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Cuademos da Trabajo Social ISSN: 0214-0314

2000, 13:211-229

La evaluación comunitaría:
contextos éticos y políticos
Ricardo zÚÑíoA*

Resumen Abstract
La evaluación de los organismos comuni- The evaluation ofcommunity organizations
tarios ilustra bien la evolución del campo de la eva- pro vides a good illustration of the evolution of eva-
luación y la tensión intrínseca a todo proceso eva- luation practices and the tension intrinsic to ah eva-
luativo entre el control de gestión del proyecto glo- luation process between managemenl control of
bal (carácter externo de la evaluación) y la global projects (as Ihe external viewpointj and
participación democrática (carácterinterno). El aná- democratic participation (Ihe internal viewpoint).
lisis subraya la trama indisociable de las perspec- The analysis underlines the relations befrveen the
tivas científicas> éticas y políticas, y la interacción scientilic, cíhical and political perspectives, and
creciente de sus relaciones recíprocas. Los casos theit increasing interaction. The cases of Chile
de chile y el Ouebec muestran la contribución de and Ouebec demonstrate the contribution ofcom-
la evaluación comunitaria a la metodología espe- munity evaluation lo methodology by making more
cífica> al hacer más explícita la relación entre el explicit the reíationa betv>een centralized and local
desarrollo centralizado y el desarrollo local> y entre developmentanó Ihose between the State and civil
el Estado y la sociedad civil. society

L
os debates actuales en el Quebec diferentes, en esta ‘<inconmensurabili-
sobre la evaluación de la acción dad de paradigmas” a la que Kuhn nos
de los organismos comunita- introdujo hace treinta años, y que sigue
nos —tanto sobre la evaluación interna siendo difícil de digerir Esta nota subra-
como de sus relaciones con agencias ya específicamente algunos de los dile-
fiscalizadoras o de financiamiento— se mas confrontados por la acción comu-
pasean atropelladamente entre lo nitaria respeto a la evaluación, tanto
metodológico, lo ético y lo político. comprendida como proceso interno de
Parece adecuado situar el desafío autocrítica, como modo de hacerla
actual en esta tensión entre lógicas pública y de legitimar su trabajo.
Ricardo zúñiga es protesor en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Montreal> en el Ouebec,
Cánada. Completó sus estudios de Psicología> iniciados en Chile, su pais natal> con un Ph.D. en Psicología
Social en la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachussetts. Enseñó la Psicología Social en el
Instituto de Sociologia de la Universidad católica de chile hasta 1973. Su trabajo posterior se ha con-
centrado en la formación metodológica de tos trabajadores sociales ylas prácticas evaluativas en la acción
social, en especial la de grupos comunitarios.

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La opción estratégica del trabajo pasan a ser realidades, no perspecti-


no es tanto el reivindicar una especifi- vas; estas realidades se encarnan en
cidad, que opondría la evaluación defensores, y hétenos en una lidia entre
comunitaria a las otras formas de eva- teóricos y prácticos> entre estereotipos
luación, sino de buscar en sus funda- caricaturales. Se ha pasado de la dis-
mentos metodológicos y políticos los tinción válida a la querella inútil.
puntos sobre los cuales ha podido con-
tribuir, muchas veces de modo precur- La América Latina ha seguido
sor, en los aspectos que han evolucio- durante años una pista prometedora en
nado en el campo, en sus métodos y en materia de evaluación comunitaria. La
sus fundamentos epistemológicos y intuición de la necesidad de volver a las
metodológicos. prácticas comunitarias para “sistemati-
zarías”, para situarlas en una lógica de
comprensión y de evaluación, ganó fuer-
1. Los paradigmas zas y popularidad como mecanismo de
profesionales: inercias evaluación participativa entre trabajado-
e intolerancias ras sociales y organismos comunitarios
en Chile, Perú y Argentina. (Zúñiga,
ti. Trabajo social 1997). El esquema permite un inter-
cambio fructuoso que organiza adecua-
Mucha tinta se ha gastado en damente el “sistema de la interven-
Trabajo Social en debates sobre teoría ción». La idea que lo domina es simple.
y práctica, reflexión y acción, pensar y Un proyecto es un esfuerzo por cambiar
sentir. Riedí (1989) ha analizado la diná- una situación problemática, modificán-
mica de la esterilidad de estos debates: dola hacia un estado considerado como
de una distinción válida se ha pasado a mejor (el objetivo). En este intento, el
una dicotomía, literalmente a la solu- proyecto mismo puede tener aciertos o
ción salomónica o alejandrina de cortar cometer errores. Pero la explicación de
la realidad en dos pedazos, que han los resultados debe considerar el medio
sido declarados solemnemente como en el que se desarrolla: éste puede ofre-
independientes. La teoría y la práctica cer obstáculos o facilitadores:

Futuro hipotético
resultado del proyecto

obstáculos
1
curso inalterado
aciertos

de la realidad actual

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Esta iniciativa de antropólogos y que ha hecho de la planificación estra-


educadores que trabajaban en educa- tégica un ámbito legitimado de planifi-
ción popular ha ido incorporando pro- cación comunitaria (ver esquema FO-
gresivamente la lógica del análisis DA>, situándolo en una lógica de análi-
estratégico, como el de Michael Porter, sis estratégico.

