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La cuestión de la reabsorción del Capital Variable,

desempleado por su sustitución por Capital Constante,


en la actividad económica

Después de toda la exposición que llevamos a nuestras espaldas, aún debemos


solucionar el siguiente interrogante: ¿cómo se operó la absorción de población activa
en el sector servicios? El contexto de esta operación es doble: por un lado, la nueva
fuerza de trabajo, la población que adquiere cada año la edad mínima requerida para
ejercer un empleo, se orienta al sector boyante de cada momento histórico concreto,
y por otra parte, tenemos que se produce una reabsorción (por parte del sector
servicios) de la población activa en situación de desempleo (tanto rural como
industrial, pero esencialmente el primero) por culpa de los tres procesos antes
expuestos. Lo primero no necesita muchas explicaciones adyacentes, pero en tanto a
lo segundo, nos vemos en la necesidad de exponer cómo puede absorberse la
población desechada por el capital en el proceso productivo y en otros sectores de la
economía cuando esto ocurre por culpa de la mecanización.

Karl Marx expresaría una idea de suma importancia en relación a este proceso típico
de la economía capitalista, tan pronto como en 1867:

“Supongamos que un capitalista emplee, por ejemplo, a 100 obreros en


una manufactura de alfombras, pagándoles a razón de 30 libras esterlinas
anuales a cada uno. El capital variable desembolsado por él al cabo del
año ascenderá, por tanto, a 3,000 libras esterlinas. Sentemos la hipótesis
de que este fabricante despide a 50 obreros y pone a los 50 restantes a
trabajar con una maquinaria que le cuesta 1,500 libras esterlinas. Para no
complicar los cálculos, prescindamos del costo de los edificios, del
carbón, etc. Sigamos suponiendo que las materias primas absorbidas
durante un año cuesten, lo mismo que antes, 3,000 libras esterlinas.
¿Acaso esta misma metamorfosis permite "movilizar" ningún capital? En
el régimen industrial antiguo, la suma global desembolsada, o sean las
6,000 libras esterlinas, se descomponía por mitades en capital constante y
capital variable. Ahora, se descompone en 4,500 libras esterlinas (3,000
invertidas en materias primas y 1,500 en maquinaria) de capital constante
y 1,500 libras esterlinas de capital variable. En vez de representar la
mitad, como antes, la parte variable de capital, o sea, la parte de capital
invertida en fuerza viva de trabajo, sólo representa ahora 1/4 del capital
global, Es decir, que, lejos de movilizar ningún capital, lo que se hace es
vincularlo en una forma en la que deja de cambiarse por fuerza de
trabajo; es decir, convertirlo de capital variable en constante. Si las
demás circunstancias permanecen idénticas, con un capital de 6,000 libras
esterlinas no podrá darse empleo, ahora, más que a 50 obreros. Y el
número de obreros ocupados disminuirá con cada nueva mejora
introducida en la maquinaría. Si la maquinaria nueva introducida en la
fábrica costase menos que la suma de la fuerza de trabajo y de las
herramientas por ella desplazadas, sí por ejemplo costase 1,000 libras
esterlinas en vez de 1,500, se convertiría en capital constante un capital
variable de 1,000 libras esterlinas, dejando libre un capital de 500. Este
capital, suponiendo que los salarios sean los mismos, representaría un
fondo para sostener a unos 16 obreros aproximadamente, pero no a los
50 despedidos; y ni siquiera para 16 obreros, puesto que, para
convertirse en capital, una parte de esas 500 libras esterlinas tendría que
transformarse, a su vez, en capital constante, y por tanto sólo quedaría
libre, para poder convertirse en fuerza de trabajo, otra parte. Pero aun
suponiendo que la construcción de la nueva maquinaria diese trabajo a
un número mayor de mecánicos, ¿qué compensación supondría esto para
los alfombreros lanzados al arroyo? En el mejor de los casos, la
fabricación de las nuevas máquinas dará siempre trabajo a menos obreros
que los desplazados por su empleo. Plasmada en forma de maquinaria la
suma de 1,500 libras esterlinas, que antes no representaba más que el
salario de los alfombreros despedidos, representará ahora: 1º el valor de
los medios de producción necesarios para fabricar las máquinas; 2º el
salario de los mecánicos que las construyen; 3º la plusvalía que
corresponde a su "patrono". Además, una vez construida, la máquina no
necesita ser renovada hasta que muere. Por tanto, para que este número
suplementario de mecánicos encontrase trabajo de un modo permanente,
sería necesario que unos fabricantes de alfombras tras otros desplazasen a
sus obreros por maquinas. […] los obreros desahuciados de una rama
industrial pueden, indudablemente, buscar acomodo en otro trabajo. Pero
si lo encuentran y, al encontrarlo, se reanuda el lazo roto entre ellos y
los medios de vida que habían dejado disponibles, ello se conseguirá
gracias a un nuevo capital suplementario, que pugna por encontrar
empleo y no, en modo alguno, gracias al capital que ya funcionaba
anteriormente y que ahora se invierte en maquinaria.” (Karl Marx; “El
capital”, libro I, 1867, Ediciones Archivo Digital Fidel Ernesto
Vásquez, pp. 249-250)

Resumiendo: la plusvalía producida en el proceso de trabajo asalariado y


transformada en dinero mediante la compra-venta se divide en varias secciones.
Primero, el dinero con el que el capitalista debe pagar a sus acreedores y saldar sus
deudas. Segundo, el dinero que debe reinvertir en el proceso productivo, y tercero,
su ganancia o beneficio (lo que se queda para engrosar su renta). Si la plusvalía es
de 150 unidades monetarias y cada sección es alícuota (o sea, idéntica), tendríamos
que cada una de las secciones necesita 50 unidades monetarias para satisfacerse. De
este modo, la plusvalía de 150 u.m. no podrá reinvertirse en la contratación de más
obreros, puesto que sólo se reinvierten en el proceso productivo 50 u.m., y de esas
50 u.m. sólo una parte corresponde al capital variable (o sea, a pagar los salarios de
los obreros).

La idea más importante de este fragmento de Marx es que el capital variable


(inversión de capital en fuerza de trabajo) que va siendo sustituido por capital
constante (inversión de capital en medios de producción: máquinas, edificios, materias
primas, etc.) no puede ser re-empleado en su totalidad por la mayor plusvalía
resultante del proceso de producción mecanizado. Fijémonos, por lo tanto, en que
“sólo un capital externo puede reincorporar a la mayor parte de esos obreros
previamente expulsados a un empleo”. Esto es, básicamente, la quintaesencia de la
terciarización.

Mas, como hemos aclarado (aunque quizás tímidamente), esto sólo es válido para los
procesos de desempleo generados por la mecanización, ya que esta es la única que
varía la composición del capital (o sea, la proporción existente entre capital variable
y constante). Los otros procesos, como el paro debido a las crisis capitalistas de
sobreproducción, son diferentes, y mucho más volátiles (o sea, que pueden invertirse
según las condiciones). Estos dependen mucho más de qué rama de la producción y
la economía estén en mejores condiciones de empleo (tanto encontrarlo -oferta de
puestos de trabajo- como en relación a las condiciones de trabajo), cosa que cambia
constantemente y que es más difícil de generalizar.

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