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COMISIÓN DE FORMACIÓN
TEMARIO
1. LA ALEGRÍA Y LA ESPERANZA.
2. LA HUMILDAD Y EL SERVICIO.
3. LA PERTENENCIA Y LA CORRESPONSABILIDAD SEGÚN CCGG.
4. LA REGLA EN LA VIDA DE LA ORDEN FRANCISCANA SEGLAR.
5. “COMO TÚ ME ENVIASTE AL MUNDO, ASÍ LOS HE ENVIADO YO AL MUNDO.”
6. CONCLUSIONES EL XV CAPÍTULO GENERAL DE LA ORDEN FRANCISCANA SEGLAR.
7. GAUDIUM ET SPES.
8. AMORIS LAETITIA.
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LOS OBJETIVOS:
1. INTENTAR vivir nuestra Vocación, 24 horas y en la sociedad.
2. PROVOCAR en los hermanos inquietud de ser cristiano y franciscano hoy.
3. CRECER en sentido de autenticidad y coherencia con nuestra Regla y CCGG. Además de
pertenencia a una ORDEN.
ESTRUCTURA:
ORACIÓN INICIAL.
TEXTO BÍBLICO.
TEXTO FRANCISCANO.
CCGG O REGLA DE LA OFS.
COMENTARIO.
PREGUNTAS PARA EL DIÁLOGO.
PROPUESTAS.
LECTURAS RECOMENDADAS.
El temario de este año, como todos los años, el delegado de formación lo adaptará a la
realidad que tiene en su fraternidad local (se puede valer si son muy mayores de un
pequeño resumen o centrarse en un punto, si están muy preparados puede ampliar el
tema).
Este año se repartirá en mayo para que las Zonas y Fraternidades Locales lo adapten a sus
realidades correspondientes.
El tema se repartirá a los hermanos al inicio de curso, para su preparación (como si fuera
un libro). El delegado de Formación de la Fraternidad podrá ampliar el tema y lo
desarrollará con la participación de todos, muy especialmente en el apartado de compartir
textos, preguntas y propuestas. Si surgen dudas intentar aclararlas con el Asistente de la
Fraternidad.
Todos los temas son de cuatro de folios menos los temas 4, 7 y 8, cinco caras, seis caras y
siete caras, por eso dejamos una en blanco cuando corresponda para que se pueda
fotocopiar a doble cara.
EVALUACIÓN. Se intentará evaluar todo el sistema formativo a final de curso, pero siempre
dejaremos un espacio (el más importante) al Espíritu Santo.
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ORDEN FRANCISCANA SEGLAR ESPAÑA.
COMISIÓN DE FORMACIÓN 2018-2019
ORACIÓN INICIAL:
Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas.
Tú eres fuerte, tú eres grande, tú eres Altísimo.
Tú eres Rey omnipotente.
Tú eres Padre santo, Rey del cielo y de la tierra.
Tú eres Trino y Uno, Señor Dios de los dioses.
Tú eres el Bien, todo el Bien, el sumo Bien, Señor Dios vivo y verdadero.
Tú eres Amor, tú eres Caridad.
Tú eres Sabiduría, tú eres Humildad, tú eres Paciencia.
Tú eres belleza, tú eres Seguridad, tú eres Paz.
Tú eres Gozo y Alegría, tú eres nuestra Esperanza.
Tú eres Justicia, tú eres Templanza, tú eres toda nuestra Riqueza.
Tú eres Belleza, tú eres Mansedumbre.
Tú eres Protector, tú eres nuestro Custodio y Defensor.
Tú eres Fortaleza, tú eres Refugio.
Tú eres nuestra Esperanza, tú eres nuestra Fe.
Tú eres Caridad, tú eres nuestra Dulzura.
Tú eres nuestra Vida eterna, grande y admirable Señor,
Dios Omnipotente, misericordioso Salvador".
TEXTO BÍBLICO:
o Juan 15, 11 o Rom 12, 12
o Flp 4, 4-5 o Lucas 18, 35-43
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poco delante, y le habló así: ¡Oh hermano León!: aun cuando los hermanos menores dieran en todo el
mundo grande ejemplo de santidad y de buena edificación, escribe y toma nota diligentemente que no
está en eso la alegría perfecta.
Siguiendo más adelante, le llamó San Francisco segunda vez: ¡Oh hermano León!: aunque el
hermano menor devuelva la vista a los ciegos, enderece a los tullidos, expulse a los demonios, haga oír a
los sordos, andar a los cojos, hablar a los mudos y, lo que aún es más, resucite a un muerto de cuatro días,
escribe que no está en eso la alegría perfecta.
Caminando luego un poco más, San Francisco gritó con fuerza: ¡Oh hermano León!: aunque el
hermano menor llegara a saber todas las lenguas, y todas las ciencias, y todas las Escrituras, hasta poder
profetizar y revelar no sólo las cosas futuras, sino aun los secretos de las conciencias y de las almas,
escribe que no es ésa la alegría perfecta.
Yendo un poco más adelante, San Francisco volvió a llamarle fuerte: ¡Oh hermano León, ovejuela
de Dios!: aunque el hermano menor hablara la lengua de los ángeles, y conociera el curso de las estrellas y
las virtudes de las hierbas, y le fueran descubiertos todos los tesoros de la tierra, y conociera todas las
propiedades de las aves y de los peces y de todos los animales, y de los hombres, y de los árboles, y de las
piedras, y de las raíces, y de las aguas, escribe que no está en eso la alegría perfecta.
Y, caminando todavía otro poco, San Francisco gritó fuerte: ¡Oh hermano León!: aunque el
hermano menor supiera predicar tan bien que llegase a convertir a todos los infieles a la fe de Jesucristo,
escribe que ésa no es la alegría perfecta. Así fue continuando por espacio de dos millas. Por fin, el
hermano León, lleno de asombro, le preguntó: Padre, te pido, de parte de Dios, que me digas en que está la
alegría perfecta. Y San Francisco le respondió:
Si, cuando lleguemos a Santa María de los Ángeles, mojados como estamos por la lluvia y
pasmados de frío, cubiertos de lodo y desfallecidos de hambre, llamamos a la puerta del lugar y llega
malhumorado el portero y grita: "¿Quiénes sois vosotros?" Y nosotros le decimos: "Somos dos de vuestros
hermanos". Y él dice: "¡Mentira! Sois dos bribones que vais engañando al mundo y robando las limosnas
de los pobres. ¡Fuera de aquí!" Y no nos abre y nos tiene allí fuera aguantando la nieve y la lluvia, el frío y
el hambre hasta la noche. Si sabemos soportar con paciencia, sin alterarnos y sin murmurar contra él,
todas esas injurias, esa crueldad y ese rechazo, y si, más bien, pensamos, con humildad y caridad, que el
portero nos conoce bien y que es Dios quien le hace hablar así contra nosotros, escribe ¡oh hermano León!
que aquí hay alegría perfecta.
Y si nosotros seguimos llamando, y él sale fuera furioso y nos echa entre insultos y golpes, como a
indeseables importunos, diciendo: "¡Fuera de aquí, ladronzuelos miserables; id al hospital, porque aquí no
hay comida ni hospedaje para vosotros!" Si lo sobrellevamos con paciencia y alegría y en buena caridad,
¡oh hermano León!, escribe que aquí hay alegría perfecta.
Y si nosotros, obligados por el hambre y el frío de la noche, volvemos todavía a llamar, gritando y
suplicando entre llantos por el amor de Dios, que nos abra y nos permita entrar, y él más enfurecido dice:
"¡Vaya con estos pesados indeseables! Yo les voy a dar su merecido". Y sale fuera con un palo nudoso y
nos coge por el capucho, y nos tira a tierra, y nos arrastra por la nieve, y nos apalea con todos los nudos
de aquel palo; si todo esto lo soportamos con paciencia y con gozo, acordándonos de los padecimientos de
Cristo bendito, que nosotros hemos de sobrellevar por su amor, ¡oh hermano León!, escribe que aquí hay
alegría perfecta.
Y ahora escucha la conclusión, hermano León: por encima de todas las gracias y de todos los dones
del Espíritu Santo que Cristo concede a sus amigos, está el de vencerse a sí mismo y de sobrellevar
gustosamente, por amor de Cristo Jesús, penas, injurias, oprobios e incomodidades. Porque en todos los
demás dones de Dios no podemos gloriarnos, ya que no son nuestros, sino de Dios; por eso dice el
Apóstol: ¿Qué tienes que no hayas recibido de Dios? Y si lo has recibido de El, ¿por qué te glorías como si
lo tuvieras de ti mismo? Pero en la cruz de la tribulación y de la aflicción podemos gloriarnos, ya que esto
es nuestro; por lo cual dice el Apóstol: No me quiero gloriar sino en la cruz de Cristo. A él sea siempre loor
y gloria por los siglos de los siglos. Amén
La esperanza cristiana es una virtud teologal, infundida por Dios en la voluntad, por la cual
confiamos con plena certeza alcanzar la vida eterna y los medios necesarios para llegar a ella
apoyados en el auxilio omnipotente de Dios.
“LA ALEGRÍA CRISTIANA NO ES UNA SIMPLE DIVERSIÓN, NO ES UNA ALEGRÍA PASAJERA; la alegría
cristiana es un don, es un don del Espíritu Santo. Es tener el corazón siempre alegre porque el Señor
ha vencido, el Señor reina, el Señor está a la derecha del Padre, el Señor me ha mirado y me ha
enviado, y me ha dado su gracia y me ha hecho hijo del Padre… Esa es la alegría cristiana. Un
cristiano vive en la alegría”.
Cuando S. Pablo nos dice: “Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito estad alegres y que vuestra
alegría la conozca todo el mundo”, y esto lo dice en medio de grandes luchas, sufrimientos y
persecuciones, es la alegría del Señor.
Francisco se reconoce juglar, cantor de las maravillas de Dios, es su identidad, y por lo tanto aún en
medio de los más grandes sufrimientos debido a su enfermedad, es capaz de componer un canto
lleno de vida, un Canto a la Vida, El cántico de las criaturas, cuando quizá lo lógico hubiera sido
lamentarse en sus debilidades, y dolores físicos.
Francisco también reconoce a sus hermanos como juglares de Dios, y por eso los hermanos no
deben mostrarse tristes, y esto no es hipocresía, no es mostrarnos como no estamos en realidad,
sino que el estado de ánimo para nada tiene que ver con lo que Dios es: Alegría, es nuestra alegría y
esperanza, por eso el estar alegres forma parte de nuestra esencia y Francisco lo tiene muy claro.
