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Iglesia Pentecostal Unida de Colombia

Departamento de Familia

FERNANDO LOPÉZ
ELKIN ENRIQUE TORRES BARRAGÁN
ROSALBA ESCOBAR DE CEBALLOS
CAROLINA HENAO DE SIERRA

Edición de material
Departamento Nacional de Comunicaciones

Diseño
Ruberth Janamejoy
317 730 1909

Editorial:
MANANTIAL, carrera 45 # 58-63
(4) 292 0115 - 311 479 9604
Efraín arango
Medellín

Colombia 2017
INTRODUCCIÓN........................................................................................................6
LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER..................................6

LA MISIÓN DE LA FAMILIA A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS...............................................7


MODELO DEL MATRIMONIO: LA RELACIÓN ENTRE CRISTO Y LA IGLESIA............8

PRINCIPIOS QUE FUNDAMENTAN LA VIDA DE PAREJA............................................12

PREMISAS BÍBLICAS PARA UNA VIDA SALUDABLE EN PAREJA.................................16



PRACTICIDAD Y EFICACIA DE LOS VALORES EN LA VIDA DE PAREJA........................18
PRINCIPIOS.....................................................................................................18
VALORES.........................................................................................................18
IMPORTANCIA DE LOS VALORES .....................................................................19
VALORES FUNDAMENTALES QUE CADA PAREJA DEBE CULTIVAR...................20
AMOR.............................................................................................................21

PRINCIPIOS QUE FUNDAMENTAN LOS ROLES EN LA FAMILIA..................................24

ROLES Y RESPONSABILIDADES QUE FUNDAMENTAN LA VIDA EN FAMILIA.............26

ANALICEMOS CUÁLES SON LOS ROLES Y LAS RESPONSABILIDADES QUE


CADA MIEMBRO DE LA FAMILIA TIENE QUE DESARROLLAR.....................................27
EL ROL Y LAS RESPONSABILIDADES DEL HOMBRE...........................................28
EL ROL Y RESPONSABILIDADES DE LA MADRE.................................................29
EL ROL DE LOS HIJOS EN LA FAMILIA...............................................................30

ASIGNACIÓN DE RESPONSABILIDADES EN LA FAMILIA..........................................32

TALLER....................................................................................................................33
IDENTIDAD CONYUGAL................................................................................................39
LA IDENTIDAD COMO PAREJA ............................................................................39
EL EMOCIONAR DE LA VIDA EN PAREJA ............................................................40
ESPACIO EMOCIONAL EN LA VIDA DE PAREJA....................................................42
CONSTRUYENDO LA IDENTIDAD DE PAREJA.......................................................44
CONSTRUYENDO EL SENTIDO DE LA RELACIÓN DE PAREJA..................................46
TIPOS DE IDENTIDADES DE PAREJAS.................................................................47

PRINCIPIOS BÍBLICOS PARA UN MATRIMONIO DE BENDICIÓN........................................48


EL ACUERDO .................................................................................................50
TIEMPO Y DEDICACIÓN...................................................................................50
IDENTIDAD FAMILIAR......................................................................................51

¿QUÉ DICE LA BIBLIA ACERCA DEL MATRIMONIO?..............................................................53

PRICIPIOS Y VALORES QUE DEFINEN NUESTRA IDENTIDAD FAMILIAR..................................53



¿QUÉ ENTENDEMOS POR IDENTIDAD?...........................................................................54
ASPECTOS QUE INTERVIENEN EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD.................55
IDENTIDAD ADQUIRIDA..................................................................................55
IDENTIDAD ESPIRITUAL...................................................................................55
VALORES Y PRINCIPIOS QUE FORMAN PARTE DE LA IDENTIDAD FAMIIAR...............57
FACTORES QUE INTERVIENEN EN LA FORMACIÓN DE LA IDENTIDAD FAMILIAR.......57
VALORES FUNDAMENTALES QUE FAVORECEN LA CONVIVENCIA FAMILIAR.............60

VALORES MORALES Y ESPIRITUALES..............................................................................64

DEBERES Y DERECHOS.................................................................................................66
DERECHOS DE LOS HIJOS: DEBERES DE LOS PADRES.........................................66
DEBERES DE LOS HIJOS:DERECHOS DE LOS PADRES...........................................66

EL PODER DEL EJEMPLO FAMILIAR................................................................................68


Introducción
“LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER”

Este será el lema que impulse a las familias de la IPUC a continuar fortaleciendo la
estructura familiar con los valores y verdades bíblicas que han sostenido y trascendido
a muchas de nuestras familias de generación a generación a lo largo de estos 80 años.
Es un llamado a vivir el hoy, teniendo a Cristo como el centro de nuestros hogares. Solo
así podrán las generaciones del mañana disfrutar de familias salvas, armoniosas
y victoriosas.

El Departamento Nacional de Familia comparte este material orientado al trabajo


a desarrollar con las familias de la Iglesia. Esperamos que los comités locales de fami-
lia promuevan a nivel de sus congregaciones las temáticas aquí planteadas y puedan
enriquecerlas poniendo en ello todo empeño y dedicación.

Encontrarán algunas guías metodológicas, talleres a desarrollar y algunas ideas


que, esperamos, sean de utilidad en el desarrollo de su labor.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

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LA MISIÓN DE LA FAMILIA A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS
“VIVIR EN LOS PRINCIPIOS DE DIOS”

Cuando hablamos de misión nos referimos al motivo, propósito, fin o razón de ser
por parte de una organización, una empresa o una institución.

Hablar de familia implica reconocer que fue instituida por Dios en el mismo escena-
rio de la creación, y que constituye un don tan precioso que forma parte de Su plan para
que todas las personas puedan nacer y desarrollarse plenamente para gozar y cuidar de
todo lo creado (Génesis 1:27-31).

La familia es considerada la institución fundamental de la sociedad, pues es en el


seno de la misma donde se fomentan los principios y valores. Ellas tienen la fortaleza
para encarar las dificultades que enfrentan cada uno de sus miembros, y es precisa-
mente, con la práctica de estos principios y los valores, como desarrollan hábitos para
coexistir. En esto reside la importancia de adquirir las herramientas necesarias para
que cada integrante de la familia asuma su función con responsabilidad y contribuya
con el bienestar personal y general.

De ahí que para comprender el propósito o razón de ser de la familia es necesario


comprender el diseño de Dios para estas, y los principios que la sustentan. Dios trazó
pautas muy específicas que llevan a concluir la necesidad de asumir un compromiso
decidido y permanente con el núcleo familiar. “Si el Señor no edifica la casa, en vano
trabajan los que la edifican; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia”
(Salmos 127:1). Recuerde que una adecuada cimentación parte de aprender, asumir y
aplicar principios y valores.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


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Dios es el diseñador y creador de la familia. En su Palabra encontramos el manual
que nos permite comprender cómo funcionan y se especifican los roles y las funciones
de cada miembro. Estos son principios que orientan la construcción de una familia en
el propósito de Dios (Efesios 5: 22- 33; 6: 1-4).

Muchos de los conflictos a nivel familiar se deben a la alteración de los roles y fun-
ciones en el hogar, de ahí que reconocer el diseño de Dios es indispensable, pues Él
nos guía a través de su Palabra a vivir una vida familiar en bendición.

El Señor Jesús enfatiza en la importancia de oír y ser hacedores de su Palabra, ya que


garantiza que así edificamos nuestra casa sobre un fundamento firme, y que aunque
vengan dificultades y adversidades estaremos seguros y firmes sobre la roca al obede-
cer las palabras de Cristo (Lucas 6: 47-49).

Es inevitable que cada familia transite por crisis, ya que estas son necesarias para el
crecimiento espiritual, personal y familiar; de ahí la importancia de fortalecer la comu-
nicación familiar, pues en la medida en que sean claras las normas, principios y reglas
que rigen el hogar, serán fortaleza y fundamento para la vida de cada uno de sus
miembros (Romanos 5:3-5; Santiago 1:2-4).
Revisemos brevemente el diseño de Dios para el matrimonio (Efesios 5: 22- 33.)

Modelo del matrimonio: La relación entre Cristo y la Iglesia

Dios le dice a los esposos que deben amar a sus esposas con total entrega, afecto y
dedicación.

Es curioso encontrar que el reclamo frecuente de las esposas es sentirse poco va-
loradas y amadas por sus esposos. La mujer necesita sentirse querida, escuchar cons-
tantemente y ver en el comportamiento de su marido el amor que profesa; por eso
importan tanto los detalles y la dedicación de tiempo de calidad que fortalezca el amor
en la pareja.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

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El hombre debe procurar el cumplimiento de sus deberes y la satisfacción de las ne-
cesidades de su mujer (abarca lo social, emocional, mental, espiritual y físico) más que
la satisfacción de sus propias necesidades y la consideración de sus derechos; dándole
a ella un trato cortés, delicado, considerado y cariñoso (1 Pedro 3:7) y no permitirse
jamás un trato brusco y áspero contra ella.

A las esposas la palabra de Dios les enfatiza sobre la importancia de estar sujetas a
sus esposos como la Iglesia a Cristo.

Los hombres se quejan continuamente de no ser reconocidos por sus esposas en su


rol de cabeza del hogar, así como de los continuos reclamos que demeritan su papel
en la familia.

Él requiere de ese reconocimiento, valor y lugar en su vida matrimonial y de hogar


ya que el respeto es una de las mayores necesidades del varón, y comienza cuando una
esposa honra su liderazgo y autoridad.

Según el diccionario, el respeto significa consideración, reconocimiento, aceptación,


apreciación y valoración de las cualidades de alguien, lo que va acompañado de obe-
diencia y de una especie de admiración profunda hacia esa persona.

Son muchas las ventajas que se logran cuando en un hogar hay un esposo respe-
tado; la más importante es que se establece el orden de Dios, lo que traerá bendición
a la familia. Si la esposa practica el respeto, sus hijos también lo harán; él estará com-
placido y podrá ser un mejor esposo, padre y hombre; y habrá un ambiente de buena
convivencia, de protección, de seguridad y de confianza.

“Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la
mujer respete a su marido” (Efesios 5:33).

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


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EL MODELO DE DIOS PARA PADRES Y PARA HIJOS

A los hijos Dios les ordena que obedezcan a sus padres en el Señor, porque esto es
justo, y es el primer mandamiento que contiene una promesa: “Honra a tu padre y a tu
madre, para que seas feliz y vivas una larga vida en la tierra” (Efesios 6:1-3; Proverbios
1:8, 4:1-4, 10:1, 13:1). La obediencia a los padres es un principio de vida y para la vida,
pues de esto dependerá el futuro de los hijos. Esta obediencia no está condicionada a
que los padres sean “buenos”. Obedecer y honrar es un deber hacia los padres, sean
estos creyentes o inconversos, sin importar que nos hayan cuidado o abandonado, etc.

Esto agrada a Dios, por lo tanto es un deber para con Él (Colosenses 3:20). Implica el
principio de la sujeción a la autoridad, un principio indispensable para la vida. Quien
se sujeta a sus padres se sujeta a Dios y a toda autoridad terrenal (Romanos 13:1; Tito
3:1; 1 Pedro 2:13; Juan 19:11; Daniel 2:21); será en todo prosperado y gozará de larga
vida.

A los padres: “Los hijos que tenemos son un regalo de Dios. Los hijos que nos nacen
son nuestra recompensa. Los hijos que nos nacen cuando aún somos jóvenes, hacen
que nos sintamos seguros, como guerreros bien armados. Quien tiene muchos hijos,
bien puede decir que Dios lo ha bendecido. No tendrá de qué avergonzarse cuando se
defienda en público delante de sus enemigos” (Salmos 127:3-5 TLA).

Dios enfatiza la necesidad de valorar apropiadamente a nuestros hijos como el valio-


so tesoro que representan. Es un deber formarlos en los principios bíblicos y criarlos
en la disciplina y la instrucción del Señor. Este es el principio de Dios a los padres:

“Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamen-


te a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino,
cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en
tu frente como una marca…” (Deuteronomio 6: 6-8, NVI).

“Padres, no hagan enojar a sus hijos con la forma en que los tratan. Más bien, críenlos

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

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con la disciplina e instrucción que proviene del Señor” (Efesios 6: 4, NVI).

