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a la alimentación
EN LA CONSTITUCIÓN, LA JURISPRUDENCIA
Y LOS INSTRUMENTOS INTERNACIONALES
La elaboración de este texto fue posible gracias al apoyo de Management
Sciences for Development MSD/USAID y de la Agencia Sueca para el
Desarrollo Internacional, ASDI.
ISBN 958-9353-49-5
VÓLMAR PÉREZ ORTIZ
Defensor del Pueblo
PRESENTACIÓN ................................................................................. 23
INTRODUCCIÓN ................................................................................ 25
CAPÍTULO I
ASPECTOS GENERALESY METODOLÓGICOS ............................ 27
8
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
págs.
CAPÍTULO II
LA DISPONIBILIDAD DE LOS ALIMENTOS ................................. 71
1. LA SUFICIENCIA NUTRICIONAL .................................. 74
1.1. Protección de la producción interna de alimentos .............. 75
1.1.1. Todos los pueblos, comunidades y países tienen derecho
al ejercicio de su soberanía alimentaria .............................. 76
1.1.2. Es obligación del Estado garantizar que los procesos de mo-
dernización no afecten negativamente, de manera directa o
indirecta, el principio constitucional de protección especial
de alimentos ........................................................................ 77
1.1.3. Es obligación del Estado garantizar que los acuerdos de
carácter económico y comercial suscritos en el ámbito de
organismos internacionales sean compatibles con la obliga-
ción constitucional de proteger especialmente la producción
interna de alimentos ............................................................... 78
1.1.4. Es compatible con la obligación constitucional de proteger
especialmente la actividad agrícola la firma de un acuerdo
bilateral sobre sanidad animal para intercambio de animales
y productos de origen animal .............................................. 78
1.1.5. Es competencia exclusiva de la Junta Directiva del Banco de
la República el manejo e implementación de los programas
de crédito agrario ................................................................. 79
1.2. Protección de los recursos genéticos ................................... 79
1.2.1. Es inconstitucional la norma de derecho internacional que,
de cualquier forma, limite o enajene la facultad que tiene el
Estado colombiano de regular la explotación y aprovecha-
miento de los recursos naturales y genéticos....................... 79
1.2.2. Las prerrogativas e inmunidades conferidas a los agentes
y bienes de los Estados extranjeros no pueden usarse para
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DEFENSORÍA DEL PUEBLO
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EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
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CAPÍTULO III
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DEFENSORÍA DEL PUEBLO
págs.
CAPÍTULO IV
LA UTILIZACIÓN BIOLÓGICA DE LOS ALIMENTOS ................. 181
1. INOCUIDAD EN EL CONSUMO ALIMENTARIO ........ 184
2. EDUCACIÓN NUTRICIONAL ......................................... 184
3. DISPONIBILIDAD Y ACCESO A LOS FACTORES
DETERMINANTES DE LA ADECUADA UTILIZA-
CIÓN BIOLÓGICA DE LOS ALIMENTOS ...................... 185
20
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
págs.
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DEFENSORÍA DEL PUEBLO
págs.
22
PRESENTACIÓN
E
l Defensor del Pueblo tiene dentro de sus funciones constitucionales
la de orientar e instruir a los habitantes del territorio nacional y a los
colombianos en el exterior en el ejercicio y defensa de sus derechos
(C.P., artículo 282-1). De igual forma, entre sus responsabilidades legales
está la de difundir el conocimiento de la Constitución Política de Colombia,
especialmente en lo concerniente a los derechos fundamentales, sociales,
económicos, culturales, colectivos y del ambiente (Ley 24 de 1992, artículo
9, ordinal 6º).
En cumplimiento de estos deberes, el proyecto ProSeDHer de la Defensoría del
Pueblo ha realizado, a partir de una metodología de investigación novedosa, el
análisis y sistematización de las fuentes jurídicas de los derechos económicos y
sociales, es decir, de las normas constitucionales, la jurisprudencia constitucio-
nal, las normas consagradas en los instrumentos internacionales ratificados por
Colombia y la doctrina internacional de los mecanismos convencionales y no
convencionales de los sistemas universal y regional de protección de los derechos
humanos. Los textos que se han elaborado con base en tales investigaciones
representan un notable aporte a la doctrina constitucional de Colombia, ya que
definen los estándares mínimos no negociables de los derechos económicos
y sociales en nuestro país, y compendian el mapa de obligaciones a cargo del
Estado para su realización efectiva. Este tipo de esfuerzo tiene como proyección
directa el fortalecimiento y la organización de la gestión defensorial.
Con frecuencia se afirma que los derechos sociales generan una responsabi-
lidad compartida por diferentes actores, entre ellos el Estado. Empero, en un
contexto de exigibilidad difusa (donde el titular del derecho desconoce a qué
23
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
24
INTRODUCCIÓN
L
a Defensoría del Pueblo considera que uno de los más importantes
pasos hacia la exigibilidad y realización de los derechos sociales lo
constituye su clara y concreta delimitación. Ello permite que funcio-
narios estatales, organizaciones no gubernamentales, organizaciones sociales
y ciudadanos en general conozcan exactamente a qué tienen derecho y cuáles
son las obligaciones del Estado en materia de derechos económicos, sociales
y culturales.
Con el ánimo de contribuir en esta tarea, el presente documento se con-
centra en delimitar y describir el contenido mínimo esencial del derecho a
la alimentación. Para ello se han tomando en consideración todas aquellas
fuentes normativas que, como la Constitución Política, los instrumentos
internacionales de derechos humanos y la jurisprudencia constitucional, re-
sultan jurídicamente relevantes para establecer qué prestaciones concretas se
derivan de este derecho y qué tipo de actuaciones puede demandarse de las
autoridades públicas.
Por ello, sin pretender desconocer que el contenido del derecho a la alimenta-
ción no se agota en ese mínimo esencial y que no sólo el Estado, sino también
la propia persona, la familia y la sociedad son responsables de su realización,
la Defensoría del Pueblo considera que el presente documento constituye
una valiosa herramienta para avanzar en la exigibilidad judicial y política del
derecho a la alimentación y en la construcción de referentes concretos para
evaluar el diseño de las políticas públicas existentes.
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CAPÍTULO I
ASPECTOS GENERALES
Y METODOLÓGICOS
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1. ASPECTOS METODOLÓGICOS
D
esde el punto de vista formal, el presente documento responde a los
criterios expuestos por el Comité de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales en su Observación General 12 relativa al derecho a la
alimentación adecuada. Responde, además, a los planteamientos recogidos
en la Declaración de Roma sobre Seguridad Alimentaria Mundial (1996). En
este sentido, el documento se estructura en torno a tres capítulos que intentan
desarrollar en extenso cada uno de los elementos que, según estos instrumen-
tos, integran el contenido básico o esencial del derecho a la alimentación, a
saber: la disponibilidad, la accesibilidad y la adecuada utilización biológica
de los alimentos.
Desde el punto de vista material, el documento atiende, tanto al carácter norma-
tivo de la Constitución como a los conceptos de “bloque de constitucionalidad”
y de “norma adscripta constitucional”. En esa medida, el contenido básico o
esencial del derecho a la alimentación encuentra sustento inmediato en los
tratados internacionales de derechos humanos ratificados por Colombia, en la
jurisprudencia de los tribunales internacionales, en las normas constitucionales
y en las subreglas de decisión fijadas por la Corte Constitucional.
Adicionalmente, con el fin de ofrecer la interpretación más favorable a la
realización del derecho a la alimentación, el documento apela a la costum-
bre internacional y a la doctrina de los órganos encargados de supervisar el
cumplimiento de los tratados, de los relatores especiales y de los expertos
independientes del sistema de Naciones Unidas.
29
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
1
Al respecto, la Corte Constitucional ha señalado que “siempre que se habla de bloque de cons-
titucionalidad se hace porque en la Constitución una norma suya así lo ordena y exige su inte-
gración, de suerte que la violación de cualquier norma que lo conforma se resuelve en últimas
en una violación del Estatuto Superior”. Sentencia C-578 de 1995. F. J. 3.
30
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
2
Rodrigo UPRIMNY YEPES. El bloque de constitucionalidad en Colombia. En: Compilación
de jurisprudencia y doctrina nacional e internacional. Oficina en Colombia del Alto Comisio-
nado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Volumen I. Bogotá, 2001. Pp. 149 y
150.
3
Corte Constitucional, Sentencia C-251 de 1997. F. J. 19.
4
Así se desprende del artículo 214 de la Constitución que, en su numeral segundo, dispone que:
“Los estados de excepción (...) se someterán a las siguientes reglas: 2º) No podrán suspenderse
los derechos humanos ni las libertades fundamentales. En todo caso se respetarán las reglas del
derecho internacional humanitario”.
31
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
5
En la Sentencia SU-1150 de 2000, la Corte Constitucional señaló que, pese a no haber sido
aprobados por un tratado internacional, los Principios Rectores “reflejan y llenan las lagunas
de lo establecido en tratados internacionales de derechos humanos y (en esa medida) deben ser
tenidos como parámetros para la creación normativa y la interpretación en el campo de la regu-
lación del desplazamiento forzado y la atención a personas desplazadas por parte del Estado”.
F. J. 38. En el mismo sentido, véanse las Sentencias T-321 de 2001 y T-602 de 2003.
6
Esta norma establece que los derechos y deberes consagrados en la Constitución “se interpre-
tarán de conformidad con los tratados de derechos humanos ratificados por Colombia”.
7
Corte Constitucional, Sentencia T-1319 de 2001. F. J. 13.
32
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
8
La gestión del Relator Especial sobre el derecho a la alimentación, desarrollada en el marco
de los mecanismos extraconvencionales de protección y promoción de los derechos humanos
creados por la Comisión de Derechos Humanos, se dirige fundamentalmente a alcanzar los ob-
jetivos establecidos en las Resoluciones 2000/10 y 2001/25 de la Comisión de Derechos Huma-
nos. Entre tales objetivos se encuentran el de: (i) solicitar y recibir información sobre todos los
aspectos relacionados con el derecho a la alimentación, (ii) cooperar con los gobiernos, las or-
ganizaciones intergubernamentales, en particular la Organización de las Naciones Unidas para
la Agricultura y la Alimentación, y las organizaciones no gubernamentales para la promoción y
realización eficaz del derecho a la alimentación, (iii) formular recomendaciones adecuadas para
la realización del derecho a la alimentación, (iv) identificar los problemas nuevos relacionados
con el derecho a la alimentación que se plantean en todo el mundo, (v) contribuir eficazmente
al examen de la aplicación de la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial
y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación y, (vi) prestar atención a la
cuestión del agua potable, teniendo en cuenta la interdependencia de esta cuestión con el dere-
cho a la alimentación.
9
Cfr. Sentencia C-251 de 1997. F. J. 8.
33
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
10
Pese a no haber señalado expresamente que los informes oficiales de los Relatores Especiales
del Sistema de Naciones Unidas hacen parte del bloque de constitucionalidad, la Corte Cons-
titucional sí ha apelado a ellos para llevar a cabo el control de constitucionalidad de algunas
leyes. Véanse, entre otras, las Sentencias C-251 de 1997, C-578 de 2002, C-580 de 2002, C-695
de 2002 y C-802 de 2002.
11
Los Principios de Limburgo y las Directrices de Maastricht son un ejemplo de lo que la doctrina
internacional denomina soft law. Víctor ABRAMOVICH y Christian COURTIS. Los derechos
sociales como derechos exigibles. Madrid, Editorial Trotta. 2002. P. 69.
12
Abramovich y Courtis señalan que “los Estados no pueden desentenderse de estos documentos,
pues en tanto en el PIDESC es un tratado, están obligados de acuerdo con lo que dispone el
artículo 31 de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados (1969) a interpretar sus
normas de buena fe, tomando en consideración su objeto y su fin, el sentido corriente de sus
términos, los trabajos preparatorios y las prácticas relevantes”. Ibíd. Pp. 69 y 70.
13
El artículo 38 del Estatuto de la Corte Penal Internacional de Justicia dispone que: “La Corte,
cuya función es decidir conforme al derecho internacional las controversias que le sean some-
tidas, deberá aplicar (...) b). La costumbre internacional como prueba de una práctica general-
mente aceptada como derecho”.
34
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
14
J. A. CARRILLO SALCEDO. El derecho internacional en un mundo en cambio. Citado por
Daniel O´DONNELL. Introducción al derecho internacional de los derechos humanos. En:
Compilación de Jurisprudencia y Doctrina Nacional e Internacional. Oficina en Colombia del
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Volumen I. Bogotá,
2001. P. 30.
15
Cfr. Ibíd. Pp. 31 y 32.
16
“Desde 1981, los mecanismos temáticos del sistema universal toman la Declaración Universal
como fuente principal de la normativa aplicada a su examen de la situación de los derechos
humanos en el mundo. Desde hace más tiempo, las distintas relatorías sobre países especí-
ficos han tomado la Declaración Universal como fuente principal de la normativa aplicable
a sus investigaciones. Estas prácticas apoyan la conclusión de que la Declaración Universal
de Derechos Humanos forma parte del derecho consuetudinario”. Por su parte, en 1998 la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos manifestó que “se considera competente para
aplicar todas las normas que conciernen al sistema interamericano de derechos humanos, de
la cual la Declaración (Americana sobre Derechos y Deberes del Hombre) es parte y que tiene
además estatus de norma de ius cogens o derecho internacional consuetudinario de obligatorio
cumplimiento’”. Daniel O´DONNELL. Introducción al derecho internacional de los derechos
humanos. En: Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Normativa, jurisprudencia y
Doctrina de los Sistemas Universal e Interamericano. Oficina en Colombia del Alto Comisio-
nado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Bogotá, 2004. Pp. 69 y 70.