La alegría de Francisco es una conquista, ante las pruebas, como vemos en la perfecta alegría, y
además es un evidente signo de resurrección, de esperanza, ante la experiencia del dolor, la
persecución, el rechazo... Su alegría y generosidad eran cualidades típicas de él, y aunque antes de su
conversión su alegría estaba en las cosas de este mundo después encontró la alegría en lugares
ilógicos humanamente hablando, y allí el también proyectará su alegría donde nada puede recibir.
Tanto Francisco como Clara experimentan su limitación física pero también Clara después de un
costoso aprendizaje, en medio de todo un camino difícil para salvaguardar su ideal, postrada en
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cama durante 28 años debido a su enfermedad, y llevando una comunidad, es capaz de conquistar
un corazón alegre igual que Francisco.
Podemos distinguir dos tipos de alegrías:
Una alegría instantánea, loca, efímera, etc. Vacía de contenidos profundos, no es mala todo lo
contrario. Es lo que casi todo el mundo entendemos por alegría.
Y una alegría espiritual. Que es la expresión del amor gratuito, esa sublime sensación que
poseemos cuando tenemos paz interior. Ese amor gratuito lo podemos experimentar de dos
formas:
o Uno el amor del Padre a nosotros (que siempre está). Ser Hijos de Dios-Padre
o Y el otro de nosotros a los hermanos (muy especialmente a aquellos que no puedan dar
nada a cambio). La Fraternidad
PROPUESTAS:
ANALIZAR LOS TRES LUGARES QUE EL PAPA BENEDICTO XVI NOS DICE EN LA ENCÍCLICA “SPE
SALVI”, NOS PROPONE PARA APRENDER Y, AL MISMO TIEMPO, PARA EJERCITAR ESTA VIRTUD DE
LA ESPERANZA:
1. Oración y esperanza: Decía el beato Santiago Alberione que “la oración es la respiración de la
esperanza”. ¡Dime cómo rezas, y te diré lo que esperas! San Agustín define la oración como
una escuela de esperanza.
2. Sufrimiento y esperanza: La lucha por la construcción de una sociedad más justa conlleva
inevitablemente el sufrimiento. Aunque nosotros podamos y debamos procurar atenuar
nuestro sufrimiento, no nos es posible eliminarlo: forma parte de nuestra existencia. El
mensaje de la encíclica es bien claro: “Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y
huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en
ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito. En el
sufrimiento también hay esperanza. Más aún, la capacidad de sufrir por amor a la verdad es
un criterio de humanidad.
3. Juicio eterno y esperanza: Con frecuencia, nosotros hemos opuesto el concepto de justicia al de
misericordia. Si Dios es infinitamente misericordioso, entonces tiene que cerrar los ojos ante
nuestras faltas y renunciar a hacer justicia. Por el contrario, si es infinitamente justo, entonces
no puede ser misericordioso. Sin duda alguna, ese dilema es falso. El Juicio de Dios es
esperanza, tanto porque es justicia, como porque es gracia.
LECTURAS RECOMENDADAS:
Puntos de reflexión franciscana. Giacomo Bini, ofm.
El camino franciscano de Micheal Hubaut.
Escritos de Francisco y Clara de Asís.
PAZ Y BIEN.
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ORDEN FRANCISCANA SEGLAR ESPAÑA.
COMISIÓN DE FORMACIÓN 2018-2019
ORACIÓN INICIAL:
Omnipotente, eterno, justo y misericordioso Dios, danos a nosotros,
miserables, hacer por ti mismo lo que sabemos que tú quieres, y
siempre querer lo que te place, para que, interiormente purificados,
interiormente iluminados y abrasados por el fuego del Espíritu Santo,
podamos seguir las huellas de tu amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo, y
por sola tu gracia llegar a ti, Altísimo, que, en Trinidad perfecta y en
simple Unidad, vives y reinas y eres glorificado, Dios omnipotente, por
todos los siglos de los siglos. Amén.
TEXTO BÍBLICO:
Mc 10, 35-45
Flp 2, 6-11
Juan 13, 1-15
TEXTO FRANCISCANO:
ADMONICIÓN 5 DE FRANCISCO DE ASÍS: QUE NADIE MIRE POR ENCIMA DEL HOMBRO, SINO
QUE SE GLORÍE EN LA CRUZ DEL SEÑOR.
Considera, oh hombre, en cuán grande excelencia te ha puesto el Señor Dios, porque te creó y
formó a imagen de su amado Hijo según el cuerpo, y a su semejanza según el espíritu. Y todas
las criaturas que hay bajo el cielo, de por sí, sirven, conocen y obedecen a su Creador mejor
que tú. Y aun los demonios no lo crucificaron, sino que tú, con ellos, lo crucificaste y todavía
lo crucificas deleitándote en vicios y pecados. ¿De qué, por consiguiente, puedes gloriarte?
Pues, aunque fueras tan sutil y sabio que tuvieras toda la ciencia y supieras interpretar todo
género de lenguas e investigar sutilmente las cosas celestiales, de ninguna de estas cosas
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puedes gloriarte; porque un solo demonio supo de las cosas celestiales y ahora sabe de las
terrenas más que todos los hombres, aunque hubiera alguno que hubiese recibido del Señor
un conocimiento especial de la suma sabiduría. De igual manera, aunque fueras más hermoso
y más rico que todos, y aunque también hicieras maravillas, de modo que ahuyentaras a los
demonios, todas estas cosas te son contrarias, y nada te pertenece, y no puedes en absoluto
gloriarte en ellas; por el contrario, en esto podemos gloriarnos: en nuestras enfermedades y
en llevar a cuestas a diario la santa cruz de nuestro Señor Jesucristo.
COMENTARIO:
Dice el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua que humildad significa: Virtud que
consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con
este conocimiento.
Francisco nos da una señal para conocer al verdadero humilde. Consiste en que el siervo de Dios,
colmado en todo por el Señor, se alegra cordialmente y sin envidia del bien que Dios «dice y obra
por medio de otro». Seremos verdaderamente humildes cuando agradezcamos a Dios todo el bien
que dice y obra por nuestros hermanos; esta alegría agradecida es una manifestación importante
de la humildad cristiana.
Sabemos cuán difícil le resulta al hombre esta actitud, pues presupone aquella nobleza que mira
en todas las cosas a Dios y no al propio yo: «Y demos todos los bienes al Señor Dios altísimo y
sumo, y reconozcamos que todos son de Él, y por todos le demos gracias, ya que de Él proceden
todos los bienes. Y el mismo altísimo, sumo y solo verdadero Dios, tenga y le sean dados, y Él
mismo reciba todos los honores y reverencias, toda alabanza y bendición, y todas las gracias y
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toda la gloria, cuyo es todo lo bueno, y el cual sólo es bueno» (1 R. 17). Lo que aquí proclama
Francisco no sólo afecta al bien propio, sino también al del prójimo y, particularmente, al de
nuestros hermanos.
Con lo dicho queda claro que la humildad, cuando hace justas nuestras relaciones con Dios, hace
también que nuestras relaciones con el hermano y la hermana sean justas. Quien sea así humilde,
reconocerá a su hermano, lo apreciará y amará desinteresadamente, ya que lo que le importará
en todo será Dios y el reconocimiento de sus derechos soberanos. Cuanto más el hombre, como
auténtico cristiano, vive esta alegría agradecida ante Dios, tanto más tratará al prójimo como
verdadero cristiano.
La palabra minoridad no aparece en los escritos de San Francisco, pero si la palabra menor que
define el ser franciscano.
Para Francisco, no se puede ser menor rehuyendo la compañía y cercanía de los pobres, ya que el
Señor se abajó y se hizo menor haciéndose pobre y viviendo con los últimos.
Para el santo, no sólo viviendo con ellos sino gozarse en ellos: saberse pobre y entre los pobres.
Los hermanos estarán como menores entre ellos y trabajarán como los pobres, sirviendo para
los demás … Y por el trabajo reciben lo necesario para la vida corporal corriendo la suerte de los
pequeños con humildad.
Es de menor y pobre el que el hermano cuando tiene necesidad de algo, no se lo procura él por sí
mismo, si no, que la norma es que el hermano confiadamente acuda al otro, le exponga como un
menor su dificultad y éste sea acogido y atendido por su hermano con entrañas de madre, como
diría Francisco. Esto nos habla de que la minoridad opta por recurrir al otro, renunciando al
autoabastecerse.
LA MINORIDAD ES ENTREGA Y SERVICIO. Minoridad significa posicionarse ante los demás desde
la mansedumbre, el servicio, el amor, la sumisión, desterrando toda actitud de dominio. Esta
actitud de minoridad-servicio se fundamenta en el seguimiento de Jesucristo que dice: “no he
venido a ser servido, sino a servir”.
La minoridad como servicio se muestra especialmente con los hermanos más necesitados, los más
pequeños. Los enfermos, los pecadores, y los que se hallan en dificultad, han de ser objeto de
total misericordia.
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SER MENOR (el fruto de ser menor es la Fraternidad)
El ser menor es una actitud revolucionaría cuya elección es libre, no se debe a una
incapacidad o miedo a mandar, es una elección de auténtico AMOR. El ser menor no tiene un
estado adquirido, no es estático, es todo lo contrario; dinámico. Siempre en movimiento, siempre
en tensión, para ser más pequeño que… en relación con el otro, con el hermano.
PROPUESTAS:
SIETE PASOS PARA CONSEGUIR LA HUMILDAD:
1. Procura descubrir lo mejor de cada uno.
2. Elogia sinceramente a los demás.
3. No te demores en admitir tus errores.
4. Sé el primero en disculparse después de una discusión.
5. Admite tus limitaciones y necesidades:
6. Sirve a los demás.
7. Reconócele a Dios el mérito de toda cualidad que tengas y de todo lo bueno que te ayude a
hacer.
http://contintadeesperanza.blogspot.com.es/2011/06/siete-pasos-practicos-para-ser-humilde.html
LECTURAS RECOMENDADAS:
o Los ojos del Espíritu de Martí Ávila i Serra.
o Selecciones de Franciscanismo:
La minoridad según San Francisco, M. Hubaut nº 60
Aprendiendo a ser Menores. Arregui nº 67
Para ser menores. Estar en camino… Olgiati nº 67
La Minoridad en Clara de Asís nº 96
PAZ Y BIEN
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ORDEN FRANCISCANA SEGLAR ESPAÑA.
