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EDUCACION INICIAL EN FAMILIA

COMUNITARIA

“Transformado y
deteriorado el Pueblo
Aymara, es un pueblo
sin ganas de morir”(Albo
1988:22)

Concepciones en torno
al Embarazo y parto.

Lic.: Belinda Leyton linares.


Estudiantes: Nelcy Guzmán Llanqui
Rosa Huarachi Acuña
Laura López Coca
Roxana Villanueva Porco
CULTURA AYMARA
Distintas maneras de concebir el mundo
INTRODUCCION

“El mundo Aymara, parte del mundo Andino, es uno de los pueblos que mejor ha
conservado su vitalidad. Pese a los procesos de desestructuración y desculturización que,
como todos ha sufrido, su pueblo y su cultura siguen vivos. Su situación actual es
obviamente muy distinta de lo que fue y también de lo que ahora sería, de no haber mediado
una conquista y una opresión multisecular. Pero, transformado y deteriorado, el pueblo
Aymara es un pueblo sin ganas de morir” (Albó 1988:22).

A lo largo de este trabajo hemos tratado de conocer, rescatar y explicar las concepciones
de la cultura aymara en Bolivia en torno al embarazo.

La información fue recabada a través de la revisión bibliográfica, de varios autores que han
realizado distintas investigaciones sobre la CULTURA AYMARA. Historias de vida,
entrevistas, etc. de madres, mujeres aymaras que relatan mitos, creencias, costumbres y,
tradiciones que han sido transmitidas de generación en generación permaneciendo en el
tiempo hasta el día de hoy.

La filosofía de vida del pueblo Aymara encierra grandes conocimientos, que han sido muy
útiles a la hora de enfrentar distintas situaciones de riesgo, como enfermedades, escases
o abundancia de alimentos, los desastres naturales, la predicción del tiempo futuro entre
otras cosas.

Esta relación complementaria que se ha tenido siempre con la madre tierra y el cosmos ha
permitido que esta cultura siga viva, que los conocimientos y saberes desarrollados hayan
alcanzado altos niveles de aceptación entre las personas, haciéndolas parte de su formas
de vivir y percibir el mundo.

En tal sentido se pretende analizar y reflexionar sobre las prácticas y creencias en torno a
la concepción, embarazo y parto de las mujeres madres aymaras, adentrándonos en la
realidad actual del pueblo Aymara.
DESARROLLO:

Fecundidad:

Existe una relación mutua entre el nivel de desarrollo de un país y su tasa de fecundidad.
Otros dos elementos que caracterizan la demografía de un país son la mortalidad infantil y
las migraciones.

Un fenómeno que vemos en Bolivia y que determina su estado de pobreza es el ritmo de


crecimiento de su economía, que es inferior al crecimiento poblacional.

En áreas rurales, las mujeres declaran la existencia de un hijo nacido vivo solamente
cuando éste ha llegado a los 2 años de edad. Ese acontecimiento, que refleja el miedo a la
muerte, es festejado, con el corte de cabello, o rutuchi en compañía de familiares, amigos
y de la comunidad (Morales 1980:167). La tasa global de fecundidad “extra-oficial” puede
llegar entonces a un índice mayor.

Mortalidad infantil:

Bolivia tiene el índice más alto de mortalidad y natalidad especialmente en el área rural. Una
de las causas más predominantes es la diarrea. El hecho de que mueran más niños
después del primer año de edad, tiene que ver con el período de “destete”, es decir cuando
las madres dejan de dar leche materna a sus hijos y los niños pierden esa protección
justamente a la edad en que inician un mayor contacto con el medio ambiente.

Las causas señaladas como motivo de muerte tienen una dimensión cultural muy diferente
a lo común (Musch 1990:6). Así se habló mucho de la muerte por susto, por khari-khari o
el rayo, “porque el diablo lo llevó, porque el gusano le ha raspado, porque le han embrujado,
o por pena”.

Estas percepciones, están muy arraigadas en la cultura Aymara de nuestro país y están
basadas en una visión de la vida y la muerte distinta de la occidental: la visión de la
integración del cuerpo y espíritu (el ajayu). La muerte o la enfermedad son percibidas como
un desequilibrio y los tratamientos buscan la reintegración de lo físico y lo psíquico. Estas
percepciones coinciden en muchos de los casos con las de otros grupos étnicos, como los
Quechuas.
Mortalidad materna.

La mortalidad materna en Bolivia, tiene sus raíces en las pésimas condiciones, socio-
económicas vigentes en el país. Las niñas tienden a recibir menos alimentos que sus
hermanos varones, es menor el acceso a la atención médica y a la educación. Esta
discriminación agrava aún más las desventajas propias de la pobreza.

El desgaste físico que sufre la mujer desde temprana edad se acentúa cuando entra a su
edad reproductiva. La mujer joven enfrenta un riesgo mayor de enfermarse o de morir en el
embarazo o el parto, ya que su cuerpo no ha adquirido la madurez necesaria para producir
y alimentar un nuevo ser.