17
Corte Constitucional, Sentencia C-872 de 2003. F. J. 3.
35
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
36
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
21
Cfr. Asbjørn EIDE. El derecho a una alimentación adecuada y a no padecer hambre. Estudio
actualizado sobre el derecho a la alimentación, presentado en cumplimiento de la Decisión
1998/106 de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías.
E/CN.4/Sub.2/1999/12. Junio 28 de 1999. Párrafo 32.
37
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
22
Sentencia SU-047 de 1999. F. J. 50.
23
Ibíd., F. J. 50.
24
Ibíd., F. J. 48.
25
La Corte Constitucional ha entendido que la ratio decidendi de las sentencias dictadas en ejer-
cicio del control abstracto de constitucionalidad, en cuanto guardan unidad de sentido con su
parte resolutiva, tienen fuerza de cosa juzgada implícita y, por lo mismo, tienen efecto erga om-
nes (Sentencia C-131 de 1993). Ha entendido además que la ratio decidendi de las sentencias
de revisión de tutelas, en la medida en que indican el sentido y los alcances de la normatividad
fundamental, “debe ser acatada por los jueces, a falta de disposición legal expresa, al resolver
sobre casos iguales a aquellos que dieron lugar a la interpretación efectuada” (Sentencia T-175
de 1997).
38
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
2. ASPECTOS GENERALES
El derecho a la alimentación forma parte del derecho más amplio a un nivel de
vida adecuado. Así se desprende del artículo 25 de la Declaración Universal
de Derechos Humanos:
26
De acuerdo con la Corte Constitucional, para que los cambios jurisprudenciales puedan con-
siderarse legítimos no basta con señalar que “la interpretación actual es un poco mejor que
la anterior, puesto que el precedente, por el solo hecho de serlo, goza ya de un plus, pues ha
orientado el sistema jurídico de determinada manera”. Es necesario demostrar, adicionalmente,
que existen razones de peso que, en el caso concreto, no solo priman sobre los criterios que
sirvieron de base a la decisión en el pasado sino, además, sobre las consideraciones de seguri-
dad jurídica e igualdad que fundamentan el principio esencial del respeto del precedente en un
Estado de derecho. Sentencia C-400 de 1998. F. J. 58.
27
No podría ser de otra forma, habida cuenta de que, en este caso, “la interpretación de la Corte
Constitucional, a diferencia de la jurisprudencia de los demás jueces, en cuanto desentraña el
significado de la Constitución, no puede tener valor opcional o puramente ilustrativo, puesto
que sirve de vehículo insustituible para que ella adquiera el estatus activo de norma de normas
y como tal se constituya en el vértice y al mismo tiempo en el eje del entero ordenamiento
jurídico”. Corte Constitucional, Sentencia SU-640 de 1998. En el mismo sentido, véanse, entre
otras, las Sentencias C-037 de 1996, SU-168 de 1999, T-1625 de 2000, T-1031 de 2001, T-
772/02 y T-249 de 2003.
28
Para el análisis de los precedentes, se identificaron problemas jurídicos concretos y se identifi-
caron las últimas sentencias proferidas por la Corte Constitucional en torno a estos. A partir de
su relevancia e idoneidad explicativa, se indagó por las sentencias y subreglas más importantes.
La técnica para extractar las subreglas jurisprudenciales atiende a la metodología propuesta por
Diego Eduardo LÓPEZ MEDINA, El derecho de los jueces. Bogotá, Editorial Legis, 2001.
Pp. 55-85.
39
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
29 ,
“El discurso de las ‘Cuatro Libertades del Presidente Roosevelt de los Estados Unidos, en
enero de 1941, fue de especial importancia en la preparación de la Declaración, que incluyó la
liberación de la miseria como uno de esos derechos. En las negociaciones sobre la Declaración
Universal de Derechos Humanos, la delegación de los Estados Unidos desempeñó un papel
importante, subrayando que debían incluirse los derechos económicos y sociales, así como
los derechos civiles que enunciaban las libertades fundamentales, ya que –en palabras de la
,
delegación de los Estados Unidos– ‘un hombre en la miseria no es un hombre libre ”. Asbjørn
EIDE. El derecho humano a una alimentación adecuada y a no padecer hambre. Documento
en internet: www.fao.org/DOCREP/W9990S/w9990s03.htm
30
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales considera que el derecho a la salud
abarca una amplia gama de factores socioeconómicos que permiten a las personas llevar una vida
sana. Esos factores son la alimentación y la nutrición, la vivienda, el acceso a agua limpia potable,
a condiciones sanitarias adecuadas, a condiciones de trabajo seguras y a un medio ambiente sano.
Observación general 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud. Párrafo 4.
40
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
Con todo, a partir de los estudios realizados sobre las causas, las dimensiones
y las consecuencias del hambre y la malnutrición en el mundo, el derecho
a la alimentación ha adquirido una importancia excepcional. Hoy en día se
reconoce que, si bien este derecho sigue siendo parte del derecho a gozar de
un nivel de vida adecuado y del derecho al disfrute del más alto nivel posible
de salud, tiene unos contenidos y particularidades que le son propios y que le
proporcionan una existencia autónoma.
31
Cfr. Observación general No. 12. El derecho a una alimentación adecuada. Párrafo 7.
32
Cfr. Ibíd., párrafo 7.
41
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
33
Según Jean Ziegler, Relator Especial sobre el derecho a la alimentación, el derecho a la alimen-
tación “es un concepto complementario del concepto de ‘seguridad alimentaria’ porque hace
de la lucha contra el hambre y la malnutrición una obligación jurídica, y no meramente una
posibilidad o preferencia gubernamental”. E/CN.4/2003/54. Enero 10 de 2003. Párrafo 59.
34
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2002/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2003/54. Enero 10
de 2003. Párrafo 35.
42
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
35
Cfr. Asbjørn EIDE. El derecho humano a una alimentación adecuada y a no padecer hambre.
Documento en internet: www.fao.org/DOCREP/W9990S/w9990s03.htm
36
Asbjørn EIDE. El derecho humano a una alimentación adecuada y a no padecer hambre.
Informe de actualización del estudio sobre el derecho a la alimentación, presentado en cum-
plimiento de la decisión 1997/108 de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y
Protección a las Minorías. E/CN.4/Sub.2/1998/9. Junio 29 de 1998. Párrafo 9.
43
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
37
El numeral 1º del artículo 29 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que
“[t]oda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que solo en ella puede desarro-
llar libre y plenamente su personalidad”. En similar sentido, el numeral 1º del artículo 32 de la
Convención Americana de Derechos Humanos declara que “[t]oda persona tiene deberes para
con la familia, la comunidad y la humanidad”.
38
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2003/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2004/10. Febrero 9
de 2004. Párrafo 35.
44
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
39
Código Civil, art. 411.
40
Así lo estableció la Corte Constitucional al condicionar la constitucionalidad del ordinal 6º
del artículo 154 del Código Civil que establece como causal de divorcio “[t]oda enfermedad
o anormalidad grave e incurable, física o psíquica, de uno de los cónyuges que ponga en peli-
gro la salud mental o física del otro cónyuge e imposibilite la comunidad matrimonial”. Para
la Corte el hecho de que la persona gravemente afectada de una enfermedad o discapacidad
incurable quede expósita luego del divorcio, sin que el otro cónyuge deba prestarle alimentos,
atenta contra la autonomía del cónyuge enfermo y contra el principio de dignidad humana.
Sentencia C-246 de 2002.
45
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
41
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-1033 de 2002.
42
El numeral 9 del artículo 411 del Código Civil limita la obligación de pagar alimentos legales
a los hermanos legítimos. De acuerdo con la Corte Constitucional, esta norma no contradice
el ordenamiento constitucional en razón a que la Carta Política solo consagra la igualdad de
derechos y deberes entre los hijos no entre los hermanos. Sentencia C-105 de 1994.
43
Cfr. Corte Constitucional, Sentencias C-105 de 1994 y C-125 de 1996.
44
En Colombia, los procedimientos diseñados para asegurar la satisfacción de la obligación ali-
mentaria se encuentran regulados en el Código de Procedimiento Civil (arts. 435 a 440), en
el Código del Menor (arts. 133 a 159) y en el Código de Procedimiento Penal (arts. 32 y 35).
Excepcionalmente, puede acudirse a la acción de tutela para obtener el cumplimiento de la
obligación de pagar alimentos. (Ver Corte Constitucional, sentencia T-174 de 1994).
45
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-246 de 2002. F. J. 7.
46
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
46
Cfr. Declaración de Quito, párrafos 79 a 86.
47
Cfr. PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano 2002. Citado en el Informe de Jean Ziegler
sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad con la Resolución 2003/25 de la
Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2004/10. Febrero 9 de 2004. Párrafo 36.
48
En opinión de Jean Ziegler, “los Gobiernos deberían establecer y aplicar marcos nacionales que
aseguren que la desregulación en el marco de la política de liberalización no deje lagunas en la
protección de los derechos humanos, en particular cuando se privaticen los servicios de abaste-
cimiento de agua. Asimismo, deberían establecerse marcos relativos a las nuevas tecnologías,
como los alimentos modificados genéticamente, que aseguren su reglamentación y etiquetado,
la adopción de medidas de precaución y leyes sobre la responsabilidad de las empresas por los
posibles efectos perjudiciales para los agricultores pobres, los pueblos indígenas, las comuni-
dades locales, los consumidores y el medio ambiente”. E/CN.4/2004/10. Febrero 9 de 2004.
Párrafo 47.
49
Cfr. Ibíd., párrafo 43.
47
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
50
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2003/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2004/10. Febrero 9
de 2004. Párrafo 41.
51
E/CN.4/Sub.2/2003/12/Rev.2. Agosto 26 de 2003.
52
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2003/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2004/10. Febrero 9
de 2004. Párrafos 49 y 51.
48
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
49
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
56
Al respecto véase la Observación general No. 3 sobre la índole de las obligaciones de los Esta-
dos Partes y la Observación general No. 12 sobre el derecho a la alimentación adecuada.
50
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
57
En este caso no se trata de “propiciar una política de no innovación con respecto de los siste-
mas de producción tradicionales, como de destacar que cuando los Estados intentan promover
métodos más eficaces deben tomar como base de partida los conocimientos y las experiencias
tradicionales, integrarlos en enfoques que combinen la ciencia moderna con los principios ajus-
tados en la experiencia tradicional, para ampliar al máximo las posibilidades de un consumo
alimentario adecuado y equilibrado desde el punto de vista nutritivo, sin dejar de respetar las
limitaciones ecológicas” (Subrayas originales). Centro de Derechos Humanos. El derecho a
una alimentación adecuada como derecho humano. Organización de Naciones Unidas. Nueva
York. 1989. P. 39.
51
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
58
Ibíd., p. 41.
59
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2000/10 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2001/53. Febrero
27 de 2001. Párrafo 30.
52
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
53
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
60
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La índole
de las obligaciones de los Estados Partes. Párrafo 2.
61
Sentencia C-1489 de 2000. F. J. 6.
62
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No.12. El dere-
cho a la alimentación adecuada. Párrafo 30.
54
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
El propósito fundamental de esta ley debe ser el de servir como “marco jurí-
dico integrado bajo el cual deben existir y cohesionarse todas las leyes y las
políticas gubernamentales concretas relacionadas con el derecho a la alimen-
tación, inclusive la agricultura, la nutrición, la tierra y el agua” 63. La idea es,
entonces, que esta ley sirva para iniciar la armonización y la revisión de las
normas y las políticas sectoriales existentes, para que todas ellas se ajusten a
las obligaciones que dimanan del derecho a la alimentación.
Lo anterior, desde luego, supone que la ley marco tiene que surgir de un
análisis claro de los problemas económicos, sociales y culturales que afectan
a cada país y que, a la postre, impiden u obstaculizan la realización del dere-
cho a la alimentación. Así, por ejemplo, de acuerdo con el Relator Especial
sobre el derecho a la alimentación, si en un país determinado el ejercicio de
este derecho resulta obstaculizado porque la mayoría de su población percibe
ingresos muy bajos o no tiene acceso a la propiedad de la tierra, la ley marco
debería contemplar estrategias para adelantar reformas fiscales de carácter
redistributivo y programas de reforma agraria. La ley marco, adicionalmente,
debería contemplar soluciones legislativas más detalladas que involucren los
distintos elementos que se relacionan con el derecho a la alimentación (v. gr. el
acceso al crédito, el empleo, la política ambiental, la capacitación en la esfera
de la nutrición y la normativa sobre la producción, la calidad y la seguridad
de los alimentos) y que garanticen que el Estado cumpla con sus obligaciones
de respetar, proteger y satisfacer el derecho a la alimentación64.
63
Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, presentado de confor-
midad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23 de
2001. Párrafo 94.
64
Cfr. Ibíd., párrafos 94 a 96.
55
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
les y políticos65. Ello supone, desde luego, que los Estados deben garantizar
que las personas y las comunidades que sean víctimas de violaciones a sus
derechos económicos, sociales y culturales dispongan de recursos judiciales
efectivos, de mecanismos apropiados de reparación y de instrumentos idóneos
para establecer la responsabilidad de los gobiernos66.
Si los Estados desatienden esta obligación y no establecen mecanismos efi-
caces para dar efectividad a los derechos económicos, sociales y culturales,
deben demostrar que existe una razón imperiosa para ello. En particular, el
hecho de no ofrecer ningún recurso jurídico interno frente a las violaciones
de estos derechos les impone la carga de probar, “bien que esos recursos no
son ‘medios apropiados’ según los términos del artículo 2 del Pacto, o bien,
que a la vista de los demás medios utilizados, son innecesarios”67.