COMISIÓN DE FORMACIÓN 2018-2019
ORACIÓN INICIAL:
Señor, te damos gracias por la vocación a la Orden Franciscana Seglar. Te
pedimos perdón por todas nuestras deficiencias, debilidades y trasgresiones
contra nuestro compromiso de vida evangélica y contra la Regla. Te rogamos
que nos concedas volver al fervor y diligencia que experimentamos el día de
nuestro ingreso en la Fraternidad. Concédenos también vivir siempre en
armonía con nuestros hermanos y ofrecer a los más jóvenes el testimonio de
este gran don que de Ti hemos recibido, la vocación franciscana, para ser
testigos e instrumentos de la misión de la Iglesia entre los hombres, anunciando
a Cristo con la vida y las palabras. Amén.
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COMENTARIO:
“Vivir el evangelio en comunión fraterna”. Tal vez deberíamos reflexionar con mayor frecuencia y
más atentamente la definición contenida en el art. 3.3 de las CC.GG. “La vocación a la OFS es una
llamada a vivir el Evangelio en comunión fraterna. Con este fin, los miembros de la OFS se
reúnen en comunidades eclesiales, que se llaman Fraternidades” y, a su vez, las Fraternidades
son células reagrupadas en una unión orgánica, es decir, la gran familia espiritual de la OFS,
extendida por todo el mundo.
Hay dos palabras que tenemos que tener muy en cuenta a la hora de hablar de Fraternidad en la
OFS: Sentido de pertenencia y corresponsabilidad.
Hablando de pertenencia, es necesario cuidarse del riesgo de “absolutizar” la propia identidad,
con el consiguiente orgullo, superioridad y cerrazón que tal actitud comporta.
“Un aferrarse excesivo y exclusivo a la propia identidad puede convertirse en algo patológico. En
efecto, puede generar en los individuos la mezquindad, en los pueblos el nacionalismo, en las
religiones el fundamentalismo, en las culturas el integralismo” escribe Mons. Ravasi, Presidente
del Pontificio Consejo para la Cultura.
Por eso, en referencia a la identidad/pertenencia, debemos subrayar el sentido de comunión y de
corresponsabilidad. Las CC.GG. lo afirma con fuerza en el art. 30.1: “Los hermanos son
corresponsables de la vida de la Fraternidad a la que pertenecen y de la OFS como unión
orgánica de todas las Fraternidades extendidas por el mundo.” Se trata de una comunión
fraterna, de fe y de amor, que tiene necesidad de ser alimentada por la oración recíproca y por el
conocimiento mutuo.
A nivel de toda la Orden en el mundo, la corresponsabilidad significa, ante todo, atención y
disponibilidad hacia cuanto se indica a propósito de los distintos Consejos ordenados por encima
del nivel local: de zona, nacional e internacional. Se requiere un esfuerzo para intentar conocer y
comprender la realidad de la Orden en otros contextos geográficos y culturales, porque no se
puede amar lo que no se conoce.
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hallan en dificultades particulares y adoptar las determinaciones oportunas; decidir la suspensión
de un miembro de la Fraternidad” (CCGG 50). Siempre con el fin de proteger a la Fraternidad.
Francisco no piensa una fraternidad proyectando un idealismo utópico sin conflictos. Una
fraternidad idealizada genera vocaciones idealizadas, vocaciones que no aguantan el conflicto. Y
hemos de aprender a vivir, convivir y superar el conflicto en fraternidad. El conflicto existe
porque como personas que formamos nuestras fraternidades tenemos nuestras miserias
humanas: envidias, egoísmos.
LA PLURIPERTENENCIA.
Uno de los mayores obstáculos que se interponen a la corresponsabilidad es la que
convencionalmente llamamos “pluripertenencia”, es decir, la tendencia de algunos franciscanos
seglares a adherirse a una multiplicidad de grupos y asociaciones eclesiales. No hay que olvidar
que “La vocación a la OFS es una vocación específica, que informa la vida y la acción apostólica de
sus miembros” (CC. GG. Art. 1). Cuando el franciscano seglar está inserto también en otras
asociaciones, la inspiración franciscana, que debería impregnar su vida entera, en cada expresión
y manifestación, se diluye en la mezcla con otras espiritualidades. Además, los compromisos se
suman y se superponen, impidiendo la puntual observancia de las obligaciones que derivan de la
vida de Fraternidad. (basado en la ponencia de Emanuela De Nuncio en Hungría sobre “La
Pertenencia a la OFS)
PROPUESTAS:
INDIVIDUALMENTE: Ser corresponsables con nuestros hermanos de Fraternidad, esto es: a
hacerse cargo del “bienestar” humano y espiritual de cada uno de los hermanos de mi
fraternidad (CCGG art. 42.4); ningún hermano debe de ser dejado solo frente a sus problemas
y a sus dificultades, sino que en la Fraternidad debe encontrar ayuda (incluso material), apoyo
y alivio.
EN FRATERNIDAD:
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ORDEN FRANCISCANA SEGLAR ESPAÑA.
COMISIÓN DE FORMACIÓN 2018-2019
COMENTARIO:
Con este tema se pretende analizar brevemente las diferentes Reglas de vida que han tenido los
hoy llamados “seglares franciscanos” y en otros momentos “hermanos y hermanas de la
penitencia” o “terciarios”.
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En las Congregaciones y órdenes religiosas, en los diferentes Institutos de vida consagrada, la
llamada Regla es siempre un documento inspiracional cuyo objetivo es marcar las líneas de vida
de dicho grupo. La Regla marca las líneas generales de vida para el grupo, tal como el Fundador
las ha concebido. Otros documentos posteriores, como Estatutos y Constituciones, son los que
detallan y concretan esas líneas más generales de la Regla.
En este tema vamos a ver los 4 documentos oficiales que han regulado la vida de los penitentes
hasta la Orden Franciscana Seglar.
“Memoriale Propositi” del año 1221, aprobado de modo oral por el papa Honorio III y
después ratificado por el Papa Gregorio IX, por medio de la bula “Detestanda” en 1228.
“Supra Montem” del año 1289, aprobado por el Papa Nicolás IV
“Misericors Dei Filius” del año 1883, aprobado por el Papa León XIII.
“Seraphicus Patriarcha” del año 1978, aprobado por el Papa Pablo VI.
“MEMORIALE PROPOSITI”.
a. Contenido.
Bajo la forma legal del texto, el Espíritu está presente en función de un proyecto evangélico
exigente. La intensa vida de oración, la frecuencia de los sacramentos, la obediencia a Dios y
a la autoridad constituida, el estilo de vida de pobreza, la paz y la caridad, la limosna, la visita
a los enfermos, los sufragios por los difuntos, la austeridad en el vestir, el rigor en los ayunos
y la abstinencia continua, la práctica de la justicia, etc, son valores de fuerte espiritualidad
cristiana propuestos por la Iglesia para el seguimiento de Cristo y asumidos con libertad por
los penitentes.
El Memoriale no contiene citas evangélicas. Se pretende que el penitente viva su conversión
diaria como un medio para unirse más a Cristo.
# 1 “Los hombres pertenecientes a esta fraternidad se vestirán de paño humilde, sin color…
# 3 “Las hermanas se vestirán con una túnica y capa del mismo color y humildad.
# 5a “No deben participar en banquetes deshonestos ni asistan a espectáculos o coros”
# 15a “Hagan la confesión de los pecados tres veces al año. Reciban la comunión en la
navidad del Señor, Pascua de Resurrección y Pentecostés”
# 16. “No empleen armas contra nadie, ni las lleven consigo”
# 19 “Todos los hermanos y hermanas, en cualquier ciudad o lugar donde vivan, todos los
meses del año, en presencia de los ministros, se reunirán en la iglesia que notifique el
ministro y allí oirán la palabra de Dios.”
# 20 “Cada uno de un denario de la moneda corriente al tesorero. El tesorero los recogerá y
distribuirá entre los hermanos y hermanas pobres, con el consejo del Ministro.
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Especialmente a los enfermos y a quienes no tuvieron exequias fúnebres. Luego lo distribuirá
entre los demás pobres. Del mismo dinero se hagan ofrendas a la Iglesia”
# 25. “Todos los que por derecho puedan, hagan testamento de sus cosas dentro de los tres
meses posteriores a la promesa, a fin de que no mueran sin testar”
# 28. “Todos han de aceptar el Ministerio o los oficios que les fueren impuestos, pero pasado
un año, todos pueden vacar el oficio.”
# 29. “El ministro le exponga al sujeto (antes de entrar en la fraternidad), la obligación de
devolver las cosas ajenas.”
# 33. “Las mujeres casadas no sean recibidas sin el consentimiento de sus maridos.”
c. Comentario
La figura del penitente que describe el Memoriale es la de una persona de paz, y desde ahí
surge el atender a la propia familia, trabajar en servicio de los demás y llevar una vida de
piedad realizando obras de misericordia (por eso la importancia del Testamento)
El estilo de vida ascético-evangélico que trata de vivir el penitente, debe ayudarle a ser una
persona de paz en medio de una sociedad de violencia, cuyos valores negativos se introducen
también en las fraternidades. La paz es una meta a conseguir, no algo ya poseído.
El año 1221 es muy interesante, porque el Memoriale está escrito en esa fecha. Pero también
está redactada la Regla no Bulada de los Hermanos Menores, y casi con seguridad la Segunda
Carta a los Fieles, de san Francisco a los seglares.
a. Documento
La Bula Supra Montem, del 18 de agosto de 1289, representa un punto firme en el proceso de
institucionalización del movimiento penitencial, que desde este momento tiene una Regla de
vida oficial, y era la primera vez que se vinculaba una Orden Tercera a una Orden,
mendicante esta vez. El Papa Nicolás IV dice que “esta forma de vida fue instituida por el
Beato Francisco” (Supra Montem XVI)
El Papa pretendió dar a la Orden de Penitencia una función y una finalidad particular: la
Iglesia no solo necesitaba teólogos y juristas, sino también testigos de la fe en la sociedad,
desde una religiosidad popular. Con la aprobación de esta Regla, el Papa pretendía que el
movimiento penitencial pudiera contener toda corriente heterodoxa, antieclesiástica y
antipapal que se estaba dando.
Nicolás IV pensaba que Francisco de Asís fuera el aglutinador de este movimiento
penitencial: sus exhortaciones, su devoción a la Iglesia, su experiencia de Dios, su devoción a
la Palabra, a la eucaristía y a los ministros de ella, podían ser elementos importantes para que
otros hombres y mujeres fueran conducidos a vivir una experiencia de encuentro con Dios.
La Orden de Penitencia debía ser una Orden ortodoxa y al servicio de la Iglesia romana. El
guardián de la ortodoxia en la Orden ya no es el Obispo (como lo era en el Memoriale), sino el
fraile inquisidor. De todos modos, el obispo tiene un papel relevante en la Supra Montem.
