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4 Motivos por los Que Pierdes la Pasión

MOTIVOS POR LOS QUE PIERDES LA


PASIÓN (Y CÓMO RECUPERARLA)
¿Qué tan sano estás espiritualmente?
por Equipo de Redacciónmayo 10, 2016
Hoy en día vemos ondas muy raras de gente que dice que no necesita de una
iglesia para tener una relación con Dios. Son los mismos que afirman que todos
ahí son unos “hipócritas”. Pero si vemos en la Palabra de Dios, se nos enseña que
hay un propósito eterno para cada uno de nosotros tanto en los individual como
en grupo. ¡Somos un cuerpo en Cristo! No vamos a una iglesia solamente para
recibir la Palabra de Dios, sino para aprender juntos que somos parte de la obra
de Dios y de esa manera servir y glorificar Su nombre con amor y pasión.
Lo importante en una iglesia no es el crecimiento en número, sino el
crecimiento espiritual saludable. Hay iglesias en las que hacen lo que sea por
atraer gente sin hacer énfasis en el crecimiento espiritual; ese es un extremo
demasiado peligroso. Hay otros que dicen que solamente son “los mismos veinte
de siempre” pero “bien cristianos”. Ahí está el otro extremo. Creo que una iglesia
espiritualmente sana, también crecerá en cantidad y calidad de vida espiritual.
Aquello que es sano crece naturalmente. Si estamos sanos espiritualmente y
estamos siendo nutridos, por consecuencia vamos a crecer como personas, como
cristianos y como iglesia. La pregunta es: ¿Qué tan sano estás espiritualmente?
¿Estás igual o mejor que hace un año? Si te estás nutriendo espiritualmente,
crecerás; de lo contrario vendrá la enfermedad y muerte espiritual.

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Ardiendo en Pasión
Hicieron una encuesta a personas que antes iban a una iglesia y que después
dejaron de asistir. Entre las preguntas que les realizaron se encontraba: “¿Qué
sería necesario que sucediera para que volvieras a la iglesia donde asistías?
Algunas de las respuestas fueron sorprendentes: “Volvería a la iglesia si viera
pasión en la vida de sus miembros y de sus líderes”. La gente en la iglesia
necesita ver fuego y pasión. A nadie le gustaría ir a una iglesia donde el pastor y
los líderes de alabanza están todos agüitados y cabizbajos.

Los partidos de fútbol están lleno de pasión. Cuando la gente platica de algo con
pasión, se contagia. Cuando te hablan de una increíble fiesta que hubo o de un
restaurante buenísimo, quieres saber más. ¿Qué es la pasión? Es una intensa
convicción que motiva a una acción. Una iglesia sana es una iglesia que tiene
pasión por Dios. ¿Hay pasión en tu vida el día de hoy? Si tú tienes pasión por
algo, amas hacerlo. Si quieres ser bueno para algo, tienes que hacerlo con pasión.
“ENTONCES SUS DISCÍPULOS RECORDARON LA
PROFECÍA DE LAS ESCRITURAS QUE DICE: EL CELO POR
LA CASA DE DIOS ME CONSUMIRÁ.” JUAN 2:17 NTV
Cuando Jesús se airó ante los comerciantes en el templo, los discípulos
recordaron que era la pasión y el celo suyos los que lo movían a establecer una
acción que les hiciera ver el verdadero motivo por el que se había fundado el
templo. Jesús tenía un celo y una pasión por la casa de Dios.
Cuando tu mamá tiene pasión por la limpieza, ¡ni los zapatos te deja subir sobre
la mesa! “¡Ahí comemos!”, te dice ella. Surge el celo de la limpieza por la casa.
Cuando tu jugador favorito falla el penal, el celo de tu equipo te consume.
Cuando le mandas un mensaje a la chava que te gusta y no te contesta, el celo de
Whatsapp te consume.

Un Dios Apasionado
“NO SEAN NUNCA PEREZOSOS, MÁS BIEN TRABAJEN
CON ESMERO Y SIRVAN AL SEÑOR CON ENTUSIASMO”.
ROMANOS 12:11

No veo a Dios en ninguna parte dándonos un ejemplo de trabajo sin pasión.