Al abordar la cuestión de la justiciabilidad de los derechos económicos, sociales
y culturales, los Estados deben tener en cuenta, adicionalmente, que no hay nada
en la estructura de estos derechos que justifique sustraerlos de la competencia
de los jueces y tribunales. Al contrario, hoy en día se reconoce que los derechos
económicos, sociales y culturales, al igual que los derechos civiles y políticos,
involucran cuestiones que pueden ser judicialmente debatidas68. También se
reconoce que para que los gobiernos puedan ser llamados a rendir cuentas por no
cumplir con las obligaciones dimanantes de los instrumentos internacionales de
los derechos humanos es necesario avanzar en la justiciabilidad de los derechos
económicos, sociales y culturales69.
65
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10
de 2002. Párrafo 33.
66
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 9. La
aplicación interna del Pacto. Párrafo 2.
67
Ibíd. Párrafo 3.
68
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha señalado que todos los derechos
reconocidos en el PIDESC poseen en la gran mayoría de los sistemas jurídicos dimensiones
significativas de justiciabilidad (Observación general No. 9, párrafo 10). Adicionalmente ha
señalado que las normas contenidas en los artículos 3 (igualdad entre hombres y mujeres), 7
inciso i) del apartado a) (salario igual a trabajo igual), 8 (libertad sindical y derecho de huelga),
10 párrafo 3 (protección de los niños y adolescentes contra la explotación social y comercial),
13 apartado a) del párrafo 2 y párrafos 3 y 4 (obligatoriedad de la enseñanza primaria, dere-
cho de los padres a escoger la educación de sus hijos y libertad de enseñanza) y 15 párrafo 3
(libertad de investigación científica) del PIDESC son autoejecutables y, por ende, pueden ser
aplicadas por los jueces sin más disquisiciones (Observación general No. 3, párrafo 5).
69
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10
de 2002. Párrafo 29.
56
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
70
Cfr. Ibíd., párrafos 38 a 46.
71
Corte Constitucional, Sentencia C-1165 de 2000. F. J. 8. En el mismo sentido, véase la Senten-
cia SU-624 de 1999.
57
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
72
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 9. La apli-
cación interna del Pacto. Párrafo 9.
73
Cfr. Ibíd., párrafo 9.
74
Cfr. Corte Constitucional, Sentencias T-227 de 1997, T-365 de 1999 y T-179 de 2000.
75
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de con-
formidad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23
de 2001. Párrafos 104 a 107.
58
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
76
Cfr. Ibíd. En el mismo sentido véase Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimen-
tación, presentado de conformidad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos
Humanos. E/CN.4/2002/58. Párrafo 131.
77
Dicha estrategia debe orientarse a prevenir la discriminación en el acceso a los alimentos o a
los recursos destinados a alimentos y a regular todos los aspectos relacionados con el sistema
alimentario (producción, elaboración, distribución, comercialización y consumo de alimentos).
Adicionalmente, debe cumplir con los principios de responsabilidad, transparencia, participa-
ción popular, descentralización, capacidad legislativa e independencia de la magistratura, al
tiempo que debe identificar los recursos disponibles y las medidas y actividades políticas más
adecuadas para atender cada situación y contexto. Comité de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales. Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafos 21
a 26.
78
“Un metaderecho a algo x puede ser definido como el derecho a tener políticas p(x) que persi-
gan genuinamente el objetivo de hacer realizable el derecho a x”. Amartya SEN. El derecho a
no tener hambre. Bogotá. Universidad Externado de Colombia, 2002. P. 15.
79
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia T-505 de 2002. F. J. 5.4. y 5.5.
59
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
80
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La
índole de las obligaciones de los Estados Partes. Párrafo 10. En el mismo sentido, véase el pá-
rrafo 25 de los Principios de Limburgo y la Sentencia C-671 de 2002 de la Corte Constitucional
(F. J. 13).
81
Víctor ABRAMOVICH y Christian COURTIS. Op. cit. P. 89.
82
Corte Constitucional, Sentencia C-671 de 2002. F. J. 13.
83
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-251 de 1997. F. J. 9. En el mismo sentido, véanse los
Principios de Limburgo (párrafo 25).
60
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
84
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 12. El
derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 14. Observación General No. 15. El derecho al
agua. Párrafo 37.
85
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La
índole de las obligaciones de los Estados Partes. Párrafo 10. Observación general 12. El dere-
cho a la alimentación adecuada. Párrafo 17.
86
El PIDESC proscribe toda discriminación por motivos de raza, color, sexo, edad, idioma, reli-
gión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimien-
to, discapacidad física o mental, estado de salud (incluido el VIH/Sida), orientación sexual,
estado civil o cualquier otra condición política, social o de otro tipo que pretenda o tenga por
efecto anular o menoscabar el igual disfrute o el ejercicio de los derechos económicos, sociales
y culturales. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general
No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 18. Observación general No. 15. El
derecho al agua. Párrafo 13.
87
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de con-
formidad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23
de 2001. Párrafo 34.
88
Cfr. Principios de Limburgo, párrafos 38 y 39.
61
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
89
Corte Constitucional, Sentencia C-251 de 1997. F. J. 13.
90
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-371 de 2000. F. J. 18.
91
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La
índole de las obligaciones de los Estados Partes. Párrafo 12. Observación general No. 15. El
derecho al agua. Párrafo 16.
92
Cfr. Sentencias T-307 de 1993, T-288 de 1995, T-422 de 1996, T-378 de 1997 y T-762 de
1998.
93
En las Sentencias T-288 de 1995, T-207 de 1999 y T-823 de 1999 la Corte Constitucional señaló
que el deber de trato especial impone, de un lado, a las autoridades administrativas la obliga-
ción de abstenerse de expedir normativas que limiten de forma desproporcionada los derechos
de las personas que, en virtud del artículo 13 de la Constitución Política, son acreedoras de
un deber de especial protección y, de otro, de buscar fórmulas apropiadas que faciliten a estas
personas el ejercicio de sus derechos y el acceso a bienes, servicios y beneficios.
62
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
94
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La
índole de las obligaciones de los Estados Partes. Párrafo 9.
63
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
Esto significa que la regresividad de una medida solo puede justificarse de-
mostrando: “a) que la legislación que se propone, pese a implicar retrocesos
en algún derecho, implica un avance teniendo en cuenta la totalidad de los
derechos previstos en el Pacto, y b) que (el Estado) ha empleado todos los
recursos de que dispone, y que, aun así, necesita acudir a ella para proteger
los demás derechos del Pacto”95.
En suma, la verificación del carácter regresivo de una norma conlleva una
presunción de inconstitucionalidad que conduce a realizar un control judicial
estricto, quedando a cargo del Estado la carga de demostrar que existen im-
periosas razones –y no simplemente argumentos generales de política pública
o de disciplina fiscal– que hacen necesario ese paso regresivo en el desarrollo
de un derecho social prestacional96.
95
Víctor ABRAMOVICH y Christian COURTIS. Op. cit. Pp. 109 y 110.
96
Cfr. Corte Constitucional, Sentencias C-1165 de 2000 y C-671 de 2002.
97
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La
índole de las obligaciones de los Estados Partes. Párrafo 13.
98
Cfr. Principio de Limburgo No. 27.
64
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
99
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 12. El dere-
cho a la alimentación adecuada. Párrafo 31.
100
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La
índole de las obligaciones de los Estados Partes. Párrafo 11.
101
Párrafo 79.
102
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 3. La natu-
raleza de los derechos y las obligaciones de los Estados. Párrafo 9.
103
Ibíd., párrafo 9. En el mismo sentido, veánse los Principios de Limburgo relativos a la aplica-
ción del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Párrafo 21.
65
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
104
Cfr. Víctor ABRAMOVICH y Christian COURTIS. Op. cit., p. 93. En el mismo sentido, véase
el Informe Anual de 1993 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En: Compi-
lación de Jurisprudencia y Doctrina Nacional e Internacional. Oficina en Colombia del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Volumen II, p. 184.
105
Corte Constitucional, Sentencia T-595 de 2002. F. J. 5.3.
106
Ibíd., F. J. 5.3.
66
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
107
“Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a presentar, de conformidad con esta
parte del Pacto, informes sobre las medidas que hayan adoptado, y los progresos realizados,
con el fin de asegurar el respeto a los derechos reconocidos en el mismo”.
108
Hasta la fecha (diciembre 2005), el Comité ha emitido quince observaciones generales: OG No.
1 “Presentación de informes de los Estados Partes” (1989); OG No. 2 “Medidas de asistencia
técnica internacional” (1990); OG No. 3 “La índole de las obligaciones de los Estados Partes”
(1990); OG No. 4 “El derecho a la vivienda adecuada” (1991); OG No. 5 “Personas con disca-
pacidad” (1994); OG No. 6 “Los derechos económicos, sociales y culturales de las personas de
edad” (1995); OG No. 7 “El derecho a una vivienda adecuada: los desalojos forzosos” (1997);
OG No. 8 “Relación entre las sanciones económicas y el respeto a los derechos económicos,
sociales y culturales” (1997); OG No. 9 “La aplicación interna del Pacto” (1998); OG No. 10
“La función de las instituciones nacionales de derechos humanos en la protección de los dere-
chos económicos, sociales y culturales” (1998); OG No. 11 “Planes de acción para la enseñanza
primaria” (1999); OG No. 12 “El derecho a una alimentación adecuada” (1999); OG No. 13 “El
derecho a la educación” (1999); OG No. 14 “El derecho al disfrute del más alto nivel posible
de salud” (2000); OG No. 15 “El derecho al agua” (2002).
109
Víctor ABRAMOVICH y Christian COURTIS. Op. cit., p. 68.
67
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
110
Cfr. Matthew CRAVEN. Introducción al Pacto Internacional de Derechos Económicos, So-
ciales y Culturales. En: Círculo de Derechos. Programa Internacional de Becas en Derechos
Humanos y Forum- Asia. 2000, p. 58
111
Cfr. Víctor ABRAMOVICH y Christian COURTIS. Op. cit., p. 68.
112
Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad con
la Resolución 2002/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2003/54. Enero 10 de
2003. Párrafo 53.
68
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
113
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10
de 2002. Párrafo 92.
114
Por ejemplo, en 1988 la Asamblea General aprobó una resolución sobre la situación de Sudán
en la que exhortaba a todos los Estados a prestar asistencia humanitaria. El Consejo de Seguri-
dad, por su parte, en el caso de Bosnia y Herzegovina, determinó que las hostilidades eran un
quebrantamiento de la paz e impuso el establecimiento de corredores de seguridad para el ac-
ceso humanitario. Más tarde, en 1999, el Consejo de Seguridad declaró que estaba dispuesto a
afrontar las situaciones de conflicto armado en las que la población civil fuera objeto de ataques
o en las que la asistencia alimentaria fuera obstaculizada deliberadamente. Jean ZIEGLER.
Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad con la Resolución
2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10 de 2002. Párrafos
93 y 94.
69
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
En segundo lugar, las personas que consideren que la inobservancia por parte
del Estado de sus obligaciones de respeto y protección vulnera o amenaza con
vulnerar su derecho a la alimentación pueden interponer una acción de tutela
ante cualquier juez para que este ponga término a la violación y adopte las
medidas necesarias para restaurar el derecho (CP, artículo 86). En efecto, ya
la Corte Constitucional ha señalado que, conforme la interpretación oficial
internacional de los derechos económicos, sociales y culturales, la acción de
tutela resulta procedente para obtener el cumplimiento de las obligaciones de
respeto y protección que se derivan de los derechos sociales115.
Excepcionalmente, la tutela resultará procedente para obtener el cumplimiento
de las obligaciones de realización que se derivan del derecho a la alimentación.
Siguiendo las reglas jurisprudenciales trazadas por la Corte Constitucional,
ello tendrá lugar en presencia de una relación de conexidad entre el derecho a
la alimentación y un derecho fundamental o, en su defecto, de una afectación
del mínimo vital de las personas. En concreto, conforme los criterios expuestos
anteriormente116, la tutela resultará procedente para obtener el cumplimiento
de aquellas obligaciones que se derivan del principio de subsidiariedad y que
apuntan, precisamente, a evitar que las personas padezcan hambre y malnu-
trición por no estar en capacidad de superar los obstáculos que les impiden
disponer y acceder a los alimentos que requieren para subsistir dignamente
(obligaciones de hacer efectivo).
Finalmente, el derecho a la alimentación puede ampararse a través de las accio-
nes populares. A través suyo, cualquier persona puede demandar la protección
de aquellos derechos e intereses colectivos117 que, como el medio ambiente
y la salubridad pública, tienen una incidencia directa en la disponibilidad, la
accesibilidad y la utilización biológica de los alimentos.
115
Cfr. Sentencia T-958 de 2001.
116
Ver supra, numeral 2.2.
117
La doctrina usualmente distingue entre los intereses difusos y los derechos colectivos. Sin
embargo, la Constitución no hace esa distinción y emplea el término “derechos e intereses
colectivos” para referirse a los intereses que pertenecen a todas las personas que integran una
comunidad determinada.
70
CAPÍTULO II
LA DISPONIBILIDAD
DE LOS ALIMENTOS
71
A
l presentar la disponibilidad como componente básico del derecho a la
alimentación adecuada, el Comité de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales expresa:
118
Observación general No. 12. El derecho a una alimentación adecuada. Párrafo 12.
73
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
1. LA SUFICIENCIA NUTRICIONAL
74
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
75
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
119
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2003/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2004/10. Febrero 9
de 2004. Párrafos 24 a 29.