El Papa Nicolás IV utilizó el movimiento penitencial para luchar contra las herejías y contra los
ataques a la Iglesia y al papado. Y no tuvo ningún problema en indicar que el fundador de dicho
movimiento fue Francisco de Asís, ya que así ponía de referencia a un gran santo con capacidad
de reunir gente a su alrededor y de ser un modelo de vida.
Que el esfuerzo por la ortodoxia y la lucha contra la herejía eran muy importantes, viene reflejado
en la Supra Montem, al preguntar al candidato por su fe y su fidelidad a la Iglesia. El Memoriales
no ponía estas condiciones al que entraba.
El hecho de que los penitentes no sean visitados por un laico, refleja el miedo a la herejía. Y por
ello se pide en la Regla que sea un clérigo.
Al Papa Nicolás IV le interesaba ahora más la defensa de la Iglesia que de la fe. Y buscó la ayuda
de los penitentes. Un dato es que quitó la prohibición del uso de las armas que establecía el
Memoriale. Ahora podían usar armas si era en defensa de la Iglesia (también de la fe y de la
patria).
a. Entusiasmo del Papa León XIII por la Tercera Orden de san Francisco.
El Papa León XIII, en su encíclica Auspicato concessum de fecha 17 septiembre 1882, dice de los
terciarios: “sus reglas en efecto son: obedecer a los mandamientos de Dios y de la Iglesia;
abstenerse de pasiones y de luchas; no desaprovechar cuanto cede en beneficio del prójimo; no
tomar las armas sino para defensa de la religión y de la patria; ser moderado en el comer y en el
vivir; evitar el lujo y abstenerse de las peligrosas seducciones del baile y del teatro.”
Para León XIII cualquier ocasión era buena para hablar de la Tercera Orden y pensaba que era el
remedio para todo: para cristianizar la sociedad y para luchar contra la masonería. Recordó a los
obispos que debían cuidar y ampliar la Orden Tercera franciscana.
b. Documento
La Regla está incluida en la Bula de aprobación. Consta de tres capítulos. En el prólogo de la Regla,
el Papa indica la conveniencia de quitar de ella aquellos elementos que sean difíciles de practicar.
“Hemos visto conveniente suavizar un poco la Regla en atención a la mudanza de los tiempos.”
“Nos, hemos resuelto examinar qué era lo que pudiese estorbar o retrasar algo esta saludable
marcha de las almas (…) y hemos visto que la Regla anterior no correspondía bastante a los
tiempos y costumbres actuales.”
Se redujo el seguimiento del Señor al cumplimiento de los mandamientos. Se estableció un
reducido nivel de penitencia. Se seguía manteniendo la prohibición de un visitador laico para la
VOT.
Después de los capítulos de la Regla, está el llamado “Catálogo de las Indulgencias y Privilegios”,
que son tres capítulos con una gama muy amplia de cómo conseguir indulgencias.
c. Comentario
Los terciarios trabajaron en el campo de la vida católica y social creando nuevas asociaciones
religiosas, caritativas, culturales, y participando activamente en la política.
18
La Regla perdió fuerza, y las fraternidades de terciarios se fueron convirtiendo en meras
cofradías. El número de miembros fue descendiendo, en beneficio de la recién constituida Acción
Católica.
Una conclusión es que no se pueden rebajar las exigencias de un grupo en aras a tener un mayor
número de miembros, porque eso repercute negativamente en dicho grupo.
19
LECTURAS RECOMENDADAS:
Zudaire, Jaime: En seguimiento de Cristo con Francisco de Asís, Consejo Nacional O.F.S.
Madrid 1995 (Comentario amplio sobre los puntos de la Regla de Pablo VI)
Los hermanos Valentín Redondo y Francisco Javier Rojo tienen libros sobre la historia de la
Orden Franciscana Seglar, que merecen la pena ser leídos.
En la página del CIOFS se pueden encontrar artículos sobre diversos puntos de la OFS.
PAZ Y BIEN.
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ORDEN FRANCISCANA SEGLAR ESPAÑA.
COMISIÓN DE FORMACIÓN 2018-2019
ORACIÓN INICIAL:
¡Señor Padre Nuestro!
te alabamos y te bendecimos;
porque nos llamas a la Misión
de continuar la obra que tu Hijo
nos encomendó como tú le
encomendaste a él.
Queremos proclamar tu Palabra,
queremos renovar nuestra Fe,
para vivirla con la alegría
de trabajar por tu Reino.
Señor, Jesucristo
que con el Padre y el Espíritu Santo,
actúas hoy en el mundo
ayúdanos a creer, vivir,
y anunciar tu Evangelio.
Queremos poner en tus manos
nuestro trabajo y nuestro esfuerzo
por anunciarte, por comunicarte a los demás.
Queremos ayudar a descubrir tu Presencia
y llevar la alegría de tu Evangelio, la riqueza de la Fe,
a todas nuestras comunidades,
a la gente del campo y de la ciudad,
a los niños, adolescentes, jóvenes,
adultos y ancianos.
Todos tenemos lugar en tu pensamiento
y en tu corazón,
ya que somos obra de tus manos.
No permitas que nos quedemos tranquilos,
cómodos y seguros con lo ya conseguido
o con lo que hacemos siempre.
21
Que tu Espíritu nos saque de nuestras
rutinas y costumbres;
y nos llene de luz y de claridad
para ser creativos al anunciarte.
Que María, nuestra Madre y San Francisco
nos animen y acompañen nuestro caminar.
TEXTO BÍBLICO:
Lectura del libro de Isaías 61, 1-3a. 6a. 8b-9
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4,16-21
TEXTO FRANCISCANO: “Conferencia de la Familia Franciscana” Carta con motivo del VIII
centenario del nacimiento de Santa Isabel de Hungría (17-XI-06)
La Tercera Orden Franciscana la honra como patrona y toda la familia franciscana la cuenta entre
sus glorias. Queremos aprovechar esta ocasión única para presentar su figura excepcional de
entrega a Dios Padre, en el seguimiento de Cristo y en la disolución de todo su ser en el Dios-Amor.
El papa Benedicto XVI, en la encíclica programática de su pontificado, Deus cáritas est, nos ha
recordado cuál es la opción fundamental del cristiano expresada con estas palabras: Hemos creído
en el amor de Dios. Ojalá nuestra fe salga fortalecida en este encuentro jubilar con santa Isabel que
creyó profundamente en el amor.
En la vida de santa Isabel se manifiestan actitudes que reflejan literalmente el evangelio de
Jesucristo: el reconocimiento del señorío absoluto de Dios; la exigencia de despojarse de todo y
hacerse pequeña como un niño para entrar en el reino del Padre; el cumplimiento, hasta sus últimas
consecuencias, del mandamiento nuevo del amor.
Se vació de sí misma hasta hacerse asequible a todos los menesterosos. Descubrió la presencia de
Jesús en los pobres, en los rechazados por la sociedad, en los hambrientos y enfermos (Mt, 25).
Todo el empeño de su vida consistió en vivir la misericordia de Dios-Amor y hacerla presente en
medio de los pobres.
Isabel buscó el seguimiento radical de Cristo que, siendo rico, se hizo pobre, en el más genuino
estilo de Francisco. Abandonó las apariencias y ambiciones del mundo, el boato de la corte, las
comodidades, las riquezas, los atuendos de lujo... Bajó de su castillo y puso su tienda entre los
despreciados y heridos para servirles. Fue la primera santa franciscana canonizada, forjada en la
fragua evangélica de Francisco.
Es cierto que la efeméride que celebramos se pierde en la penumbra de un pasado remoto, envuelto
en leyendas, pero estamos convencidos de que, si en este año jubilar nos encontramos con la santa
y su obra, más allá de la leyenda, saldremos enriquecidos en nuestro ser y en nuestro obrar.
Dice el Señor Jesús que como el Padre lo envió, así también él nos envía a nosotros. Lo dijo a sus
discípulos como el Padre me envió así también yo os envío. Esto fue cuando ya había resucitado,
cuando pasó aquel primer día de la semana en donde el Señor resucitó. Y se manifiesta a sus
discípulos y les dice estas palabras; que son enviados por Jesús como el mismo Jesús había sido
enviado por su Padre.
Ahora, el tema del mensaje es precisamente cómo fue Jesús enviado por su Padre, y cómo Jesús
nos envía a cada uno de nosotros. Nos envió con una misión, así como Jesús fue enviado con un
22
propósito, Jesús nos envía con una misión, con una vida que tiene sentido porque tiene una
misión, porque tiene un plan
Cuando Jesús dice: como el Padre me envió, así también yo os envío., se está refiriendo a ti y a
mí. No solamente a algunas personas sino a cada uno de nosotros nos está llamando y nos está
enviando. Y es a través de nuestro ejemplo, a través de nuestras buenas obras, a través de lo que
hacemos que vamos a iluminar a los demás. Así que nuestras actividades, nuestra vida diaria,
nuestra vida rutinaria es la primera oportunidad para servir a Dios, sirviendo a los demás.
Ahora, la pregunta es ¿cuál es ese plan? ¿Cuál es esa misión al que Dios te ha llamado? ¿Cuál es
esa propuesta eterna dentro de la iglesia, cuál esa propuesta a la que Dios te ha llamado dentro
de tu familia y dentro de tus actividades diarias y en la fraternidad franciscana?
La referencia de Jesús en la sinagoga al profeta Isaías nos da la respuesta: como Jesús también
nosotros somos enviados a:
23
Hoy con tanto conocimiento, permanecemos ciegos en cuanto a las cosas espirituales. Todavía no
hemos entendido que somos espíritu. Sin embargo, Dios sigue haciendo un esfuerzo por
enseñarnos cuál es su voluntad y también cuanto nos ama.
Cuando Cristo mora en nuestros corazones, somos personas con una visión espiritual. Nuestros
días son malos y necesitamos ser como nunca antes una iglesia con visión en lo sobrenatural,
necesitamos ser líderes con visión, hijos de Dios que pueden ver más allá de las adversidades y
de las posibilidades materiales y económicas que se nos presenta en este mundo.
PAPA FRANCISCO
Con motivo de la Jornada de estudio dedicada al tema, “Vocación y misión de los laicos”, llevada a
cabo por el Pontificio Consejo para los Laicos, en colaboración con la Pontificia Universidad de la
Santa Cruz, al cumplirse 50 años del Decreto ''Apostolicam Actuositatem'', el Sumo Pontífice envió
un mensaje al Cardenal Stanislaw Rylko, Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, y a
todos los participantes del evento.
