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ILEGALIDAD DE LA DELEGACION DE FACULTADES

Y SUPLENCIA POR AUSENCIA.


ANOTACIONES PARA UNA DEFENSA FISCAL ADECUADA.

Lic. Gustavo Sánchez Soto.

REFLEXIONES PRELIMINARES.

El punto de partida para el desarrollo del presente articulo, consiste en dejar claramente
precisado que todo acto de autoridad en materia fiscal debe de encontrarse suscrito por funcionario público
debidamente autorizado para ello, es decir, solo la autoridad que se encuentre debidamente facultada para
emitir el acto administrativo de que se trate, por regla general, puede confeccionarlo con efectos jurídicos
plenos. Se entiende que un ente de gobierno posee potestad para realizar la actuación de que se trate, cuando
se encuentra investida de competencia para ello. En este sentido y en términos generales, prescindiendo de
términos doctrinarios, debemos de conceptuar a la competencia como la facultad que posee una autoridad
impositiva para conocer de determinado asunto, sin embargo, hay precisar que la competencia no se presume
ni deduce, es sólo mediante la regulación objetiva e indubitable que un precepto jurídico realiza que se puede
concluir legalmente que un órgano de gobierno posee competencia o carece de ella, dicho en otras palabras, la
competencia es una institución jurídica que debe de encontrarse contenida en ley, orden jurídico que justifica
su existencia y alcances, razón por la cual, cuando una autoridad fiscal pretende ejercer facultades sin
fundamento jurídico, evidentemente actualiza la hipótesis de ser un órgano incompetente, tal y como lo han
reconocido nuestro órganos jurisdiccionales mediante la integración del siguiente precedente jurisprudencial :

Novena Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: II, Noviembre de 1995
Tesis: I.2o.A. J/6
Página: 338

COMPETENCIA. FUNDAMENTACION DE LA. Haciendo una interpretación conjunta y armónica de las


garantías individuales de legalidad y seguridad jurídica que consagran los artículos 14 y 16 constitucionales,
se advierte que los actos de molestia y privación requieren, para ser legales, entre otros requisitos, e
imprescindiblemente, que sean emitidos por autoridad competente y cumpliéndose las formalidades
esenciales que les den eficacia jurídica; lo que significa que todo acto de autoridad necesariamente debe
emitirse por quien para ello está legitimado, expresándose como parte de las formalidades esenciales, el
carácter con que la autoridad respectiva lo suscribe y el dispositivo, acuerdo o decreto que le otorgue tal
legitimación, pues de lo contrario se dejaría al afectado en estado de indefensión, ya que al no conocer el
apoyo que faculte a la autoridad para emitir el acto, ni el carácter con que lo emita, es evidente que no se le
otorga la oportunidad de examinar si la actuación de ésta se encuentra o no dentro del ámbito competencial
respectivo, y si éste es o no conforme a la ley, para que, en su caso, esté en aptitud de alegar, además de la
ilegalidad del acto, la del apoyo en que se funde la autoridad para emitirlo en el carácter con que lo haga, pues
bien puede acontecer que su actuación no se adecua exactamente a la norma, acuerdo o decreto que invoque,
o que éstos se hallen en contradicción con la ley secundaria o con la Ley Fundamental.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO.


Amparo directo 1932/89. Sistemas Hidráulicos Almont, S.A. 29 de noviembre de 1989. Unanimidad de votos.
Ponente: Ma. Antonieta Azuela de Ramírez. Secretario: Marcos García José.

Amparo directo 842/90. Autoseat, S.A. de C.V. 7 de agosto de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Ma.
Antonieta Azuela de Ramírez. Secretario: Gamaliel Olivares Juárez.

Amparo en revisión 2422/90. Centro de Estudios de las Ciencias de la Comunicación, S.C. 7 de noviembre de
1990. Unanimidad de votos. Ponente: Ma. Antonieta Azuela de Ramírez. Secretario: Francisco de Jesús
Arreola Chávez.

Amparo directo 2182/93. Leopoldo Alejandro Gutiérrez Arroyo. 20 de enero de 1994. Unanimidad de votos.
Ponente: Carlos Amado Yáñez. Secretario: Mario Flores García.

Amparo directo 1102/95. Sofía Adela Guadarrama Zamora. 13 de julio de 1995. Unanimidad de votos.
Ponente: Carlos Amado Yáñez. Secretario: Mario Flores García.