Otra causa de muerte materna son las complicaciones que se pueden presentar durante el
parto mismo. En la cultura Aymara, Al igual que el Quechua las madres fallecen por el khari-
khari.

En cuanto al matrimonio:

Las madres se juntan por primera vez cuando son adolescentes. Ese inicio temprano del
matrimonio o concubinato es seguido por un alto número de embarazos sin un
espaciamiento que permita la recuperación del cuerpo de la madre.

Los porcentajes de defunciones maternas, se deben en gran parte al aborto inducido y mal
practicado.

El seguir teniendo más hijos puede en cierta medida ser parte de una estrategia de
sobrevivencia de los sectores pobres: si de los 10 hijos nacidos vivos, se mueren 3, la lógica
de tener el mayor número de hijos posibles es comprensible.

LA MUJER AYMARA DURANTE EL EMBARAZO, EL PARTO Y POSTPARTO

Sin duda, tanto en el campo como en la ciudad, la etapa del embarazo, está rodeada de un
sinnúmero de creencias, mitos y prácticas.

Si bien hay una influencia citadina fuerte en casi todas los aspectos de la vida, se observa
la persistencia de prácticas tradicionales en relación al embarazo.

En comunidades rurales Aymaras las mujeres durante su vida fértil (15 a 45 años) pueden
quedar embarazadas unas diez veces. De estos embarazos la mayoría termina en un
aborto espontáneo o en la muerte del niño (Hatch 1982:337).
El embarazo puede haber progresado uno, dos o tres meses, antes de ser confirmado
definitivamente ya sea mediante el cese del flujo menstrual, el engrose del abdomen y de
los senos o la aparición de mirk'a (manchas en la cara) (Carter y Mamani 1982:141; Izko,
Molina y Pereira 1986:248 y Martínez 1976:110).

Se indica también que la mayoría de las mujeres fija la fecha de nacimiento de acuerdo a
festividades religiosas; por ejemplo: una futura madre podría decir que se embarazó
alrededor de la Natividad, fiesta del 8 de septiembre, y que dará a luz para la fiesta de la
Cruz del 3 de mayo (Carter y Mamani 1982:141; Martínez 1976:110).

LA DICOTOMÍA CALOR Y FRIO:

Un concepto fundamental tanto en la cultura Aymara como en la Quechua es el equilibrio


que producen las fuerzas contrapuestas en el universo. Se hace referencia a la existencia
de dos fuerzas o corrientes que producen la estabilidad en el mundo. De ahí que el bien se
contrapone al mal; el día a la noche; la salud a la enfermedad; la integración a la
desintegración; el calor al frío (Oblitas Poblete 1963:50).

En la concepción Aymara, para que la persona se encuentre en buen estado de salud, es


necesario que haya un equilibrio entre las cualidades junt'u (calor) y thaya (frío), puesto
que usu (la enfermedad) se caracteriza por el predominio de una de estas cualidades.

También los tratamientos tradicionales y el uso de yerbas medicinales están basados en


contrapuestos. Entre las yerbas tenemos las que curan enfermedades del frío y otras del
calor. El acierto en los tratamientos depende de la buena elección de las yerbas (Oblitas
Poblete 1963:51).

Veremos en los siguientes acápites que las recomendaciones que recibe la usur
warmi (mujer embarazada) están sustentadas por el concepto del equilibrio entre cuerpo y
espíritu. Las plantas medicinales, utilizadas por las mujeres durante su embarazo parto y
post-parto, procuran encontrar sobre todo un estado de estabilidad, ya que durante el
embarazo el cuerpo es percibido como “cálido” y durante el parto como “frío”.

Los términos aymaras de usur warmi (embarazada) y de usuchasiña (dar a luz o como
dicen las mujeres: enfermarse) emparentan el embarazo y el parto a una categoría
de usu (enfermedad). A la mujer embarazada no se la aisla físicamente de la comunidad,
pero sí se la considera como sujeto con estado anormal, y por ello tiene que protegerse de
las amenazas desequilibradoras que la rodean mediante ritos de protección (Portugal
Michaux 1987:357).
SOBRE LA FECHA DEL PROBABLE PARTO, ALGUNAS COMENTAN:

“Se me pierde mi sangre, y si pasa así dos meses, ya digo estoy enferma y empiezo nomás
a contar nueve meses, así pues yo sé cuándo va a nacer mi wawa” (término aymara para
bebé). Una mujer recordando su primer embarazo: “en mi primer embarazo pensé que
estaba mal, porque mi ánimo(a) se había escapado, pero mi suegro me lo ha visto en coca y
recién he sabido que estaba embarazada”.

Una vez que saben de su embarazo, la mayoría de las mujeres cuentan lo que le sucede a
su esposo, porque “está conmigo”, “a él siempre se avisa, pues, a quién más”, “porque él
es mi compañero”. Entre las razones para que avisen al esposo y no a otra persona están
el miedo y la vergüenza que sienten: “me da vergüenza porque mi wawa chiquitita todavía
está; saben hablarse, se miran, se critican, —ya está otra vez enferma— así saben decirse,
por eso no sé contarme siempre”. Casi nadie comunica de su embarazo a otro familiar u
otra persona por el miedo de que “un espíritu maligno puede enterarse y hacer daño a la
madre o al niño”.