POSITIVOS: POSITIVOS:
experiencias adquiridas. imagen pública positiva,
colaboraciones, equipos, colaborariones, contactos,
producciones previas alianzas

FORTALEZAS OPORTUNIDADES
intereses — contactos políticos
— entusiasmos — imagen pública adquirida

— colaboradores — contactos

— integraciones — evaluaciones prospectivos

HISTORIA Relaciones internas Relaciones externas PROVECTO


—riqueza <dinámicas <dinámicas de — ilusión y
organizacionales>: posic o na miento): posibilidad...
y lastre...
— comunicaciones — contactos

(información), — alianzas

— control de gestión — aperturas

— colaboradores
<apoyosrecíprocos,
economías de escala>

— incomunicaciones, — factores de imprebisibilidad


— desconfianzas — controles externos
— camarillas — carencias evaluativas
—negligencias — ausencia de proyectos

—duplicaciones
DEBILIDADES AMENAZAS

NEGATIVOS: NEGATIVOS:
rémoras, inercias, hábitos, imagen pública negativa,
desconfianzas, enemistades competidores, críticos, enemigos

Aunque con menor difusión, el Schón analiza cómo todos guian al


Trabajo Social cuenta con algunos estudiante, y al cliente y cómo guían su
metodólogos que han visto el potencial propia intervención con marcos de com-
de la perspectiva de Donald Schón, un prensión generados en el desarrollo de
planificador fascinado por el saber sus prácticas, resultados siempre vi-
implícito de profesionales, que “saben vientes y dinámicos del diálogo del pro-
más que lo que saben decir’>. Trabaja- fesional con la situación en la que se
dores sociales, arquitectos, concertistas desenvuelve, con las personas con las
y psiquiatras haciendo supervisión: que colabora (Zúñiga y Valdés, 1989).

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1.2. Evaluación actividad, muy consciente de su pro-


pia imporlancia, y de un número
igualmente importante de profesio-
La evaluación, por su parte> tiene nales que se dedicaran a él (Scriven,
una historia más corta, más profesio- 1991, VIII).
nalizada y más encuadrada. Sus exé-
Este telón de fondo histórico y de
getas (Scriven, 1991; Shadish et al.,
1991; Madaus et al., 1989) están de política nacional define la evaluación de
acuerdo con situar su auge en los modo determinante. Ella no se interro-
gará sobre “¿Qué hacer?”. Ella se limi-
Estados Unidos de los años sesenta,
años de inversiones masivas en pro- tará a responder a la pregunta que se le
hace: ‘<¿Se han alcanzado los objetivos
gramas gubernamentales que debían
que estaban definidos en el plantea-
transformar la sociedad norteamerica-
miento inicial?”, y lo hará en los térmi-
na, La <‘Guerra contra la pobreza”, los
experimentos en educación precoz en nos de la evaluación de políticas públi-
los ghettos y de incorporación prefe- cas copiada de la evaluación económi-
ca empresarial. La pregunta evaluativa
rencial de minorías en las universida-
queda limitada a verificar efectos, y lo
des, las batallas legales contra la segre-
hace en términos de la productividad de
gación racial> la Guerra Fría en su cara
amistosa de la “Alianza para el Progre- las inversiones. La pregunta crítica de
Schón queda intacta: está bien buscar
so» y en su cara violenta de la invasión
de Cuba y de la inversión bélica en la solución de los problemas, ¿pero
quién los define como problemas, y des-
Vietnam. Frente a esta lista agotadora,
de qué perspectiva?
un Congreso nervioso, inquieto, dividi-
do y atacado violentamente acepta la Estos comienzos incluían los gér-
responsabilidad de las decisiones polí- menes de lo que ha sido durante bas-
ticas, siempre que estén basadas en tantes años la evolución del campo. Se
hechos convincentes. Los congresa- suministran datos a los responsables; se
les quieren evaluaciones “factuales”, les provee una verificación de resultados
<‘objetivas», “apolíticas’>. <‘Conocemos de las acciones que han emprendido; se
nuestros valores, hemos determinado les hacen recomendaciones sobre el
nuestros objetivos... ¿Pero cómo sabe- cómo alcanzarlos en mayor grado. El
mos si los estamos alcanzando?” evaluador ha comenzado como recolec-
tor de información, ha pasado a verificar
La causa más obvia de la resultados de una acción, ha llegado a
popularidad de la evaluación de pro- hacer recomendaciones sobre su mejo-
gramas en los Estados Unidos —con
desarrollos paralelos en Canadá, ramiento. ¿Pero a quién aconseja?
Suecia y Alemania Occidental— está ¿Sólo al administrador? En los años
en la decisión del Congreso de finan- ochenta, y con el substrato metodológi-
ciar algunos programas muy grandes co del desarrollo y de la legitimación de
en educación, para los cuales pres- la investigación cualitativa y del cons-
cribió y financió el que lueran eva-
luados. El efecto más obvio fue la fructivismo, Guba y Lincoln incorporan la
emergencia de un nuevo campo de “evaluación de la cuarta generación”

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(1989> a las tres precedentes. Esta cuar- mente ‘<objetiva”, sin referentes socia-
ta generación responde a la pregunta les o históricos reconocidos. Ella co-
sobre el destinatario de la evaluación mienza con el ideal de un modelo clási-
con una respuesta radical: la evaluación co de verificación de hipótesis, con un
debe ser la obra común de todos los diseño antes/después, y con grupo de
implicados en una acción, y debe ser control. Su meta es constatar un cam-
accesible a todos ellos. Y los actores no bio, midiendo la diferencia producida por
son sólo los administradores y los que el tratamiento, en este caso, el progra-
son reconocidos oficialmente como ma. El grupo control son las medidas de
tales. Un hospital incluye administrado- cambio, comparando el programa con
res y médicos, y también enfermeras, una ausencia de acción o con progra-
porteros, cocineros, y pacientes, y las mas equivalentes> El diseño es ortodo-
familias de empleados y pacientes, y el xia de laboratorio, en la que el “control
público en general. Una evaluación no de variables” pasa a ser el control jerár-
puede ni ignorar ni marginalizar a nadie quico del proyecto por el administrador.
que participe oque sea afectado por una
acción. El evaluador es el facilitador de Con Guba y Lincoln (1989) la eva-
una negociación de intereses, de los luación trata de incluir la apertura meto-
intereses de todos. Este modelo hace de dológica de métodos cualitativos, de
la evaluación un lugar de encuentro, de teorizaciones <‘ancladas” en contextos
intercambio y —en lo posible— de cons- específicos, el “diálogo de paradig-
trucción colectiva de significaciones y de mas» (Guba, 1991). En una lógica kuh-
acciones consensuales. niana, en este trabajo partimos de la
base que el “paradigma evaluativo” es
La evaluación comunitaria es here-
un producto histórico social, cuya
dera directa de los debates sobre el sen-
expresión científica refleja la impronta
tido de la evaluación, reivindicando el
de sus orígenes: la promesa del positi-
punto de vista de los actores directos,
vismo económico como incluyendo la
oponiéndose frecuentemente al modelo
garantía de transparencia de políticas
empresarial clásico, que la reducía a ser
de inversión, de evaluación factual de
un complemento dócil de control de ges-
decisiones políticas. Con la irrupción
tión. Para situarla, hay que analizar su
del constructivismo en la sociología de
evolución desde tres perspectivas: la
las ciencias, la tarea de la evaluación en
científica, la ética y la política.
general y, muy especialmente de la eva-
2. La contribución luación de acciones comunitarias, se
desplaza de la verificación como control
científica de gestión al intraducible “empower-
nient” (Simon, 1994; Fetterman et al.,
2.1. La evolución intranquila 1996). El desafío no es el de controlar
actores: es el hacerlos participantes
La evaluación comienza como dig- responsables. El tema, que resonará
na heredera de una ciencia supuesta- con mayor fuerza en la psicosociologia

