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En el primer modo de ser y no ser, el ser es explicado por Escoto como aquello que
se da mediante el proceso de la percepción de lo sensible o corpóreo, seguido del
razonamiento sobre lo percibido, esto corresponde al proceso de intelección, el cual
caracteriza tanto a la primera naturaleza (Dios) como la tercera (Hombre), con
diferencias y similitudes; La primera naturaleza o Creador puede percibir y razonar
sobre todo lo creado por ella, es decir, percibe y sabe de la existencia de la sustancia y
esencia de sus creaciones, en cambio la tercera naturaleza o creatura racional, no
puede percibir la esencia del creador, ya que éste posee un nivel de racionalidad e
intelecto superior, infinito e incomprensible para la intelección finita que posee la
creatura humana, la cual, aunque puede percibir y pensar sobre las sustancias creadas
a partir del Cosmos o segunda naturaleza, es decir, puede conocer sus cualidades y
cantidades: forma, apariencia, ubicación en el tiempo y el espacio(443c), no logrará
comprender lo que son realmente estas sustancias en sí mismas, con las que comparte
el carácter de materialidad, de ser creación; así pues, mucho menos será capaz de
comprender algo que carece de corporeidad y es esencia en sí mismo, que se escapa
tanto de los sentidos como de los pensamientos humanos: la naturaleza divina; De este
modo, el primer modo de ser, estaría basado en lo que se puede conocer por ser objeto
de percepción y dar cabida a un pensamiento y, modo de no ser, aquello que no puede
ser percibido ni pensado, en palabras de Escoto: “lo que por la excelencia de su
naturaleza escapa no sólo a todo sentido, sino también a todo intelecto y razón,
justamente se opina que no es.” (p.47, 443ª). A su vez, la primera naturaleza es esencia
en sí misma, lo que hace que la tercera naturaleza le sea imposible razonar sobre ella,
debido a que la tercera naturaleza tiene características contrarias a la primera, ya que
Dios, posee la característica de no ser creado, pero si ser creador, lo cual es opuesto a
la naturaleza creada y no creadora del humano, de esta manera, si las creaciones finitas,
son cognoscibles para el creador infinito, lógica y necesariamente debe oponérsele el
carácter cognoscible de las creaciones, al estas no superar ni alcanzar a conocer y
comprender a su creador.
“A pesar de que quizás alguien diga que las cosas, de las que son ausencias y
privaciones, no son absolutamente nada, sino que, por una admirable fuerza natural,
de alguna manera son porque existen aquellas cosas en las que radica propiamente
la privación, la ausencia o la oposición.” (p. 48, 443d).