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GUERRA FRATICIDA
Encolerizado, a su vez, Huáscar porque su hermano no había
acompañado los restos de su padre, de Quito al Cusco, y porque
tampoco había acudido a rendirle homenaje de sumisión y pleitesía,
castigó con la muerte a la embajada que Atahualpa le había enviado
para presentarle sus excusas por su inasistencia al Cusco. Pensó, de
esta manera, Huáscar, hacer sentir su autoridad. No lo consiguió ya
que esta acción del gobernante cusqueño provocó la sublevación de
Atahualpa, desencadenándose la guerra civil.
En el curso de los acontecimientos, Huáscar consiguió exitos iniciales.
El general Atoc, enviado por él, logró derrotar a la hueste de Atahualpa
en la batalla de Tumi-Pampa. Atahualpa fue hecho prisionero, pero
logró escaparse. Reorganizó su ejército y cerca al Cusco derrotó al
ejercito de Huáscar en la batalla de Quepay-Pampa. El ejército
triunfante de Atahualpa se volcó sobre la ciudad imperial, la que fue
saqueada y destruida completamente. Huáscar fue hecho prisionero y
obligado a presenciar esta destrucción. Se buscaba no dejar vestigios de
lo que había sido la ciudad del Cusco, así como de su arrogante nobleza
imperial.
En esta forma se precipitaba la ruina del Tahuantinsuyo. El poderío
imperial estaba debilitado. Atahualpa, luego de la victoria de sus
generales retornó hacia el norte, deteniéndose en Cajamarca. En estas
circunstancias hacían su aparición los españoles en las costas de
Tumbes. Más tarde, Atahualpa fue hecho prisionero por los españoles
y, desde allí, mandaría matar a su hermano Huáscar que aún se
encontraba en prisión. A su vez, él fue ajusticiado el 26 de julio de 1533.
ALIANZA CON LOS PUEBLOS INDIGENAS