El Obispo de Roma, manifestó que "la Jornada se sitúa en el marco del 50 aniversario del Concilio
Vaticano II, es un extraordinario acontecimiento de gracia, que cuenta entre sus muchos frutos,
con una nueva forma de considerar la vocación y la misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo,
y que ha encontrado una expresión magnífica principalmente en dos grandes Constituciones
conciliares Lumen Gentium y Gaudium et Spes”.
Además, el Sucesor de Pedro agregó que “el Concilio no considera a los laicos como si fueran
miembros de segundo orden, al servicio de la jerarquía o simples ejecutores de las órdenes
superiores sino como discípulos de Cristo, que, en virtud de su bautismo y de su inclusión natural
en el mundo, están llamados a animar cualquier entorno, cualquier actividad y relación humana
con el espíritu del Evangelio”.
Por último, el Vicario de Cristo añade que “en el vasto trasfondo de esta enseñanza conciliar, se
inserta el Decreto Apostolicam Actuositatem, que trata más de cerca la naturaleza y los ámbitos
del apostolado de los laicos, y recuerda con fuerza que el anuncio del Evangelio no está reservado
a unos pocos profesionales de la misión, sino que debe ser el anhelo profundo de todos los fieles
laicos”.
PROPUESTAS:
LEER Y MEDITAR EL CAPÍTULO SEGUNDO DE LAS CCGG Y COMPARTIR EN FRATERNIDAD, SI
ES POSIBLE LLEGAR A ESTABLECER ACTIVIDADES CONCRETAS
PAZ Y BIEN.
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ORDEN FRANCISCANA SEGLAR ESPAÑA.
COMISIÓN DE FORMACIÓN 2018-2019
ORACIÓN INICIAL:
Padre celestial,
Enciende en nosotros ese fuego que condujo San Francisco de Asís para proclamar el Evangelio a todos, para
que podamos ser testigos de tu amor con nuestra vida y palabras, A través de nuestra vida entera, Para que
podamos querer vivir de una manera pobre y humilde, Según el ejemplo de nuestro seráfico padre San
Francisco.
Confesamos
Que a menudo hemos fallado en la escucha de tu mensaje, Para vivir según tu mandato evangélico, Ser
hermanos y hermanas de penitencia3, Para ser esposos, padres y madres de Nuestro Señor Jesucristo.
Te traemos
Nuestros pecados y nuestros defectos que han escondido su tesoro. Hemos fracasado al no usar nuestros
talentos para el bien de su pueblo.
A menudo nos hemos negado a ser la sal de la tierra y la luz del mundo.
Déjanos ser buenos discípulos, para que podamos producir frutos dignos de penitencia, y construir un mundo
más fraterno y evangélico.
Señor Jesucristo, Como el Padre te ha enviado, así también nos has enviado al mundo.
Señor Jesucristo,
Déjanos ser como estrellas en el cielo nocturno, Muchos, pareciendo similares, pero siendo diferentes,
Ofreciendo tu luz a todos, Sean buenos o malos, Sean ricos o pobres, Sean negros o blancos, Para que puedan
verte cuando hay oscuridad, Y pueden encontrarte en su camino.
Señor Jesucristo,
Que seamos como las vidrieras de la catedral, Mostrando tu imagen y tu luz, Siendo coloridos y transparentes,
Proclamando tu gloria y tu belleza, Siendo tus humildes instrumentos.
Espíritu Santo,
Abre nuestros corazones, nuestros ojos y nuestros oídos, Para que podamos llenarnos del amor Y las
enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, Al celebrar este Capítulo General en espíritu fraterno, Siempre
buscando lo que es común para nosotros, Y regocijándonos de tu gran don, sobre nuestro tesoro, es decir,
Nuestra vocación franciscana seglar. AMÉN.
25
TEXTO BÍBLICO: 1Juan 4,4-21
COMENTARIO: INTRODUCCIÓN
El XV Capítulo General de la Orden Franciscana Seglar tuvo lugar en el Collegium Seraphicum en
Roma (Italia) del 4 al 11 de Noviembre de 2017. Se ha recorrido un largo camino desde que el
papa Pablo VI aprobó la Regla renovada de la Orden Franciscana Seglar, en 1978, dando paso a
una Orden unificada y a la correspondiente organización internacional que hoy tenemos. El
Capítulo General es una magnífica ocasión para encontrarnos y compartir el extraordinario regalo
de la fraternidad con hermanos que representan a fraternidades nacionales de todo el mundo,
junto con los representantes internacionales de la Juventud Franciscana.
Ya en el Capítulo General de 2014 se introdujo un repaso fundamental de cómo se dirige una Orden
internacional como es la Orden Franciscana Seglar, y esto ha sido una constante durante los tres
últimos años, con aportes considerables de las fraternidades nacionales. El foco principal en el
presente Capítulo se dirigió a las respuestas recibidas y las propuestas concretas aportadas para
afrontar los distintos retos. Una de las tareas más importantes fue la de reflexionar sobre la
corresponsabilidad de los hermanos franciscanos seglares, especialmente al asumir la
responsabilidad de guiar y animar la Orden a todos los niveles.
CONCLUSIONES:
Siguiendo la exhaustiva reflexión por parte de las Fraternidades nacionales, se identificaron
ocho áreas prioritarias para mejorar la gestión de la Orden a nivel internacional y para cada una
de estas iniciativas se escogieron las correspondientes prioridades.
Formación
Se establecerá un Secretariado Internacional permanente para la formación OFS para coordinar
el trabajo, tanto de la formación inicial como de la permanente, a nivel internacional, a fin de
profundizar en la identidad de los franciscanos seglares y en su sentido de pertenencia a la
OFS.
Vida en Fraternidad
Se emprenderá una revisión de las estructuras de la Orden Franciscana Seglar, basado en las
Constituciones Generales, con una apertura a la modificación de dichas Constituciones
Generales, si fuese necesario; se examinará la opción de una estructura más descentralizada que
refleje la condición seglar de la Orden Franciscana Seglar y de sus miembros. Junto con la
creación de una estructura más descentralizada, se debería adoptar para la Orden una
estructura de gobierno más flexible, que específicamente se enfoque en animar y guiar a la
Fraternidad local.
26
Liderazgo
Para gestionar adecuadamente una organización, es esencial conocer a sus miembros: se pide a
las fraternidades nacionales que establezcan un registro nacional de todos los hermanos con
profesión permanente, así como que llevar un seguimiento de los hermanos con profesión
temporal y de los admitidos. Para mejor apoyar el liderazgo de la OFS en el nivel internacional,
se desarrollará material adecuado para la formación de líderes, se formará un grupo de
franciscanos seglares que hayan adquirido una amplia experiencia en el servicio a la OFS y se
reforzará la colaboración con el resto de la Familia Franciscana.
Comunicaciones
Se establecerá un Secretariado Internacional Permanente de Comunicaciones, que estará a
cargo de profesionales con la debida formación en comunicaciones, dirección de páginas
web/medios de comunicación social y publicaciones. En algunos casos, la oficina puede
necesitar contratar a profesionales a fin de asegurarse una alta calidad de trabajo.
Finanzas
El Consejo Internacional desarrollará una estrategia y un plan financiero para la Fraternidad
Internacional que incluya tanto estrategias para la generación de ingresos, como controles para
la mejor gestión de los gastos; con esta estrategia financiera se intentaría equilibrar la
distribución de recursos financieros entre la Administración y la Dirección, y llegar con ciertas
iniciativas a las fraternidades nacionales que lo necesiten.
Asistencia Espiritual
Se anima a todas las fraternidades nacionales a reflexionar y dialogar acerca del rol de la
asistencia espiritual y pastoral con sus realidades específicas, incluyendo el desarrollo de una
relación efectiva con los Superiores Mayores, coordinando la formación más adecuada para los
asistentes espirituales y asegurándose la comunicación continua entre los asistentes
espirituales a todos los niveles.
Juventud Franciscana
Las fraternidades de la OFS, en todos los niveles, deben buscar los medios más eficaces para
respaldar la vitalidad y el crecimiento de la JuFra, dentro de sus particulares realidades,
acompañando y animando a la JuFra con todo lo necesario para asegurarse de que los jóvenes
están apoyados en su camino espiritual y humano.
La celebración del XV Capítulo General fue un hito significativo e histórico para la Fraternidad
Internacional. La identificación de prioridades para la Orden, así como iniciativas concretas para
implementar estas prioridades, fue un claro indicio de hasta qué punto la Orden ha madurado
desde la promulgación de la Regla por el Papa Pablo VI en 1978. Estas iniciativas serán sin duda un
instrumento eficaz para dar vida y aliento a las estructuras de la OFS y, junto con guiar a la Orden
con acciones concretas para construir un mundo más fraterno y evangélico. También merece
reseñarse que las fraternidades nacionales, a través de sus respectivos Consejeros Internacionales,
se ofrecieron a compartir la responsabilidad de resumir dotar de recursos tanto humanos como
financieros para estas iniciativas. Se hizo evidente el deseo de compartir el trabajo de liderar y
dirigir la Orden desde la Fraternidad Internacional, siempre basado en “un auténtico liderazgo
espiritual, que debe sustentarse sobre la humildad, la minoridad y el servicio.”
El Ministro General, Tibor Kauser, invitó al Capítulo a sumarse a la celebración del 40º aniversario
de la promulgación de la Regla – que comenzará en Junio de 2018 – compartiendo con el CIOFS sus
ideas de cómo pueden las fraternidades nacionales celebrar este señalado aniversario. Hemos sido
inspirados por las vidas de aquellos franciscanos seglares que nos han precedido, especialmente
Lucien Botovasoa y Franz Jägerstätter, cuyas virtudes han sido ya reconocidas por la Iglesia
Católica, así como Augusto Natali, Manuela Mattioli y Emanuela De Nunzio, a quienes debemos
27
estar agradecidos de todo lo que han hecho por la Orden, tanto por sus actos como por el testimonio
de sus vidas. Estos franciscanos seglares ciertamente han respondido ya a los valores contenidos en
las Bienaventuranzas, han respondido coherentemente con sus vidas, confiando en quien les envió.
También nosotros necesitamos descubrir cómo podemos vivir y manifestar nuestra vocación,
dentro de nuestras realidades específicas, cuando somos enviados al mundo.
PROPUESTAS:
LECTURAS RECOMENDADAS:
http://www.ciofs.org/portal/es/
PAZ Y BIEN.
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COMISIÓN DE FORMACIÓN 2018-2019
PROEMIO
Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro
tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas,
tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano
que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por
hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar
hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para
comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del
genero humano y de su historia.
