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La filosofía del espíritu tiene como objeto el espíritu en sus múltiples y variadas
manifestaciones. El espíritu presupone a la naturaleza, a la vez que se revela como
su fundamento y verdad. La filosofía del espíritu también se estructura de manera
triádica, por tanto se divide en tres momentos: en el primero, el espíritu se halla en
el camino de su propia autorrealización y autoconocimiento (espíritu subjetivo), en
el segundo, el espíritu se manifiesta como espíritu objetivo, y en el tercero, el espíritu
se manifiesta como espíritu absoluto.
*Espíritu subjetivo:
Hegel considera que la idea del hombre como realmente libre aparece con el
cristianismo, en el cual el individuo posee un valor infinito, y al ser objeto y fin del
amor de Dios, se halla destinado a tener una relación absoluta con Dios como
espíritu y a hacer que este espíritu habite en él: el hombre está en sí mismo
destinado a la libertad suprema.
Pero el espíritu objetivo es más que un medio, es algo que concede estructura,
forma y guía, existiendo entre nosotros mismos. Hablamos de tendencias y de
corrientes espirituales de una época, de sus orientaciones, ideas, valores, de su
moral, su ciencia y su arte. Entendemos estos fenómenos como algo que es
históricamente real, que tiene su nacer y su perecer, y por lo tanto su vida en el
tiempo, al igual que los individuos.
Del estudio del derecho Hegel pasa al estudio de la moral, que es el acceso hacia
la eticidad. La sustancia ética es la síntesis de la subjetividad y la objetividad: los
espíritus se superan a sí mismos a través de los diversos momentos de la vida
social. La familia constituye el primer momento de la sustancia ética, a la vez que
expresa un primer sentimiento de totalidad.
Pero la familia posee ya en su seno los gérmenes de la disolución, ya que los hijos,
cuando crecen, llegan a ser individuos. Los particulares surgen de la vida familiar y
se afirman como tales particulares, negando la totalidad. La sociedad civil es el
segundo estadio de desarrollo de la sustancia ética, pero esta también prescinde de
la unión subjetiva-objetiva del espíritu.
Tanto la familia como la sociedad civil se superan en el Estado, tercera fase de la
sustancia ética: la sustancia ética autoconsciente. El Estado es la realización de la
voluntad racional cuando esta voluntad ha sido elevada hasta el nivel de la
autoconciencia universal. La expresión más alta del espíritu objetivo.
*Espíritu absoluto:
Sin embargo, este autosaberse del espíritu no es una intuición mística, sino un
proceso dialéctico que se lleva a cabo en el arte, en la religión y en la filosofía. A
través de estas tres formas conocemos a Dios y Dios se conoce. Se realizan
respectivamente, a través de la intuición sensible (estética), a través de la
representación de la fe y a través del puro concepto.
Hegel nos dice con respecto al arte, que expresa lo bello; y que la belleza en el arte
supera a la belleza de la naturaleza, porque proviene del espíritu. Lo bello de la
naturaleza es sólo un reflejo del espíritu, una belleza que no es perfecta.
Para Hegel los momentos esenciales del desarrollo del espíritu son: la voluntad libre
, la moralidad y la eticidad.
La voluntad libre (libertad): para que ya no sea abstracta debe darse una
existencia, es decir concretarse, y la materia más inmediata en que esto sucede
está constituida por las cosas y los objetos externos. Siendo esta la primera
manera de la libertad Y es la que debemos conocer en cuanto propiedad, la esfera
del derecho formal y abstracto en el que entran la propiedad en su aspecto
mediato, como contrato, y el derecho en su violación, como delito y pena.
En esta esfera las cosas exteriores son puestas como algo indiferenciado y lo que
cuenta es mi juicio moral, mi voluntad, la forma de universalidad en la que se
inspira la regla del actuar.