Vemos un Dios de fuego, de entrega y de entusiasmo. No veo a un Cristo
diciendo: “Bueno, pues, ahí voy a morir en la cruz”. ¡Sudó sangre! La creación
nos habla de un Dios de detalles increíbles que transmiten Su pasión. Cada
elaborado diseño en las aves, en las montañas y en un sin fin de ejemplo de la
creación nos hablan de un Dios apasionado que los creó.

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Pasiones Equivocadas
“ERA TAN FANÁTICO QUE PERSEGUÍA CON CRUELDAD
A LA IGLESIA, Y EN CUANTO A LA JUSTICIA, OBEDECÍA
LA LEY AL PIE DE LA LETRA”. FILIPENSES 3:6
Pablo, antes de venir a Cristo, ya era apasionado, pero tenía una pasión
errada. Sin embargo, Dios utilizó esa misma pasión y la redirigió para
glorificarse. ¿Cómo hacemos nosotros las cosas? ¿Cómo asistes a tu iglesia?
¿Cómo sirves en tu congregación? Eso se demuestra en los pequeños detalles: en
la asistencia, en la puntualidad, en la actitud. No asistimos a una reunión para ser
servidos o para “sentir bonito”. La prioridad debe ser siempre Jesús, escuchar Su
Palabra y darle alabanza porque en realidad todo se trata de Él.

Algunos se apasionan con su trabajo, algunos se apasionan con aparatos


electrónicos, otros con autos o con equipo deportivos. Muchas cosas pueden
apasionarnos, pero debemos cambiar nuestras prioridades y enfocar nuestra
pasión a lo que verdaderamente importa. Si le pudieras dar un regalo a la obra de
Dios en la tierra antes de partir, ¿qué entregarías? Yo entregaría mi pasión.
¡Quiero servir al Señor con todas mis ganas y con todas mis fuerzas!

¿Por qué perdemos la pasión?


1. Permitimos que algo que es valioso se vuelva común y
ordinario.
¿Haz caído en el error de ver una reunión de alabanza como algo ordinario?
Algo que va a mantener tu pasión es ver las cosas de Dios con el valor que en
realidad tienen. Tenemos que recordar que lo que hacemos es para Dios y, por lo
tanto, lo vamos hacer dispuestos y preparados para poner toda la atención
necesaria. Si tú empiezas a ver las cosas como “equis”, pronto terminarás por
enfriarte y decir que “ya no sientes nada”. Eso no es problema de la reunión o de
la gente que asiste, es un problema de actitud. Vemos lo mismo en las relaciones
personales y familiares.

Nuestra visión de los padres cambia con el tiempo. Los niños ven a sus papás
como un Superman pero, conforme pasan los años, se empiezan a dar cuenta de
que sus papás no son perfectos. Todo eso, aunado a los problemas emocionales y
hormonales de la adolescencia, termina por desembocar en algún grado de
desprecio hacia los padres. Pero la Biblia nunca baja su estándar: “Honra a tu
padre y a tu madre” (Éxodo 20:12). La pasión se acaba porque no se valoran las
cosas.
El primer día de trabajo en cualquier lugar es fantástico. El metro cuadrado de
escritorio que te asignan como área de trabajo, en donde no caben más de dos
post-it, te parece una oficina presidencial. Unos meses después estarás planeando
cómo prender fuego al edificio entero. Nada cambió, solo la actitud de uno.

2. Nuestra Necesidad de Aprobación


Debes estar consciente de que el ser una persona apasionada ocasionará que
algunos te rechacen. Cuando eres cristiano, estás llamado a agradar a Dios, ¡no a
las personas! No todos los que van a la iglesia son verdaderos cristianos. Debes
de tener cuidado porque la mediocridad de algunos te puede arrastrar. Frases
como: “¿Para qué vas otra vez a la iglesia?” o “¡Ya fue mucha oración!” pueden
menguar tu pasión.
3. La Apatía
Como decía el “profeta” José José: “El amor acaba”. Tal vez eras de los que se
apasionaban cuando anunciaban un retiro espiritual en tu iglesia. Dabas vueltas a
la manzana con gritos de emoción, pero ahora ya no te causan absolutamente
nada. ¡Ten cuidado! Esa es, sin lugar a dudas, una señal de apatía.
4. Las Personas
Si te juntas con gente que no está apasionada por las cosas de Dios, ¡se te va a
pegar! Si tiro un pedazo de leña sobre el piso de concreto, se apagará. Hay
que aventarlo sobre las brasas juntos a otros leños encendidos para que continúe
ardiendo.
¿Qué sucede cuando perdemos la pasión?
“PERO TENGO UNA QUEJA EN TU CONTRA. ¡NO ME
AMAS A MÍ NI SE AMAN ENTRE USTEDES COMO AL
PRINCIPIO!” APOCALIPSIS 2:4
¿Se puede servir sin pasión? Desafortunadamente, sí. Tú puedes estar en tu
iglesia participando en mil ministerios pero, si no tienes pasión y amor por las
cosas de Dios, de nada sirve. Pablo decía, “Si pudiera hablar todos los idiomas
del mundo y de los ángeles pero no amara a los demás, yo solo sería un metal
ruidoso o un címbalo que resuena” (1 Corintios 13:1). Las mujeres saben muy
bien cuando un hombre las ama de verdad. ¿O no? Cuando un hombre les dice
que las ama, saben por el tono de voz si lo dicen en serio o no.