La labor de instruir y disciplinar a los hijos exige dedicación y tiempo de calidad,


es decir, una participación activa de los padres compartiendo actividades cotidianas,
haciendo de ellas una gran oportunidad para enseñar los principios esenciales para
la vida en todas sus dimensiones (espiritual, afectiva, social, física e intelectual), de
tal manera que les permitan un desarrollo integral, y a su vez, fortalecer los vínculos
afectivos como familia (Proverbios 19:18, 22:6).
Es necesario renovar nuestra mente y acogernos al modelo de Dios en amor, asu-
miendo nuestro rol como esposos, esposas, padres, madres, hijos, para que la vida
en familia sea una gran bendición. Para ello les invito poner en práctica los siguientes
consejos:

1. Examínese frente al espejo, la palabra de Dios, y procure que su matrimonio y


hogar se parezcan más a Cristo.
2. Oiga y ponga por obra la Palabra.
3. Comience por usted.
4. Desarrolle el carácter de Cristo.
5. Provea bendición para los suyos.
6. Invite a Jesús a quedarse en su hogar.

Finalmente, la misión de la familia a través de los tiempos es construir la vida de


quienes la conforman en el fundamento, que es Jesucristo. Los principios de la palabra
de Dios para ella son la base para la bendición y desarrollo pleno de quienes la inte-
gran, y a su vez proveen de sabiduría para la salvación que es por medio de la fe en
Cristo Jesús, Señor nuestro (2 Timoteo 3:15).

Y recuerde: “Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican” (Sal-
mos 127:1)

Por Carolina Henao


Directora de eventos, Departamento Nacional de Familia

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


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PRINCIPIOS QUE FUNDAMENTAN LA VIDA DE PAREJA

“Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; y los que se levan-
tarán lo cuenten a sus hijos” (Salmos 78:6).

Cuando el Señor creó al hombre no había preocupación de cómo tendría que vivir la
generación venidera puesto que Dios lo había hecho del polvo de la tierra con las con-
diciones para que la vida de este se conservara. El Señor organizó un hábitat, acondicio-
nó un huerto para Adán con todas las exigencias naturales que le permitiría continuar
vivo. Además, vio que no era bueno que estuviera solo y le proveyó de compañía: otro
ser humano hembra.
Cabe destacar lo que la Palabra menciona en Génesis; “…y la tierra estaba vacía y sin
orden”, tierra que Dios llenó con nutrientes básicos para preservar la vida en la materia.
“Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende
la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los
que por ella andan” (Isaías 42.5).
A estos dos seres humanos les dio un modo para vivir en un ámbito social que les
posibilitaba multiplicarse y crecer sin dejar las características propias para vivir bien en
pareja y en familia sin desajustarse en el tiempo. En la dispensación de la inocencia,
donde Dios cercó a Adán y a Eva con premisas espirituales y sociales, el Creador de
todos estaba entregando la semilla humana al mundo futuro para llenar y sojuzgar la
tierra.
En esas condiciones la generación venidera no tendría de qué preocuparse, pero
cuando el hombre pecó, perdió la comunión con Dios y no pudo retenerla ni transferirla
a sus descendientes porque estaba en delitos y pecados, excomulgado de su relación
directa con Dios.

En la Ley, por la muerte y el derramamiento de la sangre de los machos cabríos solo


era posible cubrir la culpa del pecado, pero no se solucionaba la condición del hombre
con Dios; pero de acuerdo con la declaración registrada en Génesis 3:15, la obra reden-
tora prometía limpiar los pecados de la humanidad y proveer una conducta llena de
amor. ¡Gracias al Señor Jesús quien derramó su sangre y murió en la cruz para darnos

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

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el perdón de nuestros pecados, limpiándonos con su sangre y haciéndonos libres por
su Palabra a través del Evangelio! Hoy, por la gracia de Dios, somos su Iglesia.
La vida y el entorno físico que el Señor dio a los seres vivos siguen vigentes, quizás
no con la misma fuerza y orden; sin embargo, están ahí para mantener la vida; pero
las evidencias describen grandes pérdidas de algunos de los elementos espirituales y
humanos para el andar conforme a la voluntad de Dios.
El hombre perdió el espacio relacional con su Creador y extravió algunos de los ele-
mentos principales para relacionarse con sus semejantes. Tanto el contexto espiritual
(Dios- hombre) como el espacio social (hombre-hombre) fueron diseñados para hacer
posible las transformaciones del ser con su pareja y su familia. Por esto, la generación
venidera debe percibir, conocer y entender los fundamentos que sostienen la vida que
Dios nos dio y las premisas que permiten vivir al hombre desde la perspectiva con la
que desde el principio nos creó.

“Entonces dijo: Les digo la verdad, a menos que se aparten de sus pecados y se vuel-
van como niños, nunca entrarán en el reino del cielo” (Mateo 18:3 NTV).

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


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Es importante anotar que el Señor, a través del Evangelio, define su propuesta re-
dentora para rescatar al hombre de sus pecados y ayudarlo a aprender de la conducta
de los niños, la cual se basa en esa inocencia reflejada en el vivir limpio, inofensivo,
amoroso, entre otras cualidades.

La tarea es examinar cómo estamos hoy en relación con los principios espirituales
y humanos que garanticen el pie de apoyo, y desde allí mover las próximas generacio-
nes. De igual modo, revisar que las parejas tengan los fundamentos que les identifican
con la imagen y semejanza de Dios, que se den cuenta de que los patrones que definen
el buen vivir sean los que Él instaló en la esencia humana para que sean enseñadas
también por las generaciones venideras.

Desde el principio Dios proveyó los medios para la vida y para el vivir espiritual
y social.
La tierra con todos sus recursos: el hábitat con todo lo que nos ofrece.
La comunión del hombre con Dios: la cercanía del hombre con su Creador.
El vivir bien con otros humanos: cuerdas humanas que a través de la libertad, la
colaboración, el respeto, la honestidad, la confianza y la reflexión posibilitan su
calidad de vida.

Como el ser humano es un ser cambiante diseñado por Dios para transformarse en
el tiempo en relación con otro ser humano, requiere tener bien en claro cómo se vive
hoy. Del presente que vivamos dependerá el futuro que tengamos.
Nos transformamos pareciéndonos o diferenciándonos, según nos signifique la con-
vivencia con el otro. Los cónyuges requieren de otro semejante que sirva como ejemplo
de los principios que definen y sostienen la identidad de hijos de Dios con relaciones
humanas satisfactorias, porque nos transformamos en la convivencia.

¿Qué es lo que Dios caracterizó como principios en la esencia humana para conser-
var y desde allí transformarnos?

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

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La libertad, que permite a los seres humanos escoger, sin imposición, el desarrollo
del curso de lo natural humano y cómo agradar a Dios.
La confianza, premisa que le da identidad al vivir, también le posibilita al hombre
acercarse a Dios creyendo que Él es galardonador de los que le buscan.
La reflexión, capacidad que diferencia lo humano de lo animal. A través de ella es
posible el cambio y el vivir con Dios en el Evangelio.
El amor, base del vivir humano. De ahí se desprende todo el hacer. Dios compiló
todas sus leyes en un mandamiento: “…Que os améis los unos a los otros, así como yo
os he amado” (Juan 15:12).
Si yo tengo amor, entonces respetaré, colaboraré, obedeceré… El amor me permite
servir al otro, valorarle, legitimar o aceptarle tal como es.
La comunión, que determina la cercanía o distancia espiritual o emocional de los
demás.

Estas pautas de vida, así como otras premisas, nos aproximan al vivir humano y es-
piritual, siendo estas las únicas que acompañan al hombre en todas sus dimensiones.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


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PREMISAS BÍBLICAS PARA UNA VIDA SALUDABLE EN PAREJA

“Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos,


amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas” (Colosenses 3:18,19).
“Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como
toda malicia” (Efesios 4:31).
“Y vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras mu-
jeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a cohere-
dera de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no sean estorbadas”. 1 Pedro 3:7
“Y no os olvidéis de hacer el bien y de la ayuda mutua, porque de tales sacrificios se
agrada Dios”. (Hebreos 13:16).
“Apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala” (1 Pedro 3:11).
“Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; el que
hace lo malo no ha visto a Dios” (3 Juan 1:11).
“Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían todas las cosas en común”
(Hechos 2:44-45).

Las voces de estos y otros escritores que anunciaron verdades espirituales para la
vida social deben conocerlas las futuras generaciones. Es importante también recono-
cer de dónde partimos y dónde queremos llegar. Cuando uno sabe qué quiere conser-
var, preservará los principios bíblicos que nos enseñan cómo vivir bien en pareja, y los
cambios que se den girarán en torno a estos.

Los seres vivos somos conservadores del vivir, de hábitos, de costumbres, del placer;
por tanto es muy importante procurar que los procesos de cambios en las transforma-
ciones no sean eventuales sino dirigidos hacia el buen vivir en pareja.

Los cambios en las personas pueden darse hacia cualquier dirección de la vida, y
la transformación está sujeta a los principios. Si la conducta de la persona está basada
en Cristo, la transformación de su vida se hará en torno a la vida con Cristo; pero si la
vida de la persona gira en torno a las obras de la carne, su transformación será con esa
tendencia.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

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“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vues-
tro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta” (Romanos 12:2).

Por Elkin Torres Barragán


Maestro de Familia
Departamento Nacional de Familia

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


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PRACTICIDAD Y EFICACIA DE LOS VALORES EN LA VIDA DE PAREJA

Cuando hablamos de los principios que fundamentan la vida en pareja estamos


pensando proactivamente, calculando el bien que pueden traer a su vida, a sus pro-
pios hijos, y por ende, entregando un legado de bases firmes que trascienda a través
de sus generaciones.
Cuando hablamos de principios para las parejas, nos enfocamos en lo fundamental,
en aquello que no debe faltar en la construcción del matrimonio.

Ahora bien, ¿qué son principios?

Principios
Es el pensamiento basico en el que se fundamenta una acción. Se expresa a traves
de reglas o normas de conducta que orientan la acción, normas de carácter general,
máximamente universales: amar al prójimo, no mentir, respetar la vida, etc. Son de-
claraciones propias del ser humano que apoyan su necesidad de desarrollo y felicidad.
Los principios se pueden apreciar en la mayoría de las doctrinas y religiones a lo largo
de la historia.

Los valores
Es la calificación que damos a los principios. Todo aquello que lleve al hombre a de-
fender y creer en su dignidad de persona. Los valores perfeccionan al hombre y surgen
primordialmente en el individuo por influjo en el seno de la familia donde crece; pero
para que se transmitan resulta de vital importancia la calidad de las relaciones que
el individuo (niño) perciba con las personas significativas de su vida (la familia). Es,
además, indispensable el modelo y ejemplo que estos muestren al niño para que haya
coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. El ejemplo aquí va punteando como
promotor principal en la formación de valores.
Posteriormente, estos valores morales adquiridos en la familia ayudarán a insertar-
nos eficaz y fecundamente en la vida. De este modo, la pareja con proyección a formar
familia contribuye con valiosas aportaciones para el bien de la sociedad.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

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Importancia de los valores

Se reflejan en el curso de la vida.


Generan satisfacción en las personas que los practican.
Todo valor tiene un contravalor.
Tienen jerarquía: algunos son considerados superiores y otros inferiores.
Se van construyendo a lo largo de la vida de cada persona.
Trascienden al plano concreto, dan sentido y significado a la vida humana y a la
sociedad.
Se aplican en las diversas situaciones de la vida, entrañan acciones prácticas que
reflejan los principios valorativos de la persona.
Obedecen a diversas causas y requieren complicados juicios y decisiones.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


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Valores fundamentales que cada pareja debe cultivar


Sensibilidad: Nos hace despertar hacia la realidad que está viviendo nuestra
pareja descubriendo todo aquello que afecta en mayor o menor grado su
estabilidad.
Servicio: Brindar ayuda de manera espontánea en los detalles más pequeños.
Habla de nuestro alto sentido de colaboración para hacer la vida más fácil al
otro.
Paciencia: Es la actitud que nos lleva a poder soportar cualquier contratiempo
y dificultad.
Sencillez: Nos ayuda a rechazar nuestro deseo desmedido por sobresalir. La
sencillez se mide en hacer resistencia a todo aquello que tienda a opacar al
otro.
Amistad: Nace cuando las parejas se relacionan entre sí y encuentran
confiabilidad y placidez juntas.
Respeto: Es aceptar voluntariamente que el otro tiene valor, reconociéndole
su dignidad innata como ser humano y tomando en cuenta sus derechos y
necesidades.
Tolerancia: Es la forma respetuosa en que se afrontan las ideas, costumbres y
creencias que encontramos en el otro y que son diferentes o contrarias a las
nuestras.
Sinceridad: Es el valor que tenemos para ser dignos de confianza. Consiste en
la coherencia entre nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.
Honestidad: Consiste en comportarse y expresarse con transparencia de
acuerdo con los valores de verdad y de justicia.
Solidaridad: Es la colaboración mutua con el otro, aquel sentimiento que
mantiene a las personas unidas en todo momento, sobre todo cuando se
vivencian experiencias difíciles de las que no resulta fácil salir.
Fidelidad: La alegría de compartir con alguien la propia vida, guardándose
para esa persona sin defraudarla o traicionarla, y procurando la felicidad y el
bienestar de la pareja.
Compromiso: Es poner en juego nuestras capacidades para sacar adelante

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

20
todo aquello que se nos ha confiado y que juntamente nos hemos propuesto.
Responsabilidad: Es el actuar consecuente de mis hechos, reconociendo
sus consecuencias.
Libertad: Es la facultad que nos permite decidir llevar a cabo o no una acción
según nuestra inteligencia o voluntad.
Confianza: Es la creencia que se tiene de que la otra persona será capaz y
deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación.
Empatía: Es saber ponernos en el lugar del otro.