El tiempo que transcurre hasta comentarlo con su esposo varía: alguna de las mujeres lo
hace entre el primero y segundo mes de embarazo, otras a partir del tercer y cuarto mes y
muy pocas de las mujeres recién lo hace a partir del quinto mes, por no recibir comentarios
negativos del marido “acaso has dormido conmigo, así me dice mi marido”.

En cuanto a las actividades que desarrolla la mujer durante su embarazo:

La mayoría de las mujeres continúa desempeñando sus labores como de costumbre hasta
que su embarazo está ya avanzado. A partir de entonces recibe la ayuda del esposo en
algunas tareas, como la de levantar cosas pesadas y el cuidado de los animales. Esta
colaboración va disminuyendo en cada embarazo, en el primer embarazo será mayor que
en los subsiguientes (Izko, Molina y Pereira 1986:98; Carter y Mamani 1982:141).

La ayuda que recibe la mujer del esposo se limita a traer agua, lavar ropa o cocinar en
pocas ocasiones. Comenta una mujer: “El primer mes me ayuda, porque mal siempre me
pongo”, otra dice: “Recién en el último mes, cuando no puedo agacharme me ayuda a lavar”.
Otras no reciben ningún tipo de ayuda “no me ayuda mi marido, porque trabaja pues.

Debido a la aguda situación socioeconómica del país, muchas mujeres con embarazos ya
avanzados, ya sea en el área rural o en la ciudad, continuan desempeñando las labores en
el hogar a la par de actividades fuera de él (venta de diversos productos en ferias o en las
calles).
CONSEJOS PARA TENER UN BUEN EMBARAZO Y EVITAR UN PARTO

DIFÍCIL:

Surgen cantidad de concepciones y prácticas que se dan con mínimas variantes tanto en
el área rural como en la ciudad. La futura madre puede recibir las siguientes
recomendaciones, de parte de la madre, suegra, o de otra familiar o vecina durante su
embarazo.

Durante el embarazo la mujer tiene que escoger el medio templado, mediador entre los
extremos que son el frío y el calor (Portugal Michaux 1987:357).

Así, algunas recomendaciones se refieren a los agentes cálidos y fríos que podrían alterar
aún más el equilibrio interno corporal, además de otros consejos tales como:

 No debe exponerse al lupi (sol), pués este la quemaría adentro mismo de su cuerpo.
 No debe exponerse al frío, pues originaría una “bola en el vientre” de la mujer
embarazada, alterando la circulación corporal (Portugal Michaux 1987:367).
 No debe sentarse con la espalda al sol, porque la placenta puede pegarse a la pared
del útero.
 Hay que cuidar de no quemar la comida para que la placenta no se pegue a la espalda.
 Debe evitar caminar sola por quebradas, para no ser agredida por los espíritus
malignos: saxra7, 8lari-lari9 y wayra10.
 No debe ver cadáveres de personas o animales para que su hijo no nazca larphata,
afectado por anemia (Van den Berg 1985:109).
 No debe quedarse sin hacer nada, porque el niño puede ser vago.
 No debe sentarse mucho, para que la cabeza del feto no crezca demasiado.
 Debe reducir al mínimo la preparación de la ropa del niño, en la creencia de que el niño
nacerá muerto o morirá pronto.
 Si la embarazada se antoja de alguna comida, debe ser satisfecha, ya que de lo
contrario podría sufrir un aborto.
 No debe hilar, en el caso que tenga que hilar, debe hacerlo al revés, así evitará que el
cordón umbilical del niño se enrede alrededor del cuello.
 No debe alzar cosas pesadas o calientes en la espalda, para no dañar al feto.
 Si la futura madre no se alimenta adecuadamente durante su embarazo, podría
retrasarse el parto causándole dolores intensos.
 No se debe tocar a los recién nacidos, para evitar el t'isi (moco).
Todas las mujeres recibieron por lo menos tres de las recomendaciones descritas arriba y
tratan de cumplirlas, aunque en algunos casos les resultaba difícil. Ellas cuentan: “saben
decirse, no vas a ver perros muertos, pero por donde vivimos hay cenizales y a la fuerza
vemos animales muertos. Yo saludando, sé pasar y nada pasa también”. Otra comenta:
“Dicen que no hay que hilar, pero a mí me llega sueño y para no dormir tengo que hilar”.

ALIMENTACIÓN DE LA MUJER EMBARAZADA EN EL CAMPO:

Algunos señalan que la embarazada por lo general come lo mismo que el resto de la
familia: papa, ch'uñu (papa deshidratada), haba, tunta, pan, quinua, arroz, sultana, cebada.
Toma también agua de phasa, de vez en cuando leche de vaca o de oveja —una dieta
pobre en proteínas— debido a que la carne, huevos y queso están destinados a la
comercialización (Carter 1982:142; Martínez 1976:111). Algunos de estos alimentos son
preferidos y recomendados a la embarazada, por su reputación de ser neutros, como
el ch'uñu (Portugal Michaux 1987:357). También se le aconseja ingerir una serie de
alimentos para mejorar su alimentación como caldos de quínua, gallina, cordero, frutas,
verduras.

