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En este proyecto hablaremos de la leyenda negra española como algo positivo,

conviene recordar que esta leyenda es, además de una falsedad, una corriente de
opinión que tiene incluso éxito en la actualidad, como veremos.

La leyenda negra es ese conjunto de propaganda anti-española que se extendió por


Europa a partir del siglo XVI. Ha habido numerosos intentos de desmitificar toda esa
leyenda falseada y exagerada que se ha escrito sobre el imperio español.

Para comprender los orígenes de la estereotipación de España, de los españoles y, en general, de


lo español, sería necesario conocer los orígenes de la Leyenda Negra española, leyenda que,
aunque goza de tan sólo cien años de edad, abarca más de quinientos años de nuestra historia15 .
Fuera de los círculos académicos, hablar de Leyenda Negra se presta - hoy - toda una aventura.
Debido a la abundante literatura sobre las leyendas negras que ha ido surgiendo en los últimos
años, se puede hablar de la Leyenda Negra de la Cruzadas, de la Leyenda Negra de la Iglesia
Católica, de la Leyenda Negra panameña, de la Leyenda Negra de los Borgia, de la Leyenda Negra
de Catalina de Médicis, de la Leyenda Negra de Pío XII, de la Leyenda Negra de la Orden del
Temple o de la Leyenda Negra de la Artigas, por incluir algunos de los ejemplos más característicos
de esta temática. Sin embargo, haciendo una analogía de hechos y definiciones históricas, sólo la
Leyenda Negra estadounidense podría compararse con la nuestra
debemos defendernos porque las leyendas negras, en general y nuestra
Leyenda Negra —la antiespañola, la que hay que escribir con
mayúsculas— no son inocuas; persiguen un fin: desprestigiar. Y cuando
desprestigias a alguien luego puedes hacerle de todo: robarle,
esclavizarlo, matarlo… La Leyenda Negra permitió que los rivales de
España le disputaran cualquier derecho y sigue debilitando a los
españoles en la jungla de las relaciones internacionales igual que la
leyenda negra antijudía facilitó el saqueo de los bienes de los
judíos y el Holocausto. No nos podemos permitir el lujo de
dejarnos calumniar. Hemos podido comprobar con motivo del caso
Odyssey, de la guerra del fletán o de las crisis provocadas regularmente
por los británicos en Gibraltar lo fácil que resulta resucitar la Leyenda
Negra para quitarnos algo. Toda defensa tiene una parte práctica y otra
argumental. La parte práctica consiste en fomentar el patriotismo
inteligente que modifique de forma constante y positiva nuestra realidad,
que es el mejor de los argumentos y el más eficaz de los desmentidos.
Hacer patria consiste en trabajar, criar niños, quererlos y educarlos,
pagar los impuestos que te tocan, servir tu comunidad, poner lo mejor de
ti mismo al servicio del bien común. Por otra parte está la defensa
argumental. Eso lo hizo Juderías, cincelando una joya tan documentada
y sensata como La Leyenda Negra. Ahora el desafío lo ha recogido una
nueva generación de productores españoles como los de la serie Isabel
que ha hecho mucho para acercar al gran público los envites de aquella
época y sus protagonistas.

«La leyenda negra ha ninguneado el Descubrimiento, un momento clave de la


humanidad»
Según afirma Luis Español en el prólogo del libro de Julián Juderías,
«ejemplos actuales de las consecuencias de la Leyenda Negra son los
viejos resortes antiespañoles y por ende anticatólicos de la prensa
británica y norteamericana. La prensa británica se puso del lado de
Canadá durante la llamada guerra del fletán, y salieron a relucir todos los
estereotipos negativos habituales.»

»En medios como el Financial Times se utiliza desde 2008 el


desagradable acrónimo PIGS —que literalmente significa “cerdos”— para
designar por sus iniciales inglesas a Portugal, Italia, Grecia y España.»

»Otro ejemplo se puso de manifiesto con ocasión del caso Odyssey.


Habiendo saqueado el pecio de La Mercedes —hundido en 1804 tras un
ataque británico en tiempos de paz— la empresa Odyssey trasladó su
botín a los EE.UU. A raíz de las primeras protestas españolas, el New
York Times publicó un artículo en la sección “dealbook” del periódico
sospechosamente favorable a Odyssey en que se afirmaba que las
monedas pertenecían a los incas y a los aztecas puesto que eran la
consecuencia directa de las rapiñas de los conquistadores. De paso se
descalificaba a las víctimas de la matanza de la Mercedes llamándolas
“piratas”.»

»Las monedas codiciadas por Odyssey tenían un origen mucho menos


trágico: en su mayoría eran la renta del correo del Perú.»

»Estos sencillos ejemplos demuestran lo inspirado que estuvo Juderías al


asumir que los prejuicios antiespañoles eran algo vivo y perenne, algo
que influye en lo presente, que perpetúa la acción de los muertos sobre
los vivos.»
si se respeta la honra de los individuos, ¿por qué no se ha de respetar la
de los pueblos? Esta preocupación de Juderías es muy interesante,
porque hay otros ejemplos más cercanos en el tiempo que reflejan esa
misma inquietud, y no sólo españoles. Por ejemplo, Nelson Mandela
creía, y así lo repite varias veces en sus memorias, que el mayor enemigo
para el progreso de los negros era la rémora de una visión negativa de la
negritud, interiorizada por los propios negros…

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