públicos domiciliarios ................................ 144
3.2.4. La aplicación de una fórmula tarifaria que garantice a las
empresas la recuperación de los costos de conexión y de
extensión de los servicios públicos domiciliarios es com-

16
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

págs.

patible con la Constitución siempre que esos costos


sean asumidos por los usuarios de conformidad con su
capacidad económica y que los dineros obtenidos por
el cobro de la extensión del servicio se destinen priorita-
riamente a la atención de los sectores de menos ingresos .. 145

4. SUJETOS DE ESPECIAL PROTECCIÓN CONSTITUCIO-


NAL EN TORNO AL DERECHO A LA ACCESIBILIDAD
DE LOS ALIMENTOS ....................................................... 146
4.1 Derecho de las personas desplazadas por el conflicto armado
interno a una subsistencia mínima....................................... 146
4.1.1. Derecho de las personas desplazadas a recibir del Estado ayuda
alimentaria de emergencia y asistencia mínima durante las
etapas de restablecimiento económico y de retorno. Cuando la
persona se encuentre en una situación de urgencia extraordina-
ria o carezca de la posibilidad de asumir su autosostenimiento,
la ayuda alimentaria de emergencia puede extenderse por un
periodo de tiempo superior al legalmente establecido ........ 147
4.1.2. Derecho de la población desplazada por el conflicto armado
a recibir apoyo para restablecer las capacidades de procu-
rarse su propia subsistencia. Este derecho impone al Estado
la obligación de identificar, con la plena participación del
interesado, las circunstancias específicas de su situación
individual y familiar con miras a definir sus posibilidades
concretas de poner en marcha proyectos o iniciativas de es-
tabilización socioeconómica o de generación de ingresos . 151
4.1.3. Es violatoria del derecho al mínimo vital de la población des-
plazada la actuación administrativa consistente en suspender la
prestación de la ayuda alimentaria de emergencia, con fundamen-
to en el hecho de que el beneficiario no se encuentra inscrito en
el Sistema Único de Registro de Población Desplazada ........ 152
4.2. Derecho de las mujeres a acceder, en igualdad de condiciones
con los hombres, a los ingresos y a los recursos económicos
y productivos ....................................................................... 153
4.2.1. Derecho de las mujeres, especialmente de las que habitan
en zonas rurales, a acceder, en igualdad de condiciones con
los hombres, a los créditos y préstamos financieros ........... 155

17
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

págs.

4.2.2. Derecho de las mujeres, especialmente de las que habitan en


zonas rurales, a acceder, en igualdad de condiciones con los
hombres, a tecnologías apropiadas y a servicios de educación
y capacitación respecto de la producción y comercialización
de los alimentos ................................................................... 155
4.2.3 Derecho de las mujeres, especialmente de las que habitan en
zonas rurales, a beneficiarse de los planes de reforma agraria
y de reasentamiento ............................................................ 155
4.3. Derecho de los niños y niñas a tener acceso a una alimentación
adecuada ............................................................................. 156
4.3.1. No se desconoce el principio de interés superior de la infancia
cuando se permite a los hijos e hijas de las mujeres privadas
de la libertad permanecer junto a ellas en los centros de
reclusión .............................................................................. 157
4.3.2. Es procedente la acción de tutela para ordenar el cumpli-
miento de una orden judicial referente al pago de alimentos a
menores de edad .................................................................. 159
4.3.3. No se viola la Constitución Política cuando el legislador
exige demostrar, a quien pretende la custodia o el cuidado
personal de un menor de edad, que contribuye en debida
forma a atender sus necesidades básicas y a garantizar su
subsistencia .......................................................................... 159
4.3.4. Se viola el principio de prevalencia de los derechos de la
infancia cuando el legislador incluye los créditos por ali-
mentos a favor de menores de edad en el quinto orden de
los créditos de la primera clase............................................ 160
4.3.5. Son compatibles con la Constitución Política las medidas
legislativas orientadas a asegurar el pago de la pensión ali-
mentaria a los niños y las niñas por parte de los padres o las
personas responsables de su cuidado................................... 162
4.3.6. Es compatible con la Constitución Política la existencia
de acuerdos con otros Estados orientados a hacer efectivas
las obligaciones alimentarias a favor de menores de edad,
cuando el alimentante ha abandonado el país o sus bienes
se encuentran en el extranjero ............................................. 163
4.3.7. Se vulnera el derecho a la alimentación equilibrada de los
menores de un año cuando la entidad encargada de brindarles

18
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

págs.

atención en salud se niega a suministrar un tipo especial de


leche ordenada por el médico tratante adscrito a la entidad,
por considerarla un complemento nutricional cuya entrega
no está autorizada ................................................................ 163
4.4. Derecho de los trabajadores del sector rural a acceder a los
recursos productivos y a los medios necesarios para obtener
una alimentación adecuada .................................................. 164
4.4.1. Derecho de los trabajadores del sector rural a acceder a la
tierra y a beneficiarse de planes de reforma agraria ............ 165
4.4.2. Derecho de los trabajadores del sector rural a acceder al
agua, al crédito y a otros elementos de infraestructura ...... 166
4.4.3. Derecho de los trabajadores del sector rural a obtener una
remuneración justa por su trabajo ...................................... 167
4.5. Derecho de las personas mayores a acceder a la alimentación
adecuada o a los medios para obtenerla .............................. 167
4.5.1. Las personas mayores tienen derecho a tener la oportunidad
de ganarse la vida mediante un trabajo libremente escogido
y aceptado ............................................................................ 168
4.5.2. Las personas mayores, que no estén en condiciones de acce-
der por sí mismas a la alimentación adecuada o a los medios
para obtenerla, tienen derecho a recibir del Estado la atención
y los alimentos que requieren para vivir dignamente .......... 168
4.5.3. Las personas mayores que carezcan de una pensión de vejez
o de cualquier otra fuente de ingresos, tienen derecho a be-
neficiarse de prestaciones de vejez no contributivas u otras
ayudas .................................................................................. 169
4.6. Los trabajadores migratorios tienen derecho a acceder, en
igualdad de condiciones con los trabajadores nacionales, a
la alimentación adecuada y a los medios para obtenerla ..... 169
4.6.1. Los trabajadores migratorios tienen derecho a recibir, sin
discriminación alguna, la misma remuneración y el mismo
trato que se confiere a los nacionales del Estado de empleo
en punto a condiciones y beneficios laborales..................... 170
4.6.2. Los trabajadores migratorios en situación regular tienen
derecho a transferir los fondos necesarios para el sustento de

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DEFENSORÍA DEL PUEBLO

págs.

sus familiares del Estado de empleo al Estado de origen


o a cualquier otro Estado ..................................................... 172

5. OBLIGACIONES DE ACCESIBILIDAD PARA LA REA-


LIZACIÓN DEL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN ..... 172
5.1. Obligaciones de accesibilidad de efecto inmediato ............. 172
5.1.1. Obligación de garantizar que toda persona tenga acceso al
mínimo de alimentos suficientes, inocuos y nutritivamente
adecuados para protegerla contra el hambre, así como a una
cantidad mínima esencial de agua que sea suficiente y apta
para el uso personal y doméstico y para la agricultura de
subsistencia .......................................................................... 173
5.1.2. Obligación de garantizar el acceso a los alimentos, al agua
y a las instalaciones y servicios de agua sobre una base no
discriminatoria ..................................................................... 174
5.1.3. Obligación de garantizar que el acceso a los alimentos y al
agua no represente un peligro para la vida o la integridad física
de las personas .................................................................... 174
5.1.4. Obligación de asegurar una distribución equitativa de los
alimentos y de todas las instalaciones y servicios de agua
disponibles ........................................................................... 175
5.1.5. Obligación de abstenerse de emplear los alimentos y el agua
como instrumento de presión política ................................. 176
5.2. Obligaciones de accesibilidad de cumplimiento progresivo 177
5.2.1. Obligación de facilitar el acceso a los medios para obtener
una alimentación adecuada .................................................. 177
5.2.2. Obligación de adoptar medidas orientadas a erradicar la
pobreza en las zonas urbanas y rurales ................................ 178

CAPÍTULO IV
LA UTILIZACIÓN BIOLÓGICA DE LOS ALIMENTOS ................. 181
1. INOCUIDAD EN EL CONSUMO ALIMENTARIO ........ 184
2. EDUCACIÓN NUTRICIONAL ......................................... 184
3. DISPONIBILIDAD Y ACCESO A LOS FACTORES
DETERMINANTES DE LA ADECUADA UTILIZA-
CIÓN BIOLÓGICA DE LOS ALIMENTOS ...................... 185

20
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

págs.

3.1. Disponibilidad y acceso a programas de atención primaria


en salud, incluidos los servicios de salud reproductiva ....... 185
3.2. Disponibilidad y acceso a una vivienda adecuada .............. 187
3.3. Disponibilidad y acceso a agua potable y servicios de
saneamiento básico .............................................................. 188
3.4. Derecho a un medio ambiente sano ..................................... 189

4. SUJETOS DE ESPECIAL PROTECCIÓN CONSTITU-


CIONAL EN TORNO AL DERECHO A LA ADECUADA
UTILIZACIÓN BIOLÓGICA DE LOS ALIMENTOS ...... 190
4.1. Derecho de los niños y las niñas a la adecuada utilización
biológica de los alimentos ................................................... 190
4.1.1. La ausencia injustificada de una política estatal de vacu-
nación, encaminada a evitar que los niños y las niñas que
se encuentran en riesgo de contraer una enfermedad que
amenaza seriamente con afectar sus capacidades físicas y
psíquicas y sus procesos de aprendizaje o socialización,
constituye una omisión grave que lesiona el núcleo esencial
de su derecho fundamental a la salud y quebranta el mandato
constitucional de erradicar las injusticias presentes ............ 190
4.1.2 Derecho de todos los sectores de la sociedad, en particular
los padres y los niños, a conocer los principios básicos de
la salud y la nutrición de los menores y las ventajas de la
lactancia materna, la higiene y el saneamiento ambiental... 192
4.1.3 Derecho de las madres seropositivas lactantes a obtener
asesoramiento sobre las diversas opciones de alimentación
de sus hijos .......................................................................... 193
4.2. Derecho de la población desplazada por la violencia a
disponer y acceder a servicios de atención en salud ........ 193
4.2.1. El Estado tiene la obligación mínima de prestar servicios
de salud a la población desplazada por la violencia cuando
ello sea urgente e indispensable para preservar su vida y su
integridad ............................................................................. 194
4.2.2. Es procedente la acción de tutela para ordenar la prestación de
servicios médicos a la población desplazada por la violencia
cuando se presenta una afectación de su derecho a la salud
en conexidad con la vida en condiciones dignas ................ 195

21
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

págs.

4.2.3. Derecho de la población desplazada por la violencia a recibir


información clara, precisa y oportuna sobre la entidad del
Estado que tiene a su cargo la prestación de los servicios de
salud..................................................................................... 195

5. OBLIGACIONES RELATIVAS AL USO Y UTILIZACIÓN


BIOLÓGICA DE LOS ALIMENTOS................................. 196
5.1. Obligaciones de uso y utilización biológica de efecto
inmediato ............................................................................. 196
5.1.1. Obligación de difundir información sobre los problemas
sanitarios más relevantes y los métodos para prevenirlos y
controlarlos .......................................................................... 196
5.1.2. Obligación de ofrecer asistencia materna e infantil, inclu-
yendo los servicios de planificación familiar ...................... 197
5.1.3. Obligación de diseñar y ejecutar programas para prevenir y
tratar las principales enfermedades endémicas, epidémicas
y profesionales ..................................................................... 197
5.1.4. Obligación de facilitar medicamentos esenciales ................ 198
5.1.5. Obligación de abstenerse de contaminar la atmósfera, la
tierra y el agua ..................................................................... 199
5.1.6. Obligación de garantizar el acceso a una vivienda y unas
condiciones sanitarias básicas ............................................. 200
5.2. Obligaciones de uso y utilización biológica de cumplimiento
progresivo ............................................................................ 200
5.2.1. Obligación de impartir educación en materia de nutrición, hi-
giene y salud y de promover programas de capacitación sobre
nutrición, economía del hogar, protección del medio ambiente,
suministro de alimentos y salud .......................................... 200
5.2.2. Obligación de formular políticas con miras a reducir y su-
primir la contaminación ambiental ...................................... 201
5.2.3. Obligación de ampliar los servicios de saneamiento, en parti-
cular en las zonas rurales y urbanas desfavorecidas, teniendo
en cuenta las necesidades de las mujeres y de la infancia ... 201

CONCLUSIONES ................................................................................ 203


BIBLIOGRAFÍA................................................................................... 209

22
PRESENTACIÓN

E
l Defensor del Pueblo tiene dentro de sus funciones constitucionales
la de orientar e instruir a los habitantes del territorio nacional y a los
colombianos en el exterior en el ejercicio y defensa de sus derechos
(C.P., artículo 282-1). De igual forma, entre sus responsabilidades legales
está la de difundir el conocimiento de la Constitución Política de Colombia,
especialmente en lo concerniente a los derechos fundamentales, sociales,
económicos, culturales, colectivos y del ambiente (Ley 24 de 1992, artículo
9, ordinal 6º).
En cumplimiento de estos deberes, el proyecto ProSeDHer de la Defensoría del
Pueblo ha realizado, a partir de una metodología de investigación novedosa, el
análisis y sistematización de las fuentes jurídicas de los derechos económicos y
sociales, es decir, de las normas constitucionales, la jurisprudencia constitucio-
nal, las normas consagradas en los instrumentos internacionales ratificados por
Colombia y la doctrina internacional de los mecanismos convencionales y no
convencionales de los sistemas universal y regional de protección de los derechos
humanos. Los textos que se han elaborado con base en tales investigaciones
representan un notable aporte a la doctrina constitucional de Colombia, ya que
definen los estándares mínimos no negociables de los derechos económicos
y sociales en nuestro país, y compendian el mapa de obligaciones a cargo del
Estado para su realización efectiva. Este tipo de esfuerzo tiene como proyección
directa el fortalecimiento y la organización de la gestión defensorial.
Con frecuencia se afirma que los derechos sociales generan una responsabi-
lidad compartida por diferentes actores, entre ellos el Estado. Empero, en un
contexto de exigibilidad difusa (donde el titular del derecho desconoce a qué

23
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

está obligado exactamente el Estado), la falta de concreción de los deberes


hace que las demandas de la sociedad civil no tengan mayor resonancia ante
las autoridades estatales competentes. Por esta razón, los textos que forman
parte de la presente colección tienen la función de definir las exigencias
que pueden hacerse al Estado en relación con los derechos sociales. Para
lograr este objetivo, se examinan las obligaciones estatales consignadas en
los instrumentos internacionales y en la Constitución y con base en ellos se
clasifican y relacionan con el contenido básico de los respectivos derechos.
Dicho contenido permite que tanto los jueces como los actores políticos pue-
dan identificar las violaciones de los derechos y las correspondientes formas
de reparación acordes con su estructura.
El propósito que tienen estos documentos es servir como mecanismos para la
exigibilidad política y judicial de los derechos económicos, sociales y cultura-
les. En particular, los documentos sirven como fundamento para la evaluación
y seguimiento de las políticas públicas. Además, constituyen un ineludible
referente para la construcción de indicadores e instrumentos de medición que
permitan darle seguimiento a la actividad estatal, a partir de las obligaciones
internacionales del Estado colombiano y del contenido constitucional mínimo
de los derechos que involucra cada tema.
Los textos también buscan fortalecer el conocimiento institucional de los de-
rechos de los grupos de especial protección constitucional frente a quienes la
Defensoría del Pueblo tiene que reforzar su acción. De alcanzar este propósito,
las posibilidades de seguimiento y control de las entidades públicas responsa-
bles de la materialización de sus derechos sociales, como las atribuciones que
posee la Defensoría del Pueblo para efectuar recomendaciones pertinentes, se
incrementarán sustancialmente.
Los documentos constituyen además una herramienta para el trabajo que
desarrollan las organizaciones sociales, cuya labor en relación con la exigibi-
lidad judicial y política de los derechos humanos requiere un soporte teórico
riguroso y sistemático.
Tomar en serio la materialización del Estado social de derecho exige que
las políticas públicas sean instrumentos necesariamente dirigidos hacia la
construcción de una sociedad más igualitaria, donde la satisfacción de las ne-
cesidades básicas contribuya a la lucha contra la discriminación y la exclusión
social. Solo así es posible fortalecer los valores democráticos y promover el
bienestar social y el desarrollo económico en consonancia con los derechos
humanos de la población.
Vólmar Pérez Ortiz
Defensor del Pueblo

24
INTRODUCCIÓN

L
a Defensoría del Pueblo considera que uno de los más importantes
pasos hacia la exigibilidad y realización de los derechos sociales lo
constituye su clara y concreta delimitación. Ello permite que funcio-
narios estatales, organizaciones no gubernamentales, organizaciones sociales
y ciudadanos en general conozcan exactamente a qué tienen derecho y cuáles
son las obligaciones del Estado en materia de derechos económicos, sociales
y culturales.
Con el ánimo de contribuir en esta tarea, el presente documento se con-
centra en delimitar y describir el contenido mínimo esencial del derecho a
la alimentación. Para ello se han tomando en consideración todas aquellas
fuentes normativas que, como la Constitución Política, los instrumentos
internacionales de derechos humanos y la jurisprudencia constitucional, re-
sultan jurídicamente relevantes para establecer qué prestaciones concretas se
derivan de este derecho y qué tipo de actuaciones puede demandarse de las
autoridades públicas.
Por ello, sin pretender desconocer que el contenido del derecho a la alimenta-
ción no se agota en ese mínimo esencial y que no sólo el Estado, sino también
la propia persona, la familia y la sociedad son responsables de su realización,
la Defensoría del Pueblo considera que el presente documento constituye
una valiosa herramienta para avanzar en la exigibilidad judicial y política del
derecho a la alimentación y en la construcción de referentes concretos para
evaluar el diseño de las políticas públicas existentes.

25
CAPÍTULO I
ASPECTOS GENERALES
Y METODOLÓGICOS

27
1. ASPECTOS METODOLÓGICOS

D
esde el punto de vista formal, el presente documento responde a los
criterios expuestos por el Comité de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales en su Observación General 12 relativa al derecho a la
alimentación adecuada. Responde, además, a los planteamientos recogidos
en la Declaración de Roma sobre Seguridad Alimentaria Mundial (1996). En
este sentido, el documento se estructura en torno a tres capítulos que intentan
desarrollar en extenso cada uno de los elementos que, según estos instrumen-
tos, integran el contenido básico o esencial del derecho a la alimentación, a
saber: la disponibilidad, la accesibilidad y la adecuada utilización biológica
de los alimentos.
Desde el punto de vista material, el documento atiende, tanto al carácter norma-
tivo de la Constitución como a los conceptos de “bloque de constitucionalidad”
y de “norma adscripta constitucional”. En esa medida, el contenido básico o
esencial del derecho a la alimentación encuentra sustento inmediato en los
tratados internacionales de derechos humanos ratificados por Colombia, en la
jurisprudencia de los tribunales internacionales, en las normas constitucionales
y en las subreglas de decisión fijadas por la Corte Constitucional.
Adicionalmente, con el fin de ofrecer la interpretación más favorable a la
realización del derecho a la alimentación, el documento apela a la costum-
bre internacional y a la doctrina de los órganos encargados de supervisar el
cumplimiento de los tratados, de los relatores especiales y de los expertos
independientes del sistema de Naciones Unidas.

29
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

1.1. DELIMITACIÓN DEL CONTENIDO DEL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN A PARTIR DEL


BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD

El concepto de “bloque de constitucionalidad” hace referencia a un conjunto de


derechos, normas y principios que, sin aparecer formalmente en el texto de la
Constitución, tienen jerarquía y fuerza constitucional y, por tanto, son de obli-
gatorio cumplimiento por las autoridades públicas y por los particulares.
Para que pueda considerarse que un determinado derecho, norma o principio
hace parte del bloque de constitucionalidad es necesario que la Constitución
autorice su incorporación. No es la discrecionalidad ni el capricho del intér-
prete, sino la existencia de un fundamento normativo concreto, lo que permite,
entonces, atribuir a ciertas normas, principios y derechos carácter constitu-
cional. Por ello, para poder afirmar que un determinado derecho o principio
hace parte del bloque de constitucionalidad, es necesario remitirse al texto de
la Constitución y verificar si el mismo permite o no su incorporación1.
La Constitución de 1991 permite incorporar al bloque de constitucionalidad
diversas normas, derechos y principios. Así, con fundamento en el inciso
segundo del artículo 93, se autoriza la incorporación al bloque de todos los
tratados y convenios internacionales que hayan sido ratificados por el Congreso
y que se refieran a derechos que ya se encuentran reconocidos en la Carta.
De otra parte, el inciso primero del mismo artículo 93 permite incorporar al
bloque derechos o principios que no aparezcan expresamente en el articulado
constitucional, pero cuya intangibilidad haya sido reconocida en tratados y
convenios internacionales ratificados por el Congreso.
En suma, como bien lo expone el profesor Rodrigo Uprimny, para determi-
nar qué normas, derechos o principios pueden ser incorporados al bloque de
constitucionalidad por conducto del artículo 93 de la Carta, es procedente
aplicar la siguiente regla práctica:

Si se trata de un derecho o un deber que ya está expresamente incor-


porado en algún artículo de la Carta, entonces la norma de reenvío
pertinente es el inciso segundo (del artículo 93), y debe entenderse
que están incorporados en el bloque en sentido estricto todos los
artículos relativos a ese derecho que hagan parte de tratados de de-
rechos humanos ratificados por Colombia, sin importar si son o no

1
Al respecto, la Corte Constitucional ha señalado que “siempre que se habla de bloque de cons-
titucionalidad se hace porque en la Constitución una norma suya así lo ordena y exige su inte-
gración, de suerte que la violación de cualquier norma que lo conforma se resuelve en últimas
en una violación del Estatuto Superior”. Sentencia C-578 de 1995. F. J. 3.

30
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

derechos limitables en los estados de excepción. En cambio, si se


trata de un derecho o principio reconocido por un tratado ratificado
por Colombia, pero que no aparece expresamente en ningún artículo
constitucional, entonces la norma relevante es el inciso primero (del
artículo 93); ese derecho sólo adquirirá rango constitucional si se
trata de un derecho no limitable en los estados de excepción2.

A diferencia de los tratados y convenios internacionales de derechos humanos


y de derecho internacional humanitario que reconocen el derecho de toda per-
sona a disponer y acceder permanentemente a una alimentación adecuada, la
Constitución de 1991 solo reconoce este derecho de forma expresa a favor de
los menores de edad (artículo 44). Sin embargo, como quiera que el derecho a
la alimentación constituye un componente básico del derecho al mínimo vital
que garantiza a las personas una vida en condiciones dignas y que la Carta
Política prevé una especial protección a la producción alimentaria (artículo
65), debe entenderse que tal derecho goza de pleno sustento constitucional3.
Así las cosas, en aplicación de la regla de reenvío prevista en el inciso segundo
del artículo 93 de la Constitución Política, puede concluirse que el bloque de
constitucionalidad relativo al derecho a la alimentación se encuentra integrado
por todos los tratados y convenios internacionales que hayan sido ratificados
por Colombia y que se refieran expresamente a este derecho.
Con todo, si en gracia de discusión llegara a afirmarse que el derecho a la
alimentación no goza de sustento constitucional, de todos modos habría que
concluir que la Carta Política permite su incorporación al bloque de consti-
tucionalidad. Ello en razón a que el derecho humano a disponer y acceder a
alimentos adecuados no puede suspenderse durante la vigencia de los estados
de excepción4. En este caso, en consecuencia, la regla de reenvío pertinente
sería la del inciso primero del artículo 93 de la Carta.
Conforme a lo anterior, debe entenderse que el bloque de constitucionalidad
relativo al derecho a la alimentación se encuentra integrado por los siguientes
tratados y convenios de derechos humanos ratificados por Colombia:

2
Rodrigo UPRIMNY YEPES. El bloque de constitucionalidad en Colombia. En: Compilación
de jurisprudencia y doctrina nacional e internacional. Oficina en Colombia del Alto Comisio-
nado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Volumen I. Bogotá, 2001. Pp. 149 y
150.
3
Corte Constitucional, Sentencia C-251 de 1997. F. J. 19.
4
Así se desprende del artículo 214 de la Constitución que, en su numeral segundo, dispone que:
“Los estados de excepción (...) se someterán a las siguientes reglas: 2º) No podrán suspenderse
los derechos humanos ni las libertades fundamentales. En todo caso se respetarán las reglas del
derecho internacional humanitario”.

31
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

‫ ٭‬Convención sobre el Estatuto de los Refugiados (1951)


‫ ٭‬Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial (1965)
‫ ٭‬Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(1966)
‫ ٭‬Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969)
‫ ٭‬Convenios de Ginebra (1949) y sus Protocolos adicionales (1977)
‫ ٭‬Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (1979)
‫ ٭‬Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos
en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, “Protocolo de
San Salvador” (1988)
‫ ٭‬Convención sobre los Derechos del Niño (1989)
‫ ٭‬Convenio No. 169 sobre los Pueblos Indígenas y Tribales en Países Inde-
pendientes (1989)
‫ ٭‬Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos
los Trabajadores Migratorios y sus Familias (1990)
‫ ٭‬Principios Rectores de los Desplazamientos Internos (1998)5
Ahora bien, dado que la incorporación al bloque de constitucionalidad que
prevé el inciso segundo del artículo 93 se realiza por vía de interpretación6,
la Corte Constitucional ha señalado que “la jurisprudencia de las instancias
internacionales de derechos humanos constituye una pauta relevante para
interpretar el alcance de esos tratados y, por ende, de los propios derechos
constitucionales”7. En efecto, dada la imposibilidad de interpretar una norma
positiva de textura abierta (como las que definen derechos constituciona-
les) con otra norma que reviste las mismas características (como las que se
encuentran en los tratados y convenios internacionales), se hace necesario

5
En la Sentencia SU-1150 de 2000, la Corte Constitucional señaló que, pese a no haber sido
aprobados por un tratado internacional, los Principios Rectores “reflejan y llenan las lagunas
de lo establecido en tratados internacionales de derechos humanos y (en esa medida) deben ser
tenidos como parámetros para la creación normativa y la interpretación en el campo de la regu-
lación del desplazamiento forzado y la atención a personas desplazadas por parte del Estado”.
F. J. 38. En el mismo sentido, véanse las Sentencias T-321 de 2001 y T-602 de 2003.
6
Esta norma establece que los derechos y deberes consagrados en la Constitución “se interpre-
tarán de conformidad con los tratados de derechos humanos ratificados por Colombia”.
7
Corte Constitucional, Sentencia T-1319 de 2001. F. J. 13.

32
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

acoger la interpretación que las autoridades competentes hacen de las normas


internacionales.
Teniendo en cuenta lo anterior, ha de entenderse que el bloque de constitucio-
nalidad relativo al derecho a la alimentación se encuentra integrado, no sólo
por los tratados y convenios internacionales a los que ya se hizo referencia,
sino también por los pronunciamientos de las siguientes instancias interna-
cionales:
‫ ٭‬Comité de Derechos Humanos
‫ ٭‬Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
‫ ٭‬Comité de los Derechos del Niño
‫ ٭‬Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer
‫ ٭‬Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial
‫ ٭‬Comisión de Derechos Humanos
‫ ٭‬Comisión Interamericana de Derechos Humanos
‫ ٭‬Corte Interamericana de Derechos Humanos
Para la interpretación de los tratados y convenios internacionales relativos al
derecho a la alimentación que, de acuerdo con el artículo 93 de la Carta Política,
hacen parte del bloque de constitucionalidad, también cobran relevancia los
informes oficiales de Jean Ziegler, Relator Especial de las Naciones Unidas
sobre el derecho a la alimentación8. Estos informes, al igual que los de los
demás relatores especiales, constituyen, de acuerdo con la Corte Constitucio-
nal, doctrina internacional autorizada9 y, por lo tanto, deben ser tomados en

8
La gestión del Relator Especial sobre el derecho a la alimentación, desarrollada en el marco
de los mecanismos extraconvencionales de protección y promoción de los derechos humanos
creados por la Comisión de Derechos Humanos, se dirige fundamentalmente a alcanzar los ob-
jetivos establecidos en las Resoluciones 2000/10 y 2001/25 de la Comisión de Derechos Huma-
nos. Entre tales objetivos se encuentran el de: (i) solicitar y recibir información sobre todos los
aspectos relacionados con el derecho a la alimentación, (ii) cooperar con los gobiernos, las or-
ganizaciones intergubernamentales, en particular la Organización de las Naciones Unidas para
la Agricultura y la Alimentación, y las organizaciones no gubernamentales para la promoción y
realización eficaz del derecho a la alimentación, (iii) formular recomendaciones adecuadas para
la realización del derecho a la alimentación, (iv) identificar los problemas nuevos relacionados
con el derecho a la alimentación que se plantean en todo el mundo, (v) contribuir eficazmente
al examen de la aplicación de la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial
y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación y, (vi) prestar atención a la
cuestión del agua potable, teniendo en cuenta la interdependencia de esta cuestión con el dere-
cho a la alimentación.
9
Cfr. Sentencia C-251 de 1997. F. J. 8.

33
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

consideración para fijar el contenido de este derecho y para comprender la


naturaleza de las obligaciones que su realización le impone al Estado10.
El sentido de las obligaciones del Estado, particularmente de las contraídas
en virtud del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Cultu-
rales (PIDESC), también ha sido clarificado por los Principios de Limburgo
y las Directrices de Maastricht. Estos documentos, pese a que no constituyen
una fuente autónoma jurídicamente obligatoria para los Estados11, han sido
empleados por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
para evaluar los informes estatales y para desarrollar las distintas obser-
vaciones generales del PIDESC. Este hecho los convierte en una práctica
relevante y, por tanto, vinculante para los Estados en los términos del artículo
31 de la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados12.

1.2. DELIMITACIÓN DEL CONTENIDO DEL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN A PARTIR DEL


DERECHO INTERNACIONAL CONSUETUDINARIO

Pese a que en la actualidad la mayor parte de las normas y principios sobre


derechos humanos se encuentra recogida en tratados y convenios de derecho
internacional, el derecho consuetudinario conserva su carácter vinculante y
continúa siendo fuente de derecho internacional13.
El derecho internacional consuetudinario o costumbre internacional es
“una generalización de la práctica de los Estados, es decir, la prueba de un
consenso general de expectativas generalmente aceptadas como derecho
o, si se prefiere, la cristalización de un consenso de los Estados respecto a
una determinada pauta de comportamiento que se impone como derecho

10
Pese a no haber señalado expresamente que los informes oficiales de los Relatores Especiales
del Sistema de Naciones Unidas hacen parte del bloque de constitucionalidad, la Corte Cons-
titucional sí ha apelado a ellos para llevar a cabo el control de constitucionalidad de algunas
leyes. Véanse, entre otras, las Sentencias C-251 de 1997, C-578 de 2002, C-580 de 2002, C-695
de 2002 y C-802 de 2002.
11
Los Principios de Limburgo y las Directrices de Maastricht son un ejemplo de lo que la doctrina
internacional denomina soft law. Víctor ABRAMOVICH y Christian COURTIS. Los derechos
sociales como derechos exigibles. Madrid, Editorial Trotta. 2002. P. 69.
12
Abramovich y Courtis señalan que “los Estados no pueden desentenderse de estos documentos,
pues en tanto en el PIDESC es un tratado, están obligados de acuerdo con lo que dispone el
artículo 31 de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados (1969) a interpretar sus
normas de buena fe, tomando en consideración su objeto y su fin, el sentido corriente de sus
términos, los trabajos preparatorios y las prácticas relevantes”. Ibíd. Pp. 69 y 70.
13
El artículo 38 del Estatuto de la Corte Penal Internacional de Justicia dispone que: “La Corte,
cuya función es decidir conforme al derecho internacional las controversias que le sean some-
tidas, deberá aplicar (...) b). La costumbre internacional como prueba de una práctica general-
mente aceptada como derecho”.

34
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

objetivo”14. De acuerdo con esta definición, dos elementos son imprescindi-


bles para la formación de una norma de derecho consuetudinario: de un lado,
la aceptación de la misma por parte de la comunidad de naciones (práctica
generalizada) y, de otro, la creencia de que dicha práctica resulta obligatoria
en virtud de una norma jurídica que la prescriba (opinio juris)15.
Con base en los anteriores criterios, algunas instancias, tanto del sistema
universal de protección de los derechos humanos como del sistema intera-
mericano, han reconocido la obligatoriedad de la Declaración Universal de
Derechos Humanos (1948) y de la Declaración Americana de los Derechos
y Deberes del Hombre (1948)16. Pese a que su naturaleza jurídica no es la de
un tratado de derechos humanos, ambos instrumentos consagran normas y
principios de derecho internacional consuetudinario que son de obligatorio
cumplimiento para los Estados y que, por tanto, resultan relevantes para definir
y concretar el contenido normativo del derecho a la alimentación.
Adicionalmente, a estos efectos, se han tomado en consideración otros instru-
mentos de derecho internacional que hacen parte de lo que se conoce como
‘derecho blando’ o soft law, esto es, “disposiciones flexibles, adoptadas en el
seno de organizaciones internacionales, a veces por amplias mayorías, que
constituyen directivas de comportamiento dirigidas a los Estados, y que además
sirven como criterio auxiliar de interpretación de los tratados internacionales
sobre derechos humanos”17.

14
J. A. CARRILLO SALCEDO. El derecho internacional en un mundo en cambio. Citado por
Daniel O´DONNELL. Introducción al derecho internacional de los derechos humanos. En:
Compilación de Jurisprudencia y Doctrina Nacional e Internacional. Oficina en Colombia del
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Volumen I. Bogotá,
2001. P. 30.
15
Cfr. Ibíd. Pp. 31 y 32.
16
“Desde 1981, los mecanismos temáticos del sistema universal toman la Declaración Universal
como fuente principal de la normativa aplicada a su examen de la situación de los derechos
humanos en el mundo. Desde hace más tiempo, las distintas relatorías sobre países especí-
ficos han tomado la Declaración Universal como fuente principal de la normativa aplicable
a sus investigaciones. Estas prácticas apoyan la conclusión de que la Declaración Universal
de Derechos Humanos forma parte del derecho consuetudinario”. Por su parte, en 1998 la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos manifestó que “se considera competente para
aplicar todas las normas que conciernen al sistema interamericano de derechos humanos, de
la cual la Declaración (Americana sobre Derechos y Deberes del Hombre) es parte y que tiene
además estatus de norma de ius cogens o derecho internacional consuetudinario de obligatorio
cumplimiento’”. Daniel O´DONNELL. Introducción al derecho internacional de los derechos
humanos. En: Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Normativa, jurisprudencia y
Doctrina de los Sistemas Universal e Interamericano. Oficina en Colombia del Alto Comisio-
nado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Bogotá, 2004. Pp. 69 y 70.
17
Corte Constitucional, Sentencia C-872 de 2003. F. J. 3.

35
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

Pese a que estas disposiciones carecen, en estricto sentido, de obligatoriedad


jurídica, su importancia radica en que muchas de ellas pueden estar en ca-
mino de constituirse en normas de derecho internacional consuetudinario18.
En efecto, en la medida en que varios de estos instrumentos son fruto de un
amplio consenso internacional y son reconocidos y aplicados por un número
importante de Estados, se considera que todos ellos gozan de la aceptación
de la comunidad internacional.
En particular, el hecho de que la mayoría de estos instrumentos hayan sido
aprobados por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas
indica que existe entre los Estados la voluntad de regir su conducta y sus ac-
tuaciones conforme a las normas y principios que ellos recogen19. Así, pese
a que la Asamblea General carece de funciones legislativas, no hay duda de
que sus decisiones tienen particular relevancia como posibles fuentes del
derecho internacional consuetudinario, pues si un Estado ha manifestado su
aprobación o aceptación respecto del contenido de una de sus resoluciones
“ello se asemeja al consentimiento prestado respecto de un tratado o con-
vención internacional y, por lo tanto, se compromete en alguna medida en su
cumplimiento y aplicación”20.
Las siguientes son las normas de derecho blando que han sido tomadas en con-
sideración para la delimitación del contenido del derecho a la alimentación:
‫ ٭‬Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos (1955)
‫ ٭‬Declaración Universal sobre la Erradicación del Hambre y la Malnutrición
(1974)
18
De allí que algunos doctrinantes consideren que la traducción más apropiada para el término
“soft law” es “derecho emergente o en formación” y no “derecho blando”, pues esta última
expresión confiere al concepto un significado marginal y secundario que no refleja apropiada-
mente lo que este derecho representa. Véase Revista Gloobal. Sobre el derecho al desarrollo
humano y sostenible en el derecho internacional y los obstáculos que se oponen a su realiza-
ción. Documento en internet:
http://www.gloobal.info/iepala/gloobal/hoy/index.php?id=198&canal=Articulos&ghoy=0001
&secciontxt=3
19
“Así pues, una Declaración de la Asamblea General puede reconocer como Derecho Consuetu-
dinario (sic) normas existentes con anterioridad y declararlas en calidad de tales; una norma in
status nasciendi, de Derecho Consuetudinario (sic) en vías de formación, puede hacerse reali-
dad gracias al hecho de haber sido adoptada por unanimidad en una declaración de la Asamblea
General; una resolución de la Asamblea General que claramente es lege ferendae puede, sin
embargo, servir de punto de partida para que posteriormente y ajustándose a ella, la práctica de
los Estados transforme la resolución en una norma de Derecho Internacional Consuetudinario
(sic)”. E. JIMÉNEZ DE ARECHEGA. Memorando de la Oficina de Asuntos Jurídicos de la
Secretaría de la ONU. Doc. E/lL-610. Citado por Daniel O´DONNELL. Op. cit. [2001] p. 34.
20
Héctor GROS ESPIEL. Derecho Internacional del Desarrollo. Citado por Revista Gloobal.
Op. cit.

36
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

‫ ٭‬Directrices de las Naciones Unidas para la Protección del consumidor


(1985)
‫ ٭‬Declaración sobre el Derecho al Desarrollo (1986)
‫ ٭‬Conjunto de Principios para la Protección de todas las Personas sometidas
a cualquier forma de Detención o Prisión (1988)
‫ ٭‬Principios Básicos para el Tratamiento de los Reclusos (1990)
‫ ٭‬Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados
de la Libertad (1990)
‫ ٭‬Declaración Mundial y Plan de Acción sobre la Nutrición (1992)
‫ ٭‬Declaración de Viena (1993)
‫ ٭‬Declaración y Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre
Población y Desarrollo (1994)
‫ ٭‬Declaración de Roma sobre Seguridad Alimentaria Mundial y Plan de
Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (1996)
‫ ٭‬Declaración de Quito (1998)
‫ ٭‬Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después (2001)
‫ ٭‬Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible (2002)
En relación con la Declaración de Roma sobre Seguridad Alimentaria
Mundial y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación
(1996), es importante advertir que, si bien su texto no ha sido aprobado por
la Asamblea General de las Naciones Unidas, también lo es que ello no ha
sido óbice para que la doctrina internacional considere que su observancia
por parte de los Estados reviste una excepcional importancia desde el pun-
to de vista jurídico, político y moral21. Ello bajo el entendido de que solo
en la medida en que los gobiernos den cumplimiento a los compromisos
dimanantes de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación y de su Plan de
Acción podrá garantizarse que las generaciones presentes y futuras dispon-
gan y accedan, en todo momento y lugar, a la alimentación adecuada o a
los medios para obtenerla.

21
Cfr. Asbjørn EIDE. El derecho a una alimentación adecuada y a no padecer hambre. Estudio
actualizado sobre el derecho a la alimentación, presentado en cumplimiento de la Decisión
1998/106 de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías.
E/CN.4/Sub.2/1999/12. Junio 28 de 1999. Párrafo 32.

37
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

1.3. DELIMITACIÓN DEL CONTENIDO DEL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN A PARTIR DE


SUBREGLAS JURISPRUDENCIALES

De acuerdo con la Corte Constitucional y con principios elementales de


argumentación jurídica, para que las actuaciones de los jueces puedan consi-
derarse jurídicas y racionales es necesario que sus decisiones se fundamenten,
no en criterios ad hoc, caprichosos o arbitrarios, sino “en un principio general
o una regla universal que han aceptado en casos anteriores, o que estarían
dispuestos a aplicar en casos semejantes en el futuro”22. Y no podría ser de
otra forma, pues se entiende que para que el juez pueda resolver adecuada-
mente los conflictos sociales debe “precisar la regla general o el principio
(jurídico) que sirve de base a su decisión concreta”23.
Esta regla general o principio jurídico, que subyace a la decisión judicial
de un caso concreto, es lo que en el derecho constitucional colombiano se
ha convenido en llamar ratio decidendi o subregla jurisprudencial. La ratio
decidendi, en consecuencia, no es otra cosa que la “formulación general,
más allá de las particularidades irrelevantes del caso, del principio, regla o
razón general que constituyen la base de la decisión judicial específica. Es,
si se quiere, el fundamento normativo directo de la parte resolutiva”24.
Con el fin de unificar la interpretación que los jueces hacen de las normas y
preceptos constitucionales, de dar coherencia y unidad al ordenamiento jurí-
dico y de garantizar la observancia del principio de igualdad, debe entenderse
que las subreglas jurisprudenciales dictadas por la Corte Constitucional en
ejercicio del control abstracto de constitucionalidad y en sede de revisión
de tutelas resultan vinculantes y obligatorias para la propia Corte y para los
demás jueces constitucionales25. Ello significa que, de un lado, este tribunal
debe ser consistente con sus decisiones pasadas y que debe abstenerse de
apartarse de ellas hasta tanto demuestre que existen imperiosas razones para

22
Sentencia SU-047 de 1999. F. J. 50.
23
Ibíd., F. J. 50.
24
Ibíd., F. J. 48.
25
La Corte Constitucional ha entendido que la ratio decidendi de las sentencias dictadas en ejer-
cicio del control abstracto de constitucionalidad, en cuanto guardan unidad de sentido con su
parte resolutiva, tienen fuerza de cosa juzgada implícita y, por lo mismo, tienen efecto erga om-
nes (Sentencia C-131 de 1993). Ha entendido además que la ratio decidendi de las sentencias
de revisión de tutelas, en la medida en que indican el sentido y los alcances de la normatividad
fundamental, “debe ser acatada por los jueces, a falta de disposición legal expresa, al resolver
sobre casos iguales a aquellos que dieron lugar a la interpretación efectuada” (Sentencia T-175
de 1997).

38
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

hacerlo26. De otro lado, significa que los jueces de la República no pueden


apartarse, sin incurrir en una vía de hecho, de la interpretación que hace la
Corte de las normas y principios constitucionales27.
Teniendo en cuenta lo anterior, el presente documento contiene las subreglas
que se derivan de las sentencias hito proferidas por la Corte Constitucional
en relación con el derecho a la alimentación28.

2. ASPECTOS GENERALES
El derecho a la alimentación forma parte del derecho más amplio a un nivel de
vida adecuado. Así se desprende del artículo 25 de la Declaración Universal
de Derechos Humanos:

Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le


asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial
la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los
servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros
en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros
casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad.

Los Estados participantes en la aprobación de la Declaración Universal de


Derechos Humanos reconocieron, por primera vez, que para liberarse del temor

26
De acuerdo con la Corte Constitucional, para que los cambios jurisprudenciales puedan con-
siderarse legítimos no basta con señalar que “la interpretación actual es un poco mejor que
la anterior, puesto que el precedente, por el solo hecho de serlo, goza ya de un plus, pues ha
orientado el sistema jurídico de determinada manera”. Es necesario demostrar, adicionalmente,
que existen razones de peso que, en el caso concreto, no solo priman sobre los criterios que
sirvieron de base a la decisión en el pasado sino, además, sobre las consideraciones de seguri-
dad jurídica e igualdad que fundamentan el principio esencial del respeto del precedente en un
Estado de derecho. Sentencia C-400 de 1998. F. J. 58.
27
No podría ser de otra forma, habida cuenta de que, en este caso, “la interpretación de la Corte
Constitucional, a diferencia de la jurisprudencia de los demás jueces, en cuanto desentraña el
significado de la Constitución, no puede tener valor opcional o puramente ilustrativo, puesto
que sirve de vehículo insustituible para que ella adquiera el estatus activo de norma de normas
y como tal se constituya en el vértice y al mismo tiempo en el eje del entero ordenamiento
jurídico”. Corte Constitucional, Sentencia SU-640 de 1998. En el mismo sentido, véanse, entre
otras, las Sentencias C-037 de 1996, SU-168 de 1999, T-1625 de 2000, T-1031 de 2001, T-
772/02 y T-249 de 2003.
28
Para el análisis de los precedentes, se identificaron problemas jurídicos concretos y se identifi-
caron las últimas sentencias proferidas por la Corte Constitucional en torno a estos. A partir de
su relevancia e idoneidad explicativa, se indagó por las sentencias y subreglas más importantes.
La técnica para extractar las subreglas jurisprudenciales atiende a la metodología propuesta por
Diego Eduardo LÓPEZ MEDINA, El derecho de los jueces. Bogotá, Editorial Legis, 2001.
Pp. 55-85.

39
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

y de la miseria el individuo necesita tanto de sus derechos civiles y políticos,


como de sus derechos sociales, económicos y culturales29. Sin embargo, con-
vencidos de que este reconocimiento era insuficiente para asegurar el respeto
universal y efectivo de los derechos y libertades humanas, instaron a la Comisión
de Derechos Humanos a redactar un instrumento que resultara jurídicamente
vinculante para los gobiernos y que estableciera directrices y lineamientos claros
para avanzar en la realización de los derechos humanos.
Fue así como en 1966, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC).
Fiel al objetivo que lo inspiró, el PIDESC reconoce, junto con el derecho a gozar
de un nivel de vida adecuado, el derecho fundamental de toda persona a estar
protegida contra el hambre e impone a los Estados claras obligaciones para
avanzar progresivamente hacia su plena satisfacción y garantía. En concreto,
el PIDESC exige a los Estados que adopten medidas para mejorar los métodos
de producción, conservación y distribución de alimentos y para asegurar que
los que se hallaren disponibles se distribuyan equitativamente.
Con posterioridad, nuevos tratados de derechos humanos han seguido ocupán-
dose del derecho a la alimentación como uno de los componentes del derecho
más amplio a gozar de un nivel de vida adecuado. Simultáneamente, algunos
de ellos han reforzado el ámbito de protección de este derecho al hacerlo parte
del derecho a gozar del más alto nivel de salud física y mental que sea posible30.
Así, por ejemplo, la Convención sobre los Derechos del Niño señala que, para
garantizar que los niños y las niñas disfruten del más alto nivel posible de salud,
los Estados deben combatir la malnutrición infantil en el marco de la atención
de la salud. Al mismo tiempo establece que, para que los menores puedan gozar
de un nivel de vida adecuado, los Estados deben adoptar medidas para asegurar
el pago de la pensión alimenticia por parte de los padres o guardadores.

29 ,
“El discurso de las ‘Cuatro Libertades del Presidente Roosevelt de los Estados Unidos, en
enero de 1941, fue de especial importancia en la preparación de la Declaración, que incluyó la
liberación de la miseria como uno de esos derechos. En las negociaciones sobre la Declaración
Universal de Derechos Humanos, la delegación de los Estados Unidos desempeñó un papel
importante, subrayando que debían incluirse los derechos económicos y sociales, así como
los derechos civiles que enunciaban las libertades fundamentales, ya que –en palabras de la
,
delegación de los Estados Unidos– ‘un hombre en la miseria no es un hombre libre ”. Asbjørn
EIDE. El derecho humano a una alimentación adecuada y a no padecer hambre. Documento
en internet: www.fao.org/DOCREP/W9990S/w9990s03.htm
30
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales considera que el derecho a la salud
abarca una amplia gama de factores socioeconómicos que permiten a las personas llevar una vida
sana. Esos factores son la alimentación y la nutrición, la vivienda, el acceso a agua limpia potable,
a condiciones sanitarias adecuadas, a condiciones de trabajo seguras y a un medio ambiente sano.
Observación general 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud. Párrafo 4.

40
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Con todo, a partir de los estudios realizados sobre las causas, las dimensiones
y las consecuencias del hambre y la malnutrición en el mundo, el derecho
a la alimentación ha adquirido una importancia excepcional. Hoy en día se
reconoce que, si bien este derecho sigue siendo parte del derecho a gozar de
un nivel de vida adecuado y del derecho al disfrute del más alto nivel posible
de salud, tiene unos contenidos y particularidades que le son propios y que le
proporcionan una existencia autónoma.

2.1. CONTENIDO ESENCIAL DEL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

De acuerdo con el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el


contenido esencial del derecho a la alimentación comprende, por una parte, la
disponibilidad de alimentos en cantidad y calidad suficientes para satisfacer las
necesidades alimentarias de los individuos, sin sustancias nocivas y aceptables
desde el punto de vista cultural31.
Esto significa que el contenido del derecho a la alimentación no se agota en la
existencia de un conjunto de calorías, proteínas y otros elementos nutritivos.
Para que pueda entenderse que el ejercicio de este derecho repercute favora-
blemente en el derecho a gozar de un nivel de vida adecuado, los alimentos que
se consumen deben contribuir efectivamente al crecimiento físico y mental de
las personas, al desarrollo y mantenimiento de sus fuerzas y a la satisfacción de
sus necesidades fisiológicas en todas las etapas del ciclo vital y según el sexo
y la ocupación. Adicionalmente, es necesario que los alimentos disponibles
estén libres de sustancias nocivas y respondan a las preocupaciones éticas,
culturales y religiosas de los consumidores.
Por otro lado, según el Comité, los alimentos deben ser accesibles de mane-
ra sostenible, sin que ello dificulte el goce de otros derechos humanos32. El
derecho a la alimentación no se entiende satisfecho con la simple existencia
de una oferta alimentaria suficiente, segura y aceptable. Los alimentos dis-
ponibles deben ponerse al alcance físico, geográfico y económico del total
de la población. Debe garantizarse que todas las personas, sin discriminación
alguna, puedan acceder en todo tiempo y lugar a los alimentos que se producen
y se ofertan en el mercado. Por ello es importante asegurar la estabilidad y
continuidad de los suministros, así como la sostenibilidad de los medios de
acceso empleados.
Ahora bien, además de la disponibilidad y la accesibilidad, existen factores de
carácter social, educativo y sanitario que afectan la aceptabilidad, el consumo

31
Cfr. Observación general No. 12. El derecho a una alimentación adecuada. Párrafo 7.
32
Cfr. Ibíd., párrafo 7.

41
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

y el aprovechamiento biológico de los alimentos. En efecto, es claro que la


ausencia de una dieta adecuada, de servicios de salud y de saneamiento básico
y de educación nutricional hace a las personas vulnerables a la malnutrición en
cuanto les impide digerir y absorber apropiadamente los nutrientes presentes
en alimentos que consumen.
Por este motivo, los jefes de Estado y de gobierno participantes en la Cumbre
Mundial sobre la Alimentación reconocieron que la realización del derecho
fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre y la mal-
nutrición comprende, además de la disponibilidad y la accesibilidad de los
alimentos, la adecuada utilización biológica de los mismos.
De esta manera, la garantía del derecho a la alimentación se relaciona con el
concepto de seguridad alimentaria y nutricional esbozado en el Plan de Ac-
ción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación en los siguientes términos:
“Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen acceso físico
y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus
necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos para
llevar una vida activa y sana”. La seguridad alimentaria se alcanza, en con-
secuencia, cuando se garantiza la disponibilidad de alimentos, su suministro
estable y todas las personas los tienen a su alcance33.
De otro lado, también es importante tener en cuenta que el derecho a la ali-
mentación incorpora la garantía del acceso al agua. En efecto, como lo anota
el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación,
en la medida en que el agua cumple un papel primordial en la preparación y
la producción de alimentos, es imposible referirse a la seguridad alimentaria
y al derecho a la alimentación sin tener en cuenta este elemento34. De esta
forma, el análisis del contenido del derecho a la alimentación que se presenta
en los capítulos siguientes supone que este sólo puede realizarse plenamente
si, y solo si, se garantiza a todas las personas, además de la disponibilidad,
la accesibilidad y la adecuada utilización biológica de alimentos inocuos,
nutritivos y aceptables culturalmente, la disponibilidad y accesibilidad a agua
suficiente, salubre y aceptable.