Existen algunos alimentos y bebidas que deben evitarse: ají, alcohol, chicha. Entre las
mujeres embarazadas en el campo se da un amplio rechazo a la carne y una marcada
preferencia por las frutas (Izko, Molina y Pereira 1986:98).

Algunas mujeres embarazadas prefieren no ingerir algunos alimentos porque no les gusta,
o les provoca náuseas y en algunos casos vómitos. Así, no comen fideo o arroz, pescado,
ají o condimentos: “ajo no como, sabe hacerse secar la leche”; no comen verduras o
cebollas, no toman café “vuelve negro a la wawa.

Con referencia a los mareos, las náuseas y el malestar general durante el embarazo, para
la mayoría de las mujeres, se deben a un susto o alguna herida interna causada por el
trabajo físico realizado (Carter y Mamani 1982:142). Puede ocurrir también por pena o
debilidad.

TRATAMIENTOS PRENATALES:

Estos tratamientos prenatales nos están mostrando que la medicina tradicional no


solamente es curativa sino también es preventiva.

Por eso, cuando la embarazada en el campo presenta dolores inesperados, consulta con
el yatiri (adivino), el qulliri (curandero) o la usuym (partera). Generalmente el diagnóstico se
hace a través de la lectura de coca y de acuerdo al resultado, se tratará a la persona con
mates de yerbas, ofrendas a los espíritus ofendidos o simplemente se darán
recomendaciones sobre su cuidado personal durante los meses restantes del embarazo.
(Carter y Mamani 1982:142; Martínez 1976:112).

Se cree tener, molestias debido a que el feto está en mala posición o por que se “enfriaron”,
entonces ellas proceden a friccionarse o pide que lo haga su esposo, con mentisan,
belladona, con la saliva producto de la masticación de la coca, o toma algún mate de
manzanilla o coca.

Algunas van donde el adivino y siguen sus recomendaciones, “él me lo ha mirado en coca,
maldición es, me ha dicho que me bañe con unas yerbas el martes en la tarde”. Otras
acudieron donde la partera, quien utilizó como tratamiento en un caso el qaqt”api y en los
otros el t”alt”api.

Se conocen dos tratamientos prenatales tradicionales:

1. El t”alt”api o manteo. Cuando la madre se queja de dolores se supone que se debe a


una mala posición del feto y la partera ya sea sola, o con la ayuda de cuatro personas
procederá a realizar el t”alt”api. Este tratamiento consiste en lo siguiente: una vez
tendida la mujer embaraza en un poncho o en una frazada, deberá cambiar de posición
(adelante, costado derecho, costado izquierdo, de espaldas con la cara hacia abajo) de
acuerdo a las instrucciones que le dá la partera, mientras ésta sacude suavemente de
ambas esquinas el poncho. Todo esto con el propósito de acomodar al bebé
correctamente de manera que el nacimiento sea fácil. El tratamiento concluye con
breves masajes de ambos costados del abdomen con el zumo de la coca en forma de
saliva.( Carter y Mamani 1982:142, Martínez 1976: 112). Ocho días después se realiza
la misma operación para “reacomodar” los órganos de la madre y prevenir futuras
complicaciones”(Portugal Michaux 1987: 358).
2. El qaqt”api, consiste en un masaje a la embarazada cuando sufre de dolores en el
cuerpo, estos masajes se los hace con una pomada preparada con cebo de vacuno
negro mezclado con hierbas molidas como el molle, romero, chacataya, solda que solda
o jamillo (Carter y Mamani 1982:142). Todas estas plantas son de naturaleza cálida ya
que se supone que la causa de los dolores se deben a un “enfriamiento” del cuerpo de
la embarazada.
Estos tratamientos tradicionales son conocidos por las mujeres, muchas de ellas en el
primer parto recurren a una partera, para posteriormente ser ellas o algún familiar quién lo
haga.

ASISTENCIA A LOS CONTROLES PRENATALES EN LOS CENTROS DE

SALUD:

Casi ninguna de las mujeres hace control prenatal en una posta o centro de salud cercano.

Aquí no influye el costo de la consulta ya que es un servicio gratuito en la mayoría de los


centros. Lo que prima sobre todo es la confianza en sus propias prácticas tradicionales.

A pesar de que existen centros hospitalarios, en la región son excepcionales las mujeres
que acuden a una consulta: la mujer aymara no cambia por nada el trato personal en la
seguridad de su casa, la conversación en su propia lengua y la comprensión y la importancia
que le da a su mundo espiritual el especialista local (Carter y Mamani 1982:143). Ella evita
así la vergüenza de los exámenes vaginales, la posición incómoda para dar a luz en el
hospital, las prácticas de higiene rigurosas que contradicen a la prescripción tradicional del
baño parcial sólo después de una semana o el baño completo luego de un mes, además
del gasto que significa llegar al hospital (Hatch 1982: 337).

