Sei sulla pagina 1di 6

Programa de Liderazgo

Grupo de Excelencia Académica UPC

Módulo I: Fundamentos de liderazgo personal


Sesión 2: Inteligencia y liderazgo

Introducción
En nuestro tiempo, un liderazgo orientado a la verdad es un asunto necesario. El error,
la mentira existencial y un pensamiento distorsionado apartan al hombre de una mirada
crítica, objetiva, profunda e integral del mundo que lo rodea. Conocer con certeza la
meta y el sentido de su existencia es fundamental: de ello depende su realización. Líder
es aquel que, fundamentado en la verdad, guía a los hombres hacia el bien común.

¿Existe la verdad?
¿Existe la verdad? ¿Las cosas son objetivas y, por tanto, pueden ser conocidas por el
hombre? ¿Cómo puede conocer el hombre algo a ciencia cierta si es que todo está en
constante cambio y movimiento? ¿No yerra el hombre al momento de conocer? ¿No es
la verdad sino una auto-sugestión, un invento del ser humano, un mero consenso
lingüístico quizás, una palabra vana que no hace más que impedirnos un pensamiento
libre de todo prejuicio? La verdad, ¿es una o múltiple? ¿Es absoluta o es relativa?

Nuestra época, comúnmente denominada como post-moderna, tiende a desacreditar


siquiera el sentido de estas preguntas. ¿De qué sirve hacernos estas interrogantes si es
que en el fondo creemos que aquello que llamamos verdades no son más que dogmas,
teorías sin ninguna consecuencia práctica para nuestras vidas? Hablar de verdades, se
afirma, es cosa del pasado. No es más que un freno de mano para la ciencia y para el
desarrollo de la tecnología. No es más que limitar nuestra capacidad ilimitada de
conocimiento, encerrándonos en parámetros que obstaculizan el progreso de la
humanidad.

El hombre de la Ilustración sentía lo mismo. Sentía necesidad de “liberarse” de la


opresión de las falsas creencias. El éxito notorio del método científico deductivo1 que él
mismo inventó lo llevó a endiosar a la razón; lo llevó a la conclusión de que podía
conocerlo todo, de que podía abarcarlo y dominarlo todo con el poder de su raciocinio,
de que era ilimitado y podía reducirlo y manipularlo todo por medio de fórmulas y
números. Nada de dogmas o misterios: él, con su razón, podía explicar exhaustivamente
todo cuanto acontecía a su alrededor.

1
Según el Oxford English Dictionary (en línea), el método científico es "un procedimiento que ha caracterizado a la
ciencia natural desde el siglo XVII, que consiste en la observación sistemática, medición y experimentación, y la
formulación, análisis y modificación de las hipótesis." El método científico permitiría alcanzar un conocimiento
objetivo de la realidad, tratando de dar respuesta a las interrogantes acerca del orden de la naturaleza.
Programa de Liderazgo
Grupo de Excelencia Académica UPC

El tiempo, afortunadamente, se ha encargado de desmentir la veracidad de estas


pretensiones, por sobre todo ingenuas. Y es que la razón no puede comprender el
universo en su totalidad, ni sus mecanismos ni mucho menos su origen. El hombre es
limitado y el universo inmenso. Aceptarlo no significa negar la verdad ni la capacidad
del hombre para conocer las cosas con certeza. Sin embargo, la experiencia del hombre
moderno no fue esta.

Pronto, después del derrumbe del castillo de naipes que el racionalismo había
construido, una serie de corrientes intelectuales pesimistas y desesperadas llegaron a
invadir el pensamiento. Aunque parezca increíble, el hombre migró del jactancioso
orgullo racional hacia la enfermiza desconfianza escéptica; de las certezas irrefutables y
casi dogmáticas de los adoradores de la diosa Razón a la incertidumbre como nuevo
lema de vida. Dejó de importar conocer las causas, profundizar en la verdad:
importaban más los resultados. Francis Bacon enseñó al mundo que saber es poder y la
sociedad encontró en el conocimiento una nueva mina de oro para engrosar sus arcas.

La historia de la filosofía es testigo de este constante vaivén entre los así llamados
realistas (racionalismo, idealismo moderno, positivismo), predicadores de un cierto
‘absoluto’ y elogiadores del hombre, y los de la tendencia nominalista (empirismo,
utilitarismo, neopositivismo), quienes se desentendieron de la inútil búsqueda de las
causas primeras en pro del ‘progreso’ humano2. La actitud líquida e indiferente del
postmodernismo, que se mofa de cualquier pretensión de verdad, no es sino un rezago
más de este proceso histórico3.