Amor: Todos lo necesitamos, todos podemos darlo, y sin él nuestra vida pierde
sentido. Es una combinación de varios valores y se puede decir que es el motor
de la sociedad.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


21
Así se unen los valores con la relación de pareja. El amor no debe verse solo como
amor romántico, sino en forma amplia, incluyendo el campo espiritual, afectivo, sen-
timental, la amistad, dar y recibir, compartir, entender y comprender. Por lo tanto, de-
bemos compartir valores comunes con nuestra pareja, así como también comprender
aquellos que no lo son.
Otro factor que debemos tener muy en cuenta para construir una sana relación de
pareja es saber que como hombres o mujeres les damos prioridad a diferentes valo-
res, que buscamos diferentes cosas; por ejemplo, los hombres buscan en una relación
valores como la confianza, la aceptación, el aprecio, la aprobación, el ánimo y la admi-
ración; mientras tanto, las mujeres prefieren el cariño, la comprensión, el respeto, la
valoración, la seguridad y la devoción. Es esa la razón por la que muchas veces damos
lo que nosotros mismos necesitamos y no lo que nuestra pareja necesita, creando así
conflictos o crisis en la relación.

Amar al otro desde lo que él necesita es un importante ejercicio que debemos


aprender.
De lo anterior tenemos que concluir que algunas reglas para la vida de la pareja de-
ben ser establecidas por esta, de común acuerdo; de tal manera que cada uno se sienta
a gusto según sus propios conocimientos y convicciones y dentro de sus limitaciones y
libertades. Estas condiciones son:
Cuando la pareja hable del cónyuge ausente tiene que hacerlo como si
estuviese presente. Esto dignificará a ambos ante los ojos de los demás.
Ser honesto en todo momento con su pareja, con los demás y consigo mismo.
Utilizar el tiempo libre para aprender cosas positivas, pero recurriendo siempre
a fuentes fiables y honestas. El conocimiento es el único caudal que puede
llevarse siempre consigo y el más valioso de todos porque sirve para resolver
todo tipo de problemas y para reencontrar, cada vez que lo hayamos perdido, el
camino hacia la felicidad.
Poner en todo lo que se hace por necesidad o por placer el mayor interés
posible sin escatimar esfuerzos. Si se hace, casi cualquier cosa puede
convertirse en un reto apasionante, en una fuente de conocimiento y
satisfacción y en una ocasión de forjarse un espíritu vigoroso, optimista y

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

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positivo.
En la relación personal, si quieres mantener feliz a la persona que está junto
a ti, busca la forma de hacerlo cuando esté físicamente a tu lado; y cada vez que
lo consigas considéralo como un éxito personal del cual puedes sentirte
honrado, y no como un favor que le has hecho y que tendrá que devolver.
Sobre todas las cosas, sé coherente contigo mismo y con los demás en cuanto a
tus pensamientos, sentimientos y acciones.

De esta manera no solo estarás viviendo bien, educando a tu hijos, sino que tam-
bién darás ejemplo a otras personas inculcando los valores y principios morales que
tanta falta le hacen a la sociedad, mientras generas un proceso de cambio alrededor de
las personas cercanas, creando una cadena en crecimiento que puede mejorar la vida
de muchos y modificar, de cierta forma, la sociedad en la que vivimos.

Por Rosalba Escobar de Ceballos


Secretaria Departamento Nacional de Familia

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


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PRINCIPIOS QUE FUNDAMENTAN LOS ROLES EN LA FAMILIA

Quiero iniciar con una pregunta: ¿En qué se piensa cuando se va a iniciar la cons-
trucción de un edificio? En cuántos pisos va a tener, qué clase de cimientos se pondrán,
qué materiales van a necesitar, etc. Es muy importante pensar en esto porque de ello
dependerá cuántos años durará esa construcción.

¿En qué pensamos cuando se va construir o se va a formar un nuevo hogar, una fa-
milia? En la boda, en los invitados, en la casa donde vivirán, en los muebles… y en
muchos otros asuntos. Esas cosas son importantes; sin embargo, es más importante
pensar cuáles serán los cimientos sobre los que estará fundamentado ese hogar por-
que de ellos dependerá cuánto durará el nuevo hogar, sabiendo que el deseo de Dios
es que dure “hasta que la muerte los separe”.

Mientras se va viviendo y adquiriendo experiencia y sabiduría se va tomando con-


ciencia de qué es lo correcto y lo que no. Es así como los principios morales actúan
como moderadores ante los deseos humanos: antes de actuar se reflexiona y se decide
entre el bien y el mal; por eso la vida en familia debe estar basada en ellos, pues son
los que garantizarán la permanencia y estabilidad física, moral, emocional, espiritual
de la misma a través del ciclo vital familiar. Cuando estos faltan las familias sucumben
ante las vicisitudes de la vida; sus cimientos tambalean y algunas perecen en la disfun-
cionalidad.

La tarea natural de una familia sería la de crear y formar individuos que lleguen a ser
adultos autónomos, capaces de dar y recibir, y en su momento, de separarse del núcleo
y recorrer sus propios caminos.

La familia está constituida básicamente por dos vínculos:

Vínculo de afinidad: Alianza matrimonial. Cuando dos seres en la vida se encuen-


tran y detectan que se entienden en lo fundamental para continuar juntos de por vida.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

24
Vinculo de filiación: La familia está constituida por los parientes, es decir, por
aquellas personas que por cuestiones de consanguinidad, afinidad, adopción u otras
razones diversas, hayan sido acogidas como miembros de esa colectividad familiar.

La familia en occidente se ha debilitado, y esto ha sido motivado, entre otras cosas,


por la necesidad de incorporación de ambos progenitores en el campo laboral, lo que
lleva en algunas ocasiones a delegar la función parental a espacios como guarderías, el
sistema de educación preescolar y, finalmente, la escuela. Acorde con estos cambios se
han venido fortaleciendo las instituciones especializadas en la educación de los niños
más pequeños.

Anteriormente los niños eran sacados de sus hogares a instituciones suplentes en-
tre los 4 o 5 años, hoy la oferta para cuidado del pequeño va desde el nivel maternal
(niños de 3 a 10 meses). Como vemos, marchamos en una sociedad que se adecua a
la actual demanda familiar.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


25
Este fenómeno no se observa en todas las sociedades, ya que existen aquellas don-
de la familia sigue siendo el núcleo formativo por excelencia, pues aunque la familia
moderna ha variado con respecto a su forma más tradicional en cuanto a funciones,
composición, ciclo de vida y rol de los padres, reconocen que las necesidades primarias
de cada ser humano que llega a este mundo siguen siendo las mismas, y esperan ser
atendidas de manera responsable por sus padres como sus adultos mayores.

Cabe destacar que el impacto de la familia es muy importante en el aspecto educa-


tivo ya que ejerce una gran influencia en la formación del ser; así el hombre puede al-
canzar su completo desarrollo intelectual, psicológico, físico, espiritual. En la formación
del individuo y su búsqueda del yo esta ejercerá, sin lugar a dudas, un fuerte impacto.

A pesar de los avances tecnológicos de nuestra época, las crisis y dificultades so-
ciales, económicas y demográficas de las últimas décadas, se ha redescubierto que la
familia representa un valiosísimo potencial para amortiguar los efectos dramáticos de
los problemas de la vida. Es entonces considerada hoy como el primer núcleo de so-
lidaridad dentro de la sociedad, siendo mucho más que una unidad jurídica, social
y económica. Ella es, ante todo, una comunidad de amor, de solidaridad y de apoyo
espiritual.

ROLES Y RESPONSABILIDADES QUE FUNDAMENTAN LA VIDA EN FAMILIA

La palabra rol se refiere a la función que una persona desempeña en un lugar o en


una situación determinada. Toda persona tiene un rol definido como parte de una fa-
milia: el padre, la madre, los hijos, y si hay otros integrantes, ellos deben tenerlo claro,
y que este alberga una responsabilidad.
El gran problema de la sociedad actual es que muchos no están cumpliendo sus ro-
les ni sus responsabilidades porque no se establecen a tiempo y cada cual vive según
su preferencia, no importando si esto afecta a los demás.
“Hemos de vivir en familia, pensar en familia y actuar en familia”.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

26
ANALICEMOS CUÁLES SON LOS ROLES Y LAS RESPONSABILIDADES QUE CADA
MIEMBRO DE LA FAMILIA TIENE QUE DESARROLLAR

El acuerdo en la pareja es fundamental para que una familia marche de manera


funcional. Los padres firmes, que se demuestran mutuo respeto, que viven una conyu-
galidad a plenitud, que deciden de común acuerdo las reglas y límites, que saben decir
“no”, que piden y dan solo si hay esfuerzo y voluntad de la otra parte, son los padres
que respetan a sus hijos mostrándoles el camino de un amor justo y responsable.

Una vez establecidas las relaciones entre ellos, los roles que se adjudican, los tipos
de comunicaciones, las formas de afrontar los problemas y atender sus necesidades, la
propia familia establecerá su plan de organización que contemplará, en cuanto a los
roles:

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


27
El rol y las responsabilidades del hombre (1 Corintios 11:3)

El hombre como esposo y padre debe cumplir su rol de cabeza del hogar, es decir,
tiene que tomar decisiones para beneficio de su familia. Sus responsabilidades como
cabeza del hogar son:

Ser el proveedor de su hogar (Génesis 3:17-19).




El hombre como esposo y padre debe trabajar para llevar el alimento al hogar
y tener los ingresos suficientes para que no haga falta lo necesario, y todo aquel
que quiera tener esposa debe saberlo. Aun si ella genera algún ingreso, no lo
exime de su responsabilidad primaria de proveer para su hogar.
El versículo bíblico nos dice que con el sudor de su frente comerá el pan, no
con el sudor de la frente de sus padres, ni de sus hijos ni de su esposa (ello
mientras esté en edad y estado productivo, a diferencia de cuando llega a su
vejez).
Ser el protector de su hogar y de su familia (Lucas 12:39).
Todo hombre debe buscar siempre la forma de que su familia esté protegida
y segura, pero no solo en la parte material, sino también velando por las
condiciones sociales como salud, seguro de vida, amparo exequial, y otros. Así
mismo, en el campo moral debe estar atento a las amistades de sus hijos e
hijas.
Ser figura de autoridad en casa, entendiendo que el ejemplo de vida será lo que
refuerce esa autoridad.
Sus valores espirituales, morales y éticos han de estar en consonancia con lo
que se quiere lograr, entregando afecto, cariño; pero también disciplinando
e imponiendo castigos con amor (Hebreos 12:7-8). Lastimosamente, lo más
común en las familias de hoy es que los padres delegan la disciplina
solamente en las madres, evadiendo su responsabilidad.
La mayoría de las veces se adopta esta posición indulgente para evitarse
problemas con sus hijos; pero al evadir, no disciplinar y no enseñar el respeto
por las normas lo que generará será una serie de problemas que los hijos
tendrán que afrontar en el futuro.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

28
Buscando dejar atrás el estilo de “padre autoritario” se ha caído en la figura del
“padre-amigo”, que no usa su posición y se pierde en explicaciones. Tengamos
en cuenta que la relación padres-hijos es jerárquica y no recíproca.

