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Autor: J. I. Villamizar
Fecha: Julio de 2018
Sierra, Justo (2004 [1841]). El filibustero (Colección Relato Licenciado Vidriera. 1a ed.).
México, D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México: Dirección General de
Publicaciones y Fomento Editorial.
1) De acuerdo con esta misma edición de la novela, El filibustero está basado en una leyenda
popular mexicana del siglo XVII sobre las actividades corsarias que dominaban, durante
aquella época, la península de Yucatán. Es importante destacar que, para el momento en que
se ambienta la presente historia, la piratería estaba alcanzando su puno más alto, en lo que los
Cruz, O. (1999) considera que la piratería, tal como la conocemos actualmente, comenzó de
forma paralela al mismo descubrimiento de América, ya que junto a los conquistadores también
estaban los comerciantes, “dispuestos a arriesgar sus caudales en los más diversos esfuerzos de
conquista y descubrimiento” (p. 1). Pero lo que es más, podría decirse que la piratería moderna
tuvo su origen en las mismas causas que motivaron las empresas exploratorias organizadas por la
Corona española, pues sus objetivos eran mayormente comerciales, orientados hacia el
establecimiento de nuevas rutas marítimas que conectaran al viejo continente con el continente
asiático.
Por consiguiente, una vez que se difundió en Europa la noticia de que los nuevos territorios
rivalidad entre las potencias europeas de aquel momento, que no obstante no impidió que se
establecieran vínculos comerciales entre éstos y las Indias (Cruz, O., 1999).
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La piratería, entonces, nace como un conjunto de actividades comerciales ilícitas provocadas
por una serie de circunstancias que tornaron desfavorable el intercambio económico entre las
potencias europeas y los nuevos territorios. Una de ellas fue la incapacidad de la Corona
políticas y administrativas erróneas que, sumadas a la creciente economía de sus rivales dentro
del continente, sentaron las bases para la realización de intercambios ilegítimos de mercancía
entre los dominios españoles y los dominios ingleses, franceses y holandeses; intercambios
favorecidos por las cortas distancias que había entre los territorios y la variedad de puntos de
Aunado a esto, cuando el conflicto entre España, Inglaterra y Francia se agudizó, comenzó a
surgir un mercado ilegal muy notorio, proveniente de las islas que actualmente corresponden a
Cuba, Haití, entre otras. Allí los habitantes se encargaban de procesar el ganado vacuno y
porcino para contrabandear su carne en las costas con los comerciantes que rondaban las
Antillas. Fue así como creció la fama de los llamados “bucaneros” y los “filibusteros”,
Cuando España descubrió la evasión de impuestos de los mismos, las autoridades invadieron
personas quedaran en bancarrota y dando pie, sin quererlo, a un aumento de las comunidades
filibusteras, enriquecidas por los habitantes que, motivados por el resentimiento, decidieron
criminales que se limitaba a saquear y destruir las poblaciones costeras de las Antillas, y se
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diferenció de los piratas convencionales por restringir sus operaciones a las costas y no
2.7) Habiendo hecho ya este brevísimo recuento del ambiente histórico que rodea la obra del
reconstrucción de los hechos de la misma, a través de la narración, para extraer los temas
presentes. De entrada, nos topamos con lo que parece ser la recreación de la historia de
un personaje importante para México y los filibusteros: Diego el Mulato, cuya imagen
salvaje ante los ojos de la población de Campeche, un pueblo que en aquel entonces
(siglo XVII, donde se ambienta la obra), se postulaba como uno de los puertos más
Esto último se refuerza al leer las primeras cuatro líneas de la novela, donde una voz parece
estar llamando a la guerra, a la defensa de las tierras contra el ataque inminente de diez naves
“bárbaras” que se habían asentado en las costas y, donde se asume, se encontraba el sanguinario
Diego el Mulato, sediento de venganza por una supuesta ofensa recibida de aquella población.
Pero el caso es que, en términos generales, la obra no gira en torno a una sangrienta
represalia por parte del vándalo, sino que cuenta una surrealista historia de amor que surgió a
primera vista durante aquellos hechos. Diego el Mulato es quien, sorpresivamente, recibe el
flechazo de Cupido mientras se encontraba llevando a cabo su empresa, justo después de acabar
con la vida de incontables campechanos que defendían su costa y luego de incendiar sus casas y
otras edificaciones.
