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El Acuerdo de paz firme y duradera, que consta de siete páginas, fue suscrito por los cuatro
comandantes de la URNG: Rolando Morán, Pablo Monsanto, Carlos González y Jorge
Rosal; así como por la COPAZ: Gustavo Porras, Raquel Zelaya, Richard Aitkenhead
Castillo y el general Otto Pérez Molina.
Otro de los firmantes fue el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Boutros
Boutros Ghali, quien de esta forma dejara el cargo de dicho foro internacional, el cual, dijo,
seguirá? apoyando el proceso de paz en Guatemala.
Por su parte, el presidente Arzú estampo su firma como testigo de honor, lo cual fue ovacionado
por los asistentes a la ceremonia que se desarrolló con lentitud por algunos atrasos en el
programa, y la incomodidad para los medios de comunicación que cubrían el histórico evento.
Además, firmaron el documento los presidentes de Centroamérica, Venezuela, Colombia y el
jefe del Gobierno español, José María Aznar.
Tanto el presidente Arzú como los dirigentes de la URNG se dirigieron a los ciudadanos
congregados en la Plaza. Al finalizar recibieron una antorcha con la que encendieron la llama
de la paz, que estaría en medio de la Plaza de la Constitución, como un recordatorio de que
la paz ha llegado al país.
1960: Militares Luis Turcios Lima, Marco Antonio Yon Sosa y Ce?sar Montes se sublevan
y tras levantamiento fallido contra el presidente Miguel Ydígoras Fuerites, forman las
Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), primera guerrilla del pai?s.
1969: Bajo el mando del General Carlos Arana Osorio, las FAR son derrotadas en el
oriente y nororiente del país.
1972: Sobrevivientes rebeldes que huyeron hacia México, ingresan por Quiché, para
crear el Ejército Guerrillero de los Pobres en la región de Ixcán.
1977: La administración del presidente Jimmy Carter suspende la ayuda militar
norteamericana para Guatemala.
1979: Nace el grupo Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas (Orpa) bajo el
mando de Rodrigo Asturias, alias Gaspar Illom.
Logros y objetivos
Puso fin al Conflicto Armado Interno que duró 36 años.
Se reformó la Constitución para organizar las funciones del ejército.
Surgió la meta de adherirse a principios para garantizar y proteger la plena observancia
y respeto a los derechos humanos.
Así como también se propuso el compromiso de investigar las violaciones de los
derechos humanos ocurridos en el marco del enfrentamiento interno.
Reconocimiento a la identidad y derechos de los pueblos indígenas para construir una
nación multiétnica, pluricultural y multilingüe.
Historia
La Revolución de Octubre de 1944 derrocó del poder a Federico Ponce Vaides,
nombrado presidente provisional tras la salida del mandatario anterior, Jorge Ubico,
quien renunció a su cargo y a quien apuntaba originalmente el alzamiento cívico militar
(Móbil, 2010).
El foco militar del alzamiento estuvo en el cuartel Guardia de Honor, bajo el comando del
Mayor Francisco Javier Arana. Aún cuando se venía gestando desde antes, comenzó a
materializarse en los meses de mayo y junio del año citado, con acciones de rebeldía,
desobedencia civil y manifestaciones populares contra el régimen de Jorge Ubico, quien
gobernaba Guatemala desde 1931. Los principales actores fueron profesionales,
estudiantes universitarios y maestros, a los que pronto apoyaron otros sectores
ciudadanos, principalmente de extracción urbana (Asociación de Amigos del País, 2004).
Después de la renuncia del dictador Jorge Ubico, una junta militar se hizo cargo del poder
ejecutivo, la cual se disolvió el 4 de julio de 1944 para instaurar el mando en el General
Federico Ponce Vaides, en calidad de presidente provisional. De julio a septiembre del
mismo año, Ponce comenzó a dictar medidas coercitivas contra la ciudadanía, apoyado
por el Partido Liberal Progresista, con el objeto de perpetuarse en el poder. Varios
oficiales militares de rango intermedio de alta en el batallón de la Guardia de Honor,
comenzaron a cambiar impresiones y a proponer soluciones para evitar el entronamiento
de una nueva dictadura en el país (Móbil, 2010).
Entre los militares estaban Manuel J. Perez, Mayor Carlos Aldana Sandoval y Francisco
Javier Arana, a quienes se sumó prácticamente toda la oficialidad de aquel cuerpo militar.