33
Según Jean Ziegler, Relator Especial sobre el derecho a la alimentación, el derecho a la alimen-
tación “es un concepto complementario del concepto de ‘seguridad alimentaria’ porque hace
de la lucha contra el hambre y la malnutrición una obligación jurídica, y no meramente una
posibilidad o preferencia gubernamental”. E/CN.4/2003/54. Enero 10 de 2003. Párrafo 59.
34
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2002/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2003/54. Enero 10
de 2003. Párrafo 35.

42
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

2.2. LOS OBLIGADOS A LA REALIZACIÓN DEL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Según Asbjørn Eide, ex Relator Especial sobre el derecho a la alimentación


de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las
Minorías, uno de los grandes obstáculos para la aplicación de los derechos
económicos, sociales y culturales ha sido la creencia errónea de que estos
derechos solo le imponen obligaciones al Estado. Esta creencia, que es fruto
de una interpretación equivocada de la naturaleza de los derechos y de las
obligaciones estatales, desconoce que, conforme al artículo 2 de la Declaración
de las Naciones Unidas sobre el Derecho al Desarrollo, el individuo es sujeto
activo, no objeto, del desarrollo económico y social35.
Desde esta perspectiva, se entiende que los seres humanos deben esforzarse,
bien sea individualmente o asociados con otros, por proveerse de los elemen-
tos que requieren para subsistir. Es la propia persona, en consecuencia, quien
debe velar por que el ejercicio de sus libertades y la utilización de su fuerza
de trabajo y/o de sus recursos productivos y de capital le permitan producir
directamente u obtener en el mercado los alimentos necesarios para vivir su
vida de forma digna y saludable.
Al Estado, en este punto, sólo le corresponde garantizar un entorno seguro
para el ejercicio del derecho a la alimentación y promover y asegurar las con-
diciones que permitan a las personas desarrollarse plena y autónomamente y
acceder por sí mismas a alimentos de buena calidad. Le corresponde, además,
“respetar los recursos que posee el individuo, su libertad de buscar el trabajo
de su preferencia y de aprovechar al máximo sus conocimientos, y la libertad
de tomar las medidas necesarias y de utilizar los recursos que hagan falta –solo
o en asociación con otros– para satisfacer sus propias necesidades”36.
En ocasiones, sin embargo, la capacidad que tienen los individuos y las comu-
nidades de adquirir en el mercado o de producir directamente los alimentos que
requieren para subsistir puede verse considerablemente menguada o limitada
por la acción de terceros. En estos eventos, corresponde al Estado proteger
a su población contra personas naturales o jurídicas, de carácter nacional o
transnacional, que, dando prevalencia a sus propios intereses económicos o
políticos, adopten prácticas contractuales, comerciales o productivas viola-
torias del derecho a la alimentación.

35
Cfr. Asbjørn EIDE. El derecho humano a una alimentación adecuada y a no padecer hambre.
Documento en internet: www.fao.org/DOCREP/W9990S/w9990s03.htm
36
Asbjørn EIDE. El derecho humano a una alimentación adecuada y a no padecer hambre.
Informe de actualización del estudio sobre el derecho a la alimentación, presentado en cum-
plimiento de la decisión 1997/108 de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y
Protección a las Minorías. E/CN.4/Sub.2/1998/9. Junio 29 de 1998. Párrafo 9.

43
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

Ahora bien, cuando la restricción de las capacidades individuales y/o comunitarias


de acceder física y económicamente a la alimentación adecuada o a los medios
para obtenerla no es producto de la acción directa de terceros sino de la ocurren-
cia de factores externos, el Estado debe adoptar medidas para hacer efectivo el
derecho a la alimentación de su población. Así, para cumplir con este cometido,
el Estado tiene la obligación de proporcionar asistencia alimentaria a quienes,
a causa de la pobreza, la exclusión, la enfermedad, los conflictos armados o las
catástrofes naturales, no disponen de alimentos o no pueden acceder a ellos y, en
consecuencia, se ven enfrentados a padecer hambre y/o malnutrición.
Con todo, debe advertirse que esta obligación tiene carácter subsidiario y,
por tal motivo, sólo es exigible en la medida en que los miembros del núcleo
familiar de esas personas no estén en capacidad de prestarles el apoyo que
requieren para satisfacer sus necesidades alimentarias. Ello por cuanto el de-
ber de solidaridad que gobierna las relaciones familiares determina que sean
los miembros de la familia los primeros llamados a asistir y proteger a sus
ascendientes y descendientes más próximos.
Así, con base en la idea, ya reconocida en el derecho internacional de los dere-
chos humanos, de que el individuo no sólo posee derechos y prerrogativas sino
también deberes37, es exigible a las personas que hagan cuanto esté a su alcance
por atender su propia subsistencia y la de aquellos a quienes se encuentran unidos
por lazos de consanguinidad o relaciones de parentesco. De este modo, sólo
cuando factores externos impidan a los sujetos emplear sus propios esfuerzos
y recursos para satisfacer sus necesidades alimentarias y las de sus familiares
más cercanos, surge para el Estado la obligación de adoptar medidas positivas
para que las personas accedan a la alimentación adecuada.
Con base en la misma idea es exigible, adicionalmente, a la sociedad, a las
empresas privadas, bien sea de carácter nacional o transnacional, y a las ins-
tituciones internacionales financieras y comerciales que respeten el ejercicio
del derecho a la alimentación. En relación con las empresas transnacionales
la observancia de esta obligación reviste particular importancia habida cuenta
que estas ejercen un control cada vez mayor en los sectores de la agroindustria,
la alimentación y el abastecimiento de agua38.

37
El numeral 1º del artículo 29 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que
“[t]oda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que solo en ella puede desarro-
llar libre y plenamente su personalidad”. En similar sentido, el numeral 1º del artículo 32 de la
Convención Americana de Derechos Humanos declara que “[t]oda persona tiene deberes para
con la familia, la comunidad y la humanidad”.
38
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2003/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2004/10. Febrero 9
de 2004. Párrafo 35.

44
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

2.2.1. Obligaciones de la familia


Dado que las relaciones familiares se sustentan en el deber de solidaridad,
los miembros de la familia tienen la obligación de asistirse y protegerse
recíprocamente. Tienen, adicionalmente, la obligación de ofrecer asistencia
alimentaria a sus parientes más cercanos.
El principio de progenitura responsable, consagrado en el artículo 42 de la
Constitución Política, impone a los padres la obligación de sostener y educar
a sus hijos mientras sean menores o “impedidos”. En este sentido, si bien
la pareja tiene derecho a decidir libremente el número de hijos a procrear,
también tiene la obligación de velar por su subsistencia por el tiempo que
estos, debido a su edad o a su estado de salud físico y/o mental, se encuentren
en imposibilidad de obtener en el mercado o de producir por sí mismos los
alimentos que requieren para vivir de manera digna y autónoma. Esta obli-
gación, vale decirlo, debe ser satisfecha por la pareja en igual medida, ya que
la Constitución expresamente establece la igualdad de derechos y deberes
entre sus miembros.
Respecto de los cónyuges, el hecho mismo del matrimonio da lugar al naci-
miento de la obligación alimentaria. Esta obligación se extiende, en principio,
por el tiempo que dure el vínculo matrimonial. Sin embargo, existen eventos
en los cuales la terminación de este vínculo no extingue la obligación de
pagar alimentos. Ello sucede, por voluntad expresa del legislador, cuando
el divorcio se produce por culpa de alguno de los cónyuges. Así, si la diso-
lución del vínculo matrimonial no se produce por mutuo acuerdo sino por
el incumplimiento de las obligaciones matrimoniales, el cónyuge culpable
de dicho incumplimiento debe pagar alimentos al cónyuge inocente39. Lo
mismo sucede cuando uno de los cónyuges padece de una enfermedad grave
e incurable y carece de los recursos económicos necesarios para subsistir de
manera digna y autónoma40.
Ahora bien, al interior de la familia, los padres y los cónyuges no son los úni-
cos obligados a suministrarse alimentos. En atención al deber de solidaridad

39
Código Civil, art. 411.
40
Así lo estableció la Corte Constitucional al condicionar la constitucionalidad del ordinal 6º
del artículo 154 del Código Civil que establece como causal de divorcio “[t]oda enfermedad
o anormalidad grave e incurable, física o psíquica, de uno de los cónyuges que ponga en peli-
gro la salud mental o física del otro cónyuge e imposibilite la comunidad matrimonial”. Para
la Corte el hecho de que la persona gravemente afectada de una enfermedad o discapacidad
incurable quede expósita luego del divorcio, sin que el otro cónyuge deba prestarle alimentos,
atenta contra la autonomía del cónyuge enfermo y contra el principio de dignidad humana.
Sentencia C-246 de 2002.

45
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

y al principio de igualdad familiar, esta obligación también es exigible por


los compañeros permanentes41, por los hermanos legítimos42 y por los demás
ascendientes y descendientes, independientemente de su grado, sean éstos le-
gítimos, extramatrimoniales o adoptivos43. En cualquier caso, deberá atenderse
a lo dispuesto en la legislación para establecer los términos y duración de la
obligación, las reglas para tasar el monto de los alimentos y el procedimiento
que debe agotarse para obtener su reconocimiento y pago cuando el alimen-
tante se rehúsa injustificadamente a ello44. Deberá atenderse, igualmente, a
los criterios de necesidad, capacidad y permanencia45.
Y es que, debido a que el deber de asistencia alimentaria al interior de la familia
se sustenta sobre la necesidad del beneficiario y la capacidad del deudor, los
alimentos solo pueden hacerse exigibles en la medida en que el beneficiario
dependa de ellos para subsistir de manera digna y autónoma (necesidad) y
que el alimentante, dada su condición socioeconómica y sus ingresos, pueda
contribuir efectivamente a la subsistencia de aquel, sin tener que sacrificar
su propia subsistencia (capacidad). Adicionalmente, habida cuenta de que los
factores que impiden al alimentado satisfacer por sí mismo sus necesidades
alimentarias son susceptibles de variar o desaparecer, los alimentos pueden
disminuir o pueden extinguirse, en el evento en que dejen de ser necesarios
para el alimentado (permanencia).

2.2.2. Obligaciones de la sociedad


Como quiera que el derecho a la alimentación, al igual que los derechos econó-
micos, sociales y culturales, no puede ser realizado sin la participación activa
de la sociedad en general, y de las comunidades afectadas en particular, es
obligación de los diferentes sectores sociales respetar y promover su ejercicio
mediante estrategias o programas dirigidos, entre otras cosas, a incidir en el
diseño de las políticas públicas, a difundir información relacionada con su
contenido y los mecanismos de exigibilidad judicial, a vigilar y monitorear

41
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-1033 de 2002.
42
El numeral 9 del artículo 411 del Código Civil limita la obligación de pagar alimentos legales
a los hermanos legítimos. De acuerdo con la Corte Constitucional, esta norma no contradice
el ordenamiento constitucional en razón a que la Carta Política solo consagra la igualdad de
derechos y deberes entre los hijos no entre los hermanos. Sentencia C-105 de 1994.
43
Cfr. Corte Constitucional, Sentencias C-105 de 1994 y C-125 de 1996.
44
En Colombia, los procedimientos diseñados para asegurar la satisfacción de la obligación ali-
mentaria se encuentran regulados en el Código de Procedimiento Civil (arts. 435 a 440), en
el Código del Menor (arts. 133 a 159) y en el Código de Procedimiento Penal (arts. 32 y 35).
Excepcionalmente, puede acudirse a la acción de tutela para obtener el cumplimiento de la
obligación de pagar alimentos. (Ver Corte Constitucional, sentencia T-174 de 1994).
45
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-246 de 2002. F. J. 7.

46
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

la asignación de los recursos públicos y el grado de cumplimiento de las


obligaciones respectivas, y a exigir y promover el respeto, por parte de los
agentes económicos privados, de las normas internacionales de protección
de los derechos humanos y las libertades fundamentales46.

2.2.3. Obligaciones de las empresas transnacionales y otras empresas


comerciales
Las prácticas comerciales comunes a la mayoría de los países han evidencia-
do que las empresas transnacionales no solo tienen capacidad para promover
el bienestar y el desarrollo económicos, el perfeccionamiento tecnológico
y la riqueza, sino también para causar perjuicio a los derechos humanos y
a la vida de las personas a través de sus prácticas de empleo, sus políticas
ambientales, sus relaciones con los proveedores y los consumidores y sus
interacciones con los gobiernos47.
Ello ha generado la necesidad de vincular a las empresas transnacionales en
el respeto y la promoción de los derechos humanos a través de mecanismos
eficaces de control, supervisión y rendición de cuentas.
Se ha planteado, así, que existen dos formas de lograr que las trasnacionales
respeten los derechos humanos. La primera de ellas tiene un carácter indirec-
to puesto que se concreta a través del cumplimiento estricto por parte de los
Estados de sus obligaciones de protección. Así, la observancia de los derechos
humanos y, particularmente del derecho a la alimentación, por parte de las
empresas trasnacionales, puede lograrse mediante el diseño de un marco re-
gulatorio completo y coherente48 y del ejercicio de las acciones de protección
y defensa creadas, bien en virtud de la legislación interna de cada Estado o,
bien, de los tratados internacionales y regionales de derechos humanos49.

46
Cfr. Declaración de Quito, párrafos 79 a 86.
47
Cfr. PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano 2002. Citado en el Informe de Jean Ziegler
sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad con la Resolución 2003/25 de la
Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2004/10. Febrero 9 de 2004. Párrafo 36.
48
En opinión de Jean Ziegler, “los Gobiernos deberían establecer y aplicar marcos nacionales que
aseguren que la desregulación en el marco de la política de liberalización no deje lagunas en la
protección de los derechos humanos, en particular cuando se privaticen los servicios de abaste-
cimiento de agua. Asimismo, deberían establecerse marcos relativos a las nuevas tecnologías,
como los alimentos modificados genéticamente, que aseguren su reglamentación y etiquetado,
la adopción de medidas de precaución y leyes sobre la responsabilidad de las empresas por los
posibles efectos perjudiciales para los agricultores pobres, los pueblos indígenas, las comuni-
dades locales, los consumidores y el medio ambiente”. E/CN.4/2004/10. Febrero 9 de 2004.
Párrafo 47.
49
Cfr. Ibíd., párrafo 43.

47
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

La segunda manera de lograr que las trasnacionales respeten los derechos


humanos, por el contrario, tiene un carácter directo puesto que se materializa
en obligaciones concretas, instrumentos intergubernamentales y códigos de
conducta voluntarios50. Aunque estos instrumentos tengan aún un carácter
incipiente, la Subcomisión de Promoción y Protección de Naciones Unidas,
en un intento por construir un sistema claro, directo y coherente de rendición
de cuentas, proclamó las Normas sobre la Responsabilidad de las Empresas
Transnacionales y otras Empresas Comerciales en la Esfera de los Derechos
Humanos51.
Conforme a estas normas, las empresas trasnacionales y otras empresas comer-
ciales se encuentran obligadas a respetar, promover, proteger y hacer respetar,
dentro de sus respectivas esferas de actividad e influencia, los derechos civiles
y políticos y los derechos económicos, sociales y culturales, en particular el
derecho a la alimentación y los derechos de los pueblos indígenas y de otros
grupos vulnerables, consagrados tanto en el derecho internacional como en
la legislación nacional (párrafos 1 y 12).
Para asegurar que esto se cumpla, las normas prevén expresamente la po-
sibilidad de que las trasnacionales y las demás empresas comerciales sean
sometidas a procesos transparentes de vigilancia y verificación periódicas por
mecanismos nacionales y otros mecanismos internacionales del sistema de
Naciones Unidas que ya existan o que estén por crearse (párrafo 16). Algunos
de los mecanismos ya existentes que podrían emplearse serían, de acuerdo con
el Relator Especial para el derecho a la alimentación, los tribunales nacionales,
los órganos de las Naciones Unidas creados en virtud de tratados, los relatores
especiales, y los procedimientos temáticos de las Naciones Unidas y de la
Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos Humanos52.

2.2.4. Obligaciones de las instituciones internacionales


Con arreglo a la Declaración de Quito, las instituciones internacionales,
especialmente el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano
de Desarrollo, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio,
deben abstenerse de incurrir en violaciones de los derechos económicos, so-

50
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2003/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2004/10. Febrero 9
de 2004. Párrafo 41.
51
E/CN.4/Sub.2/2003/12/Rev.2. Agosto 26 de 2003.
52
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2003/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2004/10. Febrero 9
de 2004. Párrafos 49 y 51.

48
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

ciales y culturales. Con este propósito deben esforzarse, fundamentalmente,


por: (i) asegurar que sus políticas y actividades respeten y promuevan estos
derechos, (ii) promover la máxima transparencia en sus actuaciones y la plena
participación de la comunidad en la formulación de sus políticas y actividades
y, (iii) evaluar, vigilar y asumir su responsabilidad por posibles violaciones a
los derechos económicos, sociales y culturales.
En similar sentido, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
ha señalado que las instituciones financieras internacionales, especialmente el
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, deben prestar una mayor
atención a la protección del derecho a la alimentación en sus políticas de con-
cesión de préstamos y acuerdos crediticios, en las medidas internacionales para
resolver la crisis de la deuda y en los programas de ajuste estructural53.

2.2.5. Obligaciones del Estado


Los derechos económicos, sociales y culturales “fijan límites a la discrecio-
nalidad estatal en el manejo de las políticas públicas”54. De allí la importancia
de entender qué consecuencias concretas generan las obligaciones interna-
cionales asumidas por el Estado colombiano en relación con el derecho a la
alimentación.
Con arreglo al derecho internacional de los derechos humanos, las obligaciones
estatales pueden ser extranacionales o nacionales. En virtud de las primeras,
los Estados se encuentran comprometidos, de un lado, a no interferir con la
realización del derecho a la alimentación en otros países y, de otro, a colaborar
para que otros Estados puedan alcanzar la plena satisfacción de este derecho en
su territorio. En concreto, las obligaciones extranacionales consisten en abste-
nerse de imponer embargos o medidas semejantes que impidan que nacionales
de otros países accedan a los alimentos, en asegurarse que en los acuerdos
internacionales se preste la debida atención al derecho a la alimentación, en
participar en la elaboración de nuevos instrumentos jurídicos internacionales
y en ofrecer asistencia alimentaria en casos de necesidad55.
En virtud de las obligaciones nacionales, por el contrario, los Estados se
encuentran comprometidos a trabajar por la realización del derecho a la alimen-
tación de todas las personas sometidas a su jurisdicción. Estas obligaciones,
a diferencia de las extranacionales, son mucho más complejas y numerosas.
53
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 12. El
derecho a una alimentación adecuada. Párrafo 41.
54
Declaración de Quito. Párrafo 27.
55
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 12. El
derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 36.

49
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

Por esta razón el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha


querido facilitar su entendimiento mediante una importante labor de sistema-
tización y clasificación56. Así, con fundamento en los tratados y convenios
de derechos humanos, el Comité ha establecido una tipología general de
obligaciones del Estado: las obligaciones de disponibilidad y accesibilidad;
las obligaciones de respetar, proteger y cumplir; las obligaciones de efecto
inmediato y de cumplimiento progresivo; y las obligaciones básicas.
A continuación se presenta, de manera detallada, el contenido y alcance de
cada uno de estos cuatro tipos de obligaciones.

2.2.5.1. Obligaciones relativas a la disponibilidad, accesibilidad y utilización


biológica de los alimentos
Son las obligaciones que corresponden a cada uno de los elementos esenciales
del derecho a la alimentación establecidos por el Comité de Derechos Eco-
nómicos, Sociales y Culturales en su Observación General 12 (párrafo 8) y
por la Declaración de Roma sobre Seguridad Alimentaria Mundial (1996). Su
contenido específico será desarrollado en los capítulos II, III y IV del libro.

2.2.5.2. Obligaciones de respeto, protección y realización


Estas obligaciones dan cuenta del tipo de actuación que se demanda del Estado
para la realización del derecho a la alimentación. Esta tipología se funda en
el reconocimiento del hecho de que para garantizar que todas las personas
puedan acceder en todo tiempo y lugar a alimentos inocuos y nutritivos,
el Estado se encuentra obligado a abstenerse de intervenir en las prácticas
alimentarias de la población, a intervenir para que terceros no obstaculicen
el ejercicio del derecho y a adoptar medidas positivas que faciliten y hagan
efectiva la realización del mismo.

2.2.5.2.1. Obligaciones de respeto


Las obligaciones de respetar el derecho a la alimentación adecuada exigen
que el Estado se abstenga de adoptar medidas tendentes a impedir la dispo-
nibilidad, el acceso y la adecuada utilización biológica de los alimentos. La
obligación también entraña el reconocimiento y el respeto del derecho de los
individuos y grupos a obtener ingresos que les permitan satisfacer sus nece-
sidades alimentarias y otras necesidades básicas. Además, debe reconocerse

56
Al respecto véase la Observación general No. 3 sobre la índole de las obligaciones de los Esta-
dos Partes y la Observación general No. 12 sobre el derecho a la alimentación adecuada.

50
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

y respetarse el valor de los sistemas tradicionales de utilización del medio


ambiente y de gestión de los recursos naturales57.
Lo anterior supone, entre otras cuestiones, que el Estado se abstenga de derogar
o suspender oficialmente la legislación necesaria para el disfrute del derecho
a la alimentación, de impedir el acceso a la ayuda alimentaria de emergencia
en los conflictos armados o en otras situaciones de emergencia, de contaminar
los recursos y las fuentes de agua, de atacar, destruir, sustraer o inutilizar, en
el marco de los conflictos armados, los bienes indispensables para la super-
vivencia de la población civil, y de adoptar legislación o políticas que sean
manifiestamente incompatibles con obligaciones jurídicas anteriores relativas
al derecho a la alimentación.

2.2.5.2.2. Obligaciones de protección


Para cumplir con sus obligaciones de proteger, los Estados deben adoptar me-
didas dirigidas a evitar que las empresas o los particulares priven a las personas
del acceso a una alimentación adecuada. En estos casos, el Estado debe velar
por que el ejercicio de los derechos de libertad (de acción o de empresa) de
ciertas personas o grupos no amenace o vulnere la disponibilidad y el acceso
a los alimentos o a los recursos productivos. Con tal fin, es necesario que los
Estados controlen las actividades de quienes explotan o controlan los recursos
como la tierra y el agua, con el fin de evitar que los contaminen y/o hagan un
uso irracional e insostenible de los mismos. En similar sentido, es necesario
que los Estados adopten medidas para impedir que se introduzcan especies
exóticas que amenacen los ecosistemas, hábitats o especies nativas y vigilen
y promuevan la rehabilitación y conservación de los recursos naturales en las
zonas productoras de alimentos, en los terrenos forestales, en las tierras no
cultivables y en las cuencas hidrográficas adyacentes.
Igualmente, es necesario que los Estados velen por la disponibilidad de sumi-
nistros alimentarios y la existencia de reservas de alimentos en todo el territorio
nacional, particularmente en las zonas que presentan riesgos elevados de
inseguridad alimentaria. Adicionalmente, los Estados deben adoptar medidas

57
En este caso no se trata de “propiciar una política de no innovación con respecto de los siste-
mas de producción tradicionales, como de destacar que cuando los Estados intentan promover
métodos más eficaces deben tomar como base de partida los conocimientos y las experiencias
tradicionales, integrarlos en enfoques que combinen la ciencia moderna con los principios ajus-
tados en la experiencia tradicional, para ampliar al máximo las posibilidades de un consumo
alimentario adecuado y equilibrado desde el punto de vista nutritivo, sin dejar de respetar las
limitaciones ecológicas” (Subrayas originales). Centro de Derechos Humanos. El derecho a
una alimentación adecuada como derecho humano. Organización de Naciones Unidas. Nueva
York. 1989. P. 39.

51
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

para modificar hábitos alimentarios nocivos, “utilizando la educación para que


los grupos interesados puedan comprender los principios nutricionales básicos
que garantizan una dieta sana y rechazar la información engañosa que llega
a ellos mediante la propaganda y el fraude comerciales”58.
Finalmente, con el fin de garantizar que las personas que por su condición
económica, física o mental no pueden acceder por sí mismas a los medios
necesarios para proveerse su propia subsistencia, los Estados deben adoptar
medidas apropiadas para garantizar que los miembros de su núcleo familiar
concurran oportunamente a prestarles el apoyo que requieren. En el caso de
la infancia, el cumplimiento de esta obligación exige que los Estados adop-
ten medidas apropiadas para garantizar el pago de pensiones alimentarias a
los menores de edad por parte de sus padres o guardadores y para abolir las
prácticas tradicionales que tienden a dar a los niños varones alimentación y
cuidados preferentes.

2.2.5.2.3. Obligaciones de realización


Las obligaciones de realizar comprenden las de facilitar y de hacer efectivo el
derecho a la alimentación. Para facilitar la realización del derecho a la alimen-
tación, el Estado debe procurar iniciar actividades que fortalezcan el acceso
y la utilización, por parte de la población, de los recursos que aseguren sus
medios de vida. Adicionalmente, debe adoptar medidas positivas para garan-
tizar la disponibilidad de suministros alimentarios y la reserva de alimentos en
todo el territorio nacional, particularmente en las zonas que presentan riesgos
elevados de inseguridad alimentaria.
Finalmente, para hacer efectivo el derecho a la alimentación, en concordan-
cia con el principio de subsidiariedad, el Estado debe proveer directamente
alimentos y agua a las personas o grupos de personas que, por razones que
escapan a su control, no están en capacidad de disfrutar de una alimentación
adecuada. Si el Estado no está en condiciones de hacer efectivo el derecho
a la alimentación de su población, debe recurrir a la asistencia humanitaria
internacional. Los gobiernos, en ningún caso, podrán actuar de forma negli-
gente o apelar a un orgullo nacional mal entendido ante situaciones de hambre
extrema en su territorio59.

58
Ibíd., p. 41.
59
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2000/10 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2001/53. Febrero
27 de 2001. Párrafo 30.

52
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

2.2.5.3. Obligaciones de efecto inmediato y de cumplimiento progresivo


Al igual que los demás derechos sociales, el derecho a la alimentación tiene un
alto contenido prestacional y programático que impide a los Estados alcanzar
su plena realización de forma inmediata o en un breve periodo de tiempo.
La necesidad de diseñar políticas públicas, de apropiar recursos y de asignar
competencias hace que difícilmente un Estado pueda garantizar prontamente al
total de su población la plena satisfacción de su derecho a la alimentación.
Es por ello que el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales establece que el compromiso de los Estados en relación con el
derecho a la alimentación y los demás derechos sociales tiene carácter progre-
sivo. Se reconoce así la existencia de numerosas dificultades y restricciones,
derivadas (las más de las veces) de las limitaciones de recursos, que impiden
a los Estados dar cumplimiento inmediato a la totalidad de sus obligaciones.
Sin embargo, el Pacto también reconoce la existencia de ciertos aspectos del
derecho a la alimentación que, por hallarse estrechamente relacionados con su
núcleo esencial, no están sujetos a realización progresiva sino que reclaman
del Estado una intervención inmediata.
Así pues, es el reconocimiento de que el derecho a la alimentación se com-
pone tanto de un núcleo esencial –que reclama del Estado una intervención
inmediata– como de una zona complementaria o prestacional –que admite una
realización paulatina–, lo que ha permitido al Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales distinguir entre las obligaciones de efecto inmediato y
las de cumplimiento progresivo.

2.2.5.3.1. Obligaciones de efecto inmediato


Las obligaciones de efecto inmediato, como su nombre lo indica, no están
sujetas a progresividad sino que pueden ser directa e inmediatamente exigidas
por los particulares al Estado. En cuanto están orientadas a la satisfacción del
núcleo esencial del derecho a la alimentación, estas obligaciones no dependen,
para su realización, de consideraciones de tipo presupuestal o político.
De acuerdo con el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
las siguientes obligaciones son de efecto inmediato:

a) Adoptar medidas apropiadas, deliberadas y concretas orientadas lo más


claramente posible hacia el pleno ejercicio del derecho a la alimentación
La plena realización del derecho a la alimentación y de los demás derechos
económicos, sociales y culturales debe alcanzarse por los Estados de manera
progresiva. Sin embargo, de acuerdo con el Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, “las medidas tendentes a lograr este objetivo deben

53
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

adoptarse dentro de un plazo razonablemente breve tras la entrada en vigor


del Pacto (Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales) para
los Estados interesados”60.
Los medios que deben emplearse para cumplir con la obligación de adoptar
medidas pueden ser libremente escogidos por el Estado pero, en todo caso,
deberán ser apropiados y estar orientados lo más claramente posible hacia la
satisfacción de las obligaciones reconocidas en el PIDESC. Entre las medidas
que cabe considerar apropiadas a efectos de alcanzar la plena satisfacción del
derecho a la alimentación y de los demás derechos económicos, sociales y
culturales están las de carácter legislativo, judicial, presupuestal, administra-
tivo y educacional.

i) Medidas de carácter legislativo


Las medidas legislativas pueden resultar, en muchos casos, no sólo apropiadas
sino, incluso, indispensables, a efectos de alcanzar la plena satisfacción del
derecho a la alimentación. La ley, ciertamente, tiene una importancia innega-
ble en el desarrollo de estos derechos, pues no se ve cómo pueda dejarse de
acudir a ella para derogar las normas jurídicas que resultan manifiestamente
contrarias a las obligaciones contraídas en virtud del Pacto y “para organizar
los servicios públicos, asumir las prestaciones a cargo del Estado, determinar
las partidas presupuestales necesarias para el efecto y, en fin, diseñar un plan
ordenado que establezca prioridades y recursos”61.
En este sentido, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha
señalado que los Estados deben considerar la posibilidad de aprobar una ley
marco como instrumento básico de aplicación de la estrategia nacional para
el derecho a la alimentación. Al preparar esta ley los Estados deberán buscar
la participación de la sociedad civil y deberán asegurarse de que la misma
contenga “las metas u objetivos que deben lograrse y el marco temporal que
se fijará para lograr estos objetivos; los medios mediante los cuales podría
conseguirse el fin buscado en términos generales, en especial la colaboración
deseada con la sociedad civil y el sector privado y con organizaciones inter-
nacionales; la responsabilidad institucional del proceso; y los mecanismos
nacionales para vigilar el proceso, así como los posibles procedimientos de
recurso”62.

60
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La índole
de las obligaciones de los Estados Partes. Párrafo 2.
61
Sentencia C-1489 de 2000. F. J. 6.
62
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No.12. El dere-
cho a la alimentación adecuada. Párrafo 30.

54
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

El propósito fundamental de esta ley debe ser el de servir como “marco jurí-
dico integrado bajo el cual deben existir y cohesionarse todas las leyes y las
políticas gubernamentales concretas relacionadas con el derecho a la alimen-
tación, inclusive la agricultura, la nutrición, la tierra y el agua” 63. La idea es,
entonces, que esta ley sirva para iniciar la armonización y la revisión de las
normas y las políticas sectoriales existentes, para que todas ellas se ajusten a
las obligaciones que dimanan del derecho a la alimentación.
Lo anterior, desde luego, supone que la ley marco tiene que surgir de un
análisis claro de los problemas económicos, sociales y culturales que afectan
a cada país y que, a la postre, impiden u obstaculizan la realización del dere-
cho a la alimentación. Así, por ejemplo, de acuerdo con el Relator Especial
sobre el derecho a la alimentación, si en un país determinado el ejercicio de
este derecho resulta obstaculizado porque la mayoría de su población percibe
ingresos muy bajos o no tiene acceso a la propiedad de la tierra, la ley marco
debería contemplar estrategias para adelantar reformas fiscales de carácter
redistributivo y programas de reforma agraria. La ley marco, adicionalmente,
debería contemplar soluciones legislativas más detalladas que involucren los
distintos elementos que se relacionan con el derecho a la alimentación (v. gr. el
acceso al crédito, el empleo, la política ambiental, la capacitación en la esfera
de la nutrición y la normativa sobre la producción, la calidad y la seguridad
de los alimentos) y que garanticen que el Estado cumpla con sus obligaciones
de respetar, proteger y satisfacer el derecho a la alimentación64.

ii) Medidas de carácter judicial


El principio de que los derechos humanos son indivisibles, interdependientes
y están relacionados entre sí, contenido en la Declaración de Viena de 1993,
obliga a los Estados a reconocer que entre los derechos económicos, sociales y
culturales y los derechos civiles y políticos no existen diferencias sustanciales y
que, por lo mismo, todos ellos merecen el mismo tratamiento, peso y relevancia
en los ordenamientos jurídicos internos, regionales e internacionales.
En este sentido, el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación ha se-
ñalado que los Estados tienen la obligación de garantizar que los mecanismos
dispuestos para proteger los derechos económicos, sociales y culturales sean
tan fuertes y efectivos como los mecanismos que protegen los derechos civi-

63
Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, presentado de confor-
midad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23 de
2001. Párrafo 94.
64
Cfr. Ibíd., párrafos 94 a 96.

55
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

les y políticos65. Ello supone, desde luego, que los Estados deben garantizar
que las personas y las comunidades que sean víctimas de violaciones a sus
derechos económicos, sociales y culturales dispongan de recursos judiciales
efectivos, de mecanismos apropiados de reparación y de instrumentos idóneos
para establecer la responsabilidad de los gobiernos66.
Si los Estados desatienden esta obligación y no establecen mecanismos efi-
caces para dar efectividad a los derechos económicos, sociales y culturales,
deben demostrar que existe una razón imperiosa para ello. En particular, el
hecho de no ofrecer ningún recurso jurídico interno frente a las violaciones
de estos derechos les impone la carga de probar, “bien que esos recursos no
son ‘medios apropiados’ según los términos del artículo 2 del Pacto, o bien,
que a la vista de los demás medios utilizados, son innecesarios”67.
Al abordar la cuestión de la justiciabilidad de los derechos económicos, sociales
y culturales, los Estados deben tener en cuenta, adicionalmente, que no hay nada
en la estructura de estos derechos que justifique sustraerlos de la competencia
de los jueces y tribunales. Al contrario, hoy en día se reconoce que los derechos
económicos, sociales y culturales, al igual que los derechos civiles y políticos,
involucran cuestiones que pueden ser judicialmente debatidas68. También se
reconoce que para que los gobiernos puedan ser llamados a rendir cuentas por no
cumplir con las obligaciones dimanantes de los instrumentos internacionales de
los derechos humanos es necesario avanzar en la justiciabilidad de los derechos
económicos, sociales y culturales69.

65
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10
de 2002. Párrafo 33.
66
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 9. La
aplicación interna del Pacto. Párrafo 2.
67
Ibíd. Párrafo 3.
68
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha señalado que todos los derechos
reconocidos en el PIDESC poseen en la gran mayoría de los sistemas jurídicos dimensiones
significativas de justiciabilidad (Observación general No. 9, párrafo 10). Adicionalmente ha
señalado que las normas contenidas en los artículos 3 (igualdad entre hombres y mujeres), 7
inciso i) del apartado a) (salario igual a trabajo igual), 8 (libertad sindical y derecho de huelga),
10 párrafo 3 (protección de los niños y adolescentes contra la explotación social y comercial),
13 apartado a) del párrafo 2 y párrafos 3 y 4 (obligatoriedad de la enseñanza primaria, dere-
cho de los padres a escoger la educación de sus hijos y libertad de enseñanza) y 15 párrafo 3
(libertad de investigación científica) del PIDESC son autoejecutables y, por ende, pueden ser
aplicadas por los jueces sin más disquisiciones (Observación general No. 3, párrafo 5).
69
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10
de 2002. Párrafo 29.

56
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

En relación con el derecho a la alimentación, el Relator Especial de Nacio-


nes Unidas ha señalado que son justiciables las dimensiones del derecho
que no están sujetas a progresividad. Así, de acuerdo con el Relator, nada
obsta para que los jueces y tribunales exijan al Estado la observancia de
las obligaciones de respetar. En la medida en que estas obligaciones solo
le exigen al Estado que se abstenga de tomar medidas que impidan a las
personas ejercer libremente su derecho a la alimentación, su cumplimiento
es inmediato y judicialmente exigible. Adicionalmente, el Relator ha indi-
cado que el principio de no discriminación y las obligaciones de proteger
y de hacer efectivo también resultan justiciables por su propia naturaleza.
Ello en razón a que su cumplimiento es imperativo, sea cual fuere el nivel
de recursos, y a que su contenido es tan claro que el poder judicial siempre
estará en capacidad de determinar qué tipo de actuación debe el Estado
adelantar en cada caso70.

iii) Medidas de carácter presupuestal


En atención al carácter prestacional y programático de los derechos económi-
cos, sociales y culturales, el PIDESC señala que las medidas que el Estado
debe adoptar para garantizar su plena satisfacción deben ser “especialmente
económicas y técnicas” (artículo 2.1).
Las medidas de carácter presupuestal son imprescindibles pues sin ellas es
imposible que el Estado pueda asegurar que todas las personas, en parti-
cular aquellas que se encuentran en circunstancias de debilidad manifiesta,
alcancen un ejercicio pleno y completo de sus derechos económicos, sociales
y culturales. Es por ello que la Corte Constitucional ha señalado que “el
Estado, para la efectividad de los derechos económicos-sociales (sic), no
puede sustraerse al cumplimiento del deber jurídico de adoptar decisiones de
carácter presupuestal para el efecto, cuando a ello se ha obligado en virtud
de tratados, pactos o convenciones de carácter internacional”71.
Adicionalmente, teniendo en cuenta lo dispuesto en el artículo 366 de la Carta
Política, es claro que la actividad del Estado colombiano se encuentra com-
prometida en la adopción de políticas de tipo presupuestal que, por encima
de otras consideraciones, conduzcan al bienestar general y al mejoramiento
de la calidad de vida de la población.

70
Cfr. Ibíd., párrafos 38 a 46.
71
Corte Constitucional, Sentencia C-1165 de 2000. F. J. 8. En el mismo sentido, véase la Senten-
cia SU-624 de 1999.

57
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

iv) Medidas de carácter administrativo


De acuerdo con el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
“el derecho a un recurso efectivo no debe interpretarse necesariamente en el
sentido de que exige siempre un recurso judicial72”. Los recursos administra-
tivos son, en muchos casos, adecuados y eficaces para evitar y conjurar las
violaciones de los derechos sociales, económicos y culturales.
Para ser compatibles con el contenido del PIDESC se requiere que los recur-
sos administrativos sean accesibles, no onerosos, rápidos y efectivos73. Ello
significa que deben estar al alcance de toda la población, incluso de la de
menores ingresos, y que deben ser capaces de ofrecer una respuesta oportuna
y adecuada a las situaciones de hecho que amenazan o vulneran los bienes e
intereses jurídicos que aspiran proteger.

v) Medidas de carácter educacional


Las medidas de carácter educacional presentan una doble utilidad. Por un lado,
contribuyen a promover los derechos humanos, incluyendo el derecho a la
alimentación. De acuerdo con la Corte Constitucional, a través de la enseñanza
y el aprendizaje de los principios y valores de la tolerancia, la participación
ciudadana y la dignidad humana, se previenen futuras violaciones a los de-
rechos humanos, al tiempo que se avanza en la construcción de una sociedad
más democrática, pluralista y humanista74.
Por otra parte, de acuerdo con el Relator Especial sobre el derecho a la
alimentación, las medidas de carácter educacional contribuyen a reducir el
hambre y la malnutrición a nivel local. La existencia de estas medidas, pero
sobre todo, su aplicación en el plano local por conducto de los gobiernos
locales y las autoridades comunitarias, son herramientas que contribuyen, de
forma poco costosa y efectiva, a construir un modelo más eficaz y adecuado
de seguridad alimentaria75.
Para servir a este propósito, la educación nutricional debe tener en cuenta las
costumbres alimentarias locales y debe adaptarse a las condiciones locales
en lo que se refiere a la producción de los alimentos. Adicionalmente, debe
centrarse en las ventajas de la lactancia materna, al tiempo que debe hacer

72
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 9. La apli-
cación interna del Pacto. Párrafo 9.
73
Cfr. Ibíd., párrafo 9.
74
Cfr. Corte Constitucional, Sentencias T-227 de 1997, T-365 de 1999 y T-179 de 2000.
75
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de con-
formidad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23
de 2001. Párrafos 104 a 107.

58
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

hincapié en la importancia de las calorías, los micronutrientes, las vitaminas,


los minerales y el yodo76.

b) Elaborar estrategias y programas para la promoción del derecho a la


alimentación
La obligación de adoptar las medidas necesarias para garantizar que todas las
personas queden libres del hambre y puedan disfrutar lo más pronto posible
del derecho a la alimentación exige aprobar una estrategia nacional y un plan
de acción que garantice la seguridad alimentaria y la nutrición para todos77.
El objetivo fundamental de esta estrategia debe ser el de asegurar que las
actuaciones del Estado se dirijan a hacer del derecho a la alimentación un
derecho realizable. Su existencia, entonces, si bien no garantiza que en el corto
o mediano plazo todas las personas puedan ejercer plenamente su derecho a
la alimentación, sí asegura que el Estado se comprometa en la búsqueda de
alternativas o soluciones que contribuyan a que este objetivo se cumpla en
el futuro.
En concordancia con lo anterior, la Corte Constitucional ha señalado que el
Estado tiene la obligación mínima e inderogable de diseñar un plan o política
pública que apunte a la realización progresiva de la dimensión prestacional de
los derechos fundamentales. Así, apelando claramente a la idea de metaderecho
defendida por Amartya Sen78, la Corte ha indicado que lo mínimo que el Estado
puede hacer para no desconocer la prestación de carácter programático que
se deriva de la dimensión positiva de los derechos fundamentales es contar
con una política pública que conduzca gradual, pero seria y sostenidamente,
a garantizarla y protegerla79.

76
Cfr. Ibíd. En el mismo sentido véase Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimen-
tación, presentado de conformidad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos
Humanos. E/CN.4/2002/58. Párrafo 131.
77
Dicha estrategia debe orientarse a prevenir la discriminación en el acceso a los alimentos o a
los recursos destinados a alimentos y a regular todos los aspectos relacionados con el sistema
alimentario (producción, elaboración, distribución, comercialización y consumo de alimentos).
Adicionalmente, debe cumplir con los principios de responsabilidad, transparencia, participa-
ción popular, descentralización, capacidad legislativa e independencia de la magistratura, al
tiempo que debe identificar los recursos disponibles y las medidas y actividades políticas más
adecuadas para atender cada situación y contexto. Comité de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales. Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafos 21
a 26.
78
“Un metaderecho a algo x puede ser definido como el derecho a tener políticas p(x) que persi-
gan genuinamente el objetivo de hacer realizable el derecho a x”. Amartya SEN. El derecho a
no tener hambre. Bogotá. Universidad Externado de Colombia, 2002. P. 15.
79
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia T-505 de 2002. F. J. 5.4. y 5.5.

59
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

c) Asegurar la satisfacción de niveles esenciales del derecho a la


alimentación
Existe una obligación mínima de los Estados de asegurar la satisfacción de
por lo menos niveles esenciales de cada uno de los derechos reconocidos
en el PIDESC80. El cumplimiento de esta obligación implicará, en algunos
casos, “adoptar medidas que conlleven algún tipo de acción positiva, cuando
el grado de satisfacción del derecho se encuentre en niveles que no alcan-
cen los mínimos exigibles. En otros casos, tan solo requerirá conservar la
situación, no retroceder”81.
Cada uno de los derechos económicos, sociales y culturales presenta un
contenido mínimo esencial que debe ser asegurado por los Estados de for-
ma inmediata. Se entiende así que el mandato de progresividad, contenido
en el artículo 2.1 del PIDESC, “no excusa el incumplimiento del deber del
Estado de asegurar, tan pronto como sea posible, coberturas universales de
los contenidos mínimos de esos derechos”82.
En un sentido general, puede considerarse que el contenido mínimo esencial
de los derechos económicos, sociales y culturales se materializa en la no-
ción de mínimo vital83. En un sentido más restringido, debe entenderse que
cada uno de estos derechos cuenta con un contenido mínimo esencial que
lo identifica y que orienta la actuación del Estado hacia el cumplimiento de
un conjunto de obligaciones básicas.
Tratándose del derecho a la alimentación, las obligaciones básicas del
Estado consisten en: (i) garantizar que toda persona que se encuentre bajo
su jurisdicción tenga acceso al mínimo de alimentos esenciales suficientes,
inocuos y nutritivamente adecuados para protegerla contra el hambre, (ii)
garantizar el acceso a una cantidad esencial mínima de agua que sea suficiente
y apta para el uso personal y para prevenir las enfermedades, (iii) asegurar
el derecho al agua y a las instalaciones y servicios de agua sobre una base
no discriminatoria, en especial en lo que respecta a los grupos vulnerables
o marginados, (iv) velar por una distribución equitativa de todas las insta-

80
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La
índole de las obligaciones de los Estados Partes. Párrafo 10. En el mismo sentido, véase el pá-
rrafo 25 de los Principios de Limburgo y la Sentencia C-671 de 2002 de la Corte Constitucional
(F. J. 13).
81
Víctor ABRAMOVICH y Christian COURTIS. Op. cit. P. 89.
82
Corte Constitucional, Sentencia C-671 de 2002. F. J. 13.
83
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-251 de 1997. F. J. 9. En el mismo sentido, véanse los
Principios de Limburgo (párrafo 25).

60
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

laciones y servicios de agua disponibles y (v) garantizar el acceso físico a


las instalaciones y servicios de agua84.
Cuando quiera que el Estado aduzca que es incapaz de cumplir con estas
obligaciones básicas por razones como la falta de recursos disponibles, tiene
que demostrar que se ha esforzado por utilizar los recursos que están a su
disposición y por recabar el apoyo internacional necesario para garantizar la
disponibilidad y la accesibilidad de los alimentos necesarios85.

d) Garantizar que el derecho a la alimentación se ejerza sin discriminación


alguna
La obligación de garantizar que el derecho a la alimentación se ejerza sin
discriminación alguna por cualquiera de los motivos internacionalmente
prohibidos86 es de efecto inmediato y su cumplimiento debe garantizarse por
los Estados incluso en épocas de limitaciones graves de recursos87.
Para dar pleno cumplimiento a esta obligación, es necesario que los Estados
adopten medidas eficaces que les permitan, tanto eliminar la discriminación
de jure, como combatir la discriminación de facto. Ello significa, a la luz de
los Principios de Limburgo, que los Estados no solo deben derogar o abolir las
leyes, reglamentos o actos administrativos que resulten discriminatorios sino
que también deben erradicar las prácticas o costumbres sociales que conducen
a un ejercicio desigual del derecho a la alimentación y de los demás derechos
económicos, sociales y culturales88.
Esta obligación de no discriminación, sin embargo, no puede interpretarse
como la prohibición de que las autoridades adopten medidas especiales en

84
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 12. El
derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 14. Observación General No. 15. El derecho al
agua. Párrafo 37.
85
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La
índole de las obligaciones de los Estados Partes. Párrafo 10. Observación general 12. El dere-
cho a la alimentación adecuada. Párrafo 17.
86
El PIDESC proscribe toda discriminación por motivos de raza, color, sexo, edad, idioma, reli-
gión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimien-
to, discapacidad física o mental, estado de salud (incluido el VIH/Sida), orientación sexual,
estado civil o cualquier otra condición política, social o de otro tipo que pretenda o tenga por
efecto anular o menoscabar el igual disfrute o el ejercicio de los derechos económicos, sociales
y culturales. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general
No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 18. Observación general No. 15. El
derecho al agua. Párrafo 13.
87
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de con-
formidad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23
de 2001. Párrafo 34.
88
Cfr. Principios de Limburgo, párrafos 38 y 39.

61
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

favor de poblaciones que se encuentran en condiciones de marginalidad o


de debilidad manifiesta y que, por ende, no están en capacidad de gozar en
igualdad de condiciones de sus derechos económicos, sociales y culturales.
Ello por cuanto se entiende que “el deber de no discriminación no sólo no es
incompatible sino que presupone las llamadas ‘acciones afirmativas’ o ‘formas
de discriminación benigna’”89.
En efecto, con el fin de promover la igualdad real y efectiva, no sólo es legítimo
sino que también es necesario que el Estado adopte medidas positivas de carácter
remedial, defensivo o emancipatorio que permitan, bien reducir o eliminar las
desigualdades de tipo social, económico y cultural que afectan a ciertas personas
o grupos, o bien lograr que los miembros de grupos minoritarios que, han estado
tradicionalmente subrepresentados tengan mayor representación90.
En este sentido, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha
señalado que, incluso en épocas de limitaciones graves de recursos causadas por
procesos de ajuste o de recesión económica, los Estados tienen la obligación de
prestar especial atención a las personas y grupos de personas que tradicional-
mente han tenido dificultades para ejercer sus derechos económicos, sociales
y culturales, en particular las mujeres, los niños, los grupos minoritarios, los
pueblos indígenas, los refugiados, los solicitantes de asilo, los desplazados
internos, los trabajadores migrantes, los presos y los detenidos91.
Ahora bien, la obligación de promover la igualdad real no se agota con el
compromiso del legislador democrático de diseñar políticas o medidas de
acción afirmativa. Es necesario, adicionalmente, que las autoridades admi-
nistrativas ofrezcan a las personas en situación de vulnerabilidad o debilidad
manifiesta un trato especial que, bien puede traducirse en una interpretación
de las normas legales que favorezca, dentro de los límites de lo razonable, sus
intereses y derechos92 o, bien en una acción o actuación que facilite a estas
personas el ejercicio de sus derechos93.

89
Corte Constitucional, Sentencia C-251 de 1997. F. J. 13.
90
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-371 de 2000. F. J. 18.
91
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La
índole de las obligaciones de los Estados Partes. Párrafo 12. Observación general No. 15. El
derecho al agua. Párrafo 16.
92
Cfr. Sentencias T-307 de 1993, T-288 de 1995, T-422 de 1996, T-378 de 1997 y T-762 de
1998.
93
En las Sentencias T-288 de 1995, T-207 de 1999 y T-823 de 1999 la Corte Constitucional señaló
que el deber de trato especial impone, de un lado, a las autoridades administrativas la obliga-
ción de abstenerse de expedir normativas que limiten de forma desproporcionada los derechos
de las personas que, en virtud del artículo 13 de la Constitución Política, son acreedoras de
un deber de especial protección y, de otro, de buscar fórmulas apropiadas que faciliten a estas
personas el ejercicio de sus derechos y el acceso a bienes, servicios y beneficios.

62
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

En estos casos la actuación del Estado no debe encaminarse, entonces, a


diseñar nuevas y más políticas públicas sino a evitar que la interpretación
y/o la ejecución que se haga de las ya existentes, agrave la situación de los
miembros más vulnerables de la sociedad y les dificulte el ejercicio de sus
derechos constitucionales.

e) Abstenerse de adoptar medidas regresivas


El mandato de progresividad contenido en el artículo 2.1 del PIDESC tiene
una dimensión tanto positiva como negativa. La primera de ellas impone a los
Estados la obligación de adoptar medidas positivas que promuevan y faciliten
la plena satisfacción del derecho a la alimentación y de los demás derechos
económicos, sociales y culturales. La segunda de ellas, por su parte, impone
a los Estados la obligación de abstenerse de adoptar medidas que impliquen
un retroceso en los progresos alcanzados en relación con estos derechos.
En atención a esta segunda dimensión del mandato de progresividad, debe
entenderse que la amplia libertad de configuración que frecuentemente se
reconoce al legislador democrático en relación con los derechos de contenido
prestacional no es absoluta. En efecto, en su sentido negativo, el mandato
de progresividad le exige al poder legislativo, no sólo que se abstenga de
desconocer los principios constitucionales y de afectar el contenido mínimo
esencial de los derechos individuales sino, adicionalmente, que respete los
niveles de protección alcanzados en relación con cada uno de los derechos
sociales, económicos y culturales.
Si el legislador desatiende dicha exigencia y adopta una medida de carácter
deliberadamente regresivo debe presumirse que ha habido un desconocimien-
to de las normas constitucionales que regulan su actividad. Para desvirtuar
esa presunción y evitar que la medida sea retirada del ordenamiento jurídico
por inconstitucional, las autoridades tienen que demostrar, de un lado, que
la medida es necesaria, y no simplemente útil o razonable para alcanzar un
fin constitucionalmente imperioso, y que no existe una medida alternativa
menos regresiva.
De otro lado, deben demostrar que la medida se justifica plenamente en re-
lación con la totalidad de los derechos previstos en el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales y en el contexto del aprovecha-
miento pleno del máximo de los recursos de que disponga el Estado Parte94.