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dialéctica y constructivista (T. Ibáñez, nes colectivas no son alternativas, pue-


1994; J. Ibáñez, 1994), ya resonaba en den ser complementos. Tal como lo
la sociología tourainiana: señalan autores recientes como House
Los que quieren identificar la y Howe (1999), el proceso científico no
modernidad a la sola razón sólo podrá aislarse del proceso social que lo
hablan del Sujeto para reducirlo a la orienta y lo incorpora. En la síntesis
razón, y para imponerle la desperso- pragmática de Rorty la racionalidad no
nalización, el sacrificio de si y la iden- es sólo método científico: también es
tificación a un orden impersonal> ya
sea la naturaleza o la historia. El convivencia, diálogo o solidaridad.
mundo moderno está> al contrario, Podríamos comenzar distin-
cada vez más lleno de la referencia a guiendo dos sentidos en el término
un sujeto que es Libertad, es decir “racionalidad”> En un primer sentido.
que plantea como principio del bien el racional equivale a melódico> lo que
control que el actor ejerce sobre sus implica que se dispone de criterios de
acciones y sobre su situación, y que éxito preestablecidos.
le permite concebir y sentir sus accio- Pero también disponemos de
nes como elementos de su historia otro sentido del término. En éste,
personal de vida, de concebirse racional significa algo así como
como un actor. El Sujeto es la volun-
“razonable» más que “metódico”.
tad de un individuo de actuar y de Este sentido incluye un conjunto de
querer ser reconocido como actor. virtudes morales como la tolerancia>
Lo esencial, hoy en día> es el respeto de las opiniones de los que
oponerse a toda absorción de uno de
nos rodean, la capacidad de escu-
los dos elementos de la modernidad char y la confianza en la persuasión
por el otro. Ello solo se consigue más que en la fuerza. Estas son las
recordando que el triunfo exclusivo de virtudes que los miembros de una
la razón instrumental lleva a la opre- sociedad civilizada deben poseer
sión, y que el de la subjetividad lleva para que la sociedad civil sea posible.
a la falsa conciencia. El pensamiento En este sentido, racional significa
sólo es moderno cuando renuncia a la “civilizado” más bien que “metódi-
idea de un orden general, natural y co”. [...] En él, la posibilidad de ser
cultural, del mundo> cuando combine racional se confunde con la capaci-
determinismo y libertad, lo innato y lo dad de examinar todo tema y todo
adquirido, la naturaleza y el carácter problema —religioso, literario o cien-
de sujeto (Touraine, 1992, Pp. 242 y tífico— de modo tal que el dogmatis-
252; itálicas agregadas). mo, las actitudes defensivas y la
El debate científico de la evalua- indignación virtuosa queden exclui-
dos del proceso (Rorty, 1990: 48-49).
ción es el de la incorporación progresi-
va de perspectivas alternativas en las
ciencias sociales. Guba utilizó la metá-
fora de la sucesión de generaciones; 3. De las opciones éticas
parecería más modesto pero más rea- implicitas a la ética
lista hablar de flexibilización de mode- solidaria
los epistémicos. Juntar datos, verificar
costos, hacer control de gestión, con- Ni la ética ni la política han estado
sultas públicas y avanzar hacia decisio- lejos de la conciencia de la evaluación:

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sólo hay periodos y países en las que El desafío que planteaba es tan
han debido estar reducidas a la catego- difícil como costoso> Un evaluador a
ría de comentarios sibilinos. En sus pri- contrata negocia la tarea con quien lo
meros balbuceos en los Estados Unidos, contrata. Es con él que define la tarea,
la evaluación se expresa en términos éti- es a él a quien responde; no es raro que
cos y políticos cautelosos, con los recuer- sea él la única persona que recibe el
dos frescos de las persecuciones antico- informe y que tiene el derecho de deci-
munistas del tristemente célebre Comité dir si darlo a conocer u ocultarlo. La pre-
sobre las actividades no americanas del gunta delicada es: ¿Qué servicio es el
Senado> que marcaron los debates que vende el evaluador? La primera
sociales> y restringieron la libertad aca- respuesta es: una recolección de infor-
démica por autocensura. Es en este sen- mación> Pero no de cualquier informa-
tido que podemos entender la audacia ción: de aquélla que será útil para los
ética y política de la afirmación primera fines con los que se realiza la evalua-
de Cronbach que, como Lutero, clava sus ción, para los fines de quién contrata el
“95 tesis” sobre la evaluación en las servicio. Y este producto no es sólo
puertas de la catedral de la ortodoxia: información, sino también evaluación.
Dado que los criterios de evaluación ya
1. La evaluación de progra- han sido definidos de antemano, su
mas es un proceso por el que la producto principal resulta de aplicarlos
sociedad aprende a conocerse. criterios acordados con el administrador
11. Una teoría de la evalua-
ción debe ser una teoria de la inte- a la información recolectada. Estamos,
racción política en el mismo grado en así, hablando de que la producción a
que sea una teoria sobre el cómo contrata es información orientada por
determinar hechos. juicios de valor, según un contrato
18. La exigencia de la rendi-
ción de cuentas es un signo de pato- negociado con uno sólo de los actores
logia en un sistema político> 20. El implicados, que ya era y que seguirá
ideal de eficiencia en el gobierno está siendo el único que reciba la informa-
en tensión con el ideal de la partici- ción, y que la usará como le parezca útil
pación democrática: el racionalismo a sus fines.
está peligrosamente cerca del totali-
tarismo.
44. La aspiración del evalua- En lo social, el evaluador se supo-
dor a beneficiar la comunidad exten- ne que está al servicio de todos los
sa debe reconciliarse —un proceso a actores, porque la acción se supone
veces doloroso— con las obligaciones
contraídas con el patrocinador y con que es consensual; pero ¿qué relación
las personas que han provisto la infor- tiene esta suposición con la realidad?
mación, con las convicciones políticas En ningún momento estamos sugirien-
del mismo evaluador, y con su deseo do que el evaluador es un cómplice cul-
de mantenerse en el negocio. pable, un agente tenebroso al servicio
93. El evaluador es un educa-
dor: su éxito debe ser juzgado por lo del aparato de control. Lo que no pode-
que los otros aprenden de su trabajo mos dejar de subrayar es que un eva-
(Cronbach, 1989, Pp. 407 a 412). luador forma parte de una acción social

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sólo cuando a ella lo integran, y quien en nosotros. Pero no se trata do una


lo integra es uno sólo de los actores, vaga inclinación sentimental, sino de
una condición básica> Como hasta
que es justamente el que tiene el poder las más laicas de entre las ciencias
de propiedad sobre el resultado de la humanas nos enseñan, son los
evaluación, y el que decidirá qué hace demás, es su mirada> lo que nos defi-
con ella, qué utilizar de ella y para qué ne y nos conformo. Nosotros (de la
fines. El evaluador no es su cómplice, misma forma que no somos capa-
ces de vivir sin comer ni dormir) no
en el sentido delictivo del término; el somos capaces de comprender quié-
problema ético radica, irónicamente, en nes somos sin la mirada y la res-
la competencia evaluativa del evalua- puesta de los demás. Hasta quien
dor. Él sabe perfectamente quién lo mata, estupra, roba o tiraniza lo hace
contrató, para qué se quiere hacer esta en momentos excepcionales, porque
durante el reste de su vida mendiga
evaluación, qué información se quiere de sus semejantes aprobación> amor,
obtener y puede, por lo tanto, tener una respeto, elogio> E incluso de quienes
idea meridianamente clara de qué humilla pretende el reconocimiento
acción será la que su evaluación ali- del miedo y de la sumisión. A falta de
tal reconocimiento, el recién nacido
mentará, facilitará y justificará, y le val- abandonado en la jungla no se
drá nuevos contratos. humaniza (o bien, como Tarzán, bus-
ca a cualquier precio a los demás en
El desarrollo explicito de las pers- el rostro de un mono), y corre el ries-
pectivas éticas ha ido adquifiendo una go de morir o de enloquecer quien
visibilidad y una legitimidad de sociedad viviera en una comunidad en la que
todos hubieran decidido sistemática-
que ha facilitado su emergencia en el
mente no mirarle nunca y comportar-
campo de la evaluación. Desde el acce- so como si no existiera.
so a la información de ciudadanos y de ¿Cómo es que entonces hay o
consumidores a la emergencia comuni- ha habido culturas que aprueban las
masacres, el canibalismo, la humilla-
cacional del tema de los derechos
ción de los cuerpos ajenos? Sen-
humanos, la ética deja el terreno de cillamente porque en ellas se restrin-
exclusivo de lo religioso y se sitúa en ge el concepto de “los demás” a la
debates de sociedad decidores, como comunidad tñbal (o a la etnia) y se
el de Umberto Eco con el Cardenal considera a los «bárbaros” como
Martini: ¿En qué creen los que no creen? seres inhumanos> Ni siquiera los cru-
zados sentían a los infieles como un
La ética se sitúa en los ámbitos de la prójimo al que amar excesivamente;
democracia y de la solidaridad, y gana y es que el reconocimiento del papel
así su espacio público. de los demás, la necesidad de res-
petar en ellos esas exigencias que
La dimensión ética comienza consideramos irrenunciables para
cuando entran en escena los demás. nosotros, es el producto de un creci-
Cualquier ley, por moral o jurídica miento milenario. Incluso el manda-
que sea, regula siempre relaciones miento cristiano del amor será enun-
interpersonales, incluyendo las que ciado, y fatigosamente aceptado,
se establecen con quien la impone. sólo cuando los tiempos estén sufi-
Ud. mismo atribuye al laico virtuoso
la cientemente maduros (Eco> 1999, PP.
convicción de que los demás están 89-90).