Adicionalmente, como de todos es sabido, es menester destacar que se encuentra prohibido


en nuestro derecho la emisión de actos autoritarios que se encuentran suscritos mediante la consignación de
firma facsimilar o impresa. Este criterio resulta por demás claro y ha sido establecido desde hace ya muchos
años, al respecto cabe revisar las tesis firmes que así lo han definido y que dan lugar a que no se pueda
excepcionar en ningún caso. En este orden de ideas transcribo algunos de los precedentes firmes que al efecto
resultan aplicables :

Séptima Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO DEL NOVENO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 133-138 Sexta Parte
Página: 281

FIRMA AUTOGRAFA, RESOLUCION CARENTE DE. ES INCONSTITUCIONAL. Si bien es cierto que el


artículo 16 constitucional no establece expresamente que las autoridades firmen su mandamientos
autógrafamente, sí se desprende del citado artículo, al exigir que exista un mandamiento escrito que funde y
motive la causa legal del procedimiento, que los mandamientos de autoridad ostenten la firma original. En
efecto, por "firma", según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, se entiende: "Nombre y
apellido, o título de una persona que ésta pone con rúbrica al pie de un documento escrito de mano propia o
ajena, para darle autenticidad o para obligarse a lo que en él se dice. El vocablo "firma" deriva del verbo
"firmar" y éste del latín "firmare", cuyo significado es afirmar o dar fuerza. A su vez, la palabra "firmar", se
define como "Afirmar, dar firmeza y seguridad a una cosa" (Diccionario citado). En este orden de ideas y
trasladando los mencionados conceptos al campo del derecho constitucional, debe decirse que la firma
consiste en asentar al pie de una resolución o acto escrito de autoridad, el nombre y apellido de la persona que
los expide, en la forma (legible o no) en que acostumbra hacerlo, con el propósito de dar autenticidad y
firmeza a la resolución así como aceptar la responsabilidad que deriva de la emisión del mandamiento. Es por
ello que la firma de una resolución, para que tenga validez a la luz de la Constitución General de la República,
debe ser autógrafa, pues ésta es la única forma en que la persona que la asienta, adquiere una relación directa
entre lo expresado en el escrito y la firma que debe calzarlo; es decir, es la única forma en que la autoridad
emitente acepta el contenido de la resolución con las consecuencias inherentes a ella y además es la única
forma en que se proporciona seguridad al gobernado de que el firmante ha aceptado expresamente el
contenido de la resolución y es responsable de la misma. Desde luego es irrelevante para que exista esa
seguridad jurídica en beneficio del gobernante (quien firma) y el gobernado (quien recibe o se notifica de la
resolución firmada), que la resolución o acto de autoridad se encuentren o no impresos, pues al firmar la
autoridad emitente se responsabiliza del contenido, sea cual fuere la forma en que se escribió la resolución.
Pero en cambio, no puede aceptarse que la firma se encuentre impresa, pues en estos casos no existe

2
seguridad jurídica ni para el gobernante ni para el gobernado, de que la autoridad de manera expresa se ha
responsabilizado de las consecuencias de la resolución.

TRIBUNAL COLEGIADO DEL NOVENO CIRCUITO.

Séptima Epoca:

Volúmenes 133-138, Sexta Parte, pág. 68. Amparo en revisión 527/79. Andrés de Alba. 21 de febrero de 1980.
Unanimidad de votos. La publicación no menciona ponente.

Volúmenes 133-138, Sexta Parte, pág. 68. Amparo en revisión 7/80. Jorge de Alba. 21 de febrero de 1980.
Unanimidad de votos. La publicación no menciona ponente.

Volúmenes 133-138, Sexta Parte, pág. 68. Amparo en revisión 452/79. Radio Potosina, S. A. 6 de marzo de
1980. Unanimidad de votos. La publicación no menciona ponente.

Volúmenes 133-138, Sexta Parte, pág. 68. Amparo en revisión 11/80. Cinemas Gemelos de San Luis Potosí, S.
A. 13 de marzo de 1980. Unanimidad de votos. La publicación no menciona ponente.

Volúmenes 133-138, Sexta Parte, pág. 68. Amparo en revisión 52/80. Miguel Fernández Arámbula. 19 de
marzo de 1980. Unanimidad de votos. La publicación no menciona ponente.

Nota: En el Informe de 1980, la tesis aparece bajo el rubro "FIRMA AUTOGRAFA. SI LA RESOLUCION
RECLAMADA EN AMPARO CARECE DE ELLA, RESULTA INCONSTITUCIONAL.".