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La aludida es Conchita Mantilla, una joven definida por la inocencia y la belleza de la mujer
idealizada romántica, quien a vísperas de la destrucción provocada por los filibusteros, se había
refugiado en la parroquia del pueblo, con la intención de orar y pedir por la salvación de su
gente. Es importante destacar que otra de las razones que habían llevado a Conchita a aquel
lugar, era la muerte de su padre, que había sido provocada por la mano de un bárbaro, el año
anterior a aquel (en ese momento corría el año de 1633). Sin embargo, ante el horror de los
sucesos, la joven había caído desmayada en la capilla, y permaneció en ese estado por muchas
horas. Cuando por fin recobró la conciencia y salió del recinto, se encontró con un escenario
Presa del pánico, Conchita decide regresar a la capilla, pero no se percató de que durante su
breve salida, había captado la atención de un extraño, que la siguió y se presentó ante ella y
delante del altar. Esto hizo que perdiera nuevamente la conciencia y facilitó la entrada de otros
sujetos al lugar, los cuales pronto fueron interrumpidos por quien parecía ser su superior. Éste,
apenas vio a la joven en su estado de delirio, comienza a sentir una avalancha de emociones que,
Resulta ser que aquel sujeto era Diego el Mulato, que en ningún momento reveló su
verdadera identidad, y emprendió una huida junto con la joven hacia la playa de San Román, en
busca de un conocido pescador ermitaño, al que llamaban “el pescador brujo”. Este último, luego
de un breve rechazo, decide ayudar al filibustero y a la joven, que recién estaba recobrando la
cordura. Es entonces cuando se da el primer contacto consciente entre ambos personajes, con
cuya plática, el pirata descubre que hace un año atrás había sido él mismo quien había dado
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Al poco tiempo, la familia de la joven se encomendó al fraile Juan Benavente, para que los
ayudase a encontrarla, y aquel, conociendo muy bien a Diego, emprendió cautelosamente la ida
hacia la playa de San Román, donde sabía se encontraba quien estaba buscando. Justo antes de la
partida de Conchita de vuelta a su casa, Diego le prometió que algún día se reencontrarían, y
aquella promesa mantuvo a la muchacha sumida en la oscuridad del anhelo y el despecho por
mucho tiempo, aún mientras los ánimos de los campechanos se reconstruían y comenzaba una
Años pasaron, y la madre de Conchita, alarmada por el deterioro espiritual de su hija, decide
“arreglar” una relación entre ésta y su primo, don Fernando García Gutiérrez, quien no ocultaba
el profundo cariño que le guardaba a la joven. Éste era conocido por su riqueza intelectual, su
físico y sus valores morales; aspectos que, sumados a constantes obsequios, caminatas, canciones
y otras manifestaciones de amor, debían darle muchos puntos para conquistar a su prima.
alma de Conchita, cuyo mal de amores parecía ser invencible. La frustración de don Fernando
comenzó a hacerse notable con el paso del tiempo, y desde el instante en que se resignó al hecho
de que todo el malestar de su prima había sido provocado por enamoramiento, poco a poco fue
manifestando un interés enfermizo por averiguar quién era el hombre que la había ilusionado de
de un estado de embriaguez y a través de canciones, las palabras que le había pronunciado Diego
a Conchita años atrás, justo antes de separarse. Aquello le dio un sinfín de pistas a don Fernando,
con las cuales no tardó en determinar que el extranjero que se había llevado a su prima lejos del
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pueblo aquella noche de matanza con los filibusteros, había sido el mismo hombre que la tenía
enamorada.
Sin embargo, para terminar de descubrir la identidad del sujeto, sabía que debía ir con la
única persona que había visto los hechos del rapto en persona: fray Juan Benavente, y no tardó
en hacerle una visita desesperada con el objetivo de conseguir la información que quería. Pero
para su sorpresa, aquella misma noche el fraile había recibido la visita de otro hombre pidiéndole
bendición en el cumplimiento de una promesa; ese hombre era nada y más y nada menos que
Diego el Mulato, quien luego fue descubierto por el mismo don Fernando durante las fiestas del
14 de septiembre de 1636.