94
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La
índole de las obligaciones de los Estados Partes. Párrafo 9.

63
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

Esto significa que la regresividad de una medida solo puede justificarse de-
mostrando: “a) que la legislación que se propone, pese a implicar retrocesos
en algún derecho, implica un avance teniendo en cuenta la totalidad de los
derechos previstos en el Pacto, y b) que (el Estado) ha empleado todos los
recursos de que dispone, y que, aun así, necesita acudir a ella para proteger
los demás derechos del Pacto”95.
En suma, la verificación del carácter regresivo de una norma conlleva una
presunción de inconstitucionalidad que conduce a realizar un control judicial
estricto, quedando a cargo del Estado la carga de demostrar que existen im-
periosas razones –y no simplemente argumentos generales de política pública
o de disciplina fiscal– que hacen necesario ese paso regresivo en el desarrollo
de un derecho social prestacional96.

f) Emplear el máximo de los recursos disponibles


Para alcanzar progresivamente la plena satisfacción de los derechos econó-
micos, sociales y culturales, los Estados Partes del PIDESC deben utilizar el
máximo de los recursos disponibles. De acuerdo con el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales esto significa que el Estado no sólo debe
agotar los recursos existentes dentro de su jurisdicción sino que además debe
gestionar y aprovechar los recursos que se encuentran disponibles a través de
la cooperación y la asistencia internacionales97.
Ahora bien, esta obligación de emplear el máximo de los recursos disponi-
bles lleva implícito el compromiso de los Estados de asegurar una utilización
adecuada de los mismos. En consecuencia, antes que un aumento creciente
y sostenido de los recursos que se destinan a la satisfacción de los derechos
económicos, sociales y culturales, lo que el Pacto exige a los Estados es un
manejo eficiente, seguro y equitativo de los mismos98.

g) Vigilar el grado de realización del derecho a la alimentación


Para alcanzar la plena satisfacción del derecho a la alimentación, los Estados
tienen la obligación de “mantener mecanismos para vigilar los progresos ten-
dentes a la realización del derecho a una alimentación adecuada para todos,
determinar los factores y dificultades que obstaculizan el cumplimiento de sus

95
Víctor ABRAMOVICH y Christian COURTIS. Op. cit. Pp. 109 y 110.
96
Cfr. Corte Constitucional, Sentencias C-1165 de 2000 y C-671 de 2002.
97
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La
índole de las obligaciones de los Estados Partes. Párrafo 13.
98
Cfr. Principio de Limburgo No. 27.

64
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

obligaciones y facilitar la adopción de medidas legislativas y administrativas


de corrección”99. Esta obligación, de acuerdo con el Comité de Derechos Eco-
nómicos, Sociales y Culturales, es de efecto inmediato y su incumplimiento
no puede justificarse por los Estados ni siquiera en épocas de limitaciones
graves de recursos100.
En orden a asegurar el cumplimiento de esta obligación, los Principios de
Limburgo señalan que los Estados deben adoptar, en lo posible, objetivos e
indicadores bien definidos101. Por su parte, el objetivo 2.2. del Plan de Acción
de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación indica que los gobiernos, en
colaboración con todos los sectores de la sociedad civil, deben “[d]esarrollar y
actualizar periódicamente, según sea necesario, un sistema nacional de infor-
mación y cartografía sobre la inseguridad y la vulnerabilidad alimentarias que
indique las zonas y poblaciones, inclusive a nivel local, que padezcan o se hallen
en riesgo de padecer hambre y malnutrición y los elementos que contribuyan a
la inseguridad alimentaria, utilizando al máximo los datos y otros sistemas de
información existentes a fin de evitar la duplicación de esfuerzos”.

2.2.5.3.2. Obligaciones de cumplimiento progresivo


La plena realización del derecho a la alimentación y de los demás derechos
económicos, sociales y culturales es un objetivo que debe alcanzarse por los
Estados de manera progresiva, adoptando medidas apropiadas y destinando
hasta el máximo de los recursos disponibles. El carácter progresivo de esta
obligación obedece y se explica por el reconocimiento del hecho de que “la
plena efectividad de todos los derechos económicos, sociales y culturales en
general, no podrá lograrse en un breve periodo de tiempo”102.
Ahora bien, el hecho de que se requiera tiempo para diseñar, planificar y
apropiar recursos no significa que los Estados puedan aplazar indefinidamente
la realización de estos derechos. La progresividad, por el contrario, obliga
a los Estados a “proceder lo más expedita y eficazmente posible con miras
a lograr ese objetivo”103. Su compromiso consiste, entonces, en encaminar

99
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 12. El dere-
cho a la alimentación adecuada. Párrafo 31.
100
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La
índole de las obligaciones de los Estados Partes. Párrafo 11.
101
Párrafo 79.
102
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La natu-
raleza de los derechos y las obligaciones de los Estados. Párrafo 9.
103
Ibíd., párrafo 9. En el mismo sentido, veánse los Principios de Limburgo relativos a la aplica-
ción del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Párrafo 21.

65
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

pronta y decididamente sus esfuerzos hacia la plena realización del derecho


a la alimentación y de los demás derechos sociales, económicos y culturales,
asegurándose, en todo caso, de mantener los progresos realizados.
Así las cosas, es claro que la noción de progresividad comprende dos dimen-
siones complementarias: la gradualidad y el progreso104. En aplicación de la
primera, se entiende que el Estado tiene la obligación de incorporar en sus
políticas, programas y planes, recursos y medidas encaminadas a avanzar de
manera gradual en el logro de las metas que se ha fijado con el fin de lograr
que todos los habitantes puedan gozar efectivamente de sus derechos. En
aplicación de la segunda, se entiende que la obligación del Estado consiste
en mejorar las condiciones de goce y ejercicio de los derechos económicos,
sociales y culturales.
En virtud de estas dos dimensiones, no puede aceptarse, por ejemplo, que
en el año 2002 “una entidad del Estado dé la misma respuesta que daba en
1992 cuando se le exigía el cumplimiento de un derecho de este tipo, que es
su obligación hacer cumplir”105. En efecto, dado el carácter cierto y definido
de la obligación de progresividad, el Estado tiene que asegurar avances gra-
duales y constantes en la realización de los derechos económicos, sociales y
culturales. Si no lo hace, debe entenderse que paulatinamente va incurriendo
en un incumplimiento de sus obligaciones internacionales, “cuya gravedad
aumenta con el paso del tiempo”106.

2.3. MECANISMOS PARA LA OBSERVANCIA DEL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Según ya quedó expuesto, el principio de interdependencia e indivisibilidad


de los derechos humanos justifica la existencia de mecanismos de exigibilidad
judicial del derecho a la alimentación, tanto en el plano internacional como en
el nacional. Pese a ello, hasta el momento, no existe en el plano internacional
un recurso judicial efectivo que proteja a las víctimas de violaciones al de-
recho a la alimentación No obstante, algunas instancias de Naciones Unidas
han desarrollado mecanismos que, aunque débiles, apuntan a garantizar la
observancia de este derecho.
En el plano nacional, la jurisdicción constitucional ofrece distintos mecanismos
para asegurar que tanto las actuaciones del Estado como de los particulares

104
Cfr. Víctor ABRAMOVICH y Christian COURTIS. Op. cit., p. 93. En el mismo sentido, véase
el Informe Anual de 1993 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En: Compi-
lación de Jurisprudencia y Doctrina Nacional e Internacional. Oficina en Colombia del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Volumen II, p. 184.
105
Corte Constitucional, Sentencia T-595 de 2002. F. J. 5.3.
106
Ibíd., F. J. 5.3.

66
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

sean compatibles con el respeto, protección y realización del derecho a la


alimentación.

2.3.1. Mecanismos para la observancia del derecho a la alimentación


en el plano internacional
Corresponde al Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales su-
pervisar la observancia de los derechos reconocidos en el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC). A diferencia del
Comité de Derechos Humanos –órgano encargado de la vigilancia y aplicación
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos–, el Comité de Dere-
chos Económicos, Sociales y Culturales carece de competencia para conocer
denuncias individuales por violaciones a los derechos económicos, sociales
y culturales. Su competencia se restringe a revisar los informes presentados
por los Estados en cumplimiento del artículo 16 del PIDESC107 y formular
las recomendaciones que sean del caso.
No obstante, pese a las limitaciones derivadas de lo anterior, el Comité
ha asumido la práctica de emitir observaciones generales108, “procurando
definir con mayor precisión las principales obligaciones de los Estados en
relación con el Pacto y la sustancia de los derechos económicos, sociales y
culturales, con el fin de darles un contenido normativo comparable a la de
los derechos civiles y políticos”109. De esta manera, el Comité ha venido
ejerciendo una labor interpretativa del PIDESC que permite identificar
tanto los contenidos generales y específicos del derecho a la alimentación,
como las acciones y omisiones que resultan incompatibles con su vigencia
y goce efectivo.

107
“Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a presentar, de conformidad con esta
parte del Pacto, informes sobre las medidas que hayan adoptado, y los progresos realizados,
con el fin de asegurar el respeto a los derechos reconocidos en el mismo”.
108
Hasta la fecha (diciembre 2005), el Comité ha emitido quince observaciones generales: OG No.
1 “Presentación de informes de los Estados Partes” (1989); OG No. 2 “Medidas de asistencia
técnica internacional” (1990); OG No. 3 “La índole de las obligaciones de los Estados Partes”
(1990); OG No. 4 “El derecho a la vivienda adecuada” (1991); OG No. 5 “Personas con disca-
pacidad” (1994); OG No. 6 “Los derechos económicos, sociales y culturales de las personas de
edad” (1995); OG No. 7 “El derecho a una vivienda adecuada: los desalojos forzosos” (1997);
OG No. 8 “Relación entre las sanciones económicas y el respeto a los derechos económicos,
sociales y culturales” (1997); OG No. 9 “La aplicación interna del Pacto” (1998); OG No. 10
“La función de las instituciones nacionales de derechos humanos en la protección de los dere-
chos económicos, sociales y culturales” (1998); OG No. 11 “Planes de acción para la enseñanza
primaria” (1999); OG No. 12 “El derecho a una alimentación adecuada” (1999); OG No. 13 “El
derecho a la educación” (1999); OG No. 14 “El derecho al disfrute del más alto nivel posible
de salud” (2000); OG No. 15 “El derecho al agua” (2002).
109
Víctor ABRAMOVICH y Christian COURTIS. Op. cit., p. 68.

67
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

De otra parte, con el ánimo de perfeccionar el sistema de presentación de


informes, el Comité ha admitido la participación de las organizaciones no
gubernamentales (ONG). En concreto, el Comité ha permitido a las ONG
aportar información relevante sobre el goce de los derechos en los Estados
cuyos informes se están analizando y hacer intervenciones orales al inicio
de cada periodo de sesiones110. Esta práctica ha permitido evidenciar los
errores, desactualizaciones, inexactitudes y omisiones de los informes ofi-
ciales, obtener datos nuevos o complementarios e identificar los problemas
no abordados111.
La labor de supervisión y vigilancia de los tratados también es ejercida por
el Comité de los Derechos del Niño y el Comité para la Eliminación de todas
las formas de Discriminación contra la Mujer. Conforme a lo dispuesto en los
respectivos tratados (Convención sobre los Derechos del Niño y Convención
Internacional para la Eliminación de todas las formas de Discriminación
contra la Mujer), a ellos corresponde examinar los progresos realizados por
los Estados en el cumplimiento de las obligaciones contraídas. Ahora bien,
con la entrada en vigor del Protocolo Facultativo de la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, el Comité
para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer
adquirió competencia para conocer las quejas individuales que se presenten
contra los Estados Partes que, habiendo suscrito el mencionado Protocolo,
violen los derechos reconocidos en la Convención.
Por su parte, el Relator Especial sobre el derecho a alimentación también ha
dispuesto un mecanismo de observancia del derecho a la alimentación. Aten-
diendo a las especificidades de su mandato, el Relator ha creado un sistema
para conocer y responder a quejas por presuntas violaciones al derecho a la
alimentación. Así, una vez que recibe la denuncia, el Relator “pide al gobierno
correspondiente que investigue las afirmaciones y adopte las medidas necesa-
rias para conseguir reparación y determinar la responsabilidad”112.
Finalmente, para garantizar el respecto del derecho a la alimentación durante
los conflictos armados y de las normas del derecho internacional humanitario,
existen en la actualidad distintos mecanismos. El primero de ellos y, tal vez,

110
Cfr. Matthew CRAVEN. Introducción al Pacto Internacional de Derechos Económicos, So-
ciales y Culturales. En: Círculo de Derechos. Programa Internacional de Becas en Derechos
Humanos y Forum- Asia. 2000, p. 58
111
Cfr. Víctor ABRAMOVICH y Christian COURTIS. Op. cit., p. 68.
112
Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad con
la Resolución 2002/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2003/54. Enero 10 de
2003. Párrafo 53.

68
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

el más importante, es la Corte Penal Internacional. Establecida por el Estatu-


to de Roma de 1998, la Corte tiene competencia para juzgar y castigar a los
criminales de guerra que hagan padecer hambre a la población civil durante
un conflicto armado, sea o no de carácter internacional.
De otra parte, la observancia del derecho a la alimentación durante los con-
flictos armados también puede lograrse a través de estrategias de presión
económica y diplomática ejercida por los Estados, solos o en cooperación
con las Naciones Unidas113. Asimismo, la Asamblea General y el Consejo de
Seguridad pueden tomar medidas en caso de que se presenten violaciones a
las normas del derecho internacional humanitario114.

2.3.2. Mecanismos para la observancia del derecho a la alimentación en el


plano nacional

El derecho constitucional colombiano ofrece tres vías para proteger y hacer


efectivo el derecho de toda persona a la alimentación adecuada.
En primer lugar, la acción pública de inconstitucionalidad (CP, artículos 241-
1, 4, 5 y 242-1) permite que cualquier ciudadano interponga demandas de
inconstitucionalidad ante la Corte Constitucional para que esta decida si un
acto legislativo que reforma la Constitución (solo por vicios de forma), una
ley o un decreto con fuerza de ley expedido por el ejecutivo en ejercicio de
facultades extraordinarias conferidas por el Congreso de la República (CP,
artículo 150-10) es violatorio de la Carta Política. De otra parte, la propia
Constitución faculta al Consejo de Estado para conocer de acciones públicas
de nulidad contra decretos dictados por el Gobierno Nacional, cuya consti-
tucionalidad no deba ser decidida por la Corte Constitucional, interpuestas
por ciudadanos que estimen que esos actos administrativos vulneran normas
constitucionales (CP, artículo 237-2).

113
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10
de 2002. Párrafo 92.
114
Por ejemplo, en 1988 la Asamblea General aprobó una resolución sobre la situación de Sudán
en la que exhortaba a todos los Estados a prestar asistencia humanitaria. El Consejo de Seguri-
dad, por su parte, en el caso de Bosnia y Herzegovina, determinó que las hostilidades eran un
quebrantamiento de la paz e impuso el establecimiento de corredores de seguridad para el ac-
ceso humanitario. Más tarde, en 1999, el Consejo de Seguridad declaró que estaba dispuesto a
afrontar las situaciones de conflicto armado en las que la población civil fuera objeto de ataques
o en las que la asistencia alimentaria fuera obstaculizada deliberadamente. Jean ZIEGLER.
Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad con la Resolución
2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10 de 2002. Párrafos
93 y 94.

69
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

En segundo lugar, las personas que consideren que la inobservancia por parte
del Estado de sus obligaciones de respeto y protección vulnera o amenaza con
vulnerar su derecho a la alimentación pueden interponer una acción de tutela
ante cualquier juez para que este ponga término a la violación y adopte las
medidas necesarias para restaurar el derecho (CP, artículo 86). En efecto, ya
la Corte Constitucional ha señalado que, conforme la interpretación oficial
internacional de los derechos económicos, sociales y culturales, la acción de
tutela resulta procedente para obtener el cumplimiento de las obligaciones de
respeto y protección que se derivan de los derechos sociales115.
Excepcionalmente, la tutela resultará procedente para obtener el cumplimiento
de las obligaciones de realización que se derivan del derecho a la alimentación.
Siguiendo las reglas jurisprudenciales trazadas por la Corte Constitucional,
ello tendrá lugar en presencia de una relación de conexidad entre el derecho a
la alimentación y un derecho fundamental o, en su defecto, de una afectación
del mínimo vital de las personas. En concreto, conforme los criterios expuestos
anteriormente116, la tutela resultará procedente para obtener el cumplimiento
de aquellas obligaciones que se derivan del principio de subsidiariedad y que
apuntan, precisamente, a evitar que las personas padezcan hambre y malnu-
trición por no estar en capacidad de superar los obstáculos que les impiden
disponer y acceder a los alimentos que requieren para subsistir dignamente
(obligaciones de hacer efectivo).
Finalmente, el derecho a la alimentación puede ampararse a través de las accio-
nes populares. A través suyo, cualquier persona puede demandar la protección
de aquellos derechos e intereses colectivos117 que, como el medio ambiente
y la salubridad pública, tienen una incidencia directa en la disponibilidad, la
accesibilidad y la utilización biológica de los alimentos.

115
Cfr. Sentencia T-958 de 2001.
116
Ver supra, numeral 2.2.
117
La doctrina usualmente distingue entre los intereses difusos y los derechos colectivos. Sin
embargo, la Constitución no hace esa distinción y emplea el término “derechos e intereses
colectivos” para referirse a los intereses que pertenecen a todas las personas que integran una
comunidad determinada.

70
CAPÍTULO II
LA DISPONIBILIDAD
DE LOS ALIMENTOS

71
A
l presentar la disponibilidad como componente básico del derecho a la
alimentación adecuada, el Comité de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales expresa:

Por disponibilidad se entienden las posibilidades que tiene el in-


dividuo de alimentarse, ya sea directamente, explotando la tierra
productiva u otras fuentes naturales de alimentos, o mediante siste-
mas de distribución, elaboración y de comercialización que funcionen
adecuadamente y que puedan trasladar los alimentos desde el lugar
de producción a donde sea necesario según la demanda118.

Así entendida, la disponibilidad se relaciona, en primer término, con la


existencia de una oferta alimentaria suficiente para atender las necesidades
nutricionales del total de la población. En este sentido, la disponibilidad
apunta a garantizar que tanto las personas como las comunidades puedan
aprovisionarse de los alimentos necesarios para estar protegidos contra el
hambre. El concepto incorpora, entonces, una dimensión cuantitativa que
pretende asegurar la existencia, en el ámbito local, nacional y regional, de
una cantidad suficiente de alimentos.
En segundo término, la disponibilidad se relaciona con la existencia de una
oferta alimentaria adecuada para atender las necesidades nutricionales del total
de la población. Lo adecuado, en este caso, viene dado por criterios de tipo
cualitativo relacionados, fundamentalmente, con las características físicas,
nutricionales y culturales de los alimentos que se ofrecen a la comunidad.
La disponibilidad, en consecuencia, presenta un contenido que se extiende
más allá de la oferta alimentaria e involucra la garantía de que los alimentos

118
Observación general No. 12. El derecho a una alimentación adecuada. Párrafo 12.

73
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

disponibles sean nutritivos, seguros y culturalmente apropiados para unos


consumidores determinados.
Adicionalmente, la disponibilidad se relaciona con la estabilidad de la ofer-
ta alimentaria. Este componente del derecho a la alimentación exige que
el suministro de alimentos sea constante y accesible a todas las personas.
Ello, desde luego, exige trabajar por la existencia de entornos políticos,
económicos y sociales seguros y confiables y por el desarrollo de prácticas
productivas que sean sostenibles y que no amenacen la disponibilidad de
alimentos de las generaciones futuras.
Teniendo en cuenta lo anterior, el presente capítulo analiza el concepto de
disponibilidad alimentaria desde sus dimensiones cuantitativa y cualitativa.
Para ello, se ocupa de desarrollar los temas relativos a: (1) la suficiencia nu-
tricional, (2) la inocuidad de la oferta alimentaria, (3) la aceptabilidad cultural
de los alimentos y (4) la sostenibilidad de las prácticas alimentarias.
Cabe anotar que, por sí sola, la disponibilidad de los alimentos no
constituye una condición suficiente para la realización del derecho a la
alimentación. Además, debe garantizarse la accesibilidad física, geográfica
y económica, de manera sostenible, a los alimentos disponibles, y debe
garantizarse la adecuada utilización biológica de aquellos que se consumen
y almacenan.

1. LA SUFICIENCIA NUTRICIONAL

Para contribuir a la realización del derecho a la alimentación, es necesario que


en el territorio de los Estados existan alimentos en cantidad suficiente para
atender las necesidades alimentarias del total de la población. Adicionalmente,
es necesario que esos alimentos contribuyan efectivamente a satisfacer las
necesidades fisiológicas de las personas en todas las etapas del ciclo vital,
según el sexo, el clima y la ocupación. Los alimentos, en consecuencia, deben
contener todos los micronutrientes, vitaminas y proteínas necesarias para el
desarrollo vital de quienes los consumen.
Con arreglo a lo dispuesto en el Plan de Acción de la Cumbre Mundial
sobre la Alimentación (1996), la disponibilidad de alimentos suficientes
para todas las personas es un objetivo alcanzable. Para hacer frente al
crecimiento demográfico y a la escasez de alimentos, los Estados deben
esforzarse por aumentar –de formas que sean sostenibles− su producción
nacional, por desarrollar prácticas comerciales adecuadas, por realizar
inversiones e investigaciones a largo plazo sobre la conservación de los

74
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

recursos genéticos y por implementar tecnologías agrícolas, pesqueras y


forestales adecuadas. Adicionalmente, deben esforzarse por alcanzar un
entorno pacífico y estable y por combatir la inestabilidad de los suminis-
tros alimentarios causada por las variaciones del clima, las plagas y las
enfermedades.
Ahora bien, como quiera que los conflictos armados y las catástrofes natu-
rales pueden generar situaciones de déficit de alimentos, los Estados deben
desarrollar mecanismos adecuados para atender oportunamente estas emer-
gencias, mediante el fortalecimiento de su capacidad de ofrecer y gestionar
la prestación de ayuda alimentaria.
A continuación se analiza el contenido normativo de la suficiencia nutri-
cional a partir de las normas constitucionales, la jurisprudencia de la Corte
Constitucional y los instrumentos internacionales de derechos humanos.

1.1. PROTECCIÓN DE LA PRODUCCIÓN INTERNA DE ALIMENTOS

En el ordenamiento jurídico colombiano, la producción alimentaria se en-


cuentra especialmente protegida. Al respecto el artículo 65 de la Constitución
Política señala:

Artículo 65. La producción de alimentos gozará de la especial


protección del Estado. Para tal efecto, se otorgará desarrollo inte-
gral a las actividades agrícolas, pecuarias, pesqueras, forestales y
agroindustriales, así como también a la construcción de obras de
infraestructura y adecuación de tierras.

De igual manera, el Estado promoverá la investigación y la trans-


ferencia de tecnología para la producción de alimentos y materias
primas de origen agropecuario, con el propósito de incrementar
la productividad.

Garantizar la disponibilidad de los alimentos es una obligación constitu-


cional del Estado. Así se desprende claramente del artículo transcrito. Al
conferir una especial protección a la producción de alimentos y disponer
que las autoridades públicas promuevan la investigación y la transferencia
de tecnología para incrementar la productividad, la Constitución establece
las bases normativas para garantizar que en el territorio nacional existan
alimentos suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias del total
de la población.

75
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

La Constitución, además, promueve un tratamiento especial en favor de los


trabajadores agrarios:

Artículo 66. Las disposiciones que se dicten en materia crediticia


podrán reglamentar las condiciones del crédito agropecuario, te-
niendo en cuenta los ciclos de las cosechas y de los precios, como
también los riesgos inherentes a la actividad y a las calamidades
ambientales.

A través de una reglamentación que tome en consideración las contingencias


que rodean a la actividad agropecuaria, las autoridades públicas, ciertamente,
avanzan en el cumplimiento de la obligación de proteger la producción de
alimentos. En efecto, de esta forma se promueve la continuidad de la labor
de los trabajadores del sector agropecuario.

1.1.1. Todos los pueblos, comunidades y países tienen derecho al ejercicio de


su soberanía alimentaria
Las organizaciones no gubernamentales y las organizaciones de la sociedad
civil participantes en el Foro Mundial sobre Soberanía Alimentaria, realizado
en La Habana (Cuba) en septiembre de 2001, definieron así el concepto de
soberanía alimentaria:
Entendemos por soberanía alimentaria el derecho de todos los
pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de
producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen
el derecho a la alimentación para toda la población, con base en
la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas
y la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas
de producción agropecuaria, de comercialización y de gestión de
los espacios rurales, en los cuales la mujer desempeña un papel
fundamental.

De acuerdo con el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación el


concepto de soberanía alimentaria permite a todos los países reivindicar, en
el marco de los tratados de libre comercio, el derecho a decidir sus propias
políticas agrícolas y en materia de alimentos. A partir de una valoración de
sus propias circunstancias económicas, ecológicas, sociales y culturales, se
busca que cada país decida autónomamente qué tanto quiere y puede depender
de su producción nacional de alimentos básicos119.

119
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2003/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2004/10. Febrero 9
de 2004. Párrafos 24 a 29.

76
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

El concepto de soberanía alimentaria, si bien reconoce que un sistema de


comercio estable puede contribuir a mejorar la disponibilidad general de
alimentos, también reconoce que la seguridad alimentaria –especialmente en
los países pobres– no puede garantizarse siempre mediante la importación de
alimentos. Por ello, al reafirmar el derecho que tiene cada país a definir sus
propias políticas y programas en materia agrícola, laboral, de pesca, alimen-
tación y de tierras, el concepto en mención apunta a fortalecer la producción
interna de alimentos para los mercados locales y evitar que los medios de
subsistencia de los pequeños agricultores sean destruidos por el “dumping”
de alimentos subvencionados importados120.

1.1.2. Es obligación del Estado garantizar que los procesos de modernización


no afecten negativamente, de manera directa o indirecta, el principio
constitucional de protección especial de alimentos
El Decreto-ley 1755 de 1991, dictado por el Presidente de la República en
ejercicio de las facultades extraordinarias conferidas por el artículo 19 de la
Ley 45 de 1990, fue demandado ante la Corte Constitucional. A juicio de los
accionantes, en cuanto el Decreto-ley modificaba la estructura administrativa
de la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero (en adelante la Caja Agraria)
y limitaba sus competencias y actividades, su contenido no era compatible
con la obligación constitucional de proteger especialmente la producción
de alimentos y favorecer el desarrollo integral de las actividades agrícolas,
pesqueras, pecuarias, forestales y agroindustriales.
La Corte Constitucional121, aunque reconoció que la gestión de la Caja Agraria
resulta indispensable para garantizar el cumplimiento del artículo 65 de la
Carta Política y la efectividad del principio de seguridad alimentaria, deses-
timó los cargos formulados en la demanda por considerar que el proceso de
reestructuración emprendido perseguía un fin constitucionalmente legítimo,
cual era el de estimular una mayor eficiencia en la prestación de los servicios
ofrecidos por la Caja y el de fortalecer y proteger la actividad agraria en
ciertas zonas del país.
Con todo, la Corte advirtió que el proceso de reestructuración de la Caja
Agraria podría, eventualmente, traducirse en una violación de la obligación de
proteger la producción doméstica de alimentos en el evento en que ese proceso
conllevara una restricción del crédito agrícola de tal magnitud que desestimu-
lara la actividad productiva en curso o proyectos de inversión futuros.

120
Ibíd., párrafos 24 a 29.
121
Cfr. Sentencia C-074 de 1993.

77
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

1.1.3. Es obligación del Estado garantizar que los acuerdos de carácter


económico y comercial suscritos en el ámbito de organismos internacionales
sean compatibles con la obligación constitucional de proteger especialmente
la producción interna de alimentos
Mediante la Ley 197 de 1995, el Congreso de la República aprobó el acuer-
do suscrito entre el Gobierno de la República de Colombia y el Programa
Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, el cual tiene por ob-
jeto la ejecución de operaciones triangulares de monetización de productos,
especialmente trigo, para generar recursos que luego puedan ser transferidos
a otros países de América Latina y el Caribe, con el fin de apoyar y financiar
proyectos de desarrollo socioeconómico y operaciones de emergencia que el
PMA ejecute en dichas regiones.
Al revisar la constitucionalidad de la citada ley, la Corte Constitucional122
estimó que el acuerdo suscrito resultaba compatible con la obligación esta-
tal –consignada en el artículo 65 de la Carta– de proteger especialmente la
producción de alimentos. Según la Corte, el hecho de que el propio acuerdo
condicione la entrega de trigo y de otros productos a la realización de con-
sultas con el Gobierno Nacional, permite evitar traumatismos en el mercado
interno y garantiza, en consecuencia, que el Estado cumpla con su obligación
de proteger la producción interna de alimentos.

1.1.4. Es compatible con la obligación constitucional de proteger especialmen-


te la actividad agrícola la firma de un acuerdo bilateral sobre sanidad
animal para intercambio de animales y productos de origen animal
Mediante la Ley 240 de 1995, el Congreso de la República aprobó el acuerdo
suscrito entre el Gobierno de la República de Colombia y el Gobierno de la
República Federativa de Brasil, sobre sanidad animal, el cual tiene por objeto
fijar las condiciones sanitario-veterinarias que permitan regular la importación
y exportación de animales vivos y productos de origen animal entre los dos
países.
Al revisar la constitucionalidad de la mencionada ley, la Corte Constitucional123
estimó que el acuerdo suscrito no sólo resulta armónico con las disposiciones
de la Carta Política sino que, además, desarrolla de manera específica sus
artículos 65 y 79, que establecen, respectivamente, la obligación del Estado
de proteger las actividades agrícolas, pesqueras, pecuarias, forestales y agroin-
dustriales y el derecho de toda persona a gozar de un ambiente sano. Ello en

122
Cfr. Sentencia C-109 de 1995.
123
Cfr. Sentencia C-332 de 1996.

78
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

razón a que el acuerdo pretende evitar que la fauna, la salud humana y las
actividades referidas resulten afectadas por plagas y enfermedades propagadas
a través del intercambio de animales vivos y de productos de origen animal.

1.1.5. Es competencia exclusiva de la Junta Directiva del Banco de la Repúbli-


ca el manejo e implementación de los programas de crédito agrario
De conformidad con lo dispuesto en los artículos 64, 65 y 66 de la Constitu-
ción Política, la formulación general de la política de estímulo crediticio a los
trabajadores agrarios corresponde al Congreso de la República. Sin embargo,
por disposición expresa del artículo 371 de la Carta, el manejo concreto y la
regulación específica de los instrumentos y programas del crédito corresponde
a la Junta Directiva del Banco de la República. Esta atribución es exclusiva del
Banco y, por tal motivo, su ejercicio no puede delegarse en ningún otro órgano
del Estado. Así, cuando quiera que el legislador o el propio Banco deleguen
en otra autoridad pública el manejo y la implantación de los programas de
crédito agrario, se producirá una violación del principio de ejercicio armónico
del poder que dará lugar a declarar la inconstitucionalidad de la medida.
Así lo señaló la Corte Constitucional al declarar la inexequibilidad del artículo
3° de la Ley 34 de 1993 y del parágrafo del artículo 19 de la Ley 191 de 1995,
normas que facultaban al Gobierno Nacional para reglamentar el refinancia-
miento de las deudas contraídas por los productores de café y para establecer
líneas de crédito, en condiciones especiales, para el sector agropecuario124.

1.2. PROTECCIÓN DE LOS RECURSOS GENÉTICOS


Conforme a lo dispuesto en el artículo 81 de la Carta Política, es obligación
del Estado regular, de acuerdo con el interés nacional, el ingreso, utilización
y salida del país de los recursos genéticos. Ello con el fin de proteger, por un
lado, la diversidad biológica, el equilibrio ambiental; y de asegurar, por otro,
la conservación de las culturas tradicionales, la salud, la alimentación y la
vida de los habitantes del territorio nacional.

1.2.1. Es inconstitucional la norma de derecho internacional que, de cualquier


forma, limite o enajene la facultad que tiene el Estado colombiano de
regular la explotación y aprovechamiento de los recursos naturales y
genéticos
Conforme a lo dispuesto en los artículos 8, 80, 81 y 95 de la Carta Política, la
formulación de políticas y, en especial, la fijación de las reglas de seguridad

124
Cfr. Sentencias C-021 de 1994 y C-615 de 1996.

79
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

atinentes a las condiciones de explotación y aprovechamiento de los recursos


naturales y genéticos en territorio colombiano, son competencia exclusiva del
Estado colombiano.
Por este motivo, los acuerdos de cooperación internacional que el Estado co-
lombiano suscriba para el desarrollo de actividades en materia de biotecnología
e ingeniería genética, sólo son admisibles constitucionalmente en los siguientes
eventos: (i) cuando su puesta en funcionamiento no impida ni inhiba el uso de
las facultades de regulación integral sobre los recursos genéticos que posee el
Estado colombiano; (ii) cuando se entienda que, en todo caso de incompatibili-
dad entre las normas expedidas por el Estado colombiano y las que se adoptan
en el marco del acuerdo de cooperación, prevalecen las primeras; (iii) cuando
las regulaciones en materia de políticas y principios de operación y normas de
seguridad, dictadas en el marco del acuerdo de cooperación, observen están-
dares superiores o iguales a los fijados por el Estado colombiano en materia de
manejo de biodiversidad y recursos genéticos; y, (iv) cuando dichos acuerdos
no comporten perjuicio o detrimento alguno para los territorios y prácticas
tradicionales de los grupos étnicos y campesinos asentados en el país.
Así lo señaló la Corte Constitucional125 al declarar la constitucionalidad
condicionada del artículo 7 de la Ley 208 de 1995, aprobatoria del Estatuto
del Centro Internacional de Ingeniería Genética y Biotecnología, mediante el
cual se atribuye al Consejo de Asesores Científicos del Centro la facultad de
asesorar el diseño de los programas de trabajo, vigilar su correcta ejecución y
aprobar normas de seguridad para el desarrollo de su labor investigativa.

1.2.2. Las prerrogativas e inmunidades conferidas a los agentes y bienes de


los Estados extranjeros no pueden usarse para impedir que el Estado colom-
biano verifique el cumplimiento de las normas nacionales, supranacionales
e internacionales sobre salvaguardia de la diversidad biológica y cultural,
manejo de recursos genéticos, amparo de la producción de alimentos y pro-
tección de la vida y la salud de los habitantes del territorio
Mediante la Ley 208 de 1995, el Congreso de la República aprobó el Esta-
tuto del Centro Internacional de Ingeniería Genética y Biotecnología, el cual
tiene entre sus principales objetivos promover la cooperación internacional
para desarrollar y aplicar la utilización pacífica de la ingeniería genética y la
biotecnología, en particular para los países en desarrollo.
Con el fin de garantizar la integridad y autonomía del Centro, el numeral 3º
del artículo 13 de la citada ley establece la inviolabilidad de todos sus locales

125
Cfr. Sentencia C-137 de 1996.

80
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

y la inmunidad de sus bienes y haberes frente a registros, requisiciones, expro-


piaciones, confiscaciones y cualquier otra forma de interferencia de carácter
administrativo, judicial o legislativo.
Al revisar la constitucionalidad de esta disposición, la Corte Constitucional126
consideró que la prohibición de registrar los locales del Centro y de requisar sus
bienes y haberes debía armonizarse con la obligación estatal de vigilar y regu-
lar la utilización de los recursos naturales y genéticos. En ese sentido, señaló
que la inmunidad reconocida por el Estatuto no podía predicarse respecto del
material genético o biológico que el Centro pudiera estar investigando o apro-
vechando ni podía usarse para evitar que las autoridades públicas verificaran
el cumplimiento de las normas nacionales, supranacionales e internacionales
sobre salvaguardia de la diversidad biológica y cultural, manejo de recursos
genéticos, amparo de la producción de alimentos y protección de la vida y la
salud de los habitantes del territorio.
La Corte, en consecuencia, declaró la constitucionalidad del numeral 3 del
artículo 13 del Estatuto del Centro Internacional de Ingeniería Genética y
Biotecnología bajo el entendido de que “la referencia a los bienes y haberes
de ese organismo que allí se hace no incluya los recursos biológicos y gené-
ticos, y siempre que se establezcan mecanismos de control y vigilancia que
permitan a las autoridades nacionales fiscalizar el cumplimiento de las normas
nacionales, supranacionales e internacionales sobre bioseguridad y protección
de los recursos naturales, la vida, la salud, y la producción de alimentos”.

1.3. PROTECCIÓN A LA OFERTA DE ALIMENTOS DURANTE LOS CONFLICTOS ARMADOS

Los conflictos armados son uno de los principales obstáculos para la realización
del derecho a la alimentación. Debido a las confrontaciones bélicas, millones
de personas alrededor del mundo se ven privadas de sus recursos producti-
vos y de los alimentos que requieren para subsistir. Los métodos de guerra
frecuentemente empleados por los combatientes, tales como desplazamientos
de población, bloqueos de alimentos y destrucción de cosechas y reservas de
agua, resultan devastadores de la seguridad alimentaria y causan la pérdida
de muchas vidas humanas. Las poblaciones más afectadas son, justamente,
las más vulnerables o las que comúnmente enfrentan más problemas para
acceder a los alimentos.
La situación ha sido descrita por el Relator Especial sobre el derecho a la
alimentación en los siguientes términos:

126
Ibíd.

81
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

Durante las situaciones de conflicto armado, muchas más personas


mueren directamente a consecuencia del hambre y la malnutrición
que a consecuencia de las balas y las bombas. Las víctimas son, de
forma casi inevitable, niños de corta edad, que son extremadamente
susceptibles a la malnutrición y son los que más sufren cuando se
destruye la seguridad alimentaria. Algunas veces se utiliza el hambre
como arma política, cuando se destruyen o envenenan cosechas y
se bloquean los suministros de socorro. A veces, se desplaza a las
poblaciones de sus hogares con el objetivo expreso de privar a las
personas de los recursos. Muy a menudo, se abandona al hambre a
los grupos vulnerables –mujeres, niños, prisioneros de guerra, dete-
nidos– que no cuentan con los medios para alimentarse127.

Para asegurar que durante los conflictos armados, sean o no de carácter interna-
cional, las personas dispongan de alimentos suficientes, salubres y aceptables,
el derecho internacional humanitario impone a las partes enfrentadas el cum-
plimiento de un conjunto de obligaciones. Conforme a lo dispuesto en los
Convenios de Ginebra y en sus Protocolos adicionales, las partes que toman
parte en las hostilidades están obligadas, ante todo, a respetar el derecho a la
alimentación de la población civil, a no interferir con la labor de las organi-
zaciones humanitarias y a proteger especialmente el acceso a la alimentación
de determinadas categorías de personas.
Las obligaciones que surgen del derecho internacional humanitario no están
sujetas a realización progresiva ni al principio de reciprocidad. Su exigibili-
dad es inmediata y no depende de la disponibilidad de recursos económicos
ni de que exista un cumplimiento correlativo de las mismas por cada una de
las partes enfrentadas.
Para garantizar el respeto del derecho internacional humanitario y del derecho a
la alimentación durante los conflictos armados existen en la actualidad distintos
mecanismos internacionales. El primero de ellos y, tal vez, el más importante,
es la Corte Penal Internacional. Establecida por el Estatuto de Roma de 1998,
la Corte tiene competencia para juzgar y castigar a los criminales de guerra
que dejen morir de hambre a sus poblaciones durante un conflicto armado,
sea o no de carácter internacional. Los Estados, por su parte, “también pue-
den ejercer presión económica y diplomática, solos o en cooperación con las
Naciones Unidas, sobre un Estado que no respete el derecho internacional

127
Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, presentado de confor-
midad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23 de
2001. Párrafo 39.

82
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

humanitario”128. Asimismo, la Asamblea General y el Consejo de Seguridad


de las Naciones Unidas pueden tomar medidas en caso de que se presenten
violaciones a las normas del derecho internacional humanitario129.

1.3.1. Las víctimas de los conflictos armados tienen derecho a que la priva-
ción de alimentos no sea ejercida como método de guerra
Hacer pasar hambre a las personas civiles como método de guerra está pro-
hibido, tanto en los conflictos de carácter interno como en los de carácter
internacional. Esta prohibición, de acuerdo con el Relator Especial sobre
el derecho a la alimentación, “no solo se viola cuando la denegación del
acceso a los alimentos causa la muerte, sino también cuando la población
padece hambre por habérsela privado de fuentes o suministros de alimen-
tación”130.
Los Protocolos I y II adicionales a los Convenios de Ginebra prohíben ex-
presamente los ataques contra los artículos necesarios para la supervivencia
de la población civil, incluidos los alimentos y el agua potable:

Queda prohibido, como método de combate, hacer pasar hambre a las


personas civiles. En consecuencia, se prohíbe atacar, destruir, sustraer
o inutilizar con ese fin los bienes indispensables para la supervivencia
de la población civil, tales como los artículos alimenticios y las zonas
agrícolas que los producen, las cosechas, el ganado las instalaciones
y reservas de agua potable y las obras de riego131.

En virtud de lo anterior, a las partes enfrentadas también les está vedado usar
desfoliantes químicos sobre los cultivos, contaminar las reservas y fuentes
de agua y colocar minas terrestres en las tierras agrícolas132.

128
Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad con
la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10 de
2002. Párrafo 92.
129
Ejemplos de este tipo de intervención se encuentran en los casos de Sudán y Bosnia-Herzegovina,
ver supra nota 114.
130
Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de confor-
midad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23 de
2001. Párrafo 45.
131
Protocolo I, art. 54.2; Protocolo II, art. 14.
132
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, presentado de con-
formidad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23
de 2001. Párrafo 46.

83
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

1.3.2. Las víctimas de los conflictos armados tienen derecho a recibir asis-
tencia alimentaria
Las normas sobre asistencia humanitaria también hacen parte del derecho in-
ternacional humanitario, aunque son diferentes según que el conflicto armado
sea de carácter internacional o no.
En los conflictos armados de carácter internacional, el derecho internacional
humanitario impone a las partes enfrentadas la obligación de garantizar que
las necesidades básicas de la población que se encuentra bajo su control sean
cubiertas de la mejor manera posible. Ello supone que cuando no están en
capacidad de prestar asistencia humanitaria a quienes viven en los territorios
controlados, las partes enfrentadas deben permitir que organizaciones huma-
nitarias e imparciales ofrezcan sus servicios a la población civil, sea que esta
pertenezca o no a un Estado adversario. En estos casos, si bien los Estados
pueden imponer ciertas condiciones a las acciones de socorro133, deben abs-
tenerse de desviar los envíos o demorar su tránsito. Conforme al Protocolo I
adicional a los Convenios de Ginebra, es obligación de las partes enfrentadas
permitir y facilitar el paso rápido y sin trabas de todos los envíos y material
de socorro y garantizar la seguridad del personal médico y humanitario (ar-
tículos 70 y 71). Adicionalmente, las partes enfrentadas deben asegurarse
que en la distribución de la asistencia humanitaria se dé prioridad a aquellas
personas que como los niños, las mujeres embarazadas, las parturientas y las
madres lactantes, son sujetos de especial protección del derecho internacional
humanitario.
En los conflictos armados de carácter interno, el artículo 3 común a los Con-
venios de Ginebra reconoce el derecho de quienes no participan o han dejado
de participar en las hostilidades a ser tratadas humanamente y a recibir ayuda
humanitaria. Reconoce, además, el derecho de las organizaciones humanitarias
e imparciales a ofrecer sus servicios a las Partes en conflicto. El Protocolo II,
por su parte, señala que “cuando la población civil esté padeciendo privaciones

133
Conforme a lo dispuesto en el artículo 54 del Cuarto Convenio de Ginebra, relativo a la pro-
tección debida a las personas civiles en caso de guerra, “una Potencia que permita el libre paso
de envíos destinados a un territorio ocupado por una parte adversaria en el conflicto tendrá (...)
derecho a verificar los envíos, a reglamentar su paso según horarios e itinerarios prescritos, y
a obtener de la Potencia protectora garantías suficientes de que la finalidad de tales envíos es
socorrer a la población necesitada, y que no se utilizan en provecho de la Potencia ocupante”.
En similar sentido, el artículo 70 del Protocolo I estable que las partes en conflicto y a las Altas
Partes contratantes que permitan el paso de materiales y personal de socorro, tienen derecho a
fijar las condiciones técnicas, incluida la investigación, bajo las cuales se permitirá ese paso y
a supeditar la concesión de ese permiso a que la distribución local se haga bajo la supervisión
de una Potencia protectora.

84
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

extremas por la falta de abastecimientos indispensables para su supervivencia,


tales como víveres y suministros sanitarios, se emprenderán, con el consenti-
miento de la Alta Parte interesada, acciones de socorro en favor de la población
civil, de carácter exclusivamente humanitario e imparcial y realizadas sin
distinción alguna de carácter desfavorable” (artículo 18.2).

1.3.3. Las víctimas de los conflictos armados tienen derecho a no ser despla-
zadas forzadamente
El derecho internacional humanitario prohíbe expresamente el desplazamiento
forzoso de la población. Así, el artículo 49 del Cuarto Convenio de Ginebra,
relativo a la protección de las personas civiles en caso de guerra, prohíbe los
traslados en masa o individuales, de índole forzosa, de personas protegidas.
En el mismo sentido, el artículo 17 del Protocolo II prohíbe ordenar el despla-
zamiento de la población civil por razones relacionadas con el conflicto, salvo
cuando sea necesario para salvaguardar la vida o integridad de los civiles o
cuando medien razones militares imperiosas.
De acuerdo con el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación, mediante
la prohibición del desplazamiento forzoso de la población se pretende “evitar
situaciones de hambre o de inanición durante los conflictos armados”134.

2. LA INOCUIDAD DE LOS ALIMENTOS

Para contribuir a la realización del derecho a la alimentación adecuada, los


alimentos disponibles, así como el agua que se utiliza en su preparación y
producción, deben estar libres de sustancias nocivas o contaminantes, esto
es, deben ser inocuos. La inocuidad, en consecuencia, se relaciona con la
disponibilidad de alimentos de buena calidad, cuyo consumo no represente
ninguna amenaza para la vida o la salud de las personas.
La inocuidad alimentaria compromete al Estado en el desarrollo y promoción
de tecnologías mejoradas de elaboración, conservación y almacenamiento de
los productos alimenticios, así como en el fortalecimiento de sus actividades
normativas y de control. El objetivo principal es evitar que la adulteración, la
mala higiene ambiental o la incorrecta manipulación de los alimentos en las
distintas etapas de la cadena productiva amenacen la inocuidad de los que se
producen y se ofertan en el mercado.

134
Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de confor-
midad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23 de
2001. Párrafo 47.

85
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

El Estado, sin embargo, no es el único obligado a velar por la inocuidad de


los alimentos. Los productores, distribuidores y consumidores también tienen
responsabilidades al respecto. Con el fin de coordinar estas responsabilidades
y de garantizar que los alimentos cumplan con criterios científicos de ino-
cuidad sin afectar el necesario equilibrio que debe existir entre otros factores
pertinentes (v. gr. viabilidad técnica, costo y preocupaciones sociales, éticas
y ambientales), debe avanzarse en la construcción de un sistema alimentario
integral que garantice la participación y el compromiso de las partes que
intervienen en cada una de las etapas de la cadena productiva.

2.1. DERECHOS DE LOS CONSUMIDORES Y USUARIOS DE BIENES Y SERVICIOS


Para ejercer una eficaz defensa de los derechos de los consumidores y usuarios
de bienes y servicios, la Constitución Política impone al legislador la obli-
gación de regular la manera en que estos deben ser ofrecidos a la comunidad
y de establecer canales de participación e intervención de la ciudadanía en
los procesos de decisión políticos y comunitarios. Adicionalmente, la Carta
impone al Congreso de la República la obligación de garantizar el uso seguro
de los bienes y servicios, mediante el establecimiento de procedimientos y
mecanismos adecuados para que los consumidores puedan obtener de los pro-
ductores y distribuidores el resarcimiento de los daños causados por defectos
en la producción, distribución y/o almacenamiento de aquellos. Veamos:

Artículo 78. La ley regulará el control de calidad de los bienes y ser-


vicios ofrecidos y prestados a la comunidad, así como la información
que debe suministrársele al público en su comercialización.

Serán responsables, de acuerdo con la ley, quienes en la producción


y en la comercialización de bienes y servicios, atenten contra la sa-
lud, la seguridad y el adecuado aprovisionamiento a consumidores
y usuarios.

El Estado garantizará la participación de las organizaciones de


consumidores y usuarios en el estudio de las disposiciones que les
conciernen. Para gozar de este derecho las organizaciones deben ser
representativas y observar procedimientos democráticos internos.

Con el fin de compensar la posición de inferioridad de los consumidores


frente a los productores y distribuidores, la Constitución ha hecho titulares a
los primeros de un derecho que tiene carácter poliédrico135 por cuanto no se

135
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-1140 de 2000.

86
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

agota en la pretensión de obtener en el mercado bienes y servicios de buena


calidad, sino que involucra la posibilidad de exigir judicialmente la defensa y
protección de sus intereses, así como de participar activamente en los procesos
de decisión de carácter público y comunitario136.

2.1.1 Se viola el núcleo esencial del derecho de los consumidores cuando


la ley patrocina un sistema de inmunidad del productor en lo tocante
a la responsabilidad que le incumba por los daños causados por los
defectos de sus productos y servicios
En todos los contratos de compraventa y prestación de servicios se entiende
pactada la obligación a cargo del productor de garantizar plenamente las
condiciones de calidad e idoneidad señaladas en el registro o en la licencia
correspondiente. De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 11 del Decreto 3466
de 1982, la responsabilidad por el incumplimiento de esta obligación recae,
ante los consumidores, en los proveedores o expendedores “sin perjuicio de
que estos, a su turno, puedan exigir el cumplimiento de esa garantía mínima
a sus proveedores o expendedores, sean o no productores”.
Esta disposición fue demandada en ejercicio de la acción pública de incons-
titucionalidad. El principal cargo de la demanda consistía en que la norma
contradecía lo dispuesto en los artículos 78 y 229 de la Carta Política en
cuanto despojaba al consumidor de la posibilidad de exigir directamente al
productor el cumplimiento de la garantía mínima presunta. De acuerdo con
los demandantes, la única posibilidad de que en un proceso judicial –instau-
rado para hacer efectivas las garantías de calidad e idoneidad de los bienes
y servicios–, se vinculara al productor o suministrador del servicio dependía
exclusivamente del eventual llamamiento en garantía que contra estos formu-
laran los proveedores o expendedores demandados.
La Corte Constitucional137 declaró la constitucionalidad de las normas deman-
dadas bajo el entendido de que “ellas se interpreten en el sentido de que el
consumidor o usuario puede de manera directa exigir del productor el cum-
plimiento de las garantías de calidad y el pago de los perjuicios por concepto

136
De acuerdo con la Corte Constitucional, “la apertura y profundización de canales de expresión
y de intervención de los consumidores, en los procesos de decisión de carácter público y comu-
nitario, pertenecen a la esencia del derecho del consumidor, puesto que sin ellos los intereses
difusos de este colectivo, que tienen carácter legítimo, dejan de proyectarse en las políticas
públicas y en las actuaciones administrativas, con grave perjuicio para el interés general y la
legitimidad de la función pública, llamada no solamente a aplicar el derecho preexistente sino
a generar en torno de sus determinaciones el mayor consenso posible”. (Subrayas y negrillas
originales). Sentencia C-1140 de 2000.
137
Cfr. Sentencia C-1140 de 2000.

