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INTRUDUCCION

Como se sabe la Respuesta sexual Humana designa el conjunto de


cambios psicológicos, neurofisiológicos, vasculares y hormonales que
acompañan a la realización de actos sexuales.

En el lenguaje corriente la palabra sexo se usa con frecuencia para


aludir al varón o a la hembra (sexo biológico) o para referirse a una actividad
física en la que interviene el aparato genital (hacer el acto sexual). Por regla
general, la palabra sexualidad se emplea con un significado más amplio que el
vocablo “sexo”, ya que pretende abarcar todos los planos del ser sexual. Al
hablar de sexualidad nos referimos a una dimensión de la personalidad y no
exclusivamente a la aptitud del individuo para generar una respuesta erótica.
Somos sexuados desde el punto de vista biológico, psicológico y social.

Las fases del Ciclo de Respuesta Sexual Humana descritas por Masters
& Johnson, Kaplan y Levine son las siguientes: deseo sexual, excitación,
meseta, orgasmo y resolución; las cuales se manifiestan de distintas maneras
según el sexo. Posteriormente describiremos cada una de ellas.

En la fase de meseta se producen algunos cambios generales tanto en


el hombre como en la mujer. Estos cambios consisten en la aparición de tono
parasimpático mantenido y vasocongestión máxima. También se produce
miotonía con aumento del tono muscular. Hay un aumento de la presión arterial
(PA), de la frecuencia respiratoria (FR) y de la frecuencia cardíaca (FC).
RESPUESTA SEXUAL HUMANA

Cada época, cada cultura, cada sociedad tiene una manera de entender
la sexualidad, muy relacionada con los valores predominantes en ese
momento. Podríamos decir, por tanto, que existen tantos modelos explicativos
de sexualidad como modelos de sociedad han existido. El concepto de
sexualidad se ha ido transmitiendo y modificando de generación en generación.
Esta transmisión, si bien no se ha hecho de manera formal, es decir, impartida
por profesionales, sistemática y con unos objetivos definidos, se ha ido
realizando informalmente, a través de las actitudes, formas de pensar, valores,
opiniones...dando lugar a diferentes modelos de educación sexual y llegando
así a las diferentes repuestas sexuales humanas.

La sexualidad no se encuentra localizada en una única parte del cuerpo


(aunque habitualmente se identifica con los genitales). La explicación reside en
que algunas zonas de nuestra piel tienen más terminaciones nerviosas, las
zonas erógenas, y por ello, la piel es susceptible de percibir las sensaciones
que, una vez llegadas al cerebro, se interpretarán y darán lugar al placer o
displacer. La zona de nuestro cuerpo que más placer nos proporciona es la
piel, y cada persona lo experimentará de forma diferente y en lugares
diferentes, siendo el cerebro el encargado de recoger y procesar la información
recibida, haciendo conscientes las sensaciones y dándoles un significado
(placer, agradable, orgasmo...). La sexualidad es, por tanto, una necesidad
básica del ser humano, y aunque es posible reprimirla o negarla, no lo es
anularla, y de todas las posibilidades de expresarla, el coito es sólo una de
ellas, pero no la única.

Cada ser humano vive su sexualidad de manera única e individual, y no


existen normas ni modelos a imitar. Cada uno descubrirá el suyo. Aunque el
objetivo de la sexualidad puede variar (procreación, placer sexual, relación
convivencial...), éste puede cambiar en distintos momentos; es decir, a veces el
objetivo es la procreación, otras el placer…

Además, la sexualidad es una realidad en todas las edades, comienza


en la fecundación y termina con la muerte, pero se manifiesta y se vivencia de
forma diferente en las distintas etapas de nuestra vida.

