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TENDENCIAS DE CRIMINALIDAD

En una sociedad nada es más sensible que la percepción que se tiene sobre
seguridad. Si bien, la seguridad física es un derecho inalienable, puede ser entendido no
solo como el conjunto de acciones que garantizan, por medio del estado y de manera
propia, la tranquilidad y confianza para que no nos afecte un hecho delictivo, también es la
base del bienestar social. Es primordial tener en cuenta que la criminalidad conlleva una
infracción infringida en contra la ley penal por un individuo o individuos en una zona
determinada.
Hoy día, en Venezuela la criminalidad ha tomado un exorbitante crecimiento en
actos delictivos destacándose el robo, hurto, el homicidio y el secuestro, en sus diferentes
modalidades; lo cual, uno de los factores que ha desencadenado este incremento en el nivel
de criminalidad es la impunidad, que es entendida como la falta de sanción o castigo en
contra de una persona que ha perpetrado un delito, principalmente se origina por una crisis
de institucionalidad en la cual se encuentran sumergidos los diferentes órganos que integran
la administración de justicia penal. Por otra parte, en muchas ocasiones ni siquiera son
sometidas a un proceso penal, problema que afecta a la sociedad venezolana, como
consecuencia directa de la falta de castigo, como bien lo señala Pierre Villaume “…la
esperanza de la impunidad es para muchos hombres una invitación al crimen…”.
En efecto, cuando una persona no es sancionada por el delito y/o la falta que ha
cometido, cree tener todo el derecho de realizar las acciones que estime conveniente para
lograr sus objetivos, aun cuando signifique incurrir en conductas delictivas, por las cuales
no serán penados. Ahora bien, cuando existe una marcada tendencia al aumento de ciertos
tipos delictivos, como los homicidios, los secuestros se genera una reacción social (actitud
de la sociedad frente al fenómeno delictivo), que a su vez propicia una respuesta por parte
de los diferentes órganos que conforman el Poder Público, comenzando por los organismos
policiales, el Ministerio Público, los Tribunales Penales en sus diversas funciones que no
imponen ni aplican sanciones ejemplarizantes, lo que genera que algunas personas
consideren que pueden robar, hurtar, matar, secuestrar y no ser sancionados penalmente por
los delitos que cometen, funcionando de esta manera como un factor multiplicador de la
criminalidad.
Esto sumado con la falta de credibilidad que tienen los órganos de la administración
de justicia penal, porque los ciudadanos no confían ni creen en los policías, militares,
fiscales, jueces, en fin consideran que al denunciar están perdiendo el tiempo, no se va a
procesar a las personas señaladas en la denuncia, además se exponen a represalias, por esta
razón no denuncian los delitos de los cuales son víctimas, originándose de esta forma la
llamada cifra negra.
Actualmente, los funcionarios policiales trabajan en circunstancias muy escasas de
equipamiento policial para el resguardo de la ciudadanía en todos sus ámbitos, es por ello,
que la criminalidad se ha afianzado duramente en actos delictivos y por ende, la seguridad
ciudadana se ve afectada porque las personas se sienten vulnerables ante cualquier delito
que se cometa en contra de ellos.
De tal forma, los funcionarios policiales en su gran mayoría no tienen una
remuneración acorde con la labor o el servicio que prestan, los sueldos son muy bajos, los
beneficios laborales son escasos, por tal motivo se ven obligados en diversas ocasiones que
para poder mantener a su familia, infringen ciertas reglas y se van corrompiendo, además
muchos de ellos viven en barrios, son vecinos de los delincuentes, por lo que tienen que
tener cuidado a la hora de enfrentarse a estos, no sólo por su seguridad personal sino
también por la de su familia.
En consecuencia, la impunidad genera una situación de injusticia tal que muchas
personas optan por hacerse justicia por sus propios medios, dando lugar a hechos que
implican nuevas violaciones a derechos humanos fundamentales, tales como asesinatos. En
los años 2004-2005, un caso ilustrativo son las ejecuciones efectuadas por grupos de
exterminio comprendidas en el fenómeno conocido como limpieza social, especialmente
como ocurrió en los estados Anzoátegui, Falcón, Portuguesa y Yaracuy, entre otros. Por lo
anteriormente descrito, es necesario que las agendas de gobierno, enfrenten de manera
estructural la criminalidad, no solo generando mayor inversión en fuerza pública y
mejorando los entornos urbanos, también se necesita una administración de justicia más
eficiente.

YADIRA PÉREZ C.I. 10.726.838


FACILITADORA: DRA. MIRIAM RUBIO

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