Respecto a los médicos señala: “Felizmente buenos nomás me han tocado”. Algunas dicen
nos lastima al tocarnos y el médico dice cuando sus maridos les tocan no les lastiman? a
sus maridos no les dice nada. Nos ha tocado no más buenos médicos. “Las señoras tienen
miedo de ir al hospital, a los médicos “por ahí me hacen mal, se equivocan, hasta en análisis
se equivocan. Sería bueno seguir con medicinas caseras eso no nos hace daño”.

EL PARTO:

La mayoría de los partos son domiciliarios; la atención está a cargo de un familiar y una
partera.

Al considerar que durante el parto se enfría el cuerpo, el lugar preferido para dar a luz es la
cocina, por lo caliente que es, ya que se piensa que si durante el parto se recibe una
corriente de aire se puede estancar y podrir la sangre. Durante el parto pueden ayudar la
madre, la usuyiri, el esposo, o la suegra. La ayuda recibida consistía en fricciones, agarrarle
la mano, hablarle, agarrar a cabeza, realizar el manteo “Mi marido me agarra de la cintura
y me sacude”. Algunas señalan que la persona que le ayudó más fué la hija mayor o algún
otro familiar, en particular dándole mates.
En algunos casos la mujer tiene el bebé sola o prefiere tener al bebé sola, “solita nomás,
porque si están me asustan y me suspende dolor, nace la wawa recién entra mi marido”

Lo importante para las mujeres es tener algún familiar antes, durante o después del parto,
de no estar sola, a no ser que así lo solicite ella. Todos estarán atentos a cualquier pedido
que haga ella. El rechazo a una atención hospitalaria viene de que este apoyo no se da en
una institución.

EL USO DE HIERBAS:

Para que se expulsen coágulos de sangre, se le ofrece a la parturienta mate de sanu-


sanu o itapallo (Carter y Mamani 1982:143, Martínez 1976: 119).

Durante el embarazo, para facilitar el parto y después del parto, ya sea en el campo como
en la ciudad, la mujer recibe una serie de mates de yerbas “cálidas” o “frías” en busca de
mantener su equilibrio corporal.

Las mujeres, al sentir los dolores y para facilitar su parto, toman entre una a tres tazas de
mates.

Plantas usadas durante el embarazo, durante o después del parto:


A medida que los dolores van aumentando se le va dando otros mates, como la manzanilla
con poco azúcar, o bien un masaje por todo el cuerpo, con alcohol tibio, prestando especial
atención a los músculos de la región baja posterior y del abdomen.

”Después del parto saben darme mate de hojas de higo para limpiar dice”; “me saben dar
mate de perejil o de Q'uwa, “apura a que baje toda la sangre y limpia hasta el mes y si no
tomara dice que se me puede juntar la sangre”.
SOLUCIONES EN UN PARTO DIFÍCIL:

Cuando un parto es difícil, buscan las causas que producen tal hecho, entre otras, las
actitudes de la madre durante el período prenatal. Si la madre ha tejido o hilado durante la
espera, entonces agarran cualquier prenda tejida y la empiezan a desatar o empiezan a
hilar a la inversa porque piensan que el cordón umbilical puede estar enredado como los
hilos del tejido y al hacerlo en forma invertida creen que se solucionará el problema.

Si se sospecha de una maldición se prepara una ch'iqa ch'ank'a (hilos preparados a la


izquierda) de lana negra de llama, y se la va arrancando en pedazos, con una oración, por
encima del cuerpo de la parturienta.

Luego se lleva a la persona a la braza juntamente con kupal (copal) para. sahumar y
finalmente la mujer sopla una botella vacía lo que simboliza la expulsión del niño (Carter y
Mamani 1982:143).

Si todo esto no da resultado, la persona que atiende el parto se lava las manos con agua
tibia y jabón, mezclado con aceite comestible para introducir la mano a la vagina y sacar al
niño a la fuerza. Una vez que nace el niño, le frotan a la madre con sebo caliente de toro, y
le hacen tomar mate caliente de coca y orégano, manzanilla con unas cuantas gotas de
aceite.

Otras prácticas a las que se recurrió para solucionar la dificultad consistió en lo siguiente:
“la escoba ponen en cruz y hay que pasar por los cuatro lados”, “han sahumado el cuarto
para que no venga el saxra, cebolla caliente debajo de la cama saben poner, para tener
fácil”, “comer, caminar y sahumar eso me ayuda”, “yo ya no me acuerdo... como muerta me
habían llevado al hospital”. “Con algo me han raspado mi espalda, cuchara de palo me
parece”, “Sí, con sajraña se saben raspar la espalda”.

LA IMPORTANCIA DE LA PLACENTA

Para los Aymaras, la placenta o wawa iqиiñа tiene gran importancia etiológica y viene a
conformar parte del vasto mundo de lo sagrado, proporcionando explicaciones fáciles para
los infortunios de la vida. Es por eso que será un anciano quien se ocupe de lavar bien la
placenta, extrayendo toda la sangre de todas las venas para que la cara del niño resulte
simpática y no llena de mochos. Una vez lavada, en algunas comunidades, la queman
echando luego las cenizas en el techo y en otras comunidades la entierran en el patio. Si
no se deshacen de ella correctamente, tanto la madre como el hijo están en peligro, se llega
incluso a decir que el niño no se criará sano ni fuerte y aún, probablemente muera. Si en el
futuro el niño presenta algunos defectos físicos, o anda siempre sucio, se atribuye también
al hecho de no haberse lavado bien la placenta.