RESPUESTA SEXUAL FEMENINA

La respuesta sexual femenina tiene fases muy bien definidas que,


aunque se experimentan de forma natural, pocos conocen e identifican:

Fase del Deseo Sexual


Ningún cambio físico concreto

Fase de Excitación

Se rige por el sistema nervioso autónomo. En esta fase de la respuesta


sexual femenina se produce una gran vasocongestión, por lo que la vulva se
hincha y comienza a lubricarse la vagina. Durante la fase de excitación se
produce una gran vasodilatación del área pelviana. En la mujer, principalmente
del introito vaginal, erección del clítoris, engrosamiento y crecimiento de los
labios mayores y menores. Esto se traduce en una lubricación importante de la
vagina y del introito vaginal.

El clítoris aumenta de volumen, se produce una erección de los pezones.


Luego se produce una expansión del tercio superior de la vagina, con elevación
del útero. En algunas mujeres suele producirse un rubor sexual, enrojecimiento
de la cara anterior del tronco.

Los estímulos que provocan esta etapa pueden ser muchos:

-Una caricia

-Observar el cuerpo desnudo de la pareja

-Una mirada

En esta fase lo más recomendable para las mujeres es dejarse llevar y


ser espontáneas para dar y recibir. Muchas veces esforzarse demasiado para
tener una buena ejecución sexual puede derivar en todo lo contrario. El
esfuerzo voluntario puede inhibir lo involuntario y en vez de desempeñar un
buen papel te sientes presionada.

La mujer responde más tarde a los estímulos sexuales que el hombre,


es por eso que requiere mucha más excitación y previo.

El órgano más sensible de la mujer es el clítoris. Se congestiona más


rápido si se estimula por vía directa, en forma manual, bucal o peniana. El área
circundante, monte de Venus y los labios menores también son sensibles,
aunque en menor grado.

El clítoris se dilata también al estimular zonas erógenas secundarias


como los senos, aunque es mucho más lento el proceso. Cuando el clítoris se
dilata el glande se expande, estira y retrae el capuchón. El tallo se alarga de
medio a un centímetro o un poco más.

En las mujeres que han dado a luz, los labios mayores se dilatan,
aumentan de tamaño y se separan de la vagina. En las mujeres que no han
tenido bebés se aplanan y adelgazan, también separándose de la vagina.
La vagina de una mujer joven se lubrica en 10 o 25 segundos y en la
mujer madura en uno o dos minutos. La vagina se alarga y se dilata más en las
dos terceras partes internas. La superficie arrugada de la vagina se alisa y su
color se oscurece.

El útero presenta contracciones rápidas y eleva de tamaño. Los pezones


se erectan y crece un 20% más de su tamaño. Aumenta la tensión de los
músculos, así como la frecuencia cardiaca y respiratoria. Cada vez son más
rápidas las contracciones en la uretra, vejiga y el recto.

Fase de la Meseta

Aumenta el tamaño del útero, el clítoris, el tallo o diáfisis y el glande se


encogen y se esconden debajo del prepucio en un 40 o 50% de longitud,
produciéndose su máximo crecimiento. Hay dilatación de los músculos
vaginales, produciéndose la plataforma orgásmica y se produce cambio de
color de los labios. Estos cambios son indicación de un orgasmo inminente.

En los labios mayores ocurren pocos cambios y en los menores el color


es más oscuro. Cuanto más cerca se está del orgasmo los labios menores
adquieren un color más intenso y oscuro. En la vagina el tercio externo se
reduce, se presenta una gran vasoconstricción, los músculos se dilatan y luego
se contraen involuntariamente.

La dilatación de los labios menores conformará lo que se conoce como


plataforma orgástica que oprimirán el pene en la fase del orgasmo. Los senos
continúan incrementándose. Se produce un enrojecimiento en todo el cuerpo,
principalmente en el rostro, llamado rubor sexual.

Aumenta la tensión de los músculos, los gestos, los latidos cardiacos, la


presión arterial y la hiperventilación. De igual manera pueden seguir las
contracciones en la uretra, vejiga y recto.

Fase del Orgasmo

El clítoris se retrae, los labios mayores y menores no presentan cambios.


En la vagina la plataforma orgástica presenta contracciones de 0.8 décimas de
segundo. Las contracciones varían de 4 a 12 o 15. Cuando más se avanza en
esta fase de las contracciones se van haciendo más espaciadas y más leves.