Al respecto, hay que aclarar que sí bien la firma es el signo gráfico a virtud del cual se
identifica el que una persona haya suscrito un documento y, consecuentemente, sea factible y jurídico
vincularla con el contenido y efectos del mismo, se hace necesario que tal signo gráfico se haya plasmado en
forma manuscrita, es decir, que exista convicción clara de que se estampó de puño y letra del sedicente
suscriptor. A contrapunto, las firmas impresas o consignadas vía facsimilar no son legales al no poderse
relacionar al titular de las mismas con el contenido y efectos del documento que calzan, configurándose una
violación directa al orden legal aplicable, específicamente al artículo 38 fracción III del Código Fiscal de la
Federación ( C.F.F. ) y a la Constitución General de la República al actualizarse la hipótesis de existencia de
un acto de autoridad indebidamente fundado y motivado. Por lo que respecta a las actuaciones de naturaleza
tributaria, es conveniente destacar el contenido de la siguiente jurisprudencia :

Octava Epoca
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 56, Agosto de 1992
Tesis: 2a./J. 2/92
Página: 15

FIRMA FACSIMILAR. DOCUMENTOS PARA LA NOTIFICACION DE CREDITOS FISCALES. Esta


Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha establecido reiteradamente el criterio de que de
conformidad con lo dispuesto por los artículos 14 y 16 de la Constitución General de la República, para que
un mandamiento de autoridad esté fundado y motivado, debe constar en el documento la firma autógrafa del
servidor público que lo expida y no un facsímil, por consiguiente, tratándose de un cobro fiscal, el documento
que se entregue al causante para efectos de notificación debe contener la firma autógrafa, ya que ésta es un
signo gráfico que da validez a los actos de autoridad, razón por la cual debe estimarse que no es válida la
firma facsimilar que ostente el referido mandamiento de autoridad.

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Contradicción de tesis. Varios 16/90. Entre las sustentadas por el Primero y Segundo Tribunales Colegiados
del Sexto Circuito. 21 de noviembre de 1991. Mayoría de 4 votos. Disidente: Carlos de Silva Nava. Ponente:
Fausta Moreno Flores. Secretario: Víctor Hugo Mendoza Sánchez.

Tesis de Jurisprudencia 2/92. aprobada por la Segunda Sala de este alto Tribunal, en sesión privada de
veintinueve de junio de mil novecientos noventa y dos, por unanimidad de cinco votos de los señores
ministros: Presidenta Fausta Moreno Flores, Atanasio González Martínez, Carlos de Silva Nava, Noé
Castañón León y José Manuel Villagordoa Lozano.

En consecuencia, en mérito a lo expuesto, es innegable que todo acto de autoridad suscrito


mediante firma facsimilar o impresa, resulta contrario a derecho y será objeto de revocación o anulación,
dependiendo del medio de defensa que elija el gobernado.

Una vez expuestas las anteriores consideraciones, es prudente abordar el tema central de la
presente colaboración.

DELEGACIÓN DE FACULTADES.

En primer término se hace necesario definir que se entiende en nuestro derecho positivo por
delegación de facultades. Al respecto, el Diccionario Jurídico Mexicano, define que por delegación de
facultades debe de entenderse “ el acto jurídico general o individual, por medio del cual un órgano
administrativo transmite parte de sus poderes o facultades a otro órgano “ 1. Por su parte, el maestro Luis
Humberto Delgadillo Gutiérrez, en su libro intitulado Elementos de Derecho Administrativo señala que “ La
delegación de competencia consiste en la transmisión del ejercicio de facultades que un órgano hace a favor
de otro inferior, ya sea en forma total o parcial .... “ 2. En consecuencia, claramente se advierte que ambas
definiciones coinciden en indicar que la naturaleza jurídica de la delegación de facultades entraña un ejercicio
de transmisión, es decir, existe la transmisión de un derecho por parte de un ente público, generalmente
jerárquicamente superior, a otro que recibe esa potestad transmitida. En materia fiscal la delegación de
facultades se presenta reiteradamente, lo cual no significa que su realización se encuentre apegada a derecho.
En efecto, la intención de esta colaboración es destacar los elementos mínimos de juridicidad que deben de
reunirse para efecto de que se estime que la multirreferida delegación de facultades en materia impositiva es
legal y, por ende, surta los efectos jurídicos que se pretenden. En este orden de ideas, se hace ineludible
transcribir el siguiente precedente jurisdiccional firme :

Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: VIII, Septiembre de 1991
Tesis: VI. 2o J/146
Página: 69

1
Diccionario Jurídico Mexicano. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Editorial Porrúa.
México, 1999. pág. 862.
2
Delgadillo Gutiérrez, Humberto. Elementos de Derecho Administrativo. Editorial Harla. México, 1986, pág.
83.