2
Según el Oxford English Dictionary (en línea):
- El realismo es una “doctrina que considera que existe una realidad exterior objetiva con independencia del
sujeto que conoce”.
- El racionalismo es una “teoría epistemológica que, frente al empirismo, considera la razón como fuente
principal y única base de valor del conocimiento humano en general”. Según el racionalismo los principios
fundamentales de la razón son 'a priori' y, por consiguiente, irreductibles a la experiencia.
- El idealismo es un “conjunto de corrientes filosóficas que niegan realidad al objeto de conocimiento, es decir,
que niegan la existencia de cosas independientes de la conciencia”.
- El positivismo es una “teoría filosófica que considera que el único medio de conocimiento es la experiencia
comprobada o verificada a través de los sentidos”. Fue formulado por Augusto Comte en el siglo XIX; rechaza
todo concepto universal y absoluto que no esté comprobado.
- El nominalismo es una “doctrina filosófica que niega la existencia de los universales en la realidad o en la mente
y los considera como meros nombres o términos”.
- El empirismo es una “doctrina psicológica y epistemológica que, frente al racionalismo, afirma que cualquier
tipo de conocimiento procede únicamente de la experiencia, ya sea experiencia interna (reflexión) o externa
(sensación), y que esta es su única base”. Parte de la base de que solamente es posible conocer con absoluta
certeza la realidad mediante la observación sistemática.
- El utilitarismo es la “corriente de la ética según la cual lo que es útil es bueno y, por lo tanto, el valor de la
conducta está determinado por el carácter práctico de sus resultados”.
- El neopositivismo es un “movimiento filosófico que resalta la importancia de la comprobación científica de los
conceptos filosóficos y cuyo principal tema de preocupación es el análisis de la significación por medio de un
análisis lógico del lenguaje”.
3
El post-modernismo rechaza toda verdad objetiva y plantea un relativismo moral y cultural, dado que no es posible
distinguir el bien y el mal y toda propuesta es, en consecuencia, igualmente valiosa. Esto postula Foucault, uno de sus
principales exponentes: “A todos aquellos que quieran hablar aún del hombre, de su reino o de su liberación, a todos
aquellos que plantean aún preguntas sobre lo que es el hombre en su esencia, a todos aquellos que quieren partir de él
para tener acceso a la verdad, a todos aquellos que en cambio conducen de nuevo todo conocimiento a las verdades
del hombre mismo… a todas estas formas de reflexión torpes y desviadas no se puede oponer otra cosa que una risa
filosófica, es decir, en cierta forma, silenciosa” (FOUCAULT, M. [2005]. Las palabras y las cosas. Una arqueología
de las ciencias humanas. México DF: Siglo XXI).
Programa de Liderazgo
Grupo de Excelencia Académica UPC

“La verdad no existe, todo depende de cada uno y lo importante es tolerarnos


mutuamente”, se vocea hoy. “Los seres humanos no somos capaces de conocer la
verdad”, se afirma. “La verdad es relativa”, esto es, no hay nada absoluto. Este
paradigma de pensamiento se fue gestando a partir del siglo XX en adelante, motivado
por grandes decepciones como las dos Guerras Mundiales, , las crisis económicas, la
injusta distribución de la riqueza y el flagelo de la pobreza extrema. El siglo de los
grandes avances fue, paradójicamente, el siglo de los mayores atropellos hacia el
humano: experimentos con cuerpos vivos, trata de personas, genocidios y torturas
sistemáticas. Nunca antes el hombre se había vuelto con tanto salvajismo hacia su
prójimo como entonces.

La posibilidad de conocer la realidad


Se hace necesario reflexionar sobre qué es la verdad y si se puede alcanzar. Esto aparece
como urgente especialmente hoy que vivimos en un mundo en el que se propone el
relativismo como método de aproximación a la realidad. Es pan de cada día escuchar
aquello de: “la verdad es relativa” o “mi verdad no es tu verdad”. Sin embargo, estos
postulados no tienen ningún asidero en la realidad.

Analicemos la consistencia de la primera afirmación. Si la afirmación fuera verdadera,


es decir, la verdad es relativa, entonces la afirmación misma sería relativa y esto nos
haría volver al inicio del proceso. La única manera de que la afirmación se sostenga
sería añadiendo algo así como “la verdad es relativa, salvo esta afirmación que no lo
es”. El problema con ello es que establecería una excepción a la regla que se estaría
sustentando tan solo en la discrecionalidad del orador. Por lo tanto, la lógica nos enseña
que dicha afirmación no es correcta.

Que el hombre, frustrado en su intento de alcanzar la verdad, la niegue a diestra y


siniestra no significa que esto sea cosa cierta. La verdad existe, más allá de los intentos
fallidos del hombre por aprehenderla y poseerla. Quizás cambiando su manera de
abordarla, respetándola y tratándola como un misterio y no como un problema, pueda
obtener resultados distintos.