El padre como cabeza de la familia:


Tiene que poner las reglas del hogar: Aun cuando estas proceden de un
consenso con su esposa, debe ser él quien las promulgue.
Los límites que rigen la familia: Cada miembro debe saber a qué atenerse en
cuanto a horarios de salidas, tiempo frente a la televisión y una amplia
información sobre manejo de redes sociales, entre otros.
Imponer los correctivos: Como privación de privilegios y otros castigos
necesarios. Cuando los límites son traspasados, las consecuencias de los actos
deben ser asumidas por los responsables, y para eso se necesita un padre
amoroso con carácter.

El rol y responsabilidades de la madre (Génesis 2:18)

Ser la ayuda idónea del esposo: Algunas mujeres solo quieren acompañar a sus
esposos en lo que tiene que ver con el disfrute de los mejores momentos de la
vida, pero cuando se trata de respaldarles y acompañarles en la crianza ya no
están tan dispuestas a apoyarles. Ser ayuda idónea no significa seguir
ciegamente los planteamientos del esposo; es ayudarle también, darle un
sabio consejo o hacerle ver la otra forma de percibir las cosas dentro del marco
del respeto.
Complementar el trabajo del padre: Ser el complemento ideal para guiar a su
familia por el camino correcto. Así, cuando el padre imparte órdenes, la madre
las socializa con sus hijos; es decir, les explica más ampliamente la convenien-
cia de hacer las cosas, aclarándoles que no se trata de un capricho paterno.
Cuando los padres no logran ponerse de acuerdo encontramos hijos que
desafían hostilmente, insultan y/o amenazan a sus progenitores, llegando
incluso a situaciones como mentiras o robos, entre otros.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


29

En este contexto, los padres han asumido actitudes y posiciones débiles y
privadas de autoridad; más aún, muchas veces están enfrentados o aislados el
uno del otro. Estos desacuerdos pueden provenir de disputas conyugales
crónicas y se trasladan al ámbito parental. En este escenario hay padres
que hacen coalición con los hijos buscando con esta alienación descalificar al
otro.
Velar por el bienestar de su familia (Proverbios 31.21): Una mujer responsable
no incurre en negligencia, está atenta a los aspectos de alimentación, salud,
higiene, escolaridad en la familia. Ella reconoce si sus hijos están enfermos y si
se sienten mal (no los descuida, busca ayuda a tiempo), está pendiente de los
detalles de su familia.
Se encarga de cuidar los gastos de su hogar y de administrar con sabiduría su
casa (Proverbios 31.27): Ella considera lo que es necesario o lo que no es, evita
el despilfarro, no contrae deudas excesivas en detrimento del patrimonio
familiar, aconseja con sabiduría a su esposo para evitar malos negocios.
Interviene y se encarga de preparar a sus hijos para el futuro (Proverbios 31.25):
Aconseja, educa, enseña, forma para la vida.

El rol de los hijos en la familia (Efesios 6:1-2)

Obedecer a sus padres (verso 1): Este principio ha de establecerse desde la


niñez temprana en el hogar, cuando la dinámica familiar se ha fortalecido en
los beneficios de obedecer.
Lamentablemente se presentan casos de familias con hijos preadolescentes
(9 o 10 años) y adolescentes desafiantes y prepotentes, y cada vez que algo no
funciona, en lugar de intentar unirse y buscar soluciones, ambos padres se
culpabilizan, se enfrentan u optan por callar y bajar la cabeza sin intervenir
dejando que los hijos hagan lo que quieran. Si no se pierden en los
desacuerdos, deciden abundar en explicaciones para persuadir al hijo,
mientras se justifican interminablemente.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

30
Honrar a sus padres (verso 2). Se trata del reconocimiento de la jerarquía de los
padres y la devoción que se debe desarrollar en el seno del hogar hacia los
progenitores por parte de los hijos, proclamando que a esta conducta le sigue
una maravillosa bendición: “Honra a tu padre y a tu madre para que te vaya
bien y seas de largos días en la tierra”.

En la relación padres-hijos, los padres tienen que empezar por respetarse mutua-
mente. Ambos deben saber que no son ni pueden ser solo amigos o compañeros,
tampoco iguales respecto a sus hijos. Los padres son los que guían, los que tienen que
dirigir.

Los hijos necesitan reglas claras en un contexto familiar que los contenga, con lími-
tes definidos, donde los adultos cumplan el rol de personas firmes, que reconozcan
que son los padres quienes conducen porque saben a dónde van y señalan qué se
puede hacer y qué no. Cuando los mayores en una familia se muestran impotentes
ante la vida no pueden ser buenos referentes a sus hijos.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


31
ASIGNACIÓN DE RESPONSABILIDADES EN LA FAMILIA

Tareas domésticas: Desde temprana edad los hijos son capaces de efectuar peque-
ños trabajos, iniciando con sus propias pertenencias y continuando con el sentido de
colaboración común.

Posibilidades de cada miembro: Conocer las aptitudes individuales de los miem-


bros de la familia, así como sus limitaciones, ayudará a una asignación justa de las
responsabilidades.

Reparto de tareas: En el ámbito familiar se debe reconocer que todos tienen dere-
chos pero también hay deberes que atender. La asignación de labores en el hogar debe
hacerse desde la imparcialidad. No es bueno recargar a algunos y absolver a otros de
sus deberes; esto puede crear un ambiente hostil entre sus miembros.

Ocio, tiempo libre y apoyo social: Es supremamente saludable compartir en fami-


lia. Por encima de la tecnología, que usada en forma individual ha venido causando
grandes males en el tema de comunicación, las familias cristianas deben procurar la
interacción con los suyos y el fortalecimiento de los lazos afectivos, aun en las familias
extensas, cuyos miembros pueden ser un apoyo en momentos críticos.

Tiempo de silencio y de descanso: El espacio del otro es importante. Las horas en


que otro duerme o descansa han de respetarse, al igual que cada uno en la familia
tiene derecho a su privacidad e individualidad. El estar solos de vez en cuando es una
necesidad normal del ser humano.

Reuniones familiares periódicas: Hay que crear y fortalecer estos espacios en los que
se ventilen asuntos comunes a la familia, se exprese con respeto y sinceridad lo que
incomoda, se felicite a quien corresponda por sus logros, se hagan planes familiares,
se discutan proyectos, entre otros asuntos.

Por Rosalba Escobar de Ceballos

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

32
TALLER
LA MISIÓN DE LA FAMILIA A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS
VIVIR EN LOS PRINCIPIOS DE DIOS

Objetivo: Reconocer y practicar los principios establecidos por Dios para la familia.

La familia no es una invención humana, Dios es el diseñador y creador de ella. En su


Palabra encontramos el manual que nos permite comprender cómo funciona la familia
y allí se describen los roles y funciones que comparten y se reconocen a nivel familiar
(Efesios 5:22-33; 6:1-4).

Antes de ser padre, el hombre es esposo

Recordemos qué es la esposa para el hombre: _________________ (Génesis 2:24).


La mujer y el hombre llegan a ser una unidad, una sola carne.
Leamos: “Porque el esposo es cabeza de la esposa, así como Cristo es cabeza y salvador
de la iglesia, la cual es su cuerpo” (Efesios 5:23, NVI).
¿Qué significa cabeza? __________________________________________

El esposo tiene que brindar a su esposa un liderazgo sabio, basado en el amor. Obser-
vemos Efesios 5:25.
El modelo de cómo debe ser el esposo con la esposa es Cristo. Leamos Efesios 5:25-33.
Lo que Cristo hace por la Iglesia es lo que el esposo debe hacer por su esposa.
¿Qué hace? _____________________________________________________
_____________________________________________________________

Antes de ser madre, la mujer es esposa


Fue creada para ser ayuda (quién lo salva) idónea (otro semejante). Es el pecado el que
ha introducido el concepto de persona de segunda categoría.

Según Génesis 5:2 tanto el varón como la mujer fueron llamados por Dios Adán; ambos
son Adán (hombre). A los dos los bendijo y les dijo: “Fructificad, multiplicaos, sojuzgad,

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


33
señoread” (Génesis 1:28). Los roles en su mayoría son compartidos y estos no descri-
ben algún orden jerárquico establecido por Dios en el principio. Hay funciones deter-
minadas especialmente de orden biológico y de reconocimiento mutuo.
¿Qué debe hacer la esposa? __________________________________________
_____________________________________________________________

El matrimonio es el espacio en el que la esposa reconoce el liderazgo de su esposo (Efe-


sios 5:22-23) y en el que el esposo ama a su esposa como Cristo amó a la iglesia. En el
matrimonio se entregan voluntariamente, es un pacto de unión sólido. Pueden venir
tormentas, huracanes de todo tipo, pero el matrimonio seguirá firme. Un matrimonio
sólido forja hijos íntegros. Se aprende más por el ejemplo que por enseñanza verbal.

Padres y madres responsables

Aquí solo queremos señalar que como padres y madres somos responsables de brin-
dar dirección a nuestros hijos. Proverbios 1:8 dice: “Oye, hijo mío, la instrucción de tu
padre, y no desprecies la dirección de tu madre”. Hay muy buenos libros que orientan
sobre cómo educar a los hijos, pero no hay ni siquiera uno que se compare con la Biblia.
Un ejemplo es este libro de Proverbios: está lleno de pensamientos de sabios para
brindar sabiduría. ¿Qué es instrucción? _________________________________
_____________________________________________________________

¿Qué es dirección? ________________________________________________

Hijos

Leamos tres veces Efesios 6:1-3. Respondamos las siguientes preguntas:


¿Qué es obediencia? ______________________________________________

¿Qué implica la palabra honrar? ______________________________________


_____________________________________________________________

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

34
Conclusión:
Escribe qué debes hacer a partir de hoy

Como esposo Como madre



____________________________ ____________________________

____________________________ ____________________________

____________________________ ____________________________

____________________________ ____________________________

Como esposa Como hijo



____________________________ ____________________________

____________________________ ____________________________

____________________________ ____________________________

____________________________ ____________________________

Como padre Como hija



_____________________________ ____________________________

_____________________________ ____________________________

_____________________________ ____________________________

_____________________________ ____________________________

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


35
Como familia nos comprometemos a mejorar cada día en:
_________________________________________________________

Redacta un acróstico sobre la familia y pégalo en un lugar importante de tu casa.

M………………………………………………………………………………….

I..………………………………………………………………………………….

F…………………………………………………………………………………..

A…………………………………………………………………………………..

M………………………………………………………………………………….

I…………………………………………………………………………………...

L…………………………………………………………………………………..

I…………………………………………………………………………………...

A…………………………………………………………………………………..

FAMILIA: _______________________________________________
(Apellidos)

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

36
TALLER PARA PAREJAS
“LA MALETA“

OBJETIVO: Que los grupos de parejas entiendan que cada ser humano es un universo,
con una escuela de vida diferente, y por eso hay conflictos cuando no aprendo a des-
prenderme de aquellas cosas que no aportan sino que complican la dinámica de la vida
en pareja.

METODOLOGÍA: Puede ser expositiva o dramatizada.

DESARROLLO DEL TALLER


Se organizan grupos de parejas y se les entrega un tópico para desarrollar.

1- LO QUE VIENE EN MI MALETA PERSONAL…paradigmas, normas, reglas, ¿caprichos?

2- LO QUE VIENE EN MI MALETA PERSONAL…hábitos, rituales, tabúes.

3- LO QUE VIENE EN MI MALETA PERSONAL…prejuicios, formas de negociar, lucha por


el poder.

4 LO QUE VIENE EN MI MALETA PERSONAL…educación rígida, educación restrictiva,


educación crítica.

5 LO QUE TRAIGO EN MI MALETA PERSONAL…secretos familiares, orden de priorida-


des, compulsividad.

6 LO QUE TRAIGO EN MI MALETA PERSONAL…formas de comunicarse, forma de diver-


tirse, violencia intrafamiliar.

7 LO QUE TRAIGO EN MI MALETA PERSONAL…resentimientos, humillaciones, envi-


dias, maltrato, abuso.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


37
CONCLUSION: De las familias de origen se traen buenas y malas costumbres, erróneas
y acertadas convicciones. Los cónyuges inteligentemente deben deshacerse de lo que
no es benéfico a su vida de pareja y crear su propio modo de vida. De igual modo, ha-
blar y superar los traumas para beneficio de todos, pues de no ser así, estos van a
interferir en el buen desarrollo de la relación.

VIDEOS DE APOYO PARA EL TRABAJO CON FAMILIA Y PAREJA


(Escanea con tu celular el codigo QR para ver los videos)

Pareja Pareja Padres de familia Padres de familia

Familia Padres de familia Familia Padres de familia

Padres de Familia Familia Familia Pareja

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

38
IDENTIDAD CONYUGAL
“Construir conyugalidad es construir vida de pareja”

Objetivo: Dar a conocer la importancia del vivir bien como elemento fundamental
en la construcción de la identidad de la pareja, tomando como base la emocionalidad
de los cónyuges.