76
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
120
Ibíd., párrafos 24 a 29.
121
Cfr. Sentencia C-074 de 1993.
77
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
122
Cfr. Sentencia C-109 de 1995.
123
Cfr. Sentencia C-332 de 1996.
78
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
razón a que el acuerdo pretende evitar que la fauna, la salud humana y las
actividades referidas resulten afectadas por plagas y enfermedades propagadas
a través del intercambio de animales vivos y de productos de origen animal.
124
Cfr. Sentencias C-021 de 1994 y C-615 de 1996.
79
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
125
Cfr. Sentencia C-137 de 1996.
80
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
Los conflictos armados son uno de los principales obstáculos para la realización
del derecho a la alimentación. Debido a las confrontaciones bélicas, millones
de personas alrededor del mundo se ven privadas de sus recursos producti-
vos y de los alimentos que requieren para subsistir. Los métodos de guerra
frecuentemente empleados por los combatientes, tales como desplazamientos
de población, bloqueos de alimentos y destrucción de cosechas y reservas de
agua, resultan devastadores de la seguridad alimentaria y causan la pérdida
de muchas vidas humanas. Las poblaciones más afectadas son, justamente,
las más vulnerables o las que comúnmente enfrentan más problemas para
acceder a los alimentos.
La situación ha sido descrita por el Relator Especial sobre el derecho a la
alimentación en los siguientes términos:
126
Ibíd.
81
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
Para asegurar que durante los conflictos armados, sean o no de carácter interna-
cional, las personas dispongan de alimentos suficientes, salubres y aceptables,
el derecho internacional humanitario impone a las partes enfrentadas el cum-
plimiento de un conjunto de obligaciones. Conforme a lo dispuesto en los
Convenios de Ginebra y en sus Protocolos adicionales, las partes que toman
parte en las hostilidades están obligadas, ante todo, a respetar el derecho a la
alimentación de la población civil, a no interferir con la labor de las organi-
zaciones humanitarias y a proteger especialmente el acceso a la alimentación
de determinadas categorías de personas.
Las obligaciones que surgen del derecho internacional humanitario no están
sujetas a realización progresiva ni al principio de reciprocidad. Su exigibili-
dad es inmediata y no depende de la disponibilidad de recursos económicos
ni de que exista un cumplimiento correlativo de las mismas por cada una de
las partes enfrentadas.
Para garantizar el respeto del derecho internacional humanitario y del derecho a
la alimentación durante los conflictos armados existen en la actualidad distintos
mecanismos internacionales. El primero de ellos y, tal vez, el más importante,
es la Corte Penal Internacional. Establecida por el Estatuto de Roma de 1998,
la Corte tiene competencia para juzgar y castigar a los criminales de guerra
que dejen morir de hambre a sus poblaciones durante un conflicto armado,
sea o no de carácter internacional. Los Estados, por su parte, “también pue-
den ejercer presión económica y diplomática, solos o en cooperación con las
Naciones Unidas, sobre un Estado que no respete el derecho internacional
127
Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, presentado de confor-
midad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23 de
2001. Párrafo 39.
82
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
1.3.1. Las víctimas de los conflictos armados tienen derecho a que la priva-
ción de alimentos no sea ejercida como método de guerra
Hacer pasar hambre a las personas civiles como método de guerra está pro-
hibido, tanto en los conflictos de carácter interno como en los de carácter
internacional. Esta prohibición, de acuerdo con el Relator Especial sobre
el derecho a la alimentación, “no solo se viola cuando la denegación del
acceso a los alimentos causa la muerte, sino también cuando la población
padece hambre por habérsela privado de fuentes o suministros de alimen-
tación”130.
Los Protocolos I y II adicionales a los Convenios de Ginebra prohíben ex-
presamente los ataques contra los artículos necesarios para la supervivencia
de la población civil, incluidos los alimentos y el agua potable:
En virtud de lo anterior, a las partes enfrentadas también les está vedado usar
desfoliantes químicos sobre los cultivos, contaminar las reservas y fuentes
de agua y colocar minas terrestres en las tierras agrícolas132.
128
Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad con
la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10 de
2002. Párrafo 92.
129
Ejemplos de este tipo de intervención se encuentran en los casos de Sudán y Bosnia-Herzegovina,
ver supra nota 114.
130
Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de confor-
midad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23 de
2001. Párrafo 45.
131
Protocolo I, art. 54.2; Protocolo II, art. 14.
132
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, presentado de con-
formidad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23
de 2001. Párrafo 46.
83
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
1.3.2. Las víctimas de los conflictos armados tienen derecho a recibir asis-
tencia alimentaria
Las normas sobre asistencia humanitaria también hacen parte del derecho in-
ternacional humanitario, aunque son diferentes según que el conflicto armado
sea de carácter internacional o no.
En los conflictos armados de carácter internacional, el derecho internacional
humanitario impone a las partes enfrentadas la obligación de garantizar que
las necesidades básicas de la población que se encuentra bajo su control sean
cubiertas de la mejor manera posible. Ello supone que cuando no están en
capacidad de prestar asistencia humanitaria a quienes viven en los territorios
controlados, las partes enfrentadas deben permitir que organizaciones huma-
nitarias e imparciales ofrezcan sus servicios a la población civil, sea que esta
pertenezca o no a un Estado adversario. En estos casos, si bien los Estados
pueden imponer ciertas condiciones a las acciones de socorro133, deben abs-
tenerse de desviar los envíos o demorar su tránsito. Conforme al Protocolo I
adicional a los Convenios de Ginebra, es obligación de las partes enfrentadas
permitir y facilitar el paso rápido y sin trabas de todos los envíos y material
de socorro y garantizar la seguridad del personal médico y humanitario (ar-
tículos 70 y 71). Adicionalmente, las partes enfrentadas deben asegurarse
que en la distribución de la asistencia humanitaria se dé prioridad a aquellas
personas que como los niños, las mujeres embarazadas, las parturientas y las
madres lactantes, son sujetos de especial protección del derecho internacional
humanitario.
En los conflictos armados de carácter interno, el artículo 3 común a los Con-
venios de Ginebra reconoce el derecho de quienes no participan o han dejado
de participar en las hostilidades a ser tratadas humanamente y a recibir ayuda
humanitaria. Reconoce, además, el derecho de las organizaciones humanitarias
e imparciales a ofrecer sus servicios a las Partes en conflicto. El Protocolo II,
por su parte, señala que “cuando la población civil esté padeciendo privaciones
133
Conforme a lo dispuesto en el artículo 54 del Cuarto Convenio de Ginebra, relativo a la pro-
tección debida a las personas civiles en caso de guerra, “una Potencia que permita el libre paso
de envíos destinados a un territorio ocupado por una parte adversaria en el conflicto tendrá (...)
derecho a verificar los envíos, a reglamentar su paso según horarios e itinerarios prescritos, y
a obtener de la Potencia protectora garantías suficientes de que la finalidad de tales envíos es
socorrer a la población necesitada, y que no se utilizan en provecho de la Potencia ocupante”.
En similar sentido, el artículo 70 del Protocolo I estable que las partes en conflicto y a las Altas
Partes contratantes que permitan el paso de materiales y personal de socorro, tienen derecho a
fijar las condiciones técnicas, incluida la investigación, bajo las cuales se permitirá ese paso y
a supeditar la concesión de ese permiso a que la distribución local se haga bajo la supervisión
de una Potencia protectora.
84
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
1.3.3. Las víctimas de los conflictos armados tienen derecho a no ser despla-
zadas forzadamente
El derecho internacional humanitario prohíbe expresamente el desplazamiento
forzoso de la población. Así, el artículo 49 del Cuarto Convenio de Ginebra,
relativo a la protección de las personas civiles en caso de guerra, prohíbe los
traslados en masa o individuales, de índole forzosa, de personas protegidas.
En el mismo sentido, el artículo 17 del Protocolo II prohíbe ordenar el despla-
zamiento de la población civil por razones relacionadas con el conflicto, salvo
cuando sea necesario para salvaguardar la vida o integridad de los civiles o
cuando medien razones militares imperiosas.
De acuerdo con el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación, mediante
la prohibición del desplazamiento forzoso de la población se pretende “evitar
situaciones de hambre o de inanición durante los conflictos armados”134.
134
Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de confor-
midad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23 de
2001. Párrafo 47.
85
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
135
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-1140 de 2000.
86
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
136
De acuerdo con la Corte Constitucional, “la apertura y profundización de canales de expresión
y de intervención de los consumidores, en los procesos de decisión de carácter público y comu-
nitario, pertenecen a la esencia del derecho del consumidor, puesto que sin ellos los intereses
difusos de este colectivo, que tienen carácter legítimo, dejan de proyectarse en las políticas
públicas y en las actuaciones administrativas, con grave perjuicio para el interés general y la
legitimidad de la función pública, llamada no solamente a aplicar el derecho preexistente sino
a generar en torno de sus determinaciones el mayor consenso posible”. (Subrayas y negrillas
originales). Sentencia C-1140 de 2000.
137
Cfr. Sentencia C-1140 de 2000.
87
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
138
Cfr. Sentencia T-333 de 2000. Para ver las particularidades del caso ver infra 2.2.1.
88
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
139
Cfr. Sentencia T-333 de 2000.
89
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
140
Cfr. Sentencia C-262 de 1996.
90
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
141
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2002/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2003/54. Enero 10
de 2003. Párrafo 35. En el mismo sentido, véase Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales. Observación general No. 15. El derecho al agua. Párrafo 6.
142
Cfr. Sentencias T-413 de 1995 y T-578 de 1992.
91
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
143
Cfr. Observación general No. 15. El derecho al agua. Párrafo 2.
144
Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de confor-
midad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23 de
2001. Párrafo 59.
92
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
145
Cfr. Sentencia T-413 de 1995.
146
Cfr. Sentencia T-410 de 2003. En el mismo sentido, véase la Sentencia T-092 de 1995.
93
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
147
Sentencia T-481 de 1997.
94
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
95
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
consecuencia de esta relación, estos grupos han desarrollado una serie de co-
nocimientos y prácticas de carácter tradicional, transmitidos ancestralmente
por vía oral, tendentes a la utilización racional y sostenible de los recursos
naturales.
En muchas ocasiones, la aplicación de estos conocimientos y prácticas tradi-
cionales puede generar cambios o modificaciones de las especies vegetales
existentes e, incluso, puede dar lugar a la aparición de nuevas especies. Las
prácticas y conocimientos tradicionales de las culturas minoritarias se consti-
tuyen así en fuente de obtenciones vegetales que deben ser protegidos a través
de mecanismos de propiedad intelectual.
Ahora bien, para resultar compatibles con el principio de diversidad étnica
y cultural, los mecanismos de propiedad intelectual dispuestos deben partir
del reconocimiento de que para muchas de las comunidades indígenas, ne-
gras y campesinas existentes en el país no resulta admisible la idea de una
apropiación individual, comercial y excluyente de las variedades vegetales
obtenidas a través de la gestión cultural. En consecuencia, corresponde al
Estado colombiano, “en desarrollo del mandato constitucional que le obliga a
proteger a las minorías étnicas y a las culturas tradicionales, diseñar un régimen
de propiedad intelectual en materia de obtenciones vegetales que admita la
propiedad colectiva en aquellos casos en los cuales esto resulte necesario para
garantizar el mantenimiento de las prácticas propias de dichas comunidades
en torno a las variedades vegetales por ellas obtenidas”.
Así lo señaló la Corte Constitucional149 al revisar la constitucionalidad de la
Ley 243 de 1995, por medio de la cual se aprueba el Convenio Internacional
para la Protección de las Obtenciones Vegetales.
149
Cfr. Sentencia C-262 de 1996.
150
Corte Constitucional, Sentencia C-262 de 1996.
96
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
151
Ibíd.
152
Sentencia C-137 de 1996.
97
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
4.1. Es obligación del Estado garantizar que las medidas que se adopten
para evitar el cultivo de las plantas utilizadas para la producción ilícita
de estupefacientes no atenten contra el medio ambiente ni contra la
identidad cultural de las comunidades indígenas
La Convención de las Naciones Unidas contra el tráfico ilícito de estupefa-
cientes y sustancias sicotrópicas, suscrita en Viena en diciembre de 1988,
tiene por objeto “promover la cooperación entre las Partes a fin de que puedan
hacer frente con mayor eficacia a los diversos aspectos del tráfico ilícito de
estupefacientes y sustancias sicotrópicas que tengan una dimensión interna-
cional”154.
Al aprobar esta Convención, mediante la Ley 67 de 1993, el Congreso de la
República introdujo la siguiente declaración:
153
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-262 de 1996.
154
Artículo 2.
98
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
155
Cfr. Sentencia C-176 de 1994.
156
En concordancia con lo anterior, la Sentencia SU-383 de 2003 de la Corte Constitucional es-
tablece que el derecho fundamental de los pueblos indígenas a participar en las decisiones
que puedan afectarlos directamente –reconocido en el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos
Indígenas y Tribales en Países Independientes– comporta la obligación de consultar con ellos
la implementación de los programas de erradicación de cultivos ilícitos dentro de sus territorios
“con la finalidad de llegar a un acuerdo o lograr el consentimiento de las medidas propuestas”.
Ello en razón a que sólo el mecanismo de consulta permite determinar en qué medida los pue-
blos indígenas y tribales tienen derecho a mantener sus plantaciones, y con qué alcance sus au-
toridades o las autoridades nacionales, según el caso, pueden reprimir el delito de plantaciones
ilícitas, dentro de un ámbito territorial determinado.