87
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

de los daños derivados de los productos y servicios defectuosos”. Según la


Corte, dado que el artículo 78 de la Carta Política hace responsables tanto a
los distribuidores como a los productores por el adecuado aprovisionamiento
de los bienes y servicios, resulta inconstitucional promover la inmunidad de
estos últimos frente a los daños causados por los defectos de sus productos
y servicios. El núcleo esencial de los derechos de los consumidores com-
prende la posibilidad de disponer de un medio de defensa efectivo contra el
productor en su condición de garante principal de la calidad de los bienes
y servicios que ofrece al mercado y de responsable de los daños causados
por sus defectos.
En consecuencia –señala la Corte–, “supeditar a la voluntad de los expende-
dores o proveedores de la cadena de comercialización del bien o servicio la
intervención del productor en el proceso desconoce el papel que debe jugar
por sí solo el consumidor, justamente gracias al régimen de protección legal
que debe homologarlo como sujeto titular de la plenitud de sus derechos frente
al productor y demás actores económicos, sin necesidad de recurrir a ningún
género de mediatización”.

2.1.2. Quien ha contaminado un producto alimenticio o utilizado en su fa-


bricación una sustancia química prohibida no puede exigir que sobre
esto se mantenga sigilo con el fin de no ver afectado su nivel de ventas,
puesto que, si bien el derecho a la ganancia es legítimo y se encuentra
protegido, no es absoluto, y por tanto, no puede asegurársele a quien
se lucra poniendo en riesgo la salud de los consumidores
Los miembros de la comunidad tienen el derecho constitucional de acceder a
información detallada y relevante sobre la composición y efectos de los bienes
y servicios que ingresan al mercado. Es por ello que quien ha contaminado
un producto alimenticio o utilizado en su fabricación una sustancia química
prohibida no puede exigir que sobre esto se mantenga sigilo con el fin de no
ver afectado su nivel de ventas. El derecho a la ganancia en el desarrollo de
cualquier actividad productiva y/o comercial es legítimo y se encuentra legal
y constitucionalmente protegido, pero no es absoluto y, por este motivo, no
puede asegurársele a quien se lucra poniendo en peligro la salud de los con-
sumidores.
Así lo señaló la Corte Constitucional138 al revisar la acción de tutela pro-
movida por el representante legal de una empresa productora de panela
contra la Federación Nacional de Productores de Panela –Fedepanela– por

138
Cfr. Sentencia T-333 de 2000. Para ver las particularidades del caso ver infra 2.2.1.

88
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

violación de sus derechos fundamentales a la honra, al buen nombre y al


debido proceso.

2.2. LA PRODUCCIÓN, DISTRIBUCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN DE LOS ALIMENTOS DEBE


HACERSE DENTRO DE LOS LÍMITES DEL BIEN COMÚN

A la luz de lo dispuesto en el artículo 333 de la Constitución la actividad eco-


nómica y la iniciativa privada son libres dentro de los límites del bien común.
Por ello, tanto la producción como la distribución y la comercialización de
los alimentos deben ejercerse dentro de estos límites sin llegar a afectar, en
ningún caso, la vida y/o la salud de los consumidores.

2.2.1. Razones de empresa no pueden llevar a que la persona que ha cumplido


con el deber de informar a otros sobre la existencia de alimentos no
inocuos en el mercado sea obligada a retractarse con objeto de res-
tablecer el inexistente derecho del responsable de su producción, aun
cuando con posterioridad a este hecho aparezcan nuevos análisis que
demuestren la inocuidad de la producción actual
El representante legal de una empresa productora de panela presentó acción
de tutela contra la Federación Nacional de Productores de Panela –Fedepane-
la– por violación de sus derechos constitucionales a la honra, al buen nombre
y al debido proceso. En criterio del demandante, la entidad demandada había
actuado de forma contraria a derecho al poner en conocimiento de algunos
distribuidores de alimentos el contenido de un documento expedido por el
Instituto Nacional de Salud de Pereira, en el cual se confirmaba la presencia
de sustancias prohibidas y nocivas para la salud humana en algunas muestras
de panela producidas por la empresa demandante. Dado que, al decir del de-
mandante, estas muestras solo eran representativas del 2% de la producción
total de la empresa y que análisis posteriores indicaban que el defecto había
sido superado, el comportamiento de Fedepanela resultaba violatorio de los
derechos constitucionales señalados.
La Corte Constitucional139 no tuteló los derechos fundamentales a la honra
y al buen nombre de la empresa demandante. A juicio de la Corte, en la
medida en que Fedepanela se había limitado a divulgar el informe emitido
por la autoridad sanitaria, sin falsificar la verdad ni distorsionar los hechos,
su comportamiento, lejos de ser contrario a derecho, resultaba plenamente
compatible con el deber constitucional de solidaridad. La circunstancia de
que los análisis practicados con posterioridad certificaran la inocuidad de

139
Cfr. Sentencia T-333 de 2000.

89
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

algunas de las muestras, no niega en absoluto que las muestras analizadas


por la autoridad sanitaria se encontraban efectivamente contaminadas con la
sustancia prohibida.
Por este motivo, la Corte consideró que la empresa demandante no podía exigir
a Fedepanela que rectificara la información suministrada ni, menos aún, que
la mantuviera en la clandestinidad. El derecho que tienen los productores y
comercializadores de bienes y servicios a obtener una ganancia por el desa-
rrollo de su actividad no puede ejercerse a costa de poner en peligro la vida
y la salud de los consumidores. La información relacionada con la existencia
de alimentos no inocuos en el mercado es de interés general y, por tanto, debe
ser divulgada aun cuando con ello se afecte la participación en el mercado de
la empresa responsable de su producción y/o comercialización.

2.2.2. La creación de un sistema para la protección, a través de mecanismos


de propiedad intelectual, de las actividades de fitomejoramiento se
ajusta a la Constitución, puesto que a través suyo el Estado cumple
con sus obligaciones de proteger la propiedad intelectual y de promo-
ver la investigación y la transferencia de tecnología para fortalecer e
incrementar la producción de alimentos
Mediante la Ley 243 de 1995 el Congreso de la República aprobó el Convenio
Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales, el cual tiene por
objeto reconocer y garantizar los derechos de los obtentores de una variedad
vegetal nueva. Con el fin de salvaguardar los intereses de quienes, en desa-
rrollo de la biotecnología, buscan el mejoramiento de las especies vegetales
existentes (fitomejoramiento), el Convenio crea un sistema de protección que,
a través de mecanismos de propiedad intelectual, asegura que la producción,
la puesta en venta y la comercialización de la obtención vegetal se sometan
a la autorización previa del obtentor.
La Corte Constitucional140 declaró exequible el Convenio y su ley aproba-
toria por considerar que la creación de este sistema de protección resultaba
compatible con los artículos 61 y 65 de la Carta Política que imponen al
Estado, respectivamente, la obligación de proteger la propiedad intelectual
y de promover la investigación y la transferencia de tecnología para la pro-
ducción de alimentos. De acuerdo con la Corte, la necesidad de garantizar la
seguridad alimentaria justifica que los Estados desarrollen instrumentos de
protección de las actividades de mejoramiento vegetal. En la medida en que
la investigación y la biotecnología contribuyen a atender la alimentación de

140
Cfr. Sentencia C-262 de 1996.

90
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

una población en continuo crecimiento que dispone de recursos naturales cada


vez más escasos, no sólo es legítimo sino que también es necesario que el
Estado proteja y estimule a quienes, de manera sostenible, obtienen resultados
a partir de su aplicación.
Con todo, según la Corte, los derechos de propiedad intelectual que la Cons-
titución autoriza reconocer a quienes adelantan actividades de investigación
no son absolutos sino que pueden ser objeto de restricciones y limitaciones.
En efecto, habida cuenta de que estos derechos son sólo unas de las muchas
manifestaciones del derecho general de propiedad, resultan legítimas las
restricciones y limitaciones que, atendiendo a la función social y ecológica
que le es inherente, se enmarquen dentro de los lineamientos del artículo 58
de la Carta.

2.3. DERECHO A UN SUMINISTRO REGULAR, SUFICIENTE Y CONTINUO DE AGUA SA-


LUBRE PARA ATENDER LOS USOS PERSONALES Y DOMÉSTICOS

El agua es un elemento esencial del derecho a la alimentación. En efecto, en


la medida en que el agua cumple un papel fundamental en la preparación y la
producción de alimentos, es imposible referirse al derecho a la alimentación
sin tener en cuenta este elemento141.
El agua también se relaciona estrechamente con otros derechos humanos
como la salud y la vida. Es por ello que la Corte Constitucional ha tutelado el
derecho al agua en los eventos en que su desconocimiento afecta o amenaza
con afectar los derechos a la vida, a la salud y la salubridad pública de las
personas. De acuerdo con la Corte, el agua es un derecho fundamental y, por
tanto, susceptible de ser amparado a través de la acción de tutela, cuando se
destina al consumo de las personas. Por el contrario, cuando el agua se destina
a otros usos, tales como la explotación agropecuaria o a un terreno deshabitado,
no puede considerarse fundamental y, por tanto, la acción de tutela no resulta
procedente para ampararlo142.
En concordancia con la idea de que el derecho al agua es indispensable para
vivir dignamente y es condición previa para la realización de otros derechos,
el Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales ha señalado que
toda persona tiene derecho a un aprovisionamiento de agua suficiente, salu-

141
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2002/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2003/54. Enero 10
de 2003. Párrafo 35. En el mismo sentido, véase Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales. Observación general No. 15. El derecho al agua. Párrafo 6.
142
Cfr. Sentencias T-413 de 1995 y T-578 de 1992.

91
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

bre, aceptable y material y económicamente accesible para atender sus usos


personales y domésticos143.
La suficiencia y la salubridad del agua son condiciones necesarias para la rea-
lización de los derechos a la vida, a la salud y a la alimentación. En particular,
debe tenerse en cuenta que la satisfacción de las necesidades de consumo y
de cocina de las personas demanda el aprovisionamiento de agua suficiente
y de buena calidad. Para garantizar una adecuada nutrición y la inocuidad de
los alimentos es absolutamente necesario que exista disponibilidad de agua y
que la que se consume esté libre de agentes contaminantes y patógenos.
El consumo de agua insalubre incide negativamente en el ejercicio del dere-
cho a la alimentación y de otros derechos humanos. Al respecto, el Relator
Especial sobre el derecho a la alimentación ha señalado que:

De los 4.000 millones de casos de diarrea que se registran cada año


en el mundo, 2,2 millones son fatales y acarrean en la mayor parte
de los casos la muerte de niños y lactantes. A menudo, ello se debe
a que los alimentos de los niños y lactantes, incluida la leche en
polvo, se mezclan con agua contaminada. Aun así, la diarrea no es
sino una de las muchas enfermedades trasmitidas por el agua de mala
calidad. Pueden citarse también el tracoma, la bilharziasis, el cólera,
la fiebre tifoidea, la disentería, la hepatitis y el paludismo. Muchas
de las enfermedades trasmitidas por el agua potable (sic) de mala
calidad se deben a la presencia de organismos patógenos (bacterias,
virus, gusanos). La OMS estima que en los países en desarrollo, hasta
el 80% de las enfermedades y más de un tercio de las muertes son
causadas por el uso de agua contaminada para beber o para preparar
los alimentos. En el Informe sobre la salud en el mundo 1996 de la
OMS se afirma que las enfermedades trasmitidas por el agua son
uno de los principales problemas para la supervivencia en los países
más pobres. Cada día mueren niños de corta edad a consecuencia de
estas enfermedades fácilmente evitables144.

El ejercicio del derecho a aprovisionarse de agua suficiente y salubre requiere,


fundamentalmente, que el Estado regule y controle eficazmente los servicios
de suministro de agua. Sea que estos servicios se presten directamente por
las autoridades públicas o por los particulares, el Estado conserva la obliga-
ción de vigilar que el agua que se suministra contribuya a satisfacer los usos
personales y domésticos de los individuos.

143
Cfr. Observación general No. 15. El derecho al agua. Párrafo 2.
144
Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de confor-
midad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23 de
2001. Párrafo 59.

92
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

A punto con lo anterior, el artículo 365 de la Constitución Política señala que


el Estado tiene, de un lado, la obligación de asegurar la prestación eficiente de
los servicios públicos –entre ellos el de acueducto– a todos los habitantes del
territorio nacional y, de otro, de mantener la regulación, control y vigilancia
de dichos servicios.

2.3.1. En situaciones de escasez de agua, el agua disponible debe destinarse


prioritariamente a satisfacer las necesidades de consumo humano
Uno de los usuarios del acueducto regional “La Cuchilla” del municipio de
San Agustín (Huila) presentó acción de tutela contra la Junta Administradora
Local. De acuerdo con el demandante, el suministro domiciliario de agua ha-
bía resultado afectado con la decisión del demandado de permitir que el agua
fuera destinada a otros usos tales como el riego de predios, la fabricación de
ladrillos, el lavado de vehículos y el bebedero de animales.
La Corte Constitucional145, tuteló el derecho del demandante a la vida y a
recibir agua para consumo doméstico por considerar que, existiendo escasez
de agua, lo razonable es que la que encuentra disponible se destine prioritaria-
mente a satisfacer las necesidades de consumo humano. Las otras necesidades
son secundarias y su satisfacción está condicionada a la suficiencia de este
recurso. En todo caso, de acuerdo con la Corte, la satisfacción de otro tipo de
necesidades dependerá de las condiciones particulares del caso concreto, toda
vez que la suficiencia de agua está sujeta a la existencia de factores objetivos
tales como la región, la temporada de lluvia o sequía, etc.

2.3.2. Cuando el agua que se suministra a través del servicio público de


acueducto contiene elementos insalubres que afectan de forma evidente
e inminente los derechos a la vida y a la salud de los suscriptores del
servicio, es procedente la acción de tutela
Por considerar que el Alcalde Municipal y el Gerente de la Empresa de Servi-
cios Públicos de Versalles (Valle del Cauca) suministraban a la población agua
no apta para el consumo humano, el concejal de este municipio, actuando en su
propio nombre y en el de sus “coterráneos”, solicitó el amparo constitucional
de sus derechos a la vida, a la salud y al saneamiento ambiental.
La Corte Constitucional146 admitió la procedencia de la acción de tutela y
protegió los derechos constitucionales invocados por el accionante, ordenan-
do a la Empresa de Servicios Públicos del municipio de Versalles adoptar

145
Cfr. Sentencia T-413 de 1995.
146
Cfr. Sentencia T-410 de 2003. En el mismo sentido, véase la Sentencia T-092 de 1995.

93
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

las medidas administrativas y presupuestales necesarias para garantizar a los


habitantes de este municipio la prestación efectiva del servicio público de
acueducto “con los niveles de calidad, regularidad, inmediatez y continuidad
que exigen la Constitución y la ley”. La amenaza directa y cierta que el su-
ministro de agua insalubre generaba sobre los derechos a la vida y a la salud
de la población beneficiaria del servicio no dejaba duda sobre la procedencia
de la acción de tutela.
El servicio público de acueducto, sea que se preste por las autoridades públicas,
por las comunidades organizadas o por los particulares, tiene como finalidad
la satisfacción de las necesidades vitales de las personas. Por ello, según la
Corte, debe entenderse que su prestación efectiva comprende, además del
transporte del líquido, el tratamiento del agua para garantizar que cumpla con
las condiciones físicas, químicas y bacteriológicas mínimas para el consumo
humano.

2.3.3. Se viola el derecho a la alimentación equilibrada de los niños y las


niñas cuando la ausencia de un suministro regular y suficiente de agua
les impide beneficiarse de los programas de refrigerios escolares pro-
movidos por el Estado
En ejercicio de la acción de tutela, la personera del municipio de Soracá (Bo-
yacá) solicitó la protección del derecho a la alimentación equilibrada de los
estudiantes de las veredas Rominguirá y Puente Hamaca, pertenecientes al
municipio mencionado. Según lo dicho por la demandante, la ausencia de un
suministro regular y suficiente de agua en las escuelas obligó a sus directivas
a suspender la ejecución de los programas de refrigerio escolar, promovidos
por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). Debido a que la
ausencia de agua impedía la preparación de los alimentos, los estudiantes no
habían podido seguir disfrutando de su habitual refuerzo alimenticio, agra-
vando así sus ya precarias condiciones nutricionales.
La Corte Constitucional147 consideró que la situación descrita configuraba una
clara violación del derecho a la alimentación de la comunidad educativa de
las veredas Rominguirá y Puente Hamaca del municipio de Soracá:

Ni hablar del derecho a la alimentación equilibrada, pues la insu-


ficiente alimentación que las familias de los estudiantes pueden
proporcionarles era complementada con un refrigerio suministrado
por el ICBF, cuya preparación, como la de casi toda la comida hu-

147
Sentencia T-481 de 1997.

94
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

mana, requiere insustituiblemente del agua; entonces, los menores


estaban en presencia de la afectación grave de una posibilidad de
superar su bajo nivel nutricional, gracias a la incuria administrativa de
quienes dirigen el destino del municipio de Soracá. En síntesis, había
alimentos, pero no se los podía preparar; luego, la posibilidad de
alcanzar el equilibrio nutricional a que se refiere la Constitución Po-
lítica, les estaba siendo coartada a los menores accionantes (…).

En consecuencia con lo anterior, la Corte tuteló el derecho a la alimentación


de los menores a cuyo nombre se solicitó el amparo, ordenando al Alcalde
municipal de Soracá verificar las obras necesarias para garantizar el suministro
continuo y permanente de agua a la escuela de la vereda Rominguirá, de un
lado, y adelantar las gestiones administrativas necesarias para culminar la cons-
trucción del acueducto veredal de Puente Hamaca, construcción que había sido
iniciada ocho años atrás con el fin, precisamente, de solucionar los problemas
de abastecimiento de agua de la comunidad educativa, de otro lado148.

3. LA ACEPTABILIDAD CULTURAL DE LOS ALIMENTOS

Para que los alimentos puedan considerarse aceptables culturalmente deben


resultar apropiados desde el punto de vista de los valores y tradiciones de una
cultura o de unos consumidores determinados. En la medida de lo posible, los
Estados deben tener en cuenta los valores no relacionados con la nutrición
asociados a los alimentos y al consumo de los mismos (v. gr. los que prohíben
el consumo de cierto tipo de alimentos por creencias religiosas o culturales),
así como las preocupaciones fundamentales de los consumidores acerca de
la naturaleza y características de los alimentos disponibles.

3.1. LAS PRÁCTICAS Y CONOCIMIENTOS TRADICIONALES DE LAS MINORÍAS ÉTNICAS


Y CULTURALES QUE SON FUENTE DE OBTENCIONES VEGETALES DEBEN SER PRO-
TEGIDOS A TRAVÉS DE MECANISMOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL QUE ADMITAN
LA PROPIEDAD COLECTIVA EN AQUELLOS CASOS EN LOS CUALES ESTO RESULTE
NECESARIO PARA GARANTIZAR EL MANTENIMIENTO DE LA CULTURA Y LAS TRA-
DICIONES DE ESTAS COMUNIDADES

Las comunidades indígenas, negras y campesinas desarrollan particulares


formas de interacción con el medio ambiente y los recursos naturales. Como
148
En esta oportunidad, la Corte aplicó la regla de decisión fijada en la Sentencia T-406 de 1992
en los siguientes términos: “En todos aquellos casos similares al presente por sus hechos o
circunstancias, siempre que se dejen obras inconclusas que afecten la salubridad pública, la
doctrina constitucional señalada en esta sentencia tendrá carácter obligatorio para todas las
autoridades, en los términos del artículo 33 del Decreto 2591 de 1991”.

95
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

consecuencia de esta relación, estos grupos han desarrollado una serie de co-
nocimientos y prácticas de carácter tradicional, transmitidos ancestralmente
por vía oral, tendentes a la utilización racional y sostenible de los recursos
naturales.
En muchas ocasiones, la aplicación de estos conocimientos y prácticas tradi-
cionales puede generar cambios o modificaciones de las especies vegetales
existentes e, incluso, puede dar lugar a la aparición de nuevas especies. Las
prácticas y conocimientos tradicionales de las culturas minoritarias se consti-
tuyen así en fuente de obtenciones vegetales que deben ser protegidos a través
de mecanismos de propiedad intelectual.
Ahora bien, para resultar compatibles con el principio de diversidad étnica
y cultural, los mecanismos de propiedad intelectual dispuestos deben partir
del reconocimiento de que para muchas de las comunidades indígenas, ne-
gras y campesinas existentes en el país no resulta admisible la idea de una
apropiación individual, comercial y excluyente de las variedades vegetales
obtenidas a través de la gestión cultural. En consecuencia, corresponde al
Estado colombiano, “en desarrollo del mandato constitucional que le obliga a
proteger a las minorías étnicas y a las culturas tradicionales, diseñar un régimen
de propiedad intelectual en materia de obtenciones vegetales que admita la
propiedad colectiva en aquellos casos en los cuales esto resulte necesario para
garantizar el mantenimiento de las prácticas propias de dichas comunidades
en torno a las variedades vegetales por ellas obtenidas”.
Así lo señaló la Corte Constitucional149 al revisar la constitucionalidad de la
Ley 243 de 1995, por medio de la cual se aprueba el Convenio Internacional
para la Protección de las Obtenciones Vegetales.

4. LA SOSTENIBILIDAD DE LAS PRÁCTICAS ALIMENTICIAS


En el nuevo milenio, la humanidad se encuentra frente a una disyuntiva
determinante para el futuro económico y ecológico del mundo: “el logro
de cada vez mayores niveles de desarrollo económico frente a la protección
de los recursos naturales y el medio ambiente”150. Sin embargo, en los últi-
mos tiempos, las disciplinas que se ocupan de los problemas del desarrollo
han elaborado un concepto que busca compatibilizar ambos extremos de la
disyuntiva planteada. La noción de desarrollo sostenible aparece así “como

149
Cfr. Sentencia C-262 de 1996.
150
Corte Constitucional, Sentencia C-262 de 1996.

96
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

un modelo de desarrollo que integra, como una de sus principales variables,


al medio ambiente y la protección de los recursos naturales, con el objeto
de lograr niveles adecuados de crecimiento económico, sin comprometer el
bienestar de las generaciones del futuro”151.
El Constituyente de 1991, consciente de esta problemática, consagró la noción
de desarrollo sostenible como una de las directrices básicas de la planeación
y la intervención económicas:
Artículo 80. El Estado planificará el manejo y aprovechamiento de
los recursos naturales para garantizar su desarrollo sostenible, su
conservación, restauración o sustitución.
Además, deberá prevenir y controlar los factores de deterioro
ambiental, imponer sanciones legales y exigir la reparación de los
daños causados.
Así mismo, cooperará con otras naciones en la protección de los
ecosistemas situados en las zonas fronterizas.

Por su parte, la Corte Constitucional ha precisado el alcance de este concepto


en los siguientes términos:
Un análisis de las normas constitucionales antes mencionadas (arts.
5, 80 y 95-8) determina la configuración del concepto de desarrollo
sostenible en un doble sentido. Por una parte, opera como una norma
programática, esto es, como un mandato que ordena que algo sea
realizado en la mayor medida dentro de las posibilidades jurídicas y
fácticas existentes. Es así como el desarrollo sostenible se convierte
en un objetivo deseable a lograr por parte de las autoridades públicas
a través de dos instrumentos fundamentales: la planeación y la direc-
ción general de la economía por parte del Estado. Ninguno de estos
dos mecanismos asegura, per se, una realización completa del fin
deseado, pero sí obliga al sector público a hacer todos los esfuerzos
necesarios para el logro de su máxima efectividad. Por otra parte, el
concepto de desarrollo sostenible opera como un límite a las activi-
dades de explotación o aprovechamiento de los recursos naturales
en la medida en que tales actividades son constitucionalmente lícitas
siempre y cuando se asegure el derecho de las generaciones futuras
a seguir disfrutando de los recursos explotados152.

Una de las principales aplicaciones del concepto de desarrollo sostenible se


relaciona con la preservación de los recursos productivos, esto es, de todos

151
Ibíd.
152
Sentencia C-137 de 1996.

97
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

aquellos insumos de origen animal, vegetal o mineral que contribuyen direc-


tamente a la alimentación y a la seguridad alimentaria de las poblaciones.
Dentro de este marco, el logro de una capacidad productiva que garantice la
satisfacción de las necesidades alimenticias y nutricionales de una población
en continuo crecimiento surge como un reto que el desarrollo sostenible debe
de resolver153.
La inclusión del componente de sostenibilidad dentro del derecho a la ali-
mentación permite aliviar la tensión creada por la obligación de proteger y
preservar el medio ambiente y los recursos naturales y por la necesidad de
intensificar y mejorar las prácticas productivas a fin de aumentar la cantidad
de alimentos disponibles. Mediante el análisis de los beneficios y costos am-
bientales de las prácticas productivas actuales se busca garantizar que estas no
comprometan la productividad futura de los recursos naturales ni amenacen la
satisfacción de las necesidades alimenticias de las próximas generaciones. De
esta manera, se asegura a las generaciones presentes y futuras la disponibilidad
y el acceso a los alimentos y a los recursos hídricos requeridos para atender
sus necesidades alimentarias.

4.1. Es obligación del Estado garantizar que las medidas que se adopten
para evitar el cultivo de las plantas utilizadas para la producción ilícita
de estupefacientes no atenten contra el medio ambiente ni contra la
identidad cultural de las comunidades indígenas
La Convención de las Naciones Unidas contra el tráfico ilícito de estupefa-
cientes y sustancias sicotrópicas, suscrita en Viena en diciembre de 1988,
tiene por objeto “promover la cooperación entre las Partes a fin de que puedan
hacer frente con mayor eficacia a los diversos aspectos del tráfico ilícito de
estupefacientes y sustancias sicotrópicas que tengan una dimensión interna-
cional”154.
Al aprobar esta Convención, mediante la Ley 67 de 1993, el Congreso de la
República introdujo la siguiente declaración:

2. Colombia entiende que el tratamiento que la Convención da al


cultivo de la hoja de coca como infracción penal debe armonizarse
con una política de desarrollo alternativo, tomando en cuenta los
derechos de las comunidades indígenas involucradas y la protección
del medio ambiente (...).

153
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-262 de 1996.
154
Artículo 2.

98
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

La primera parte de la declaración, relativa a la obligación del Estado de


armonizar sus políticas de erradicación de cultivos con los derechos de las
comunidades indígenas, fue declarada exequible por la Corte Constitucio-
nal155. Según la Corte, la lucha contra el narcotráfico no puede traducirse en
un desconocimiento de la identidad cultural de las comunidades indígenas.
Habida cuenta de que la planta de coca ocupa un lugar preponderante en las
tradiciones y prácticas culturales de las comunidades indígenas, la declaración
resulta perfectamente compatible con la obligación constitucional de reconocer
y proteger la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana156.
La segunda parte de la declaración, relativa a la obligación del Estado de
asegurar que las políticas de erradicación de cultivos ilícitos no causen daño
al medio ambiente, fue declarada exequible bajo el entendido de que el Estado
colombiano debe reservarse la facultad de evaluar de manera autónoma si
las políticas para enfrentar el narcotráfico se adecúan o no a sus obligaciones
constitucionales de protección al medio ambiente. De acuerdo con la Corte, la
declaración formulada por el Congreso de la República resultaba insuficiente
para evitar que las políticas de erradicación de cultivos ilícitos ocasionaran
daños o amenazas al medio ambiente en razón a que la misma “no señala de
manera específica la autonomía que, conforme a la Constitución, el Estado
colombiano debe reservarse para evaluar el impacto ecológico de las políticas
contra el narcotráfico”.

4.2. No se desconocen los deberes de protección que la Constitución Política


impone a las autoridades en relación con la vida, la salud y el medio
ambiente cuando la ley autoriza el registro de un agroquímico genérico
con base en estudios realizados para otros productos que contengan el
mismo ingrediente activo
Varios artículos de la Ley 822 de 2003, “por la cual se dictan normas relacio-
nadas con los agroquímicos genéricos”, fueron demandados en ejercicio de
la acción pública de inconstitucionalidad. De acuerdo con el demandante, las

155
Cfr. Sentencia C-176 de 1994.
156
En concordancia con lo anterior, la Sentencia SU-383 de 2003 de la Corte Constitucional es-
tablece que el derecho fundamental de los pueblos indígenas a participar en las decisiones
que puedan afectarlos directamente –reconocido en el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos
Indígenas y Tribales en Países Independientes– comporta la obligación de consultar con ellos
la implementación de los programas de erradicación de cultivos ilícitos dentro de sus territorios
“con la finalidad de llegar a un acuerdo o lograr el consentimiento de las medidas propuestas”.
Ello en razón a que sólo el mecanismo de consulta permite determinar en qué medida los pue-
blos indígenas y tribales tienen derecho a mantener sus plantaciones, y con qué alcance sus au-
toridades o las autoridades nacionales, según el caso, pueden reprimir el delito de plantaciones
ilícitas, dentro de un ámbito territorial determinado.

99
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

disposiciones acusadas violan la Constitución Política porque permiten que


los plaguicidas genéricos que tienen un ingrediente activo conocido, obten-
gan, con fundamento en este único hecho, su registro de venta sin un estudio
toxicológico propio. Según su parecer este procedimiento es insuficiente para
proteger los derechos a la vida, a la salud y al medio ambiente sano de la
población colombiana “por cuanto un agroquímico está formado no sólo por
el ingrediente activo sino además por aditivos e impurezas, por lo cual dos
productos basados en el mismo ingrediente activo pueden ser muy diferentes
y tener toxicidades distintas”.
La Corte Constitucional157 declaró la exequibilidad de las normas acusadas.
En su criterio, la regulación demandada resulta suficiente para controlar
los riesgos derivados de la venta y comercialización de los agroquímicos
y pesticidas genéricos. En efecto, como quiera que con la medida se bus-
ca no sólo aprovechar el estudio existente del ingrediente activo sino los
estudios referidos al “ingrediente activo grado técnico”158, se concluye
que el registro conferido al producto genérico incluye tanto el análisis
del ingrediente activo como de las impurezas y compuestos resultantes
de la fabricación.
En suma, según la Corte, “las normas acusadas simplemente establecen que si
dos productos son similares, entonces el segundo puede registrarse con base
en los estudios realizados para el registro del primero. Estas normas señalan
que en ese caso pueden aprovecharse esos estudios previos, sin necesidad
de presentar nuevos, lo cual parece razonable, siempre y cuando el producto
genérico se encuentre dentro del rango de las especificaciones técnicas del
producto anteriormente evaluado, puesto que el estudio anterior tuvo que
demostrar que el producto no presentaba riesgos indebidos para la vida, la
salud y el medio ambiente”.
De allí que la propia disposición acusada imponga al Instituto Colombiano
Agropecuario (ICA) –entidad encargada de llevar a cabo el registro y control
de los agroquímicos de uso agrícola y de recibir, tramitar y coordinar con
las autoridades competentes las solicitudes de registro de los agroquímicos
de uso agrícola–, la obligación de comprobar objetivamente que el producto
genérico es equivalente al registrado anteriormente, esto es, que el producto
genérico presenta las mismas características, uso y aditivos, y que, aun te-

157
Cfr. Sentencia C-988 de 2004.
158
Conforme a lo dispuesto en el artículo 3 de la Ley 822 de 2003 se entiende por “ingrediente
activo grado técnico” “aquel que contiene todos los elementos químicos y sus compuestos
químicos naturales o manufacturados, incluidas las impurezas y compuestos relacionados que
resultan inevitablemente del proceso de fabricación”.

100
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

niendo aditivos diferentes, estos se encuentran identificados químicamente


(artículo 4).

4.3. SE VIOLA EL DERECHO A LA TUTELA ADMINISTRATIVA CUANDO LAS AUTORIDA-


DES PÚBLICAS NO EJERCEN LAS FACULTADES QUE LA LEY LES CONFIERE PARA
PREVENIR Y SANCIONAR LA CONTAMINACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE Y/O DE LAS
FUENTES DE AGUA PRODUCIDA POR PARTICULARES

Varios habitantes del municipio de Facatativá (Cundinamarca) presentaron


acción de tutela buscando la protección de sus derechos a gozar del aire
puro y a consumir agua potable. Según los demandantes, el fétido olor y
la contaminación de las aguas, producidas por una empresa productora de
alimentos energéticos y proteínicos para aves, afectaba a las personas que
habitaban en las inmediaciones de la planta, quienes infructuosamente se
habían dirigido a las diferentes autoridades sanitarias, sin obtener solución
efectiva a su problema.
La Corte Constitucional159, después de constatar que, pese a las numerosas
quejas presentadas por la comunidad, las autoridades sanitarias no habían
adoptado las medidas necesarias para evitar que la empresa demandada
contaminara impunemente el aire y las fuentes de agua aledañas, tuteló los
derechos fundamentales invocados, ordenando al Ministerio de Salud y al
Servicio Seccional de Salud de Cundinamarca adoptar, conjunta y coordina-
damente, un programa de acción que permitiera resolver, en forma definitiva,
el problema de contaminación generado por la industria demandada.
De acuerdo con el alto Tribunal, la tutela administrativa de los derechos
fundamentales, contenida en el núcleo esencial del derecho de petición,
exige “no sólo una respuesta cualquiera de la autoridad, sino la pronta reso-
lución de la petición, bien sea en sentido positivo o negativo”. Así, cuando
quiera que la comunidad reclame de las autoridades públicas el control de
las actividades lesivas del medio ambiente y estas omitan dar respuesta
efectiva y oportuna a estos requerimientos, se configura una violación
del derecho a la tutela administrativa que es susceptible de ser corregida
a través de la acción de tutela. Habida cuenta de que el aire, el agua y
el suelo son recursos naturales que requieren supervisión y control por
parte del Estado, no es constitucionalmente admisible que las autoridades
públicas desatiendan las funciones que la ley les atribuye para garantizar
la observancia de las normas ambientales por los particulares.

159
Cfr. Sentencia T-219 de 1994. En similar sentido, véase la Sentencia T-251 de 1993.

101
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

5. SUJETOS DE ESPECIAL PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL EN


TORNO AL DERECHO A LA DISPONIBILIDAD DE LOS ALIMENTOS

Aun cuando todos los sujetos de especial protección merecen atención prio-
ritaria en relación con la disponibilidad de los alimentos, el análisis, en el
presente aparte, se concentra, por un lado, en los problemas de disponibilidad
que enfrentan las personas privadas de la libertad. Debido a las precarias
condiciones de reclusión que soportan, las personas privadas de la libertad a
menudo enfrentan grandes dificultades para disponer de alimentos suficientes,
inocuos y nutritivos. En este sentido, resulta imperativo determinar qué obli-
gaciones son exigibles por la población carcelaria a las autoridades encargadas
de su cuidado y vigilancia, teniendo en cuenta que el Estado es el principal
obligado a hacer efectivo su derecho a la alimentación.
Por otro lado, el aparte se ocupa del derecho que tienen las comunidades
indígenas a disponer de tierras para su subsistencia. Ello en atención a la
importancia especial que reviste para la cultura, valores espirituales y hábitos
alimenticios de estos pueblos la relación con sus tierras o territorios.

5.1. DERECHO DE LAS PERSONAS PRIVADAS DE LA LIBERTAD A RECIBIR UNA ALIMEN-


TACIÓN ADECUADA Y AGUA POTABLE

Conforme a lo dispuesto en el párrafo 5 de los Principios Básicos para el


Tratamiento de los Reclusos, sólo resultan admisibles las restricciones o limi-
taciones que sean estrictamente necesarias para el cumplimiento de la función
resocializadora de la pena y para el mantenimiento del orden y la seguridad
en la prisión. El derecho a la alimentación, en consecuencia, al igual que los
derechos a la vida, a la integridad física y la salud, no puede ser objeto de
restricciones o limitaciones por virtud del encarcelamiento.
El derecho internacional de los derechos humanos reconoce y ampara el
derecho de las personas privadas de la libertad a recibir agua potable y una
alimentación adecuada. En particular, las Reglas Mínimas para el Tratamiento
de los Reclusos, disponen que:

20. 1) Todo recluso recibirá de la administración, a las horas acos-


tumbradas, una alimentación de buena calidad, bien preparada y
servida, cuyo valor nutritivo sea suficiente para el mantenimiento
de su salud y sus fuerzas.
2) Todo recluso deberá tener la posibilidad de proveerse de agua
potable cuando la necesite.

102
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Habida cuenta que las personas privadas de la libertad no están en capacidad


de satisfacer por sí mismas sus necesidades alimentarias, el Estado tiene
la obligación de proveerles directamente los alimentos que requieren para
satisfacer sus necesidades nutricionales. Con fundamento en el principio de
subsidariedad, es exigible a las autoridades encargadas del cuidado y vigilancia
de las personas privadas de la libertad que adopten las medidas necesarias
para garantizar que todas ellas dispongan en todo momento de alimentos en
cantidad y calidad suficientes para satisfacer sus necesidades nutricionales y
potenciar sus capacidades.
A continuación se presenta la jurisprudencia constitucional más relevante re-
lacionada con el componente de disponibilidad del derecho a la alimentación
al interior de los establecimientos penitenciarios y carcelarios.

5.1.1. La acción de tutela para proteger el derecho a la alimentación de las


personas privadas de la libertad solo es procedente cuando las acciones
u omisiones de las autoridades carcelarias comprometen su derecho
al mínimo vital

Las personas privadas de la libertad son titulares del derecho fundamental a


recibir una alimentación que responda, en cantidad y calidad, a prescripciones
dietéticas o de higiene que garanticen, al menos, sus necesidades básicas de
nutrición. Cuando quiera que este derecho resulte violado o amenazado por
acciones u omisiones de las autoridades penitenciarias o carcelarias, la acción
de tutela resulta procedente para obtener su protección inmediata.
Sin embargo, en estos casos, la procedencia de la tutela está sujeta a que exista
una afectación directa y grave del mínimo vital de las personas recluidas. Por
tanto, si la administración incumple aspectos no fundamentales del régimen
alimentario –como el cambio de un alimento por otro de similares condiciones,
o la disminución de pequeñas cantidades de comida, o aspectos accesorios
relacionados con la forma de presentación– la tutela deviene improcedente
y la población reclusa deberá ejercer las acciones legales (penales, civiles,
disciplinarias y contenciosas) que el ordenamiento ha dispuesto para la defen-
sa de sus intereses y, en general, para impugnar las actuaciones u omisiones
ilegales de la administración.
Así lo precisó la Corte Constitucional160, al revisar la sentencia proferida en el
proceso de tutela promovido por los reclusos de la Cárcel del Distrito Judicial
de Chiquinquirá contra el ecónomo del establecimiento penitenciario.

160
Cfr. Sentencia T-714 de 1996.

103
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

5.1.2. El incumplimiento de la obligación de suministrar una alimentación


balanceada que corresponda, en calidad y cantidad, a los mínimos
exigidos para satisfacer las necesidades nutricionales de las personas
privadas de la libertad, constituye un tratamiento indigno e inhumano
a través del cual se compromete su derecho al mínimo vital
El Estado tiene la obligación de proveer a las personas privadas de la libertad
las condiciones materiales mínimas necesarias para gozar de una existencia
digna. La imposibilidad fáctica y jurídica de estas personas de satisfacer por
sí mismas sus necesidades de subsistencia obliga a las autoridades penitencia-
rias a adoptar medidas positivas para garantizarles el disfrute de sus derechos
fundamentales a la vida, a la salud y a la integridad personal.
En este sentido, las autoridades carcelarias se encuentran legal y constitucional-
mente obligadas a ofrecer a la población reclusa una alimentación balanceada
que responda, en cantidad y calidad, a prescripciones dietéticas y de higiene
que garanticen, al menos, sus necesidades básicas de nutrición. Si la admi-
nistración, en ejercicio de sus facultades legales, decide delegar el servicio de
alimentación en particulares, conserva, en todo caso, la obligación de velar
por la correcta ejecución de los contratos respectivos. El incumplimiento de
estos deberes –de gestión o de vigilancia– relativos al suministro de alimentos
constituye un tratamiento indigno e inhumano a través del cual se compromete
el derecho al mínimo vital de las personas privadas de la libertad.
Así lo señaló la Corte Constitucional161, al revisar la acción de tutela promovida
por los internos de la Cárcel del Circuito Judicial de Chiquinquirá contra el
ecónomo de este establecimiento, a quien acusaban de violar sus derechos a
la vida y a la salud mediante el suministro de alimentos poco nutritivos, mal
preparados y antihigiénicos.

5.1.3. Se viola el derecho a la alimentación de las personas privadas de la


libertad cuando la suma de dinero que se destina a la satisfacción
de sus necesidades alimentarias no resulta razonable atendiendo al
ritmo de pérdida del valor adquisitivo de la moneda, al costo de vida
generado por el proceso inflacionario y al margen de ganancia que
legítimamente espera obtener quien suministra los alimentos en retri-
bución a su trabajo
El único interno recluido en la cárcel del municipio de Andalucía (Valle del
Cauca) presentó acción de tutela contra el Alcalde de esa localidad por estimar
violado su derecho fundamental a no ser sometido a tratos crueles, inhumanos

161
Ibíd.

104
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

o degradantes. Según el demandante, la cantidad y la calidad de las raciones


alimentarias que recibía habían sido reducidas como consecuencia de la deci-
sión del burgomaestre de rebajar la suma de dinero que cancelaba a la persona
responsable de su suministro al interior del centro penitenciario.
Con fundamento en lo dispuesto en los artículos 17 y 68 del Código Penitenciario
y Carcelario y en las pruebas que señalaban que la autoridad demandada sólo
destinaba dos mil pesos diarios a la alimentación de los reclusos, la Corte Cons-
titucional162 confirmó la decisión proferida por el juez de instancia en el sentido
de tutelar los derechos a la vida, a la integridad física y a la salud del demandante.
De acuerdo con la Corte, el ejercicio del derecho de las personas privadas de la
libertad a recibir alimentos que les aseguren una adecuada nutrición obliga a
las autoridades públicas a incluir dentro de los presupuestos municipales las
partidas necesarias para garantizar la adecuada alimentación de la población
reclusa.
No se trata, en consecuencia, de ofrecer a los reclusos comidas suntuarias o
excesivamente costosas, sino de garantizarles una alimentación que sea com-
patible con su dignidad, que responda a las necesidades de su organismo y que
les permita desarrollarse normalmente, sin hambre ni privaciones inhumanas.
Y esto, de acuerdo con la Corte, sólo se logra cuando la suma de dinero que
se destina para el efecto resulta razonable atendiendo al ritmo de pérdida del
valor adquisitivo de la moneda, al costo de la vida generado por el proceso
inflacionario y al margen de ganancia que legítimamente espera obtener quien
suministra los alimentos en retribución a su trabajo.

5.1.4. No se viola el derecho a la alimentación de las personas privadas de


la libertad cuando se prohíbe el ingreso de alimentos a los estableci-
mientos penitenciarios y carcelarios de máxima seguridad
Por considerar vulnerado su derecho a la alimentación, los internos del Pa-
bellón de Máxima Seguridad de Cómbita (Boyacá) presentaron acción de
tutela contra el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario –Inpec– y la
Dirección del Complejo Penitenciario y Carcelario El Barne. De acuerdo con
los actores, los entes demandados les habían negado el derecho a procurarse
su propia alimentación, pese a que la alimentación suministrada al interior
del establecimiento penitenciario no era balanceada ni tenía en cuenta las
prescripciones médicas de algunos de ellos. En virtud de lo anterior, solici-
taron que se ordenara a los demandados mejorar la calidad de los alimentos
ofrecidos y permitirles proveerse su propia alimentación, de conformidad con

162
Cfr. Sentencia T-718 de 1999.

105
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

el artículo 67 del Código Penitenciario y Carcelario y con los artículos 42 y


43 del Acuerdo 011 de 1995.
Al revisar el caso, la Corte Constitucional163 concluyó que los entes deman-
dados no habían vulnerado el derecho a la alimentación de los reclusos por
encontrar, de un lado, que el reclusorio de Cómbita contaba con la asesoría
de una nutricionista y una ingeniera de alimentos. Estas profesionales se
habían encargado de establecer minutas de dietas y de alimentación normal,
atendiendo a las condiciones climáticas, edades, tallas y promedio de peso de
la población carcelaria, así como a las patologías más frecuentes.
De otro lado, la Corte encontró que, si bien el reglamento interno de la prisión
señalaba que el suministro y la preparación de los alimentos era responsabi-
lidad exclusiva de las autoridades penitenciarias, ello no podía considerarse
violatorio de su derecho a la alimentación. En efecto, la prohibición del ingreso
de alimentos resultaba ser una medida proporcional “por cuanto busca una
finalidad constitucionalmente válida, cual es mantener el orden y la seguridad
en el establecimiento de reclusión; es necesaria ya que la experiencia demues-
tra que el ingreso de comida ha sido aprovechado para esconder sustancias
prohibidas y armas, y es estrictamente proporcional en cuanto el centro de
reclusión continúe con sus esfuerzos por brindarle una mejor y más equilibrada
alimentación a la población interna”.
De acuerdo con la Corte, si bien es cierto que el Código Penitenciario y Car-
celario faculta a los detenidos para proporcionarse su propia alimentación,
también lo es que, conforme al artículo 3º del Acuerdo 011 de 1995, estas
normas deberán aplicarse sin perjuicio de las reglamentaciones especiales
que dicte el Director del Inpec para las cárceles y penitenciarías especiales,
es decir, las de alta seguridad.

5.2. DERECHO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS A DISPONER DE TIERRAS PARA SU


SUBSISTENCIA

El Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales en países


independientes impone a los Estados la obligación de adoptar medidas que
promuevan la plena efectividad de los derechos económicos, sociales y cultu-
rales de estos pueblos, incluyendo el derecho a la alimentación. Estas medidas
deben ser respetuosas de su identidad social y cultural, sus costumbres y sus
tradiciones (artículo 2.2.b).

163
Cfr. Sentencia T-1030 de 2003.

106
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, por su parte,


establece que para que la alimentación adecuada sea accesible a los pueblos
indígenas, los Estados deben prestar especial atención a aquellos pueblos
cuyo acceso a las tierras ancestrales pueda verse amenazado164. Ello bajo el
entendido de que la tierra es el medio a través del cual muchas comunidades
indígenas se proveen de los alimentos que requieren para subsistir de manera
digna y autónoma.

5.2.1. Derecho de los pueblos indígenas a la propiedad sobre las tierras que
tradicionalmente ocupan
El Convenio 169 de la OIT obliga a los Estados a reconocer a los pueblos
indígenas el derecho de propiedad y de posesión sobre las tierras que tra-
dicionalmente ocupan y a tomar medidas apropiadas para salvaguardar su
derecho a utilizar las que no están exclusivamente ocupadas por ellos, pero a
las que han accedido tradicionalmente para sus actividades y su subsistencia
(artículo 14.1). En concordancia con lo anterior, los Estados deben respetar
las modalidades de transmisión de los derechos sobre la tierra establecidas por
las comunidades indígenas y deben adoptar medidas para evitar que personas
ajenas a estas se aprovechen de sus costumbres o de su desconocimiento de
las leyes para arrogarse la propiedad, la posesión o el uso de las tierras de
esas comunidades (artículo 17).
Adicionalmente, los gobiernos deben tomar las medidas que sean necesarias
para determinar qué tierras han sido y siguen siendo ocupadas por los pueblos
indígenas, con el fin de garantizar la protección efectiva de sus derechos de
propiedad y posesión (artículo 14.2). También deben instituirse procedimien-
tos adecuados en el marco del sistema jurídico nacional para solucionar las
reivindicaciones de tierras formuladas por los pueblos interesados (artículo
14.3).

5.2.2. Derecho de los pueblos indígenas a no ser trasladados de las tierras


que ocupan
El Convenio 169 de la OIT también impone a los Estados la obligación de
abstenerse de trasladar a los pueblos indígenas de las tierras que ocupan (ar-
tículo 16.1). Sin embargo, cuando tal traslado se estime necesario, sólo podrá
adelantarse previo consentimiento libre e informado de las comunidades in-
teresadas o, en su defecto, previo agotamiento de procedimientos adecuados,
establecidos por la legislación nacional, incluidas encuestas públicas, en los

164
Cfr. Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 13.

107
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

que los pueblos interesados tengan la oportunidad de estar efectivamente


representados (artículo 16.2).
Una vez dejen de existir las causas que motivaron el traslado o la reubicación,
y mientras las circunstancias lo permitan, las autoridades deben consentir y fa-
cilitar el retorno de estas comunidades a sus tierras tradicionales (artículo 16.3).
En el evento contrario, cuando el retorno no sea posible, deben adjudicarles
tierras cuya calidad y estatuto jurídico sean por lo menos iguales a las tierras
que ocupaban anteriormente y que les permitan satisfacer sus necesidades y
garantizar su desarrollo futuro o, si los pueblos indígenas lo prefieren, deben
concederles una indemnización apropiada, bien sea en dinero o en especie
(artículo 16.4). Adicionalmente, deben indemnizar plenamente a las personas
trasladadas o reubicadas por cualquier pérdida o daño que hayan sufrido como
consecuencia del desplazamiento (artículo 16.5).

6. OBLIGACIONES DE DISPONIBILIDAD PARA LA REALIZACIÓN


DEL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Se trata de obligaciones relativas al desarrollo de prácticas productivas y


comerciales seguras y responsables que garanticen la calidad y suficiencia de
la oferta alimentaria actual y futura. Adicionalmente, este tipo de obligacio-
nes involucra la puesta en marcha de acciones preventivas y paliativas que
ofrezcan respuestas oportunas y apropiadas a las poblaciones enfrentadas a
situaciones de emergencia que amenazan, de forma grave y directa, su capa-
cidad de autosostenimiento.
Conforme a lo dispuesto en el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales y la Declaración de Roma sobre Seguridad Alimentaria
Mundial (1996), garantizar la existencia de una oferta alimentaria suficiente,
inocua, sostenible y aceptable culturalmente exige que los Estados se abs-
tengan de adoptar medidas que amenacen la disponibilidad de suministros
alimentarios dentro o fuera de su territorio, que ejerzan un control efectivo
sobre la calidad de los productos que se ofrecen a los consumidores, y que se
esfuercen por armonizar el principio de ordenación sostenible de los recursos
naturales con la búsqueda de una mayor eficiencia productiva.

6.1. OBLIGACIONES DE DISPONIBILIDAD DE EFECTO INMEDIATO

Las obligaciones de respetar, proteger y las que se relacionan con el contenido


mínimo del derecho son de efecto inmediato. Los instrumentos internacionales
de derechos humanos conciben como obligaciones de disponibilidad de efecto
inmediato las siguientes:

108
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

6.1.1. Obligación de garantizar que las sanciones económicas no amenacen


la disponibilidad de alimentos en otros países

Si bien es cierto que con arreglo a lo dispuesto en la Carta de las Naciones


Unidas y a otras normas aplicables del derecho internacional, tanto el Consejo
de Seguridad como las organizaciones intergubernamentales regionales y los
Estados pueden imponer sanciones económicas a los gobiernos, también lo
es que esas sanciones deben ser compatibles con el ejercicio de los derechos
humanos. La facultad que tienen estos organismos y los Estados en general
para imponer sanciones económicas no es absoluta y, por ello, debe sujetarse
a las normas del derecho internacional de los derechos humanos, del derecho
internacional humanitario y a los propósitos y principios de la Organización
de Naciones Unidas165.
Con fundamento en estas normas, propósitos y principios, los Estados tienen
la obligación de respetar y proteger el disfrute del derecho a la alimentación
en otros países, así como de facilitar su realización cuando sea necesario166. En
consecuencia, de acuerdo con el Comité de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales, es obligación de los Estados abstenerse de imponer sanciones
económicas que pongan en peligro la disponibilidad y el acceso a la alimen-
tación en otros países167.
Con el fin de ofrecer a la comunidad internacional unas directrices claras que
permitan evaluar la legalidad de las sanciones impuestas y su concordancia
con los propósitos y principios de las Naciones Unidas, la Subcomisión de
Promoción y Protección de los Derechos Humanos ha diseñado la llamada
“prueba séxtuple”168. De conformidad con esta prueba, se entiende que sólo
resultan legítimas las sanciones que: (i) respondan a una violación efectiva
o a una amenaza real a la paz o a la seguridad internacionales; (ii) se dirijan
específicamente contra el autor de la amenaza o la vulneración y no causen
efectos colaterales a nacionales o gobiernos de otros Estados; (iii) no obstacu-
licen la libre circulación de los bienes protegidos con arreglo a los Convenios
de Ginebra y sus Protocolos adicionales; (iv) sean eficaces, esto es, sean ra-

165
Cfr. Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos Humanos. Consecuencias ne-
gativas de las sanciones económicas para el disfrute de los derechos humanos. Documento de
trabajo preparado por Marc Bossuyt. E/CN.4/Sub.2/2000/33. Junio 21 de 2000.
166
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 12. El
derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 36.
167
Cfr. Ibíd., párrafo 37.
168
Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos Humanos. Consecuencias negativas
de las sanciones económicas para el disfrute de los derechos humanos. Documento de trabajo
preparado por Marc Bossuyt. E/CN.4/Sub.2/2000/33. Junio 21 de 2000. Párrafos 41 a 47.