Todas las mujeres han enterrado o guardado la placenta,

“en mi Eduardito, sí en él, lo hemos botado nomás por eso pienso que se ha muerto, por
eso no se bota hay que guardar”.

“El cordón se corta con loza, si se corta con cuchillo o tijeras, ladrón puede ser dicen, cómo
será”, “Cortito nomás hay que cortar el cordón para que no sean de vida licenciosa”.

CUIDADOS EN EL POST-PARTO:

Los Aymaras en el campo muestran una gran preocupación por la madre, ya que es
atendida por el esposo, la suegra, la partera o algún otro pariente. Ella permanecerá en la
cama durante tres o cuatro semanas en el primer parto y varios días en los siguientes. Para
evitar que haya hemorragias, la madre es envuelta fuertemente con un chumpi, lo que
también evita que su matriz vacía sufra un desgarramiento.

Al considerarse que durante el parto todos los poros del cuerpo se han abierto, lo que
significa un grave peligro, pues la madre al estar simbólicamente “abierta”, está expuesta a
cualquier agresión. Por eso tiene prohibido tocar agua: no puede bañarse ni lavar ropa, ni
bañar a su hijo por espacio de tres semanas a un mes, al término del cual tomará un baño
de romero. Este baño además de ser benéfico por sus cualidades antisépticas y tonificantes
del romero, tiene un aspecto simbólico importante, ya que permite al cuerpo terminar su
proceso de reconstitución. De no cumplir dicha prescripción se corre el riesgo de que
sobrevenga el “sobreparto”. Este estado llamado “sobreparto” parece ser causado por un
desequilibrio térmico corporal, provocado por un exceso de frío —comidas frías o agua
fría— o de calor —no se debe mirar al sol (Portugal Michaux 1987:360-361).

“me cuido del sobreparto, dicen que es peor que el parto, no tomar agua cruda ni refrescos
en botella, no tejer porque, los palillos son fríos y las manos se rajan en sí, es todo el cuerpo
queda como carne de un recién nacido, no hay que sentarse de lado nomás para que salga
toda la sangre”. “Con el gato, perro o la gallina no hay caso de hacer ver a la wawa de sus
ojitos legañas salen mikhi dicen, no ve”.
La dieta de la madre es especial, sobre todo le dan alimentos cálidos, evitando los fríos
(papa, quinua, kañawa). Las mujeres recuerdan su parto por la cantidad de carne que
consumieron. Algunas recordaron así, que durante el primer parto comieron dos corderos
y en el segundo uno; reciben en este período cuatro comidas al día, entre las comidas , se
prepara la ropa del niño, no habiéndolo hecho antes debido a la creencia de que un exceso
de preparativos puede causar la muerte del niño (Carter y Mamani 1982:147; Martínez
1976:124).

Existen algunos alimentos que no se sirven como las cebollas y se dan una serie de
explicaciones para no hacerlo, “el cuerpo está abierto, como si nuestro cuerpo estuviera
lleno de agujeros como colador y el frío puede entrar”, “no se come cebolla ni hay que tomar
agua fría porque se levanta sobreparto”, “cebolla no, tiene llaga nuestro vientre y lo malogra
más, no hace que se vuelva a lo normal, no se come sal, “la madre (útero) como herida
está, por eso sin sal se come yo un mes sin sal cocino” y otros condimentos porque le hace
mal, “yo he comido queso humacha y como tiene ají, mal me ha hecho, mi matriz fuerte me
ha dolido me daba ganas de pujar nomás”; “Sin ajo sé comer, seca la leche pués”.

Las mujeres que son parteras coincidieron señalando que el consumo de cebolla después
del parto produce cáncer porque el cuerpo está bien delicado.

ALGUNAS CREENCIAS:

El siguiente aspecto fue comentado por una de las mujeres: “después de mi parto, mi marido
sabe ir a comprar cosas para cocinar y me deja sola, me trae espejo, tijera, cuchillo, para
que no entre el sajra, no te vas a dormir me dice; me sabe querer vencer el sueño grave
siempre, pero no sé dormir hasta que llega mi marido”.

CONCLUSIONES:

Cada pueblo, cada comunidad y cada cultura a lo largo del tiempo han mantenido sus
costumbres, tradiciones, y creencias de distintas maneras, los cuales varían de acuerdo
al contexto en el que viven y el tipo de vida que llevan.

Cada una es distinta y tiene su propia forma de vivir, y concebir el mundo, las prácticas y
hábitos son distintos entre individuos. Esto hace que cada mujer viva su embarazo de
distintas maneras.