Algunos se encargaron de mantener contactos con diversos activistas civiles que
colaborarían durante la lucha armada. Los enlaces principales que mantuvieron fueron
los militares de baja Jacobo Arbenz Guzmán y Enrique de León Aragón. Además, el
hombre de negocios Jorge Garrido Toriello, el dirigente obrero Silverio Ortiz, el político
Julio Bianchi y un grupo de estudiantes encabezados por Julio Méndez Montenegro,
Oscar de León Aragón y Julio Valladares Castillo, entre otros (Móbil, 2010).
Desde los altos del Cerrito del Carmén, otras dos unidades bombardearon el Castillo de
San José, también sitiado por otro par de tanques. Fue neutralizado el campo de
aviación. Luego fueron ubicados cuatro cañones más contra Matamoros y el Castillo de
San José produciendo, en ambos, estragos materiales en los edificios y una considerable
cantidad de bajas entre muertos y heridos. Además, fueron colocados cuatro tanques
frente al Palacio Nacional con la orden de atacar en caso de encontrar resistencia (Móbil,
2010).
Pronto se reunieron con Arbenz, Jorge Toriello y el teniente Enrique de León Aragón,
quienes estuvieron repartiendo armas a los civiles que las solicitaban para unirse a la
lucha (Móbil, 2010).
Los primeros civiles que se incorporaron a la lucha armada fueron quince estudiantes
universitarios que llegaron a la Guardia de Honor a las dos de la la mañana, quienes
fueron armadas inmediatamente. Otro contingente civil muy valioso fue el constituido por
obreros armados liderados por el legendario dirigente Silverio Ortiz, miembro prominente
de los artesanos y obreros que combatieron en 1920 contra el tirano Manuel Estrada
Cabrera. Entre todos ellos lograron reunir ochocientos hombres que pelearon en diversos
barrios de la ciudad, entre otros, La Palmita, La Reformita, Santa Cecilia y en las calles
céntricas, enfrentándose a la policía nacional y a los francotiradores que cobraron
muchas vidas humanas. El contingente obrero estuvo integrado por albañiles, carreteros,
maestros, tipógrafos, ferrocarrileros, jornaleros y toda una amplia gama de oficios (Móbil,
2010).
El sufragio obligatorio y secreto para el hombre alfabeto; el sufragio obligatorio y voto público
para el analfabeto, limitando su ejercicio para las elecciones municipales; el reconocimiento de
la ciudadanía a la mujer preparada para ejercerla y finalmente la efectiva probidad
administrativa. En estos principios fundamentales sentaron las bases de la vida constitucional
del país.
El aspecto más importante, interpretando el sentir nacional de transformación, fue el trabajo
como un derecho del individuo y una obligación social. La protección que ofreció al capital y al
trabajo con leyes que regularon las relaciones entre estos factores de la producción.Se
regularon los contratos individuales y colectivos de trabajo, se estableció el salario mínimo,
especialmente quedó vedada la posibilidad de pagar el trabajo con bienes materiales que no
fueran dinero de curso legal. Se regularon las horas de trabajo diurno y nocturno, se estableció
el derecho a vacaciones. Se regularon los contratos individuales y colectivos de trabajo, se
estableció el salario mínimo, especialmente quedó vedada la posibilidad de pagar el trabajo con
bienes materiales que no fueran dinero de curso legal. Se regularon las horas de trabajo diurno
y nocturno, se estableció el derecho a vacaciones.
El Código de Trabajo de 1947 fue otra de las grandes innovaciones de la época, las huelgas de
trabajadores se hicieron presentes en disputas del momento amparadas por derechos legales.
La novedad de aquel tiempo fue la profundidad de los cambios que los legisladores y el gobierno
intentaban imprimir a sus leyes. El proyecto de mayor impacto social fue
la Ley de Reforma Agraria conocido popularmente como Decreto 900; y su brazo financiero, la
Ley del Banco Nacional Agrario. La Reforma Agraria tocó los intereses de la Compañía Frutera
de Guatemala (Uniéndote Fruit Company), con propiedades en la Costa Sur e Izabal; pero
también la de muchos latifundistas, a la postre el sector más importante dentro de las clases
poderosas.
“La Revolución de Octubre logró en sus diez años de vigencia plasmar en leyes y
proyectos concretos la energía utópica que desplegaron las mujeres y hombres que
llevaron adelante este fenómeno histórico. Fue un momento en el cual la sociedad en su
conjunto o por lo menos las grandes mayorías, intentaron por los medios a su alcance
cambiar la realidad vivida por una realidad imaginada”. En palabras de Robert Darnton por
una realidad utópica.
CONCLUSIONES