99
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
157
Cfr. Sentencia C-988 de 2004.
158
Conforme a lo dispuesto en el artículo 3 de la Ley 822 de 2003 se entiende por “ingrediente
activo grado técnico” “aquel que contiene todos los elementos químicos y sus compuestos
químicos naturales o manufacturados, incluidas las impurezas y compuestos relacionados que
resultan inevitablemente del proceso de fabricación”.
100
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
159
Cfr. Sentencia T-219 de 1994. En similar sentido, véase la Sentencia T-251 de 1993.
101
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
Aun cuando todos los sujetos de especial protección merecen atención prio-
ritaria en relación con la disponibilidad de los alimentos, el análisis, en el
presente aparte, se concentra, por un lado, en los problemas de disponibilidad
que enfrentan las personas privadas de la libertad. Debido a las precarias
condiciones de reclusión que soportan, las personas privadas de la libertad a
menudo enfrentan grandes dificultades para disponer de alimentos suficientes,
inocuos y nutritivos. En este sentido, resulta imperativo determinar qué obli-
gaciones son exigibles por la población carcelaria a las autoridades encargadas
de su cuidado y vigilancia, teniendo en cuenta que el Estado es el principal
obligado a hacer efectivo su derecho a la alimentación.
Por otro lado, el aparte se ocupa del derecho que tienen las comunidades
indígenas a disponer de tierras para su subsistencia. Ello en atención a la
importancia especial que reviste para la cultura, valores espirituales y hábitos
alimenticios de estos pueblos la relación con sus tierras o territorios.
102
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
160
Cfr. Sentencia T-714 de 1996.
103
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
161
Ibíd.
104
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
162
Cfr. Sentencia T-718 de 1999.
105
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
163
Cfr. Sentencia T-1030 de 2003.
106
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
5.2.1. Derecho de los pueblos indígenas a la propiedad sobre las tierras que
tradicionalmente ocupan
El Convenio 169 de la OIT obliga a los Estados a reconocer a los pueblos
indígenas el derecho de propiedad y de posesión sobre las tierras que tra-
dicionalmente ocupan y a tomar medidas apropiadas para salvaguardar su
derecho a utilizar las que no están exclusivamente ocupadas por ellos, pero a
las que han accedido tradicionalmente para sus actividades y su subsistencia
(artículo 14.1). En concordancia con lo anterior, los Estados deben respetar
las modalidades de transmisión de los derechos sobre la tierra establecidas por
las comunidades indígenas y deben adoptar medidas para evitar que personas
ajenas a estas se aprovechen de sus costumbres o de su desconocimiento de
las leyes para arrogarse la propiedad, la posesión o el uso de las tierras de
esas comunidades (artículo 17).
Adicionalmente, los gobiernos deben tomar las medidas que sean necesarias
para determinar qué tierras han sido y siguen siendo ocupadas por los pueblos
indígenas, con el fin de garantizar la protección efectiva de sus derechos de
propiedad y posesión (artículo 14.2). También deben instituirse procedimien-
tos adecuados en el marco del sistema jurídico nacional para solucionar las
reivindicaciones de tierras formuladas por los pueblos interesados (artículo
14.3).
164
Cfr. Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 13.
107
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
108
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
165
Cfr. Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos Humanos. Consecuencias ne-
gativas de las sanciones económicas para el disfrute de los derechos humanos. Documento de
trabajo preparado por Marc Bossuyt. E/CN.4/Sub.2/2000/33. Junio 21 de 2000.
166
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 12. El
derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 36.
167
Cfr. Ibíd., párrafo 37.
168
Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos Humanos. Consecuencias negativas
de las sanciones económicas para el disfrute de los derechos humanos. Documento de trabajo
preparado por Marc Bossuyt. E/CN.4/Sub.2/2000/33. Junio 21 de 2000. Párrafos 41 a 47.
109
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
169
Ibíd., párrafos 59 a 73 y 87 a 100. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación,
presentado de conformidad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos.
E/CN.4/2002/58. Enero 10 de 2002. Párrafos 120 a 123.
170
Cfr. Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 19. Obser-
vación general No. 15. El derecho al agua. Párrafo 35.
171
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad
con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10
de 2002. Párrafo 137.
110
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
172
“Los países desarrollados todavía tienden a disponer de una mayor autonomía para controlar
su seguridad alimentaria a nivel local en comparación con los países en desarrollo. Los países
desarrollados han tardado más en liberalizar la agricultura, pese a las disposiciones conteni-
das en el Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC destinadas a equiparar las condiciones en
el sistema de comercio agrícola en lo que se refiere al acceso a los mercados, los subsidios a la
exportación y el apoyo a la producción nacional. En muchos países desarrollados se ha seguido
protegiendo y apoyando la agricultura, en tanto que los países en desarrollo han tenido que
liberalizar en el marco de programas de ajuste estructural (eliminando todo el apoyo en forma
de subsidios y reduciendo drásticamente las barreras a la importación de alimentos bastante
más allá de lo que se exige oficialmente en el marco de liberalización de la OMC). Todo esto ha
creado condiciones desiguales en las que los subsidios de los países desarrollados actúan como
incentivos negativos para la producción agrícola en los países en desarrollo”. Jean ZIEGLER. In-
forme preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con la Resolución
2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23 de 2001. Párrafo 79.
173
Párrafo 21, objetivo 2.3.
111
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
174
Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, objetivo 3.1.i).
175
Con arreglo a lo dispuesto en el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosa-
nitarias, son aceptables las restricciones al comercio internacional que, con base en evidencias
y pruebas científicas, resulten absolutamente necesarias para proteger la vida y la salud de las
personas y los animales o para preservar los vegetales.
112
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
113
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
176
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con
la Resolución 2000/10 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2001/53. Febrero 7 de
2001. Párrafos 69 y 74.
114
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
177
Cfr. Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, párrafo 43.
178
Ibíd., párrafo 47.
115
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
necesario que adopten medidas para asegurar que política de ayuda alimentaria
no perturbe la producción local y guarde una relación directa con las priori-
dades de los países que la necesitan, en lugar de hacerlo con la necesidad que
tienen los países donantes de eliminar sus propios excedentes179.
179
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de con-
formidad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio 23
de 2001. Párrafo 77.
180
Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Párrafo 24.
116
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
117
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
181
Plan de Acción sobre la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Párrafo 33, objetivo 3.2.
118
CAPÍTULO III
LA ACCESIBILIDAD
A LOS ALIMENTOS
119
L
a imposibilidad de tener acceso a los alimentos disponibles es el motivo
por el cual cerca de 815 millones de personas en todo el mundo padecen
de hambre y malnutrición. Esta imposibilidad es, a su vez, el motivo
por el cual, en un mundo que está en capacidad de alimentar normalmente182
a 12.000 millones de seres humanos, esto es, al doble de la población mundial
actual, se producen 36 millones de muertes al año como consecuencia directa
o indirecta del hambre y la malnutrición183.
La anterior evidencia, indicativa de que las raíces del problema del hambre
y la malnutrición no se encuentran en la falta de alimentos sino en la falta de
acceso a los alimentos disponibles por grandes sectores de la población184,
exige que para hacer efectiva la plena realización del derecho a la alimentación
se remuevan las barreras u obstáculos que impiden a las personas acceder a
la alimentación adecuada o a los medios para obtenerla.
En este sentido, la accesibilidad, entendida como un componente esencial del
derecho a la alimentación, consiste en asegurar que los alimentos disponibles,
así como los recursos productivos, estén, en todo tiempo y lugar, al alcance
físico, geográfico y económico de todos los sectores de la población, sin
discriminación alguna.
De esta manera se busca evitar que, en un Estado que cuenta con la capacidad
productiva para alimentar normalmente a la totalidad de su población, existan
182
Según Jean Ziegler, “alimentar normalmente” significa aportar a cada persona una alimenta-
ción equivalente a 2.700 calorías al día. E/CN.4/2001/53. Febrero 7 de 2001. Párrafo 5.
183
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con
la Resolución 2000/10 de la Asamblea General. E/CN.4/2001/53. Febrero 7 de 2001. Párrafos
5 y 7.
184
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 12. El
derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 5.
121
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
1. LA NO DISCRIMINACIÓN
El derecho a la alimentación adecuada debe garantizarse a todas las perso-
nas sin discriminación alguna por cualquiera de los motivos internacional y
constitucionalmente prohibidos (raza, sexo, origen nacional o familiar, lengua,
religión, opinión política y filosófica)185. Ello significa que todas las personas
tienen derecho a acceder, en igualdad de condiciones, a alimentos inocuos y
nutritivos y/o a los medios para obtenerlos.
Según ya se explicó186, asegurar el acceso no discriminatorio a los alimentos
disponibles exige, de un lado, que el Estado adopte medidas eficaces que le
permitan tanto eliminar la discriminación de jure como combatir la discrimi-
nación de facto. De otro lado, exige que el Estado adopte medidas de acción
afirmativa dirigidas a facilitar a los sujetos y grupos vulnerables y/o marginados
el ejercicio efectivo de su derecho a la alimentación.
185
La lista no es exhaustiva sino ilustrativa y, por ello, se entiende que tampoco son admisibles las
distinciones, restricciones o exclusiones que, fundadas en cualquier condición social o perso-
nal, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio
de los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las personas, en condiciones de
igualdad.
186
Ver capítulo I, numeral 2.2.5.3.1, literal d).
122
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
El numeral 1º del artículo 411 del Código Civil fue demandado en ejercicio
de la acción pública de inconstitucionalidad. Según la demandante, la norma
187
Cfr. Sentencia C-105 de 1994.
123
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
188
Cfr. Sentencia C-1033 de 2002.
189
Este decreto fue derogado por la Ley 599 de 2000, por la cual se expide el Código Penal.
124
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
190
Cfr. Sentencia C-125 de 1996.
191
Ver Capítulo II, numeral 1.1.1.
192
Cfr. Sentencia C-016 de 2004.
125
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
193
Con el fin de respetar el principio de legalidad, la Corte se abstuvo de adicionar, mediante una
sentencia integradora, la disposición acusada. En cambio, optó por exhortar al Congreso de la
República para que, en ejercicio de sus competencias constitucionales y legales, adicionara el
artículo 233 del Código Penal para hacerlo compatible con el mandato constitucional que or-
dena dar el mismo tratamiento, en cuanto a derechos y deberes, a quienes ostentan la condición
de cónyuges y de compañeros permanentes.
194
Cfr. Sentencia C-247 de 2004.
126
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
absoluta por cuanto debe ajustarse a los valores superiores del ordenamiento
jurídico, los principios constitucionales y los derechos fundamentales.
Así, si la Constitución ordena ofrecer a los menores de edad una protección
integral195, resulta discriminatorio que el legislador establezca una diferencia
de trato entre ellos. En efecto, como quiera que las obligaciones que se derivan
del artículo 44 para el Estado, la sociedad y la familia son exigibles por todos
los menores, incluyendo a los adolescentes que no han cumplido dieciocho
años, resulta contrario al principio de igualdad que el legislador establezca
como causal de agravación punitiva del delito de inasistencia alimentaria
que el mismo se cometa contra un menor de catorce años. De acuerdo con la
Corte, “ninguna justificación constitucional existe para la diferencia de trato
aludida por cuanto en materia de alimentos como en relación con los demás
derechos a que alude el artículo 44 superior todos los menores se encuentran
en la misma situación y cualquier norma que desconozca la prevalencia de
los mismos, en los términos allí señalados, va en contravía del espíritu de la
Carta y, por tanto, debe ser declarada inconstitucional”.
195
En la Sentencia C-092 de 2002, la Corte declaró que “la intención del Constituyente al hacer
la distinción entre niños y adolescentes en los artículos 44 y 45 superiores no fue la de excluir
a estos últimos de la protección integral otorgada a la niñez, sino de ofrecerles espacios de
participación respecto de las decisiones que los conciernen”.
127
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
1.2.1. Es obligación del Estado adoptar medidas para abolir las prácticas
tradicionales que tienden a dar a los niños varones alimentación y
cuidados preferentes
La aplicación del principio de no discriminación requiere que los niños y
las niñas tengan acceso a una alimentación adecuada. Ello, de acuerdo con
el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, exige adoptar
medidas eficaces y apropiadas para erradicar las prácticas tradicionales que
afectan la salud de las niñas, en particular, aquellas que consisten en dar a los
niños varones alimentación y cuidados preferentes198.
A punto con lo anterior, el Comité de Derechos Humanos ha señalado que la
obligación estatal –consignada en el artículo 24 del Pacto Internacional de
196
Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con la
Resolución 57/226 de la Asamblea General. A/58/330. Agosto 28 de 2003. Párrafo 20.
197
Cfr. Ibíd., párrafo 20.
198
Cfr. Observación general No. 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud.
Párrafo 22.
128
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
1.2.2. Es obligación de los Estados adoptar medidas para abolir las prácticas,
arraigadas en el derecho consuetudinario de los países, que limitan el
acceso de las mujeres a los recursos productivos
Dado que las mujeres también son titulares del derecho a la alimentación, el Estado
tiene la obligación de adoptar medidas para crear un entorno que les garantice un
acceso suficiente a los recursos necesarios para alimentarse y de brindar asisten-
cia a aquellas que, por motivos ajenos a su voluntad y a su control, no estén en
capacidad de hacerlo por sí mismas.