La intensidad de la energía y las contracciones son diferentes en cada


mujer y dependen de si fue suficientemente estimulada y excitada en el previo,
antes de la penetración.

Existe estiramiento intenso de los músculos, movimientos involuntarios y


pueden presentarse ligeros dolores en los diferentes grupos musculares al día
siguiente, como si se hubiera hecho ejercicio intenso.
El enrojecimiento corporal es variable y depende de la intensidad y
duración del orgasmo. Aumenta el ritmo cardiaco, la presión arterial y el ritmo
respiratorio. En el recto, al igual que en la vagina, se presentan contracciones,
algunas distienden en esfínter uretral y se sienten ganas de orinar.

Fase de la Resolución

El clítoris vuelve a su posición de pre excitación debido al cese de la


vasoconstricción vaginal. E ocasiones puede continuar erecto por 20 o 35
minutos más.

Los labios mayores vuelven a su estado normal. El color púrpura de los


labios menores desaparece. Los dos tercios internos de la vagina vuelven a su
estado normal. El útero permanece agrandado y congestionado por un tiempo,
más si no hubo orgasmo. Los senos vuelven a la normalidad de forma
paulatina, la tensión muscular desaparece rápidamente. La respiración y
presión arterial regresan a la normalidad.

RESPUESTA SEXUAL MASCULINA

En el hombre, la vasocongestión del área genital lleva a la erección del


pene, se produce un endurecimiento y cambio del ángulo de presentación del
pene, dada por el llene sanguíneo de los cuerpos cavernosos.

El aumento de tamaño del glande, está dado por el llene sanguíneo del
cuerpo esponjoso. También suele producirse una erección de los pezones y
rubor sexual. Los cuerpos esponjosos llegan a su máxima plétora sanguínea,
produciendo aumento considerable de volumen y rigidez del pene. Se produce
secreción de las glándulas de Cowper, responsables de la lubricación. Hay
elevación y crecimiento testicular.

Se reconocen cinco fases que se manifiestan de distintas maneras


según el sexo: deseo sexual, excitación, meseta, orgasmo y resolución.

Fase de Deseo

-Ningún cambio físico concreto.

Excitación

-Comienza la erección.

-El escroto (bolsa de piel que contiene los testículos) empieza a


engrosarse.
-Los testículos comienzan a ascender.

-Los pezones pueden ponerse erectos.

-Aumentan el ritmo cardíaco y la presión sanguínea.

-Aumenta la tensión muscular y nerviosa (neuromuscular) general.

-Aumenta la rigidez de la erección.

Meseta

-El glande se agranda ligeramente.

-Los testículos incrementan su tamaño y se acercan más al cuerpo

-Puede aparecer fluido previo a la eyaculación.

-Puede aparecer rubor sexual (erupción rojiza en la piel del pecho y


parte alta del abdomen que se produce en uno de cada cuatro hombres).

-El ritmo cardíaco y la presión sanguínea aumentan más.

-La respiración puede hacerse más superficial y rápida.

-Contracción voluntaria del esfínter rectal, empleada por algunos


hombres como técnica de estimulación.

-Mayor aumento de la tensión neuromuscular.

-La agudeza visual y auditiva se ven disminuidas.

Orgasmo

-Se inician contracciones rítmicas involuntarias en la próstata, vesículas


seminales, recto y pene.

-Poco después tiene lugar la eyaculación.

-Los testículos quedan muy pegados al cuerpo.

-El rubor sexual, si está presente, alcanza su máximo color y extensión.

-Ritmo cardíaco, presión sanguínea y ritmo respiratorio al máximo.

-Pérdida del control voluntario muscular, pueden producirse espasmos


como calambres en los músculos de la cara, las manos y los pies.

Resolución

-Rápida pérdida de la mayor parte de la erección del pene, con un lento


regreso al tamaño normal.
-Los testículos vuelven a su posición habitual y recobran su tamaño
normal.