109
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

zonablemente capaces de lograr el resultado deseado; (v) sean temporales,


y (vi) no generen reacciones adversas entre la comunidad internacional
por resultar contrarias a los “principios de la humanidad y las exigencias
de la conciencia pública”.
Con base en los anteriores criterios, tanto la Subcomisión de Promoción
y Protección de Derechos Humanos como el Relator Especial sobre el
derecho a la alimentación han cuestionado las sanciones económicas
impuestas contra Iraq y Cuba por el Consejo de Seguridad y los Estados
Unidos de América, respectivamente. En particular, estos organismos cri-
tican el hecho de que, en ambos casos, la aplicación de las sanciones ha
originado perturbaciones en la producción y distribución de los suministros
alimentarios, farmacéuticos y sanitarios, ha comprometido la calidad de
los alimentos y la disponibilidad del agua potable, ha socavado el derecho
al trabajo y ha perturbado el funcionamiento de los sistemas básicos de
salud y educación. Adicionalmente, en el caso de Cuba, se ha criticado el
hecho de que las sanciones se hacen extensivas a las empresas extranjeras
con que este país comercia169.

6.1.2. Obligación de tomar en consideración sus obligaciones jurídicas in-


ternacionales relativas a los derechos a la alimentación y al agua al
concertar acuerdos sobre agricultura o comercio con otros Estados o
con organizaciones internacionales o regionales
Según el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, los Estados
deben tomar en consideración sus obligaciones jurídicas internacionales re-
lativas a los derechos a la alimentación y al agua al concertar acuerdos sobre
agricultura o comercio con otros Estados o con organizaciones regionales170.
En similar sentido, el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación
considera que las normas de comercio internacional, particularmente las
que se relacionan con la agricultura, deben ser respetuosas de la legislación
internacional sobre derechos humanos y deben facilitar –no obstaculizar– la
consecución de la seguridad alimentaria en los países171.

169
Ibíd., párrafos 59 a 73 y 87 a 100. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación,
presentado de conformidad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos.
E/CN.4/2002/58. Enero 10 de 2002. Párrafos 120 a 123.
170
Cfr. Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 19. Obser-
vación general No. 15. El derecho al agua. Párrafo 35.
171
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10
de 2002. Párrafo 137.

110
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Con arreglo a lo dispuesto en el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre


la Alimentación (1996), lo anterior significa que los Estados deben esforzarse
por desarrollar políticas de comercio alimentario y agrícola que contribuyan
a fomentar la seguridad alimentaria para todos a través de un sistema de
comercio leal y orientado al mercado. La búsqueda de un sistema de estas
características exige, entre otras cosas, que los acuerdos de carácter econó-
mico y comercial suscritos en el ámbito de organismos internacionales como
la Organización Mundial del Comercio reflejen las necesidades tanto de los
países desarrollados como de los países en desarrollo y permitan corregir las
desigualdades actualmente existentes172.

6.1.3. Obligación de aplicar medidas que garanticen la calidad y la inocuidad


de los suministros alimentarios, en particular mediante el fortalecimien-
to de las actividades normativas y de control de los sectores de la salud
y la bioseguridad de las personas, los animales y las plantas
Entre los objetivos del Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Ali-
mentación se encuentra el de “garantizar que los alimentos suministrados sean
inocuos, física y económicamente asequibles, apropiados y suficientes para
satisfacer las necesidades de energía y nutrientes de la población”173.
Para cumplir con este objetivo, los Estados deben esforzarse por fortalecer las
actividades normativas y de control de los sectores de la salud y la biosegu-
ridad de las personas, los animales y las plantas. En particular, deben “tratar
de asegurar la prevención eficaz y la lucha progresiva contra las plagas y
enfermedades de las plantas y animales, especialmente las de carácter trans-
fronterizo, como la peste bovina, la garrapata del ganado vacuno, la fiebre
aftosa y la langosta del desierto, allí donde sus brotes puedan causar graves
situaciones de escasez de alimentos, desestabilizar los mercados y provocar

172
“Los países desarrollados todavía tienden a disponer de una mayor autonomía para controlar
su seguridad alimentaria a nivel local en comparación con los países en desarrollo. Los países
desarrollados han tardado más en liberalizar la agricultura, pese a las disposiciones conteni-
das en el Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC destinadas a equiparar las condiciones en
el sistema de comercio agrícola en lo que se refiere al acceso a los mercados, los subsidios a la
exportación y el apoyo a la producción nacional. En muchos países desarrollados se ha seguido
protegiendo y apoyando la agricultura, en tanto que los países en desarrollo han tenido que
liberalizar en el marco de programas de ajuste estructural (eliminando todo el apoyo en forma
de subsidios y reduciendo drásticamente las barreras a la importación de alimentos bastante
más allá de lo que se exige oficialmente en el marco de liberalización de la OMC). Todo esto ha
creado condiciones desiguales en las que los subsidios de los países desarrollados actúan como
incentivos negativos para la producción agrícola en los países en desarrollo”. Jean ZIEGLER. In-
forme preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con la Resolución
2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23 de 2001. Párrafo 79.
173
Párrafo 21, objetivo 2.3.

111
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

la adopción de medidas comerciales; y promover al mismo tiempo la colabo-


ración regional en la lucha contra las plagas de las plantas y las enfermedades
de los animales, y el desarrollo y el empleo generalizados de prácticas de lucha
integrada contra las plagas”174.
Ahora bien, para asegurar que las medidas adoptadas no constituyan una
restricción injustificada al comercio internacional, los Estados deben velar
por que las mismas resulten concordantes con el Acuerdo sobre la Aplica-
ción de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias y otros acuerdos internacionales
pertinentes175.

6.2. OBLIGACIONES DE DISPONIBILIDAD DE CUMPLIMIENTO PROGRESIVO

En este aparte se analizan las obligaciones de cumplir relacionadas con el


componente de disponibilidad de los alimentos. En la medida en que estas
obligaciones no se relacionan con el contenido mínimo esencial del derecho
a la alimentación y exigen el diseño de políticas públicas y la apropiación
de recursos, su cumplimiento no puede ser exigido al Estado de forma inme-
diata. Sin embargo, al Estado sí le es exigible su realización progresiva y la
aplicación del principio de no regresividad.

6.2.1 Obligación de mejorar los métodos de producción, conservación y


distribución de los alimentos
La obligación de mejorar los métodos de producción, conservación y distri-
bución de los alimentos se encuentra consagrada en el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales en los siguientes términos:

Artículo 11.2. Los Estados Partes en el presente Pacto, reconociendo


el derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra
el hambre, adoptarán, individualmente y mediante la cooperación
internacional, las medidas, incluidos los programas concretos que
se necesitan para:
a) Mejorar los métodos de producción, conservación y distribución
de alimentos mediante la plena utilización de los conocimientos
técnicos y científicos, la divulgación de principios sobre nutrición

174
Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, objetivo 3.1.i).
175
Con arreglo a lo dispuesto en el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosa-
nitarias, son aceptables las restricciones al comercio internacional que, con base en evidencias
y pruebas científicas, resulten absolutamente necesarias para proteger la vida y la salud de las
personas y los animales o para preservar los vegetales.

112
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

y el perfeccionamiento o la reforma de los regímenes agrarios de


modo que se logren la explotación y la utilización más eficaces de
las riquezas naturales;

En similar sentido, el Protocolo adicional a la Convención Americana


sobre derechos humanos en materia de derechos económicos, sociales y
culturales, Protocolo de San Salvador, establece que:

Artículo 12.2. Con el objeto de hacer efectivo este derecho


(a la alimentación) y erradicar la desnutrición, los Estados par-
tes se comprometen a perfeccionar los métodos de producción,
aprovisionamiento y distribución de alimentos, para lo cual se
comprometen a promover una mayor cooperación internacional
en apoyo de las políticas nacionales sobre la materia.

Haciendo expresa su intención de avanzar en el cumplimiento de esta


obligación, los jefes de Estado y de gobierno participantes en la Cumbre
Mundial sobre la Alimentación se propusieron trabajar en la consecución
de los siguientes objetivos:
‫ ٭‬Introducir mejoras duraderas en la fertilidad de los suelos tropicales y
promover la productividad agrícola y ganadera mediante el uso genera-
lizado, cuando sea necesario y factible desde el punto de vista ecológico
y económico, de semillas y variedades mejoradas y de métodos basados
en sistemas integrados de nutrición de las plantas.
‫ ٭‬Promover el mejoramiento del riego de manera económica, social y
ambientalmente apropiada, en particular el riego en pequeña escala, y
la intensificación sostenible de la agricultura de secano, con el fin de
aumentar la intensidad de cultivo, reducir los efectos de las sequías y las
inundaciones sobre la producción de alimentos y restablecer los recursos
naturales, protegiendo al mismo tiempo la calidad y la disponibilidad
del agua destinada a otros fines, especialmente el consumo humano.
‫ ٭‬Fomentar y fortalecer actividades de investigación y desarrollo que con-
duzcan a la utilización, a escala regional, nacional y local, de tecnologías
apropiadas, técnicas pertinentes de poscosecha y de transformación y
métodos de mejoramiento genético vegetal y animal adaptados para
aumentar la productividad.
‫ ٭‬Promover políticas y programas que, basándose en la experiencia y en
los conocimientos autóctonos de los propios agricultores, favorezcan

113
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

las tecnologías de insumo, las técnicas agrícolas y otros métodos sos-


tenibles apropiados, como la agricultura orgánica.

6.2.2. Obligación de prepararse para prevenir y afrontar las catástrofes na-


turales y emergencias de origen humano y por atender las necesidades
transitorias y urgentes de alimentos
Habida cuenta de que los conflictos armados y las catástrofes naturales son
unos de los principales obstáculos para la realización del derecho a la alimenta-
ción176, los Estados deben prepararse para prevenir y afrontar estas emergencias
y para atender las necesidades transitorias y urgentes de alimentos.
Entre las medidas, de carácter preventivo y paliativo, que cabría adelantar para
asegurar que durante las situaciones de emergencia las personas dispongan y
accedan a un mínimo de alimentos suficientes e inocuos para estar protegidas
contra el hambre y la malnutrición se encuentran las siguientes:
‫ ٭‬Preparar y/o mantener, en cada uno de los países y regiones vulnerables a
las emergencias, datos informativos y mapas del grado de vulnerabilidad,
recurriendo para ello, entre otras fuentes, a un sistema de información y
de mapas sobre la inseguridad y vulnerabilidad alimentarias, una vez que
se haya establecido, junto con un análisis de las causas principales de la
vulnerabilidad y sus consecuencias.
‫ ٭‬Mantener, promover y establecer lo más rápidamente posible, en colabo-
ración con las organizaciones no gubernamentales y otras organizaciones,
según proceda, las estrategias y mecanismos de preparación convenidos en
la Conferencia Internacional sobre Nutrición (1992), incluida la creación y
aplicación de información sobre pronósticos climáticos para la vigilancia
y alerta en casos de sequía, inundación, otras catástrofes naturales, plagas
y enfermedades.
‫ ٭‬Utilizar mecanismos internacionales, regionales y nacionales adecuados
para prevenir y solucionar las guerras y conflictos civiles que provocan
situaciones de emergencia.
‫ ٭‬Someter a un examen constante las normas relativas a la idoneidad nutricio-
nal de la asistencia alimentaria a las poblaciones afectadas por catástrofes
naturales o conflictos armados.

176
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con
la Resolución 2000/10 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2001/53. Febrero 7 de
2001. Párrafos 69 y 74.

114
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

‫ ٭‬Garantizar una supervisión adecuada de las operaciones de emergencia y


hacer intervenir a las comunidades, las autoridades e instituciones locales,
y las iniciativas y estructuras de socorro de base en la realización de las
operaciones de emergencia para determinar mejor las poblaciones y zonas
más expuestas a los mayores riesgos y llegar a ellas.
‫ ٭‬Proteger la vida de la población civil, incluida la de los operadores que
prestan ayuda humanitaria, en épocas de conflictos.

6.2.3. Obligación de preparar y ejecutar programas bien planificados de


rehabilitación y desarrollo tras las situaciones de emergencia a fin de
restablecer la capacidad de los hogares, incluidos los encabezados por
mujeres, de satisfacer las necesidades básicas a largo plazo, así como
para restablecer la capacidad nacional de producción

Durante las situaciones de emergencia, los Estados tienen la obligación de


hacer efectivo el derecho a la alimentación de las personas y las comunida-
des. Debido a que los conflictos armados y las catástrofes naturales limitan
ostensiblemente la disponibilidad y el acceso a los alimentos, la asistencia
alimentaria de urgencia adquiere un carácter prioritario. Sin embargo, es claro
que para restablecer las capacidades de las personas y de las comunidades de
alimentarse por sí mismas la asistencia alimentaria resulta insuficiente. En la
medida en que este tipo de asistencia sólo permite satisfacer las necesidades
más apremiantes de las poblaciones expuestas a situaciones de inseguridad
alimentaria, se hace necesario que los Estados trabajen en la realización
de actividades y de rehabilitación y fomento al desarrollo, que eviten la
reaparición del problema y reduzcan la vulnerabilidad de las personas y las
comunidades177.
Con el propósito de facilitar la transición del socorro al desarrollo, los Esta-
dos deben preparar y ejecutar programas bien planificados de rehabilitación
y perfeccionamiento de los métodos de abastecimiento alimentario a fin de
restablecer la capacidad de los hogares, incluidos los encabezados por mujeres,
de satisfacer las necesidades básicas a largo plazo, así como de reconstruir la
capacidad nacional de producción y volver a lograr un desarrollo económico
sostenible y un progreso social lo antes posible178.
En todo caso, los Estados deben velar por que la ayuda alimentaria no actúe
como un incentivo negativo a la producción de alimentos. Por ello se hace

177
Cfr. Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, párrafo 43.
178
Ibíd., párrafo 47.

115
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

necesario que adopten medidas para asegurar que política de ayuda alimentaria
no perturbe la producción local y guarde una relación directa con las priori-
dades de los países que la necesitan, en lugar de hacerlo con la necesidad que
tienen los países donantes de eliminar sus propios excedentes179.

6.2.4. Obligación de adoptar políticas y prácticas participativas y sostenibles


de desarrollo alimentario, agrícola, pesquero, forestal y rural, en zonas
de alto y bajo potencial
Para atender satisfactoriamente las necesidades alimentarias que se derivan del
crecimiento demográfico, de la demanda de nuevos productos alimenticios y
de los cambios que se registran en los hábitos de consumo, es imprescindible
incrementar la producción de alimentos. No obstante, para que este incremento
sea compatible con el ejercicio del derecho a la alimentación, los Estados deben
garantizar la ordenación sostenible de los recursos naturales, la protección del
medio ambiente y la salvaguardia de los derechos de los agricultores.
En la actualidad, las prácticas productivas distan mucho de cumplir con estos
requisitos. Esta situación quedó evidenciada durante la Cumbre Mundial sobre
la Alimentación. Allí los jefes de Estado y de gobierno participantes recono-
cieron que:

En muchas partes del mundo, las políticas y los programas no sosteni-


bles o inadecuados por otras razones, las tecnologías inapropiadas, la
escasez de infraestructura e instituciones rurales, así como las plagas
y las enfermedades, redundan en la ineficiencia y el despilfarro de
los recursos naturales y humanos, de los insumos y de los productos.
La base de recursos para la alimentación, la agricultura, la pesca y
la silvicultura está sometida a presión y amenazada por problemas
tales como la desertificación, la deforestación, la sobrepesca, la
capacidad excesiva y los descartes de las pesquerías y la pérdida
de diversidad biológica, así como el uso ineficiente del agua, los
cambios climáticos y el agotamiento de la capa de ozono. Todo esto
tiene efectos negativos tanto sobre la seguridad alimentaria como
sobre el medio ambiente180.

Reconociendo que la seguridad alimentaria no depende exclusivamente del


incremento de la producción, los Estados manifestaron su decisión de adoptar

179
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de con-
formidad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23
de 2001. Párrafo 77.
180
Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Párrafo 24.

116
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

programas participativos y sostenibles de desarrollo alimentario, agrícola,


pesquero, forestal y rural, en zonas de bajo y alto potencial. En particular, los
participantes en la Cumbre señalaron la importancia de que sus esfuerzos en
esta materia estuvieran dirigidos a:
‫ ٭‬Establecer políticas y programas para el desarrollo y la utilización de tec-
nologías que ofrezcan beneficios económicos y ecológicos, que protejan
al consumidor y al medio ambiente y que faciliten la utilización sostenible
de los recursos hídricos.
‫ ٭‬Vigilar y promover la rehabilitación de los recursos naturales en las zonas
productoras de alimentos, en los terrenos forestales, las tierras no cultiva-
bles y las cuencas hidrográficas adyacentes y, cuando sea necesario, ampliar
de modo sostenible la capacidad de producción de esos recursos.
‫ ٭‬Reducir y eliminar las modalidades de producción y consumo insostenible,
combatir la degradación y sobreexplotación de los recursos naturales y
fomentar políticas demográficas y de planificación familiar apropiadas,
en consonancia con el Informe y Programa de Acción de la Conferencia
Internacional sobre Población y Desarrollo de El Cairo.
‫ ٭‬Promover políticas y programas que favorezcan las tecnologías de insumo,
las técnicas agrícolas y otros métodos sostenibles apropiados, como la
agricultura orgánica, para contribuir a que las operaciones agrícolas sean
rentables, con objeto de reducir la degradación del medio ambiente, creando
al mismo tiempo recursos financieros dentro de la actividad agrícola.
‫ ٭‬Potenciar el marco institucional que permita la plena participación de todas
las partes interesadas, con inclusión de la población indígena y sus comuni-
dades, la población local, los consumidores, los agricultores, pescadores y
silvicultores y sus organizaciones y el sector privado, en la determinación
de las necesidades de investigación en materia de agricultura, pesca y
silvicultura.

6.2.5. Obligación de combatir las amenazas ambientales a la seguridad ali-


mentaria, sobre todo la sequía y la desertificación, las plagas, la erosión
de la diversidad biológica y la degradación de los recursos naturales
Reconociendo que “la base de recursos para la alimentación, la agricultura, la
pesca y la silvicultura está sometida a presión y amenazada por problemas tales
como la desertificación, la deforestación, la sobrepesca, la capacidad excesiva
y los descartes de las pesquerías y la pérdida de diversidad biológica, así como
(por) el uso ineficiente del agua, los cambios climáticos y el agotamiento de

117
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

la capa de ozono”181, los Estados participantes en la Cumbre Mundial sobre


la Alimentación se comprometieron, entre otras cosas, a:

* Establecer políticas que ofrezcan incentivos económicos y sociales para


reducir la degradación.
* Determinar el potencial y mejorar la utilización productiva de los recursos
nacionales de tierras y aguas para el aumento sostenible de la producción
de alimentos, teniendo en cuenta los efectos previstos de la variabilidad
natural del clima y de los cambios climáticos sobre los regímenes de pre-
cipitaciones y de temperaturas.
* Elaborar políticas y planes nacionales y regionales apropiados para los
recursos hídricos y las cuencas hidrográficas, así como técnicas de apro-
vechamiento de aguas.
* Promover el mejoramiento del riego de manera económica, social y
ambientalmente apropiada, en particular el riego en pequeña escala, y
la intensificación sostenible de la agricultura de secano, con el fin de
aumentar la intensidad de cultivo, reducir los efectos de las sequías y las
inundaciones sobre la producción de alimentos y restablecer los recursos
naturales, protegiendo al mismo tiempo la calidad y la disponibilidad del
agua destinada a otros fines, especialmente el consumo humano.
* Tratar de entender mejor los efectos sobre la seguridad alimentaria de
los factores que amenazan el medio ambiente mundial, en particular los
cambios y la variabilidad del clima, la reducción de la capa de ozono, la
pérdida de diversidad biológica y distintas formas de contaminación del
medio ambiente.
* Reducir el ritmo de deforestación y aumentar la cobertura forestal, mantener
e incrementar las múltiples contribuciones de los bosques, los árboles y la
silvicultura a la seguridad alimentaria para la conservación y utilización
sostenible de los recursos de tierras y aguas, incluida la protección de las
cuencas hidrográficas, como reservas de diversidad biológica.

181
Plan de Acción sobre la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Párrafo 33, objetivo 3.2.

118
CAPÍTULO III
LA ACCESIBILIDAD
A LOS ALIMENTOS

119
L
a imposibilidad de tener acceso a los alimentos disponibles es el motivo
por el cual cerca de 815 millones de personas en todo el mundo padecen
de hambre y malnutrición. Esta imposibilidad es, a su vez, el motivo
por el cual, en un mundo que está en capacidad de alimentar normalmente182
a 12.000 millones de seres humanos, esto es, al doble de la población mundial
actual, se producen 36 millones de muertes al año como consecuencia directa
o indirecta del hambre y la malnutrición183.
La anterior evidencia, indicativa de que las raíces del problema del hambre
y la malnutrición no se encuentran en la falta de alimentos sino en la falta de
acceso a los alimentos disponibles por grandes sectores de la población184,
exige que para hacer efectiva la plena realización del derecho a la alimentación
se remuevan las barreras u obstáculos que impiden a las personas acceder a
la alimentación adecuada o a los medios para obtenerla.
En este sentido, la accesibilidad, entendida como un componente esencial del
derecho a la alimentación, consiste en asegurar que los alimentos disponibles,
así como los recursos productivos, estén, en todo tiempo y lugar, al alcance
físico, geográfico y económico de todos los sectores de la población, sin
discriminación alguna.
De esta manera se busca evitar que, en un Estado que cuenta con la capacidad
productiva para alimentar normalmente a la totalidad de su población, existan

182
Según Jean Ziegler, “alimentar normalmente” significa aportar a cada persona una alimenta-
ción equivalente a 2.700 calorías al día. E/CN.4/2001/53. Febrero 7 de 2001. Párrafo 5.
183
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con
la Resolución 2000/10 de la Asamblea General. E/CN.4/2001/53. Febrero 7 de 2001. Párrafos
5 y 7.
184
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 12. El
derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 5.

121
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

personas que, a causa de la pobreza, los conflictos armados, las catástrofes


naturales, la corrupción, el desempleo, la falta de oportunidades o cualquier
otra circunstancia, padezcan de hambre y malnutrición por no poder acceder
a los alimentos que requieren para llevar una vida digna y saludable o a los
medios para obtenerlos.
Teniendo en cuenta lo anterior, el presente capítulo analiza el componente de
accesibilidad alimentaria desde sus tres dimensiones: (1) no discriminación,
(2) accesibilidad física y geográfica, y (3) accesibilidad económica.

1. LA NO DISCRIMINACIÓN
El derecho a la alimentación adecuada debe garantizarse a todas las perso-
nas sin discriminación alguna por cualquiera de los motivos internacional y
constitucionalmente prohibidos (raza, sexo, origen nacional o familiar, lengua,
religión, opinión política y filosófica)185. Ello significa que todas las personas
tienen derecho a acceder, en igualdad de condiciones, a alimentos inocuos y
nutritivos y/o a los medios para obtenerlos.
Según ya se explicó186, asegurar el acceso no discriminatorio a los alimentos
disponibles exige, de un lado, que el Estado adopte medidas eficaces que le
permitan tanto eliminar la discriminación de jure como combatir la discrimi-
nación de facto. De otro lado, exige que el Estado adopte medidas de acción
afirmativa dirigidas a facilitar a los sujetos y grupos vulnerables y/o marginados
el ejercicio efectivo de su derecho a la alimentación.

1.1. LA IGUALDAD ANTE LA LEY EN CUANTO AL ACCESO A LOS ALIMENTOS

En algunas ocasiones, la intervención legislativa del Estado resulta indispensa-


ble para hacer efectivo el derecho de toda persona a la alimentación adecuada
o a los medios para obtenerla. Ello sucede, concretamente, cuando el acceso
a los alimentos depende de la materialización del principio de progenitura
responsable. En estos casos, se hace necesario que el legislador establezca
procedimientos y mecanismos adecuados para garantizar que quienes tienen
a su cargo la obligación de satisfacer el derecho a la alimentación de otros no
se sustraigan injustificadamente de su cumplimiento.

185
La lista no es exhaustiva sino ilustrativa y, por ello, se entiende que tampoco son admisibles las
distinciones, restricciones o exclusiones que, fundadas en cualquier condición social o perso-
nal, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio
de los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las personas, en condiciones de
igualdad.
186
Ver capítulo I, numeral 2.2.5.3.1, literal d).

122
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Sin embargo, atendiendo al principio de igualdad de trato consignado en el artícu-


lo 13 de la Constitución Política, el legislador, al regular el tema, debe abstenerse
de establecer diferenciaciones o distinciones injustificadas basadas en cualquiera
de los criterios constitucionalmente prohibidos. En particular, debe abstenerse
de expedir normas que establezcan diferenciaciones y distinciones carentes de
fundamento, en punto a derechos y deberes, entre los cónyuges, los compañeros
permanentes y los hijos habidos dentro del matrimonio y fuera de él.

1.1.1. Se viola el principio de igualdad cuando la ley limita la obligación de


proveer alimentos a los descendientes y ascendientes legítimos
Los ordinales 2 y 3 del artículo 411 del Código Civil fueron demandados en
ejercicio de la acción pública de inconstitucionalidad. Según el demandante,
la norma resultaba contraria al artículo 13 de la Constitución Política en cuan-
to restringía a los ascendientes y descendientes legítimos –sin incluir a los
descendientes y ascendientes extramatrimoniales y adoptivos– la obligación
de pagar alimentos.
Al revisar el caso, la Corte Constitucional187 declaró la inexequibilidad parcial
de la norma acusada por considerarla violatoria del principio de igualdad. Así,
como quiera que la Constitución reconoce la igualdad de derechos y deberes
entre los hijos legítimos, extramatrimoniales y adoptivos, y proscribe toda
forma de discriminación por razón del origen familiar, es contrario al principio
de igualdad limitar la obligación de proveer alimentos a los descendientes y
ascendientes legítimos.
Ahora bien, habida cuenta de que “la igualdad de derechos y obligaciones entre
los hijos legítimos, extramatrimoniales y adoptivos no termina en ellos (sino que)
continúa en sus descendientes, sean éstos, a su vez, legítimos, extramatrimoniales
o adoptivos”, la Corte señaló que la obligación de pagar alimentos también es
exigible frente a los ascendientes y descendientes de los grados siguientes.

1.1.2. Es violatorio del derecho a la igualdad que a los integrantes de las


uniones maritales de hecho no se les incluya como beneficiarios de la
prestación alimentaria, en los mismos términos que el numeral 1º del
artículo 411 del Código Civil lo hace respecto de quienes celebran
contrato de matrimonio

El numeral 1º del artículo 411 del Código Civil fue demandado en ejercicio
de la acción pública de inconstitucionalidad. Según la demandante, la norma

187
Cfr. Sentencia C-105 de 1994.

123
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

resultaba contraria al artículo 13 de la Carta Política en cuanto restringía la


obligación de pagar alimentos a los cónyuges, sin incluir a los compañeros
permanentes. Así, en atención a la igualdad que constitucionalmente se
predica de las familias que tienen su origen en el matrimonio y de las que
surgen “por la voluntad responsable de conformarla”, no existe razón objetiva
ni razonable que permita afirmar que solo los cónyuges tienen derecho a la
prestación alimentaria.
Al analizar el caso, la Corte Constitucional188 condicionó la constitucionalidad
de la norma acusada a que se entendiera que los compañeros permanentes,
al igual que los cónyuges, son sujetos pasivos de la obligación alimentaria.
Como quiera que la obligación alimentaria se fundamenta en el principio de
solidaridad y que la unión marital de hecho, al igual que el matrimonio, está
cimentada en la ayuda y socorro mutuos de quienes integran esas relaciones,
“no resulta razonable ni proporcional –según la Corte– que se brinde un
tratamiento desigual en materia de derecho de alimentos a los compañeros
permanentes frente a quienes celebraron contrato de matrimonio, por el simple
origen del vínculo familiar, más aun teniendo en cuenta la expresa prohibición
que hace el artículo 13 superior”.

1.1.3. Se viola el principio de igualdad cuando la ley limita la acción penal


derivada del delito de inasistencia alimentaria a los padres e hijos na-
turales y excluye a los demás descendientes y ascendientes naturales
El inciso artículo 263 del Decreto 100 de 1980189 tipificaba el delito de ina-
sistencia alimentaria en los siguientes términos:

Artículo 263. Inasistencia alimentaria. El que se sustraiga sin justa


causa a la prestación de alimentos legalmente debidos a sus ascen-
dientes, descendientes, adoptante o adoptivo o cónyuge, incurrirá en
arresto de seis (6) a tres (3) años y multa de un mil a cien mil pesos.
Cuando se trate de un parentesco natural de consanguinidad, la acción
penal se limitará a padres e hijos.

Esta norma fue demandada en ejercicio de la acción pública de inconstitu-


cionalidad. El único cargo de la demanda consistía en que la disposición
desconocía el principio constitucional de igualdad por cuanto excluía a los
demás ascendientes y descendientes naturales de la posibilidad de reclamar
alimentos por la vía de la acción penal.

188
Cfr. Sentencia C-1033 de 2002.
189
Este decreto fue derogado por la Ley 599 de 2000, por la cual se expide el Código Penal.

124
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

La Corte Constitucional190 declaró la inexequibilidad de la norma acusada por


considerar que “establecida, como lo está hoy, la obligación alimentaria en
favor de todos los ascendientes y descendientes191, no se ve cómo puede el
inciso demandado limitar la acción penal a los padres e hijos naturales, con
exclusión de los ascendientes y descendientes de los demás grados”.
Además, la Corte consideró que la norma demandada resultaba discrimina-
toria en un doble sentido: “por un lado se discrimina en contra de todos los
ascendientes y descendientes legítimos, más allá de los padres e hijos, pues
se les somete a la acción penal por el delito de inasistencia alimentaria; y
por el otro lado, se discrimina en favor de los ascendientes y descendientes
naturales, distintos a los padres e hijos, pues se les libera de la acción penal
originada en el mismo delito”.
En conclusión –señala la Corte– “si la obligación de prestar los alimentos
legales pesa por igual sobre todos los ascendientes y descendientes, sin
limitación y sin distinción entre ellos, como lo establece el artículo 411 del
Código Civil, todos los ascendientes y descendientes que la incumplan sin
justa causa, incurren en el delito de inasistencia alimentaria. Y es contraria a
la igualdad consagrada en la Constitución, la norma que excluye de la acción
penal a algunos de tales ascendientes o descendientes”.

1.1.4. Se viola el principio de igualdad cuando el legislador omite incluir a


los compañeros permanentes como sujetos activos del delito de ina-
sistencia alimentaria
Dado que la obligación alimentaria se fundamenta en el principio de solida-
ridad y que la unión marital de hecho, al igual que el matrimonio, se sustenta
en la ayuda y el socorro mutuo entre sus miembros, no resulta razonable ni
proporcionado que el legislador omita incluir a los compañeros permanentes
como sujetos activos del delito de inasistencia alimentaria.
En efecto, “existiendo idéntica obligación legal de suministrar alimentos
en ambos casos, sancionar penalmente solamente el incumplimiento de
dicha obligación por parte de los cónyuges, excluyendo a los compañeros
permanentes que conforman dicha unión marital de hecho comporta una
discriminación contraria a la Constitución”. Así lo señaló la Corte Consti-
tucional192 al resolver la acción de inconstitucionalidad promovida contra

190
Cfr. Sentencia C-125 de 1996.
191
Ver Capítulo II, numeral 1.1.1.
192
Cfr. Sentencia C-016 de 2004.

125
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

el artículo 233 de la Ley 599 de 2000, por la cual se expide el Código


Penal193.

1.1.5. Se viola el principio de igualdad cuando el legislador establece como


causal de agravación punitiva del delito de inasistencia alimentaria
que este se cometa contra un menor de catorce años
El artículo 233 de la Ley 599 de 2000, por la cual se expide el Código Penal,
tipifica el delito de inasistencia alimentaria en los siguientes términos:

Artículo 233. Inasistencia alimentaria. El que se sustraiga sin justa


causa a la prestación de alimentos legalmente debidos a sus ascen-
dientes, descendientes, adoptante o adoptivo o cónyuge, incurrirá en
prisión de uno (1) a tres (3) años y multa de diez (10) a veinte (20)
salarios mínimos legales mensuales vigentes.
La pena será de prisión de dos (2) a cuatro (4) años y multa de quince
(15) a veinticinco (25) salarios mínimos legales mensuales vigentes
cuando la inasistencia alimentaria se cometa contra un menor de
catorce (14) años.

La expresión “catorce (14) años”, contenida en el inciso segundo de esta


norma, fue demandada en ejercicio de la acción pública de inconstituciona-
lidad. Según el actor, los mayores de catorce años y menores de dieciocho
son acreedores de la misma protección que el Estado confiere a los menores
de catorce años. En efecto, dado que la Constitución confiere a la niñez una
protección especial y que conforme a la legislación internacional y nacional
es niño todo menor de dieciocho años, la disposición acusada –señala el
demandante– resulta discriminatoria, sobre todo si se tiene en cuenta que el
artículo 45 de la Carta prevé para los adolescentes la misma protección que
el artículo 44 ídem establece para la infancia.
La Corte Constitucional194 declaró la inexequibilidad de la disposición acusada.
Si bien reconoció que el legislador cuenta con amplia potestad de configuración
normativa para el diseño de la política criminal del Estado y, en particular,
para establecer la dosimetría de las penas, la Corte indicó que la misma no es

193
Con el fin de respetar el principio de legalidad, la Corte se abstuvo de adicionar, mediante una
sentencia integradora, la disposición acusada. En cambio, optó por exhortar al Congreso de la
República para que, en ejercicio de sus competencias constitucionales y legales, adicionara el
artículo 233 del Código Penal para hacerlo compatible con el mandato constitucional que or-
dena dar el mismo tratamiento, en cuanto a derechos y deberes, a quienes ostentan la condición
de cónyuges y de compañeros permanentes.
194
Cfr. Sentencia C-247 de 2004.

126
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

absoluta por cuanto debe ajustarse a los valores superiores del ordenamiento
jurídico, los principios constitucionales y los derechos fundamentales.
Así, si la Constitución ordena ofrecer a los menores de edad una protección
integral195, resulta discriminatorio que el legislador establezca una diferencia
de trato entre ellos. En efecto, como quiera que las obligaciones que se derivan
del artículo 44 para el Estado, la sociedad y la familia son exigibles por todos
los menores, incluyendo a los adolescentes que no han cumplido dieciocho
años, resulta contrario al principio de igualdad que el legislador establezca
como causal de agravación punitiva del delito de inasistencia alimentaria
que el mismo se cometa contra un menor de catorce años. De acuerdo con la
Corte, “ninguna justificación constitucional existe para la diferencia de trato
aludida por cuanto en materia de alimentos como en relación con los demás
derechos a que alude el artículo 44 superior todos los menores se encuentran
en la misma situación y cualquier norma que desconozca la prevalencia de
los mismos, en los términos allí señalados, va en contravía del espíritu de la
Carta y, por tanto, debe ser declarada inconstitucional”.

1.2. LA IGUALDAD DE FACTO EN CUANTO AL ACCESO A LOS ALIMENTOS

La discriminación no es ajena al ámbito de lo privado. Al contrario, es allí


donde con mayor frecuencia se establecen diferencias de trato que resultan
incompatibles con el ejercicio de los derechos humanos en general y de los
derechos económicos, sociales y culturales en particular. Las costumbres
sociales y culturales imperantes en ciertas sociedades conducen, en muchos
casos, a desarrollar y perpetuar comportamientos discriminatorios.
Comúnmente, estos comportamientos se manifiestan en contra de las mujeres
y las niñas y conducen a un ejercicio desigual del derecho a la alimentación
en la familia. En efecto, de acuerdo con el Relator Especial sobre el derecho
a la alimentación,

La discriminación en el hogar por lo que se refiere a la distribución


de alimentos e ingresos puede tener serias repercusiones en el
derecho de la mujer a la alimentación. Como demostró tan gráfica-
mente Amartya Sen en su artículo “More than 100 million women
are missing” [Más de 100 millones de mujeres están faltando], la
discriminación contra las niñas puede provocar un alto grado de

195
En la Sentencia C-092 de 2002, la Corte declaró que “la intención del Constituyente al hacer
la distinción entre niños y adolescentes en los artículos 44 y 45 superiores no fue la de excluir
a estos últimos de la protección integral otorgada a la niñez, sino de ofrecerles espacios de
participación respecto de las decisiones que los conciernen”.

127
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

desnutrición infantil y elevadas tasas de mortalidad entre las niñas


por desnutrición y negligencia. El Relator Especial, en su misión a
Bangladesh, comprobó que hay notables diferencias en los niveles
de desnutrición por sexos: hay muchas más niñas que pesan menos
de lo normal y que sufren de raquitismo. En muchas regiones del
país, las costumbres sociales y culturales exigen que las mujeres sean
las últimas en comer, después de los hombres de la familia, por lo
que con frecuencia, son las que menos comen, lo que contribuye a
la elevada tasa de mortalidad femenina (...)196.

En atención a lo anterior, el Relator Especial ha insistido en la necesidad


de que el Estado intervenga activamente en aquellas esferas que, si bien se
consideran estrictamente privadas, generan desigualdades en el ejercicio de
los derechos197. En particular, el Relator ha exigido que el Estado adopte
medidas concretas para modificar aquellas ideas y creencias que promueven
la discriminación y la subordinación.
En similar sentido, los Principios de Limburgo (párrafo 38) establecen que, en
cumplimiento de la obligación de no discriminación consignada en el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, los Estados
deben esforzarse por erradicar las prácticas o costumbres sociales que conduz-
can a un ejercicio desigual de los derechos económicos, sociales y culturales,
incluyendo el derecho a la alimentación.

1.2.1. Es obligación del Estado adoptar medidas para abolir las prácticas
tradicionales que tienden a dar a los niños varones alimentación y
cuidados preferentes
La aplicación del principio de no discriminación requiere que los niños y
las niñas tengan acceso a una alimentación adecuada. Ello, de acuerdo con
el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, exige adoptar
medidas eficaces y apropiadas para erradicar las prácticas tradicionales que
afectan la salud de las niñas, en particular, aquellas que consisten en dar a los
niños varones alimentación y cuidados preferentes198.
A punto con lo anterior, el Comité de Derechos Humanos ha señalado que la
obligación estatal –consignada en el artículo 24 del Pacto Internacional de

196
Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con la
Resolución 57/226 de la Asamblea General. A/58/330. Agosto 28 de 2003. Párrafo 20.
197
Cfr. Ibíd., párrafo 20.
198
Cfr. Observación general No. 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud.
Párrafo 22.

128
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Derechos Civiles y Políticos– de proteger a los niños debe cumplirse en condicio-


nes de igualdad respecto de hombres y mujeres. En particular, el cumplimiento de
esta obligación exige que los Estados se esfuercen por “erradicar, por conducto
de la legislación y de cualesquiera otras medidas adecuadas, todas las prácticas
culturales o religiosas que comprometen el bienestar y la salud de las niñas”199.

1.2.2. Es obligación de los Estados adoptar medidas para abolir las prácticas,
arraigadas en el derecho consuetudinario de los países, que limitan el
acceso de las mujeres a los recursos productivos
Dado que las mujeres también son titulares del derecho a la alimentación, el Estado
tiene la obligación de adoptar medidas para crear un entorno que les garantice un
acceso suficiente a los recursos necesarios para alimentarse y de brindar asisten-
cia a aquellas que, por motivos ajenos a su voluntad y a su control, no estén en
capacidad de hacerlo por sí mismas.
Ello, de acuerdo con el Relator Especial para el derecho a la alimentación, sig-
nifica que el Estado debe “adoptar medidas positivas concretas para mejorar la
igualdad sustantiva de la mujer e impugnar todas las normas, tradiciones y leyes
consuetudinarias que legitimizan (sic) la discriminación y la violencia contra la
mujer, incluso dentro de la familia y en el hogar, especialmente en lo relativo a la
distribución de los alimentos”200. Significa, adicionalmente, que los Estados deben
aplicar y hacer cumplir la legislación vigente elaborada para garantizar que las
mujeres tengan acceso, en condiciones de igualdad, a los recursos productivos,
incluidos los ingresos, la tierra y el agua, a fin de que puedan alimentarse.
Así, si bien es cierto que los Estados están obligados a proteger la cultura y las
diferencias, también lo es que esta obligación debe cumplirse sin menoscabar el
derecho de las mujeres a la igualdad y sin perpetuar las discriminaciones de que
son objeto201.

1.3. LA IGUALDAD REAL Y EFECTIVA EN CUANTO AL ACCESO A LOS ALIMENTOS

Si bien la Constitución consagra la igualdad general ante la ley y el derecho


de todas las personas a recibir la misma protección y trato de las autoridades

199
Observación general No. 28. Igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Párrafo 28.
200
Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con la
Resolución 57/226 de la Asamblea General. A/58/330. Agosto 28 de 2003. Párrafo 25.
201
En este sentido, el artículo 5 de la Convención Internacional para la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer establece que “Los Estados Partes tomarán todas las
medidas apropiadas para: a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y
mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias
y de cualquier otra índole que estén basadas en la idea de inferioridad o superioridad de cual-
quiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres”.

129
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

públicas, también permite dar un tratamiento especial a determinadas personas


o grupos. Conforme a lo dispuesto en el artículo 13 superior, es obligación
del Estado promover las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva
y adoptar medidas a favor de grupos discriminados y marginados.
La Constitución compromete, entonces, al Estado en el desarrollo de medidas
o acciones de carácter remedial, compensador, corrector y defensivo que per-
mitan, bien reducir o eliminar las desigualdades de tipo social, económico y
cultural que afectan a ciertas personas o grupos, o bien, lograr que los miembros
de grupos minoritarios que han Estado tradicionalmente subrepresentados
tengan mayor representación202.
Si bien estas medidas generan un tratamiento diferenciado y rompen el prin-
cipio general de igualdad ante la ley, no pueden considerarse discriminatorias
por cuanto se orientan a facilitar a ciertas personas y grupos el ejercicio de
sus derechos y a promover el bienestar de los sectores más desfavorecidos
de la población.
En materia alimentaria, la Constitución confiere un tratamiento especial a las
mujeres embarazadas y en periodo de postparto (artículo 43), y a las perso-
nas de la tercera edad que se encuentren en situación de indigencia (artículo
46). Sin embargo, nada obsta para que el legislador, atendiendo al principio
de igualdad real y efectiva consignado en el artículo 13 constitucional, haga
extensivo este tratamiento a otros sujetos o grupos poblacionales que, como
las mujeres gestantes y en postparto y los ancianos indigentes, requieren
la intervención estatal para tener acceso a una alimentación adecuada (p.e.
población desplazada por el conflicto armado interno, víctimas de desastres
naturales y niños y niñas en situación de abandono).

1.3.1. No se vulnera el artículo 43 de la Constitución cuando la afiliación


al régimen subsidiado de salud se instituye como condición para el
reconocimiento del subsidio alimentario a las mujeres gestantes o en
periodo de posparto
El inciso 2 del artículo 166 de la Ley 100 de 1993, por la cual se crea el sistema
de seguridad social integral, fue demandado ante la Corte Constitucional. De
acuerdo con los demandantes, es inconstitucional que la norma señale que el
subsidio alimentario se otorgará a las mujeres embarazadas o en periodo de
posparto que se encuentren afiliadas al régimen subsidiado de salud. Ello en
razón a que el mencionado beneficio es reconocido por el artículo 43 supe-

202
Cfr. Corte Constitucional, Sentencias C-410 de 1994 y C-371 de 2000.

130
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

rior a todas las mujeres desempleadas o desamparadas, sin ningún requisito


adicional.
La Corte Constitucional203 desestimó los cargos formulados por considerar que
la norma acusada no añadió ningún requisito o trámite para la obtención del
subsidio alimentario. Al contrario, la norma es plenamente concordante con
los propósitos de la Ley 100 de 1993 y con el contenido de los artículos 48 y
49 de la Constitución, a saber: “que las mujeres desprotegidas y desamparadas
se vincularán –todas ellas, en virtud de la característica de universalidad del
Sistema– al régimen subsidiado, a través del cual recibirán los beneficios del
Sistema General de Salud y los demás beneficios adicionales dada su condición
de debilidad manifiesta y su especial merecimiento de protección especial,
dentro de la cual se encuentra el subsidio alimentario referido”.
Lo anterior –a juicio de la Corte– no desconoce los derechos de ninguna mujer
que se encuentre desempleada y desamparada a obtener el subsidio alimentario
durante el embarazo y el posparto porque, en principio, todas las mujeres que
se encuentren en estas condiciones deben afiliarse a dicho régimen y porque
la norma no prohíbe que otras mujeres que por circunstancias excepcionales
no estén inscritas en el régimen subsidiado se vean favorecidas con el reco-
nocimiento del subsidio.

1.3.2. La creación de un subsidio alimentario a favor de las mujeres gestantes


y los menores de cinco años pertenecientes a comunidades indígenas
constituye una medida de acción afirmativa compatible con la Consti-
tución Política
El artículo 8º del proyecto de Ley 067/99 Senado – 193/99 Cámara, “mediante
el cual se reglamenta la participación de los grupos étnicos en el sistema de
seguridad social en salud”204, dispone:

ARTÍCULO 8º. Subsidio Alimentario. Debido a las deficiencias


nutricionales de los pueblos indígenas, el P.O.S.S. (Plan Obligatorio
de Salud del Régimen Subsidiado) contendrá la obligatoriedad de
proveer un subsidio alimentario a las mujeres gestantes y a los me-
nores de cinco años. El Instituto de Bienestar Familiar –o la entidad
que haga sus veces–, el Programa Revivir de la Red de Solidaridad
(o el organismo que asuma esta función), los departamentos y los
municipios darán prioridad a los pueblos indígenas, para la asig-

203
Cfr. Sentencia C-598 de 1998.
204
Convertido en ley de la República. Ley 691 de 2001.

131
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

nación de subsidios alimentarios o para la ejecución de proyectos


de recuperación nutricional, a partir de esquemas sostenibles de
producción.

Esta norma fue objetada por el Presidente de la República con el argumento de


que consagraba un trato discriminatorio en contra de otras mujeres gestantes
y menores de 5 años con problemas de nutrición, quienes no recibirían dicho
beneficio a pesar de estar vinculados al sistema de salud.
La Corte Constitucional205 declaró la exequibilidad de la disposición desesti-
mando así las objeciones presidenciales. El reconocimiento y protección del
principio de diversidad étnica y cultural justifica que se dicten disposiciones
especiales dirigidas a las comunidades indígenas. Así, según el alto Tribunal,
“nada se opone a que el Legislador establezca como parte de ese plan obliga-
torio de salud, la provisión de un subsidio alimentario a las mujeres gestantes
y menores de 5 años, pues esta no es más que una medida de discriminación
positiva o inversa a favor de comunidades marginadas de tiempo atrás de los
servicios más esenciales”.
Con todo, la Corte advirtió que nada obsta para que el Congreso extienda
en un futuro ese beneficio a otros sectores sociales no afiliados al régimen
subsidiado de salud.

1.3.3. La acción de tutela no es procedente para ordenar a las autoridades


administrativas la entrega de dinero a toda persona de la tercera edad
que manifieste encontrarse en situación de indigencia
Varias personas de la tercera edad, residentes del municipio de Chaparral
(Tolima), solicitaron al Alcalde municipal la expedición de un proyecto de
acuerdo que ordenara el reconocimiento y pago de la prestación especial por
vejez prevista en el artículo 258 de la Ley 100 de 1993. En razón a que su
solicitud no fue atendida favorablemente, los peticionarios interpusieron ac-
ción de tutela a fin de obtener el pago de un subsidio alimentario equivalente
al 50% del salario mínimo mensual vigente. De acuerdo con los actores, el
encontrarse en situación de indigencia y carecer de medios de fortuna los
hacía merecedores de la especial protección del Estado.
La Corte Constitucional206 no accedió a las pretensiones de la demanda por
considerar que el juez constitucional no es competente para ordenar el gasto. La
acción de tutela, entonces, resulta improcedente para ordenar a las autoridades

205
Cfr. Sentencia C-088 de 2001.
206
Cfr. Sentencia T-029 de 2001.

132
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

territoriales la entrega de una determinada cantidad de dinero a toda persona


de la tercera edad que manifieste encontrarse en situación de indigencia.
Adicionalmente, pese a que los accionantes no solicitaron ser incluidos en el
programa de auxilios indigentes de que trata el artículo 258 de la Ley 100 de
1993, la Corte advirtió que el carácter subsidiario y residual de la acción de
tutela impide que el juez constitucional interfiera en decisiones abstractas,
generales e impersonales que la Constitución confiere a otras autoridades. Así,
si la ley radica en cabeza de los municipios y distritos la ejecución del progra-
ma de auxilios a ancianos indigentes y la identificación de sus beneficiarios,
no puede el juez de tutela usurpar esta competencia, menos aun cuando en el
presente caso no existe evidencia de que los tutelantes reúnan los requisitos
legalmente establecidos para hacerse acreedores a este beneficio.

2. LA ACCESIBILIDAD FÍSICA Y GEOGRÁFICA

Al presentar la accesibilidad física como componente básico del derecho a


la alimentación, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
expresa:

La accesibilidad física implica que la alimentación adecuada debe ser


accesible a todos, incluidos los individuos físicamente vulnerables,
tales como los lactantes y los niños pequeños, las personas de edad,
los discapacitados físicos, los moribundos y las personas con proble-
mas médicos persistentes, tales como los enfermos mentales. Será
necesario prestar atención y, a veces, conceder prioridad con respecto
a la accesibilidad de los alimentos a las personas que viven en zonas
propensas a desastres y a otros grupos particularmente desfavoreci-
dos. Son especialmente vulnerables, muchos pueblos indígenas cuyo
acceso a las tierras ancestrales puede verse amenazado207.

La accesibilidad física, en consecuencia, implica que los alimentos y los


medios para obtenerlos, así como el agua y las instalaciones y servicios de
agua deben ser accesibles de manera regular, permanente y libre a todos los
sectores de la población, especialmente a aquellos en situación de vulnera-
bilidad o de debilidad manifiesta. Implica, además, que el acceso debe ser
seguro, esto es, que no debe representar un riesgo para la vida o la integridad
física de las personas.
La accesibilidad geográfica, por su parte, implica que los lugares de distribu-
ción y comercialización de alimentos deben ser geográficamente accesibles

207
Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 13.

133
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

a todas las personas, incluso a las que habitan en las zonas rurales y a las
que han sido desplazadas. Ello supone que los centros de abastecimiento de
productos alimenticios deben situarse a una distancia geográfica razonable
de los centros de población.
2.1. DERECHO A QUE EL ACCESO A LOS ALIMENTOS NO SEA ENTORPECIDO POR LA
ACCIÓN DE LAS AUTORIDADES PÚBLICAS O DE LOS PARTICULARES

Para garantizar que todas las personas puedan ejercer libremente su derecho
a la alimentación, las autoridades públicas y los particulares deben abstenerse
de impedir el tránsito de alimentos y de entorpecer u obstaculizar arbitraria-
mente el ejercicio de las actividades, productivas o comerciales, a través de
las cuales las personas satisfacen sus necesidades alimentarias.
2.1.1. Los propietarios o poseedores de tierras costeras no pueden impedir
el acceso al mar a través de sus predios cuando no existen, por las
características de la zona, otras vías para llegar a la orilla
Actuando mediante apoderada judicial, la Junta de Acción Comunal de la
vereda de Mendiguaca (Magdalena) y el Comité de Pescadores de la Poza
de Mendiguaca interpusieron acción de tutela con el fin de que se ordenara
al propietario, poseedor u ocupante del bien inmueble denominado Playa
Rica permitir a los habitantes de dicha vereda el acceso al mar a través del
predio.
Habida cuenta que los pobladores de la vereda Mendiguaca derivaban su
sustento de la actividad pesquera, ejercida de forma artesanal, los actores
consideraban que la decisión del demandado de impedir la utilización de la
única vía carreteable (no pantanosa) de acceso al mar amenazaba los derechos
a la vida y al trabajo de los miembros de su comunidad. Y es que, según los
demandantes, solo la vía que atravesaba el predio permitía a los pescadores
acceder con vehículos al mar y sacar así objetos pesados, como motores o el
producto de una pesca mayor.
La Corte Constitucional208 tuteló los derechos invocados por los petentes por
considerar que “los propietarios o poseedores de tierras costeras no pueden
impedir el acceso al mar a través de sus predios cuando no existen, por las
características de la zona, otras vías para llegar a la orilla”. Como quiera
que las playas son bienes de uso público, no puede tolerarse la conducta de
quien pretende apropiarse de ellas mediante su cercamiento o prohibición de
acceso.