La identidad como pareja: “Los dos serán una sola carne”


Esta expresión divina constituye el matrimonio y enmarca el comienzo para cons-
truir una vida en pareja, una familia. “Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre,
y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne” (Efesios 5:31). Construirnos desde
la expresión divina implica un proceso de dejar, de unir y de ser. En este pasaje bíblico
encontramos tres palabras claves y dos ideas centrales:

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


39
Palabras claves
Dejará (azáb): Soltar, renunciar, abandonar, cesar, dejar.
Unirá (dabác): Asirse, pegarse, adherirse, juntar, ligar.
Carne (basar): Cuerpo, persona, ser viviente.

Ideas centrales
Principio de separatividad: Separarse / dejar la familia de origen para formar una
nueva familia diferente de la de procedencia.
Principio de unidad y complementariedad: Al unirse forman una unidad diferente
de la individual, un “nosotros” al constituirse como pareja. Incluye la unión de cuerpos
así como el crear una comunidad de intereses y una reciprocidad de afectos.
El matrimonio implica, en primer lugar, dejar el hogar paterno para construir un ho-
gar diferenciado con espacios, tiempo, recursos, normas y valores diferentes y separa-
dos de la familia de origen. Para ello es necesario unirse desde la complementariedad
para lograr la unidad de pareja y conformar una sola carne. Para lograrlo, la pareja
necesita construir el sentido de la relación a partir del amor y de los motivos que los
une y los complementa en el reconocimiento y aceptación mutua del valor y dignidad
de cada uno. Asimismo, requiere definir y establecer límites claros, pero flexibles, que
funcionen como fronteras que delimiten y diferencien la relación de pareja del entorno
que le rodea sin aislarla, dándole un carácter propio a la relación.

El emocionar de la vida en pareja


Todo quehacer humano se da desde una emoción, aun el más excelso y puro razo-
nar. Emoción es todo aquello que le significa a la persona, al cónyuge, a la familia, a los
pueblos. A cada uno las cosas le significan distinto y no hay nada que sea significativo
que no mueva emociones. Por las emociones se mantiene la conducta, y como la iden-
tidad conyugal es conductual, se hace necesario conversar de lo emocional en la pareja.

La convivencia de los cónyuges se da en un espacio emocional, y en esa relación


mutuamente construyen negativa o positivamente la identidad que les caracterizará
en su vivir; así, cada estímulo generado en la convivencia determina la aceptación o no
del otro.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

40
El emocionar de la vida en pareja es agitado por la presencia o ausencia del prin-
cipio del amor eros (amor de pareja), por lo fundamental y significativo que es en la
construcción de la identidad marital; de ahí que este tipo de amor juega un papel muy
importante en la definición de la conducta humana y es imprescindible para la convi-
vencia con el otro.

La identidad de la conyugalidad es un espacio de interacciones emocionales, de


sentires y de haceres que requiere la coordinación de los miembros de la pareja, pues
el vivir y construir identidad conyugal es aprendido y exige cuidado en la convivencia,
en la dinámica del uno con el otro, además es necesario puntualizar que en el inicio de
la construcción de vida conyugal no se sabe vivir en pareja; por lo tanto, la ruta a seguir
debe estar ceñida al modelo de vida en pareja basado en la palabra de Dios.

Sentir: Es el resultado por el trato que cada uno da al otro.


Hacer: Reacción que se provoca por el trato que se recibe.
Coordinar: Cuidar nuestras acciones, refrenar las emociones, poner coherencia a la
conducta, regularla cuando haya que hacerlo, con el fin de producir bienestar.

Las emociones generan conductas que requieren coordinación y coherencia para


que la convivencia sea agradable, y cuando se coordinan, se coordina también el trato
con los demás.

Las emociones son disposiciones corporales dinámicas que definen distintos domi-
nios de acción. Son quiebres que nos suceden en un sinnúmero de posibilidades de
acciones, y muchas de ellas tienen su origen en los estímulos, como cuando se siente
envidia, vergüenza, rechazo, etc.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


41
La construcción del vivir en pareja se da en la continua interacción con el cónyuge,
en el lenguaje y las emociones que se generan en esa interacción. No podemos pro-
piciar cambios en la pareja a través de meros discursos racionales, impecables y perfec-
tos, pues aun el Señor, para producir cambios en la vida del ser humano, requiere usar
su Palabra tanto para que nos emocione como para que también nos haga reflexionar.
Por lo tanto, si queremos entender las acciones agradables o desagradables de la pare-
ja, debemos reconocer que los actos no se dan por sí solos, sino que aparecen por las
emociones que los posibilitan.

El ser humano puede mirar sus emociones, puede reflexionar porque tiene la capa-
cidad de sentir, de hacer y coordinar su conducta; pero los animales no coordinan, no
tiene cómo hacer esa mirada reflexiva. Se puede decir que la emoción del animal es
como la del ser humano cuando no se da cuenta de ella. No es posible no comunicar-
nos; por lo tanto, toda presencia o ausencia de los cónyuges, emociona.

Espacio emocional en la vida de pareja

El que va a construir identidad conyugal tendrá que tener en cuenta lo dicho por
el Señor a Adán, según Génesis 2:24. Esto quiere decir que dejar a padre y a madre
significa desprenderse del sistema emocional familiar y empezar a construir un nuevo
sistema emocional conyugal que viene a ser posible en la construcción de la identidad
de la pareja.

La conyugalidad es una identidad que posee sus propias características, que crece
y emerge por la presencia de un hombre y de una mujer que conocen y entienden el
objetivo hacia dónde van y qué quieren obtener. Por eso la persona soltera que tenga
la capacidad de soltarse de la vida emocional de sus padres podrá llegar a unirse en
matrimonio y construir una identidad llamada conyugalidad.

El espacio emocional en la vida de la pareja es uno de los principios fundamenta-


les que se necesitan para dar los primeros pasos hacia la constitución de la identidad

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

42
conyugal. Se puede decir que el emocionar delinea los límites y fronteras que les dan
forma a los miembros de esa conyugalidad. Este escenario marital es uno de los aspec-
tos que caracterizan la vida conyugal. Por ejemplo: el suceso que experimenta la pa-
reja en el comienzo de su formación tras las vivencias del enamoramiento, fenómeno
psicológico que permite registrar episodios de enamorados que quedan registrados y
guardados en la memoria de la futura pareja.

La vida emocional de
esta identidad (pareja) es
significativa por lo relevan-
te de sus interacciones o
su forma de comportarse,
de cómo cada uno de sus
miembros ocupa un papel
de observador y observado.
En esta dinámica analítica
en la que se observan, la
intervención del otro reor-
dena permanentemente
las características de la per-
sonalidad conyugal abrién-
dose paso a una identidad
que solo será saludable si
es acorde con los anhelos
y creencias en los que cada
cónyuge espera ser apoya-
do.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


43
Construyendo la identidad de pareja

“Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe
el hombre” (Mateo 19:6).

Los cónyuges traen, desde su niñez, sus expectativas de vida, y esperan mantener
ese modo de vivir hasta la vejez. Tratarán de defender sus esperanzas contra viento y
marea, porque sus vidas son sus anhelos adscritos en sus memorias. Cada uno de los
cónyuges debe aprender a negociar sus expectativas y anhelos y construir un objetivo
común que les facilite la formación de un constructo que no damnifique la legitimidad
de cada uno.

La identidad de la pareja se sostiene por las negociaciones entre sus miembros. Este
es un proceso que requiere el uso de la voluntad y del respeto mutuo, principios que
ayudan a configurar la geografía de la pareja como subsistemas emocionales. La armo-
nía generada por los estilos y expectativas de vida propuesta y respondida por ambos
cónyuges es la música que mantiene en buen tono la vida de la pareja.

La estructura de la pareja, como entidad social, está determinada por las acciones de
sus miembros, por la evolución y cambio de la sociedad; cada pareja será diferente en
cada contexto, sea religioso, económico o geográfico de quienes la integran.

La pareja debe marcar límites claros a las familias de origen con el fin de que estas
no intervengan en la organización del nuevo sistema. El principal compromiso es ahora
con este, lo cual no significa que no haya contacto con los miembros de las familias
de origen, sino que les dejen en claro que la dinámica del nuevo sistema emocional
dependerá de la pareja, y posteriormente de esta en relación con los descendientes.

El ser pareja implica asumir una nueva identidad en la que adquirimos un rol, es
decir, una función o papel como esposa-esposo en la que se esperan ciertos compor-
tamientos y normas que se apropian y aprehenden de acuerdo con nuestra historia
familiar, con el contexto socio-cultural, y en nuestro caso, de acuerdo con la instrucción

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

44
que recibimos de la palabra de Dios en la que encontramos principios valiosos que
posibilitan vivir un matrimonio de bendición, conforme al propósito de Dios.

El libro de Efesios es especialmente profundo en cuanto a los principios bíblicos del


matrimonio: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el
marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo,
y Él es su Salvador” (Efesios 5:22-23).

“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí
mismo por ella” (Efesios 5:25).

“Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El
que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne,
sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia” (Efesios 5:28-29).

“Por esto dejará el hombre


a su padre y a su madre, y se
unirá a su mujer, y los dos serán
una sola carne” (Efesios 5:31).

El concepto bíblico del ma-


trimonio es la unidad entre un
hombre y una mujer, que tam-
bién es una ilustración de la re-
lación de unidad que existe en-
tre Cristo con su Iglesia. Cuando
estos principios son elegidos
por el esposo y la esposa en
armonía con su relación como
creyentes nacidos de nuevo,
traen como consecuencia un
matrimonio de bendición.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


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Construyendo el sentido de la relación de pareja

Dios es claro en su Palabra frente a la importancia de delimitar la relación conyugal y


reconocer su particularidad y exclusividad ante otro tipo de vínculos, aun de la relación
familiar.
En Efesios 5:22, como lo veíamos, se delimita la relación de pareja en cuanto al
papel de la esposa y del esposo, de acuerdo con el modelo de la relación de Cristo y la
Iglesia; pero a partir del capítulo 6 se habla del papel de los hijos en relación con sus
padres (relación parento-filial), luego habla a los padres en relación con la crianza de
los hijos (relación parental).

La pareja no puede construir el sentido de “ser pareja” sobre la base de motivos


exclusivamente externos a ella; como ser pareja porque hay unos hijos, porque hay que
preservar la estabilidad económica y familiar, por el estatus social, por el ministerio, etc.

Si se desconocen y descuidan los motivos internos (el amor, la compañía, el com-


promiso, la entrega, la pasión, los detalles, el cuidado mutuo, las experiencias vividas
y superadas juntos, etc.), la pareja entrará en una “crisis de identidad” en la que experi-
mentará profundas dudas sobre su relación: “¿Sería la voluntad de Dios?” “¿Realmente
estaba enamorado?” “¿Qué nos pasó?” “¿Cómo nos pudo suceder esto?” “¿Quién es esta
persona que creí conocer?” “Esta no es la persona que lleva conmigo tantos años”; así
como sentimientos de vacío, de soledad e, incluso, la sensación de que ya no hay amor,
que la relación ya se desgastó.

Los matrimonios atraviesan periodos de crisis a lo largo de la vida. Algunos de ellas


sirven para ir construyendo lo que somos como pareja, pues la palabra crisis significa
cambio, y el cambio es, casi siempre, la antesala del crecimiento. Una crisis de identi-
dad en la pareja puede conducir de manera positiva a hacer resignificar el sentido de la
relación, a redefinir el propósito y a renovar la pasión y el amor que los une. Recuerde
que el amor nunca deja de ser, puede enfriarse, pero no apagarse (Mateo 24:12, Can-
tares 8:7).

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

46
Otro problema surge cuando entra en conflicto la identidad personal con la iden-
tidad de pareja. Por ejemplo: cuando el proyecto de vida choca contra el proyecto de
pareja, no hay un acuerdo ni claridad en los límites del espacio personal y el de pareja.
Además, se invisibiliza al otro cuando todo gira en función de la relación con predo-
minio de los intereses y proyectos de un miembro de la pareja, cuando no se logra
conciliar los proyectos personales con los de pareja, cuando no se quiere sacrificar de sí
mismo en pro de la relación, etc.