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En el Quebec, las preocupacio- ya, que explora las posibilidades en


nes éticas en materia de salud y de la acción... Será una sociedad evolu-
cionaria, de aprendizaje continuo.
intervención en general pasan a ser Será una sociedad honesta, compro-
una preocupación importante en las metida con la verificación de realidad>
corporaciones profesionales (códigos con la autocritica, con el evitar los
de deontología), en las instituciones de autoengaños. La sociedad experi-
salud (comités de ética) y en la forma- mentante será una sociedad anti-
dogmática. Será científica en el sen-
ción universitaria de profesionales de la tido más pleno del término. Los va-
intervención: lores cientificos serán los de la
honestidad, de la apertura a la critica,
La formación ática se realiza
en el contexto de la rellexión en la de la experimentación, del aceptar de
acción. Este tomar distancias por la abandonar teorías que se han defen-
dido previamente cuando la evidencia
reflexión permite comprender mejor experimental u otra la contradiga.
la dimensión ática personal tal como Estará abierta a ser verificada, a ser
ha sido estructurada por la experien-
cuestionada, a respetar los procedi-
cia personal. Si esta comprensión de
síes una primera etapa en la forma- mientos establecidos. Será una so-
ción, ella sola no basta> Si la ática ciedad tan descentralizada como
refiere a una decisión libre de la per- sea posible (Campbell. 1988: 293-
295).
sona, también exige que esta deci-
sión sea responsable. [.1La respon-
sabilidad, en su sentido ético> se Estas primeras formulaciones éti-
acerca al sentido de asumir los inte- cas muestran cómo se establece un
reses de los demás, como al hablar espacio de diálogo sobre la ética y lo
de responsable de la familia, del pro- político que sitúa la evaluación en ámbi-
yecto, etc. En la toma de decisiones,
tos que antes le estaban negados. El
ella toma el sentido preciso de
“capacidad de responder de sus trabajo reciente de House y Howe
decisiones ante los demás” (Legault, (1999) muestra el estado actual de
1999:2). debates y crea el contexto de la pre-
sentación de la contribución de las rei-
vindicaciones comunitarias en el ámbi-
4. La política tras to de la evaluación. El rechazo de las
las bambalinas restricciones excesivas de un positivis-
mo tradicional rechaza también una
El evaluador ha contado durante concepción del constructivismo radical,
mucho tiempo con una ética política que elimina todo referente a criterios
heredera de la ideología liberal poppe- extrínsecos a las opiniones de los par-
nana. Campbell la formuló sucintamen- ticipantes, y rechaza los postmodernis-
te, adoptando los términos del pragma- mos, más interesados en una denuncia
tismo de Dewey cuando definía una de restricciones impuestas por los
sociedad “experimentante” poderes sociales que en una acción
colectiva. Es en este espacio limitado
[La sociedad “experimentan-
te”] será una sociedad activa.., una que tratan de incluir las intuiciones teó-
sociedad que experimenta, que ensa- ricas de ambas corrientes críticas, pero

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sin renunciar a la posibilidad de fundar todos exigen que estos entendimien-


acuerdos en algo más que el voto tos sean examinados, “descontrui-
dos» críticamente. Tercero, la meta
mayoritario, y sin renunciar a una forma de prácticas sociales como la eva-
de democracia que definen como “in- luación debe ser la de construir una
clusiva, dialogal y deliberativa»: sociedad más justa y más democrá-
tica (aunque algunos posímodernis-
Implicar los participantes y los tas estén en desacuerdo..). Sin
afectados es valioso, pero ¿cómo se embargo, insistimos que algunos
podrán incorporar sus ideas y sus principios morales y políticos son pre-
preocupaciones? ¿Acaso todas las supuestos inevitables en la práctica
opiniones son equivalentes? ¿Cómo de la evaluación, y que una articula-
pueden discutir entre ellos mismos? ción crítica de estos principios es cru-
Habitualmente, partimos de la base cial en el diseño y la apreciación
que la referencia a hechos concretos crítica de las evaluaciones. Reco-
debiera facilitar la discusión. Pero si nocemos que> en las condiciones
la realidad no existe [comolo atirman sociales y politicas presentes> esta-
Guba y Lincoln ], si no hay hechos blecer compromisos —y encontrar-
que puedan ser pertinentes ¿porqué se comprometidos—son riesgos ine-
debiéramos esperar del evaluador vitables. Por otra parte, y esto es
que aporte hechos que contribuyan a esencial, no se puede evitar el con-
la discusión? ¿Cuál puede ser su flicto con la disculpa de que los valo-
contribución? En ese caso, creemos res no pueden ser racionales y que
lo que croemos, y la información está fuera de la competencia de los
sobre una realidad que no existiera evaluadores (I-louse & I-lovie, 1999:
nada puede añadir[. . 1 86-87).
Muchas veces, los relativistas
piensan que porque el conocimiento
es producido socialmonte, no puedo
ser criticado racionalmente; pero la 4. La trama de la
segunda tesis no so desprendo de la evaluación en
primera. De hecho> los criterios para la acción comunitaria:
elegir una posición más bien que otra
requieren que la primera pueda paradigmas y opciones
demostrar estar mejor fundada, ser en democracia
más coherente, más racional, o de
alguna forma moralmente superior. El camino para situar la evalua-
Que los hechos sean producidos
socialmente no significan que no ción comunitaria ha sido largo, pero lo
pueden ser verdaderos o falsos creemos necesario. Nuestro argumento
(House & Howe, 1999: 59-61). no está centrado en defender su origi-
Como conclusión, y a posar nalidad, sino su contribución. La eva-
de rechazar el posímodernismo,
compartimos tres posiciones con los luación comunitaria ha debido hacerse
postmodernistas. Primero, las subje- un espacio de prácticas y de legitima-
tividades cuentan: cómo la gente ve ción donde subrayaba sus valores lun-
su mundo y se ve a sí mismos es damentales: una acción responsable,
muy importante. Segundo> todo en- participativa, explícita, honesta. Lo ha
tendimiento social está irremediable-
mente cargado de intereses> de rela- hecho para defender su legitimidad y su
ciones de poder y de juicios de valor: derecho a un margen de autonomía;