208
Cfr. Sentencia T-605 de 1992.

134
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

La Constitución no solo protege el derecho de propiedad privada. También


protege la actividad pesquera, imponiendo al Estado la obligación de velar
por su desarrollo integral. En este sentido, de acuerdo con la Corte, resulta
necesario proteger y garantizar la utilización de los caminos que facilitan el
acceso al mar de los vehículos que se destinan a la actividad pesquera.

2.1.2. Durante los estados de conmoción interior las autoridades militares y


de policía no pueden impedir el tránsito de alimentos
Con el fin de evitar que las marchas campesinas adelantadas en el sur del
Departamento de Caquetá generaran alteraciones del orden público, el Ejér-
cito Nacional, en ejercicio de las facultades conferidas por Decreto 1900 de
1995, declaratorio del estado de conmoción interior, dispuso la instalación de
controles militares en las vías que comunican a los municipios de esa zona
del país con la ciudad de Florencia.
La constitucionalidad de estas medidas fue cuestionada por el personero muni-
cipal de Curillo (Caquetá). Mediante la acción de tutela, el funcionario señaló
que estas medidas habían terminado obstruyendo la única vía que comunicaba
a este municipio con Florencia. Como consecuencia de ello, la entrada y salida
de los vehículos que transportaban alimentos se había visto restringida y los
derechos a la vida y a la salud de los habitantes de este municipio se habían
visto amenazados.
Al revisar el caso, la Corte Constitucional209 no encontró prueba de que las
medidas adoptadas por el Ejército Nacional hubieran impedido que los ali-
mentos llegaran oportunamente a su destino. Tampoco encontró evidencia de
que las restricciones aplicadas con fundamento en las normas de excepción
hubieran significado el bloqueo del tránsito peatonal y vehicular de manera
que se hubiera causado daño a la población civil.
Sin embargo, el alto Tribunal advirtió que el tránsito de alimentos, medicinas
y personal médico debe garantizarse por las autoridades civiles y militares en
cualquier tiempo, incluso durante los estados de excepción. Cualquier medida
que tuviera por propósito o resultado impedir el tránsito de medicamentos
o víveres desconocería normas de derecho internacional humanitario y de
tratados internacionales jurídicamente vinculantes para Colombia, al tiempo
que vulneraría el núcleo esencial de los derechos a la vida y a la salud de las
personas afectadas con la medida, lo cual comprometería la responsabilidad
penal y disciplinaria de las autoridades involucradas, en los términos del
artículo 214, ordinal 5º de la Constitución Política.

209
Cfr. Sentencia SU-257 de 1997.

135
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

2.2. DERECHO A QUE EL ACCESO A LAS FUENTES DE AGUA SE REALICE EN IGUALDAD


DE CONDICIONES Y SE USEN ADECUADAMENTE

De conformidad con lo dispuesto en el Código de Recursos Naturales (CRN),


las aguas, así como los cauces y lechos que las contienen, son bienes de domi-
nio público, inembargables e imprescriptibles, “sin perjuicio de los derechos
privados adquiridos con arreglo a la ley” (artículo 80). Por excepción, son
aguas de dominio privado las que nacen y mueren en una misma heredad,
es decir, aquellas que brotan naturalmente a la superficie de un predio y se
evaporan o desaparecen bajo su suelo (CRN, artículo 81).
Las aguas de dominio público pueden ser utilizadas por cualquier persona. El
artículo 86 del Código de Recursos Naturales dispone que todos los habitantes
del territorio nacional pueden aprovecharlas libremente para satisfacer sus
necesidades elementales, las de su familia y las de sus animales, siempre que
con ello no se cause perjuicio a terceros. En principio, el aprovechamiento
de las aguas no podrá implicar la desviación de su curso, el deterioro de su
cauce, la introducción de maquinaria o la interferencia de su uso (artículo 86).
Sin embargo, cuando el aprovechamiento de las aguas no pueda llevarse a
cabo sin realizar alguna de estas actividades, el interesado deberá solicitar a
la autoridad competente la expedición del respectivo permiso o autorización
(CRN, artículo 132).
En todo caso, la concesión del aprovechamiento deberá sujetarse a la disponi-
bilidad del recurso y a los condicionamientos que demandan su preservación
y utilización eficiente. De allí que el concesionario esté obligado a aprovechar
las aguas con eficiencia y economía, a no utilizar mayor cantidad de agua que
la otorgada, a construir y mantener las instalaciones y obras hidráulicas en
condiciones adecuadas, a evitar que las aguas que deriven de una corriente
o depósito se derramen o se salgan de las obras que las deben contener, a
contribuir proporcionalmente a la conservación de las estructuras hidráulicas,
caminos de vigilancia y demás obras e instalaciones comunes y a permitir
la vigilancia e inspección y suministrar los datos sobre los usos de las aguas
(CRN, artículo 133).
De esta forma se busca garantizar que, aun existiendo un acto administrativo
que autorice el aprovechamiento de las fuentes de agua por un tercero, las
personas puedan acceder en igualdad de condiciones a este recurso y evitar que
cualquier particular o empresa, bien sea de carácter público o privado, haga
un uso irracional, inequitativo o abusivo de las fuentes de agua en detrimento
de los derechos de la colectividad.

136
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

2.2.1. Es procedente la acción de tutela contra el particular que con su conducta


impide el acceso a las fuentes de agua o enfrenta a los miembros de una
comunidad determinada al riesgo de consumir agua contaminada
Varios habitantes del municipio de La Calera (Cundinamarca) presentaron
acción de tutela contra el propietario de un predio rural localizado en el mismo
municipio. De acuerdo con los accionantes, las obras civiles adelantadas por el
demandado en el predio de su propiedad habían ocasionado la obstrucción del
cauce natural de la quebrada que abastecía de agua a la comunidad, al tiempo
que habían ocasionado la contaminación de sus aguas. Por considerar que lo
anterior vulneraba sus derechos fundamentales a la vida, a la salud y al medio
ambiente sano, los demandantes solicitaron al juez de tutela que ordenara al
accionado suspender la construcción de las obras.
Al revisar el caso, la Corte Constitucional210 tuteló los derechos fundamentales
invocados por considerar que, al obstruir el cauce normal de la quebrada y
privar injustamente a los demandantes del acceso al agua, el accionado había
vulnerado sus derechos fundamentales a la salud y a la vida, al tiempo que
había incurrido en abuso del derecho. La Corte consideró que, en este caso,
se presentaba una situación de indefensión de los demandantes frente al de-
mandado, que hacía procedente la acción de tutela. Ello en razón a que “[n]o
cabe duda de que la persona que en virtud de su poder jurídico o material,
esté en condiciones de privar de agua a una entera comunidad o de sujetarla
a acceder a una fuente de agua altamente contaminada y peligrosa para su
salud y vida, se encuentra en una situación de supremacía y contra él pueden
entablarse acciones de tutela si con sus acciones injustamente afecta o amenaza
derechos fundamentales”.

2.2.2. Cuando el beneficiario de una concesión de aguas hace un uso in-


adecuado y abusivo de su derecho, y afecta con ello el acceso de una
comunidad determinada al agua, sin que la administración se lo impida,
es procedente la acción de tutela
Algunos residentes de los predios ubicados al margen del río Toribío presen-
taron acción de tutela contra el propietario de uno de los predios aledaños.
Según los actores, el nivel del acueducto que los abastecía de agua había
disminuido ostensiblemente debido a que los canales del río que lo nutrían
habían sido obstruidos por el demandado. Por lo anterior, solicitaron al juez
de tutela que ordenara al accionado remover los obstáculos puestos en los
canales para normalizar así el flujo del agua hacia el acueducto.

210
Cfr. Sentencia T-309 de 1999. En similar sentido, véase la Sentencia T-375 de 1996.

137
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

Tras encontrar que al demandado le había sido otorgada una concesión para
el uso de los ríos Toribío y Córdoba y que las obligaciones contenidas en el
Código de Recursos Naturales, referentes a la no utilización de una cantidad
mayor de agua que la otorgada y a evitar su despilfarro y uso irracional, habían
sido incumplidas por aquel, sin que la administración del municipio adoptara
medidas efectivas para conjurar esta situación, la Corte Constitucional211 tuteló
los derechos fundamentales invocados. Consideró el alto Tribunal que, en éste
caso, se presentaba una situación de indefensión de los demandantes frente al
demandado, que hacía procedente la acción de tutela. Ello en razón a que éste,
como propietario de uno de los inmuebles atravesados por el canal que surte
al acueducto de la zona, disfrutaba de las aguas de uso público a su antojo y
hacía un uso irregular de las potestades otorgadas por el Estado en su condición
de concesionario, sin que las autoridades administrativas adoptaran medidas
efectivas para impedírselo.
De este modo, según la Corte, “cuando el concesionario, (...), hace un uso
inadecuado o arbitrario de la concesión y, por consiguiente, abusa de sus dere-
chos, sin que la Administración se lo impida y más bien se muestre tolerante,
dada su conducta omisiva y negligente, frente a tales excesos, aquel ejerce
poderes de hecho que lo colocan en una situación de supremacía frente a los
demás usuarios, quienes no obstante tener derecho al aprovechamiento del
recurso, como concesionarios o por ministerio de la ley, se han visto excluidos
de su ejercicio y colocados en un estado de evidente indefensión”.
3. LA ACCESIBILIDAD ECONÓMICA
Al presentar la accesibilidad económica como componente básico del derecho
a la alimentación, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
expresa:
La accesibilidad económica implica que los costos financieros per-
sonales o familiares asociados con la adquisición de los alimentos
necesarios para un régimen de alimentación adecuado deben estar a
un nivel tal que no se vean amenazados o en peligro la provisión y la
satisfacción de otras necesidades básicas. La accesibilidad económica
se aplica a cualquier tipo o derecho de adquisición por el que las
personas adquieren sus alimentos y es una medida del grado en que es
satisfactorio para el disfrute del derecho a la alimentación adecuada.
Los grupos socialmente vulnerables como las personas sin tierra
y otros segmentos particularmente empobrecidos de la población
pueden requerir la atención de programas especiales212.

211
Cfr. Sentencia T-379 de 1995.
212
Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 13.

138
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

La realización del derecho a la alimentación no exige, en consecuencia, que


el Estado o los particulares provean alimentos de forma gratuita. Exige, en
cambio, que los alimentos estén al alcance económico de toda la población,
incluso de la más pobre y vulnerable. Para ello, en principio, bastará con adop-
tar medidas para evitar que el costo de los alimentos sobrepase la capacidad
adquisitiva de las personas. En algunos casos, sin embargo, será necesario
diseñar y ejecutar programas especiales para subsidiar el acceso a los alimen-
tos de quienes, debido a condiciones de pobreza extrema o vulnerabilidad, no
poseen ninguna capacidad adquisitiva.

3.1. EL LEGISLADOR TRIBUTARIO VULNERA LOS PRINCIPIOS DE PROGRESIVIDAD Y EQUI-


DAD QUE RIGEN EL SISTEMA TRIBUTARIO, INTERPRETADOS EN CONSONANCIA CON
EL DERECHO FUNDAMENTAL AL MÍNIMO VITAL, SI AMPLÍA INDISCRIMINADAMENTE
LA BASE DEL IVA A TODOS LOS BIENES Y SERVICIOS DE PRIMERA NECESIDAD DE
LOS CUALES DEPENDE INELUDIBLEMENTE EL GOCE EFECTIVO DEL DERECHO AL
MÍNIMO VITAL DE UN AMPLIO SECTOR DE LA POBLACIÓN DEL PAÍS, DADAS LAS
INSUFICIENCIAS DE LA RED DE PROTECCIÓN SOCIAL

Los artículos 34 y 116 de la Ley 788 de 2002, “por la cual se dictan normas
en materia tributaria y penal del orden nacional y territorial; y se dictan otras
disposiciones”, fueron demandados en ejercicio de la acción pública de incons-
titucionalidad. De acuerdo con el demandante, al extender la base gravable
del impuesto a las ventas (IVA) a “bienes de la economía de subsistencia”
como alimentos y servicios públicos, las normas vulneraban los principios
de equidad y justicia distributiva, al tiempo que desconocían el mandato
constitucional de proteger especialmente a los sectores más desfavorecidos
de la población.
Al revisar el caso, la Corte Constitucional213 señaló que el legislador goza de
un amplio margen de configuración en materia tributaria. La Constitución
confiere al Congreso de la República una amplia potestad para determinar los
sujetos pasivos y activos, las bases gravables y las tarifas de los tributos. En
relación con el IVA, el legislador está claramente facultado para diseñar sus
aspectos estructurales, establecer los criterios y pautas para su recaudo y, en
general, fijar los elementos constitutivos de la obligación tributaria.
No obstante, esta amplia libertad de configuración no es absoluta sino que
encuentra límites precisos en la Constitución. En concreto, el legislador debe,
al momento de adoptar una decisión sobre el alcance o las características del
IVA o de cualquier otro impuesto, respetar los derechos fundamentales al mí-

213
Cfr. Sentencia C-776 de 2003.

139
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

nimo vital y a la igualdad de las personas, así como los principios de equidad
y progresividad, entre otros.
Lo anterior, de acuerdo con la Corte, significa que, en ausencia de una red de
protección social efectiva y accesible a los más necesitados, el Congreso debe
abstenerse de imponer cargas fiscales a quienes no disponen de los recursos
materiales necesarios para subsistir digna y autónomamente y de “afectar de
manera ineludible y manifiesta la posibilidad de que sectores amplios de la
sociedad tengan acceso a la satisfacción de sus ‘necesidades vitales’ básicas
(…)”214. Significa además que, al ejercer su potestad tributaria, el Congreso
debe abstenerse de imponer cargas excesivas o beneficios exagerados (equi-
dad)215, así como de gravar indiscriminadamente con el IVA bienes y servicios
de primera necesidad (progresividad).
Teniendo en cuenta lo anterior, la Corte declaró la exequibilidad del artículo
34 de la Ley 788 de 2002. Dado que la norma no gravaba bienes y servicios
de primera necesidad216, consideró que ella no suponía la imposición de una
carga excesiva para las personas de menores ingresos. Así, pese a que el
artículo 34 fijaba una tarifa general del 7% sobre algunos alimentos, el Tribunal
estimó que ello no se traducía en la afectación del mínimo vital de los más
desfavorecidos debido a que algunos de esos alimentos podían ser sustituidos
por otros que no fueron gravados y que, algunos otros, no tenían una alta
importancia nutricional en el contexto colombiano.
En contraste, la Corte sí declaró la inexequibilidad del artículo 116 acusado.
Consideró que, al gravar indiscriminadamente bienes y servicios de primera
necesidad, la norma acusada tenía una incidencia negativa sobre aquellos sec-
tores de la población que destinan la mayor parte de sus ingresos a satisfacer
sus necesidades básicas, “dado que les hace más gravoso o, en casos extremos,
les imposibilita alcanzar lo mínimo requerido para llevar una vida digna”217.
El mayor valor de los productos, generado por la imposición del gravamen,

214
Ibíd., F.J. 4.5.3.4.
215
“Una carga es excesiva o un beneficio es exagerado cuando no consulta la capacidad econó-
mica de los sujetos pasivos en razón a la naturaleza y fines del impuesto en cuestión. De esta
forma, el principio de equidad exige que se graven, de conformidad con la evaluación efectuada
por el legislador, los bienes o servicios cuyos usuarios tienen capacidad de soportar el impues-
to, o aquellos que corresponden a sectores de la economía que el Estado pretende estimular,
mientras que se exonere del deber tributario a quienes, por sus condiciones económicas, pueden
sufrir una carga insoportable y desproporcionada como consecuencia del pago de tal obligación
legal”. Ibíd., F.J. 4.5.3.2.2.1.
216
La Corte ha puesto de presente que los bienes y servicios de primera necesidad son aquellos que
“consumen sectores muy amplios de la población con el propósito de atender aspectos vitales de
sus necesidades básicas”, esto es, de satisfacer su derecho a la subsistencia. Ibíd., F. J. 4.5.4.1.
217
Ibíd., F.J. 4.5.6.1.

140
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

impide que las personas de menores ingresos puedan acceder a ellos y vulnera,
en consecuencia, su derecho al mínimo vital teniendo en cuenta que no se
trata de bienes que ellas simplemente “desean” consumir, sino que requieren
para llevar una vida digna y saludable.
Ahora, si bien es cierto que “no hay en la Constitución prescripción alguna
que prohíba, de manera general y absoluta, la imposición de cargas tributarias
sobre bienes y servicios de primera necesidad”, también lo es que, para que
este tipo de bienes y servicios puedan ser objeto de cargas impositivas, es
imprescindible que “existan políticas efectivas que compensen la afectación
al mínimo vital de las personas que, debido a su condición económica, en-
frentarían dificultades o se verían en imposibilidad de acceder a los mismos a
causa del mayor valor que deben pagar por ellos a causa del impuesto”218.

3.2. DERECHO A QUE EL AGUA Y LOS SERVICIOS DE SUMINISTRO DE AGUA ESTÉN AL


ALCANCE ECONÓMICO DEL TOTAL DE LA POBLACIÓN

Para garantizar la plena realización del derecho a la alimentación, el agua,


al igual que los alimentos, debe estar al alcance económico del total de la
población. Ello, según el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Cul-
turales, significa que “los costos y cargos directos e indirectos asociados con
el abastecimiento de agua deben ser asequibles y no deben comprometer ni
poner en peligro el ejercicio de otros derechos reconocidos en el Pacto”219.
Sea que el suministro de agua se lleve a cabo directamente por las autori-
dades públicas o por los particulares, es obligación del Estado, en primer
término, adoptar medidas para evitar que se menoscabe el acceso económico
al agua. Para ello, de acuerdo con el Comité, es necesario que las autoridades
públicas se abstengan de decretar o permitir aumentos desproporcionados o
discriminatorios en el precio del agua y que adopten medidas legislativas o
de otra índole para evitar o sancionar, según sea el caso, a quienes, teniendo
a su cargo la administración o explotación de los servicios de suministro de
agua, impiden que el acceso a los recursos hídricos se lleve a cabo a un costo
razonable220.
En segundo término, es obligación del Estado adoptar medidas para asegurar
que, incluso, los grupos poblacionales más desfavorecidos tengan acceso al
agua. Para ello, el Comité considera necesario velar porque todos los pagos

218
Ibíd., F.J. 4.5.6.1.
219
Observación general No. 15. El derecho al agua. Párrafo 12.
220
Cfr. Ibíd., párrafos 24 y 44-a.

141
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

por servicios de suministro de agua estén acordes con el principio de equidad,


a fin de evitar que sobre los hogares más pobres recaiga una carga despropor-
cionada de gastos de agua en comparación con los hogares más ricos221.
En concordancia con este planteamiento, el artículo 368 de la Constitución
Política autoriza a la Nación, los departamentos, los municipios y las enti-
dades descentralizadas a incluir, dentro de sus respectivos presupuestos, un
esquema de subsidios que permita a las personas de menores ingresos pagar
las tarifas del servicio público de acueducto y de los demás servicios públicos
domiciliarios.

3.2.1. No se viola la Constitución cuando el legislador otorga un subsidio


parcial –no total– a las personas de menores ingresos para el pago de
las tarifas de los servicios públicos domiciliarios
El artículo 99.6 de la Ley 142 de 1994, “por la cual se establece el régimen de
los servicios públicos domiciliarios y se dictan otras disposiciones”, fue de-
mandado en ejercicio de la acción pública de inconstitucionalidad. En criterio
de la accionante, es inconstitucional que la norma no otorgue un subsidio total
a las personas de menores ingresos para el pago de las tarifas de los servicios
públicos domiciliarios. En la medida en que el Estado social de derecho debe
propender a satisfacer las necesidades básicas de la población pobre e indigente,
es obligación del legislador incluir un subsidio pleno para los consumos básicos
de las personas que no estén en condición económica de pagarlos.
La Corte Constitucional222 declaró la exequibilidad de la disposición acusada.
Si bien reconoció que dentro del Estado social de derecho las autoridades
públicas están obligadas a adoptar medidas orientadas a promover la igualdad
real y efectiva y el mejoramiento de la calidad de vida de la población, en
particular, de la de menores ingresos, la Corte señaló que ello debe cumplirse
atendiendo a los criterios de racionalidad y de eficiencia en el cumplimiento
de las funciones públicas. Y no podría ser de otra forma, puesto que la capa-
cidad del Estado de captar ingresos y convertirlos en ingresos fiscales no es
ilimitada.
Teniendo en cuenta que existen otras necesidades insatisfechas y que los re-
cursos jurídicos y financieros son insuficientes, la Corte consideró que con la
decisión de otorgar subsidios parciales a las personas de menores ingresos, el
legislador había dado cumplimiento al mandato de igualdad en los servicios
públicos domiciliarios. Una decisión distinta

221
Cfr. Ibíd., párrafo 27.
222
Cfr. Sentencia C-566 de 1995.

142
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

(…) habría conducido a un sacrificio muy grande del principio de


eficiencia en la prestación de los servicios públicos que exige que la
reposición de los costos y la obtención de un determinado margen
se garantice a las empresas públicas y privadas que se ocupan de
los servicios públicos. Por contera, habría significado un despliegue
excesivo y tal vez inequitativo del principio de redistribución de
ingresos, pues la principal fuente de financiación del gasto público
correlativo al subsidio la constituye los gravámenes que se imponen
a los usuarios de los estratos altos cuya capacidad contributiva tiene
un límite racional223.

3.2.2. No es inconstitucional que el legislador acuda al instrumento de la


estratificación socioeconómica para fijar el régimen tarifario de los
servicios públicos domiciliarios

Varios artículos de la Ley 142 de 1994, “por la cual se establece el régimen


de los servicios públicos domiciliarios y se dictan otras disposiciones”, fue-
ron demandados en ejercicio de la acción pública de inconstitucionalidad.
En criterio del accionante, es inconstitucional que el legislador emplee la
estratificación socioeconómica para fijar el régimen tarifario de los servicios
públicos domiciliarios. En la medida en que la estratificación socioeconómica
se establece con fundamento en las características físicas del inmueble y no
en la real capacidad de pago de las personas, el régimen tarifario fijado por la
ley resulta contrario al principio de redistribución del ingreso consagrado en
el artículo 367 de la Constitución, al tiempo que introduce el riesgo de que
personas de escasos recursos se vean obligadas a pagar tarifas excesivas o
demasiado onerosas.
La Corte Constitucional224 desestimó los cargos de la demanda y, en conse-
cuencia, declaró la exequibilidad de las disposiciones acusadas. Dado que la
Constitución no exige que la estimación de la capacidad económica de los
contribuyentes siempre se determine a partir de indicadores directos de renta
o de patrimonio, debe entenderse –en concordancia con la cláusula de libertad
impositiva– que el legislador está facultado para fijar el régimen tarifario de
los servicios públicos domiciliarios con base en criterios de estratificación
socioeconómica.
Mientras estos criterios no resulten manifiestamente injustos, por imponer
cargas excesivas o desproporcionadas a los usuarios, nada se opone a que el

223
Ibíd.
224
Cfr. Sentencia C-252 de 1997.

143
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

legislador acuda a ellos para determinar en qué medida los usuarios están
obligados a contribuir con la financiación de la prestación del servicio,
máxime si se tiene en cuenta que la estratificación socioeconómica ofrece
criterios indicativos de la capacidad económica de los contribuyentes. En
este caso, la materialización de los principios de justicia y eficiencia con-
tributiva justifica que el legislador regule el régimen tarifario a partir de la
formulación legal de supuestos verosímiles y razonables de la realidad social
que, como tales, son en abstracto demostrativos de capacidad económica
o de riqueza.
Y es que, según la Corte, si bien puede suceder que la capacidad económica
no se corresponda con el estrato asignado al usuario, “resulta desproporcio-
nado reclamar que la ley tributaria en todos los eventos sea un fiel retrato
de la realidad y que, por lo tanto, incorpore incluso las situaciones que oca-
sionalmente se aparten del curso normal de los acontecimientos”. Cuando
ello ocurra, el usuario podrá impugnar la decisión de estratificación ante el
respectivo comité de estratificación y ante la Superintendencia de Servicios
Públicos Domiciliarios.

3.2.3. Es contrario al artículo 367 de la Constitución Política que el legislador


confiera prioridad a los criterios de eficiencia y suficiencia financiera
en la definición del régimen tarifario de los servicios públicos domici-
liarios
El numeral 7 del artículo 87 de la Ley 142 de 1994, “por la cual se establece
el régimen de los servicios públicos domiciliarios y se dictan otras disposi-
ciones”, establece que

Los criterios de eficiencia y suficiencia financiera tendrán prioridad


en la definición del régimen tarifario. Si llegare a existir contra-
dicción entre el criterio de eficiencia y el de suficiencia financiera,
deberá tomarse en cuenta que, para una empresa eficiente, las tarifas
económicamente eficientes se definirán tomando en cuenta la sufi-
ciencia financiera.

Esta norma fue demandada en ejercicio de la acción pública de inconsti-


tucionalidad. De acuerdo con el accionante, la norma resulta contraria a la
Constitución Política en cuanto apunta a favorecer los intereses patrimoniales
de las empresas de servicios públicos sobre los intereses de los usuarios. Al
dar prevalencia a los principios de eficiencia y de suficiencia financiera, el
legislador desconoció que, conforme a lo dispuesto en el artículo 367 consti-
tucional, los principios de solidaridad y de redistribución también deben regir
la prestación de los servicios públicos domiciliarios.

144
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Al estudiar la norma demandada, la Corte Constitucional225 declaró la in-


constitucionalidad de la expresión “[l]os criterios de eficiencia y suficiencia
financiera tendrán prioridad en la definición del régimen tarifario”. Según la
Corte, desde una perspectiva estrictamente jurídica –no técnica–226, la expre-
sión “tendrán prioridad” denota la prevalencia de unos criterios sobre otros,
y ello contradice el artículo 367 de la Constitución Política.
Como quiera que a partir de una interpretación jurídica de la primera parte
del artículo 87.7 de la Ley 142 de 1994 podría concluirse que, en caso de
contradicción, los principios de eficiencia y suficiencia financiera deberían
prevalecer sobre cualquier otro principio, la norma resulta inconstitucional por
cuanto el artículo 367 constitucional señala expresamente que la solidaridad
y la redistribución son criterios rectores del régimen tarifario de los servicios
públicos, sin subordinarlos a ningún otro criterio.

3.2.4. La aplicación de una fórmula tarifaria que garantice a las empresas la


recuperación de los costos de conexión y de extensión de los servicios
públicos domiciliarios es compatible con la Constitución siempre que
esos costos sean asumidos por los usuarios de conformidad con su
capacidad económica y que los dineros obtenidos por el cobro de la
extensión del servicio se destinen prioritariamente a la atención de los
sectores de menos ingresos
Con el fin de lograr que todos los habitantes del territorio nacional tengan
acceso a los servicios públicos domiciliarios, el legislador puede incluir fór-
mulas que permitan a las empresas prestadoras recuperar, mediante el cobro
de las facturas, los costos y gastos propios de la expansión de las redes. Con
la misma finalidad, también puede incluir dentro de las facturas los costos
relacionados con la conexión del usuario al servicio “cuando, por razones
de suficiencia financiera, sea necesario acelerar la recuperación de las inver-
siones en infraestructura, siempre y cuando estas correspondan a un plan de
expansión de costo mínimo”227.

225
Cfr. Sentencia C-150 de 2003.
226
De acuerdo con la Corte, desde una perspectiva técnica, “la primacía de los criterios de efi-
ciencia y suficiencia financiera respecto de la determinación de la fórmula tarifaria es una mera
consecuencia de la cuantificación del costo de los servicios públicos como paso previo a la
decisión sobre la distribución de estos. En efecto, el cálculo del costo del servicio se realiza de
acuerdo con la totalidad de las erogaciones que implica su prestación en condiciones eficientes
‘en la misma forma en la que lo habría remunerado una empresa eficiente en un sector de ries-
go comparable’ (art. 87.4, Ley 142 de 1994). Luego se efectúa la distribución entre todos los
usuarios de acuerdo con su estrato y su nivel de ingresos”. Ibíd., F.J. 4.5.2.4.1.
227
Corte Constitucional, Sentencia C-150 de 2003.

145
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

No obstante, para evitar que el cobro de los gastos de extensión y de conexión a


los usuarios atente contra el principio constitucional de solidaridad, deben adop-
tarse cargos diferenciales que garanticen que el pago que corresponda efectuar a
cada usuario sea proporcional con su nivel de ingresos. Adicionalmente, deberán
adoptarse medidas para garantizar que los recursos generados por concepto de
extensión “sean destinados de manera prioritaria a lograr el acceso a los servicios
públicos domiciliarios a las personas de aquellos sectores que, a causa de sus
limitaciones económicas, experimentan dificultades para obtener el cubrimiento
de tales servicios en condiciones de mercado o no lo logran”228.
Así lo estableció la Corte Constitucional229 al declarar la constitucionalidad
condicionada de los artículos 87.4 y 90.3 de la Ley 142 de 1994, “por la cual
se establece el régimen de los servicios públicos domiciliarios y se dictan
otras disposiciones”.

4. SUJETOS DE ESPECIAL PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL EN TOR-


NO AL DERECHO A LA ACCESIBILIDAD DE LOS ALIMENTOS

Los sujetos de especial protección en materia de accesibilidad del derecho a


la alimentación son aquellos que enfrentan mayores obstáculos o dificultades
para acceder a los alimentos. De otro lado, son sujetos que históricamente han
padecido situaciones de desventaja o desigualdad para el acceso a los recursos
productivos como el empleo, la tierra y el crédito.
En este sentido, el presente acápite se ocupa (1) del derecho de las personas
desplazadas por el conflicto armado interno a una subsistencia mínima, (2) del
derecho de las mujeres a acceder, en igualdad de condiciones con el hombre,
a los ingresos y a los recursos económicos y productivos, (3) del derecho de
los niños y niñas a tener acceso a una alimentación adecuada, (4) del derecho
de los trabajadores del sector rural a acceder a los recursos productivos y a los
medios necesarios para obtener una alimentación adecuada, (5) del derecho
de las personas mayores a acceder a la alimentación adecuada o a los medios
para obtenerla, y (6) del derecho de los trabajadores migratorios a acceder,
en igualdad de condiciones con los trabajadores nacionales, a la alimentación
adecuada o a los medios para obtenerla.
4.1 DERECHO DE LAS PERSONAS DESPLAZADAS POR EL CONFLICTO ARMADO INTERNO
A UNA SUBSISTENCIA MÍNIMA

En atención al mandato consagrado en el artículo 13 de la Carta Política, la


población desplazada por el conflicto armado tiene derecho a recibir, en forma

228
Ibíd.
229
Cfr. Ibíd.

146
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

urgente, un tratamiento preferente por parte del Estado. Este tratamiento


preferente que, según la Corte Constitucional230, debe caracterizarse por la
prontitud en la atención a las necesidades de estas personas, se justifica por
las graves circunstancias de vulnerabilidad, debilidad e indefensión en las
que se encuentran los desplazados.
Además de lo anterior, este tratamiento preferente encuentra su fundamento
último en “la inhabilidad del Estado para cumplir con su deber básico de
preservar las condiciones mínimas de orden público necesarias para prevenir
el desplazamiento forzado de personas y garantizar la seguridad personal
de los asociados”231. En efecto, según la jurisprudencia constitucional, si el
Estado no fue capaz de impedir que sus asociados fueran expulsados de sus
lugares de origen, tiene, por lo menos, “que garantizarles a los cientos de
miles de colombianos que han tenido que abandonar sus hogares y afrontar
condiciones extremas de existencia la atención necesaria para reconstruir
sus vidas”232.
El alcance de las medidas que las autoridades públicas están obligadas a
adoptar se encuentra claramente definido en los Principios Rectores de los
Desplazamientos Internos. Estos Principios establecen expresamente la
obligación a cargo del Estado de proporcionar protección y asistencia hu-
manitaria a los desplazados internos durante el desplazamiento y el retorno
o reasentamiento y la reintegración.
A partir de estas obligaciones, y de las que se derivan de otros instrumen-
tos de derechos humanos y de derecho internacional humanitario, la Corte
Constitucional ha delimitado el núcleo esencial de los derechos económicos,
sociales y culturales de la población desplazada y el mínimo prestacional
que debe ser satisfecho por el Estado en cualquier tiempo. A continuación
se presenta la jurisprudencia constitucional más relevante relacionada con
la satisfacción del núcleo esencial del derecho a la alimentación en su di-
mensión de accesibilidad.

4.1.1 Derecho de las personas desplazadas a recibir del Estado ayuda ali-
mentaria de emergencia y asistencia mínima durante las etapas de
restablecimiento económico y de retorno. Cuando la persona se encuentre

230
Cfr. Sentencia T-025 de 2004. En el mismo sentido, véase la Sentencia T-669 de 2003.
231
Corte Constitucional, Sentencia T-025 de 2004. F.J. 5.2.
232
Corte Constitucional, Sentencia SU-1150 de 2000.

147
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

en una situación de urgencia extraordinaria o carezca de la posibilidad


de asumir su autosostenimiento, la ayuda alimentaria de emergencia
puede extenderse por un periodo de tiempo superior al legalmente esta-
blecido

Un grupo de personas desplazadas por el conflicto armado interno233


presentó acción de tutela contra la Red de Solidaridad Social, el Depar-
tamento Administrativo de la Presidencia de la República, el Ministerio
de Hacienda y Crédito Público, el Ministerio de Protección Social y otras
entidades públicas del orden nacional y territorial, por considerar que
dichas autoridades no estaban cumpliendo con su misión de protección a
la población desplazada.

De acuerdo con los actores, las entidades demandadas habían vulnerado


sus derechos fundamentales a la vida y al mínimo vital al abstenerse, en
algunos casos, de dar respuesta efectiva y oportuna a sus solicitudes de
ayuda humanitaria234 y, en otros casos, al negarse a extender dicha ayuda
más allá del plazo legalmente estipulado (tres meses prorrogables por tres
meses más).

Luego de examinar el diseño y la aplicación de la política pública estatal


de atención a las víctimas del desplazamiento forzado y de analizar sus
resultados y dificultades, la Corte Constitucional235 declaró que esta po-
lítica “no ha logrado contrarrestar el grave deterioro de las condiciones
de vulnerabilidad de los desplazados, no ha asegurado el goce efectivo
de sus derechos constitucionales ni ha favorecido la superación de las
condiciones que ocasionan la violación de tales derechos”236. En particu-

233
Bajo un mismo expediente (T-653010) fueron acumulados otros 108 expedientes, correspon-
dientes a igual número de acciones de tutela interpuestas por 1.150 núcleos familiares, todos
pertenecientes a la población desplazada, con un promedio de 4 personas por núcleo, y com-
puestas principalmente por mujeres cabeza de familia, personas de la tercera edad y menores
de edad, así como algunos indígenas.
234
De acuerdo con lo consignado en el expediente, algunos de los accionantes no habían recibido
ayuda humanitaria, a pesar de encontrarse inscritos en el Registro Único de Población Despla-
zada. En muchos casos, transcurrió un período largo (entre seis meses y dos años) sin recibir
ningún tipo de ayuda de parte de la Red de Solidaridad Social o de las otras entidades encarga-
das de atender a la población desplazada.
235
Cfr. Sentencia T-025 de 2004.
236
Ibíd., F.J. 6.

148
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

lar, el componente de ayuda humanitaria de la política presenta fallas en


su diseño y desarrollo reglamentario237, en su implementación238 y en su
seguimiento y evaluación239.

El hecho de que la política de atención al desplazamiento presente fallas


estructurales que no solo perpetúan sino que agravan la vulneración de los
derechos fundamentales de las personas desplazadas, sumado, entre otras
cosas, a la persistente omisión administrativa para adoptar los correctivos
necesarios, llevó a la Corte a declarar la existencia de un estado de cosas
inconstitucional240.
Así, pese a reconocer que tanto las magnitudes del problema del despla-
zamiento como el carácter limitado de los recursos disponibles impiden al
Estado asegurar la satisfacción inmediata y hasta el máximo nivel posible de
la dimensión prestacional de los derechos constitucionales de toda la población
desplazada, el alto Tribunal indicó que la política pública debe, al menos,
permitir satisfacer, en cualquier circunstancia, ciertos derechos mínimos de
estas personas. En particular, la política pública debe orientarse a garantizar
a las víctimas del desplazamiento una subsistencia mínima.
De acuerdo con la Corte, lo anterior se traduce, de un lado, en la obligación
de las autoridades públicas de proveer, por espacio de tres meses prorrogables
por otros tres, ayuda humanitaria de emergencia al momento de producirse
el desplazamiento241. Excepcionalmente, la ayuda deberá extenderse por un
periodo superior al legalmente estipulado cuando la persona se encuentre en
una situación de urgencia extraordinaria o carezca de la posibilidad de asumir

237
“El diseño de la atención humanitaria de emergencia, que hace énfasis en el factor temporal,
resulta demasiado rígido para atender de manera efectiva a la población desplazada. El límite
temporal de tres meses no responde a la realidad de la continuación de la vulneración de sus
derechos, de tal forma que la prolongación en el tiempo de dicha prestación no depende de las
condiciones objetivas de la necesidad de la población, sino del simple paso del tiempo”. Ibíd.,
F.J. 6.3.1.1.
238
“La atención humanitaria de emergencia se presta en forma demorada y en grados de cobertura
muy bajos”. Ibíd., F.J. 6.3.1.2. A lo anterior se agrega la escasez de recursos como “la causa
central de las fallas en la implementación de las políticas de atención a la población desplaza-
da”. Ibíd., F.J. 6.3.2.
239
“Los sistemas de registro no son sensibles a la identificación de necesidades específicas de
los desplazados que pertenecen a grupos bajo un mayor nivel de vulnerabilidad, tales como
las mujeres cabeza de familia y los grupos étnicos”. Además, “la política no prevé un sistema
diseñado para detectar los errores y obstáculos de su diseño e implementación, y mucho menos,
(sic) que permita una corrección adecuada y oportuna de dichas fallas”. Ibíd., F.J. 6.3.1.3.
240
Cfr. Ibíd., F.J. 7.
241
Dicha ayuda comprende, como mínimo, alimentos esenciales y agua potable, alojamiento y
vivienda básicos, vestido adecuado, y servicios médicos y sanitarios esenciales.

149
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

su autosostenimiento a través de proyectos de estabilización o restablecimiento


socioeconómico:

(...) debe la Corte precisar que existen dos tipos de personas des-
plazadas que, por sus condiciones particulares, son titulares de un
derecho mínimo a recibir ayuda humanitaria de emergencia durante
un período de tiempo mayor al que fijó la ley: se trata de (a) quie-
nes estén en situación de urgencia extraordinaria, y (b) quienes no
estén en condiciones de asumir su autosostenimiento a través de
un proyecto de estabilización o restablecimiento socioeconómico,
como es el caso de los niños que no tengan acudientes y las personas
de la tercera edad quienes por razón de su avanzada edad o de sus
condiciones de salud no están en capacidad de generar ingresos;
o las mujeres cabeza de familia que deban dedicar todo su tiempo
y esfuerzos a cuidar a niños menores o adultos mayores bajo su
responsabilidad. En estos dos tipos de situación, se justifica que el
Estado continúe proveyendo la ayuda humanitaria requerida para
la subsistencia digna de los afectados, hasta el momento en el cual
la circunstancia en cuestión se haya superado –es decir, hasta que
la urgencia extraordinaria haya cesado, o hasta que los sujetos que
no estén en posibilidad de cubrir su propio sustento adquieran las
condiciones para ello–242.

De otro lado, el derecho a una subsistencia mínima impone al Estado la


obligación de ofrecer a las víctimas del desplazamiento asistencia mínima
durante las etapas de restablecimiento económico y de retorno. Esta ayuda,
de acuerdo con la Corte, se concreta en el siguiente conjunto de obligaciones:
(i) no aplicar medidas de coerción para forzar a las personas a que vuelvan
a su lugar de origen o a que se restablezcan en otro sitio; (ii) no impedir
que las personas desplazadas retornen a su lugar de residencia habitual o
se restablezcan en otro punto; (iii) proveer la información necesaria sobre
las condiciones de seguridad existentes en el lugar de retorno, así como el
compromiso en materia de seguridad y asistencia socioeconómica que el Es-
tado asumirá para garantizar un retorno seguro y en condiciones dignas; (iv)
abstenerse de promover el retorno o el restablecimiento cuando tal decisión
implique exponer a los desplazados a un riesgo para su vida o integridad
personal; y (v) proveer el apoyo necesario para que el retorno se efectúe en
condiciones de seguridad y los que regresen puedan generar ingresos para
subsistir autónomamente243.

242
Corte Constitucional, Sentencia T-025 de 2004. F.J. 9.
243
Cfr. Ibíd., F.J. 2.2.

150
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

4.1.2. Derecho de la población desplazada por el conflicto armado a recibir


apoyo para restablecer las capacidades de procurarse su propia subsis-
tencia. Este derecho impone al Estado la obligación de identificar, con
la plena participación del interesado, las circunstancias específicas de
su situación individual y familiar con miras a definir sus posibilidades
concretas de poner en marcha proyectos o iniciativas de estabilización
socioeconómica o de generación de ingresos
Con el fin de asegurar las condiciones materiales básicas que permiten a la
población desplazada por el conflicto armado interno sobrevivir con dignidad,
el Estado tiene a su cargo la observancia de un conjunto de obligaciones que
son de imperativo y urgente cumplimiento, en cualquier circunstancia. Una de
estas obligaciones es la de proveer apoyo para que las personas desplazadas
restablezcan sus capacidades de procurarse su propia subsistencia.
En atención a lo dispuesto en la Ley 387 de 1997 y en los Principios Rectores
de los Desplazamientos Internos,

[E]l deber mínimo del Estado es el de identificar, con la plena parti-


cipación del interesado, las circunstancias específicas de su situación
individual y familiar, su proveniencia inmediata, sus necesidades
particulares, sus habilidades y conocimientos, y las posibles alter-
nativas de subsistencia digna y autónoma a las que puede acceder
en el corto y mediano plazo, con miras a definir sus posibilidades
concretas para poner en marcha un proyecto razonable de estabi-
lización económica individual, de participar en forma productiva
en un proyecto colectivo, o de vincularse al mercado laboral, así
como emplear la información que provee la población desplazada
para identificar alternativas de generación de ingresos por parte de
los desplazados244.

Con todo,

[E]ste derecho mínimo de los desplazados no obliga a las autorida-


des a proveer inmediatamente el soporte material necesario para la
iniciación del proyecto productivo que se formule o para garantizar
su acceso al mercado laboral con base en la evaluación individual
a la que haya lugar; si bien tal apoyo se debe necesariamente ma-
terializar a través de los programas y proyectos que las autoridades
diseñen e implementen para tal fin, el deber mínimo y de inmediato
cumplimiento que este derecho impone al Estado es el de acopiar

244
Corte Constitucional, Sentencia T-025 de 2004. F.J. 9.8.

151
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

la información que le permita prestar la debida atención y conside-


ración a las condiciones particulares de cada desplazado o familia
de desplazados, identificando con la mayor precisión y diligencia
posible sus capacidades personales, para extraer de tal evaluación
unas conclusiones sólidas que faciliten la creación de oportunidades
de estabilización que respondan a las condiciones reales de cada
desplazado, y que puedan, a su turno, ser incorporadas en los planes
de desarrollo nacional o territorial245.

Así lo señaló la Corte Constitucional246, al resolver la acción de tutela pre-


sentada por un grupo de personas desplazadas contra la Red de Solidaridad
Social, el Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, el
Ministerio de Hacienda y Crédito Público, el Ministerio de Protección Social
y otras entidades públicas del orden nacional y territorial por considerar que
dichas autoridades no estaban cumpliendo con su misión de protección a la
población desplazada.

4.1.3. Es violatoria del derecho al mínimo vital de la población desplazada


la actuación administrativa consistente en suspender la prestación de
la ayuda alimentaria de emergencia, con fundamento en el hecho de
que el beneficiario no se encuentra inscrito en el Sistema Único de
Registro de Población Desplazada
La condición de desplazado por la violencia se adquiere por el hecho cierto del
desplazamiento y no por el acto formal de inscripción en el Sistema Único de
Registro de la Población Desplazada (SUR). Por tal motivo, la inscripción en
el registro no puede constituirse en un criterio determinante de permanencia
en los programas de protección a las víctimas del desplazamiento diseñados
y ejecutados por las autoridades públicas. En particular, el hecho de no en-
contrarse inscrito en el SUR no constituye una razón constitucionalmente
válida para suspender a quien materialmente ostenta la calidad de desplazado
la prestación de la ayuda alimentaria de emergencia.
Así lo estableció la Corte Constitucional247, al revisar el fallo proferido dentro
del proceso de tutela promovido por un ciudadano desplazado por la violencia
a quien la Red de Solidaridad Social decidió suspenderle la prestación de la
ayuda alimentaria de emergencia luego de percatarse de que él no se encon-
traba inscrito en el SUR.

245
Ibíd., F.J. 9.8.
246
Cfr. Sentencia T-025 de 2004.
247
Cfr. Sentencia T-740 de 2004.

152
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

4.2. DERECHO DE LAS MUJERES A ACCEDER, EN IGUALDAD DE CONDICIONES CON LOS


HOMBRES, A LOS INGRESOS Y A LOS RECURSOS ECONÓMICOS Y PRODUCTIVOS

De acuerdo con el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,


los Estados deben aprobar y adoptar una estrategia nacional que garantice la
seguridad alimentaria y la nutrición para todas las personas. Con el fin de que
esta estrategia contribuya efectivamente a respetar, proteger y hacer efectivo
el derecho a la alimentación de las mujeres, el Estado debe promover medidas
que les permitan acceder, en igualdad de condiciones con el hombre, a los
ingresos y a los recursos económicos y productivos:

La estrategia debe prestar una atención especial a la necesidad


de prevenir la discriminación en el acceso a los alimentos o a los
recursos destinados a alimentos. Esto debe incluir los siguientes ele-
mentos: garantías de un acceso completo y equitativo a los recursos
económicos, especialmente para las mujeres, incluido el derecho a
heredar y a poseer tierras y otros bienes, y de acceso al crédito, a los
recursos naturales y a una tecnología adecuada; medidas para respetar
y proteger el trabajo por cuenta propia y los trabajos remunerados
de modo que aseguren una vida digna para los asalariados y sus
familias (como estipula el inciso ii) del párrafo a) del artículo 7 del
Pacto); mantener registros sobre los derechos a la tierra (incluidos
los bosques)248.

Por medio de una estrategia como la descrita, se pretende lograr que la igualdad
jurídica, que ya ha sido reconocida a las mujeres en numerosos instrumentos
de derechos humanos, se traduzca en una igualdad material. Y es que, como
bien lo ha documentado el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación,
“los avances logrados por lo que hace a los derechos formales de la mujer no
siempre han ido acompañados de la atención adecuada para que esos derechos
sean significativos y sustantivos; así la influencia real de los instrumentos in-
ternacionales en la vida de las mujeres sigue siendo limitada”249. En efecto, las
mujeres continúan sufriendo discriminación de hecho en lo relativo al acceso
y el control de la alimentación, la tierra, los ingresos y otros recursos:

La persistencia de la discriminación en el lugar de trabajo significa


que los ingresos de las mujeres siguen siendo inferiores a los de

248
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 12. El dere-
cho a la alimentación adecuada. Párrafo 26.
249
Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con la
Resolución 57/226 de la Asamblea General. A/58/330. Agosto 28 de 2003. Párrafo 19.

153
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

los hombres, por lo que tienen menos capacidad para alimentarse


por sí mismas y a su familia, en particular en los hogares donde el
cabeza (sic) de familia es una mujer. Aunque la incorporación de
la mujer al mercado laboral es cada vez mayor, con frecuencia se
hace en condiciones de explotación, especialmente en los sectores
de la mano de obra poco cualificada y salario más bajo. La crecien-
te liberalización y la relajación de las leyes laborales, como parte
de políticas neoliberales, también hacen que a la mujer le sea más
difícil pedir salarios y condiciones de trabajo mejores, lo que viene
a agravar la feminización de la pobreza. Al otro extremo, sigue sin
reconocerse como actividad productiva gran parte del trabajo que
efectúa la mujer en el hogar y en la agricultura y este trabajo invisible
rara vez es remunerado. Como resultado de ello, es frecuente que
la mujer dependa económicamente del hombre, lo que refuerza su
falta de poder y suele ser el motivo de que no se denuncien distintas
formas de violencia contra la mujer (...).
La mujer también tiene grandes dificultades para obtener la seguri-
dad de acceso a otros recursos, como la tierra, el agua y el crédito
y control sobre ellos, pues con frecuencia no se la considera como
productora ni como igual desde el punto de vista jurídico. Con
frecuencia se le niega el acceso al crédito y a la tenencia segura de
tierras porque las autoridades no la reconocen como productora de
alimentos ni como trabajadora agrícola. Sin acceso a los recursos
productivos, la independencia económica de la mujer y su capacidad
para alimentarse son limitadas. Según la FAO, aunque la proporción
de mujeres que son cabeza de familia en las zonas rurales sigue
aumentando y en algunos países en desarrollo es de más del 30%,
menos del 2% de las tierras son propiedad de las mujeres (...)250.

El Relator Especial considera que la superación de estas desigualdades cons-


tituye una condición previa para la realización del derecho a la alimentación,
no solo de las propias mujeres, sino de los niños y niñas251. Cada vez es más
claro que tanto el hambre como la malnutrición graves constituyen una mal-
dición hereditaria puesto que los hijos de las madres que sufren desnutrición
nunca alcanzan un desarrollo normal y transmiten luego esos problemas a
sus propios hijos252.

250
Ibíd., párrafos 21 y 22.
251
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con
la Resolución 2000/10 de la Asamblea General. E/CN.4/2001/53. Febrero 7 de 2001. Párrafo 79.
252
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con
la Resolución 2001/25 de la Asamblea General. E/CN.4/2002/58. Enero 10 de 2002. Párrafo 23.

154
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

4.2.1. Derecho de las mujeres, especialmente de las que habitan en zonas


rurales, a acceder, en igualdad de condiciones con los hombres, a los
créditos y préstamos financieros
Con arreglo a lo dispuesto en la Convención Internacional para la Eliminación
de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, los Estados deben
adoptar las medidas necesarias para promover y garantizar a las mujeres, es-
pecialmente a las que habitan en las zonas rurales, el acceso a los créditos y
los préstamos financieros (artículos 13.b y 14.g). Ello con el fin de eliminar la
discriminación y de asegurarles, en condiciones de igualdad con los hombres,
su participación en el desarrollo y sus beneficios.
En el mismo sentido, el Plan de acción de la Cumbre Mundial sobre la Ali-
mentación (1996) establece que, para promover el desarrollo rural integrado y
fortalecer la capacidad productiva de quienes participan en el sector alimenta-
rio, incluyendo a las agricultoras, los Estados deben esforzarse por “promover
el desarrollo de servicios bancarios, de crédito y de ahorro en las zonas rurales,
cuando proceda, con inclusión del acceso equitativo de los hombres y las mu-
jeres al crédito, de microcrédito para los pobres y de mecanismos adecuados
de seguros” (objetivo 3.5.h).