Tipos de identidades de parejas

Con matices, podemos observar diferentes tipos de identidades de pareja. Algunos


de los más representativos son:

Pareja de dos individuos


Todo va por mitad: las vacaciones, el alquiler, los gastos. Comparten, excesivamente,
aquello que acuerdan a nivel estructural, pero se estancan a la hora de colaborar o apo-
yar al otro. Suelen tener dificultades para sentirse íntimamente unidos, así como para
tomar decisiones sobre el momento adecuado para tener hijos. El eje de la pareja es el
consumo y la calidad de vida.

Pareja social
Tener pareja es una forma de obtener reconocimiento entre los grupos de referen-
cia. Exista cierta presión social para que salgan siempre juntos y que realicen, con otras
parejas, todas las actividades de ocio. El crecimiento individual se ajusta a las necesi-
dades de la pareja hasta el punto de renunciar a metas importantes para mantener la
relación sin cambios.

Pareja centrada en los hijos


Se desplaza la figura de poder hacia los hijos que destronan a uno o a ambos padres.
El hijo se convierte en el centro de atención desde la infancia, transformándose en
un tirano cuando es adolescente. Lo convierten en el objetivo común sobre el que se

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construye la pareja, aunque ello signifique vivir en constante conflicto.

Pareja centrada en el estatus y la estabilidad económica


Estar en pareja es una forma de conservar el status social y económico (en nuestro
caso particular, parejas cuyo sentido gira en torno al ministerio), las comodidades y la
solvencia económica.

Parejas que son uno solo


Su razón de ser pareja es el amor que va madurando con los años. Viven para hacer-
se compañía; para deleite mutuo; juntos son felices; juntos ríen, juntos lloran, juntos
sufren; juntos hacen planes, juntos enfrentan las tempestades, las decepciones, los fra-
casos, las desilusiones y los golpes que da la vida. Juntos viven las ilusiones, la escasez
y la abundancia, la salud y la enfermedad. Se escogieron el uno al otro porque sentían
que no podrían vivir sin esa otra persona; se unieron para vivir juntos el resto de sus
días, y aun cuando circunstancias tales como el trabajo ponga entre ellos distancias, su
meta es envejecer juntos hasta que la muerte los separe.

PRINCIPIOS BÍBLICOS PARA UN MATRIMONIO DE BENDICIÓN

Cuando Dios y el amor gobiernan la relación, están sentadas las bases para un ma-
trimonio de bendición. La palabra de Dios nos enseña principios que fundamentan la
relación de pareja y preservan la identidad con la cual instituyó el matrimonio. Descri-
biremos brevemente algunos de estos principios.

El amor
Fundamento esencial. La definición bíblica del amor proviene de su misma esencia;
Dios es amor, y solo a través de Su amor seremos capaces de amarnos a nosotros mis-
mos y a nuestra pareja (Lucas 10:27).

El apóstol Pablo describe el amor en términos de acción: “El amor es paciente y bon-
dadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso ni ofensivo. No exige que las cosas

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

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se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas. No se
alegra de la injusticia sino que se alegra cuando la verdad triunfa. El amor nunca se da
por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda
circunstancia” 1 Corintios 13:4-7 NTV).

El compromiso
Un buen matrimonio está unido fuertemente por el compromiso más que por sen-
timientos o atracción corporal. De acuerdo con Malaquías 2:14 y Proverbios 2:17 el
matrimonio es un pacto, un contrato irrevocable por el cual estamos ligados a otra per-
sona, en una relación que, según Dios, involucra una entrega total e irrevocable de dos
personas, la una a la otra. El matrimonio según Dios incluye el adherirse el uno al otro
en enfermedad y en salud, en pobreza y en riqueza, en alegrías y tristezas, en gozo y
dolor, en tiempos buenos y tiempos malos, en acuerdos y desacuerdos.
El esposo y la esposa son un equipo, y lo que cada uno hace debe ser por amor a
la otra persona y no debe ir en detrimento del otro. Cada uno debe preocuparse tanto
por las necesidades de la otra persona como por las propias (Efesios 5:28, Proverbios
31:12-27).

El placer
El disfrute al gozar de la compañía y afecto del ser amado se expresa en la alegría
de compartir y recrearse como pareja en la convivencia diaria (Eclesiastés 9:9). El placer
en la relación de pareja posee su máxima expresión en la intimidad sexual: “serán una
sola carne” (Mateo10:8, 1 Corintios 6:16). Lo vemos en el consejo de Dios que denota
el propósito y escenario exclusivo de la relación sexual de la pareja: “Sea bendito tu ma-
nantial y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus
caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre” (Proverbios 5:18-
19). Un aspecto que fortalece la identidad de la pareja es la entrega mutua y exclusiva
de sus cuerpos como acto de fidelidad, lo cual representa la honra del matrimonio
(Hebreos 13:4).

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


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El acuerdo

La pareja necesita negociar sus diferencias para construir un contexto que los inte-
gre. Llegar a un acuerdo implica pérdidas individuales como cónyuges, pero ganancias
como pareja. Implica también sacrificios: lo que cada uno cede, a lo que renuncia a
fin de construir su relación. No se puede llegar a un acuerdo sin la disposición y el
compromiso para ser pareja de cada uno los cónyuges (Amós 3:3; 1 Corintios 7:5). El
acuerdo requiere un mutuo consentimiento que supone un proceso de reconocimiento
y aceptación del otro, desde el respeto, la consideración y el amor, y una disposición a
negociar de forma tal que ambos se sientan representados. Para lograr ese objetivo se
precisa de mucho diálogo, empatía y comprensión. Cuando la pareja define y acuerda
aspectos de su relación, en el fondo está definiendo su identidad.

Tiempo y dedicación

(Eclesiastés 3:1). Es el tiempo invertido en y con el otro, el ritmo en que transcurre la


relación y las conversaciones, el espacio definido para el uso, goce y disfrute, los recur-
sos destinados para compartir, las normas y valores acordados, compartidos y vividos y
que definen las creencias y rasgos culturales de la pareja y la familia, las oportunidades
y opciones construidas juntos. Eso es lo que le confiere la definición e identidad como
pareja.

El contexto de la relación expresa en el día a día lo que son como pareja: cómo viven,
cómo se relacionan, cómo conversan, cómo resuelven conflictos, cómo negocian, cuá-
les son sus hábitos, qué aprecian y priorizan, etc. La pareja necesita, entonces, construir
un contexto en el cual realizarse como tal: su tiempo (ritmo, sincronía) para compartir,
planificar, nutrirse, etc.; sus recursos disponibles y necesarios para alcanzar sus obje-
tivos comunes, su espacio con límites definidos y acordados para compartir la vida en
pareja, sus valores y normas que regulen la relación; sus alternativas, oportunidades y
opciones para producir, realizarse y crecer.

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Sin este contexto la pareja no logra consolidarse, entonces la relación se convertirá
en interacciones casuales, encuentros que surgen al azar, llenos muchas veces de frus-
tración, tensión, caos, dolor y resentimiento. Sin un contexto común no hay un proyecto
de vida como pareja que unifique, energice, sinergice y direccione a la pareja; que
mueva al compromiso y promueva el amor.

Sin un contexto común de pareja se está frente a la tragedia de:


“Vivir en pareja” y de tener una pareja sin ser pareja y sin hacer vida de pareja.
El hogar se convierte entonces en un hotel.
El matrimonio se reduce a un contrato legal.
La familia se convierte en un requisito social.
Los hijos llegan a ser, entonces, posesiones comunes.

Compañía

(Eclesiastés 4:9-12). El matrimonio es la relación de amistad más íntima que existe


y, como tal, puede ser la fuente de ayuda, consuelo y protección de que habla este pasa-
je. La relación de pareja implica compartir las cargas produciendo mejores resultados,
la ayuda y el apoyo para vencer la adversidad, el calor humano y la fuerza para afrontar
la vida día a día, el cuidado del uno y del otro, tener con quien reír, llorar, disfrutar cada
momento; le da sentido a la vida y a la relación de pareja (Génesis 2:18).

El pacto matrimonial expresa el valor de la compañía: “…Yo,(…) te tomo a ti,(…)


como mi legítimo (a) esposo(a) para que los dos seamos uno solo desde este día en
adelante, para bien o para mal, en riqueza o en pobreza, en prosperidad o en adversidad,
para cuidarte y amarte hasta que la muerte nos separe”.

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51
Finalmente, reconocer a Dios en la relación de pareja permite que la unión matri-
monial sea especialmente fuerte, como una cuerda formada por tres hilos entrelazados
que, como explica Eclesiastés 4:12, es mucho más resistente que la de dos. Cuando
Dios forma parte integral del matrimonio y ambos cónyuges se esfuerzan sobre todas
las cosas por agradarle, la unión es mucho más fuerte, los dos podrán mantenerse fir-
mes en la adversidad, y construirán una identidad de pareja de acuerdo con el propó-
sito de Dios.

Preparado por: Elkin Torres

REFERENCIAS
Bertalanffy, L. V. (1987). Teoría general de los sistemas. México: Fondo de Cultura Económica. (Echeverría, 1996)
Levy, J. (2006). Using a metaperspective to clarify the structural-narrative debate in family therapy. Family Process,
45, 55-73.
MATURANA, H.R. (1978) Biology of language: Epistemology of reality.
Maturana, El sentido de lo humano, 1991.
Minuchin, S. (2003). Familias y terapia familiar. Barcelona: Gedisa.
Minuchin, S. y Fishman, Ch. (1991). Técnicas de terapia familiar. México: Paidós.

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52
¿QUÉ DICE LA BIBLIA ACERCA DEL MATRIMONIO?
PRINCIPIOS Y VALORES QUE DEFINEN NUESTRA IDENTIDAD FAMILIAR

“No defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la
doctrina de Dios nuestro Salvador” (Tito 2:10).

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INTRODUCCIÓN

Hoy más que nunca la familia cristiana se ve precisada a afirmar que aunque la
situación actual familiar muestra profundos deterioros, y tal vez deba enfrentarse con
una nueva serie de transformaciones, tener una familia consistente es su principal
desafío. Mantener su identidad conservando en sí misma la intención que tuvo Dios al
conformarla no es tarea fácil, pero sí posible.
Los seres humanos desarrollan su sentido de sí mismos a partir del ambiente en el
cual crecen. Usualmente, el ambiente familiar juega un gran rol en formar su identidad
mientras crecen hasta la adolescencia y se convierten en adultos. La manera en que los
miembros de la familia se relacionan y funcionan juntos como un grupo social puede
dar forma a su socialización, a su identidad cultural y a sus valores espirituales.
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está los cielos” (Mateo 5:16).

QUÉ ENTENDEMOS POR IDENTIDAD

El diccionario define el término identidad como “el carácter particular o la perso-


nalidad de un individuo”. También dice que es el “conjunto de rasgos propios de un
individuo o de una colectividad que lo caracterizan frente a los demás”. Otra definición
establece que es la “conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta de
los demás”. También se define como el conjunto de características y de cualidades que
tiene una persona, y que la hacen única y fácil de identificar entre los demás.

Dios nos ha creado con exclusividad, seres únicos como Él es único (Salmos 139:13-
16). Es maravilloso comprender que su propósito eterno es con cada uno en su singular
forma de ser, que nos ha creado para su gloria, nos formó y nos hizo (Isaías 43:7). Dios
nos ha dado una identidad, somos sus hijos, pertenecemos a un Nombre que es sobre
todo nombre, y como lo afirma la palabra de Dios, en sus manos están nuestros tiem-
pos y nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que por ellas
lleguemos a ser partícipes de la naturaleza divina (Salmos 31:15, 2 Pedro 1:4).

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Aspectos que Intervienen en la construcción de la identidad

IDENTIDAD SOCIAL= intervienen factores externos ajenos a nuestra voluntad.


GENES= sexo, parecidos físicos familiares.
LOS PADRES= que asignan nombre, raza, apellidos.
LA VIDA= lugar de nacimiento, familia, estatus.
ESTADO= documento de identidad, registro civil, estado civil.

Identidad adquirida
Se va obteniendo del medio que nos rodea, de las costumbres, de la familia que nos
educó y de las oportunidades que tuvimos de vida. “No os dejéis engañar: Las malas
compañías corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33).
“No te asocies con el hombre iracundo; ni andes con el hombre violento, no sea que
aprendas sus maneras, y tiendas lazo para tu vida” (Proverbios 22:24-25).

La Identidad espiritual
Son los principios que se reciben en la vida para formar conciencia de sí mismos en
relación con Dios. Se van adquiriendo por percepción y transmisión familiar, y se fun-
damentan en la fe que viene por el oír la Palabra y por la experiencia personal con Dios.
Permite relacionarse con el mundo, con los demás y con Dios. La identidad espiritual
Dios la dio al hombre (Génesis 1:26-27).