Ello, de acuerdo con el Relator Especial para el derecho a la alimentación, sig-
nifica que el Estado debe “adoptar medidas positivas concretas para mejorar la
igualdad sustantiva de la mujer e impugnar todas las normas, tradiciones y leyes
consuetudinarias que legitimizan (sic) la discriminación y la violencia contra la
mujer, incluso dentro de la familia y en el hogar, especialmente en lo relativo a la
distribución de los alimentos”200. Significa, adicionalmente, que los Estados deben
aplicar y hacer cumplir la legislación vigente elaborada para garantizar que las
mujeres tengan acceso, en condiciones de igualdad, a los recursos productivos,
incluidos los ingresos, la tierra y el agua, a fin de que puedan alimentarse.
Así, si bien es cierto que los Estados están obligados a proteger la cultura y las
diferencias, también lo es que esta obligación debe cumplirse sin menoscabar el
derecho de las mujeres a la igualdad y sin perpetuar las discriminaciones de que
son objeto201.
199
Observación general No. 28. Igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Párrafo 28.
200
Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con la
Resolución 57/226 de la Asamblea General. A/58/330. Agosto 28 de 2003. Párrafo 25.
201
En este sentido, el artículo 5 de la Convención Internacional para la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer establece que “Los Estados Partes tomarán todas las
medidas apropiadas para: a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y
mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias
y de cualquier otra índole que estén basadas en la idea de inferioridad o superioridad de cual-
quiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres”.
129
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
202
Cfr. Corte Constitucional, Sentencias C-410 de 1994 y C-371 de 2000.
130
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
203
Cfr. Sentencia C-598 de 1998.
204
Convertido en ley de la República. Ley 691 de 2001.
131
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
205
Cfr. Sentencia C-088 de 2001.
206
Cfr. Sentencia T-029 de 2001.
132
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
207
Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 13.
133
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
a todas las personas, incluso a las que habitan en las zonas rurales y a las
que han sido desplazadas. Ello supone que los centros de abastecimiento de
productos alimenticios deben situarse a una distancia geográfica razonable
de los centros de población.
2.1. DERECHO A QUE EL ACCESO A LOS ALIMENTOS NO SEA ENTORPECIDO POR LA
ACCIÓN DE LAS AUTORIDADES PÚBLICAS O DE LOS PARTICULARES
Para garantizar que todas las personas puedan ejercer libremente su derecho
a la alimentación, las autoridades públicas y los particulares deben abstenerse
de impedir el tránsito de alimentos y de entorpecer u obstaculizar arbitraria-
mente el ejercicio de las actividades, productivas o comerciales, a través de
las cuales las personas satisfacen sus necesidades alimentarias.
2.1.1. Los propietarios o poseedores de tierras costeras no pueden impedir
el acceso al mar a través de sus predios cuando no existen, por las
características de la zona, otras vías para llegar a la orilla
Actuando mediante apoderada judicial, la Junta de Acción Comunal de la
vereda de Mendiguaca (Magdalena) y el Comité de Pescadores de la Poza
de Mendiguaca interpusieron acción de tutela con el fin de que se ordenara
al propietario, poseedor u ocupante del bien inmueble denominado Playa
Rica permitir a los habitantes de dicha vereda el acceso al mar a través del
predio.
Habida cuenta que los pobladores de la vereda Mendiguaca derivaban su
sustento de la actividad pesquera, ejercida de forma artesanal, los actores
consideraban que la decisión del demandado de impedir la utilización de la
única vía carreteable (no pantanosa) de acceso al mar amenazaba los derechos
a la vida y al trabajo de los miembros de su comunidad. Y es que, según los
demandantes, solo la vía que atravesaba el predio permitía a los pescadores
acceder con vehículos al mar y sacar así objetos pesados, como motores o el
producto de una pesca mayor.
La Corte Constitucional208 tuteló los derechos invocados por los petentes por
considerar que “los propietarios o poseedores de tierras costeras no pueden
impedir el acceso al mar a través de sus predios cuando no existen, por las
características de la zona, otras vías para llegar a la orilla”. Como quiera
que las playas son bienes de uso público, no puede tolerarse la conducta de
quien pretende apropiarse de ellas mediante su cercamiento o prohibición de
acceso.
208
Cfr. Sentencia T-605 de 1992.
134
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
209
Cfr. Sentencia SU-257 de 1997.
135
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
136
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
210
Cfr. Sentencia T-309 de 1999. En similar sentido, véase la Sentencia T-375 de 1996.
137
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
Tras encontrar que al demandado le había sido otorgada una concesión para
el uso de los ríos Toribío y Córdoba y que las obligaciones contenidas en el
Código de Recursos Naturales, referentes a la no utilización de una cantidad
mayor de agua que la otorgada y a evitar su despilfarro y uso irracional, habían
sido incumplidas por aquel, sin que la administración del municipio adoptara
medidas efectivas para conjurar esta situación, la Corte Constitucional211 tuteló
los derechos fundamentales invocados. Consideró el alto Tribunal que, en éste
caso, se presentaba una situación de indefensión de los demandantes frente al
demandado, que hacía procedente la acción de tutela. Ello en razón a que éste,
como propietario de uno de los inmuebles atravesados por el canal que surte
al acueducto de la zona, disfrutaba de las aguas de uso público a su antojo y
hacía un uso irregular de las potestades otorgadas por el Estado en su condición
de concesionario, sin que las autoridades administrativas adoptaran medidas
efectivas para impedírselo.
De este modo, según la Corte, “cuando el concesionario, (...), hace un uso
inadecuado o arbitrario de la concesión y, por consiguiente, abusa de sus dere-
chos, sin que la Administración se lo impida y más bien se muestre tolerante,
dada su conducta omisiva y negligente, frente a tales excesos, aquel ejerce
poderes de hecho que lo colocan en una situación de supremacía frente a los
demás usuarios, quienes no obstante tener derecho al aprovechamiento del
recurso, como concesionarios o por ministerio de la ley, se han visto excluidos
de su ejercicio y colocados en un estado de evidente indefensión”.
3. LA ACCESIBILIDAD ECONÓMICA
Al presentar la accesibilidad económica como componente básico del derecho
a la alimentación, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
expresa:
La accesibilidad económica implica que los costos financieros per-
sonales o familiares asociados con la adquisición de los alimentos
necesarios para un régimen de alimentación adecuado deben estar a
un nivel tal que no se vean amenazados o en peligro la provisión y la
satisfacción de otras necesidades básicas. La accesibilidad económica
se aplica a cualquier tipo o derecho de adquisición por el que las
personas adquieren sus alimentos y es una medida del grado en que es
satisfactorio para el disfrute del derecho a la alimentación adecuada.
Los grupos socialmente vulnerables como las personas sin tierra
y otros segmentos particularmente empobrecidos de la población
pueden requerir la atención de programas especiales212.
211
Cfr. Sentencia T-379 de 1995.
212
Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 13.
138
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
Los artículos 34 y 116 de la Ley 788 de 2002, “por la cual se dictan normas
en materia tributaria y penal del orden nacional y territorial; y se dictan otras
disposiciones”, fueron demandados en ejercicio de la acción pública de incons-
titucionalidad. De acuerdo con el demandante, al extender la base gravable
del impuesto a las ventas (IVA) a “bienes de la economía de subsistencia”
como alimentos y servicios públicos, las normas vulneraban los principios
de equidad y justicia distributiva, al tiempo que desconocían el mandato
constitucional de proteger especialmente a los sectores más desfavorecidos
de la población.
Al revisar el caso, la Corte Constitucional213 señaló que el legislador goza de
un amplio margen de configuración en materia tributaria. La Constitución
confiere al Congreso de la República una amplia potestad para determinar los
sujetos pasivos y activos, las bases gravables y las tarifas de los tributos. En
relación con el IVA, el legislador está claramente facultado para diseñar sus
aspectos estructurales, establecer los criterios y pautas para su recaudo y, en
general, fijar los elementos constitutivos de la obligación tributaria.
No obstante, esta amplia libertad de configuración no es absoluta sino que
encuentra límites precisos en la Constitución. En concreto, el legislador debe,
al momento de adoptar una decisión sobre el alcance o las características del
IVA o de cualquier otro impuesto, respetar los derechos fundamentales al mí-
213
Cfr. Sentencia C-776 de 2003.
139
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
nimo vital y a la igualdad de las personas, así como los principios de equidad
y progresividad, entre otros.
Lo anterior, de acuerdo con la Corte, significa que, en ausencia de una red de
protección social efectiva y accesible a los más necesitados, el Congreso debe
abstenerse de imponer cargas fiscales a quienes no disponen de los recursos
materiales necesarios para subsistir digna y autónomamente y de “afectar de
manera ineludible y manifiesta la posibilidad de que sectores amplios de la
sociedad tengan acceso a la satisfacción de sus ‘necesidades vitales’ básicas
(…)”214. Significa además que, al ejercer su potestad tributaria, el Congreso
debe abstenerse de imponer cargas excesivas o beneficios exagerados (equi-
dad)215, así como de gravar indiscriminadamente con el IVA bienes y servicios
de primera necesidad (progresividad).
Teniendo en cuenta lo anterior, la Corte declaró la exequibilidad del artículo
34 de la Ley 788 de 2002. Dado que la norma no gravaba bienes y servicios
de primera necesidad216, consideró que ella no suponía la imposición de una
carga excesiva para las personas de menores ingresos. Así, pese a que el
artículo 34 fijaba una tarifa general del 7% sobre algunos alimentos, el Tribunal
estimó que ello no se traducía en la afectación del mínimo vital de los más
desfavorecidos debido a que algunos de esos alimentos podían ser sustituidos
por otros que no fueron gravados y que, algunos otros, no tenían una alta
importancia nutricional en el contexto colombiano.
En contraste, la Corte sí declaró la inexequibilidad del artículo 116 acusado.
Consideró que, al gravar indiscriminadamente bienes y servicios de primera
necesidad, la norma acusada tenía una incidencia negativa sobre aquellos sec-
tores de la población que destinan la mayor parte de sus ingresos a satisfacer
sus necesidades básicas, “dado que les hace más gravoso o, en casos extremos,
les imposibilita alcanzar lo mínimo requerido para llevar una vida digna”217.
El mayor valor de los productos, generado por la imposición del gravamen,
214
Ibíd., F.J. 4.5.3.4.
215
“Una carga es excesiva o un beneficio es exagerado cuando no consulta la capacidad econó-
mica de los sujetos pasivos en razón a la naturaleza y fines del impuesto en cuestión. De esta
forma, el principio de equidad exige que se graven, de conformidad con la evaluación efectuada
por el legislador, los bienes o servicios cuyos usuarios tienen capacidad de soportar el impues-
to, o aquellos que corresponden a sectores de la economía que el Estado pretende estimular,
mientras que se exonere del deber tributario a quienes, por sus condiciones económicas, pueden
sufrir una carga insoportable y desproporcionada como consecuencia del pago de tal obligación
legal”. Ibíd., F.J. 4.5.3.2.2.1.
216
La Corte ha puesto de presente que los bienes y servicios de primera necesidad son aquellos que
“consumen sectores muy amplios de la población con el propósito de atender aspectos vitales de
sus necesidades básicas”, esto es, de satisfacer su derecho a la subsistencia. Ibíd., F. J. 4.5.4.1.
217
Ibíd., F.J. 4.5.6.1.
140
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
impide que las personas de menores ingresos puedan acceder a ellos y vulnera,
en consecuencia, su derecho al mínimo vital teniendo en cuenta que no se
trata de bienes que ellas simplemente “desean” consumir, sino que requieren
para llevar una vida digna y saludable.
Ahora, si bien es cierto que “no hay en la Constitución prescripción alguna
que prohíba, de manera general y absoluta, la imposición de cargas tributarias
sobre bienes y servicios de primera necesidad”, también lo es que, para que
este tipo de bienes y servicios puedan ser objeto de cargas impositivas, es
imprescindible que “existan políticas efectivas que compensen la afectación
al mínimo vital de las personas que, debido a su condición económica, en-
frentarían dificultades o se verían en imposibilidad de acceder a los mismos a
causa del mayor valor que deben pagar por ellos a causa del impuesto”218.
218
Ibíd., F.J. 4.5.6.1.
219
Observación general No. 15. El derecho al agua. Párrafo 12.
220
Cfr. Ibíd., párrafos 24 y 44-a.
141
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
221
Cfr. Ibíd., párrafo 27.
222
Cfr. Sentencia C-566 de 1995.
142
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
223
Ibíd.
224
Cfr. Sentencia C-252 de 1997.
143
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
legislador acuda a ellos para determinar en qué medida los usuarios están
obligados a contribuir con la financiación de la prestación del servicio,
máxime si se tiene en cuenta que la estratificación socioeconómica ofrece
criterios indicativos de la capacidad económica de los contribuyentes. En
este caso, la materialización de los principios de justicia y eficiencia con-
tributiva justifica que el legislador regule el régimen tarifario a partir de la
formulación legal de supuestos verosímiles y razonables de la realidad social
que, como tales, son en abstracto demostrativos de capacidad económica
o de riqueza.
Y es que, según la Corte, si bien puede suceder que la capacidad económica
no se corresponda con el estrato asignado al usuario, “resulta desproporcio-
nado reclamar que la ley tributaria en todos los eventos sea un fiel retrato
de la realidad y que, por lo tanto, incorpore incluso las situaciones que oca-
sionalmente se aparten del curso normal de los acontecimientos”. Cuando
ello ocurra, el usuario podrá impugnar la decisión de estratificación ante el
respectivo comité de estratificación y ante la Superintendencia de Servicios
Públicos Domiciliarios.
144
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
225
Cfr. Sentencia C-150 de 2003.