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pero también lo ha hecho como afirma- giosos, sindicales o gubernamentales


ción de su construcción de un tipo de extranjeros, que eran los interlocutores
sociedad guiada por valores que no de quienes dependía la obtención de
pueden subordinarse a los de la efi- los recursos.
ciencia en la utilización de recursos. La
experiencia chilena puede aportar un El mundo de las organizaciones
ejemplo. internacionales quería ayudar, pero
quería saber qué ayudaba, qué resulta-
ba de su ayuda. Ellas también debían
4. 1.EI caso chileno: las ONO dar cuenta de su utilización de los fon-
durante la dictadura militar dos que asignaban, demostrando que
los proyectos no eran políticos sino
Los primeros años de la dictadu-
humanitarios, y que los resultados obte-
ra militar en Chile modificaron funda-
nidos justificaban las inversiones. En
mentalmente las universidades y las
mayor o menor grado, la exigencia de la
prácticas sociales. El reemplazo de los
evaluación de proyectos era la condi-
rectores elegidos por Rectores Dele-
ción para la acción. Y las ONG respon-
gados impuestos, todos ellos generales
dieron. No sólo se volcaron en la acción
o almirantes, la expulsión o el retiro
directa de ayuda; también aprendieron
“estratégico” de muchos académicos y a expresar su acción, y a hacerlo en los
la censura férrea de todo lo que oliera
términos esperados por los organismos
a “social’> —convertido en sinónimo de
de financiamiento> Se trataba de arrai-
subversión— limitaron lo que había sido
gar una acción en necesidades reales,
la contribución social de las universida-
locales, muchas veces mezcladas con
des. Al mismo tiempo, crearon una
razones políticas: mal que mal, el origen
necesidad de acción social que se ver-
evidente del problema concreto era la
tió en las organizaciones no guber-
persecucióno la exclusión socloeconó-
namentales de ayuda económica y de
mica por razones políticas. La acción
educación popular Junto con los obje-
tenía una justificación local, concreta,
tivos específicos que se dieron, también
fundada en las convicciones de conf ri-
fueron espacios de encuentro y de
buir a la supervivencia económica y
diálogo, en los que avanzó la refle- social de amplios sectores persegui-
xión sobre la sociedad civil y la solida- dos; también necesitaba la justificación
ridad.
en los términos de la agencia. “Apo-
La situación no les fue fácil a yamos lo que Uds. hacen, y lo com-
estas “ONG”. Además de la represión prendemos; pero ayúdennos a justifi-
y de la fiscalización ideológica siempre carlo en términos abstractos, apolíti-
presente, la acción directa con sectores cos, productivos”> Uno era el discurso
marginalizados o perseguidos pasaba de la acción real, con aquellos con los
por obtener los fondos no guberna- que se trabajaba en el terreno; otro, el
mentales que permitieran esta acción. discurso a transmitir oficialmente a
Muchas de las fuentes eran grupos reli- organismos que no podían declararse

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Ricardo Zúñiga La evaluación comunitaria: contextos éticos y políticos

cómplices políticos ni por estatuto ni por “conversión por las armas”. ¿Cómo
credibilidad en sus propios países. La se puede emitir un juicio de valor ex-
solución necesaria era la de dos dis- terno, sin tratar de comprender el jui-
cursos, dos lógicas de gestión. Traté de cio de valor de los que realizan la
describir este dilema real en lo que lla- acción? Cómo puede una evaluación,
mé <‘la gestión anfibia” (1988), que un juicio de valor, ser externo a quien
podía llevar a un clivaje interno entre debe orientarse en base a este núcleo,
trabajadores en el terreno y directivos. el más íntimo, el más difícil de formular
y, por lo tanto de transmitir? Y cuando
El gobierno militar pudo instaurar
comprendo “desde adentro”, ya no
políticas económicas neoliberales sin
estoy “afuera>’, ya no soy externo con
contrapesos políticos; las ONG, más
esa distancia emocional que caracteri-
cercanas a modelos de solidaridad
za (o se supone debiera caracterizar) al
social, trataron de defender un espacio
médico que inflige dolor con la tranqui-
para la sociedad civil, que reconoció el
lidad de saber que es necesario, que es
sesgo fuertemente estatista del mode-
por el bien del paciente. Como actor,
lo de desarrollo de la Unidad Popular, y
por otra parte, yo puedo aceptar una
que trató de promover una acción arrai- condición física, yo puedo aceptar un
gada en la sociedad civil, en la comuni-
control inevitable; pero cuando hago
dad local, como una forma de experi- mía una directiva de control, cuando me
mentación social viable para confrontar
la apropio, porque la acepto, porque
las privaciones muy reales de grandes
estoy de acuerdo con ella o resignado
sectores de la población: “del macete- a ella, ya deja de ser completamente
ro [la maceta] al potrero» (UNICEF,
externa. Evaluar no sólo apela al cono-
1986; Zúñiga, 1975).
cimiento detallado y crítico de una rea-
lidad, del producto de una acción.
Evaluar apela a la dimensión axiológica,
4.2. Evaluación y control: la
a la apropiación de la acción y a la iden-
reivindicación de autonomías
tificación con ella, al terreno en que la
comunitarias.
objetividad se revela como un concep-
to insufidiehte jiara compíendér una
El mito de la evaluación objetiva realidad humana.
ha pesado mucho tiempo sobre el para-
digma científico de la evaluación. Éste
Evaluar hace referencia a los
considera como exigencia elemental valores en juego, los valores significati-
que la evaluación sea “externa» —en el vos y orientadores del actor. Si sólo son
sentido de ser una acción diferente-
los valores del agente de control, ellos
bajo la responsabilidad de un evaluador
lo serán para la evaluación que le con-
que no esté directamente implicado en viene, no para quien es el receptor de
la acción a evaluar.
una directiva de acción, que le llega
Pero el concepto de <‘evaluación como directiva, orden o sugerencia,
externa” es tan ambiguo como el de pero como una directiva de acción que