4.2.2. Derecho de las mujeres, especialmente de las que habitan en zonas


rurales, a acceder, en igualdad de condiciones con los hombres, a tec-
nologías apropiadas y a servicios de educación y capacitación respecto
de la producción y comercialización de los alimentos
De conformidad con lo dispuesto en la Convención Internacional para la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, las
mujeres que habitan en las zonas rurales tienen derecho a acceder, en igual-
dad de condiciones con los hombres, a los servicios de comercialización y a
tecnologías apropiadas (artículo 14.2.g).
El Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (1996), por
su parte, establece que para garantizar la igualdad entre los sexos y el pleno
ejercicio de los derechos de la mujer, los Estados deben esforzarse por propor-
cionar igualdad de oportunidades a los hombres y a las mujeres en la educación
y capacitación respecto de la producción, elaboración y comercialización de
los alimentos (objetivo 1.3.d).

4.2.3 Derecho de las mujeres, especialmente de las que habitan en zonas rurales,
a beneficiarse de los planes de reforma agraria y de reasentamiento
La Convención Internacional para la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer reconoce el derecho de las mujeres que ha-

155
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

bitan en las zonas rurales a beneficiarse de los planes de reforma agraria y de


reasentamiento (artículo 14.2.g).
Para asegurar la realización de este derecho y contribuir a erradicar la pobre-
za en las zonas rurales, los jefes de Estado y de gobierno participantes en la
Cumbre Mundial sobre la Alimentación (1996) se comprometieron a “mejorar
el acceso en condiciones de igualdad de los hombres y las mujeres a la tierra
y a otros recursos naturales y productivos, en particular, cuando sea necesa-
rio, mediante la aplicación eficaz de reformas agrarias y la promoción de la
utilización eficiente de los recursos naturales y agrícolas y el reasentamiento
en nuevas tierras, cuando sea practicable” (objetivo 2.1.e).

4.3. DERECHO DE LOS NIÑOS Y NIÑAS A TENER ACCESO A UNA ALIMENTACIÓN


ADECUADA

De la evidencia recogida por el Relator Especial sobre el derecho a la alimen-


tación, se desprende que los niños y las niñas son las principales víctimas del
hambre y la malnutrición en el mundo:

De la población hambrienta del mundo, 300 millones son niños en


edad escolar. No solo soportan las angustias del hambre sino que
también su malnutrición da origen a la pérdida de energía, decai-
miento y vulnerabilidad a enfermedades de todo tipo. Los niños
hambrientos no pueden funcionar bien en la escuela –si en verdad
están en condiciones de asistir a ella–. El hambre y la malnutrición
en los años de infancia pueden atrofiar el cuerpo y la mente por
toda la vida. Nadie puede estimar el enorme gran número (sic) de
niños crecidos y adultos que viven una vida dañada a causa de la
malnutrición en sus días fetales o infantiles253.

Además de afectar el crecimiento y el sano desarrollo de la infancia, el hambre


y la malnutrición, causadas por la falta de acceso a los alimentos disponibles,
ocasionan la muerte de un niño menor de diez años en el mundo cada siete
segundos254.
Esta situación, que sin duda alguna, es abiertamente incompatible con el de-
recho –reconocido en la Convención sobre los Derechos del Niño– de todo
menor de 18 años a un nivel de vida adecuado, debe ser conjurada por el

253
George MC GOVERN. The third freedom: Ending hunger in our time. Citado por Jean Ziegler.
E/CN.4/2002/58. Enero 10 de 2002. Párrafo 24.
254
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación preparado de conformidad con
la resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10 de
2002. Párrafo 21.

156
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Estado por medio de medidas administrativas, legislativas o de otra índole,


financiadas con el máximo de los recursos disponibles, orientadas a hacer
efectivo su derecho a la alimentación. Según el Relator Especial sobre el de-
recho a la alimentación, una de las medidas más efectivas para asegurar que
los niños y niñas accedan a una alimentación adecuada son los programas de
distribución de alimentos en la escuela255.
Ahora bien, no debe perderse de vista que, conforme a lo dispuesto en la
Convención sobre los Derechos del Niño, la obligación estatal de proporcio-
nar asistencia material a la infancia en materia alimentaria es exigible única
y exclusivamente de forma subsidiaria, esto es, cuando la familia no está
en capacidad de atender satisfactoriamente sus necesidades vitales (artículo
27.3).
De otra forma, su obligación se limita a ayudar a los padres y a las otras
personas responsables del cuidado de los niños y niñas, a cumplir apropiada
y oportunamente con sus obligaciones (artículo 27.3); así como a adoptar las
medidas necesarias para asegurar el pago de la pensión alimenticia por quienes
tienen la responsabilidad financiera del niño, “tanto si viven en el Estado Parte
como si viven en el extranjero” (artículo 27.4).

4.3.1. No se desconoce el principio de interés superior de la infancia cuando


se permite a los hijos e hijas de las mujeres privadas de la libertad
permanecer junto a ellas en los centros de reclusión
El artículo 153 del Código Penitenciario y Carcelario (Ley 65 de 1993), que
autoriza la permanencia de los hijos e hijas de las internas en los centros de
reclusión hasta la edad de tres años, fue demandado con el argumento de que
los centros de reclusión no ofrecen las condiciones materiales necesarias para
que los menores de edad alcancen un nivel de vida adecuado y un óptimo
desarrollo físico, mental, moral y social.
A juicio de la Corte Constitucional256, la norma, en abstracto, es perfectamente
compatible con el principio de interés superior del niño. En efecto, si bien es
cierto que permitir la estadía del menor durante sus primeros años de vida en
la cárcel puede comportar riesgos para su salud y su integridad física y mental,
el no hacerlo significa privarlo del contacto frecuente con su madre en una
etapa en la que la relación materno-filial es determinante, despojarlo de la
posibilidad de ser amamantado y de recibir los cuidados y el amor necesarios
para garantizar su desarrollo armónico e integral.

255
Cfr. Ibíd., párrafo 131.b
256
Cfr. Sentencia C-157 de 2002.

157
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

Lo anterior, sin embargo, no significa que la permanencia de los menores


de edad en los centros de reclusión deba permitirse en todos los casos. El
principio de interés superior del niño exige evaluar cada situación a fin de
determinar qué es lo más adecuado para los niños y las niñas. En particular,
deberá analizarse si la madre es “un cuidador confiable” y si el establecimiento
penitenciario ofrece los servicios y la infraestructura necesaria para facilitar
el sano desarrollo de los niños y las niñas.
Si después de efectuar esta valoración se concluye que el establecimiento pe-
nitenciario no ofrece un espacio físico adecuado para los menores de edad, las
autoridades públicas deberán adoptar las medidas logísticas, presupuestales y
administrativas necesarias para garantizar que este se adecue a sus necesidades
en términos de salubridad, seguridad e higiene.
Por el contrario, si luego de efectuada dicha valoración se concluye que la
madre no es “un cuidador confiable”, las autoridades penitenciarias deberán
adelantar los procedimientos judiciales necesarios para obtener la efectiva
protección de los derechos de los menores. Así, cuando la madre no se ocu-
pa de atender adecuadamente a sus hijos o, de alguna forma, los maltrata,
abandona o explota, resulta legítimo, además de necesario, que se le impida
permanecer junto a ellos. Sin embargo, en estos casos, la decisión de impedir
que los menores de edad ingresen o continúen en los centros de reclusión no
corresponde a las autoridades carcelarias “sino a las autoridades judiciales,
mediante los procedimientos legales establecidos principalmente en el Código
del Menor, o los constitucionales como la acción de tutela cuando ello sea
procedente para proteger los derechos fundamentales de los niños y promover
(su) interés superior (...)”257.
Con fundamento en los anteriores argumentos, la Corte declaró la exequibilidad
de la disposición acusada, sujetándola a los siguientes condicionamientos:
(i) La decisión sobre el ingreso y la permanencia del menor de edad en la
cárcel es, en principio, de los padres. Impedir que este ingrese a la cárcel o
exigir que sea separado de su madre corresponde al Juez de Familia, no a la
Dirección del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario. En los casos en
que exista desacuerdo entre los padres respecto a si el niño debe o no vivir con
su madre, la decisión corresponde a dicho funcionario judicial, consultando
el interés superior del menor.
(ii) El límite temporal de los tres años es el máximo tiempo que puede estar un
menor junto a su madre dentro de la cárcel. Cuando las autoridades encargadas

257
Ibíd.

158
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

de vigilar y cuidar a los niños detecten que, en un caso concreto, lo mejor para
el interés superior de este, a pesar de ser menor de tres años, es no estar con
su madre, podrán adelantar los procedimientos orientados a su protección.
En caso de que la decisión sea separarlos, la medida ha de ser tomada por un
juez, no por la autoridad administrativa.

4.3.2. Es procedente la acción de tutela para ordenar el cumplimiento de una


orden judicial referente al pago de alimentos a menores de edad
Actuando en nombre y representación de sus hijos menores de edad, una ciu-
dadana presentó acción de tutela contra el Hospital San Pablo de Cartagena.
De acuerdo con la parte actora, el ente demandado había vulnerado el derecho
a la vida de sus hijos al abstenerse de dar cumplimiento a la orden emitida
por la jurisdicción de familia dentro del proceso de alimentos promovido por
ella contra el padre de los menores; orden consistente en retener y consignar
a su nombre el 25% del salario devengado por aquel.
Al revisar el caso, la Corte Constitucional258 encontró que, pese a la difícil
situación económica que atravesaba, el ente demandado no había suspendido el
pago de salarios al padre de los niños y que sí había efectuado los descuentos
ordenados por el Juzgado, aunque había omitido consignarlos a nombre de la
demandante. En virtud de lo anterior, admitió la procedencia de la acción de
tutela para ordenar el cumplimiento de la orden judicial referente al descuento
para el pago de alimentos a los hijos de la accionante.
Según la Corte, la conducta renuente del demandado configuraba una violación
al derecho fundamental y prevalente de los menores de edad a la alimentación
equilibrada que solo podía ser conjurada a través de la acción de tutela. Y solo
podía serlo porque los otros mecanismos judiciales dispuestos en la legislación
para hacer efectivas órdenes judiciales no resultaban idóneos para librar a los
hijos de la demandante del peligro inminente que les representaba el verse
privados de unas condiciones mínimas de subsistencia.

4.3.3. No se viola la Constitución Política cuando el legislador exige demos-


trar, a quien pretende la custodia o el cuidado personal de un menor
de edad, que contribuye en debida forma a atender sus necesidades
básicas y a garantizar su subsistencia
El artículo 150 del Código del Menor fue demandado ante la Corte Constitu-
cional. De acuerdo con el actor, es contrario a los artículos 29, 44 y 229 de la

258
Cfr. Sentencia T-212 de 2003.

159
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

Constitución que la norma establezca que el deudor alimentario que no cumpla


o no se allane a cumplir la obligación alimentaria que tenga con respecto a un
menor de edad no será escuchado en la reclamación de su custodia y cuidado
personal ni en el ejercicio de los otros derechos que tenga sobre él.
La Corte Constitucional259 desestimó los cargos formulados por el demandante. A
su juicio, la norma demandada, en cuanto permite garantizar la subsistencia de los
menores de edad, que puede verse seriamente amenazada ante el incumplimiento
de quienes están obligados a responder por su sostenimiento, resulta compatible
con el mandato constitucional que obliga a dar prevalencia a los derechos de la
infancia y a adoptar medidas para garantizar su desarrollo armónico e integral.
Así, si bien es cierto que el artículo 150 del Código del Menor impone ciertas
restricciones al alimentante para el ejercicio de sus derechos constitucionales,
también es que dichas restricciones resultan razonables y proporcionadas en
cuanto, de un lado, responden a la necesidad legítima de atender la subsistencia
del menor y, de otro, no constituyen un obstáculo capaz de disuadir al intere-
sado de ejercer sus derechos o de formular excepciones dentro del proceso.
Adicionalmente, de acuerdo con la Corte, debe tenerse en cuenta que, pese a
lo anterior, el alimentante siempre podrá allanarse a satisfacer la prestación
insoluta, conservando el derecho a que su situación económica y su capacidad
real de cumplir con la obligación alimentaria sea evaluada en cada caso.

4.3.4. Se viola el principio de prevalencia de los derechos de la infancia cuan-


do el legislador incluye los créditos por alimentos a favor de menores
de edad en el quinto orden de los créditos de la primera clase
El artículo 2495 del Código Civil establece que
La primera clase de créditos comprende los que nacen de las causas que en
seguida se enumeran:

1. Las costas judiciales que se causen en el interés general de los


acreedores;
2. Las expensas funerales necesarias del deudor difunto;
3. Los gastos de la enfermedad de que haya fallecido el deudor. Si
la enfermedad hubiere durado más de seis meses, fijará el juez,
según las circunstancias, la cantidad hasta la cual se extienda la
preferencia;

259
Cfr. Sentencia C-011 de 2002.

160
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

4. Los salarios, sueldos y todas las prestaciones provenientes de


contrato de trabajo (numeral subrogado por el artículo 36 de la
Ley 50 de 1990).
5. Los artículos necesarios de subsistencia, suministrados al deudor
y a su familia durante los últimos tres meses. El juez, a petición
de los acreedores, tendrá la facultad de tasar este cargo si le
pareciere exagerado.
Los créditos por alimentos a favor de menores pertenecen a la
quinta causa de los créditos de primera clase y se regulan por
las normas del presente capítulo y, en lo allí no previsto, por las
del Código Civil y de Procedimiento Civil (inciso adicionado
por el artículo 134 del Código del Menor).
6. Los créditos del fisco y los de las municipalidades por impuestos
fiscales o municipales devengados.

El segundo inciso del numeral 5º del artículo transcrito fue demandado en ejerci-
cio de la acción pública de inconstitucionalidad. De acuerdo con el demandante,
la norma resultaba contraria al principio de prevalencia de los derechos de los
niños por cuanto privilegiaba los derechos patrimoniales de terceros sobre el
derecho de los menores de edad a recibir alimentos. En efecto, la norma creaba
una situación incompatible con el artículo 44 de la Carta al permitir que los
créditos surgidos de prestaciones laborales, costas judiciales, expensas funera-
rias y gastos de enfermedad fueran cubiertos antes que el pasivo causado por
el no pago de la obligación alimentaria a favor de los menores.
La Corte Constitucional260, tras encontrar fundados los cargos de la demanda, proce-
dió a declarar la inexequibilidad de la expresión “la quinta causa de”, contenida en
el numeral 5 del artículo 2495 del Código Civil, y la exequibilidad condicionada del
resto de la misma disposición bajo el entendido de que “los créditos por alimentos
en favor de menores prevalecen sobre todos los demás de la primera clase”.
De acuerdo con la Corte, si

[L]os bienes del deudor son insuficientes para cancelar el valor de su


obligación alimentaria, se desconoce la prevalencia de los derechos
de los niños reconocida por el Ordenamiento Superior. En efecto, tal
como está la disposición, se les da preferencia a los derechos de los
acreedores de créditos laborales, expensas funerales, costas judiciales
y gastos de enfermedad, sobre el derecho de los menores de reclamar
lo necesario para su subsistencia y todo aquello que se requiere para
garantizar su desarrollo integral y armónico, lo que incluye salud,
habitación, alimentación, educación, vestido, recreación, etc.261.
260
Cfr. Sentencia C-092 de 2002.
261
Ibíd.

161
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

Habida cuenta de que el principio de prevalencia de los derechos de los niños


y niñas exige tomar en cuenta sus necesidades y privilegiar sus intereses sobre
los intereses de terceros, es claro que se contradice dicho principio cuando el
legislador incluye los créditos por alimentos a favor de menores de edad en
el quinto orden de los créditos de la primera clase.

4.3.5. Son compatibles con la Constitución Política las medidas legislativas


orientadas a asegurar el pago de la pensión alimentaria a los niños
y las niñas por parte de los padres o las personas responsables de su
cuidado

Con el fin de garantizar la efectividad de los derechos de los niños y niñas, son


compatibles con la Constitución Política las medidas legislativas orientadas
a asegurar que sus padres o guardadores cumplan con las responsabilidades
que la Constitución y la ley les imponen, especialmente en cuanto respecta a
su cuidado, sostenimiento y educación.
Y es que, tratándose de la obligación alimentaria, su satisfacción requiere,
además del reconocimiento normativo, garantías precisas y especiales que la
protejan y la hagan efectiva. Por este motivo, la Corte Constitucional ha con-
siderado que el legislador tiene la responsabilidad de “establecer las normas
encaminadas a procurar el cumplimiento de los deberes a cargo del alimentante,
las acciones y procedimientos para que los afectados actúen contra él y las
sanciones aplicables, que pueden ser, como resulta del ordenamiento jurídico
vigente, de carácter civil y de orden penal”262.
La protección de los intereses prevalentes de los niños y las niñas faculta
al legislador a autorizar a los jueces para decretar en contra del alimentante
medidas cautelares263 y para sancionarlo, incluso con pena privativa de la
libertad, cuando se sustraiga injustificadamente del cumplimiento del deber
de velar por su subsistencia y protección264. La importancia constitucional
de los bienes jurídicos amenazados también autoriza al Congreso de la Re-
pública para establecer presunciones de tipo legal que intenten compensar
la desigualdad material que se presenta en los procesos de alimentos entre
el demandante (el menor) y el demandado (el alimentante) respecto del
acceso a la prueba265.

262
Corte Constitucional, Sentencia C-657 de 1997. F.J. 3.
263
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-1064 de 2000.
264
Cfr. Corte Constitucional, Sentencias C-984 de 2002 y C-237 de 1997.
265
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-388 de 2000.

162
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

4.3.6. Es compatible con la Constitución Política la existencia de acuerdos con


otros Estados orientados a hacer efectivas las obligaciones alimentarias
a favor de menores de edad, cuando el alimentante ha abandonado el
país o sus bienes se encuentran en el extranjero
Mediante la Ley 449 de 1998, el Congreso de la República aprobó la Conven-
ción Interamericana sobre Obligaciones Alimentarias, suscrita en Montevideo
el 15 de julio de 1989, la cual tiene por objeto hacer efectivas las obligaciones
alimentarias cuando el alimentante ha abandonado el país o se encuentra en
el extranjero.
Al revisar la constitucionalidad de la citada ley, la Corte Constitucional266
estimó que el acuerdo suscrito resultaba compatible con la obligación estatal
–consignada en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Constitu-
ción Política– de adoptar medidas efectivas para salvaguardar y hacer efectivos
los derechos de los menores de edad y de proteger especialmente a aquellas
personas que, por su condición económica, física o mental, se encuentren en
circunstancias de debilidad manifiesta.
En la medida en que la Convención Interamericana sobre Obligaciones Ali-
mentarias constituye, ante todo, un mecanismo de cooperación extraterritorial
entre Estados orientado a evitar que las sentencias judiciales y las medidas
provisionales que ordenan el pago de obligaciones alimentarias sean burladas,
su contenido contribuye a materializar el derecho de los niños y las niñas a
la alimentación adecuada.

4.3.7. Se vulnera el derecho a la alimentación equilibrada de los menores de


un año cuando la entidad encargada de brindarles atención en salud
se niega a suministrar un tipo especial de leche ordenada por el mé-
dico tratante adscrito a la entidad, por considerarla un complemento
nutricional cuya entrega no está autorizada
Actuando en nombre y representación de su hija menor de un año, una mu-
jer interpuso acción de tutela contra el Fondo de Prestaciones Sociales del
Magisterio y COMSALUD I.P.S. Según la demandante, las mencionadas ins-
tituciones habían vulnerado los derechos fundamentales de su hija a la salud,
la seguridad social y la alimentación equilibrada al negarse a hacerle entrega
de los tarros de leche que le habían sido formulados por su médico tratante.

266
Cfr. Sentencia C-184 de 1999. En similar sentido, véase la Sentencia C-305 de 1999, mediante
la cual la Corte declaró la exequibilidad de la Ley 471 de 1998, aprobatoria de la Convención
sobre la Obtención de Alimentos en el Extranjero, suscrita en Nueva York el 20 de junio de
1956.

163
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

Al revisar el caso, la Corte Constitucional267 consideró que, en el caso de los


menores de un año, la leche no puede considerarse un simple complemento
nutricional, sino que constituye la base de su alimentación. En consecuencia,
estimó que al eludir su entrega, alegando que estaba excluida del contrato
celebrado con el Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio y
que en todo caso se trataba de un complemento nutricional, la IPS demandada
había vulnerado los derechos fundamentales invocados, llegando incluso a
comprometer la propia vida de la niña a cuyo nombre se solicitó el amparo.
En virtud de los principios de eficiencia y continuidad en la prestación del
servicio de salud –inherentes tanto al régimen general como a los regímenes
especiales de seguridad social en salud–, la Corte estimó que la IPS demandada
podía, a lo sumo, repetir contra la entidad aseguradora por los sobrecostos en
que hubiere incurrido –si es que la leche prescrita se encontraba excluida del
contrato respectivo–, pero no podía emplear argumentos de carácter adminis-
trativo o contractual para eludir el cumplimiento de una prestación de cuya
efectividad dependía el bienestar físico y mental de una menor de edad.

4.4. DERECHO DE LOS TRABAJADORES DEL SECTOR RURAL A ACCEDER A LOS RECURSOS
PRODUCTIVOS Y A LOS MEDIOS NECESARIOS PARA OBTENER UNA ALIMENTACIÓN
ADECUADA

De acuerdo con el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación, de los


1.200 millones de personas que hoy en día viven en condiciones de pobreza
en el mundo, el 75% vive o trabaja en las zonas rurales268.
Esta situación, que es indicativa de que tanto el hambre extrema como la
pobreza son principalmente un problema de las zonas rurales, suele presen-
tarse debido a la falta de acceso a los recursos productivos. En concreto, es la
imposibilidad de acceder a la tierra lo que impide a muchas de las personas
que habitan en las zonas rurales tener acceso a la alimentación adecuada. En
efecto, según el Relator,

Muchas personas de las zonas rurales padecen de hambre porque


no poseen tierras o no tienen seguridad jurídica en la tenencia de
la tierra o sus propiedades son de superficie tan reducida que no
logran producir lo suficiente para alimentarse. En los países menos
desarrollados, aproximadamente 100 millones de hogares campesi-

267
Cfr. Sentencia T-224 de 2005.
268
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con
la Resolución 56/155 de la Asamblea General. A/57/356. Agosto 27 de 2002. Párrafo 23.

164
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

nos, es decir, 500 millones de personas, no poseen tierras. (...). La


mayoría de esas personas trabajan como campesinos arrendatarios
o jornaleros agrícolas y no son propietarios de la tierra que cultivan
ni la trabajan bajo otro régimen similar de tenencia. Los campesinos
arrendatarios generalmente pagan cuentas elevadas por la tierra y
de una estación a otra tienen poca seguridad en su tenencia. Los
trabajadores agrícolas, por lo general, perciben salarios sumamente
bajos y con frecuencia tienen que emigrar, pasando de un trabajo
inseguro e irregular a otro.
(...) en muchos países existe una alta concentración de la propiedad
sobre la tierra. En algunos casos, una parte de esas tierras incluso
se dejan sin explotar (...). Aunque la concentración de la tierra es a
menudo consecuencia del legado histórico del colonialismo, la escla-
vitud y la explotación, esas desigualdades de origen histórico suelen
persistir en la actualidad dada la resistencia de las elites propietarias
de tierras a aceptar los programas de redistribución y reforma agraria.
La persistencia de una concentración extrema de la tierra y el alto
grado de desigualdad tienen efectos particularmente nocivos en la
mayoría de los países en desarrollo, en donde la tierra (junto con la
mano de obra) es el factor de producción fundamental269.

Conforme a lo anterior, el Relator considera que para reducir el hambre en


el mundo es necesario idear fórmulas o estrategias que faciliten el acceso
de los habitantes de las zonas rurales a la tierra y a todos aquellos recursos
que permitan explotarla y utilizarla adecuadamente para la producción de
alimentos270.

4.4.1. Derecho de los trabajadores del sector rural a acceder a la tierra y a


beneficiarse de planes de reforma agraria
Con arreglo a lo dispuesto en el artículo 64 de la Constitución Política, “es
deber del Estado promover el acceso progresivo a la propiedad de la tierra de
los trabajadores agrarios, en forma individual y asociativa (...)”.
En el mismo sentido, el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Ali-
mentación (1996) establece que, con el fin de erradicar la pobreza en las zonas
urbanas y rurales y alcanzar una seguridad alimentaria sostenible para todos,
es deber de los Estados mejorar el acceso de toda la población a la tierra, y a
otros recursos naturales y productivos (objetivo 2.1.e).

269
Ibíd., párrafos 23 y 24.
270
Cfr. Ibíd., párrafo 25.

165
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

Para ello, el mismo Plan establece que los Estados deben considerar la po-
sibilidad de adelantar programas de reforma agraria (objetivo 2.1.e). Sobre
el particular, el Relator Especial para el derecho a la alimentación considera
que, siendo el acceso a la tierra un elemento esencial del derecho a la alimen-
tación, la reforma agraria debe adoptarse como una estrategia de seguridad
alimentaria en los países271.
De acuerdo con el Relator, una reforma agraria bien planeada y ejecutada
puede constituirse en una herramienta poderosa para hacer frente al desempleo
crónico que padecen muchos países en desarrollo, para mejorar los métodos de
conservación del medio ambiente y para lograr la explotación y la utilización
más eficaces de los recursos naturales. Lo anterior, teniendo en cuenta que las
pequeñas explotaciones agrícolas tienden a emplear más mano de obra que las
grandes explotaciones, donde se aplican la mecanización de las tecnologías
avanzadas, que los campesinos propietarios o que tienen seguridad jurídica
en la tenencia son más proclives a invertir en sus tierras y a hacer un mejor
uso de ellas, y que las pequeñas explotaciones agrícolas son más eficaces que
las de gran tamaño y protegen mejor el medio ambiente272.
Ahora bien, para alcanzar estos objetivos y erradicar así el hambre y la desigual-
dad extremas en las zonas rurales, la reforma agraria debe poseer una naturaleza
verdaderamente transformadora y redistributiva. Ello en razón a que –según
el Relator–, sólo por medio de una reforma agraria de estas características, es
posible quebrantar las estructuras de poder en las zonas rurales y garantizar así
que los campesinos y los pobres accedan a tierras de calidad273.

4.4.2. Derecho de los trabajadores del sector rural a acceder al agua, al


crédito y a otros elementos de infraestructura
Con el fin de mejorar los ingresos y calidad de vida de los trabajadores agra-
rios, la Constitución (artículo 64) compromete al Estado en la adopción de

271
Cfr. Ibíd., párrafo 22.
272
Cfr. Ibíd., párrafos 27 a 29.
273
En este sentido, Jean Ziegler cuestiona los modelos de reforma agraria promovidos por el Ban-
co Mundial y otras instituciones. Si bien señala que estos modelos permiten, en muchos casos,
quebrantar la resistencia de las élites locales a la reforma agraria, no conllevan una verdadera
transformación social y no garantizan el acceso de los trabajadores agrarios a tierras de cali-
dad. En efecto, “conceder crédito a pequeños agricultores para que compren tierras a precios
de mercado no supone una reforma redistributiva y de transformación, ya que los propietarios
originarios se benefician de unos precios a menudo inflados, por unas tierras que muchas veces
son de baja calidad, mientras que los agricultores pobres se quedan frecuentemente cargados de
deudas que nunca pueden acabar de amortizar”. Adicionalmente, Ziegler estima preocupante
que muchos de estos programas se hayan aplicado sin tratar de responder a las costumbres
locales y a las formas tradicionales de tenencia de la tierra. Ibíd., párrafos 36 y 37.

166
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

medidas que promuevan su acceso progresivo a los servicios de crédito, las


comunicaciones, y la comercialización de productos y asistencia técnica y
empresarial.
Por su parte, el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación
dispone que, además de la tierra, los Estados deben mejorar el acceso de todas
las personas a otros recursos naturales y productivos (objetivo 2.1.e).
En el mismo sentido, el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación
considera que, para que el acceso a la tierra se traduzca en un mejoramiento
de la calidad de vida de las personas que habitan en las zonas rurales, este
derecho debe ir acompañado de un acceso suficiente a otros insumos, “in-
cluidos el agua, los créditos, el transporte, los servicios de extensión y otros
elementos de infraestructura”274.

4.4.3. Derecho de los trabajadores del sector rural a obtener una remunera-
ción justa por su trabajo
El artículo 1º del Convenio 99 de la OIT, relativo a los métodos para la fijación
de salarios mínimos en la agricultura, ratificado por Colombia mediante la
Ley 18 de 1968, establece que

1. Todo Miembro de la Organización Internacional del Trabajo que


ratifique el presente Convenio se obliga a establecer o a conservar
métodos adecuados que permitan fijar tasas mínimas de salarios
para los trabajadores empleados en las empresas agrícolas y en
ocupaciones afines.

A punto con lo anterior, el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la


Alimentación establece que los Estados deben esforzarse por poner en práctica
políticas económicas, agrícolas, pesqueras, forestales y de reforma agraria
acertadas que permitan a los agricultores, pescadores, silvicultores y otros
productores de alimentos, en particular a las mujeres, obtener un rendimiento
justo de su trabajo (objetivo 2.1.d).

4.5. DERECHO DE LAS PERSONAS MAYORES A ACCEDER A LA ALIMENTACIÓN ADE-


CUADA O A LOS MEDIOS PARA OBTENERLA

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales no


contiene ninguna referencia explícita a los derechos de las personas de edad.
No obstante, habida cuenta que las disposiciones del Pacto se aplican a todas

274
Ibíd., párrafo 25.

167
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

las personas, sin discriminación alguna, es evidente que las personas mayores
son titulares de todos los derechos allí reconocidos, incluido el derecho a la
alimentación.
Con el fin de facilitar a las personas mayores el ejercicio de sus derechos eco-
nómicos, sociales y culturales, los Estados están obligados a adoptar medidas
especiales, empleando para ello el máximo de los recursos disponibles275.

4.5.1. Las personas mayores tienen derecho a tener la oportunidad de ganarse


la vida mediante un trabajo libremente escogido y aceptado
Conforme a lo dispuesto en el artículo 6 del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, el derecho a trabajar comprende el derecho
de toda persona a tener la oportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo
libremente escogido y aceptado.
En tanto las personas mayores suelen enfrentar mayores dificultades para
encontrar y conservar sus puestos de trabajo, es deber de los Estados adoptar
medidas para evitar toda discriminación fundada en la edad, en materia de
empleo y ocupación276. En particular, conforme a lo dispuesto en la Recomen-
dación No. 162 de la Organización Internacional del Trabajo sobre trabajadores
de edad, los Estados deben diseñar y aplicar una política nacional destinada
a promover la igualdad de oportunidades y de trato para los trabajadores y a
impedir la discriminación respecto de los trabajadores de edad en materia de
empleo y de ocupación (párrafo 3).

4.5.2. Las personas mayores, que no estén en condiciones de acceder por


sí mismas a la alimentación adecuada o a los medios para obtenerla,
tienen derecho a recibir del Estado la atención y los alimentos que
requieren para vivir dignamente
Según ya se anotó, del principio de subsidiariedad se deriva para los Estados la
obligación de proveer directamente alimentos y agua a las personas o grupos
de personas que, por razones que escapan a su control, no están en capacidad
de acceder por sí mismos a la alimentación adecuada o a los medios para
obtenerla277.
Al respecto, el Protocolo de San Salvador señala que, en virtud del derecho de
toda persona a recibir protección especial durante su ancianidad, los Estados

275
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 6. Los
derechos económicos, sociales y culturales de las personas mayores. Párrafo 10.
276
Ibíd., párrafo 22.
277
Ver Capítulo I, numeral 2.2.5.2.3.

168
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

deben adoptar medidas progresivas orientadas a suministrar alimentación y


atención médica especializada a las personas de edad avanzada que no estén
en condiciones de proporcionárselas por sí mismas (artículo 17).
En concordancia con lo anterior, el artículo 42 de la Constitución Política
señala que es obligación del Estado garantizar un subsidio alimentario a los
ancianos indigentes.

4.5.3. Las personas mayores que carezcan de una pensión de vejez o de


cualquier otra fuente de ingresos tienen derecho a beneficiarse de
prestaciones de vejez no contributivas u otras ayudas

Según el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el derecho


de las personas mayores a recibir una protección especial del Estado durante su
ancianidad exige que los Estados adopten medidas que les permitan establecer,
dentro de los recursos disponibles, “prestaciones de vejez no contributivas u
otras ayudas, para todas las personas mayores que, al cumplir la edad prescrita
fijada en la legislación nacional, por no haber trabajado o no tener cubiertos
los períodos mínimos de cotización exigidos, no tengan derecho a disfrutar
de una pensión de vejez o de otra ayuda o prestación de la seguridad social y
carezcan de cualquier otra fuente de ingresos”278.

4.6. LOS TRABAJADORES MIGRATORIOS TIENEN DERECHO A ACCEDER, EN IGUALDAD


DE CONDICIONES CON LOS TRABAJADORES NACIONALES, A LA ALIMENTACIÓN
ADECUADA Y A LOS MEDIOS PARA OBTENERLA

Los trabajadores migratorios279 suelen encontrarse en una situación de vul-


nerabilidad. Así lo expresó la Asamblea General de las Naciones Unidas al
constatar que estas personas suelen afrontar numerosas dificultades derivadas
de la migración; de las diferencias de idioma, costumbres y culturas; de las
manifestaciones de violencia, racismo y xenofobia de que son objeto; y de
las condiciones laborales menos favorables que con frecuencia tienen que
soportar280.

278
Observación general No. 6. Los derechos económicos, sociales y culturales de las personas
mayores. Párrafo 30.
279
A la luz de lo dispuesto en el artículo 2.1. de la Convención Internacional sobre la Protección de
los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y sus Familias, “se entiende por trabajador
migratorio toda persona que vaya a realizar, realice o haya realizado una actividad remunerada
en un Estado del que no sea nacional”.
280
Cfr. Asamblea General de las Naciones Unidas, Resolución A/RES/54/166 sobre protección de
los migrantes. Febrero 24 de 2000.

169
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

En virtud de lo anterior, la comunidad internacional ha reconocido la necesidad


de adoptar medidas especiales para garantizar la protección de los derechos
humanos de los trabajadores migrantes. En concreto, a través de diferentes
instrumentos internacionales281, ha reafirmado la necesidad de velar porque
los trabajadores migratorios gocen, en igualdad de condiciones con las de-
más personas sujetas a la jurisdicción de los Estados, de sus derechos civiles,
políticos, económicos, sociales y culturales.
Lo anterior se ha visto reflejado en el compromiso de los Estados de abstenerse
de establecer distinciones o limitaciones, fundadas en la nacionalidad o en
el estatus migratorio de las personas, al ejercicio de los derechos humanos.
Lo anterior, desde luego, sin perjuicio de las diferencias de trato fundadas en
criterios razonables, objetivos, proporcionales y respetuosos de los derechos
humanos, que persigan, por ejemplo, conferir un tratamiento distinto a los
migrantes documentados en punto al disfrute de ciertos derechos políticos
con respecto a los nacionales o a los migrantes indocumentados282.

4.6.1. Los trabajadores migratorios tienen derecho a recibir, sin discrimina-


ción alguna, la misma remuneración y el mismo trato que se confiere a
los nacionales del Estado de empleo en punto a condiciones y beneficios
laborales
La Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos
los Trabajadores Migratorios y sus Familias reconoce el derecho de los tra-
bajadores migratorios y sus familias a recibir el mismo trato que reciben los
nacionales del Estado de empleo283 en lo tocante con el disfrute de los derechos
económicos, sociales y culturales.
En estrecha relación con el derecho de toda persona a acceder a la alimentación
adecuada o a los medios para obtenerla, la Convención reconoce el derecho

281
Sobre el particular, véanse la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos
de todos los Trabajadores Migratorios y sus Familias, la Declaración y el Programa de Acción
de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social celebrada en Copenhague en marzo de 1995, el
Informe y Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desa-
rrollo celebrada en El Cairo del 5 al 13 de septiembre de 1994; y la Declaración y el Programa
de Acción de la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos celebrada en Viena (Austria)
del 14 al 25 de junio de 1993.
282
Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Opinión consultiva OC-18 de 2003 sobre
la condición jurídica y derechos de los migrantes indocumentados. Septiembre 17 de 2003.
Párrafo 119.
283
A la luz de lo dispuesto en el artículo 6.b) de la Convención, “se entiende por Estado de empleo
el Estado donde el trabajador migratorio vaya a realizar, realice o haya realizado una actividad
remunerada, según el caso”.

170
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

de todos los trabajadores, sea que se encuentren en situación regular284 o no,


a recibir el mismo trato que se confiere a los nacionales del Estado de empleo
en punto a condiciones y beneficios laborales (artículo 25). En particular, re-
conoce el derecho de los trabajadores migratorios a desempeñar una actividad
laboral en condiciones dignas y justas, y a recibir como contraprestación de
su trabajo una remuneración que les permita gozar de un estándar de vida
digno junto a su familia.
Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado
que285

Los derechos laborales surgen necesariamente de la condición de


trabajador, entendida esta en su sentido más amplio. Toda persona
que vaya a realizar, realice o haya realizado una actividad remunerada
adquiere inmediatamente la condición de trabajador y, consecuen-
temente, los derechos inherentes a dicha condición. El derecho del
trabajo, sea regulado a nivel nacional o internacional, es un orde-
namiento tutelar de los trabajadores, es decir, regula los derechos
y obligaciones del empleado y del empleador, independientemente
de cualquier otra consideración de carácter económico o social.
Una persona que ingresa a un Estado y entabla relaciones laborales
adquiere sus derechos humanos laborales en ese Estado de empleo,
independientemente de su situación migratoria, puesto que el respeto
y garantía del goce y ejercicio de esos derechos deben realizarse sin
discriminación alguna.

De este modo, la calidad migratoria de una persona no puede cons-


tituir, de manera alguna, una justificación para privarla del goce y
ejercicio de sus derechos humanos, entre ellos los de carácter laboral.
El migrante, al asumir una relación de trabajo, adquiere derechos
por ser trabajador, que deben ser reconocidos y garantizados, inde-
pendientemente de su situación regular o irregular en el Estado de
empleo. Estos derechos son consecuencia de la relación laboral.

En consecuencia, si bien es claro que ni el Estado ni los nacionales de ese


Estado están obligados a contratar a los migrantes, también lo es que si de-

284
A la luz de lo dispuesto en el artículo 5.a) de la Convención, se consideran documentados o en
situación regular los trabajadores que “han sido autorizados a ingresar, a permanecer y a ejercer
una actividad remunerada en el Estado de empleo, de conformidad con las leyes de ese Estado
y los acuerdos internacionales en que ese Estado sea parte”.
285
Opinión consultiva OC-18 de 2003 sobre la condición jurídica y derechos de los migrantes
indocumentados. Septiembre 17 de 2003. Párrafos 133 y 134.

171
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

ciden hacerlo, deben respetar todos sus derechos y garantías laborales, sin
consideración a la situación regular o irregular del trabajador.
4.6.2. Los trabajadores migratorios en situación regular tienen derecho a
transferir los fondos necesarios para el sustento de sus familiares del
Estado de empleo al Estado de origen o a cualquier otro Estado
La Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos
los Trabajadores Migratorios y sus Familias reconoce el derecho de los traba-
jadores migratorios documentados o que se encuentren en situación regular,
a transferir –con arreglo a los procedimientos establecidos en la legislación
y los acuerdos binacionales aplicables– sus ingresos y ahorros, en particular
los fondos necesarios para el sustento de sus familiares del Estado de empleo
al Estado de origen286, o a cualquier otro Estado (artículo 47).

5. OBLIGACIONES DE ACCESIBILIDAD PARA LA REALIZACIÓN DEL


DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Se trata de obligaciones orientadas a garantizar que tanto los alimentos disponi-


bles como los recursos productivos estén, en todo momento y lugar, al alcance
físico, geográfico y económico del total de la población, sin discriminación
alguna. Estas obligaciones, en consecuencia, involucran la puesta en marcha de
acciones dirigidas, fundamentalmente, a remover los obstáculos que impiden
el acceso a los alimentos disponibles o a los medios para obtenerlos.
Conforme a lo dispuesto en el PIDESC y en la Declaración de Roma sobre
Seguridad Alimentaria Mundial (1996), garantizar el acceso físico, geográfico
y económico a los alimentos disponibles y a los recursos productivos exige
que los Estados se abstengan de impedir el tránsito de alimentos dentro de su
territorio, que adopten medidas efectivas para proteger y facilitar el acceso
a estos por parte de poblaciones enfrentadas a situaciones de emergencia o
de extrema vulnerabilidad o pobreza, y que adopten medidas positivas para
erradicar la discriminación de jure y de facto ejercida contra ciertos sujetos
o grupos poblacionales en cuanto al acceso a los alimentos o a los recursos
productivos.
5.1. OBLIGACIONES DE ACCESIBILIDAD DE EFECTO INMEDIATO
Las obligaciones de accesibilidad de efecto inmediato son aquellas que apuntan
a garantizar que el acceso a los alimentos, al agua y a los recursos productivos

286
A la luz de lo dispuesto en el artículo 6.a) de la Convención, “se entiende por Estado origen el
Estado del que sea nacional la persona de que se trate”.

172
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

no sea obstaculizado o entorpecido por la acción de las autoridades públicas o


de terceros y a asegurar que toda persona tenga acceso al mínimo de alimentos
necesarios para protegerla contra el hambre.

5.1.1. Obligación de garantizar que toda persona tenga acceso al mínimo de


alimentos suficientes, inocuos y nutritivamente adecuados para prote-
gerla contra el hambre, así como a una cantidad mínima esencial de
agua que sea suficiente y apta para el uso personal y doméstico y para
la agricultura de subsistencia
Para asegurar la satisfacción de niveles esenciales del derecho a la alimen-
tación, el Estado debe garantizar que toda persona que se encuentre bajo su
jurisdicción tenga acceso al mínimo de alimentos esenciales suficientes, ino-
cuos y nutritivamente adecuados para protegerla contra el hambre, así como
a una cantidad esencial mínima de agua que sea suficiente y apta para el uso
personal y para prevenir las enfermedades287.
El Estado también debe garantizar el acceso al agua para la agricultura de
subsistencia. Así lo ha indicado el Comité de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales:

El Comité señala la importancia de garantizar el acceso sostenible a


los recursos hídricos con fines agrícolas para el ejercicio del derecho
a la alimentación adecuada (…) Debe hacerse lo posible para asegurar
que los agricultores desfavorecidos y marginados, en particular las
mujeres, tengan acceso equitativo al agua y a los sistemas de gestión
de agua, incluidas las técnicas sostenibles de recogida del agua de
lluvia y de irrigación. Tomando nota de la obligación establecida
en el párrafo 2 del artículo 1 del Pacto, que dispone que no podrá
privarse a un pueblo ‘de sus propios medios de subsistencia’, los
Estados Partes deberían garantizar un acceso suficiente al agua para
la agricultura de subsistencia y para asegurar la subsistencia de los
pueblos indígenas288.

El cumplimiento de esta obligación conlleva, sin duda alguna, la adopción


de medidas positivas para hacer efectivo el derecho a la alimentación, esto
es, para poner los alimentos y el agua al alcance de las personas o grupos

287
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 12. El
derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 6. Observación General No. 15. El derecho al
agua. Párrafo 37.
288
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 15. El dere-
cho al agua. Párrafo 7.

173
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

que se encuentran en imposibilidad real –por razones ajenas a su control– de


satisfacer por sí mismos sus necesidades alimentarias.
Ahora bien, en situaciones de conflicto armado, sea o no de carácter interna-
cional, la obligación de garantizar a todas las personas el acceso al mínimo de
alimentos inocuos, nutritivos y suficientes para protegerla contra el hambre,
así como a una cantidad de agua suficiente para atender los usos personales y
domésticos y la agricultura de subsistencia, conlleva el desarrollo de acciones
positivas orientadas a facilitar y proteger las labores de asistencia humani-
taria y a restablecer la capacidad de las víctimas de los enfrentamientos de
alimentarse por sí mismas.

5.1.2. Obligación de garantizar el acceso a los alimentos, al agua y a las


instalaciones y servicios de agua sobre una base no discriminatoria
Con arreglo a lo dispuesto en el PIDESC (artículo 2.2.) y en el Protocolo de San
Salvador (artículo 3), los Estados tienen la obligación de garantizar el ejercicio
del derecho a la alimentación sin discriminación alguna por motivos de raza,
color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional
o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
En concordancia con lo anterior, el Comité de Derechos Económicos, So-
ciales y Culturales ha señalado que constituye una violación del Pacto “toda
discriminación en el acceso a los alimentos, así como a los medios y derechos
para obtenerlos, por motivos de raza, color, sexo, idioma, edad, religión, opi-
nión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social, con el fin o efecto de anular u
obstaculizar la igualdad en el disfrute o ejercicio de los derechos económicos,
sociales y culturales”289.
Por lo que se refiere al agua, constituye una violación del Pacto el no asegurar
el acceso a este recurso sobre una base no discriminatoria, en especial en lo
que respecta a los grupos vulnerables o marginados290.
5.1.3. Obligación de garantizar que el acceso a los alimentos y al agua no re-
presente un peligro para la vida o la integridad física de las personas
Con el fin de proteger el derecho a la alimentación, los Estados deben adop-
tar medidas para evitar que el acceso a los alimentos o al agua represente un
peligro para la vida o la integridad física de las personas.

289
Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 18.
290
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 15. El
derecho al agua. Párrafo 37.

174
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

En situaciones de conflicto armado, el cumplimiento de esta obligación con-


lleva la limitación o prohibición del uso de determinados métodos o tácticas
de guerra. En concreto, conlleva la prohibición de realizar ataques indiscrimi-
nados291, de contaminar las fuentes o reservas de agua y de emplear trampas
y minas antipersona, especialmente en las tierras agrícolas.

5.1.4. Obligación de asegurar una distribución equitativa de los alimentos y


de todas las instalaciones y servicios de agua disponibles
La obligación de asegurar una distribución equitativa de los alimentos se
encuentra consignada en el PIDESC en los siguientes términos:

Artículo 11.2. Los Estados Partes en el presente Pacto, reconociendo


el derecho fundamental de toda persona de estar protegida contra
el hambre, adoptarán, individualmente y mediante la cooperación
internacional, las medidas, incluso los programas concretos que se
necesitan para:
(…)
b) Asegurar una distribución equitativa de los alimentos mundiales en
relación con las necesidades, teniendo en cuenta los problemas que
se plantean tanto en los países que importan productos alimenticios
como en los que los exportan.

El cumplimiento de esta obligación reviste especial importancia en tiempos


de conflicto armado. Debido a que los conflictos armados constituyen un
grave obstáculo para la realización del derecho a la alimentación, es preci-
so adoptar medidas para garantizar que la ayuda alimentaria se distribuya
equitativamente. De otra forma no podrá evitarse que las víctimas de estos
enfrentamientos se vean irremediablemente privadas de los alimentos que
requieren para subsistir292.
De otra parte, de acuerdo con el Comité de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales, también es obligación de los Estados velar por una distribución

291
A la luz del artículo 51.4 del Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra, son ataques
indiscriminados los que no están dirigidos contra un objetivo militar concreto, los que emplean
métodos o medios de combate que no pueden dirigirse contra un objetivo militar concreto y los
que emplean métodos o medios de combate que causan efectos imposibles de limitar.
292
Según Jean Ziegler, ello precisamente fue lo que sucedió en 1999 en Angola, donde más del
20% de los niños desplazados sufrieron malnutrición grave mientras que en el mismo año en
Kosovo los suministros alimentarios alcanzaron para proteger a todas las personas del hambre.
E/CN.4/2001/53. Febrero 7 de 2001. Párrafo 74.

175
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

equitativa de todas las instalaciones y servicios de agua disponibles293. En el


mismo sentido, el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación considera
que los Estados deben esforzarse por reducir las desigualdades en el acceso al
agua en los planos nacional e internacional, teniendo en cuenta los problemas
especiales de los países que padecen escasez grave de agua294.
Ahora, si bien es cierto que, en muchos casos, la inequitativa distribución del
agua se explica por motivos naturales295, también lo es que, en muchos otros,
ello se debe a actuaciones humanas296. Para evitar que la acción de terceros
incida negativamente en el acceso al agua, el Relator considera importante que
los Estados promuevan programas y estrategias para su conservación, limiten
su consumo y reduzcan las pérdidas, las fugas y el despilfarro de esta.

5.1.5. Obligación de abstenerse de emplear los alimentos y el agua como


instrumento de presión política
Los alimentos no deben usarse nunca como instrumento de presión política.
Así se desprende de la Declaración de Viena, adoptada por la Conferencia
Mundial de los Derechos Humanos (1993):

La Conferencia Mundial de Derechos Humanos pide a los Estados


que se abstengan de adoptar medidas unilaterales contrarias al
derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas que creen
obstáculos a las relaciones comerciales entre los Estados e impidan
la realización plena de los derechos enunciados en la Declaración

293
Cfr. Observación general No. 15. El derecho al agua. Párrafo 37.
294
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de con-
formidad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio
23 de 2001. Párrafo 71.
295
“Más del 60% de los recursos hídricos están situados en nueve países (incluidos Brasil, Cana-
dá, China, Estados Unidos, Indonesia y la Federación Rusa), en tanto que 80 países, que repre-
sentan más del 40% de la población mundial, se enfrentan a escasez de agua. Las regiones del
mundo más afectadas con ese problema son los países de la Península Arábiga, los de la costa
meridional del Mediterráneo y varios países de África oriental y meridional. Sus habitantes
viven ya en una situación de escasez crónica de agua”. [El umbral de la escasez de agua potable
se ha determinado en 1.000 metros cúbicos (m3) por persona y año. Por debajo de los 500 m3,
la situación se hace crítica y entre los 1.000 y 2.000 m3 la situación se considera una escasez
grave de agua]. Ibíd., párrafo 61.
296
“En el mundo moderno, la disponibilidad de agua por persona es inferior en un tercio al nivel
de hace 25 años, en parte como resultado del crecimiento de la población, pero también a causa
del gran derroche de agua, el consumo excesivo y la explotación excesiva por la industria y la
agricultura. Desde 1970, la cantidad de agua dulce disponible por persona se ha reducido en
un 40% y ha descendido hasta los 7.600 m3 y en 24 países es inferior a los 100 m3, lo que se
considera escasez sumamente grave de agua, mientras que el consumo de agua por persona se
ha multiplicado por seis desde principios del siglo XX”. Ibíd., párrafo 62.

176
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Universal de Derechos Humanos y en los instrumentos internacio-


nales de derechos humanos, en particular, el derecho de toda persona
a un nivel de vida adecuado para su salud y bienestar, incluidas la
alimentación y la atención en salud, la vivienda y los servicios so-
ciales necesarios. La Conferencia afirma que la alimentación no debe
utilizarse como instrumento de presión política (párrafo 31).

En el mismo sentido, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Cul-


turales ha señalado que los Estados deben abstenerse, en todo momento, de
imponer embargos o medidas semejantes que pongan en peligro el acceso a
los alimentos en otros países o que impidan el suministro de agua o de los
bienes indispensables para garantizar el derecho al agua297.

5.2. OBLIGACIONES DE ACCESIBILIDAD DE CUMPLIMIENTO PROGRESIVO

En este aparte se analizan las obligaciones de cumplir relacionadas con el


componente de accesibilidad de los alimentos. En la medida en que estas
obligaciones no se relacionan con el contenido mínimo esencial del derecho
a la alimentación y exigen el diseño de políticas públicas y la apropiación
de recursos, su cumplimiento no puede ser exigido al Estado de forma inme-
diata. Sin embargo, al Estado sí le es exigible su realización progresiva y la
aplicación del principio de no regresividad.

5.2.1. Obligación de facilitar el acceso a los medios para obtener una ali-
mentación adecuada

De acuerdo con el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,


el derecho a la alimentación adecuada se ejerce cuando “todo hombre, mujer
o niño, ya sea sólo o en común con otros, tiene acceso físico y económico, en
todo momento, a la alimentación adecuada o a medios para obtenerla”298.
Para facilitar el acceso de todas las personas a los medios para obtener una
alimentación adecuada, los Estados participantes en la Cumbre Mundial sobre
la Alimentación acordaron eliminar los obstáculos que entorpecen la conse-
cución de la seguridad alimentaria (objetivo 2.1.). En concreto, acordaron
facilitar el acceso a un empleo seguro y lucrativo y a los recursos productivos
por medio de las siguientes estrategias:

297
Cfr. Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 37. Obser-
vación General No. 15. El derecho al agua. Párrafo 32.
298
Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 6.