226
De acuerdo con la Corte, desde una perspectiva técnica, “la primacía de los criterios de efi-
ciencia y suficiencia financiera respecto de la determinación de la fórmula tarifaria es una mera
consecuencia de la cuantificación del costo de los servicios públicos como paso previo a la
decisión sobre la distribución de estos. En efecto, el cálculo del costo del servicio se realiza de
acuerdo con la totalidad de las erogaciones que implica su prestación en condiciones eficientes
‘en la misma forma en la que lo habría remunerado una empresa eficiente en un sector de ries-
go comparable’ (art. 87.4, Ley 142 de 1994). Luego se efectúa la distribución entre todos los
usuarios de acuerdo con su estrato y su nivel de ingresos”. Ibíd., F.J. 4.5.2.4.1.
227
Corte Constitucional, Sentencia C-150 de 2003.
145
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
228
Ibíd.
229
Cfr. Ibíd.
146
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
4.1.1 Derecho de las personas desplazadas a recibir del Estado ayuda ali-
mentaria de emergencia y asistencia mínima durante las etapas de
restablecimiento económico y de retorno. Cuando la persona se encuentre
230
Cfr. Sentencia T-025 de 2004. En el mismo sentido, véase la Sentencia T-669 de 2003.
231
Corte Constitucional, Sentencia T-025 de 2004. F.J. 5.2.
232
Corte Constitucional, Sentencia SU-1150 de 2000.
147
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
233
Bajo un mismo expediente (T-653010) fueron acumulados otros 108 expedientes, correspon-
dientes a igual número de acciones de tutela interpuestas por 1.150 núcleos familiares, todos
pertenecientes a la población desplazada, con un promedio de 4 personas por núcleo, y com-
puestas principalmente por mujeres cabeza de familia, personas de la tercera edad y menores
de edad, así como algunos indígenas.
234
De acuerdo con lo consignado en el expediente, algunos de los accionantes no habían recibido
ayuda humanitaria, a pesar de encontrarse inscritos en el Registro Único de Población Despla-
zada. En muchos casos, transcurrió un período largo (entre seis meses y dos años) sin recibir
ningún tipo de ayuda de parte de la Red de Solidaridad Social o de las otras entidades encarga-
das de atender a la población desplazada.
235
Cfr. Sentencia T-025 de 2004.
236
Ibíd., F.J. 6.
148
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
237
“El diseño de la atención humanitaria de emergencia, que hace énfasis en el factor temporal,
resulta demasiado rígido para atender de manera efectiva a la población desplazada. El límite
temporal de tres meses no responde a la realidad de la continuación de la vulneración de sus
derechos, de tal forma que la prolongación en el tiempo de dicha prestación no depende de las
condiciones objetivas de la necesidad de la población, sino del simple paso del tiempo”. Ibíd.,
F.J. 6.3.1.1.
238
“La atención humanitaria de emergencia se presta en forma demorada y en grados de cobertura
muy bajos”. Ibíd., F.J. 6.3.1.2. A lo anterior se agrega la escasez de recursos como “la causa
central de las fallas en la implementación de las políticas de atención a la población desplaza-
da”. Ibíd., F.J. 6.3.2.
239
“Los sistemas de registro no son sensibles a la identificación de necesidades específicas de
los desplazados que pertenecen a grupos bajo un mayor nivel de vulnerabilidad, tales como
las mujeres cabeza de familia y los grupos étnicos”. Además, “la política no prevé un sistema
diseñado para detectar los errores y obstáculos de su diseño e implementación, y mucho menos,
(sic) que permita una corrección adecuada y oportuna de dichas fallas”. Ibíd., F.J. 6.3.1.3.
240
Cfr. Ibíd., F.J. 7.
241
Dicha ayuda comprende, como mínimo, alimentos esenciales y agua potable, alojamiento y
vivienda básicos, vestido adecuado, y servicios médicos y sanitarios esenciales.
149
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
(...) debe la Corte precisar que existen dos tipos de personas des-
plazadas que, por sus condiciones particulares, son titulares de un
derecho mínimo a recibir ayuda humanitaria de emergencia durante
un período de tiempo mayor al que fijó la ley: se trata de (a) quie-
nes estén en situación de urgencia extraordinaria, y (b) quienes no
estén en condiciones de asumir su autosostenimiento a través de
un proyecto de estabilización o restablecimiento socioeconómico,
como es el caso de los niños que no tengan acudientes y las personas
de la tercera edad quienes por razón de su avanzada edad o de sus
condiciones de salud no están en capacidad de generar ingresos;
o las mujeres cabeza de familia que deban dedicar todo su tiempo
y esfuerzos a cuidar a niños menores o adultos mayores bajo su
responsabilidad. En estos dos tipos de situación, se justifica que el
Estado continúe proveyendo la ayuda humanitaria requerida para
la subsistencia digna de los afectados, hasta el momento en el cual
la circunstancia en cuestión se haya superado –es decir, hasta que
la urgencia extraordinaria haya cesado, o hasta que los sujetos que
no estén en posibilidad de cubrir su propio sustento adquieran las
condiciones para ello–242.
242
Corte Constitucional, Sentencia T-025 de 2004. F.J. 9.
243
Cfr. Ibíd., F.J. 2.2.
150
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
Con todo,
244
Corte Constitucional, Sentencia T-025 de 2004. F.J. 9.8.
151
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
245
Ibíd., F.J. 9.8.
246
Cfr. Sentencia T-025 de 2004.
247
Cfr. Sentencia T-740 de 2004.
152
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
Por medio de una estrategia como la descrita, se pretende lograr que la igualdad
jurídica, que ya ha sido reconocida a las mujeres en numerosos instrumentos
de derechos humanos, se traduzca en una igualdad material. Y es que, como
bien lo ha documentado el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación,
“los avances logrados por lo que hace a los derechos formales de la mujer no
siempre han ido acompañados de la atención adecuada para que esos derechos
sean significativos y sustantivos; así la influencia real de los instrumentos in-
ternacionales en la vida de las mujeres sigue siendo limitada”249. En efecto, las
mujeres continúan sufriendo discriminación de hecho en lo relativo al acceso
y el control de la alimentación, la tierra, los ingresos y otros recursos:
248
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 12. El dere-
cho a la alimentación adecuada. Párrafo 26.
249
Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con la
Resolución 57/226 de la Asamblea General. A/58/330. Agosto 28 de 2003. Párrafo 19.
153
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
250
Ibíd., párrafos 21 y 22.
251
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con
la Resolución 2000/10 de la Asamblea General. E/CN.4/2001/53. Febrero 7 de 2001. Párrafo 79.
252
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con
la Resolución 2001/25 de la Asamblea General. E/CN.4/2002/58. Enero 10 de 2002. Párrafo 23.
154
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
4.2.3 Derecho de las mujeres, especialmente de las que habitan en zonas rurales,
a beneficiarse de los planes de reforma agraria y de reasentamiento
La Convención Internacional para la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer reconoce el derecho de las mujeres que ha-
155
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
253
George MC GOVERN. The third freedom: Ending hunger in our time. Citado por Jean Ziegler.
E/CN.4/2002/58. Enero 10 de 2002. Párrafo 24.
254
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación preparado de conformidad con
la resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10 de
2002. Párrafo 21.
156
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
255
Cfr. Ibíd., párrafo 131.b
256
Cfr. Sentencia C-157 de 2002.
157
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
257
Ibíd.
158
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
de vigilar y cuidar a los niños detecten que, en un caso concreto, lo mejor para
el interés superior de este, a pesar de ser menor de tres años, es no estar con
su madre, podrán adelantar los procedimientos orientados a su protección.
En caso de que la decisión sea separarlos, la medida ha de ser tomada por un
juez, no por la autoridad administrativa.
258
Cfr. Sentencia T-212 de 2003.
159
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
259
Cfr. Sentencia C-011 de 2002.
160
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
El segundo inciso del numeral 5º del artículo transcrito fue demandado en ejerci-
cio de la acción pública de inconstitucionalidad. De acuerdo con el demandante,
la norma resultaba contraria al principio de prevalencia de los derechos de los
niños por cuanto privilegiaba los derechos patrimoniales de terceros sobre el
derecho de los menores de edad a recibir alimentos. En efecto, la norma creaba
una situación incompatible con el artículo 44 de la Carta al permitir que los
créditos surgidos de prestaciones laborales, costas judiciales, expensas funera-
rias y gastos de enfermedad fueran cubiertos antes que el pasivo causado por
el no pago de la obligación alimentaria a favor de los menores.
La Corte Constitucional260, tras encontrar fundados los cargos de la demanda, proce-
dió a declarar la inexequibilidad de la expresión “la quinta causa de”, contenida en
el numeral 5 del artículo 2495 del Código Civil, y la exequibilidad condicionada del
resto de la misma disposición bajo el entendido de que “los créditos por alimentos
en favor de menores prevalecen sobre todos los demás de la primera clase”.
De acuerdo con la Corte, si
161
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
262
Corte Constitucional, Sentencia C-657 de 1997. F.J. 3.
263
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-1064 de 2000.
264
Cfr. Corte Constitucional, Sentencias C-984 de 2002 y C-237 de 1997.
265
Cfr. Corte Constitucional, Sentencia C-388 de 2000.
162
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
266
Cfr. Sentencia C-184 de 1999. En similar sentido, véase la Sentencia C-305 de 1999, mediante
la cual la Corte declaró la exequibilidad de la Ley 471 de 1998, aprobatoria de la Convención
sobre la Obtención de Alimentos en el Extranjero, suscrita en Nueva York el 20 de junio de
1956.
163
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
4.4. DERECHO DE LOS TRABAJADORES DEL SECTOR RURAL A ACCEDER A LOS RECURSOS
PRODUCTIVOS Y A LOS MEDIOS NECESARIOS PARA OBTENER UNA ALIMENTACIÓN
ADECUADA
267
Cfr. Sentencia T-224 de 2005.
268
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con
la Resolución 56/155 de la Asamblea General. A/57/356. Agosto 27 de 2002. Párrafo 23.
164
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
269
Ibíd., párrafos 23 y 24.
270
Cfr. Ibíd., párrafo 25.
165
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
Para ello, el mismo Plan establece que los Estados deben considerar la po-
sibilidad de adelantar programas de reforma agraria (objetivo 2.1.e). Sobre
el particular, el Relator Especial para el derecho a la alimentación considera
que, siendo el acceso a la tierra un elemento esencial del derecho a la alimen-
tación, la reforma agraria debe adoptarse como una estrategia de seguridad
alimentaria en los países271.
De acuerdo con el Relator, una reforma agraria bien planeada y ejecutada
puede constituirse en una herramienta poderosa para hacer frente al desempleo
crónico que padecen muchos países en desarrollo, para mejorar los métodos de
conservación del medio ambiente y para lograr la explotación y la utilización
más eficaces de los recursos naturales. Lo anterior, teniendo en cuenta que las
pequeñas explotaciones agrícolas tienden a emplear más mano de obra que las
grandes explotaciones, donde se aplican la mecanización de las tecnologías
avanzadas, que los campesinos propietarios o que tienen seguridad jurídica
en la tenencia son más proclives a invertir en sus tierras y a hacer un mejor
uso de ellas, y que las pequeñas explotaciones agrícolas son más eficaces que
las de gran tamaño y protegen mejor el medio ambiente272.
Ahora bien, para alcanzar estos objetivos y erradicar así el hambre y la desigual-
dad extremas en las zonas rurales, la reforma agraria debe poseer una naturaleza
verdaderamente transformadora y redistributiva. Ello en razón a que –según
el Relator–, sólo por medio de una reforma agraria de estas características, es
posible quebrantar las estructuras de poder en las zonas rurales y garantizar así
que los campesinos y los pobres accedan a tierras de calidad273.
271
Cfr. Ibíd., párrafo 22.
272
Cfr. Ibíd., párrafos 27 a 29.
273
En este sentido, Jean Ziegler cuestiona los modelos de reforma agraria promovidos por el Ban-
co Mundial y otras instituciones. Si bien señala que estos modelos permiten, en muchos casos,
quebrantar la resistencia de las élites locales a la reforma agraria, no conllevan una verdadera
transformación social y no garantizan el acceso de los trabajadores agrarios a tierras de cali-
dad. En efecto, “conceder crédito a pequeños agricultores para que compren tierras a precios
de mercado no supone una reforma redistributiva y de transformación, ya que los propietarios
originarios se benefician de unos precios a menudo inflados, por unas tierras que muchas veces
son de baja calidad, mientras que los agricultores pobres se quedan frecuentemente cargados de
deudas que nunca pueden acabar de amortizar”. Adicionalmente, Ziegler estima preocupante
que muchos de estos programas se hayan aplicado sin tratar de responder a las costumbres
locales y a las formas tradicionales de tenencia de la tierra. Ibíd., párrafos 36 y 37.
166
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
4.4.3. Derecho de los trabajadores del sector rural a obtener una remunera-
ción justa por su trabajo
El artículo 1º del Convenio 99 de la OIT, relativo a los métodos para la fijación
de salarios mínimos en la agricultura, ratificado por Colombia mediante la
Ley 18 de 1968, establece que
274
Ibíd., párrafo 25.
167
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
las personas, sin discriminación alguna, es evidente que las personas mayores
son titulares de todos los derechos allí reconocidos, incluido el derecho a la
alimentación.
Con el fin de facilitar a las personas mayores el ejercicio de sus derechos eco-
nómicos, sociales y culturales, los Estados están obligados a adoptar medidas
especiales, empleando para ello el máximo de los recursos disponibles275.
275
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 6. Los
derechos económicos, sociales y culturales de las personas mayores. Párrafo 10.
276
Ibíd., párrafo 22.
277
Ver Capítulo I, numeral 2.2.5.2.3.
168
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
278
Observación general No. 6. Los derechos económicos, sociales y culturales de las personas
mayores. Párrafo 30.