29
El horror de la primera y la segunda Guerra Mundial como la división del mundo en bloques
ideológicos (la construcción del muro del Berlín es la mayor expresión de esta división), creó
conciencia en la humanidad acerca de la necesidad de formular unos principios que regulen y guíen
las relaciones internacionales. La paz sigue amenazada por la carrera armamentista y la
proliferación de las armas nucleares, cuestión que tuvo su punto más álgido en la Crisis de los
Misiles del año 1962 en Cuba, que estuvo a punto de provocar la tercera Guerra Mundial.
El drama de la pobreza de los pueblos del sur, donde vive la mayoría de la población del
mundo, en contraste con la riqueza de los países industrializados del norte es una grave
injusticia que no ayuda a la paz y fraternidad universal. Esta brecha entre países ricos,
llamados “desarrollados” y los países pobres, denominados “subdesarrollados”, lejos de
disminuir era cada vez más creciente e intolerable.
La interdependencia de las naciones, manifestada en el surgimiento de una conciencia
planetaria que evidencia que las decisiones, políticas y acciones tomadas por una empresa
multinacional, una nación, un bloque de países o un organismo pueden afectar y
comprometer los destinos de la humanidad toda. Esta interdependencia se ve reforzada por
el auge de las comunicaciones sociales y los medios modernos de transporte que hacen del
mundo una “aldea global”.
La independencia de muchas naciones de Asia y África, pero con la permanencia de formas
sutiles de colonialismo y de dependencia. Surge entonces la idea de pueblos
“subdesarrollados” y la necesidad de buscar una real liberación de toda forma de
dependencia para asegurar su legítimo desarrollo.
En el campo intraeclesial, el tiempo previo al realización del Concilio Vaticano II, fue de
enorme efervescencia pastoral, teológica, litúrgica y bíblica. Al interior de la Iglesia surgieron
diversos movimientos y escuelas de pensamiento que impulsaron la reflexión acerca de la
necesidad del “aggiornamiento” de la Iglesia, los cuales tuvieron gran eco en el Concilio, a tal
punto que los obispos presentes en esta reunión reconocieron la necesidad de dicha
renovación y purificación permanente para poder cumplir eficazmente la misión que Cristo
les confió.
Esta parte, cuya estructura - no sólo sus contenidos - sufrió cambios a lo largo del debate
conciliar, en su redacción definitiva consta de cuatro capítulos. En los tres primeros, el concilio
compendia el pensamiento de la Iglesia sobre la persona (I), la comunidad humana (II) y la
actividad del hombre (III). El cuarto presenta en síntesis la forma en que la Iglesia concibe su
misión respecto a la persona, la comunidad y la actividad humanas.
1. La persona humana. Antropología cristiana, capítulo primero, nn. 12-22
El capítulo comienza asumiendo la opinión casi unánime de creyentes y no creyentes que ve en
el hombre el centro y culminación de todo lo existente en la tierra. Ante la variedad de
antropologías existentes, la Iglesia ofrece su propia concepción del ser humano, apoyada en la
revelación y en la reflexión humana. Se trata de un esbozo de antropología cristiana, cuyos dos
puntos propios fundamentales son el ser humano como imagen de Dios y Cristo, hombre
perfecto. Hemos de llamar la atención sobre el carácter central que el concilio atribuye a Cristo
como clave de una comprensión más plena de todo lo humano, afirmación repetida en la
conclusión de la exposición preliminar (n. 10) y al final de cada uno de los cuatro capítulos de
esta parte (nn. 22, 32, 38, 45). Los demás elementos básicos de esta antropología, unos
históricos y otros constitutivos son: el pecado (13), unidad de cuerpo y alma (14), inteligencia
(15), conciencia moral (16), libertad (17), muerte (18), el ateísmo como inversión de esta
imagen de Dios (19-21).
Tres son los puntos doctrinales seleccionados. En el plan de Dios, la humanidad constituye una
familia, una comunidad, cuyo primero y mayor mandamiento es el amor a Dios y al prójimo.
Persona y sociedad son interdependientes, es decir, el desarrollo de la persona y el crecimiento
de la sociedad se condicionan mutuamente. De esta interdependencia se sigue la existencia de
un bien común universal: “el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a
los grupos y cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección”.
31
enfoques que unen la sabiduría humana y la luz de la revelación: valor de la actividad humana
(n. 34), su ordenación al hombre (n. 35), su propia consistencia o autonomía (n. 36),
ensombrecimiento por el pecado (n. 37), perfeccionamiento por el misterio pascual de Cristo y
en la tierra y cielo nuevos (nn. 38-39). El número dedicado a la justa autonomía de las
realidades terrenas es muy importante para las relaciones de la Iglesia con el mundo. Esta
enseñanza no siempre ha sido asumida por la Iglesia en el pasado (se recuerda en nota el caso
Galileo) e, incluso, hoy, tampoco está integrada por algunos católicos. El texto distingue dos
sentidos de autonomía, uno aceptable y otro, falso. “Si por autonomía de las realidades terrenas
entendemos que las cosas creadas y las sociedades mismas gozan de leyes y valores propios
que el hombre ha de descubrir, aplicar y ordenar paulatinamente, exigir esa autonomía es
completamente lícito”. Sería falsa la autonomía sin referencia a Dios, al margen de la moral.
En correlación con los tres capítulos anteriores, los “destinatarios” del servicio eclesial son las
personas, la comunidad y la actividad humanas. La respuesta cristiana no es meramente
iluminadora ni se limita a la defensa de la dignidad y derechos de la persona o a la
creación/colaboración en bienes a favor de la persona y de los grupos sociales, especialmente de
los más desfavorecidos. Creer en Cristo es una bendición para todo lo humano. “El que sigue a
Cristo, hombre perfecto, se hace a sí mismo más hombre”, contribuye a crear una comunidad
más humana, da un sentido más profundo a la actividad humana y compromete más
radicalmente en ella.
A diferencia de la primera parte, de carácter más doctrinal, esta segunda es más práctica. Consta
de cinco capítulos: fomentar la dignidad del matrimonio y de la familia (I), la recta promoción
del progreso de la cultura (II), la vida económico-social (III), la vida de la comunidad política
(IV), el fomento de la paz y la promoción de la comunidad de los pueblos (V). De estos cinco
capítulos sólo presento cuatro, pues dejo para la entrega nº 18, el relativo al matrimonio y la
familia, el tema más discutido de toda la Gaudium et spes.
Fiel al método inductivo de la Gaudium et spes, comienza el capítulo con una descripción de la
vida económica (n. 63) para pasar luego a la sección primera, dedicada al progreso económico.
Éste ha de estar sometido a tres principios inspiradores. Su finalidad es el servicio al hombre
integral; ha de permanecer bajo el control del ser humano, no en manos de pocas personas o
grupos con gran poder económico o de algunas naciones poderosas. Hay que trabajar por la
eliminación lo más rápida posible de las enormes desigualdades económico-sociales no sólo
entre pueblos sino también en relación con algunos grupos: inmigrantes, agricultores, mayores.
En la sección segunda (nn. 67-72) se toca una selección de temas, la mayoría habituales en la
enseñanza social pontificia: trabajo y ocio, participación en la empresa, conflictos laborales-
huelgas, destino de los bienes terrenos a favor de todos los hombres, inversiones y política
monetaria, propiedad privada y pública, latifundios y reforma agraria. El capítulo se cierra con la
invitación a la participación individual y colectiva de los cristianos en pro de un progreso
económico-social justo bajo la inspiración de la caridad.
El segundo bloque (nn. 79-82) está dedicado a la guerra y el imperativo fundamental está
expresado en el título de la sección: “se ha de evitar la guerra”. El texto conciliar en esta materia es
33
la expresión de un pensamiento que camina y trata de progresar al ritmo de los acontecimientos
humanos, sin ir demasiado lejos en lo ideal y sin estancarse en un estado de cosas que debe
transformarse rápidamente. De la enseñanza recogida en estos números quisiera resaltar algunos
puntos. Se repite un tema clásico: limitar la crueldad de la guerra, siguiendo el derecho de gentes,
principios éticos y tratados internacionales. Se sigue admitiendo el principio de la legítima
defensa (guerra defensiva) por parte de los estados, pero las limitaciones impuestas a este
derecho-deber lo dejan en la práctica casi sin efecto. Se desea el reconocimiento jurídico de la
objeción de conciencia militar al mismo tiempo que se muestra aprecio a los militares.
Viene luego la condena de la guerra total hoy posible gracias a las armas científicas (el concilio no
usa el término “armamento atómico”, pero está pensando en él). La carrera de armamentos es
denunciada por el concilio como grave plaga de la humanidad y un daño para los pobres. A este
respecto se debatió en el aula la posesión del armamento nuclear como factor de disuasión, tema
debatido y sobre el cual el concilio no se pronuncia. Apoya la prohibición absoluta de la guerra por
un acuerdo de las naciones, bajo una autoridad mundial reconocida y dotada de poder eficaz para
garantizar la paz justa. En la línea de evitar la guerra es básica una educación para la paz,
comenzando por los corazones y las actitudes de los ciudadanos
1. ¿El cristiano y el franciscano seglar puede estar al margen de cuanto le ocurre a los hombres
de su tiempo? Razona la respuesta.
2. ¿Destaca las principales ideas del documento y explica por qué la has escogido?
3. ¿Encuentras similitud de algunas ideas del documento con algunos artículos de nuestras
Constituciones? Intenta emparejar alguna idea con algún artículo de nuestras Constituciones.
LECTURAS RECOMENDADAS:
GAUDIUM ET SPES
PAZ Y BIEN.
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ORDEN FRANCISCANA SEGLAR ESPAÑA.
COMISIÓN DE FORMACIÓN 2018-2019
ORACIÓN INICIAL: (Oración a la Sagrada Familia con la que el Papa concluye la Amoris Laetitia)
“Amoris Laetitia” nos muestra el rostro de una Iglesia pastoral y misericordiosa que anima a la gente a
experimentar la “alegría del amor”. La familia es una parte absolutamente imprescindible de la Iglesia,
porque, a fin de cuentas, la Iglesia no es más que una “familia de familias” (87). Sin olvidar la tarea de ser una
Iglesia “en salida”, quienes la conformamos debemos ir al encuentro de la gente, allí donde esté. Mirando la
realidad, los pastores deberán “evitar los juicios que no tengan en cuenta la complejidad de las diversas
situaciones” (296). “Las personas no pueden ser encasilladas en rígidos esquemas que no dejen espacio al
discernimiento personal y pastoral” (298). Hay que invitar a la gente a vivir el Evangelio, pero es preciso
también acogerlas en una Iglesia que conoce sus dificultades y sabe tratarlas con misericordia, evitando
“creer que todo es blanco o negro” (305). La Iglesia no puede aplicar leyes morales como si “estuviera
lanzando piedras sobre la vida de las personas” (305). Por encima de todo, su voz tiene que ser una llamada
a la cercanía y a la comprensión, a la compasión y al acompañamiento. Dejemos de hablar de la gente que
“vive en pecado”, Todos los miembros de la familia están invitados a vivir una vida plenamente cristiana.
