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Pragmatismo esencial de Dewey John

La palabra pragmatismo proviene del vocablo griego pragma que significa "práctica" o
"asunto" (situación concreta).

El pragmatismo es una escuela filosófica creada en los Estados Unidos a finales del siglo XIX por
Charles Sanders Peirce, John Dewey y William James. Su concepto de base es que solo es
verdadero aquello que funciona, enfocándose así en el mundo real objetivo.

l pragmatismo valora la insistencia en las consecuencias como manera de caracterizar la verdad o


significado de las cosas. El pragmatismo se opone a la visión de que los conceptos humanos y el
intelecto representan el significado real de las cosas, y por lo tanto se contrapone a las escuelas
filosóficas del formalismo y el racionalismo.

También el pragmatismo sostiene que solo en el debate entre organismos dotados de inteligencia
y con el ambiente que los rodea es donde, las teorías y datos adquieren su significado. Rechaza la
existencia de verdades absolutas, las ideas son provisionales y están sujetas al cambio, a la luz de
la investigación futura.

John Dewey

El pragmatismo, como corriente filosófica, se divide e interpreta de muchas formas, lo que ha


dado lugar a ideas opuestas entre sí que dicen pertenecer a la idea original de lo que es el
pragmatismo. Un ejemplo de esto es la noción de practicidad: determinados pragmáticos se
oponen a la practicidad y otros interpretan que la practicidad deriva del pragmatismo. Esta
división surge de las nociones elementales del término pragmatismo y su utilización.

Básicamente se puede decir que, ya que el pragmatismo se basa en establecer un significado a las
cosas a través de las consecuencias, se basa en juicios a posterioridad y evita todo prejuicio. Lo
que se considere práctico o no, depende del considerar la relación entre utilidad y practicidad.

Una mala comprensión del pragmatismo da lugar a generar prejuicios cuando es todo lo contrario.
En política se suele hablar de pragmatismo cuando en verdad el pragmatismo político se basa en
prejuicios y apenas observa las consecuencias que no encajen con los prejuicios de base, que es
muchas veces lo opuesto al sentido original del pragmatismo filosófico.

Para los pragmatistas, la verdad y la bondad deben ser medidas de acuerdo con el éxito que
tengan en la práctica. En otras palabras, el pragmatismo se basa en la utilidad, siendo la utilidad la
base de todo significado.

Los principales rasgos del pragmatismo son:

Antifundamentalismo, puesto que se renuncia a la búsqueda de la certeza última.


Falibilismo, dado que la filosofía es interpretativa, tentativa y siempre está sujeta a la corrección
crítica.

Sensibilidad para aceptar la contingencia radical y el azar. Esto supone el rechazo de las doctrinas
basadas en una verdad trascendental o inmutable, tanto de signo religioso como laico.

El carácter social del yo y la necesidad de alentar una comunidad crítica de investigadores


constituyen los elementos sociales y éticos de los pensadores pragmatistas. Esto implica la
existencia de una pluralidad de tradiciones, perspectivas y orientaciones que es preciso respetar y
tutelar, desde un enfoque dialógico y democrático.

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