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Ricardo Zúñiga La evaluación comunitaria: contextos éticos y políticos

recibe, que debe obedecer, pero que no como consejero objetivo de quienes
necesita apropiársela. Ser objeto de detentan el poder de decisión. El res-
evaluación tiene poco que ver con ser balón ideológico del evaluador puede
sujeto evaluador. Sin autoevaluación, haber estado en la falsa atribución de
sin participación y sin aceptación libre, representatividad que le ha conferido
la evaluación sólo es un eufemismodel implícitamente a su punto de inserción
control externo. institucional, que es el administrador
que lo contrató. Aconsejar a un actor no
El punto de partida es, precisa- es un acto neutro en la política de la
mente, distinguir la evaluación del con- acción colectiva; es un acto que aumen-
trol de gestión. Distingui4 no oponer. Ni ta el poder de ese actor, aumentando
siquiera separar, dicotomizando. Hay las bases de sustentación de su situa-
relaciones importantes entre ambos tér- ción en relación a los otros actores.
minos que pueden ayudar a utilizar más Cuando el actor único privilegiado con
específicamente aquel que sea el más la información evaluativa es el adminis-
adecuado a una situación. trador, la evaluación tiene un contenido
La primera diferencia entre eva- político innegable, que dista de ser neu-
luación y control radica en los grados en tro.
que sean externos a la acción. El juicio
Una tercera consideración es más
sobre una acción puede ser impuesto
sutil: la evaluación es siempre tanto
por un actor a los otros, con una ausen-
externa como interna. Si «externo” no
cia de negociación y de alternativas;
puede ser propuesto con el respaldo significa ‘<hecha por otro’>, podemos
reconocer que el evaluar es un cierto
de una autoridad que es reconocida y
aceptada por todos los participantes; distanciamiento de la dinámica de la
acción. Evaluar es siempre, en cierto
puede ser acordado, cuando es el pro-
modo dialéctico, un identificarse y un
ducto de una colaboración consensual,
construida conjuntamente por quienes oponerse, ser al mismo tiempo defensor
y fiscal> Si, por una parte, evaluar signi-
deben tener parte activa en ella. El jui-
fica captar, el evaluador debe compren-
cio impuesto refleja el polo del control;
der los puntos de vistas implicados,
el acuerdo es la polaridad de la evalua-
debe meterse en el pellejo de los que
clon.
actúan, para entender su acción, que
La segunda diferencia se refiere incluye el sentido que tiene para ellos y
al grado de autonomía reconocido al la racionalidad que le atribuyen. La neu-
actor directo> La evaluación clásica ha tralidad pasa a ser muy problemática,
sabido siempre situarse fuera de la porque compenetrarse es también den-
estructura formal de la toma de deci- tificarse. Si, por otra parte, evaluar sig-
siones. Ya sea como “ayuda a la toma nifica hacer un juicio de valor, el eva-
de decisiones”, ya sea como peritaje luador confronta la acción, sus efectos
“externo” o como suministro de datos, y su racionalidad, se disocia de ella, la
el evaluador se ha limitado a verse cuestiona, asume el rol del abogado del

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Ricardo Zúñiga La evaluación comunitaria: contextos éticos y políticos

diablo. En la acción propia, evaluar es jo de la reflexión evaluativa es el de no


distanciarse de si mismo como actor, es perder de vista que una acción cons-
observarse críticamente: ¿qué estoy ciente y responsable contiene en silos
haciendo? ¿qué tal lo estoy haciendo? gérmenes de lo que el sistema político
¿avanzo hacia las metas que me he británico llama «la oposición leal”, cuya
fijado? ¿qué debo modificar para per- función es garantizar el progreso hacia
manecer fiel a mi objetivo, para ade- el bien común, no obstaculizarlo. Si la
cuarlo al contexto de realidad, evitando evaluación está ausente, el sistema de
los obstáculos y aprovechando las acción carece de autocontrol, y alguien
oportunidades imprevistas que se pre- deberá hacerse cargo de controlarla. El
sentan? La evaluación desacredita la pintor, el artesano y el escritor tienen
dicotomía entre lo interno y lo externo a momento de acción, enteramente domi-
la acción, porque baña a ambos, ya que nados por el hacer, por el poner en
constituye parte integral de la relación obra; y también tienen momentos en
que la define como un momento de luci- que dan un paso atrás para contemplar
dez crítica en un proceso inteligente lo que han hecho> para medir y para
pero consumido por las exigencias aplicar la escuadra, para leer crítica-
directas de la acción. Ella os simultáne- mente lo que han escrito. En este sen-
amente control externo y autocontrol. tido, han hecho de la evaluación un
En trabajos con grupos comunitarios, momento critico “externalizado”, dife-
esta apropiación ha sido la clave del renciado del hacer en el grado en que
proceso evaluativo. En sus propios tér- se erigen en jueces de su propia obra.
minos, la evaluación era para ellos <‘un Y si el control no es simple obstáculo
momento para compartir apreciacio- físico, obedecerlo representa un cierto
nes” (Jalbert et al, 1997). Ella ha sido, modo de reconocerlo, de aceptarlo.
también, la afirmación fundamental de Ante el “ialto!» de un guardia armado,
los grupos comunitarios en el Quebec ante el interrogatorio de un funcionario,
(Table, 1997; Ouébec, 1997>. hay un reconocimiento que, en cierto
modo, en cierto grado, soy yo quien
En una acción colectiva, ambos reconozco su poder físico o institucional
momentos pueden endurecerse al sobre mí, en cierto modo —muy “en
enraizarse en actores diferentes: uno es cierto modo”— acepto el control por
el que hace y otro el que evalúa. motivos de fuerza mayor. No hay, así,
Inevitablemente, ambas racionalidades contradicción intrínseca en aceptar que
se arraigan en intereses concretos que hay una relación entre los conceptos de
pueden oponerlas. Aquí sería impor- <‘evaluación externa” y de “autocon-
tante recordar que la retórica de objeti- trol”, que toda evaluación es válida
vidad del control externo no debiera cuando representa una cierta distancia
confundirse con modelos de la división de la acción y cuando también repre-
social del trabajo, que distingue ejecu- senta adecuadamente el sentido inter-
tante de administrador, empleado de no que atribuyen los participantes a la
supervisor, obrero de capataz. El traba- acción que está siendo evaluada.