Somos conscientes de que algunas de estas prácticas culturales que han permanecido en
el tiempo, solo son simples creencias que han tenido graves consecuencias: como abortos
espontáneos, niños con discapacidad, muerte de la madre y el niño durante el trabajo de
parto (sufrimiento fetal), infecciones, desnutrición por la mala alimentación. Pero otras
prácticas encierran un verdadero conocimiento, diferenciándolas consideramos importante
difundirlos para que forme parte de la forma de vida de otras personas ajenas a esta cultura.

En nuestras áreas rurales muchos mueren por falta de auxilio, sus miedos a lo ajeno, a lo
desconocido no les ha permito adaptarse a esta nueva realidad que vivimos, los centros de
salud aun ahora son desconocidos para ellos, los maltratos, las relaciones de superioridad,
las exigencias, por parte de los médicos han tenido grandes repercusiones y esa es una
barrera que no permite establecer una relación de confianza entre médicos y pacientes de
contextos rurales. Debemos considerar al embarazo y el parto como situaciones que deben
ser comprendidos dentro del contexto de la salud sexual y reproductiva de la población. Es
un proceso fisiológico que requiere de ciertos cuidados necesarios para evitar ciertos
riesgos durante la concepción, el embarazo y el parto.
Busquemos un equilibrio entre campo ciudad, usemos los mates tradicionales de nuestro
contexto y hagámonos los análisis que necesitamos para prevenir futuras discapacidades
o enfermedades de nuestras wawas, todo encaminado hacia un vivir bien.
BIBLIOGRAFIA

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Etnopharmacology Elsevier Scientific Publishers, Ireland.

CÁRDENAS, M., 1989.- Manual de plantas económicas de Bolivia, Editorial Los Amigos del
Libro, 2a. ed. La Paz-Cochabamba, 333 p.

CARTER, W., MAMANI, M., 1982.- Irpa Chico Individuo y Comunidad en la Cultura Aymara,
Juventud, La Paz, 460 p.

EQUIPOCRECIMIENTOYDESARROLLO, 1990. - Informe de Actividades de la Gestión 1990,


Informe mimeografiado, Centro Comunal El Carmen, La Paz.

FRANQUEVILLE, A., AGUILAR, G., 1988. - El Alto de La Paz: Migraciones y Estrategias


Alimentarias en Bolivia, INAN/ORSTOM, La Paz, 163 p.

HATCH, J.K., 1982. - Nuestros Conocimientos. Prácticas Agropecuarias Tradicionales en

Bolivia, Vol. II Región de Valles Templados. Un texto escrito por familias campesinas,

Ministerio de Asuntos Campesinos y Agropecuarios, La Paz, 450 p.

PALABRAS IMPORTANTES:

 Rutuchi. Nombre del rito del primer corte de pelo de un niño. Este rito se realiza
generalmente cuando un niño tiene entre uno y dos años de edad y marca la
transición de la infancia a la niñez. Los padres escogen padrinos para esta
ceremonia. El niño está sentado solo sobre un awayu (tejido) al lado de un plato con
tijeras. Primero corta el padrino, llevando junto con las tijeras un billete. Después le
siguen todos los presentes (Van de Berg, 1985:132).
 Susto. Por muchas razones el hombre puede dejarse asustar. Tras de esto están
generalmente, los espíritus malignos. El efecto es, casi siempre, que se sale el alma
del cuerpo y que se enferma. Se habla de la enfermedad del susto (Van de Berg
1985:180).
 El khari-khari, es un personaje legendario, a menudo imaginado como un sacerdote
o monje que vagabundea en las noches oscuras por los caminos del campo.
Adormece a los transeúntes solitarios, les corta la carne y extrae grasa de sus
cuerpos para hacer velas. La víctima muere más tarde (Van de Berg 1985:101).
Los Quechuas hablan de kharisiris o lik'ichiris. Algunos médicos que analizaban este
fenómeno identifican la enfermedad atribuida al khari-khari a la anemia, a veces
combinados con infecciones de ganglios. Otros la identifican con la fiebre tifodea y
los cuadros de abdomen agudo (Musch 1990:68).
 El rayo. Una persona puede asustarse y enfermarse o morir por varias causas:
puede ser que le haya caído el rayo, que esté con pena, etc.
 Perder el ánima. El ánima es un alma humana de menos importancia que el ajayu
y da el impulso de vida del hombre. También el ánima puede perderse y salir del
cuerpo, pero su pérdida no puede causar la muerte. (Van der Berg, 1985 p. 25).
 Kuka uñaña. Leer en coca, verbo utilizado para indicar la actuación de los
especialistas religiosos que diagnostican enfermedades por medio de las hojas de
coca.(Van den Berg, 1985 p.96). El término botánico de Coca es Erythroxillum Coca.
 Saxra. Nombre genérico de los espíritus malignos dependientes supaya (8). Los
espíritus malignos son numerosos y vagan por todo el territorio de los Aymaras.
Actuan principalmente de noche, más en especial aún en la medianoche, causando
en las personas humanas la pérdida del alma y enfermedades. (Van de Berg
1985:173).
 Supaya. Originalmente un espíritu ambivalente, maligno y benévolo, que por
influencia del cristianismo ha sido degradado e identificado con Satanás.
Actualmente el supaya ocupa el puesto más alto en la jerarquía de los espíritus
malignos (Van de Berg 1985:179).
 Lari-lari. Espíritu maligno que tiene la figura de un animal. (Van den Berg, p. 109).
 Saxra wayra. 'Viento maligno' (saxra: maligno, espíritu maligno; wayra: viento). Un
viento dominado por espíritus malignos que causa ciertas enfermedades. (Van de
Berg 1985:174).
 Phasa. Tierra que contiene silicato de aluminio, con cualidades curativas (Martínez
1976, p.l 11).
 Kupala. 'Copal', árbol grande que brota en regiones selváticas tropicales. La resina
extraída de este árbol es colocada en las ofrendas como don olfatorio para los seres
sobrenaturales y sirve también para sahumerios. (Van Den Berg, 1985, p. 98).
 Sajraña. Peines de raíces de Bromeliaceae, pequeñas escobas de 10 a 15 cm de
largo y 6 a 8 cm de diámetro, destinadas a desenmarañar los cabellos muy
apelmasados Se las fabrica también de las raices tiesas y duras de varias Puyas de
altura. (Cárdenas, M., 1989, p. 216).
 K'ara. Pelado, sin nada, sin bienes materiales (entrevista mujeres migrantes La Paz
1991).
 Mikhi. Espíritu maligno imaginado como una mujer con una luz entre las piernas
que vagabundea por las chacras y trata de destruir los cultivos. Es capaz también
de perjudicar la salud de las crías de los animales pequeños y causarles la muerte.
(Van den Berg,1985 p. 122).
 Chairo. Sopa típica del Departamento de La Paz con extensión en el Altiplano y
Valles de Bolivia. El caldo se prepara con carnes frescas o secas a las que se añade
chuño molido o picado, papa y/o haba, arvejas, y/o trigo mote o pataska, hierba
buena, y que al momento de servir se espolvorea con perejil picado. (Franqueville y
Aguilar, 1988, p. 154).
HISTORIA DE VIDA