venido de la mano con el plan de una nueva invasión, esta vez en seguimiento de una orden
mayor. En los momentos previos al ataque, Diego se había dirigido a la playa de San Román
para discutir con su padre, el pescador, el dilema que inundaba su alma: quemar la villa aunque
eso significara poner en peligro la vida de Conchita, o incumplir su deber. Esa misma noche
comenzó el violento ataque contra Campeche, que provocó que todas sus casas ardieran
intensamente en llamas. Esto a su vez hizo que Diego fuera en rescate de Conchita y a partir de
allí se desató todo un repertorio de enfrentamientos, dentro de los que destacó el del mismo
pirata con don Fernando, que acabaría con la decapitación de este último y obligaría al primero a
Ya en el mar, las cosas se complican cuando el oleaje y los vientos comienzan a sugerir la
que la embarcación cederá con sus cincuenta y dos hombres a bordo, y cuando ya Conchita
estaba resignada a morir junto a su salvador y amado, ésta se entera de que aquel no era otro que
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el mismísimo Diego el Mulato, que había asesinado a su padre años atrás y recién había
decapitado a su primo. Ante el horror del descubrimiento, el aludido desaparece entre las olas, y
Así, pues, evidenciamos que junto al contexto histórico de la Edad de oro de los piratas, El
filibustero de Justo Sierra gira en torno a ciertos tópicos de naturaleza romántica como lo son el
amor y el desamor, la muerte, la locura, la aventura, entre otros. Los cuatro primeros vendrían
siendo elementos clave dentro de la literatura romántica del siglo XIX, donde se reelabora la
noción barroca de la dualidad: los opuestos que interactúan en un mismo lugar y momento,
acentuando ese sentido de lo carnavalesco instaurado a partir de la Edad Media, y reforzado con
La muerte y la locura se presentan como esos factores marginados a la periferia dentro una
estructura centrípeta donde el orden reside en el centro. Dichos factores vendrían siendo, por
consiguiente, los antecedentes de la literatura fantástica del siglo decimonono, pues son los que
transgreden ese orden, representado por “lo bello”; véase, el personaje simbólico de Conchita, o
el ideal del amor sincero, imparcial e invencible que pretende consumarse entre la joven y Diego
el Mulato a lo largo de la obra; amor que recorre y supera los avatares de la guerra, la sociedad y
3-4) Al hablar del sentido de la aventura y profundizar un poco en el carácter de los personajes,
parte claramente de la mentalidad romántica europea, heredada por los españoles y redefinida en
personaje de Conchita Mantilla, que está concebida bajo el mito femenino como el símbolo de la
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belleza tanto espiritual como carnal: vemos que cumple con algunos estereotipos fisiológicos de
la época, como lo son los cabellos rubios, los ojos azules, la piel blanca, etc., aunados a su
típica virgen romántica, equiparable a una doña Inés de Ulloa o a una doña Elvira, que consigue
En segundo lugar, el ideario del filibustero, encarnado por el mismo Diego el Mulato,
encuentra sus raíces en el ideal romántico del pirata, que no es otra cosa que la adaptación
temporal-espacial del imaginario del explorador europeo y, sobre todo, del conquistador español,
el cual nace en el imaginario popular heredado por el Medioevo, plagado de mitos que
salvaje y lo silvestre. Ideal que a su vez se enriquece con el mito masculino, pues se mezcla lo
social.
El filibustero, al igual que otros piratas más reconocidos como los bucaneros, encontraron en
la piratería la satisfacción de estos dos imaginarios antes destacados, pues el hecho de dedicarse
a actividades prohibidas y en mayor o menor grado rechazadas por la sociedad, los convertía en
seres libres que desafiaban el orden y de alguna manera terminaban adquiriendo un estatus de
poder especial, que pudo incluso llegar a inducir en ellos un complejo de superioridad con
respecto a los líderes políticos de los territorios americanos y las potencias europeas.
Al igual que el mito femenino, el del pirata romántico encuentra rápidamente en América un
escenario donde proyectarse, gracias a la riqueza, extensión y (hasta ese momento) carácter
misterioso de su paisaje.
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una “modernización de la tipografía” en función de una lectura más ágil, pero la verdad es
que las construcciones sintácticas que engloban el discurso del libro no ofrecen mayor
resistencia al momento de la lectura. De hecho, los enunciados son bastante claros y directos,
figuras retóricas como el hipérbaton. Se trabaja en su mayoría con el tiempo pretérito, ya sea
fluidez de la lectura debido a la aparición de ciertos términos poco comunes, como es el caso de
la misma palabra “filibustero” o, principalmente, las localidades de México, pero esto sólo realza
el carácter histórico que pretende mantener la obra, el cual exige un discurso mucho más
prosaico que poético. Algunos personajes, como Conchita o don Fernando, manejan un lenguaje
arcaizado (heredado del léxico ibérico) que los diferencia del resto, y que, en el caso del
relatados y por tanto se presenta como ese ser omnisciente cuyo discurso está en tercera
persona.
No obstante, existen casos contados donde se hace una desviación de la narración habitual.