Otras personas en “situaciones irregulares” o familias no tradicionales, como las madres solteras, necesitan
que se les ofrezca comprensión, consuelo y aceptación” (49).
La exhortación 'Amoris laetitia' se subdivide en nueve capítulos y más de 300 párrafos. Se abre con siete
párrafos introductivos que ponen en plena luz la conciencia de la complejidad del tema y la profundización
que requiere.
Puestas estas premisas, el Papa articula su reflexión a partir de la Sagrada Escritura en el primer capítulo,
que se desarrolla como una meditación sobre el Salmo 128, característico de la liturgia nupcial tanto judía
como cristiana. La Biblia “está poblada de familias, de generaciones, de historias de amor y de crisis
familiares” (AL 8) y a partir de este dato se puede meditar cómo la familia no es un ideal abstracto sino un
“trabajo ‘artesanal’” (AL 16) que se expresa con ternura (AL 28) pero que se ha confrontado también con el
pecado desde el inicio, cuando la relación de amor se transforma en dominio (cfr. AL 19). Entonces la
Palabra de Dios “no se muestra como un secuencia de tesis abstractas, sino como una compañera de viaje
también para las familias que están en crisis o en medio de algún dolor, y les muestra la meta del camino”
(AL 22).
A partir del terreno bíblico en el segundo capítulo el Papa considera la situación actual de las familias,
poniendo “los pies sobre la tierra” (AL 6), recurriendo ampliamente a las Relaciones conclusivas de los dos
Sínodos y afrontando numerosos desafíos, desde el fenómeno migratorio a las negociaciones ideológicas de
la diferencia de sexos (“ideología del gender”); desde la cultura de lo provisorio a la mentalidad antinatalista
y al impacto de la biotecnología en el campo de la procreación; de la falta de casa y de trabajo a la
pornografía y el abuso de menores; de la atención a las personas con discapacidad, al respeto de los
ancianos; de la desconstrucción jurídica de la familia, a la violencia contra las mujeres. El Papa insiste sobre
lo concreto, que es una propiedad fundamental de la Exhortación. Y son las cosas concretas y el realismo que
ponen una substancial diferencia entre teoría de interpretación de la realidad e “ideologías”.
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Citando la Familiares consortio Francisco afirma que “es sano prestar atención a la realidad concreta, porque
“las exigencias y llamadas del Espíritu resuenan también en los acontecimientos mismos de la historia”, a
través de los cuales “la Iglesia puede ser guiada a una comprensión más profunda del inagotable misterio del
matrimonio y de la familia”. (AL 31) Por lo tanto, sin escuchar la realidad no es posible comprender las
exigencias del presente ni los llamados del Espíritu. El Papa nota que el individualismo exagerado hace difícil
hoy la entrega a otra persona de manera generosa (Cfr. AL 33). Esta es una interesante fotografía de la
situación: “se teme la soledad, se desea un espacio de protección y de fidelidad, pero al mismo tiempo crece
el temor de ser atrapado por una relación que pueda postergar el logro de las aspiraciones personales” (AL
34).
La humildad del realismo ayuda a no presentar “un ideal teológico del matrimonio demasiado abstracto, casi
artificialmente construido, lejano de la situación concreta y de las posibilidades efectivas de las familias
reales” (AL 36). El idealismo aleja de considerar al matrimonio tal cual es, esto es “un camino dinámico de
crecimiento y realización”. Por esto no es necesario tampoco creer que las familias se sostienen “solamente
insistiendo sobre cuestiones doctrinales, bioéticas y morales, sin motivar la apertura a la gracia” (AL 37).
Invitando a una cierta “autocrítica” de una presentación no adecuada de la realidad matrimonial y familiar, el
Papa insiste que es necesario dar espacio a la formación de la conciencia de los fieles: “Estamos llamado a
formar las conciencias no a pretender sustituirlas” (AL 37). Jesús proponía un ideal exigente pero “no perdía
jamás la cercana compasión con las personas más frágiles como la samaritana o la mujer adúltera” (AL 38).
El tercer capítulo está dedicado a algunos elementos esenciales de la enseñanza de la Iglesia a cerca del
matrimonio y la familia. La presencia de este capítulo es importante porque ilustra de manera sintética en 30
párrafos la vocación de la familia según el Evangelio, así como fue entendida por la Iglesia en el tiempo,
sobre todo sobre el tema de la indisolubilidad, de la sacramentalidad del matrimonio, de la transmisión de la
vida y de la educación de los hijos. Son ampliamente citadas la Gaudium et spes del Vaticano II, la Humanae
vitae de Pablo VI, la Familiares consortio de Juan Pablo II.
La mirada es amplia e incluye también las “situaciones imperfectas”. Leemos de hecho: “’El discernimiento
de la presencia de las ‘semina Verbi’’ en otras culturas (cfr Ad gentes, 11) puede ser aplicado también a la
realidad matrimonial y familiar. Fuera del verdadero matrimonio natural también hay elementos positivos
presentes en las formas matrimoniales de otras tradiciones religiosas’, aunque tampoco falten las sombras”
(AL 77). La reflexión incluye también a las “familias heridas” frente a las cuales el Papa afirma –citando la
Relatio finalis del Sínodo 2015- “siempre es necesario recordar un principio general: “Sepan los pastores
que, por amor a la verdad, están obligados a discernir bien las situaciones” (Familiares consortio, 84). El
grado de responsabilidad no es igual en todos los casos, y puede haber factores que limitan la capacidad de
decisión. Por lo tanto, al mismo tiempo que la doctrina debe expresarse con claridad, hay que evitar los
juicios que no toman en cuenta la complejidad de las diversas situaciones, y hay que estar atentos al modo en
que las personas viven y sufren a causa de su condición” (AL 79).
El cuarto capítulo trata del amor en el matrimonio, y lo ilustra a partir del “himno al amor” de san Pablo en 1
Cor 13,4-7. El capítulo es una verdadera y propia exégesis atenta, puntual, inspirada y poética del texto
paulino. Podríamos decir que se trata de una colección de fragmentos de un discurso amoroso que está
atento a describir el amor humano en términos absolutamente concretos. Uno se queda impresionado por la
capacidad de introspección psicológica que sella esta exégesis. La profundización psicológica entra en el
mundo de las emociones de los conyugues –positivas y negativas- y en la dimensión erótica del amor. Se
trata de una contribución extremamente rica y preciosa para la vida cristiana de los conyugues, que no tiene
hasta ahora parangón en precedentes documentos papales.
A su modo este capítulo constituye un tratado dentro del desarrollo más amplio, plenamente consciente de
la cotidianidad del amor que es enemiga de todo idealismo: “no hay que arrojar sobre dos personas limitadas
–escribe el Pontífice– el tremendo peso de tener que reproducir de manera perfecta la unión que existe entre
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Cristo y su Iglesia, porque el matrimonio como signo implica “un proceso dinámico, que avanza
gradualmente con la progresiva integración de los dones de Dios” (AL 122). Pero por otra parte el Papa
insiste de manera fuerte y decidida sobre el hecho de que “en la naturaleza misma del amor conyugal está la
apertura a lo definitivo” (AL 123), propiamente al interior de esa “combinación de alegrías y de fatigas, de
tensiones y de reposo, de sufrimientos y de liberación, de satisfacciones y de búsquedas, de fastidios y de
placeres” (AL 126) es, precisamente, el matrimonio.
El capítulo se concluye con una reflexión muy importante sobre la “transformación del amor” porque “la
prolongación de la vida hace que se produzca algo que no era común en otros tiempos: la relación íntima y la
pertenencia mutua deben conservarse por cuatro, cinco o seis décadas, y esto se convierte en una necesidad
de volver a elegirse una y otra vez” (AL 163). El aspecto físico cambia y la atracción amorosa no disminuye
pero cambia: el deseo sexual con el tiempo se puede transformar en deseo de intimidad y “complicidad”. “No
podemos prometernos tener los mismos sentimientos durante toda la vida. En cambio, sí podemos tener un
proyecto común estable, comprometernos a amarnos y a vivir unidos hasta que la muerte nos separe, y vivir
siempre una rica intimidad” (AL 163).
El capítulo quinto esta todo concentrado sobre la fecundidad y la generatividad del amor. Se habla de
manera espiritual y psicológicamente profunda del recibir una vida nueva, de la espera propia del embarazo,
del amor de madre y de padre. Pero también de la fecundidad ampliada, de la adopción, de la aceptación de
la contribución de las familias para promover la “cultura del encuentro”, de la vida de la familia en sentido
amplio, con la presencia de los tíos, primos, parientes de parientes, amigos. Amoris laetitia no toma en
consideración la familia “mononuclear”, porque es bien consciente de la familia como amplia red de
relaciones. La misma mística del sacramento del matrimonio tiene un profundo carácter social (cfr. AL 186).
Y al interno de esta dimensión el Papa subraya en particular tanto el rol específico de la relación entre
jóvenes y ancianos, como la relación entre hermanos y hermanas como práctica de crecimiento en relación
con los otros.
En el sexto capítulo el Papa afronta algunas vías pastorales que orientan para construir familias sólidas y
fecundas según el plan de Dios. En esta parte la Exhortación hace un largo recurso a las Relaciones
conclusivas de los dos Sínodos y a las catequesis del Papa Francisco y de Juan Pablo II. Se confirma que las
familias son sujeto y no solamente objeto de evangelización. El Papa señala que “a los ministros ordenados
les suele faltar formación adecuada para tratar los complejos problemas actuales de las familias” (AL 202). Si
por una parte es necesario mejorar la formación psico-afectiva de los seminaristas e involucrar más a las
familias en la formación al ministerio (cfr. AL 203), por otra “puede ser útil (…) también la experiencia de la
larga tradición oriental de los sacerdotes casados” (cfr. AL 239).
Después el Papa afronta el tema de guiar a los novios en el camino de la preparación al matrimonio, de
acompañar a los esposos en los primeros años de vida matrimonial (incluido el tema de la paternidad
responsable), pero también en algunas situaciones complejas y en particular en las crisis, sabiendo que
“cada crisis esconde una buena noticia que hay que saber escuchar afinando el oído del corazón” (AL 232).
Se analizan algunas causas de crisis, entre las cuales una maduración afectiva retrasada (cfr. AL 239).