-El escroto se afloja.

-Tiene lugar el período refractario, durante el cual no es posible otra


eyaculación (la duración del período refractario es muy variable;
generalmente es más corto en el hombre joven y aumenta su duración
con la edad).

-Pérdida de la erección en los pezones.

-Rápida desaparición del rubor sexual.

-La tensión neuromuscular puede continuar, con temblores o


contracciones involuntarias de grupos de músculos aislados.

-El ritmo cardíaco, la presión sanguínea y el ritmo respiratorio vuelven a


los niveles previos a la excitación.

-Hay una sensación general de relajación.

-La agudeza visual y auditiva vuelven a los niveles normales.

RESPUESTA SEXUAL DE LA TERCERA EDAD

El arribo a la tercera edad, para muchas personas, independientemente


de su sexo, es un importante generador de ansiedad, que aunque no sólo se
centra en la sexualidad, si tiene mucho que ver con ella y en el caso
fundamental de los hombres, constituye un factor trascendental en el
mantenimiento de su autoestima y la representación que de si mismo pueda
tener.

Además, estos mismos estados emocionales negativos relacionados con


la edad, que pueden vincularse a factores tan aparentemente normales como la
jubilación, pudieran provocar el inicio de trastornos de la función sexual o la
percepción de algunos ya existentes, que unidos al desconcierto, y mediados
por la ansiedad que esto genera a modo de círculo vicioso, ponen frenos a la
actividad sexual del sujeto, o incluso, al no tener claridad del origen de estos
cambios, los puede interpretar como señales de decadencia física y mental.
Ahora: ¿Cuáles son los cambios fisiológicos que tienen lugar en la sexualidad
con la llegada a la tercera edad?

El ciclo de la respuesta sexual humana en la tercer edad consta de 4 fases:

-Excitación.

-Meseta.

-Orgasmo.

-Resolución.

La excitación se desarrolla a partir de una estimulación somatigénica o


socogénica, siendo el factor estimulante de la mayor importancia para que se
produzca un incremento de la tensión sexual durante el ciclo. Si esta
estimulación se adecua a la demanda individual, la intensidad de la respuesta
aumenta con rapidez, resultando la fase acelerada o rápida. Si la estimulación
no es efectiva, puede prolongarse mucho o no producirse.

Si la excitación sexual efectiva continúa, de la excitación se pasa a la


fase de meseta. En esta la tensión sexual se intensifica y llega al máximo,
después de la cual aparece el orgasmo. La duración de esta fase depende de
la calidad del estímulo empleado, combinado con el factor de canalización
individual para la culminación del incremento de la tensión sexual.

Cuando el estímulo o la canalización son inadecuados o si es


interrumpido, la persona no llega al orgasmo y pasa, poco a poco de la tensión
de la fase de meseta a una fase de resolución excesivamente prolongada.

El orgasmo es un fase que se limita a los escasos segundos durante los


cuales la vasocongestión y la miotonia desarrollada por el estímulo sexual son
liberadas. Esta situación involuntaria, se alcanza a un nivel que representa el
máximo de tensión sexual para cada situación particular.

El comienzo subjetivo del orgasmo es pélvico y se concreta de modo


específico en el clítoris, vagina, útero en la mujer y en el pene, próstata y
vesículas seminales en el hombre, experimentándose subjetivamente una
respuesta de todo el organismo a la tensión sexual. De la expresión orgásmica
se pasa a la fase de resolución. Este es un período involuntario de pérdida de
la tensión sexual que lleva al individuo a un estado de inestabilidad.

En el caso de la mujer, hay una respuesta potencial que le permite


volver al estado de orgasmo en cualquier punto de la fase de resolución si se le
aplica un estímulo efectivo. En el hombre, la fase de resolución incluye un
período refractario, teniendo por regla general, menos posibilidad que la mujer
para responder a la reestimulación.
La fase de excitación en la mujer se hace más lenta. Si antes
necesitaba no más de 20-25 segundos de excitación para lubricar su vagina,
en la edad avanzada puede demorar hasta 5 minutos y la lubricación es
menos abundante, al extremo, que incluso puede pensar que no ha lubricado
en absoluto, cuando en realidad, al haber una menor producción de
sustancias, no se exterioriza como es normal en otras etapas de su vida. La
erección del pezón, aunque es de modo general similar a edades anteriores,
es menos intensa, así como el aumento del tamaño de las mamas.