Si tú estás sentado en una iglesia pero tu corazón no está ahí, de nada sirve. A la
iglesia no se va “a cumplir”. Si no vas con amor y pasión, no eres más que un
“metal ruidoso”, como un platillo de batería sin ritmo. Si vas servir en un
ministerio o si hay un estudio bíblico en tu casa, ¡prepáralo bien y hazlo con
amor!

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Cómo Recuperar la Pasión


1. Asegúrate de ser parte de la fogata. En un lugar donde hace frío la gente se
acerca a la fogata para mantenerse en calor. La iglesia es nuestra fogata en un
mundo que está en contra de la pasión por Jesús. Ese es el lugar donde tú y
yo nos podemos sentar cerca del fuego y permanecer encendidos.
2. Concentra la llama. No puedes tener un carbón separado, tienes que tener tu
pasión enfocada. Hay quienes tienen su pasión regada entre varias
actividades y, por consecuencia, su corazón está desviado.
3. Deja que la pasión de Dios te consuma. Permite que la pasión del fuego te
“desgaste”. Hay quienes piensan que “hay demasiadas actividades en la
iglesia”. Pues, ¡qué bueno que las haya! Es un honor desgastarse en las cosas
de Dios y no en otras cosas sin importancia. ¡Déjate consumir!
4. Toma tiempo para avivar el fuego. Cuando haces una fogata, ésta se va
consumiendo y eventualmente habrá que echarle más leña. “Te recuerdo que
avives el fuego del don espiritual que Dios te dio” (2 Timoteo 1:6). ¿Cómo
podemos hacerlo? Necesitamos tomarnos “breaks” espirituales para afilar el
fierro. Hay jóvenes que sirven en sus iglesias pero que pasan por problemas y
dificultades. En ocasiones es necesario poner una pausa al servicio, no para
alejarse, sino para meterse de lleno con el Señor en oración.
5. Planea tiempos para descansar. Encontrarás descanso en la presencia de
Dios a través de la lectura de la Biblia y la oración.
6. Decide ser alguien que cambia el ambiente. Conviértete en alguien que
afecta a las personas a su alrededor. Una persona que está apasionada afecta
positivamente en su escuela, su trabajo y su familia. Sé alguien que trae
cambio, que aporta y que tiene influencia.
7. Júntate con personas apasionadas. Las buenas costumbres también se
pegan.
8. Ora con pasión. Tu manera de orar demuestra tu pasión. La pasión que
tienes por Dios se ve reflejada en tu manera de orar. Si no sabes ni orar por
los alimentos, ¡algo anda mal! Por otra parte, vemos gente que se pone de pie
en medio de un restaurante y grita: “¡Oh, Jehova…!” a todo pulmón para dar
gracias por la comida. Hay pasiones imprudentes. La oración es la clave para
restaurar la pasión.
Alguien le preguntó a Juan Wesley, un gran hombre de Dios, cómo mantenía su
pasión. Él contestó que diariamente le pedía a Dios que lo encendiera y que los
demás pudieran verlo. Dwight L. Moody, otro gran evangelista, dijo que si él
fuera la persona más egocéntrica del planeta, aún seguiría predicando a Cristo
porque no hay nada mejor que ver una vida transformada por el poder de Dios. Si
el día de hoy tú puedes reconocer que tu pasión por Dios se ha apagado o que ya
no es la misma de lo que era antes, escucha la voz de Dios que te llama a que
tomes decisiones y des pasos para llegar mucho más lejos en tu relación con Él.

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