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DELEGACION DE FACULTADES. Nuestro régimen jurídico ha consagrado la delegación de facultades
como una técnica de transferencia de una competencia propia de un órgano superior de la administración
pública en favor de un órgano inferior, y que persigue como propósito facilitar los fines de aquél y cuya
justificación y alcance se hallan en la ley orgánica, puesto que para el perfeccionamiento del acto delegatorio
se requiere la reunión de varios requisitos de índole legal, entre otros, la existencia de dos órganos, el
delegante y el delegado, la titularidad por parte del primero de dos facultades, una la que será transferida y
otra la de delegar y la aptitud del segundo para recibir una competencia por la vía de la delegación.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.

Revisión fiscal 199/88. Secretaría de Hacienda y Crédito Público. 30 de agosto de 1988. Unanimidad de
votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Jorge Alberto González Alvarez.

Revisión fiscal 19/90. Poly Cajica, S. A. 16 de octubre de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo
Calvillo Rangel. Secretario: Jorge Alberto González Alvarez.

Revisión fiscal 9/91. Carmen Patricia Núñez Bretón. 23 de abril de 1991. Unanimidad de votos. Ponente:
Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Jorge Alberto González Alvarez.

Revisión fiscal 10/91. Industrial Textil Majestic, S. A. 3 de mayo de 1991. Unanimidad de votos. Ponente:
Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Jorge Alberto González Alvarez.

Revisión fiscal 18/91. Joel Méndez Ballesteros. 2 de julio de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo
Calvillo Rangel. Secretario: Jorge Alberto González Alvarez.

NOTA: Esta tesis también aparece publica en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Número 45,
Septiembre de 1991, pág. 47.

De la transcripción de la ejecutoria de referencia se deduce que para que un acto de


delegación de facultades sea legal, es menester que exista el fundamento jurídico que da potestad al delegante
de realizar tal transmisión así como del que lo defina como titular de la competencia que se cede a su favor,
complementariamente, el delegado y receptor de la competencia transmitida debe de contar con el
fundamento legal que lo autorice a recibir tal potestad. Estos son los tres requerimientos mínimos para que se
estime jurídica la delegación de facultades, en el entendido de que todo acto de autoridad que no reúna los tres
requisitos aludidos por la jurisprudencia en cita, resultará contrario a derecho y será susceptible de anulación
lisa y llana, toda vez que el rubro de competencia es de orden público en nuestro sistema jurídico.

La defensa fiscal a cargo del contribuyente, para los efectos que aquí se tratan, radica
precisamente en demostrar al órgano jurisdiccional que conozca del asunto controvertido la violentación de
los tres extremos indicados, lo cual, como lo he dejado anotado, es causal de nulidad absoluta. A la fecha, las
actuaciones de la autoridad impositiva que se realizan al amparo de la delegación de facultades, en su
mayoría, incumplen los rubros indicados, sin embargo, al momento en que no oponemos resistencia a ello, vía
instrumentación del recurso administrativo o demanda anulatoria, según se opte, tácitamente los consentimos
en nuestro perjuicio. La autoridad fiscal para los efectos que aquí se precisan utiliza generalmente sellos que
consigna en el acto de autoridad de que se trate – prescindiendo de cuestionar la validez de los mismos en un
acto de autoridad por no ser materia de esta reflexión – resulta que incumplen con los tres lineamientos antes
referidos, dando pauta para que se reclame la nulidad de la actuación así confeccionada. Adicionalmente, es
claro que la jurisprudencia antes invocada es muy clara en su regulación, en virtud de lo cual no existe
ninguna duda de que los documentos que se combatan por incumplimiento de los rubros en cuestión, serán
seguramente anulados.

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SUPLENCIA POR AUSENCIA.