Sí, es verdad: el hombre no puede agotar la inmensidad del cosmos, puesto que el
universo es infinitamente más grande de lo que nuestra inteligencia puede comprender.
Comprobar la veracidad de algo es cosa ardua pero no imposible del todo: existe una
causalidad, y el método científico ciertamente es útil, aunque debemos siempre
reconocer que la ciencia puede progresar y madurar en sus postulados y afirmaciones en
la medida que progresa el saber y existen teorías que mejor dan razón de lo existente.
Así, en su momento los revolucionarios postulados de Copérnico, Kepler, Brahe,
Galileo y Newton derrocaron los siglos de vigencia del sistema científico aristotélico-
ptolemaico; los estudios sobre el electromagnetismo, el descubrimiento de la naturaleza
Programa de Liderazgo
Grupo de Excelencia Académica UPC

ondulatoria de la luz y la teoría cuántica desplazaron, a su vez, al sistema moderno; y así


sigue y seguirá ocurriendo4.

Definitivamente, lo que hoy se sabe en los diversos campos del saber humano es
significativamente más profundo y nos ha permitido desarrollarnos como especie en el
planeta Tierra. Si el ser humano no pudiese conocer la verdad de la realidad, no podría
aplicarla para su beneficio y el progreso no existiría.

Precisamente, aquella capacidad que permite al hombre conocer la verdad se llama


inteligencia. Por ella pensamos, organizamos ideas, abstraemos, inferimos, deducimos,
analizamos, razonamos, reflexionamos; en pocas palabras, por ella buscamos y
aprehendemos la verdad. Buscar la verdad, tal como hemos afirmado antes, es parte
integrante de la naturaleza humana. Al respecto, vale la pena revisar y estudiar a fondo
la célebre alegoría de la caverna, presentada por Platón en su libro La República5.

Inteligencia y verdad
La verdad es la adecuación entre la realidad y la mente. Aunque parezca una noción
abstracta, es muy de sentido común: el sujeto que conoce está a un lado, y por otro lado
existe una realidad a su alrededor que exige ser conocida. El encuentro entre estos dos
seres se da en la verdad. La verdad es la manifestación del ser de las cosas, leído por el
intelecto; la verdad ocurre en el intelecto, en el acto del juicio6.

Podemos decir de la verdad que es como una necesidad humana. El hombre, por ser
capaz de comprender la realidad, busca la verdad de la misma. Todos los seres humanos
desean conocer a fondo la verdad sobre el universo y sobre su vida. Ahora, no todas las
realidades son fáciles de conocer. Es por ello que existen la opinión, la certeza y la
incertidumbre, como estadios intermedios entre la verdad y la ignorancia. Además, no
todos los hombres tenemos las mismas habilidades y capacidades. Lo importante es no
aceptar la relatividad de las cosas sino, más bien, aceptar que la realidad existe y puede
ser conocida como ella es, aunque nunca de manera completa y plena, y de ahí la
posibilidad del debate y las diferencias. Las discrepancias, por ejemplo, se basan en la
búsqueda común de la verdad, por más que hoy en día parezcan más una afirmación de
uno sobre otro.

Cuando afirmo lo que es y niego lo que no es, mi discurrir es verdadero. Cuando niego
ser lo que es y afirmo ser lo que no es, incurro en falsedad. Sin embargo, no todo es
blanco o negro. Una idea importante para abarcar el tema de la existencia de la verdad y

4
Véase ARTIGAS, Mariano (1992). Filosofía de la Ciencia (2º ed.) Pamplona, España: EUNSA.
5
Véase PLATÓN (1986-1988). Diálogos, IV. República. Madrid, España: Editorial Gredos S.A. Presentamos la
alegoría de la caverna a modo de anexo.
6
Véase ALVIRA, Tomás; CLAVELL, Luis; MELENDO, Tomás (2010). Metafísica. Pamplona, España: EUNSA.
Programa de Liderazgo
Grupo de Excelencia Académica UPC

de la capacidad humana para comprenderla es el concepto que muchos filósofos


realistas han acuñado como “grados de verdad”7.

La verdad, pues, existe, pero se le va comprendiendo de a pocos y en grados.