Otro cambio es el debilitamiento de la musculatura vaginal y de la zona


perineal, por lo que existen menos contracciones en la vagina durante la fase
orgásmica. También es menor la elevación uterina, fenómeno fisiológico en la
fase de meseta orgásmica y las contracciones uterinas del orgasmo se hacen
más débiles y en ocasiones dolorosas, por ser más espásmicas que rítmicas.
Sin embargo, estos sucesos no eliminan el orgasmo, ni suprimen la sensación
de placer, por lo que no se puede afirmar que el avance de los años en la vida
de la mujer pone límite preciso a su sexualidad.

Se va produciendo una deshidratación progresiva de los tejidos, muy


notable en el cerebro del anciano, que se acompaña de una proliferación
conjuntiva, particularmente de las fibras colágenas.

Estos fenómenos también se manifiestan en las regiones perivasculares


y coinciden con una disminución del número de células en general, caso
especialmente importante para aquéllas que no poseen la capacidad de
regenerarse. Hay un acúmulo progresivo de granos pigmentarios
yuxtanucleares de naturaleza lipoidea, notable en las células nerviosas y
mientras aumenta la masa de tejidos metabólicamente inertes, disminuye la de
tejidos activos, dando por resultado una lenta evolución hacia la fibrosis, que es
irreversible. Esta esclerosis conjuntiva es uno de los sucesos más evidentes
del envejecimiento

En los hombres, al igual que en la mujer, puede haber un período


climatérico cuando se llega a cierta edad, solo que no se generaliza en la
mayoría como ocurre en el caso de las féminas. Esta condición se caracteriza
por cansancio, falta de apetito, disminución del deseo sexual, menoscabo y
pérdida de la potencia, irritabilidad, dificultad en la concentración entre otros
síntomas.

En el varón, también similar a la mujer, la excitación sexual se hace más


lenta con el paso de los años. Para lograr una erección necesita mucho más
tiempo y estimulación, las erecciones son menos firmes que en otras etapas
de su vida, hay una reducción de la cantidad de semen y disminuye la
intensidad y la fuerza de la eyaculación, observándose una menor necesidad
física de eyacular, con una prolongación importante del período refractario, y
una disminución de la tensión muscular durante la excitación sexual.
Estos síntomas son motivo de inquietud en los hombres que empiezan a
experimentarlos, e incluso pueden llegar a preocupar a su pareja sexual, si no
es consciente del proceso fisiológico subyacente, pensando que carece de
atractivos o su desempeño como amante no es el más adecuado.

Estos cambios van determinando una involución ponderal, con pérdida


de peso, variable según los órganos, con la consiguiente reducción de su
actividad, aunque ésta puede mantenerse por largo tiempo a niveles
suficientes, ya que ocurren en general de forma sumamente lenta.

El flujo cardíaco disminuye, dando cierto grado de insuficiencia cardíaca


funcional, que reduce el rendimiento cuando se ejecutan esfuerzos violentos
sostenidos, sumado a que también va disminuyendo la capacidad respiratoria.

Las arterias y venas se hacen menos musculosas y elásticas, lo que trae


como consecuencia reducción del flujo del corazón periférico y por tanto una
mayor fatiga y una recuperación mas lenta y prolongada.

Por supuesto, los cambios citados inciden en la sexualidad de la tercera edad.

Con la menopausia se marca el fin de la función reproductora femenina y


se producen una serie de cambios físicos y psíquicos. Pero a pesar de los
cambios involutivos, la mujer añosa puede presentar una respuesta sexual
normal al nivel orgásmico de tensión sexual, en particular si se expone
regularmente a una estimulación sexual efectiva. En general, la intensidad de
las reacciones anátomo fisiológicas, así como la respuesta a dicha
estimulación, se reducen con los años.