La suplencia por ausencia es el acto administrativo por virtud del cual se substituye la
ausencia de un funcionario por otro. En materia fiscal se presenta con frecuencia y aún cuando la suplencia y
la delegación de facultades son figuras jurídicas distintas, para efectos de que se encuentren ajustadas a
derecho, prescinden del cumplimiento de extremos legales muy similares. En este sentido someto a
consideración del lector la siguiente tesis, misma que desde ahora lo sostengo, es emitida por el Tribunal
Federal de Justicia Fiscal y Administrativa ( TFJFA ) y resulta, desde el punto de vista del suscrito,
parcialmente correcta :

Tercera Época.
Instancia: Sala Regional Sureste.(Oaxaca)
R.T.F.F.: Año VIII. No. 86. Febrero 1995.
Tesis: III-TASR-XV-204
Página: 75

SUPLENCIA POR AUSENCIA.- SU FUNDAMENTACION Y MOTIVACION.- El artículo 124 del


Reglamento Interior de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, no exige como requisito de
procedibilidad para la suplencia de los funcionarios Hacendarios, el que se mencione y acredite en el texto
mismo del acto de molestia la causa de ésta, sino que basta que se haga la anotación correspondiente de que
quien firma lo hace supliendo la ausencia del funcionario titular de la competencia, de que cite tanto el
fundamento como el ordenamiento que contempla específicamente la competencia ejercida, él que señale la
posibilidad de la suplencia y él que le otorgue facultades para ejercer esa suplencia; para que así se cumpla
con el mandamiento constitucional contenido en el artículo 16 Constitucional, que impone la obligación a las
autoridades de fundar y motivar sus actuaciones en el cuerpo de éstas y no en documento distinto, salvo que
haya sido también del conocimiento del particular.(68)

Juicio No. 36/94.- Sentencia de 26 de septiembre de 1994, por unanimidad de votos.- Magistrada Instructora:
María de los Angeles Garrido Bello.- Secretaria: Lic. Analicia Vega León.

En virtud del precedente supra citado, se confirma que para que la suplencia por ausencia
resulte ajustada a derecho, es menester que el suplido tenga facultad expresa regulada en ley para substituir,
por su parte el substituido debe de ser titular de la competencia cuyo ejercicio se substituye y contar con el
fundamento legal de procedibilidad de la figura legal en trato, es decir, de la propia suplencia. Estos aspectos,
indubitablemente son correctos, empero, donde no se comparte el criterio adoptado por el TFJFA, es por lo
que corresponde a argumentar que para que el acto de suplencia se encuentre correctamente motivado no es
necesario que se indique la causa de la ausencia. Esta idea, desde cualquier perspectiva es equivocada, en
efecto, el elemento esencial de definición de procedencia, por principio esencial de lógica y derecho, consiste
en expresar el porqué se encuentra ausente el suplido, de donde depende la calificación de procedencia o
improcedencia de la propia suplencia. Adicionalmente, la tesis en análisis no aporta un razonamiento que
soporte su afirmación en el sentido de eximir a la autoridad hacendaria de explicar el porqué de la ausencia, y
ante la inexistencia de un concepto que la justifique, su regulación se torna dogmática y unilateral. Rechazo
totalmente la validez de este criterio.

DISTINCION ENTRE DELEGACIÓN DE FACULTADES Y


SUPLENCIA POR AUSENCIA.

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Sí bien ya se comentó que las instituciones jurídicas que por motivo del presente se revisan,
poseen puntos advertiblemente similares, también es importante, para efectos estrictamente jurídicos dejar en
claro sus diferencias. Al respecto, es válido indicar que las figuras legales en trato son diferenciadas en virtud
de los efectos que produce su instrumentación, los cuales han sido reconocidos en los términos a que se
contrae la siguiente tesis jurisdiccional :

Novena Epoca
Instancia: CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER
CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: IX, Abril de 1999
Tesis: I.4o.A.304 A
Página: 521