Definitivamente un ser humano no puede comprenderla en su totalidad, pero si puede
comprender grados de la misma y compartir su conocimiento para crecer en la evidencia
que prueba los postulados. Si uno tiene una mirada histórica verá como la raza humana
va comprendiendo más sobre sí misma y sobre el mundo, no sin errores y sufrimiento.
El conocimiento es infinito y cada vez sabemos más sobre la realidad que nos rodea.
Existen perspectivas, opiniones, conocimientos probados y nunca dejaremos de conocer
más la realidad, pues ella es infinita y nuestra capacidad limitada. Lo que si podemos
hacer es compartir nuestros saberes, avanzar como raza humana en base a nuestros
descubrimientos y conocimientos probados. Por ello comprender que existen “grados de
verdad” nos abre el pensamiento para aceptar las perspectivas, opiniones, conocimientos
probados que muchas veces no vemos o no comprendemos y nos lleva a ser más
tolerantes con los diferentes puntos de vista.

Que exista tolerancia, apertura, escucha a los diferentes grados de verdad y puntos de
vista no significa que no exista la posibilidad del error, ni de la falsedad. Significa más
bien que la realidad supera infinitamente las capacidades humanas, que la verdad es un
misterio a conocer en mayor profundidad y que muchas veces, durante mucho tiempo
incluso, habremos de estar equivocados en lo que consideramos verdadero o falso.

Liderazgo en verdad
Los seres humanos basan su vida en la verdad y el bien, ya que solo ellos pueden servir
de fundamento auténtico y digno del ser humano. La verdad y el bien no son algo
arbitrario que podamos crear por nosotros mismos, sino algo que debemos encontrar
tras una previa búsqueda, que exige de cada persona honradez personal. El hombre
descubre en sí leyes morales dictadas por la conciencia que le indican: esto es en verdad
un acto humano, esto en verdad es un modo inhumano de proceder.

Muchas de las verdades relacionadas con el bien y que se conocen como morales
vienen, al menos en parte, de fuera de nosotros mismos: sea por la educación, sea por
las costumbres y la cultura. El ser humano en cuanto ser social no puede aprender
muchas cosas sin la intervención de otros seres humanos. Los hombres comparten su
sabiduría, buscan que su especie se desarrolle y transmite el conocimiento de lo que
siempre se ha comprendido como el bien para la naturaleza humana. Los centros
educativos buscan ayudar en la formación de personas íntegras para la sociedad y en esa
labor es muy importante compartir lo que se comprende como “sabiduría humana”, esto
es, aquel “conocimiento acumulado” a lo largo de los siglos desde que los hombres
poblamos la tierra.

7
Véase MARITAIN, Jacques (1947). Los grados del saber. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Desclée de Brouwer.
Programa de Liderazgo
Grupo de Excelencia Académica UPC

Ser líder implica ayudar a otros a vivir en verdad. Esto es, a aceptar la objetividad de las
cosas, la posibilidad de conocerlas, las limitaciones de la inteligencia, la inmensidad del
universo, la existencia de ángulos y perspectivas variopintas, la necesidad de un análisis
profundo e integral al momento de juzgar. Pero, por sobre todo, a proceder con
coherencia de acuerdo a aquello que reconocemos como verdadero y, por tanto, como
provechoso y necesario para la realización de la persona. En la hora de tomar grandes
decisiones, asunto arduo para cualquiera, la verdad siempre es guía, faro y luz que
señala el camino a seguir y los pasos a emprender. En el momento de definir los
principios que orienten nuestra conducta, es necesario que leamos, reflexionemos,
discutamos y dialoguemos con las personas con la autoridad moral necesaria para
guiarnos. El líder está llamado a ser un orientador y guía hacia la verdad, siendo
ejemplo de una vida coherente, honesta, auténtica, sin reveses ni falsedades, sin
mentiras existenciales ni dobles discursos.

Conclusión
“El hombre es un ser en busca del sentido”8. El ser humano se experimenta capaz de
hallar la verdad de las cosas. Una inteligencia que madura aprende a descubrir la
realidad, a acogerla con objetividad (que es la posibilidad de ser determinado por la
manera de ser de los objetos mismos9), a aprehenderla en su totalidad, tal y como se nos
manifiesta, a contemplarla y mirarla en profundidad. “El hombre, en cuanto persona, es
el único que puede elevarse por encima de sí mismo (como ser vivo)… y convertir todas
las cosas, y entre ellas también a sí mismo, en objeto de su conocimiento” 10. Así, quien
vive en verdad aprende también a aceptarse a sí mismo con humildad, haciéndose libre
de toda mentira y manipulación. Un líder auténtico debe amar la verdad y poner todos
los medios a su alcance para descubrirla en su vida.

8
FRANKL, Viktor (2004). El hombre en busca del sentido. Barcelona, España: Herder.
9
SCHELER, Max (1974). El puesto del hombre en el cosmos. Buenos Aires, Argentina: Editorial Losada.
10
Ibídem.

Potrebbero piacerti anche