Entre otras cosas se habla también del acompañamiento de las personas abandonadas, separadas y
divorciadas y se subraya la importancia de la reciente reforma de los procedimientos para el reconocimiento
de los casos de nulidad matrimonial. Se pone de relieve el sufrimiento de los hijos en las situaciones de
conflicto y se concluye: “El divorcio es un mal, y es muy preocupante el crecimiento del número de divorcios.
Por eso, sin duda, nuestra tarea pastoral más importante con respecto a las familias, es fortalecer el amor y
ayudar a sanar las heridas, de manera que podamos prevenir el avance de este drama de nuestra época” (AL
246).
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Se tocan después las situaciones de matrimonios mixtos y de aquellos con disparidad de culto, y las
situaciones de las familias que tienen en su interior personas con tendencia homosexual, confirmando el
respeto en relación a ellos y el rechazo de toda injusta discriminación y de toda forma de agresión o
violencia. Pastoralmente preciosa es la parte final del capítulo; “Cuando la muerte planta su aguijón”, sobre
el tema de la perdida de las personas queridas y la viudez.
El séptimo capítulo esta todo dedicado a la educación de los hijos: su formación ética, el valor de la sanción
como estímulo, el paciente realismo, la educación sexual, la transmisión de la fe, y más en general, la vida
familiar como contexto educativo. Es interesante la sabiduría práctica que transparenta en cada párrafo y
sobre todo la atención a la gradualidad y a los pequeños pasos “que puedan ser comprendidos, aceptados y
valorados” (AL 271).
Notable es la sección dedicada a la educación sexual titulada muy expresivamente: “Si a la educación sexual”.
Se sostiene su necesidad y se nos pregunta “si nuestras instituciones educativas han asumido este desafío
(…) en una época en que se tiende a banalizar y a empobrecer la sexualidad”. Ella debe realizarse “en el
cuadro de una educación al amor, a la recíproca donación” (AL 280). Se pone en guardia de la expresión
“sexo seguro”, porque transmite “una actitud negativa hacia la finalidad procreativa natural de la sexualidad,
como si un posible hijo fuera un enemigo del cual hay que protegerse. Así se promueve la agresividad
narcisista en lugar de la acogida” (AL 283).
El capítulo octavo es muy delicado. Para leerlo se debe recordar que “a menudo, la tarea de la Iglesia asemeja
a la de un hospital de campaña” (AL 291). Aquí el Pontífice asume lo que ha sido fruto de las reflexiones del
Sínodo sobre temáticas controvertidas. Se confirma qué es el matrimonio cristiano y se agrega que “otras
formas de unión contradicen radicalmente este ideal, pero algunas lo realizan al menos de modo parcial y
análogo”. La Iglesia por lo tanto “no deja de valorar los elementos constructivos en aquellas situaciones que
no corresponden todavía o ya no corresponden más a su enseñanza sobre el matrimonio” (AL 292).
En relación al “discernimiento” acerca de las situaciones “irregulares” el Papa observa que “hay que evitar
los juicios que no toman en cuenta la complejidad de las diversas situaciones, y es necesario estar atentos al
modo en que las personas viven y sufren a causa de su condición” (AL 296). Y continua: “Se trata de integrar
a todos, se debe ayudar a cada uno a encontrar su propia manera de participar en la comunidad eclesial, para
que se sienta objeto de una misericordia “inmerecida, incondicional y gratuita”” (AL 297). Todavía: “Los
divorciados en nueva unión, por ejemplo, pueden encontrarse en situaciones muy diferentes, que no han de
ser catalogadas o encerradas en afirmaciones demasiado rígidas sin dejar lugar a un adecuado
discernimiento personal y pastoral” (AL 298).
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En esta línea, acogiendo las observaciones de muchos Padres sinodales, el Papa afirma que “los bautizados
que se han divorciado y se han vuelto a casar civilmente deben ser más integrados en la comunidad cristiana
en las diversas formas posibles, evitando cualquier ocasión de escándalo”. “Su participación puede
expresarse en diferentes servicios eclesiales (…) Ellos no sólo no tienen que sentirse excomulgados, sino que
pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia (…) Esta integración es también necesaria para el
cuidado y la educación cristiana de sus hijos, que deben ser considerados los más importantes” (AL 299).
Más en general el Papa hace una afirmación extremamente importante para comprender la orientación y el
sentido de la Exhortación: “Si se tiene en cuenta la innumerable diversidad de situaciones concretas (…)
puede comprenderse que no debería esperarse del Sínodo o de esta Exhortación una nueva normativa
general de tipo canónica, aplicable a todos los casos. Sólo cabe un nuevo aliento a un responsable
discernimiento personal y pastoral de los casos particulares, que debería reconocer que, puesto que “el
grado de responsabilidad no es igual en todos los casos”, las consecuencias o efectos de una norma no
necesariamente deben ser siempre las mismas” (AL 300). El Papa desarrolla de modo profundo exigencias y
características del camino de acompañamiento y discernimiento en diálogo profundo entre fieles y pastores.
A este fin llama a la reflexión de la Iglesia “sobre los condicionamientos y circunstancias atenuantes” en lo
que reguarda a la imputabilidad y la responsabilidad de las acciones y, apoyándose en Santo Tomas de
Aquino, se detiene sobre la relación entre “las normas y el discernimiento” afirmando: “Es verdad que las
normas generales presentan un bien que nunca se debe desatender ni descuidar, pero en su formulación no
pueden abarcar absolutamente todas las situaciones particulares. Al mismo tiempo, hay que decir que,
precisamente por esa razón, aquello que forma parte de un discernimiento práctico ante una situación
particular no puede ser elevado a la categoría de una norma” (AL 304).
En la última sección del capítulo: “la lógica de la misericordia pastoral”, Papa Francisco, para evitar
equívocos, reafirma con fuerza: “Comprender las situaciones excepcionales nunca implica ocultar la luz del
ideal más pleno ni proponer menos que lo que Jesús ofrece al ser humano. Hoy, más importante que una
pastoral de los fracasos es el esfuerzo pastoral para consolidar los matrimonios y así prevenir las rupturas”
(AL 307). Pero el sentido general del capítulo y del espíritu que el Papa quiere imprimir a la pastoral de la
Iglesia está bien resumido en las palabras finales: “Invito a los fieles que están viviendo situaciones
complejas, a que se acerquen con confianza a conversar con sus pastores o con laicos que viven entregados
al Señor. No siempre encontrarán en ellos una confirmación de sus propias ideas o deseos, pero
seguramente recibirán una luz que les permita comprender mejor lo que les sucede y podrán descubrir un
camino de maduración personal. E invito a los pastores a escuchar con afecto y serenidad, con el deseo
sincero de entrar en el corazón del drama de las personas y de comprender su punto de vista, para ayudarles
a vivir mejor y a reconocer su propio lugar en la Iglesia” (AL 312). Sobre la “lógica de la misericordia
pastoral” Papa Francisco afirma con fuerza: “A veces nos cuesta mucho dar lugar en la pastoral al amor
incondicional de Dios. Ponemos tantas condiciones a la misericordia que la vaciamos de sentido concreto y
de significación real, y esa es la peor manera de licuar el Evangelio” (AL 311).
El noveno capítulo está dedicado a la espiritualidad conyugal y familiar, “hecha de miles de gestos reales y
concretos” (AL 315). Con claridad se dice que “quienes tienen hondos deseos espirituales no deben sentir
que la familia los aleja del crecimiento en la vida del Espíritu, sino que es un camino que el Señor utiliza para
llevarles a las cumbres de la unión mística” (AL 316). Todo, “los momentos de gozo, el descanso o la fiesta, y
aun la sexualidad, se experimentan como una participación en la vida plena de su Resurrección” (AL 317). Se
habla entonces de la oración a la luz de la Pascua, de la espiritualidad del amor exclusivo y libre en el desafío
y el anhelo de envejecer y gastarse juntos, reflejando la fidelidad de Dios (cfr. AL 319). Y, en fin, de la
espiritualidad “del cuidado, de la consolación y el estímulo”. “Toda la vida de la familia es un “pastoreo”
misericordioso. Cada uno, con cuidado, pinta y escribe en la vida del otro” (AL 322), escribe el Papa. Es una
honda “experiencia espiritual contemplar a cada ser querido con los ojos de Dios y reconocer a Cristo en él”
(AL 323).
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En el párrafo conclusivo el Papa afirma: “ninguna familia es una realidad perfecta y confeccionada de una vez
para siempre, sino que requiere una progresiva maduración de su capacidad de amar (…). Todos estamos
llamados a mantener viva la tensión hacia un más allá de nosotros mismos y de nuestros límites, y cada
familia debe vivir en ese estímulo constante. ¡Caminemos familias, sigamos caminando! (…) No
desesperemos por nuestros límites, pero tampoco renunciemos a buscar la plenitud de amor y de comunión
que se nos ha prometido” (AL 325).
Como es posible comprender con un rápido examen de sus contenidos, la Exhortación apostólica Amoris
laetitia quiere confirmar con fuerza no el “ideal” de la familia, sino su realidad rica y compleja. Hay en sus
páginas una mirada abierta, profundamente positiva, que se nutre no de abstracciones o proyecciones
ideales, sino de una atención pastoral a la realidad. El documento es una lectura densa de sugerencias
espirituales y de sabiduría práctica, útil a cada pareja humana o a personas que desean construir una familia.
Se ve sobretodo que es fruto de una experiencia concreta con personas que saben por experiencia qué es la
familia y el vivir juntos por muchos años. La Exhortación habla de hecho el lenguaje de la experiencia.
PROPUESTAS
TAMBIEN SE PUEE TRABAJAR: a través de los siguientes vídeos de Youtube de (cinco panes)
Introducción: https://www.youtube.com/watch?v=odSXz1vCXIY
Capítulo 1 https://www.youtube.com/watch?v=uoJKF3zHRus
Capítulo 2 https://www.youtube.com/watch?v=KyZNGih4-ko
Capítulo 3 https://www.youtube.com/watch?v=I1DVFsF1Aqc
Capítulo 4 https://www.youtube.com/watch?v=BUJFPD4aruE
https://www.youtube.com/watch?v=8kkRuXGg1uo
Capítulo 5 https://www.youtube.com/watch?v=rP_JS9soZgs
Capítulo 6 https://www.youtube.com/watch?v=ssBBjeC2EUc
Capítulo 7 https://www.youtube.com/watch?v=ddrMeZHTmgI
Capítulo 8 https://www.youtube.com/watch?v=kZtDnKJ69Cs
Capítulo 9 https://www.youtube.com/watch?v=vI_kh_2xaN0
LECTURAS RECOMENDADAS:
AMORIS LAETITIA.
PAZ Y BIEN.
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