DELEGACIÓN DE FACULTADES Y SUPLENCIA POR AUSENCIA. DISTINCIÓN. Existe diferencia


entre la delegación de facultades y la firma por ausencia, ya que mientras a través de la primera se transmiten
las facultades de los titulares de las dependencias a favor de quienes las delegan, facultades que son propias
del delegante de conformidad con las disposiciones de las leyes orgánicas de las propias dependencias, la
delegación requiere de la satisfacción de diferentes circunstancias para ser legal, como son: a) que el
delegante esté autorizado por la ley para llevarla a cabo, b) que no se trate de facultades exclusivas y c) que el
acuerdo delegatorio se publique en los diarios oficiales. Cuando se está en este supuesto el servidor público
que adquiere las facultades en virtud de ese acto jurídico puede ejercerlas de acuerdo con su criterio y será
directamente responsable del acto y de sus consecuencias. Ahora, por lo que respecta a la suplencia por
ausencia, el funcionario suplente, en caso de ausencia del titular de las facultades legales, no sustituye en su
voluntad o responsabilidad y es al sustituido a quien jurídicamente se le puede imputar la responsabilidad de
los actos, porque es el autor de los que lleguen a emitirse y sólo en un afán de colaboración y coordinación
administrativa que permita el necesario ejercicio de la función pública de manera ininterrumpida se justifica la
labor de la suplencia, que se reduce a un apoyo instrumental que perfecciona y complementa el desarrollo de
un acto emanado del suplido; así la miscelánea fiscal emitida por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
debe atribuirse a su titular, ya que el subsecretario se limita a suscribir dicha resolución, pero esto no significa
de modo alguno, que el subsecretario sea el creador intelectual y responsable de las reglas que forman la
miscelánea fiscal. Por lo tanto, se reitera, para que opere la delegación de facultades es necesario un acuerdo
del delegante en donde especifique las facultades que serán objeto de las mismas, acuerdo que deberá ser
publicado en el Diario Oficial de la Federación, en tanto que la suplencia por ausencia es una figura que la ley
contempla, pero que deja al reglamento interior de cada secretaría determinar los casos en que operará y no
necesita cumplir con la formalidad de la delegación, sino que basta mencionar que con ese carácter se está
actuando y, desde luego, funde legalmente su actuación a través del precepto que lo faculte.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO.

Amparo en revisión 2474/98. Cablevisión, S.A. de C.V. 28 de octubre de 1998. Unanimidad de votos.
Ponente: Hilario Bárcenas Chávez. Secretario: Emilio Hassey Domínguez.

Véase: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo IX, febrero de 1999, página
241, tesis 2a. XVIII/99, de rubro: "SECRETARIO DE HACIENDA Y CRÉDITO PÚBLICO, SUPLENCIA
POR AUSENCIA. EL ARTÍCULO 105 DEL REGLAMENTO INTERIOR DE LA DEPENDENCIA
CORRESPONDIENTE NO ES INCONSTITUCIONAL PORQUE NO EXCEDE LO DISPUESTO POR
LOS ARTÍCULOS 16 Y 18 DE LA LEY ORGÁNICA DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA FEDERAL.".

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Esto es así, en virtud de que injustificadamente la tesis antes citada prevé que entratándose
de la actuación de la autoridad impositiva que se realiza vía delegación de facultades, el delegado resulta
responsable del proceder que realiza en nombre del delegante, en contraste con la suplencia por ausencia,
supuesto en que el suplente no es responsable de la actuación que efectúa a nombre del suplido,
supuestamente en razón de que en el último caso, el suplente no substituye la voluntad o responsabilidad del
suplido. Esta construcción conceptual no tiene ninguna justificación, la realidad es que en ambos casos, el
acto administrativo de que se trate causa un efecto jurídico y, generalmente tal consecuencia da lugar a que se
afecte la esfera jurídica del gobernado, en este contexto debe de responsabilizarse en ambos casos al ejecutor
material del acto, mismo que en su calidad de autoridad – aún de corte temporal – debe de ajustar su actuación
a derecho y no eximírsele para reputar los efectos de un proceder injusto a una persona que invariable e
innegablemente no externó fehaciente y objetivamente su voluntad, es decir, el delegante y el suplido.

REFLEXIONES FINALES.

La defensa fiscal en contra de actos de autoridad que se emiten bajo el esquema de


delegación de facultades o suplencia por ausencia radica en el sostener que tales actuaciones no se encuentran
exentas del control de legalidad, en este sentido es menester que cumplan acuciosamente los extremos que
jurisprudencialmente se han consignado como imperativos de procedibilidad. La omisión de tales
lineamientos da lugar a que se decrete la nulidad de la actuación de que se trate, toda vez que se estará en
presencia de un acto de autoridad emitido por un órgano de gobierno que resulta incompetente.

Adicionalmente, no existe justificación jurídica alguna que autorice que un acto


administrativo que efectúa un suplente no se repute como responsabilidad del mismo, sino que se vincule
como responsabilidad del suplido, toda vez que por regla general toda actuación autoritaria tiene un efecto en
la esfera jurídica del contribuyente, mismo que debe de ser prospectado y, en su caso, reparado por el ejecutor
del acto mismo y no por una ficción jurídica inexplicable, ser responsabilidad del suplido.

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