Nombre: Francisca calisaya


Edad: 38 años
Lugar de procedencia: La Paz, provincia Santiago de huata.

Doña francisca dice:

“El embarazo es parte de la vida y es algo natural”.

Cuando te casas tienes que darle hijos a tu esposo para que se complemente la familia.
Cuando yo estaba embarazada no me había dado cuenta pero sentía mucho sueño
entonces fue mi suegra quien se dio cuenta de mi estado, después hable con mi esposo.
(Para ellos es algo normal)
En mi estado yo realizaba las cosas con toda normalidad como lavar cocinar y otros que
aceres, recibía poca ayuda de mi esposo ya que se iba al trabajo pero me acompañaba
mi suegra ella me hacía seguir sus costumbres y tradiciones y creencias que tenía ella y
que forma parte de su vida.
Me decía que no debo caminar sola por las calles, en lugares oscuros, ya que los malos
espíritus pueden hacerme algo, no debo estar mucho tiempo en la cocina porque se
calienta la placenta, no debo tejer ni hilar nada, porque se envuelve con el cordón umbilical
al bebe .
En mi alimentación comía o me alimentaba con normalidad de los productos y comida que
consumía la familia.
Ya en los últimos meses me sentía más cansada pero mi suegra me brindaba más
atención, en el momento del parto me atendió la partera es aquella persona especializada
en brindar atención del parto, así como en recibir y brindar algunas atenciones al recién
nacido. Además me acompaño mi esposo y mi suegra ellos se encargan de preparar los
mates y la comida, y de otras tareas necesarias para facilitar y brindar una buena atención
del parto. (Me enferme en mi casa).
En ese momento no sabes cómo calmar el dolor es por eso que mi esposo me ayudaba
preparándomelo mates y me dieron chocolate caliente para que mi cuerpo entre en calor,
mi suegra estaba ayudando a la partera, después de tener a mi wawa mi esposo se
siento feliz y se encargaba de la atención y cuidado del recién nacido, me ponen a la
wawa a mi lado para que exista una relación de cariño y afecto, después de eso tengo que
estar en la cama por lo menos un mes cuidándome para que no me dé sobreparto.
Lavándome y tomando mates en mi alimentación me servía bastante caldo de cordero
(cabeza) para que tenga leche y alimentarme yo también (sopitas blancas).cunado lloraba
la wawa lo primero que le daba era mi pecho para que pueda lactar y alimentarse.
Poco a poco me levanto de la cama y vuelvo a realizar mis actividades diarias pero en
esos días mi esposo es quien más me cuida y el también realiza todas las actividades de
casa y va a su trabajo.
Yo me cargaba a la Wawa en aguayo para realizar mis actividades (cocinar, lavar y entre
otros).
Cuando tenemos más hijos el esposo siente más por sus hijos que por su propia esposa
y camina feliz por la comunidad. La suegra dice que si nace varón ayudara a su padre en
el trabajo y si es mujer ayudara a la mama.
INFORME FOTOGRÁFICO:

Tratamiento
pre natal: Qaqtápi.

Trabajo de parto
Mujer dando a luz mujer descansando después del parto

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