Por la desobediencia, y como consecuencia del pecado, el hombre perdió esa identi-
dad dada por Dios. Cuando el hombre se reconcilia con Él experimenta una nueva vida
en Cristo, una nueva identidad: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de
Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la recon-
ciliación” (2 Corintios 5:17-18); “…sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios…” (1 Pedro 2:9).

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Un claro ejemplo es el del hijo pródigo. En Lucas 15:11-32 podemos ver el caso de
este hijo que, al apartarse de su padre y vivir una vida que no le correspondía, perdió
su identidad. Cuando “volvió en sí” y entendió de nuevo quién era, se levantó para ir a
reconciliarse con su padre. Sabemos que recuperó todo lo que había perdido y le fue
restaurado su lugar. Esta es nuestra propia historia con el Creador y Padre celestial.
“YO SOY la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva
mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).

Identidad familiar
Es la capacidad que posee una persona para integrar en su dinámica familiar su
autopercepción e imagen que tiene de sí mismo y del mundo con sus actos. Es el
motor que impulsa al hombre a sentir, a actuar, y que le dota de un sentido unificado
del mundo y de sí mismo, haciendo trascendente su concepción de la vida a quienes
lo rodean.

«Tu familia es parte de tu identidad, porque de ella aprendiste la mayoría de las cosas
que sabes, adquiriste costumbres, modelaste tu forma de ser y le debes parte de lo que
eres. Del respeto que tengas hacia ella depende gran parte de tu felicidad y la de los
demás miembros».

Cada familia construye su convivencia con base en normas que sus integrantes de-
ben compartir y respetar para que las relaciones entre ellos sean las mejores, y el logro
de una sana convivencia dé origen a una positiva identidad familiar (Proverbios 22:6;
2 Timoteo 1:5, 3:14-15). La unión y el respeto dentro del núcleo familiar dependen en
gran parte de la valoración y aceptación de esas normas y costumbres, y hacen que
cada familia se distinga de manera especial en medio de la sociedad donde vive. Pode-
mos decir que cada hogar tiene su dinámica que lo caracteriza, que lo hace diferente
y fácil de identificar, trascendiendo al exterior y distinguiéndolo para bien o para mal.

Vivir en familia, o formar una, es una de las opciones más dignas del ser humano.
Establecida por Dios es, sin duda, la más fuerte de todas las instituciones sobre la

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

56
tierra, posee características especiales y es la que más arraigo ha tenido y tiene en la
sociedad, y la que marca de manera directa la vida del hombre; por lo tanto, los padres
deben atribuirle toda la importancia que reviste tan hermosa labor.

Uno de los aspectos que más estabilidad


da a la familia es la unión familiar

LA UNIÓN FAMILIAR es el ambiente positivo, de protección, de compartir y de amar


que se ve reflejado en la familia. Se refiere a que cada integrante asuma el rol que le
corresponde desarrollando su sentido de pertenencia a la misma.

En ausencia del padre o de la madre por causas diversas se requiere el apoyo mutuo
de sus miembros, aun de los que estén lejanos, y se debe dar continuidad responsable
de los roles que han permitido dar estabilidad a la familia.
“Lo importante de una familia no es estar juntos sino permanecer unidos”

Factores que intervienen en la formación de la identidad familiar

Autoestima
“…Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Mateo 22:39

La autoestima es el concepto que tenemos de nuestra valía. Es nuestra manera de


pensar y de ver las cosas, nuestro carácter, nuestros motivos y deseos. Es la imagen que
tenemos de nosotros mismos, el concepto que tenemos de nuestras capacidades y de
nuestro potencial. Es el valor que me doy a mí mismo, la autovalía que tengo de mi
persona en su totalidad. Esta puede ser baja, intermedia o alta.

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57
Un aspecto muy importante de la personalidad y el logro de la identidad y de la
adaptación a la sociedad es precisamente el grado en que los padres tienen sen-
timientos positivos o negativos de sí mismos y de su propio valor. Tener una buena
autoestima es fundamental porque tiene que ver con la propia calidad de vida; una
autoestima baja nos hace sentir mal, y esto repercute directamente en los hijos.

A menudo la baja autoestima de los padres redunda en una baja autoestima en los
niños, de manera que el problema se convierte en una especie de mal hereditario.

Autoconcepto
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no
tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura,
conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” (Romanos 12:3).
El autoconcepto es la imagen que tenemos de nosotros mismos, y se forma a partir
de un buen número de variables; pero es particularmente influenciado por nuestras
interacciones con las personas importantes en nuestras vidas. El autoconcepto es la
parte cognitiva de la autoestima, es decir, lo que pensamos de nosotros mismos como
personas; qué clase de persona sé que soy y siento de mí, y qué clase de persona pien-
san y sienten los demás que soy yo. El autoconcepto puede ser positivo o negativo.
Autoconcepto positivo:
Actuará con autonomía (independencia).
Aplicará y valorará el esfuerzo personal.
Asumirá responsabilidades.
Aceptará y superará las frustraciones.
Estará siempre dispuesto a la acción.
Afrontará nuevos retos.
Se sentirá capaz de influir en otros.
Mostrará amplitud de emociones y sentimientos.
Estará satisfecho de sus logros.
Cumplirá sus objetivos y exigencias.
Otros confirmarán la idea que de sí mismo tiene.
Pensará, sentirá y se comportará coherentemente. “Será feliz”.

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Autoconcepto negativo:
Evitará situaciones que le provoquen ansiedad.
Despreciará sus dotes naturales.
No tendrá una idea clara de sus posibilidades.
Sentirá que los demás no lo valoran.
Echará la culpa de todo lo que le ocurre a los demás.
Se dejará influir por los demás con facilidad.
Se pondrá a la defensiva continuamente.
Se frustrará fácilmente.
Tendrá estrechez de emociones y de sentimientos.
Se sentirá mal e impotente.
Será incapaz de asumir responsabilidades sin ayuda.
No despertará aprobación de los demás.
Se sentirá muy desventurado e incomprendido. “Será infeliz”.

Autoaceptación

“Le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de honra, y le
pusiste sobre las obras de tus manos” (Hebreos 2.7).
La autoaceptación es la formación de la estructura nuclear de la persona y se mani-
fiesta en una actitud emocional y valorativa positiva hacia sí mismo. La autoaceptación
es indispensable como mecanismo para el desarrollo personal.

La gente que se autoacepta puede modificar algunos de sus rasgos, descubrir lo


que le agrada y mejorar otros que reconoce para alcanzar su satisfacción. Autoaceptar-
se no tiene que ver con negarse al mejoramiento; es más bien el conocimiento de sí
mismo el que le va a facilitar franquear dentro de sí lo que le impide lograr sus metas.
Es no negarse a su realidad, siendo capaz de sacar el mejor provecho de ella.

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Valores y principios que forman parte de la identidad familiar

¿Qué se entiende por valor? Un valor es aquella conducta que se considera digna de
realización como un bien para el individuo y la colectividad. Los valores son como las
columnas que sostienen al individuo en sus diversas respuestas ante la vida.

Los principios y valores son universales y no deben verse como una imposición
adicional a la vida cristiana. Partiendo de los padres como referentes principales de los
mismos, han de ser fomentados y practicados en el seno familiar desde la temprana
edad.

El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. La práctica del valor desarro-
lla la humanidad de la persona. Desde un punto de vista socio-educativo los valores
son considerados referentes, pautas que orientan el comportamiento humano hacia la
transformación social y la realización de la persona. Enfatizamos en dos tipos de valo-
res:

Los valores éticos: Son un conjunto de normas establecidas en nuestra mente. Este
conjunto de valores son la guía que nos ayuda a actuar de manera responsable frente
a diversas situaciones y son guías de comportamientos que regulan la conducta de un
individuo.

En primer lugar, la ética es la rama de la filosofía que estudia lo que es moral, realiza
un análisis del sistema moral para ser aplicado a nivel individual y social. Los valores
éticos pueden ser relativos (dependen de la perspectiva individual de la persona o de
su cultura) o absolutos (no se vincula a lo individual o lo cultural, sino que se mantiene
constante ya que tiene valor por sí mismo).

La idea de valor ético se vincula al concepto de valor moral. Los valores éticos son
guías que imponen cómo deben actuar las personas, mientras que los valores morales
constituyen al individuo como ser humano.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

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“Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica”
(1 Corintios 10:23).

Los valores espirituales: Son aquellos principios que, mediante su práctica, permiten
a los seres humanos tener una relación con Dios. En un sentido más específico, posibi-
litan a cada individuo mantener una relación Dios, alimentada a partir de la creencia de
cada individuo en cuanto a su creación y a sus prácticas.

Los valores espirituales van desarrollando al hombre a lo largo de su vida, y le brin-


da un valor interior que puede generar o influir en los valores morales, dado que estos
significan las buenas costumbres y la moralidad de una cultura, otorgándole funda-
mento y sentido a la vida del ser humano; tal es el caso de las creencias religiosas (1
Tesalonicenses 5:23-24; Gálatas 5:16-17; Hebreos 12:14; 1 Pedro1:15).

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


61
Valores fundamentales que favorecen la convivencia familiar

La familia debería ser la encargada de fomentar los valores morales y espirituales


que todos necesitamos en el proceso de desarrollo personal. Es en ella donde aprende-
mos lo que es el respeto, el amor, la comunicación, el perdón, la tolerancia, la respon-
sabilidad, la comprensión, el temor a Dios y el amor a nuestro prójimo.
Si en ella no encontramos todos estos elementos, tendremos personas con graves
problemas emocionales y de personalidad que nos llevarán a vivir una dinámica fami-
liar conflictiva con muchos problemas sociales. Entre los valores básicos que favorecen
la convivencia familiar se consideran los siguientes:

El amor
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado,
que también os améis unos a otros” (Juan 13:34).
El amor es el sentimiento o afecto de inclinación más sublime que se profesan los
miembros de una familia y que se pone de manifiesto en el respeto recíproco, enrique-
cido con demostraciones afectivas de caricias, abrazos, besos, miradas, obsequios de
presentes y tiernas palabras, entre otras. El amor favorece la armonía, la unidad y la in-
tegración familiar, lo cual a su vez contribuye a la formación integral de la personalidad
de sus miembros, así como a la salud mental y emocional de la misma. La consistencia
de los lazos familiares son como la palmera: se puede doblar pero no se rompe.

El respeto
Es el acto mediante el cual los miembros de la familia muestran la más alta consi-
deración y atenciones del caso a otros miembros de la familia. El respeto es un deber y
un derecho que tienen los integrantes de la familia, es la base de los valores, pues nos
hace aceptar el valor propio y los derechos de las personas y nos hace convivir en paz.
La práctica del respeto recíproco en los miembros de la familia permite otorgar el
trato que se merece cada uno de sus integrantes. El respeto al derecho ajeno es la paz.
En casa debemos enseñar el respeto a:
Las personas mayores (Levítico 19:32).
Las autoridades (Romanos 13:1), esto es, maestros, policías, directores, etc.

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A los padres (Efesios 6:2).
Enseñar a saludar, despedirse, a aceptar consejos.
Por las pertenencias ajenas.
Por las opiniones de otros.
Por los espacios, entre otros.

La obediencia
“…Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios…”. (1 Samuel 15:22).
Es hacer lo recto en el tiempo debido. Es el acto de cumplir las órdenes de los supe-
riores o el conjunto de normas establecidas, y los hijos son agudos en determinar si
sus padres son obedientes a Dios y a las autoridades.
La obediencia en el seno familiar es una manifestación del respeto y reconocimien-
to que uno tienen para con sus padres y hermanos mayores. Por tanto, la obediencia
es un deber y un derecho de padres y de los hijos. El mejor exponente de obediencia
fue Jesús.