En las primeras páginas, por ejemplo, la voz narrativa parece realizar una función metatextual,
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donde exhorta al lector a situarse y comprender cierta circunstancia de la historia relatada
(página 6).
La extensión de los párrafos es variada a lo largo de la novela; éstos oscilan entre las cinco
líneas, las catorce, etc., y gracias a su lenguaje sencillo y concreto, pueden ser considerados
internos, también hay casos donde un personaje parece estar hablando para sí, pero emite las
palabras en voz alta y en presencia de otros personajes. Los ejemplos más claros de este caso
Las descripciones que aparecen en El filibustero, como en cualquier otra obra prosaica y de
delimitación de ambientes geográficos, temporales, etc., por lo cual se valen de una narración
Sierra manifiesta una preferencia cuando se trata de detallar las escenas bélicas y las
Como bien se ha mencionado hasta el momento, Justo Sierra presenta los hechos de su obra a
utilización de tropos y figuras retóricas, con las cuales realiza un tratamiento del lenguaje que
le permite rarificar la forma y proporcionarle ese carácter que los formalistas llaman
“literariedad”. En efecto, los recursos más recurrentes son las metáforas, las hipérboles, las
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prosopopeyas, entre otros. A continuación se presenta una lista detallada de los casos más
importantes:
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34) “…dirige una mirada de fuego a Conchita”: metáfora.
35) “…corren ríos de sangre…”: hipérbole.
fornido, de frente ancha, nariz aguileña, boca abultada y largos rizos, cuyo color de piel ha
sido el resultado de la acción del sol intenso de la costa. Corresponde a un estatus social muy
bajo, y a lo largo de la historia saca a relucir las consecuencias de una vida dedicada a las
educación.
Conchita: la heroína de la novela se describe como una joven de rasgos infantiles, de largos
cabellos rubios, ojos azules y tez blanca. No parece pertenecer a un linaje de aristócratas,
sino más bien a una familia mexicana promedio ligada a una fuerte tradición cristiana, la cual
La joven parece tener cierto nivel de educación, debido al lenguaje arcaizante que emite
en sus diálogos, sin embargo, dado el contexto social de la época en que presuntamente vivió,
es muy poco probable que haya recibido algún tipo de instrucción académica, y de hecho, su
Don Fernando García Gutiérrez: el primo de Conchita se presenta como un joven bastante
cualidades intelectuales, vive entregado a las pasiones y parece presentar una inestabilidad
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Giovanni Strazza: es el pescador y el padre de Diego el Mulato. Se describe como un
ermitaño que vive desligado de cualquier vínculo social, que se erradica a la vida costera y la
venta del producto de su trabajo: el pescado. Es un hombre próximo a la tercera edad, y sus
rasgos, a pesar de haber sido afectados por su estilo de vida, aún ponen en evidencia su
sangre europea. Su tez es bastante robusta, de ojos verdes, mejillas y frente arrugadas, y
cabeza calva.
En ciertas oportunidades deja ver un carácter un tanto fuerte pero mitigado por el cansancio y
algunas de sus costumbres primitivas. Strazza llega a demostrar algún nivel de sabiduría, y su
Fray Juan Benavente: el guardián del convento de San Francisco. Poco se sabe de este
personaje, pero está claro que se trata de un hombre dedicado al buen ejercicio de religioso, y
es conocido en el pueblo de Campeche por ser altamente honesto y confiable, y guarda cierta
relación de amistad con la madre de Conchita y con el mismo Diego el Mulato, con quien, de
Madre de Conchita: es una mujer de tradición muy hogareña, preocupada por su familia y
entregada al cuidado de su hija, Conchita. Tanto es el amor que manifiesta por ella, que
incluso incurre en el error de arreglar un matrimonio para la joven, con la esperanza de que
hombre un tanto obstinado pero muy audaz y valiente. Es quien moviliza a los habitantes del
pueblo para responder ante la amenaza de los filibusteros, contra quienes, de hecho, pierde la
vida.