El conflicto mente-cuerpo en que se ve involucrada la mujer madura es


campo propicio para desarrollar complejos, negaciones, culpas y alteraciones
de un equilibrio que le dificultan el normal desempeño de una sexualidad que
por naturaleza le corresponde sin límites de tiempo y hasta tanto los cambios
de la senectud avanzada se lo impidan.

Ese entorno social la llena de desaprobación, censura, vergüenza de su


cuerpo y su sensibilidad, llevándola a un gran conflicto en que se le hace sentir
que la vejez es asexuada y que ya no es lícito ni aceptable el gozar de la
sexualidad; que el amor y el romance son derechos sólo de los jóvenes.

Todavía deben definirse múltiples facetas entre las relaciones existentes


entre falta de esteroides y la respuesta sexual femenina.

Existen varios factores mecánicos resultantes del desajuste endócrino


que ocasionan dolor durante las relaciones sexuales en la mujer de la tercera
edad.
El coito puede ser doloroso en la fase de penetración o, al ser muy
prolongado, puede seguirle sensación vaginal quemante, dolor pelviano o
malestar abdominal, como así también irritación o dolor al orinar. Estos
síntomas pueden persistir hasta dos o tres días después. Por lo general se
deben al adelgazamiento de las paredes de la mucosa vaginal y a la reducción
de distensibilidad de la vagina.

La lubricación de la vagina disminuye paulatinamente o el tiempo de


reacción puede ser más prolongado.

La disminución de esteroides sexuales por declinación de la función


ovárica da por resultado también, la involución de los labios mayores por
reducción del tejido adiposo y elástico.

Al estímulo sexual se responde con una disminución de la vasodilatación


superficial y profunda, lo cual da por resultado menor o nulo enrojecimiento de
la piel, particularmente de aréolas mamarias y labios menores, lo que también
influye sobre la erección de los pezones y del clítoris.

A medida que la edad aumenta, se observa una disminución del tono


muscular, lo que se traduce en menor tensión de las contracciones musculares
tanto voluntarias como involuntarias.

En cuanto al clítoris, la respuesta a la excitación sexual con aumento del


cuerpo esponjoso, elevación y retracción del mismo se mantiene al igual que
en la mujer adulta, pero sufre una retracción más rápida luego del orgasmo.

Estímulo y respuesta sexual

A pesar de los cambios involutivos, la mujer mayor puede presentar una


respuesta sexual normal al nivel orgásmico de tensión sexual, en particular si
se expone de manera regular a una estimulación sexual efectiva tanto coital
como de masturbación.

La práctica sexual regular es absolutamente necesaria para el


mantenimiento de la capacidad y reacción sexual efectiva ya que de lo
contrario se observa mayor lentitud de la lubricación y constricción del introito.

Masters y Jhonson citan algunos casos de mujeres de más de 60 años


que a pesar del adelgazamiento senil de las paredes vaginales y el
encogimiento de los labios mayores, responden con expansión y lubricación
como en la mujer premenopáusica. Estas mujeres practicaban una actividad
sexual regular, orgásmica, plena, una o dos veces por semana y obviamente,
un interés sexual mantenido.

Como manifestación del bajo nivel hormonal, también puede encontrarse


en algunos casos que las contracciones uterinas del orgasmo se hacen
dolorosas. Este síntoma puede ocurrir durante y después del orgasmo. A
algunas mujeres, estos calambres las llevan a evitar la ocasión de la
experiencia orgásmica.

La disminución de esteroides también tiene acción indirecta sobre el


impulso sexual. Este es uno de los diversos factores físicos modificados por el
proceso de envejecimiento. Sin embargo no pueden establecerse pautas de
reacción pues los síntomas clínicos varían mucho de acuerdo al umbral de
sensibilidad de cada mujer.
CONCLUSION

Brasson8 (2002), referida la respuesta sexual, sobre todo en las


mujeres, plantea la respuesta sexual “desde la intimidad”, por la que, sobre
todo en las relaciones de pareja “consolidadas”, el deseo puede ser
consecuencia de la excitación y no al revés.