279
A la luz de lo dispuesto en el artículo 2.1. de la Convención Internacional sobre la Protección de
los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y sus Familias, “se entiende por trabajador
migratorio toda persona que vaya a realizar, realice o haya realizado una actividad remunerada
en un Estado del que no sea nacional”.
280
Cfr. Asamblea General de las Naciones Unidas, Resolución A/RES/54/166 sobre protección de
los migrantes. Febrero 24 de 2000.
169
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
281
Sobre el particular, véanse la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos
de todos los Trabajadores Migratorios y sus Familias, la Declaración y el Programa de Acción
de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social celebrada en Copenhague en marzo de 1995, el
Informe y Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desa-
rrollo celebrada en El Cairo del 5 al 13 de septiembre de 1994; y la Declaración y el Programa
de Acción de la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos celebrada en Viena (Austria)
del 14 al 25 de junio de 1993.
282
Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Opinión consultiva OC-18 de 2003 sobre
la condición jurídica y derechos de los migrantes indocumentados. Septiembre 17 de 2003.
Párrafo 119.
283
A la luz de lo dispuesto en el artículo 6.b) de la Convención, “se entiende por Estado de empleo
el Estado donde el trabajador migratorio vaya a realizar, realice o haya realizado una actividad
remunerada, según el caso”.
170
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
284
A la luz de lo dispuesto en el artículo 5.a) de la Convención, se consideran documentados o en
situación regular los trabajadores que “han sido autorizados a ingresar, a permanecer y a ejercer
una actividad remunerada en el Estado de empleo, de conformidad con las leyes de ese Estado
y los acuerdos internacionales en que ese Estado sea parte”.
285
Opinión consultiva OC-18 de 2003 sobre la condición jurídica y derechos de los migrantes
indocumentados. Septiembre 17 de 2003. Párrafos 133 y 134.
171
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
ciden hacerlo, deben respetar todos sus derechos y garantías laborales, sin
consideración a la situación regular o irregular del trabajador.
4.6.2. Los trabajadores migratorios en situación regular tienen derecho a
transferir los fondos necesarios para el sustento de sus familiares del
Estado de empleo al Estado de origen o a cualquier otro Estado
La Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos
los Trabajadores Migratorios y sus Familias reconoce el derecho de los traba-
jadores migratorios documentados o que se encuentren en situación regular,
a transferir –con arreglo a los procedimientos establecidos en la legislación
y los acuerdos binacionales aplicables– sus ingresos y ahorros, en particular
los fondos necesarios para el sustento de sus familiares del Estado de empleo
al Estado de origen286, o a cualquier otro Estado (artículo 47).
286
A la luz de lo dispuesto en el artículo 6.a) de la Convención, “se entiende por Estado origen el
Estado del que sea nacional la persona de que se trate”.
172
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
287
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 12. El
derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 6. Observación General No. 15. El derecho al
agua. Párrafo 37.
288
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 15. El dere-
cho al agua. Párrafo 7.
173
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
289
Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 18.
290
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 15. El
derecho al agua. Párrafo 37.
174
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
291
A la luz del artículo 51.4 del Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra, son ataques
indiscriminados los que no están dirigidos contra un objetivo militar concreto, los que emplean
métodos o medios de combate que no pueden dirigirse contra un objetivo militar concreto y los
que emplean métodos o medios de combate que causan efectos imposibles de limitar.
292
Según Jean Ziegler, ello precisamente fue lo que sucedió en 1999 en Angola, donde más del
20% de los niños desplazados sufrieron malnutrición grave mientras que en el mismo año en
Kosovo los suministros alimentarios alcanzaron para proteger a todas las personas del hambre.
E/CN.4/2001/53. Febrero 7 de 2001. Párrafo 74.
175
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
293
Cfr. Observación general No. 15. El derecho al agua. Párrafo 37.
294
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe preliminar sobre el derecho a la alimentación, preparado de con-
formidad con la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. A/56/210. Julio
23 de 2001. Párrafo 71.
295
“Más del 60% de los recursos hídricos están situados en nueve países (incluidos Brasil, Cana-
dá, China, Estados Unidos, Indonesia y la Federación Rusa), en tanto que 80 países, que repre-
sentan más del 40% de la población mundial, se enfrentan a escasez de agua. Las regiones del
mundo más afectadas con ese problema son los países de la Península Arábiga, los de la costa
meridional del Mediterráneo y varios países de África oriental y meridional. Sus habitantes
viven ya en una situación de escasez crónica de agua”. [El umbral de la escasez de agua potable
se ha determinado en 1.000 metros cúbicos (m3) por persona y año. Por debajo de los 500 m3,
la situación se hace crítica y entre los 1.000 y 2.000 m3 la situación se considera una escasez
grave de agua]. Ibíd., párrafo 61.
296
“En el mundo moderno, la disponibilidad de agua por persona es inferior en un tercio al nivel
de hace 25 años, en parte como resultado del crecimiento de la población, pero también a causa
del gran derroche de agua, el consumo excesivo y la explotación excesiva por la industria y la
agricultura. Desde 1970, la cantidad de agua dulce disponible por persona se ha reducido en
un 40% y ha descendido hasta los 7.600 m3 y en 24 países es inferior a los 100 m3, lo que se
considera escasez sumamente grave de agua, mientras que el consumo de agua por persona se
ha multiplicado por seis desde principios del siglo XX”. Ibíd., párrafo 62.
176
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
5.2.1. Obligación de facilitar el acceso a los medios para obtener una ali-
mentación adecuada
297
Cfr. Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 37. Obser-
vación General No. 15. El derecho al agua. Párrafo 32.
298
Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 6.
177
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
299
Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, presentado de conformidad con
la Resolución 2000/10 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2001/53. Febrero 7 de
2001. Párrafo 6.
178
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
300
Cfr. Observación general No. 12. El derecho a la alimentación adecuada. Párrafo 4.
301
Plan de aplicación de las decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible.
Párrafo 7.
179
CAPÍTULO IV
LA UTILIZACIÓN BIOLÓGICA
DE LOS ALIMENTOS
181
A
l presentar la utilización biológica de los alimentos, como componente
básico del derecho a la alimentación, el Relator Especial de Naciones
Unidas sobre el derecho a la alimentación expresó:
Así, pese a que la Observación general No. 12 del Comité de Derechos Econó-
micos, Sociales y Culturales no trata expresamente de la utilización biológica
de los alimentos, es claro que las cuestiones relacionadas con la nutrición y
la seguridad alimentaria son parte esencial del derecho a la alimentación. Y
no podría ser de otra forma puesto que, sin duda alguna, la ausencia de una
dieta adecuada, de servicios de salud y de saneamiento básico y de educa-
ción nutricional hace a las personas vulnerables a la malnutrición en cuanto
les impide digerir y absorber apropiadamente los nutrientes presentes en los
alimentos que consumen.
302
Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con
la Resolución 2002/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2003/54. Enero 10 de
2003. Párrafo 34.
183
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
2. EDUCACIÓN NUTRICIONAL
184
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
303
Para un análisis más detallado del contenido de los derechos a la salud, a la vivienda y al agua,
pueden consultarse los siguientes documentos: Defensoría del Pueblo. El derecho a la salud en
la Constitución, la jurisprudencia y los instrumentos internacionales. Bogotá, 2003. Defenso-
ría del Pueblo. Sistema de seguimiento y evaluación de la política pública de vivienda a la luz
del derecho a la vivienda (mimeo). Bogotá, 2004. Defensoría del Pueblo. El derecho al agua
en la Constitución, la jurisprudencia y los instrumentos internacionales. Bogotá, 2005.
185
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
186
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
mente del derecho de toda persona al más alto nivel posible de salud física y
mental, debe entenderse que la adopción de una estrategia de salud pública
como la descrita constituye una obligación inderogable antes que una opción
de política pública305.
El derecho a una vivienda adecuada forma parte del derecho más amplio a
un nivel de vida adecuado. Así se desprende del artículo 25 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos:
305
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 14. El
derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud. Párrafo 43.
306
Cfr. Observación general No. 4. El derecho a una vivienda adecuada. Párrafo 1.
307
Organización Mundial de la Salud, Organización Panamericana de la Salud, División de Salud
y Ambiente. Documento de referencia OPS sobre Políticas de Salud en la Vivienda. Citado por
Defensoría del Pueblo. Op. cit. [2003]. p. 94.
187
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
308
Observación general No. 4. El derecho a una vivienda adecuada. Párrafo 8.b.
309
Sentencia C-936 de 2003.
188
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
310
Observación general No. 15. El derecho al agua. Párrafo 6.
311
Cfr. Ibíd., párrafos 2 y 16.
189
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
La Convención sobre los Derechos del Niño impone a los Estados la obligación
de adoptar las medidas necesarias, hasta el máximo de los recursos disponibles
y, cuando sea necesario, dentro del marco de la cooperación internacional, para
garantizar a los niños y las niñas la efectividad de sus derechos económicos,
sociales y culturales.
En tal sentido, los Estados están obligados, entre otras cosas, a adoptar me-
didas para evitar que la infancia padezca de hambre y malnutrición. Para
ello, sin embargo, no basta con garantizar la disponibilidad y el acceso físico
y económico a alimentos nutritivos, inocuos y culturalmente aceptables.
Es necesario, adicionalmente, garantizar el aprovechamiento biológico de
los nutrientes presentes en los alimentos que consumen mediante medidas
orientadas, fundamentalmente, a protegerlos contra los riesgos derivados de
la mala salud y de los malos hábitos alimenticios.
190
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
312
Cfr. Sentencia SU-225 de 1998.
191
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
192
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
315
Cfr. Jean ZIEGLER. Informe sobre el derecho a la alimentación, preparado de conformidad con
la Resolución 2001/25 de la Comisión de Derechos Humanos. E/CN.4/2002/58. Enero 10 de
2002, Párrafo 131.
316
Cfr. Comité sobre los Derechos del Niño. Observación general No. 3. El VIH/SIDA y los dere-
chos del niño. CRC/GC/2003/3. Marzo 17 de 2003, párrafo 26.
193
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
317
Cfr. Sentencia T-025 de 2004. Para ver las particularidades del caso, ver supra capítulo III,
numeral 4.1.1.
318
Cfr. Ibíd., F.J. 9.
319
El hecho de que los derechos que deben ser satisfechos por el Estado en cualquier tiempo ten-
gan un claro contenido prestacional no obsta para que estos puedan ser considerados derechos
fundamentales de la población desplazada. Ello en razón a que tanto los derechos fundamen-
tales como los derechos económicos, sociales y culturales tienen una dimensión prestacional a
cargo del Estado. Ibíd., F.J. 9.
320
Ibíd., F.J. 9.
194
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
321
Cfr. Sentencia T-790 de 2003.
322
Cfr. Sentencia T-645 de 2003.
195
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
323
Observación general No. 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud.
Párrafo 12.b
196
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
324
Cfr. Ibíd., párrafo 44.d.
325
Cfr. Ibíd., párrafo 34.
326
Cfr. Ibíd., párrafo 35.
327
Cfr. Ibíd., párrafo 36.
328
Ibíd., párrafo 14.
197
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
329
Ibíd., párrafo 16.
330
Cfr. Ibíd., párrafo 44.
331
Ibíd., párrafo 43.d.
198
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
332
Paul HUNT. Relator Especial para el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel
posible de salud. E/CN.4/2004.49. Febrero 16 de 2004. Párrafo 65.
333
A/RES/S-24/2. Párrafo 101.
199
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
334
Observación general No. 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud. Párrafo
34.
335
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 14. El
derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud. Párrafo 43.
336
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 4. El
derecho a una vivienda adecuada. Párrafo 12.
200
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
337
Cfr. Observación general No. 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud.
Párrafo 37.
338
Cfr. Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Objetivo 2.4.d.
339
Observación general No. 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud.
Párrafo 36.
201
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
340
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación general No. 15. El
derecho al agua. Párrafo 29.
202
CONCLUSIONES
203
1. El derecho a la alimentación forma parte del derecho más amplio a un nivel
de vida adecuado. Así lo entienden instrumentos internacionales de derechos
humanos tales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos
(artículo 25), el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (artículo 11) y el Protocolo de San Salvador (artículo 12), los
cuales plantean que la satisfacción de este derecho es la vía adecuada para
asegurar que todas las personas puedan alcanzar un óptimo desarrollo de
sus capacidades físicas, emocionales e intelectuales.
2. El derecho a la alimentación es un derecho humano, universal e interde-
pendiente de los demás derechos humanos. Ello significa que los Estados
y la comunidad internacional deben darle el mismo peso y tratamiento
que dan a los demás derechos humanos, de modo que su ejercicio y pleno
disfrute sean una garantía para todos y cada uno de los miembros de la
familia humana, sin discriminación alguna por cualquiera de los motivos
internacional y constitucionalmente prohibidos.
3. Conforme a lo dispuesto en la Observación General No. 12 del Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el derecho a la alimentación
comprende, por una parte, la disponibilidad de alimentos en cantidad y cali-
dad suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias de los individuos,
sin sustancias nocivas y aceptables desde el punto de vista cultural.
Así entendida, la disponibilidad apunta a garantizar que el suministro de
alimentos sea constante y accesible a todas las personas, de manera que
todas ellas puedan aprovisionarse de los alimentos necesarios para estar
protegidas contra el hambre y la malnutrición. Adicionalmente, la dispo-
nibilidad apunta a garantizar que los alimentos disponibles sean nutritivos,
seguros y culturalmente apropiados para unos consumidores determina-
dos.
205
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
206
EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
207
BIBLIOGRAFÍA
209
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