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Valerio Mantilla: es el padre Conchita, que fue asesinado por Diego el Mulato, un año antes
8) En cuanto a los aspectos estilísticos literarios, El filibustero está construida sobre la base del
Romanticismo, que establece la pauta para un escenario donde los personajes y los hechos
giran en torno a algunos de los tópicos mencionados al inicio, en especial el amor prohibido,
el desamor, la muerte y, en general, todo lo que conlleva a las pasiones. Es decir, en este tipo
de obras, los hechos y los participantes están condicionados por las emociones y
Cabe destacar que, de hecho, estas cualidades establecen cierto paralelismo o relación
aunque no necesariamente mexicanas. Tal vez las más evidentes sean: El estudiante de
Salamanca de José de Espronceda o el Don Juan Tenorio de José Zorrilla, donde se evidencia la
constante del amor y el desamor, arraigados con el mito masculino y femenino, que establecen
una distinción muy marcada en la naturaleza de los amantes, en especial por sus condiciones
Asimismo, estos tres textos introducen a la figura del despechado que, si bien en el
caso de Justo Sierra viene siendo un joven que pretende ganarse por la fuerza el amor de su
prima, en las otras dos obras, este personaje toma forma en una figura paternal que comparte la
misma sangre con la enamorada y guía sus acciones por un ideal de justicia y/o venganza. Véase:
Don Gonzalo de Ulloa, padre de doña Inés, o Don Diego, hermano de doña Elvira. Sin embargo,
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en Don Juan Tenorio, el despechado que busca la venganza es también personificado por don
Luis Mejía.
Aparte, los protagonistas de las tres obras coinciden con la figura de un vándalo cuya
reputación está manchada dentro de la sociedad, y que de alguna manera se lleva la vida y la
honra de sus adversarios. El más claro ejemplo de esto se evidencia en la batalla que libran
Diego el Mulato y don Fernando, y paralelamente, el duelo de Don Juan contra don Luis.
hecho histórico representado en las páginas de la novela, es necesario tomar en cuenta algunas
características de aquel género literario que se hace llamar “novela histórica”. De acuerdo con
Imbert (1951, citado en Menton, 1993), estas novelas “(…) cuentan una acción ocurrida en una
época anterior a la del novelista” (s/p), y efectivamente, Justo Sierra pretende recrear lo que dice
ser un mito del siglo XVII, muy popular en la península de Yucatán. Pero sucede que, a pesar de
la búsqueda de estos novelistas por una recreación fidedigna de los hechos pasados, los mismos
sufren modificaciones en menor o mayor grado debido al tratamiento del lenguaje y la aplicación
de ciertos mecanismos de rarificación como lo son los cronotopos, de Mijaíl Bajtín, fácilmente
saltos en la narración y la introducción de nuevas tramas; aspecto que, si vamos al caso, define a
la gran mayoría las producciones literarias existentes, en especial las narrativas. Todas estas
consideraciones nos llevan a tomar en cuenta la afirmación de Aínsa (2003), en la que la ficción
previamente. Aspecto que se realza si recordamos que los hechos que han inspirado la novela en
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estudio no corresponden a pasajes claramente atestiguados o que, se asume, no han sido
O’Reilly puede ser catalogada como una típica novela histórica romántica.
9) El filibustero es sin duda una obra bien lograda y emocionante, que al ser concebida bajo el
manto del Romanticismo y estar inspirada en un hecho histórico del siglo XVII en
dilucidar la estructura social del continente en aquella época, y su clara relación con España y
toda Europa. El vínculo amoroso que se establece entre Diego el Mulato y Conchita y todas
las consecuencias a que aquello conlleva, sugiere que la novela no contiene sino la recreación
de un hecho ficticio, pero ofrece una mirada distinta al concepto de piratería que se maneja
en la actualidad.
Tomando como base las ideas planteadas por Fernando Aínsa (2003), en su texto:
Reescribir el pasado, considero que Justo Sierra ha conseguido un balance perfecto entre los
referentes reales y los ficticios, lo cual ha sido resaltado por la utilización de un lenguaje literario
correspondan con algún suceso histórico verídico, es inquietante la similitud que se establece
entre esta novela y la tradición histórica romántica de Europa (en especial de España), con todas
las historias que fueron producidas en su seno; las cuales, a su vez, pudieron haber sido producto
de tratamientos artísticos sutiles y específicos aplicados sobre referentes reales. Esto nos habla de
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una enorme paradoja de intertextualidad y nos habla de una genialidad creadora por parte de
Justo Sierra O’Reilly, un mexicano que supo empaparse de los maestros de la literatura europea,
de la talla de Hugo, Scott, Lytton o Dumas, y supo expresarse en el contexto de una nación en
surgimiento.
REFERENCIAS
Bajtín, Mijaíl. (1986). “La palabra en la novela”. En: Problemas literarios y estéticos. La
Habana: Editorial Arte y Literatura.
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Sierra, Justo. (2004). El filibustero (Colección Relato Licenciado Vidriera. 1a ed.). México,
D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México: Dirección General de Publicaciones
y Fomento Editorial.
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