La RSH produce una activación y cambios a nivel somático, psicológico


y en nuestro entorno cultural. La respuesta fisiológica, está regulada por el
Sistema Nervioso Central, a nivel esquemático, podríamos establecer tres
niveles. Un primer paso de la respuesta sexual, estaría regulado por el Sistema
Simpático (SS) y Parasimpático (SP). En una respuesta “básica, por los
estímulos nerviosos procedentes de la región pélvica y genital, el SS, desde los
receptores espinales de la región lumbar, rige y regula la eyaculación y el
orgasmo. El SP, a través de la región sacra de la médula espinal, controla
alguna de las respuestas fisiológicas primarias como la erección y la lubricación
genital.

A pesar de los importantes avances en el conocimiento de la Respuesta


Sexual femenina, quedan todavía muchas cuestiones por aclarar con más
investigaciones, desde aspectos de la anatomía de la vulva (como la
continuidad o no de los bulbos con el glande del clítoris) hasta una definición
más precisa del papel fisiológico de los andrógenos en la función sexual
femenina.

Se determinó que la respuesta sexual de la mujer mayor es diferente a la


de las mujeres jóvenes, porque la edad impone cambios fisiológicos en los
órganos sexuales reproductores: se produce una involución de los ovarios,
útero, vagina, vulva y senos que derivan en la diferente respuesta sexual. La
fase de excitación es mas lenta, en la edad avanzada puede demorar hasta 5
minutos y la lubricación es menos abundante, al extremo, que incluso puede
pensar que no ha lubricado en absoluto, cuando en realidad, al haber una
menor producción de sustancias, no se exterioriza como es normal en otras
etapas de su vida.

Sin embargo esta demostrado, que estos sucesos no eliminan el


orgasmo, ni suprimen la sensación de placer, por lo que no se puede afirmar
que el avance de los años en la vida de la mujer pone límite preciso a su
sexualidad.

En el hombre, es similar a la mujer, la excitación sexual se hace más


lenta con el paso de los años. Se necesita mucho mas tiempo y estimulación
para lograr una erección, las erecciones son menos firmes que en otras etapas
de su vida, se reduce la cantidad de semen, disminuye la intensidad y la fuerza
de la eyaculación, observándose una menor necesidad física de eyacular, con
una prolongación importante del período refractario, y una disminución de la
tensión muscular durante la excitación sexual. Estos síntomas son motivo de
inquietud en los hombres que empiezan a experimentarlos, e incluso pueden
llegar a preocupar a su pareja sexual, si no es consciente del proceso
fisiológico subyacente, pensando que carece de atractivos o su desempeño
como amante no es el más adecuado.

Estos cambios que tienen lugar durante el envejecimiento en la función


sexual de las personas, tienen mayor trascendencia para el hombre que para la
mujer. Muchos no tienen idea de cómo debe ser su sexualidad en esta etapa y
pretenden mantener el vigor de sus erecciones de los 30 años, la rapidez de
excitación en toda las situaciones sexuales . La errónea interpretación de los
cambios funcionales del hombre en la tercera edad lo lleva a mostrar
síntomas de angustia anticipadas sobre su desempeño sexual.

Hay sobradas razones para creer que la mayoría de los hombres y las
mujeres pueden adaptarse al envejecimiento, mantener interés por el sexo y
continuar considerándolo una fuente de satisfacción. Puede que los contactos
sexuales sean más espaciados, que cambien su ritmo, que la percepción
erótica sea menos intensa o que la respuesta sexual se altere.
BIBLIOGRAFIA

www.2.esma.com

exosalud.consumer.es/sexualidad-general/FASES-de-larespuesta-sexual

Dra. Alicia Montes de Rojido

latinsalud.com

www.eumet.net

www.escuela.med.puc.cl

curso-173

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