LOS FURS
Costum de València, sus juristas lo utilizarán para componer un texto legislativo
DEL REINO DE VALENCIA,
PROMULGADOS POR JAUME I
La capitulación de los musulmanes de la ciudad de Valencia tuvo lugar el día
27 de septiembre de 1238, y unas semanas después, entre finales de octubre y
la primera quincena de noviembre de aquel mismo año, el rey Jaume I presidió
una solemne asamblea con la asistencia de las más altas dignidades eclesiásticas
de Aragón y Cataluña, los principales representantes de la nobleza de estos
mismos territorios, y un buen número de hombres de las ciudades participantes
en la conquista, donatarios de casas y tierras a Valencia.
El motivo de aquel parlamento era la promulgación de la Costum de València,
un texto legislativo pensado a propósito para el buen régimen de la ciudad y
Reino de Valencia, aunque en aquel preciso momento tan solo se podía aplicar
en la capital, ya que las otras villas y lugares repoblados con cristianos lo habían
estado a Costumbre de Zaragoza o a Costum de Lleida. Pero, a pesar de esta
variedad legislativa, en el prólogo de la Costum de València, primer nombre
asignado a la nueva normativa jurídica valenciana, conocida habitualmente
como Furs de València, se indica claramente que el rey quería que se aplicase
al conjunto del territorio, un proceso que se completaría casi un siglo después.
La Costum de València de 1238 contaba con un articulado extenso, alrededor
de mil quinientos artículos o fueros, y abarcaba todas las ramas del derecho.
Había sido redactada durante los meses anteriores a la conquista por los juristas
que trabajaban en la Cancillería Real, que en aquellos momentos y como era
habitual estaba presidida por un obispo. Se trataba de Berenguer de Palou,
obispo de Barcelona y reputado jurista formado en la universidad italiana de
Bolonia, la más notable de la época, donde se enseñaban los principios del ius
commune, resultado del redescubrimiento y la interpretación del antiguo derecho
romano, tal como había sido recopilado en el siglo VI por mandato del
emperador Justiniano, del Imperio romano de Oriente, en una obra conocida
con el nombre de Corpus iuris civilis, que se exportó a Occidente durante su
tiempo y que posteriormente pasaría al olvido.
El estudio del Corpus iuris generaría en los siglos XII y XIII una rica literatura
jurídica en Bolonia, ciudad a la que acudirían estudiantes de toda Europa a
aprender derecho, entre los cuales había un buen número procedentes de los
territorios de la Corona de Aragón. Desde finales del siglo XII la Cancillería
Real aragonesa fue una gran usuaria e impulsora del derecho procedente
de Italia, y por esta razón, cuando el año 1238 fue necesario redactar la
extenso y original, con mínimas referencias al derecho de los otros estados
de la corona.
En aquel tiempo trabajaba en la Cancillería Real el jurista Pere Albert,
canónigo de la catedral de Barcelona y vicario del obispo y canciller
Berenguer de Palou. También había estudiado derecho en Bolonia y es
autor de diferentes obras de literatura jurídica que han llegado a nuestros
días. Parece bastante clara actualmente su intervención directo en la redacción
de buena parte de la Costum de València.
El texto se escribió en latín, que era la lengua habitual de los juristas, y se
dividió en dos partes o libros, que contenían ciento cuarenta y seis rúbricas
o capítulos, cada una de las cuales contendría un número variable de artículos
o fueros. Algunos de los títulos de las rúbricas son originales, pero la
inmensa mayoría se tomaron del Còdex, que era uno de los volúmenes que
formaban el Corpus iuris civilis, y además en el mismo orden que allí figuran.
Pero no se copiaron todos, sino tan solo los que se consideró que podían
ser de utilidad para la nueva ley valenciana. En la segunda mitad del siglo
XIV se haría una nueva división de las rúbricas, pasando de dos a nueve
libros, para mantener una mayor afinidad con el esquema del Còdex justiniano.
Para dar contenido a los capítulos se redactaron algunos fueros a propósito,
pero la mayoría se hicieron copiando o interpretando textos procedentes,
sobre todo, de las diferentes partes del Corpus iuris, y eso hace de la Costum
de València un texto muy romanizado; pero también del derecho visigótico,
de las Costums de Lleida, dels Usatges de Barcelona, del derecho notarial y
marítimo de procedencia italiana, y otros fuentes documentales. Una vez
promulgada entró inmediatamente en vigor y en los años posteriores se
difundiría principalmente a través de las cartas pueblas dadas a los nuevos
pobladores cristianos establecidos en el Reino.
La primera modificación del texto se efectuó unos veinte años después, a
causa de la necesidad de actualizar textos que se habían quedado anticuados
o eran insuficientes. Al mismo tiempo se aprovechó para hacer una traducción
del latín al valenciano, para facilitar la comprensión a los no juristas; y a
primeros de abril de 1261 y con ocasión de una nueva asamblea de Corts,
Jaume I lo ratificó públicamente declarándolo, por segunda vez pero con
más solemnidad, derecho general del Reino, con la denominación oficial
de Furs de València que se mantendría hasta su abolición en el siglo XVIII.
La segunda y última modificación efectuada durante el reinado de Jaume
I tuvo lugar el año 1271, y de nuevo podemos encontrar cambios o añadidos
a diferentes fueros, así como la inclusión de unos cincuenta nuevos
perfectamente identificables, con lo cual su número a la muerte del rey
sumaba un total de mil quinientos cincuenta y ocho. Desde el siglo XIV
hasta el XVII las Corts promulgarían una gran cantidad de fueros nuevos,
el conjunto de todos los cuales constituía el pilar principal sobre el que
se sustentaba el derecho valenciano.
Los Furs, sin embargo, no podían dar respuesta a todas las necesidades
de los valencianos en materia jurídica, y por eso desde 1239 Jaume I
empezó a otorgar privilegios a favor de la ciudad de Valencia, con los que
se creaban nuevas instituciones jurídicas o se interpretaba o mejoraba el
significado de otras. Con el tiempo se hicieron extensivos a muchas
poblaciones del Reino y se recopilarían en un volumen titulado Llibre de
Privilegis de la ciutat i Regne de València, que es el segundo pilar del derecho
valenciano de época foral.
A principio del siglo XVIII y como consecuencia de la guerra de Sucesión
a la corona hispánica, el rey Felipe V promulgó un decreto de abolición
de todo el derecho valenciano; y no ha sido hasta ahora, trescientos años
después de aquella terrible acción, cuando con motivo de la reciente
reforma del Estatuto de Autonomía de la Comunitat Valenciana el pueblo
valenciano ha podido recuperar el calificativo de «comunidad histórica»
que le corresponde por derecho y por justicia, y también la competencia
legislativa plena sobre varias materias, en especial en derecho civil.
Los Furs de València son el derecho del pasado y representan una sociedad
completamente diferente de la actual, pero un número significativo de sus
instituciones pueden ser aún fuente de inspiración a la hora de redactar
artículos de alguna de las nuevas leyes valencianas, ya que muchos de los
principios que contienen no han sido superados; y ésta es una de las
razones por las que se ha querido realizar esta singular exposición, dedicada
con carácter exclusivo al derecho de los Furs -y también el de los Privilegis-
, de la ciudad y Reino de Valencia en tiempo de Jaume I, para que los
valencianos puedan tener la ocasión de contemplar directamente el símbolo
principal de su identidad como pueblo nacido libre, que puede ser un
magnífico estímulo de cara al futuro de nuestro territorio.