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Ricardo Zúñiga La evaluación comunitaria: contextos éticos y políticos

La evaluación comienza en el jui- La tensión es real. La evaluación


cio de valor que afirma la existencia comunitaria ha confrontado la hegemo-
autónoma del actor Ella implica una nía política implícita en la evaluación de
autonomía radical, basada en la exis- programas, así como la investigación
tencia de un proyecto personal y colec- cualitativa confrontó el positivismo
tivo, que da sentido a la acción perso- implícito de los modelos clásicos, y
nal y a la negociación de criterios de como la “cuarta generación” confronté
acción con otros. Este es su sentido las tres primeras (ver esquema de la
para el actor, la significación que él atri- página siguiente).
buye a su propio actuar, ésta es la sig-
La tensión persiste y persistirá,
nificación que le pertenece. Pero la eva-
así como los costos del endurecimien-
luación significa también una respon-
to de posiciones antagónicas, si se cae
sabilidad social, basada en situar la
en la tentación de oponer y de carica-
acción en la red de relaciones signifi-
lurizar.
cativas de pertenencia, de solidaridad y
de servicios. La responsabilidad del
profesional y su vertiente externa, la
imputabilidad profesional, son las dos 5. La evaluación
caras de sus competencias para contri- comunitaria y la
buir a una acción social. inclusión democrática
La evaluación es una ayuda para
4.& La acción comunitaria: la toma de decisiones de quién debe
postulando un dilema, decidir, que es alguien que sabe qué va
recordando ingredientes a decidir, y que sabe en líneas genera-
les cómo va a decidir Ningún director o
A estas alturas, esperamos que responsable de programa espera, para-
el lector haya tenido la paciencia de lizado, el resultado de las evaluaciones
seguir un acercamiento tan gradual a la que solicita para saber qué pensar, qué
evaluación de la acción comunitaria. El hacer Los criterios de juicio sobre los
camino fácil habría sido plantearla que se basa no pueden pretender ser
como opuesta a la evaluación sistémi- ciertos: sólo pueden pretender ser los
ca o de programas, oponer Estado y más apropiados, los que puedan contar
sociedad civil, colectividad nacional y con el apoyo más amplio. La informa-
comunidad local. El camino elegido era ción producida —antes y después de la
necesario para ser consecuentes con evaluación— no puede ser completa:
el argumento dialéctico. No hablamos sólo puede pretender ser suficiente. Y
de oposiciones ineluctables, de dicoto- con estas armas, se actúa. La evalua-
mías sociales: hablamos de la coexis- ción comunitaria no hace más que
tencia necesaria de afirmaciones anti- subrayar esta verdad, defenderla del
téticas, que son las que definen la eva- totalitarismo racionalista que Cronbach
luación. y Touraine denunciaban.

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Ricardo Zúñiga La evaluación comunitaria: contextos éticos y políticos

El remezón critico de la evalua- autorizado a prescribir las condicio-


ción comunitaria debe comenzar con nes concretas para que un enuncia-
una pregunta: ¿Quién evalúa? La res- do pueda ser aceptado como cientí-
fico, y pueda ser considerado por la
puesta ideal es: evalúa quien actúa. Y comunidad científica> Estas condicio-
evalúa cuando actúa, mientras actúa, nes son habitualmente la consisten-
en cuanto es actor consciente de la ola interna y la verificación experi-
situación, de su intención, del camino mental.
La analogía puede parecer
elegido y de los resultados obtenidos en
artificial; veremos que no lo es. Des-
el proceso de actuar, y en cuanto es de Platón, la legitimación de la cien-
responsable de su propio actuar. No cia está indisociablemente unida a la
sólo responsable de sus ideales y de legitimación del legislador. En esta
sus intenciones: también responsable perspectiva, el derecho de decidir
qué es verdad no es disociable del
de su coherencia en el actuar, de los derecho de decidir qué es justo, aún
cambios que genera, de las vidas que si los enunciados son de naturaleza
afecta.Y si necesité ayuda externa para diferente. Hay que aceptar que hay
hacer su evaluación, que la utilice para un parentesco estrecho entre el len-
guaje que se llama ciencia> y el que
aprender, para hacerse actor crítico y
se llama ético y político: ambos pro-
autónomo. Ninguna racionalización lo ceden de la misma perspectiva o si
absolverá de su responsabilidad. se quiere, de la misma opción, y ella
se llama Occidente.
Así, mal que les incomode a Examinando el estado actual
muchos evaluadores, la evaluación exi- del saber científico, es evidente que,
justo cuando parece estar más su-
ge una capacidad de conciencia políti- bordinado que nunca a los poderes
ca, y también una voluntad de optar políticos y que, gracias a las nuevas
políticamente, de tener conciencia cla- tecnologías, parece incluso convertir-
ra que la evaluación es en el peor de se en uno de los conflictos políticos
los casos cómplice, y en el mejor, ins- más centrales, el problema de esta
doble legitimación no se hace sino
trumental. E instrumental para algo. más agudo. Se plantea en forma
Nadie puede fabricar zapatos, cuchi- reversible, porque aparece como evi-
llos, o evaluaciones de rendimiento sin dente que saber y poder son las dos
sospechar para qué podrán ser usa- caras de la misma interrogante:
dos, cómo serán probablemente usa- ¿quién decide lo que es saber, y
quién sabe qué es lo que conviene
dos. La evaluación nunca es ciencia decidir? La cuestión del saber> en la
“pura”. Lyotard, en el estudio que hizo era informática, es más que nunca la
en el Quebec como un “informe sobre cuestión de gobernar (Lyotard, J.-E,
el saber”, sitúa en forma contundente 1979 Pp. 19-20).
la responsabilidad política de toda pro- La contribución fundamental de
ducción de conocimientos: la evaluación comunitaria ha sido
subrayar esta constatación epistemoló-
También en las ciencias se
puede hablar de legitimación> Al ana- gica y política. La evaluación es control
izar el discurso científico, es perti- racional, que puede imponer una políti-
nente hablar de un “legislador”, ca, pero también que es fundamental-

Cuademos de Trabajo Social


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Ricardo Zúñiga La evaluación comunitaria: contextos éticos y políticos

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