177
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

* Adoptar políticas que creen condiciones idóneas para estimular un empleo


estable, especialmente en las zonas rurales, incluidas las actividades no
agrícolas, con objeto de proporcionar suficientes ingresos para facilitar la
compra de artículos de primera necesidad.
* Poner en práctica políticas económicas, agrícolas, pesqueras, forestales y
de reforma agraria acertadas que permitan a los agricultores, pescadores,
silvicultores y otros productores de alimentos, en particular a las mujeres,
obtener un rendimiento justo de su trabajo.
* Mejorar el acceso en condiciones de igualdad de los hombres y las mujeres
a la tierra y a otros recursos naturales y productivos, en particular, cuando
sea necesario, mediante la aplicación eficaz de reformas agrarias y la pro-
moción de la utilización eficiente de los recursos naturales y agrícolas.
* Promover el acceso de los agricultores y las comunidades agrícolas a los
recursos genéticos para la agricultura y la alimentación.

5.2.2. Obligación de adoptar medidas orientadas a erradicar la pobreza en


las zonas urbanas y rurales
La pobreza es uno de los principales obstáculos para la realización del de-
recho a la alimentación. Así lo reconocieron los Estados participantes en la
Cumbre Mundial sobre la Alimentación (1996) al señalar que “[a]un cuando
los suministros alimentarios globales sean suficientes, la pobreza impide el
acceso de todos a la cantidad y variedad de alimentos que se precisan para
satisfacer las necesidades de la población” (párrafo 18).
En términos más elocuentes, el Relator Especial sobre el derecho a la alimen-
tación escribe:

Muchos pobres a través del mundo no satisfacen el hambre en la


medida en que la producción alimentaria se ajusta a la demanda sol-
vente. En muchos casos, la ecuación es simple: los que tienen dinero
comen; los que carecen de dinero sufren hambre, las mutilaciones
que el hambre acarrea, y con frecuencia mueren299.

En atención a ello, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Cultu-


rales ha señalado que el ejercicio del derecho a la alimentación requiere la
adopción de políticas económicas, ambientales y sociales adecuadas, en los

299
Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad con
la Resolución 2000/10 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2001/53. Febrero 7 de
2001. Párrafo 6.

178
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

planos nacional e internacional, orientadas a la erradicación de la pobreza y


al disfrute de los derechos humanos por todos300.
En concordancia con lo anterior, los Estados participantes en la Cumbre
Mundial sobre Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo (2002)
reconocieron que

[S]i bien cada país es el principal responsable de su propio desarrollo


sostenible y de la erradicación de su propia pobreza, nunca podrá
insistirse demasiado en la importancia de las políticas y estrategias de
desarrollo nacionales. Hacen falta medidas concertadas y concretas
en todos los niveles que permitan a los países en desarrollo alcanzar
sus metas en materia de desarrollo sostenible, en consonancia con
las metas y los objetivos convenidos internacionalmente en relación
con la pobreza, incluidos los que figuran en el Programa 21, los
documentos finales de otras conferencias de las Naciones Unidas y
la Declaración del Milenio301.

300
Cfr. Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 4.
301
Plan de aplicación de las decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible.
Párrafo 7.

179
CAPÍTULO IV
LA UTILIZACIÓN BIOLÓGICA
DE LOS ALIMENTOS

181
A
l presentar la utilización biológica de los alimentos, como componente
básico del derecho a la alimentación, el Relator Especial de Naciones
Unidas sobre el derecho a la alimentación expresó:

Dada su estrecha relación con la definición de seguridad alimentaria,


el derecho a la alimentación debe abarcar no solo la disponibilidad
y el acceso como elementos clave de la definición, sino también
la “utilización” de los alimentos como tercer elemento clave. La
“utilización” significa el uso biológico apropiado de los alimentos,
que requiere una dieta adecuada en energía y nutrientes, así como
agua potable y servicios de saneamiento adecuados. Ello implica
también el conocimiento de los principios básicos de la nutrición y
los cuidados apropiados de los niños, así como las técnicas salubres
de almacenamiento y elaboración de alimentos. Ello significa que las
medidas paralelas adoptadas en el ámbito de la atención sanitaria,
el saneamiento y el agua potable son elementos que deben formar
parte del derecho a la alimentación302.

Así, pese a que la Observación general No. 12 del Comité de Derechos Econó-
micos, Sociales y Culturales no trata expresamente de la utilización biológica
de los alimentos, es claro que las cuestiones relacionadas con la nutrición y
la seguridad alimentaria son parte esencial del derecho a la alimentación. Y
no podría ser de otra forma puesto que, sin duda alguna, la ausencia de una
dieta adecuada, de servicios de salud y de saneamiento básico y de educa-
ción nutricional hace a las personas vulnerables a la malnutrición en cuanto
les impide digerir y absorber apropiadamente los nutrientes presentes en los
alimentos que consumen.

302
Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con
la Resolución 2002/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2003/54. Enero 10 de
2003. Párrafo 34.

183
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

Para erradicar la malnutrición no basta, entonces, con garantizar la disponi-


bilidad y accesibilidad de los alimentos. Conforme a lo dispuesto en el Plan
de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (1996) también es
necesario asegurar su adecuada utilización biológica a través de estrategias
y programas que promuevan y faciliten el disfrute de una vida activa y sa-
ludable.
Teniendo en cuenta lo anterior, el presente capítulo analiza el componente de
utilización biológica de los alimentos desde sus tres dimensiones: (1) inocuidad
en el consumo alimentario, (2) educación nutricional, y (3) disponibilidad y
acceso a los factores determinantes de la adecuada utilización biológica de
los alimentos.

1. INOCUIDAD EN EL CONSUMO ALIMENTARIO

Para garantizar una adecuada utilización biológica de los alimentos es nece-


sario que aquellos que se consumen estén libres de sustancias patógenas que
puedan amenazar o afectar la salud de las personas. Alcanzar la plena reali-
zación del derecho a la alimentación no solo exige, en consecuencia, vigilar
la calidad de los alimentos que se producen y se importan, sino que, además,
exige vigilar los procesos de distribución, comercialización y preparación de
los alimentos para garantizar que estos estén libres de agentes contaminantes
y patógenos al llegar al consumidor final.
Al respecto, resulta fundamental la puesta en marcha de medidas orientadas a
garantizar la observancia de una serie de cuidados y precauciones al momento
de manipular, almacenar y consumir los alimentos. Ello con el fin de evitar
que alteraciones en la salud de las personas, causadas por la contaminación
de los alimentos con microorganismos u otras sustancias tóxicas, les impidan
utilizar adecuadamente las sustancias nutritivas presentes en ellos.

2. EDUCACIÓN NUTRICIONAL

La garantía del acceso a la alimentación adecuada requiere que las personas


reciban información confiable y veraz acerca de la utilización apropiada y
sostenible de los alimentos, los recursos productivos y las fuentes de agua. Con
ello se trata de asegurar que los individuos aprovechen mejor los alimentos, el
agua y el suelo, conozcan nuevas y mejores prácticas alimentarias, desarrollen
estilos de vida saludables, adquieran conciencia de la importancia de proteger
el medio ambiente y la diversidad biológica, y se beneficien de los resultados
de las investigaciones adelantadas en materia de seguridad alimentaria.

184
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

La educación influye sobre el completo y adecuado aprovechamiento biológi-


co de los alimentos en la medida en que capacita a las personas para utilizar
apropiadamente los recursos alimenticios y productivos que tienen a su al-
cance, para desarrollar técnicas y estrategias de autocuidado encaminadas a
prevenir enfermedades y para erradicar definitivamente las malas prácticas
alimenticias.

3. DISPONIBILIDAD Y ACCESO A LOS FACTORES DETERMI-


NANTES DE LA ADECUADA UTILIZACIÓN BIOLÓGICA DE LOS
ALIMENTOS

Para estar en capacidad de aprovechar todos los micronutrientes, las proteínas y


las vitaminas presentes en los alimentos que se consumen, es necesario que las
personas dispongan y accedan a programas de atención primaria en salud –in-
cluidos los servicios de salud reproductiva–, a una vivienda adecuada, a agua
potable, a servicios de saneamiento básico y a un medio ambiente sano.
En la medida en que cada uno de los factores determinantes de la adecuada
utilización biológica constituyen, al mismo tiempo, derechos sociales autó-
nomamente reconocidos por la normativa internacional y constitucional, el
análisis que se presenta a continuación sólo tiene una vocación ilustrativa
y no pretende, por tanto, desarrollar de manera exhaustiva el contenido de
los derechos a la salud, a la vivienda adecuada, al agua y al medio ambiente
sano303.

3.1. DISPONIBILIDAD Y ACCESO A PROGRAMAS DE ATENCIÓN PRIMARIA EN SALUD,


INCLUIDOS LOS SERVICIOS DE SALUD REPRODUCTIVA

El aprovechamiento biológico de los alimentos está condicionado por el es-


tado de salud de las personas. En efecto, la capacidad del cuerpo humano de
absorber y digerir los alimentos está determinada por la ausencia o presencia
de enfermedades infecciosas o parasitarias. En algunos casos, las enfermeda-
des ocasionan la pérdida de nutrientes y, en otras, aumentan las necesidades,
disminuyen el apetito o, bien, perturban la normalidad del proceso digestivo
y de absorción.

303
Para un análisis más detallado del contenido de los derechos a la salud, a la vivienda y al agua,
pueden consultarse los siguientes documentos: Defensoría del Pueblo. El derecho a la salud en
la Constitución, la jurisprudencia y los instrumentos internacionales. Bogotá, 2003. Defenso-
ría del Pueblo. Sistema de seguimiento y evaluación de la política pública de vivienda a la luz
del derecho a la vivienda (mimeo). Bogotá, 2004. Defensoría del Pueblo. El derecho al agua
en la Constitución, la jurisprudencia y los instrumentos internacionales. Bogotá, 2005.

185
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

Por tal motivo, el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimen-


tación (1996) señala que, para garantizar la adecuada utilización biológica
de los alimentos, los Estados deben “[p]romover el acceso de todas las per-
sonas, en particular los pobres y los miembros de los grupos vulnerables y
desfavorecidos, a la atención primaria de salud, incluidos los servicios de
salud reproductiva de acuerdo con el Informe y el Programa de Acción de la
Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (El Cairo, 1994)” 304
(objetivo 2.4.a).
En concordancia con la Declaración de Alma Ata, adoptada en el marco de la
Conferencia Internacional de Atención Primaria de Salud (1978), lo que se
busca, entonces, es que, por medio de estrategias intersectoriales y participa-
tivas, los Estados promuevan programas y servicios preventivos, curativos
y de rehabilitación para todas las personas, a fin de asegurarles un completo
estado de bienestar físico y mental y la posibilidad de llevar una vida social
y económicamente productiva.
En este sentido, la Declaración compromete a los Estados en el diseño de una
estrategia de atención primaria en salud que, sin dejar de ser coherente con
las condiciones económicas, políticas y socioculturales imperantes, incluya,
como mínimo, los siguientes elementos: (i) información sobre los problemas
sanitarios más prevalentes y los métodos para prevenirlos y controlarlos; (ii)
adecuado suministro de agua potable y saneamiento básico; (iii) asistencia
maternal e infantil, incluyendo la planificación familiar; (iv) inmunización
contra las principales enfermedades infecciosas; (v) prevención y control de
las enfermedades endémicas locales; (vi) apropiado tratamiento de las en-
fermedades comunes y los traumatismos; y (vii) provisión de medicamentos
esenciales.
En la medida en que el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
ha señalado que la Declaración de Alma Ata ofrece orientaciones inequívocas
sobre el contenido de las obligaciones básicas de los Estados en relación con
la efectividad de los derechos económicos, sociales y culturales, particular-
304
De conformidad con lo dispuesto en el Plan de Acción de la Conferencia sobre Población y
Desarrollo, la salud reproductiva “lleva implícito el derecho del hombre y la mujer a obtener
información y tener acceso a métodos de su elección seguros, eficaces, aceptables y económi-
camente asequibles en materia de planificación de la familia, así como a otros métodos de su
elección para la regulación de su fecundidad, que no estén legalmente prohibidos, y el derecho
de la mujer a tener acceso a los servicios de atención de la salud que propicien los embarazos y
los partos sin riesgos” (capítulo VII). De esta manera, se busca que los servicios de salud repro-
ductiva contribuyan, por un lado, a alcanzar un equilibrio entre el crecimiento demográfico y
las metas económicas, sociales y ambientales, incluyendo las que se relacionan con la suficien-
cia de los suministros alimentarios, y, por otro, a reducir las tasas de mortalidad y morbilidad
infantil y maternoinfantil.

186
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

mente del derecho de toda persona al más alto nivel posible de salud física y
mental, debe entenderse que la adopción de una estrategia de salud pública
como la descrita constituye una obligación inderogable antes que una opción
de política pública305.

3.2. DISPONIBILIDAD Y ACCESO A UNA VIVIENDA ADECUADA

El derecho a una vivienda adecuada forma parte del derecho más amplio a
un nivel de vida adecuado. Así se desprende del artículo 25 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos:

Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le


asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar y, en especial,
la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los
servicios sociales necesarios (…).

En el mismo sentido, el artículo 11.1 del Pacto Internacional de Derechos


Económicos, Sociales y Culturales señala que

Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda


persona a un nivel de vida adecuado, para sí y su familia, incluso
alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua
de las condiciones de existencia. Los Estados Partes tomarán medidas
apropiadas para asegurar la efectividad de este derecho, reconociendo
a este efecto la importancia esencial de la cooperación internacional
fundada en el libre consentimiento.

Reconocido de esta forma –señala el Comité de Derechos Económicos, So-


ciales y Culturales–, el derecho a la vivienda adecuada tiene una importancia
fundamental para el disfrute de todos los derechos económicos, sociales y
culturales, incluido, desde luego, el derecho a la alimentación306. En efecto, “la
vivienda facilita el cumplimiento de un conjunto de funciones relacionadas con
la vida individual y familiar (en cuanto permite) garantizar la seguridad y la
protección, facilitar el descanso, asegurar el almacenamiento, procesamiento y
consumo de alimentos, suministrar agua potable y los recursos para la higiene
personal, doméstica y el saneamiento, entre muchas otras”307.

305
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 14. El
derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud. Párrafo 43.
306
Cfr. Observación general No. 4. El derecho a una vivienda adecuada. Párrafo 1.
307
Organización Mundial de la Salud, Organización Panamericana de la Salud, División de Salud
y Ambiente. Documento de referencia OPS sobre Políticas de Salud en la Vivienda. Citado por
Defensoría del Pueblo. Op. cit. [2003]. p. 94.

187
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

De allí que el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales haya


señalado que uno de los componentes esenciales del derecho a la vivienda
adecuada es la disponibilidad de servicios, materiales, facilidades e infraes-
tructura:

Una vivienda adecuada debe contener ciertos servicios indispensa-


bles para la salud, la seguridad, la comodidad y la nutrición. Todos
los beneficiarios del derecho a una vivienda adecuada deberían tener
acceso permanente a recursos naturales y comunes, a agua potable, a
energía para la cocina, la calefacción y el alumbrado, a instalaciones
sanitarias y aseo, de almacenamiento de alimentos, de eliminación
de desechos, de drenaje y a servicios de emergencia308.

La Corte Constitucional, por su parte, con fundamento en el artículo 51 de


la Constitución Política, que reconoce expresamente el derecho a la vivienda
adecuada, ha indicado que la realización de este derecho implica “una rela-
ción estrecha entre las condiciones de vida digna de la persona y la garantía
de la realización de derechos sociales y colectivos y el aseguramiento de la
prestación eficiente y planificada de los servicios públicos domiciliarios y
servicios públicos asistenciales, requeridos para la vida en sociedad de una
persona”309.

3.3. DISPONIBILIDAD Y ACCESO A AGUA POTABLE Y SERVICIOS DE SANEAMIENTO


BÁSICO

El Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (1996) señala


que los Estados deben “[p]romover el acceso de toda la población al agua
salubre y el saneamiento, especialmente en las comunidades pobres y las zonas
rurales” (objetivo 2.4.c). Ello bajo el entendido de que la ausencia de agua
potable y de servicios adecuados de recolección y disposición de excretas y
basuras promueve la aparición de agentes vectores que, a la postre, termina-
rán por impedir que las personas aprovechen los nutrientes presentes en los
alimentos que consumen.
Sobre el particular, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
ha evidenciado que la realización del derecho humano al agua es condición
indispensable para vivir dignamente y para alcanzar la plena realización de
los demás derechos humanos:

308
Observación general No. 4. El derecho a una vivienda adecuada. Párrafo 8.b.
309
Sentencia C-936 de 2003.

188
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

El agua es necesaria para diversas finalidades, aparte de los usos


personales y domésticos, y para el ejercicio de muchos de los de-
rechos reconocidos en el Pacto. Por ejemplo, el agua es necesaria
para producir alimentos (el derecho a una alimentación adecuada) y
para asegurar la higiene ambiental (derecho a la salud). El agua es
fundamental para procurarse un medio de subsistencia (el derecho a
ganarse la vida mediante un trabajo) y para disfrutar de determinadas
prácticas culturales (el derecho a participar en la vida cultural)310.

En tal sentido, el Comité ha señalado que los Estados están obligados a


garantizar la disponibilidad y el acceso a una cantidad de agua suficiente, sa-
lubre y aceptable para satisfacer los usos personales y domésticos, prestando
especial atención a las personas y grupos de personas que tradicionalmente
han tenido dificultades para ejercer su derecho al agua, particularmente a las
mujeres, los niños y niñas, los habitantes de las zonas rurales y zonas urbanas
desfavorecidas, los pueblos indígenas, los desplazados internos y las personas
privadas de la libertad311.

3.4. DERECHO A UN MEDIO AMBIENTE SANO

Conforme a lo dispuesto en el artículo 11 del Protocolo de San Salvador y en


el artículo 79 de la Constitución Política, todas las personas tienen derecho a
gozar de un medio ambiente sano. En tal sentido, corresponde al Estado pro-
teger la diversidad del ambiente, conservar las áreas de especial importancia
ecológica y fomentar la educación para el logro de estos fines. Adicionalmente,
por mandato del artículo 80 de la Carta, también le corresponde planificar el
manejo y aprovechamiento de los recursos disponibles, prevenir y controlar
los factores de deterioro ambiental, imponer las sanciones legales y exigir la
reparación de los daños causados.
La correcta utilización de los recursos naturales, así como su restauración,
conservación y sustitución son condiciones necesarias para garantizar la
adecuada utilización biológica de los alimentos. La contaminación ambiental
hace a las personas vulnerables a la malnutrición en la medida en que las deja
sobreexpuestas a contraer enfermedades y alteraciones de su salud que, a la
postre, terminarán por impedirles alcanzar un completo y adecuado aprove-

310
Observación general No. 15. El derecho al agua. Párrafo 6.
311
Cfr. Ibíd., párrafos 2 y 16.

189
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

chamiento de las sustancias nutritivas que están presentes en los alimentos


que consumen.

4. SUJETOS DE ESPECIAL PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL EN


TORNO AL DERECHO A LA ADECUADA UTILIZACIÓN BIOLÓGICA
DE LOS ALIMENTOS

Son sujetos de especial protección, en torno a la adecuada utilización biológica


de los alimentos, aquellos que, por un lado, enfrentan mayores dificultades
para disponer y acceder, en todo tiempo y lugar, a una vivienda adecuada y a
servicios de salud, agua potable y saneamiento básico.
Por otro lado, son sujetos de especial protección aquellos a quienes la ausen-
cia de un conocimiento apropiado sobre los principios básicos de la salud, la
nutrición y la higiene los hace más propensos a padecer de malnutrición y a
desarrollar estilos de vida malsanos y hábitos alimenticios perjudiciales.
En tal sentido, el presente aparte se concentrará en estudiar (1) los derechos
de los niños y niñas y (2) de la población desplazada por la violencia a la
adecuada utilización biológica de los alimentos.
4.1. DERECHO DE LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS A LA ADECUADA UTILIZACIÓN BIOLÓGICA
DE LOS ALIMENTOS

La Convención sobre los Derechos del Niño impone a los Estados la obligación
de adoptar las medidas necesarias, hasta el máximo de los recursos disponibles
y, cuando sea necesario, dentro del marco de la cooperación internacional, para
garantizar a los niños y las niñas la efectividad de sus derechos económicos,
sociales y culturales.
En tal sentido, los Estados están obligados, entre otras cosas, a adoptar me-
didas para evitar que la infancia padezca de hambre y malnutrición. Para
ello, sin embargo, no basta con garantizar la disponibilidad y el acceso físico
y económico a alimentos nutritivos, inocuos y culturalmente aceptables.
Es necesario, adicionalmente, garantizar el aprovechamiento biológico de
los nutrientes presentes en los alimentos que consumen mediante medidas
orientadas, fundamentalmente, a protegerlos contra los riesgos derivados de
la mala salud y de los malos hábitos alimenticios.

4.1.1. La ausencia injustificada de una política estatal de vacunación, enca-


minada a evitar que los niños y las niñas que se encuentran en riesgo
de contraer una enfermedad que amenaza seriamente con afectar sus
capacidades físicas y psíquicas y sus procesos de aprendizaje o socia-

190
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

lización, constituye una omisión grave que lesiona el núcleo esencial


de su derecho fundamental a la salud y quebranta el mandato consti-
tucional de erradicar las injusticias presentes
Cuatrocientos dieciocho (418) padres de familia, en nombre y representación
de sus hijos menores de edad, entablaron acción de tutela contra el Ministerio
de Salud y la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá. A juicio de los actores,
las mencionadas autoridades públicas vulneraron los derechos fundamentales
a la vida, a la salud y a la seguridad social de sus hijos, al no suministrarles,
en forma gratuita, la vacuna contra los virus que producen las enfermedades
conocidas como meningitis Meningococcica y meningitis por Haemophilus
influenzae. Pese a encontrarse en grave riesgo de contraer la enfermedad, los
menores no habían sido vacunados en razón a que sus padres, en su mayoría
trabajadores del sector informal, carecían de los recursos suficientes para su-
fragar el costo de la vacuna y a que no se encontraban vinculados al sistema
general de seguridad social en salud.
Al revisar el caso, la Corte Constitucional312 confirmó el fallo proferido por
el juez de instancia en el sentido de tutelar los derechos fundamentales invo-
cados. Consideró, en primer término, que el núcleo esencial de los derechos
prestacionales de los menores de edad debe ser protegido de forma inmediata
por las autoridades públicas, bien sea regulando la responsabilidad de las
personas que, en principio, deben atender sus necesidades vitales (familia), o
bien adoptando medidas positivas para satisfacer dichas necesidades cuando
quiera que estas personas no estén en capacidad de hacerlo.
En segundo término, señaló que el mandato de erradicación de las injusticias
presentes, consignado en el artículo 13 de la Carta Política, obliga a los órga-
nos políticos a diseñar políticas públicas que orienten la acción estatal hacia
la transformación de las condiciones materiales que generan desigualdad,
marginamiento y exclusión social. Para el cumplimiento de esta obligación,
las autoridades públicas gozan de un amplio margen de configuración que les
permite decidir qué medidas deben adoptarse, a quiénes deben dirigirse y de
qué forma deben financiarse. No obstante, ello no significa que la erradicación
de las injusticias presentes sea algo que el Estado pueda aplazar indefinida e
injustificadamente.
Por ello, cuando quiera que las autoridades públicas omitan adoptar medidas
para satisfacer las necesidades básicas de los grupos poblacionales altamente
discriminados y marginados, debe presumirse que el referido mandato cons-

312
Cfr. Sentencia SU-225 de 1998.

191
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

titucional ha sido incumplido. En este evento, corresponde a la autoridad


pública concernida “demostrar los hechos que conduzcan a la exoneración de
su responsabilidad constitucional”313. En ausencia de una justificación objeti-
va, resulta “inaceptable la conducta pública que refleje tolerancia y pasividad
frente a las aflicciones extremas de los marginados y discriminados, como
quiera que en esta hipótesis la abstención significaría ella misma marginación
y discriminación, provocada por el órgano llamado constitucionalmente a
aplacarla”314.
En el caso concreto, la imposibilidad económica de la familia de los meno-
res de edad a cuyo nombre se solicitó el amparo imponía a las autoridades
públicas la obligación de adoptar medidas positivas para proteger el núcleo
esencial de su derecho fundamental a la salud, amenazado por el riesgo de
contraer una enfermedad de consecuencias devastadoras para su integridad
física y mental. Adicionalmente, el mandato de erradicación de las injusticias
presentes obligaba a los poderes públicos a establecer una estructura mínima
de sanidad para evitar las contingencias conocidas y evitables que amenaza-
ban el contenido mínimo no negociable del derecho a la salud de quienes,
por su condición económica y su corta edad, estaban llamados a recibir una
especial protección.
No hacerlo comporta, según la Corte, una omisión injustificada y discrimi-
natoria no solo porque la disponibilidad como la efectividad de la vacuna
quedaron acreditadas dentro del proceso, sino porque, en ningún momento,
las autoridades demandadas manifestaron encontrarse en incapacidad técnica
y financiera de implementar un programa de vacunación contra la meningitis
bacteriana.

4.1.2 Derecho de todos los sectores de la sociedad, en particular los padres


y los niños, a conocer los principios básicos de la salud y la nutrición
de los menores y las ventajas de la lactancia materna, la higiene y el
saneamiento ambiental
Los niños y las niñas son titulares del derecho al más alto nivel posible de
salud física y mental. Con el fin de garantizar la plena satisfacción de este
derecho, la Convención sobre los Derechos del Niño impone a los Estados,
entre otras, la obligación de asegurar que todos los sectores de la sociedad,
en particular los padres y los niños, conozcan los principios básicos de la
salud y la nutrición de la infancia, y las ventajas de la lactancia materna y el
saneamiento ambiental (artículo 24.2.e).
313
Ibíd., F.J. 24.
314
Ibíd., F.J. 24.

192
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

En similar sentido, el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación


considera que reducir el hambre y la malnutrición infantil requiere que los
Estados adopten medidas que promuevan la lactancia materna, fomenten
estilos de vida saludables y rescaten la importancia de consumir alimentos
ricos en calorías y micronutrientes, especialmente de vitaminas, minerales
y yodo315.

4.1.3 Derecho de las madres seropositivas lactantes a obtener asesora-


miento sobre las diversas opciones de alimentación de sus hijos

Con el fin de prevenir la transmisión del VIH de madres a hijos, los Esta-


dos partes en la Convención sobre los Derechos del Niño deben ofrecer a
las mujeres seropositivas embarazadas y lactantes asesoramiento sobre las
diversas opciones de alimentación de sus hijos e hijas.
En particular, los Estados deben difundir información sobre los riesgos y
ventajas de las diversas opciones de alimentación de los lactantes, así como
orientaciones sobre la alternativa más conveniente en su situación. También
deben ofrecer apoyo complementario para que las mujeres puedan aplicar
la opción que hayan elegido de la manera más segura posible316.

4.2. DERECHO DE LA POBLACIÓN DESPLAZADA POR LA VIOLENCIA A DISPONER Y


ACCEDER A SERVICIOS DE ATENCIÓN EN SALUD

Los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos reconocen el de-


recho de las personas desplazadas por la violencia a tener un nivel de vida
adecuado. Ello supone, a la luz de lo dispuesto en el principio 18, que sin
importar cuáles sean las circunstancias que rodean el desplazamiento, las
autoridades competentes deben asegurar a las personas desplazadas, entre
otras cosas, servicios médicos y de saneamiento adecuado.
En concordancia con lo anterior, la Corte Constitucional ha protegido el
derecho de la población desplazada por la violencia a recibir de las autori-
dades públicas un tratamiento especial, que los proteja contra los riesgos y
dificultades que se derivan del desplazamiento y que les impiden gozar de
una vida en condiciones dignas.

315
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con
la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10 de
2002, Párrafo 131.
316
Cfr. Comité sobre los Derechos del Niño. Observación general No. 3. El VIH/SIDA y los dere-
chos del niño. CRC/GC/2003/3. Marzo 17 de 2003, párrafo 26.

193
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

4.2.1. El Estado tiene la obligación mínima de prestar servicios de salud a


la población desplazada por la violencia cuando ello sea urgente e
indispensable para preservar su vida y su integridad
El Estado tiene la obligación mínima de prestar servicios de salud a la pobla-
ción desplazada por la violencia cuando ello sea urgente e indispensable para
preservar su vida y su integridad. Así lo precisó la Corte Constitucional317
al resolver la acción de tutela presentada por varias familias desplazadas
contra la Red de Solidaridad Social, el Departamento Administrativo de la
Presidencia de la República, el Ministerio de Hacienda y Crédito Público,
el Ministerio de Protección Social y otras entidades del orden nacional y
departamental.
De acuerdo con la Corte, si bien es cierto que, en atención a la magnitud
actual del problema del desplazamiento y al carácter limitado de los recursos
disponibles, el diseño y aplicación de la política de atención a las víctimas de
este fenómeno debe centrarse sobre ciertas áreas prioritarias, también lo es
que “existen ciertos derechos mínimos de la población desplazada que deben
ser satisfechos en cualquier circunstancia por las autoridades a los desplaza-
dos, puesto que en ello se juega la subsistencia digna de las personas en esta
situación” (cursivas originales)318.
El respeto y protección del núcleo esencial de los derechos fundamentales
de las personas desplazadas por la violencia exige a las autoridades públicas
adoptar las medidas necesarias para proteger aquellos derechos que guardan
una conexidad estrecha con la preservación de la vida en circunstancias ele-
mentales de dignidad como seres humanos distintos y autónomos, sin que
para ello sea relevante si el derecho posee o no un contenido de naturaleza
prestacional319. Y es que, según la Corte, “[e]s allí, en la preservación de
las condiciones más básicas que permiten sobrevivir con dignidad, donde
se debe trazar un límite claro entre las obligaciones estatales de imperativo
y urgente cumplimiento frente a la población desplazada, y aquellas que, si
bien tienen que ser satisfechas, no tienen la misma prioridad (…)”320.

317
Cfr. Sentencia T-025 de 2004. Para ver las particularidades del caso, ver supra capítulo III,
numeral 4.1.1.
318
Cfr. Ibíd., F.J. 9.
319
El hecho de que los derechos que deben ser satisfechos por el Estado en cualquier tiempo ten-
gan un claro contenido prestacional no obsta para que estos puedan ser considerados derechos
fundamentales de la población desplazada. Ello en razón a que tanto los derechos fundamen-
tales como los derechos económicos, sociales y culturales tienen una dimensión prestacional a
cargo del Estado. Ibíd., F.J. 9.
320
Ibíd., F.J. 9.

194
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

4.2.2. Es procedente la acción de tutela para ordenar la prestación de ser-


vicios médicos a la población desplazada por la violencia cuando se
presenta una afectación de su derecho a la salud en conexidad con la
vida en condiciones dignas
Actuando en nombre y representación de una mujer desplazada por la vio-
lencia, la Personería Distrital de Bogotá presentó acción de tutela contra la
Secretaría de Salud del Distrito Capital. De acuerdo con la accionante, la en-
tidad demandada había vulnerado su derecho a la salud al negarse a autorizar
la práctica de un examen que había sido ordenado por su médico tratante y
que resultaba indispensable para precisar el tipo de tratamiento que requería
para recuperar su salud.
Por encontrar que la no prestación del servicio requerido amenazaba el de-
recho a la salud de la demandante, en conexidad con su derecho a la vida
en condiciones dignas, la Corte Constitucional321 tuteló el derecho invocado
y, en consecuencia, ordenó a la Secretaría de Salud de Bogotá adelantar las
gestiones necesarias para permitir la práctica del examen. Para la Corte, la
protección por vía de tutela del derecho a la salud no solo se justifica cuando la
persona está al borde la muerte, sino también cuando la afectación o amenaza
de afectación de este derecho se traduce en la imposibilidad de garantizar una
existencia en condiciones dignas.

4.2.3. Derecho de la población desplazada por la violencia a recibir infor-


mación clara, precisa y oportuna sobre la entidad del Estado que tiene
a su cargo la prestación de los servicios de salud

La población desplazada por la violencia tiene derecho a recibir información


clara, precisa y oportuna sobre cuál es la entidad del Estado responsable de
suministrarle atención médica. En tal sentido, se produce una vulneración del
derecho a la salud de las personas afectadas por el fenómeno del desplazamien-
to forzado cuando las autoridades públicas, desatendiendo expresos mandatos
constitucionales y legales, omiten ofrecerles la información necesaria para
facilitarles el ejercicio de sus derechos y la solución de los problemas que les
impiden la satisfacción de sus necesidades vitales.
Así lo señaló la Corte Constitucional322, al revisar la acción de tutela pro-
movida por una mujer víctima del desplazamiento forzado quien, pese a

321
Cfr. Sentencia T-790 de 2003.
322
Cfr. Sentencia T-645 de 2003.

195
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

las numerosas gestiones adelantadas ante distintas entidades y a encontrarse


inscrita en el Registro Único de Población Desplazada, no había recibido
atención médica para la enfermedad que la aquejaba y que le impedía ejercer
normalmente la actividad de la cual derivaba su sustento y el de su familia; y
tampoco había recibido información precisa sobre el procedimiento aplicable
a su situación.
5. OBLIGACIONES RELATIVAS AL USO Y UTILIZACIÓN BIOLÓGICA
DE LOS ALIMENTOS
Se trata de obligaciones orientadas a garantizar y facilitar el adecuado apro-
vechamiento biológico de los alimentos que se consumen. En tal sentido, este
tipo de obligaciones involucra el aseguramiento de un conjunto de condiciones
materiales que permitan a las personas gozar de una vida activa y saludable,
absorber apropiadamente los nutrientes presentes en los alimentos y satisfacer
de manera adecuada sus necesidades dietéticas y nutricionales.
Conforme a lo dispuesto en el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la
Alimentación (1996), para alcanzar una utilización adecuada de los alimen-
tos, los Estados deben adoptar medidas que permitan a todas las personas,
sin discriminación alguna, disponer y acceder en todo tiempo y lugar a una
dieta adecuada, a servicios de salud y de saneamiento básico, y a educación
sanitaria (párrafo 18).
5.1. OBLIGACIONES DE USO Y UTILIZACIÓN BIOLÓGICA DE EFECTO INMEDIATO
Las obligaciones de respetar, proteger y las que se relacionan con el contenido
mínimo del derecho a la alimentación son de efecto inmediato. En relación
con el componente de uso y utilización biológica de los alimentos, los ins-
trumentos internacionales de derechos humanos y el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales conciben como obligaciones de efecto
inmediato las siguientes:
5.1.1. Obligación de difundir información sobre los problemas sanitarios más
relevantes y los métodos para prevenirlos y controlarlos
Según el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, uno de los
componentes esenciales del derecho al disfrute del más alto nivel posible de
salud es el acceso a la información. Este acceso comprende “el derecho a solici-
tar, recibir y difundir información e ideas acerca de las cuestiones relacionadas
con la salud”323. En particular, comprende el derecho a recibir información

323
Observación general No. 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud.
Párrafo 12.b

196
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

“relativa a los principales problemas de salud en la comunidad, con la inclusión


de los métodos para prevenir y combatir esas enfermedades”324.
Para avanzar en la realización de este derecho, los Estados tienen a su cargo
obligaciones tanto de respeto, como de protección y cumplimiento. Así, según el
Comité, los Estados deben (i) abstenerse de censurar, ocultar o desvirtuar inten-
cionalmente información relacionada con la salud, incluida la educación sexual
y la información al respecto325; (ii) velar por que terceros no limiten el acceso de
las personas a la información y a los servicios relacionados con la salud326; (iii)
garantizar la información de campañas de información, en particular por lo que
se refiere al VIH/SIDA, la salud sexual y genésica, las prácticas tradicionales, la
violencia en el hogar y el uso indebido de alcohol, tabaco, estupefacientes y otras
sustancias nocivas327.

5.1.2. Obligación de ofrecer asistencia materna e infantil, incluyendo los servicios


de planificación familiar

El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales señala que es obliga-


ción de los Estados Partes del PIDESC “adoptar medidas para mejorar la salud
sexual y genésica, incluido el acceso a la planificación de la familia, la atención
anterior y posterior al parto, los servicios obstétricos de urgencia y el acceso a
la información, así como los recursos necesarios para actuar con arreglo a esa
información”328.
En el mismo sentido, el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre
Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo (Egipto) en 1994, recoge el com-
promiso de los Estados de “adoptar todas las medidas apropiadas para asegurar,
en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, el acceso universal a los
servicios de atención médica, incluidos los relacionados con la salud reproductiva,
que incluye la planificación de la familia y la salud sexual” (principio 8).

5.1.3. Obligación de diseñar y ejecutar programas para prevenir y tratar las


principales enfermedades endémicas, epidémicas y profesionales
Con arreglo a lo dispuesto en el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (artículo 12.c) y en el Protocolo de San Salvador (artículo
10. d), es obligación de los Estados adoptar medidas para prevenir y tratar las

324
Cfr. Ibíd., párrafo 44.d.
325
Cfr. Ibíd., párrafo 34.
326
Cfr. Ibíd., párrafo 35.
327
Cfr. Ibíd., párrafo 36.
328
Ibíd., párrafo 14.

197
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

enfermedades epidémicas, endémicas, profesionales y de otra índole.


Al respecto, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales se-
ñala:
La prevención y el tratamiento de las enfermedades epidémicas,
endémicas, profesionales y de otra índole, y la lucha contra ellas
(apartado c) del párrafo 2 del artículo 12) exigen que se establezcan
programas de prevención y educación para hacer frente a las preocu-
paciones de salud que guardan relación con el comportamiento, como
las enfermedades de transmisión sexual, en particular el VIH/SIDA,
y las que afectan de forma adversa a la salud sexual y genésica, y
se promuevan los factores sociales determinantes de la buena salud,
como la seguridad ambiental, la educación, el desarrollo económico
y la igualdad de género. El derecho a tratamiento comprende la
creación de un sistema de atención médica urgente en los casos de
accidentes, epidemias y peligros análogos para la salud, así como la
prestación de socorro en casos de desastre y de ayuda humanitaria en
situaciones de emergencia. La lucha contra las enfermedades tiene
que ver con los esfuerzos individuales y colectivos de los Estados
para facilitar, entre otras cosas, las tecnologías pertinentes, el empleo
y la mejora de la vigilancia epidemiológica y la reunión de datos
desglosados, la ejecución o ampliación de programas de vacunación
y otras estrategias de lucha contra las enfermedades infecciosas329.

En la medida en que esta obligación apunta a satisfacer niveles esenciales


del derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud, su
cumplimiento es imperativo para los Estados Partes del Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales330.

5.1.4. Obligación de facilitar medicamentos esenciales


Según el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, los Esta-
dos tienen la obligación mínima e inderogable de “facilitar medicamentos
esenciales, según las definiciones periódicas que figuran en el Programa de
Acción sobre Medicamentos Esenciales de la OMS”331.
Los Estados deben, entonces, asegurar que los medicamentos esenciales estén
disponibles en el ámbito de su jurisdicción y que sean accesibles física y eco-
nómicamente a todas las personas, sin discriminación alguna. El tema de la

329
Ibíd., párrafo 16.
330
Cfr. Ibíd., párrafo 44.
331
Ibíd., párrafo 43.d.

198
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

accesibilidad resulta particularmente importante, pues como bien lo señala el


Relator Especial para el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel
posible de salud física y mental, “de poco valdrá que un Estado garantice la
disponibilidad de un medicamento esencial en su jurisdicción si el medica-
mento es tan costoso que sólo se lo pueden permitir los ricos”332.
En el mismo sentido, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en reso-
lución aprobada el 15 de diciembre de 2000, señaló que, para avanzar en el
cumplimiento de los compromisos adquiridos en la Cumbre Mundial sobre
Desarrollo Social (Copenhague, 1995) en relación con el derecho de toda
persona al nivel más alto posible de salud física y mental y el acceso de todas
las personas a la atención primaria en salud, se hace necesario:

Reconocer la importancia fundamental del acceso a los medicamen-


tos indispensables a precios abordables, así como la contribución que
hacen los derechos de propiedad intelectual a la promoción de nuevas
investigaciones, al desarrollo y la distribución de medicamentos, y
que esos derechos deben contribuir al beneficio mutuo de los pro-
ductores y los usuarios del conocimiento tecnológico, de tal manera
que permita el bienestar social y económico. Convenir en que los
Estados Miembros podrán hacer uso libremente, en consonancia con
su legislación nacional y los acuerdos internacionales a los que se
hayan adherido, y sin restricciones, de las opciones de que disponen
con arreglo a los acuerdos internacionales para proteger y fomentar
el acceso a los medicamentos vitales y esenciales333.

Al respecto, la Declaración de Doha (2001), adoptada en el marco de la Or-


ganización Mundial del Comercio, señala la importancia de que el Acuerdo
relativo a los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados
con el Comercio (Acuerdo sobre los ADPIC) se interprete y aplique de manera
que apoye la salud pública, promoviendo tanto el acceso a los medicamentos
existentes como la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos.

5.1.5. Obligación de abstenerse de contaminar la atmósfera, la tierra y el


agua
Los Estados tienen la obligación de respetar el derecho a la alimentación de
todas las personas. Concretamente, conforme a lo expresado por el Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, los Estados deben “abstenerse de

332
Paul HUNT. Relator Especial para el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel
posible de salud. E/CN.4/2004.49. Febrero 16 de 2004. Párrafo 65.
333
A/RES/S-24/2. Párrafo 101.

199
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

contaminar ilegalmente la atmósfera, la tierra y el agua, por ejemplo, mediante


los desechos industriales de propiedad del Estado, (y de) utilizar o ensayar
armas nucleares, biológicas o químicas si, como resultado de esos ensayos,
se liberan sustancias nocivas para la salud del ser humano (…)”334.

5.1.6. Obligación de garantizar el acceso a una vivienda y unas condiciones


sanitarias básicas
Una de las obligaciones básicas de los Estados Partes del Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales consiste en garantizar el acceso
a una vivienda y a unas condiciones sanitarias básicas335. Para ello, según el
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, los Estados deben
adoptar una estrategia nacional de vivienda que, tomando en consideración las
necesidades de los grupos sociales que viven en condiciones desfavorables,
defina los objetivos de los programas de vivienda, determine los recursos
disponibles, busque la forma más efectiva de utilizar dichos recursos –en
función del costo–, precise las responsabilidades y concrete el calendario para
la ejecución de las medidas necesarias336.

5.2. O BLIGACIONES DE USO Y UTILIZACIÓN BIOLÓGICA DE CUMPLIMIENTO


PROGRESIVO

En este aparte se analizan las obligaciones de cumplimiento progresivo rela-


cionadas con el componente de uso y utilización biológica de los alimentos.
En la medida en que estas obligaciones no se relacionan con el contenido
mínimo esencial del derecho a la alimentación y exigen el diseño de políticas
públicas y la apropiación de recursos, su cumplimiento no puede ser exigido
al Estado de forma inmediata. Sin embargo, al Estado sí le es exigible su
realización progresiva y la aplicación del principio de no regresividad.

5.2.1. Obligación de impartir educación en materia de nutrición, higiene y salud


y de promover programas de capacitación sobre nutrición, economía del
hogar, protección del medio ambiente, suministro de alimentos y salud
Conforme a lo dispuesto en el Protocolo de San Salvador, los Estados
están obligados a adoptar medidas para impartir educación a la población

334
Observación general No. 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud. Párrafo
34.
335
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 14. El
derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud. Párrafo 43.
336
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 4. El
derecho a una vivienda adecuada. Párrafo 12.

200
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

sobre la prevención y el tratamiento de los problemas de salud (artículo


10.2.e).
Al respecto, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
ha indicado que los Estados deben informar a la población acerca de los
servicios de salud disponibles en su territorio, y acerca de la importancia
de adoptar estilos de vida saludables y buenos hábitos alimenticios337.
En concordancia con lo anterior, los Estados participantes en la Cumbre
Mundial sobre la Alimentación (1996) convinieron en que, para garantizar
la plena realización del derecho a la alimentación, era necesario adoptar
medidas para reforzar la capacidad de todos, especialmente de las per-
sonas pobres y los grupos vulnerables y desfavorecidos, de valerse por
sí mismos. En tal sentido, acordaron promover estrategias y programas
orientados a impartir al público educación en materia de nutrición, higie-
ne y salud y a promover tecnologías y programas de capacitación sobre
nutrición, economía del hogar, protección del medio ambiente, suministro
de alimentos y salud338.

5.2.2. Obligación de formular políticas con miras a reducir y suprimir la


contaminación ambiental
Los Estados tienen la obligación de formular políticas con miras a asegurar
el disfrute del derecho a un medio ambiente sano y a contrarrestar los pe-
ligros que para la salud representa la contaminación del medio ambiente y
cualquier otra amenaza que se determine mediante datos epidemiológicos
(artículo 12.2.c). En concreto, de acuerdo con el Comité de Derechos Eco-
nómicos, Sociales y Culturales, su obligación consiste en adoptar, formular
y aplicar políticas nacionales con miras a reducir y suprimir la contamina-
ción del aire, el suelo y el agua, “incluida la contaminación causada por
metales pesados tales como el plomo procedente de la gasolina”339.

5.2.3. Obligación de ampliar los servicios de saneamiento, en particular en


las zonas rurales y urbanas desfavorecidas, teniendo en cuenta las
necesidades de las mujeres y de la infancia
Con el fin de garantizar la adecuada utilización biológica de los alimentos y,
al mismo tiempo, de promover la realización de los derechos a la vivienda

337
Cfr. Observación general No. 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud.
Párrafo 37.
338
Cfr. Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Objetivo 2.4.d.
339
Observación general No. 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud.
Párrafo 36.

201
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

adecuada y a la salud, los Estados deben ampliar progresivamente la cobertura


de los servicios de saneamiento, en particular en las zonas rurales y las zonas
urbanas desfavorecidas, teniendo en cuenta las necesidades de las mujeres y
los niños340.
En atención a lo anterior, los Estados participantes en la Cumbre Mundial
sobre la Alimentación (1996) manifestaron su voluntad de promover el acceso
de toda la población al agua salubre y el saneamiento, especialmente en las
comunidades pobres y las zonas rurales (objetivo 2.4.b).

340
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 15. El
derecho al agua. Párrafo 29.

202
CONCLUSIONES

203
1. El derecho a la alimentación forma parte del derecho más amplio a un nivel
de vida adecuado. Así lo entienden instrumentos internacionales de derechos
humanos tales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos
(artículo 25), el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (artículo 11) y el Protocolo de San Salvador (artículo 12), los
cuales plantean que la satisfacción de este derecho es la vía adecuada para
asegurar que todas las personas puedan alcanzar un óptimo desarrollo de
sus capacidades físicas, emocionales e intelectuales.
2. El derecho a la alimentación es un derecho humano, universal e interde-
pendiente de los demás derechos humanos. Ello significa que los Estados
y la comunidad internacional deben darle el mismo peso y tratamiento
que dan a los demás derechos humanos, de modo que su ejercicio y pleno
disfrute sean una garantía para todos y cada uno de los miembros de la
familia humana, sin discriminación alguna por cualquiera de los motivos
internacional y constitucionalmente prohibidos.
3. Conforme a lo dispuesto en la Observación General No. 12 del Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el derecho a la alimentación
comprende, por una parte, la disponibilidad de alimentos en cantidad y cali-
dad suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias de los individuos,
sin sustancias nocivas y aceptables desde el punto de vista cultural.
Así entendida, la disponibilidad apunta a garantizar que el suministro de
alimentos sea constante y accesible a todas las personas, de manera que
todas ellas puedan aprovisionarse de los alimentos necesarios para estar
protegidas contra el hambre y la malnutrición. Adicionalmente, la dispo-
nibilidad apunta a garantizar que los alimentos disponibles sean nutritivos,
seguros y culturalmente apropiados para unos consumidores determina-
dos.

205
DEFENSORÍA DEL PUEBLO

4. Por otra parte, el derecho a la alimentación comprende el acceso físico,


geográfico, económico, no discriminatorio y sostenible a los alimentos
disponibles por todos los sectores de la población, incluyendo los de me-
nores ingresos, los que habitan en zonas rurales y los que se consideran
físicamente vulnerables.
De esta manera, la accesibilidad apunta a evitar que en un Estado que
cuenta con la capacidad productiva para alimentar normalmente al total
de su población existan personas que, a causa de la pobreza, los conflictos
armados, las catástrofes naturales, la corrupción, el desempleo, la falta de
oportunidades o cualquier otra circunstancia, padezcan de hambre y mal-
nutrición por no poder acceder a los alimentos que requieren para llevar
una vida activa y saludable y a los medios para obtenerlos.
5. Ahora bien, además de la disponibilidad y la accesibilidad, la adecuada
utilización biológica de los alimentos es parte esencial del derecho a la
alimentación. Al respecto, el Relator Especial de Naciones Unidas sobre
el derecho a la alimentación ha evidenciado que las cuestiones relaciona-
das con el agua potable, los servicios de saneamiento básico, las técnicas
salubres de almacenamiento y elaboración de los alimentos y la educación
nutricional son fundamentales para la realización de este derecho.
6. Para asegurar la plena realización del derecho a la alimentación, el Estado
tiene a su cargo un conjunto de obligaciones que apuntan, fundamentalmen-
te, a asegurar las condiciones materiales necesarias para que las personas
puedan satisfacer por sí mismas sus necesidades alimentarias. En efecto,
conforme a lo dispuesto en la Observación General No. 12 del Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, compete al Estado respetar,
proteger y facilitar el ejercicio del derecho a la alimentación, evitando que
sus propias autoridades y que terceros impidan u obstaculicen la disponibi-
lidad, la accesibilidad o la adecuada utilización biológica de los alimentos,
y adoptando medidas positivas para fortalecer el acceso y la utilización por
parte de la población de los recursos que aseguren sus medios de vida.
Excepcionalmente, el Estado está obligado a hacer efectivo el derecho a
la alimentación, suministrando en forma directa alimentos a las personas
o a las comunidades. Ello sucede cuando, por sus especiales condiciones
económicas, físicas o mentales, los titulares del derecho no pueden acceder
por sí mismos o con el apoyo de su núcleo familiar a los alimentos que re-
quieren para vivir y desarrollarse sanamente. Esta obligación, que se funda
en el principio de solidaridad y tiene carácter subsidiario, es correlativa al
derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre
y la malnutrición.

206
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

7. Debido a que el derecho a la alimentación, al igual que los demás derechos


sociales, presenta un alto contenido prestacional y programático, el Comité
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha admitido el cumpli-
miento progresivo de ciertas obligaciones. De esta manera, resulta posible
distinguir entre las obligaciones de efecto inmediato y las de cumplimiento
progresivo. Las primeras, como su nombre lo indica, no están sujetas a
progresividad, sino que pueden ser directa e inmediatamente exigidas al
Estado por los titulares del derecho. Las segundas, por el contrario, admiten
una realización gradual y diferida a lo largo del tiempo.
8. Entre las obligaciones de efecto inmediato más importantes para la rea-
lización del derecho a la alimentación se encuentra la de abstenerse de
adoptar medidas regresivas. En virtud de esta obligación, las autoridades
públicas y, particularmente, el legislador están obligados a respetar los
progresos alcanzados en punto a la realización del derecho. Cualquier
medida deliberadamente regresiva debe presumirse contraria a las normas
constitucionales y a las disposiciones del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales y, por tanto, debe ser objeto de una
prueba estricta de razonabilidad.
9. Junto con el Estado, la familia, la sociedad y las empresas trasnaciona-
les tienen obligaciones que cumplir para la realización del derecho a la
alimentación. En efecto, con fundamento en el deber de solidaridad, los
miembros de la familia están obligados a ofrecer asistencia alimentaria a
sus parientes más cercanos. A la sociedad, por su parte, le corresponde pro-
mover el diseño y aplicación de estrategias y programas dirigidos a incidir
en la realización del derecho a la alimentación. Finalmente, es deber de
las empresas trasnacionales respetar, hacer respetar, promover y proteger,
dentro de sus respectivas esferas de actividad e influencia, el derecho a la
alimentación.

207
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