La responsabilidad
“De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:12).
Es el cumplimiento de las obligaciones, obligación de responder ante nuestros ac-
tos, no solo ante uno mismo sino también ante los demás. Nuestros hijos deben saber
que en sus fracasos los principales responsables no somos los padres si no ellos mis-
mos. No cubramos sus irresponsabilidades.
Para que una persona pueda ser responsable tiene que ser consciente de sus de-
beres y obligaciones, por ello es de gran importancia que los hijos tengan respon-
sabilidades y obligaciones muy claramente establecidas desde pequeños. Queremos
que sean RESPONSABLES para tomar decisiones, para obrar convenientemente y para
asumir las consecuencias que se deriven de sus conductas.
El desarrollo de la responsabilidad en los hijos es parte del proceso educativo; esto
con vista a la participación de los hijos en la vida familiar primero, y a la vida en socie-
dad después, de una manera responsable y autónoma. Cuando este valor no se desa-
rrolla en la familia se sufrirán muchos percances y se perderán oportunidades valiosas.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER


63
El agradecimiento
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).
Debemos enseñar a nuestros hijos a ser agradecidos en todo lo que se les puede
dar. No les enseñemos a menospreciar lo que tenemos, sino a dar gracias sabiendo
que el agradecimiento nos abre las puertas de la bendición de Dios en nuestra vida.
¿Escuchan nuestros hijos de nuestra boca palabras de agradecimiento o palabras de
queja y de menosprecio? Si no les inculcamos el agradecimiento, ellos no vivirán con
contentamiento.

La honradez
“No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás” (Levítico 19:13).
Es integridad en el obrar. Honrada es aquella persona que sobre su necesidad
económica hace prevalecer en su obrar lo justo y lo recto. No podemos permitir que
nuestros hijos lleven a casa objetos que no sabemos de dónde proceden. ¿Se ha dado
cuenta si sus hijos compran cosas que ellos normalmente no pueden pagar? Debemos
enseñar a nuestra familia que aunque tengamos muchas necesidades eso no es excusa
para obtener las cosas de manera fraudulenta, como quedarse con el vuelto de más en
el bus, dejar de pagar lo fiado en la tienda, entre otros (Proverbios 1:10-19).

VALORES MORALES Y ESPIRITUALES

Son primordiales para nuestro diario vivir, ya que le dan un verdadero significado a
nuestras vidas. Estos llevan a las personas a valorarse a sí mismas y a los otros, a crecer
con dignidad y tener una cultura de amor por los demás y reverencia y respeto por
Dios. Los valores morales y espirituales perfeccionan a las personas llevándolas a vivir
en armonía, haciéndolas más humanos y dándoles una mejor calidad de vida tanto a
nivel familiar como social.
“Dios ha de estar presente siempre cuando de valores se trata; su Palabra es el mejor
tratado de relaciones humanas existentes”.
Conocer y vivir la palabra de Dios nos conduce a:

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Practicar buenas obras (Efesios 2:10).
A vivir con alegría y placer (Eclesiastés 11:9).
Tener un corazón libre de enojo y un cuerpo libre del mal (Eclesiastés 11:10).
Obedecer y honrar a los padres, lo que tiene promesa de bendición y larga vida
(Efesios 6:1-3).
Ser padres que educan con amor y disciplina (Efesios 6:4).
Practicar el perdón (Mateo 18:21 -35).
Someternos a toda persona que constituya una autoridad superior
(Romanos 13:1-6).
Pagar a todos lo que debamos: al que tributo, tributo; al que impuesto,
impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra (Romanos 13:7-8).
Amarnos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra,
prefiriéndonos los unos a los otros (Romanos 12:10).
Gozar con los que se gozan; llorar con los que lloran (Romanos 12:15).
Estar unánimes, no siendo altivos, sino asociándonos con los humildes
(Romanos 12:16).
No pagar a nadie mal por mal y procurar lo bueno delante de todos los
hombres (Romanos 12:17).
Estar en paz con todos los hombres (Romanos 12:18).
No ser vengativos (Romanos 12:19).
Servir a nuestro enemigos (Romanos 12:20).
Vencer con el bien el mal (Romanos 12:21).
Ser humildes (Filipenses 2:3).
La hospitalidad (Hebreos 13:2).

La práctica constante de valores morales y espirituales en la familia va dando como


resultado un estilo de vida que servirá de referente a las demás familias de la tierra.

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DEBERES Y DERECHOS

Bien sabemos que los términos “derecho” y “deber” son correlativos, de manera que
un derecho por parte de una persona implica una obligación. En el hogar los deberes y
los derechos han de ser reconocidos juntamente como la base de una convivencia justa
y que genera armonía.

Una familia donde no se reconozcan los deberes y derechos fácilmente puede llegar
al caos. El cumplimiento de los deberes y el ejercicio de los derechos han de estar
orientados a favorecer el bien común. Tratar de alcanzar el bien común implica el culti-
vo y la práctica de valores entre los miembros de la familia.

Derechos de los hijos: deberes de los padres



Ser atendidos en sus necesidades vitales (alimento, vestido, atención médica,
entre otras).
Tener una vivienda digna.
A divertirse y disfrutar sanamente de la niñez.
Derecho a una educación.
Protección y cuidado.
Derecho a ser respetados.
Aceptado en su personalidad (no comparaciones).
Amor y disciplina en equilibrio (cómo, cuándo y por qué).
Recibir en su entorno el afecto y el cariño que garanticen su estabilidad
emocional.
Guiado e instruido en su dimensión espiritual.

Deberes de los hijos: derechos de los padres



El deber de honrar a sus padres, es decir, de realizar un conjunto de actos
positivos que dignifiquen sus nombres formando una familiar respetada y
ejemplar.
El deber de respetarlos; esto es, tratarlos con suma consideración, producto del
amor recíproco que vincula a los padres con los hijos.

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El deber de obedecerlos, que consiste en cumplir las órdenes y consejos que los
padres dan a los hijos.
El deber de asistirlos cuando los padres lleguen a una edad avanzada y les sea
imposible valerse por sí mismos.
El deber de conservar su memoria, manteniendo siempre sus consejos y
enseñanzas que deben constituirse en guías para la vida.
Acatar las normas del hogar, como los valores y las sanas costumbres.
Cumplir sus responsabilidades consigo mismo y en el hogar.

Últimamente encontramos conflictos importantes entre padres, madres e hijos que


van más allá de las discusiones propias de la adolescencia. Estos problemas de convi-
vencia estriban en que los hijos demandan y conocen bien que los padres tienen el
deber de mantenerlos hasta que encuentren un trabajo o puedan emanciparse de for-
ma adecuada. Sin embargo, en muchos casos no conocen sus responsabilidades como
hijos ni los derechos de los padres. Alguno pensará: “¿Y eso quién lo dice? ¿Quién dice
que los padres nos pueden obligar a hacer cosas que no queremos hacer, como arreglar
el cuarto, ir al instituto o volver a casa a la hora determinada?” Pues esto no solo tiene
bases desde lo moralmente justo, sino que también está establecido en el Código
Civil.

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Declaración gubernamental sobre los derechos y deberes familiares

Artículo 154
“Los hijos no emancipados están bajo la potestad de sus progenitores. La patria po-
testad se ejercerá siempre en beneficio de los hijos de acuerdo con su personalidad, y
comprende los siguientes deberes y facultades:
Velar por ellos, tenerlos en su compañía, alimentarlos, educarlos y procurarles
una formación integral.
Representarlos y administrar sus bienes.
Si los hijos tuvieren suficiente juicio deberán ser oídos siempre antes de
adoptar decisiones que les afecten.
Los padres podrán, en el ejercicio de su potestad, recabar el auxilio de la
autoridad. Podrán también corregir razonable y moderadamente a los hijos”.

Artículo 155
“Los hijos deben:
Obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su potestad, y respetarles
siempre.
Contribuir equitativamente, según sus posibilidades, al levantamiento de las
cargas de la familia mientras conviva con ella”.

EL PODER DEL EJEMPLO FAMILIAR

“En el primer relato, estimado Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús comenzó a
hacer y a enseñar” (Hechos 1:1).
El ejemplo del que enseña es el elemento que le da peso a cualquier enseñanza es-
piritual y moral. Los padres deben ser los modelos ideales a los cuales los hijos deban
imitar. Ellos deben enseñar los valores por medio de su conducta, como en el caso de
Timoteo, del cual dice Pablo que “traigo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la
cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy convencido de que
también en ti” (2 Timoteo 1:5). En este caso, los modelos anteriores forjaron la fe y la

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vida de Timoteo.
Qué orgullo es ver que los hijos imitan el ejemplo de su padre, como hizo Uzías,
del cual dice la Biblia que “…hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas
las cosas que había hecho su padre Amasías” (2 Crónicas 26:4). A la hora de pensar en
el ejemplo debemos meditar seriamente en tres elementos que están en proceso de
extinción en la sociedad materialista de hoy:

1. Enseñar, repetir y razonar con los hijos acerca de los valores inculcados: Requiere
por parte de los padres definir y acordar la escala de valores a enseñar a sus
hijos, así como la forma de enseñarlos y vivirlos en familia. También asumir la
responsabilidad de enseñar dichos valores en la convivencia cotidiana, en una
práctica diaria, razonando con ellos acerca del sentido y la bendición que trae
para la vida y familia el ponerlos en práctica (Deuteronomio 6; Proverbios 22:6).

2. Cuidar que todas las normas impuestas a los hijos sean respaldadas por la vida
de los padres: Hay que evitar la contradicción entre el dicho y el hecho. Este
aspecto es vital para que la autoridad funcione correctamente. En la
contradicción hay confusión; entonces aparece la rebelión y la división. Lo que
más respaldo le da a un gobierno es la moral del que gobierna. Nunca debemos
demandarles a otros lo que uno mismo no esté dispuesto a hacer. Debemos
presentarnos como los modelos de conducta. Eso fue lo que proclamó y enseñó
el apóstol Pablo en sus principios de discipulado, a la hora de formar vidas: “Lo
que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz
estará con vosotros” (Filipenses 4:9).

3. Dedicarle tiempo, cariño y atención al hijo: Los hijos necesitan tener contacto
permanente con sus padres para aprender de ellos el modelo de conducta
futura. También hay que saber corregirlos, disciplinarlos, exhortarles,
animarles, entrenarles para el futuro. Esto es de vital importancia para que se
sientan seguros y se identifiquen con sus padres. El tiempo que le dediques a
tus hijos para trasmitirles tu calor, tus valores y principios, no tendrá precio, pues
dice la Palabra: “Las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas sentado en casa; y

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andando por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”
(Deuteronomio 6:7).
Este pasaje establece que la relación padres-hijos es constante, “estando en la
casa, en el camino, al levantarte y al acostarte”; por lo que constituye todo un
estilo de vida.

Los mandamientos, que son diez, se clasifican en dos grupos (Éxodo capítulo 20
RVR): Los cuatro primeros determinan los principios de la relación con el Creador, y los
seis últimos determina el comportamiento de los seres humanos en su conducta social.
Los primeros cuatros mandamientos relacionados con Dios:

1. “No tendrás dioses ajenos delante de mí”.


2. “No te harás imagen, ni ninguna semejanza…”
3. “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente
Jehová al que tomare su nombre en vano”.
4. “Acuérdate del día de reposo para santificarlo”.

Y los siguientes seis mandamientos regulan el comportamiento moral del hombre


con sus semejantes:

5. “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra”. Es el


único mandamiento con promesa de prolongación de vida para quienes
respeten a sus padres.
6. “No mataras”. Nadie debe anular la vida en venganza, por capricho o por buscar
“bienestar” (aborto, eutanasia, etc.).
7. “No cometerás adulterio”.
8. “No hurtarás”.
9. “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”. Falso testimonio es, la
difamación o calumnia, y por extensión está también la mentira.
10. “No codiciarás la casa de tu prójimo”. Esto es dar lugar a la ambición, a la envidia
o a la avaricia.

LA FAMILIA DEL MAÑANA CON LOS PRINCIPIOS DE AYER

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En las enseñanzas de Jesús se simplificaron los diez mandamientos en dos: “Jesús
le respondió: El primero es: Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y
amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con
todas tus fuerzas. El segundo es este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro
mandamiento mayor que estos dos”
(Marcos 12:29-31).

Cuando amamos a Dios sobre to-


das las cosas estamos cumpliendo
los cuatro primeros mandamientos,
y al amar al prójimo como a nosotros
mismos estamos guardando automá-
ticamente los otros seis. Estos son los
principios que determinan la moral
cristiana, junto a otros complementos
que se denominan “estatutos y decre-
tos”, dados en la Palabra.

Dios nos ayude a construir una fa-


milia donde primen la sujeción y obe-
diencia a los valores espirituales, mo-
rales y normas básicas para una sana
convivencia, en la instauración del
amor y disciplina del Señor. Dios nos
permita vivir una vida con propósito
y disfrutar de un hogar de bendición
(Salmos 127; Lucas 6:46-49).

Por: Rosalba Escobar

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Edificando Familias
Salvas, Armoniosas y

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