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JORNADAS REGIONALES
I JORNADAS REGIONALES DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL 2018
ISSN 2618-3706
DE ORDENAMIENTO
TERRITORIAL
"PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO TERRITORIAL
SOSTENIBLE"
FACULTAD DE FILOSOFÍA, HUMANIDADES Y ARTES
UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN
PROVINCIA DE SAN JUAN
Programa de Investigación
EJES TEMÁTICOS
I. ORDENAMIENTO TERRITORIAL
Y POLÍTICAS PÚBLICAS
II. PROCESOS TERRITORIALES EN
ÁMBITOS URBANOS Y RURALES
III. NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA
INFORMACIÓN Y LA
COMUNICACIÓN
Y EL ORDENAMIENTO
TERRITORIAL
IV. TURISMO Y PATRIMONIO
V. RECURSOS NATURALES Y
SOSTENIBILIDAD
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Programa de Investigación
Geografía de la Provincia de San Juan a través de estudios departamentales.
Propuestas de ordenamiento territorial
Comisión Organizadora
Alumnos
Sergio Villagra
Paula Britos
Auspiciantes
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ISSN 2618-3706
EJE II
PROCESOS TERRITORIALES EN ÁMBITOS URBANOS Y RURALES
Resumen
Durante el desarrollo del proyecto emancipador sanmartiniano, la jurisdicción de San Juan
participó del esfuerzo de guerra a partir del aporte de diversos recursos humanos y
materiales. El éxito del proyecto implicaba que el esfuerzo efectuado fuera recompensado.
La ampliación de los recursos agrarios por medio de la construcción de nueva
infraestructura de riego fue una de las acciones compensatorias que recibió San Juan.
La apertura del Canal Pocito, proyectado desde 1815 y finalizado hacia 1819, constituyó la
mayor obra de riego realizada en San Juan desde comienzo del siglo XVII. Su construcción
cambió la distribución del agua de riego en el Valle Central del río San Juan ampliando hacia
el sur de la ciudad de San Juan el espacio agrario productivo que abarca los actuales
departamentos de Rivadavia, Rawson y Pocito. Este aprovisionamiento regular y seguro de
agua viabilizó el desarrollo agrario y varió la configuración territorial que perdura hasta la
actualidad.
El objetivo de este trabajo es analizar e interpretar las fuentes documentales de este proceso
histórico, sus implicancias en la organización territorial Valle Central del río San Juan y
cartografiar sus distintas alternativas. Para ello se recurrirá a cartografía antigua, imágenes
satelitales de alta resolución para obtener en forma preliminar la disposición espacial de la
traza del canal, incorporando además el resultado de trabajo de campo, registro fotográfico
e información georreferenciada.
Introducción
La Historia Agraria, una especialización relativamente nueva dentro de los estudios
históricos, posee la capacidad de vincular los cambios producidos dentro de una realidad
social del pasado con las condiciones geográficas del espacio que cada grupo ocupaba y
hacía producir. Desde esta perspectiva es posible abordar un caso particular de variación
del espacio agrario que creó un nuevo ordenamiento territorial en la actual provincia de San
Juan.
Durante el desarrollo del proyecto emancipador sanmartiniano, la jurisdicción de San Juan
participó del esfuerzo de guerra a partir del aporte de diversos recursos humanos y
materiales. El éxito del proyecto implicaba que el esfuerzo efectuado fuera recompensado.
La ampliación de los recursos agrarios por medio de la construcción de nueva
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infraestructura de riego impulsada por San Martín fue una de las acciones compensatorias
que recibió San Juan.
La apertura del Canal Pocito, proyectado desde 1815 y finalizado hacia 1819, constituyó la
mayor obra de riego realizada en San Juan desde comienzo del siglo XVII. Su construcción
cambió la distribución del agua de riego en el Valle Central del río San Juan ampliando hacia
el sur de la ciudad de San Juan el espacio agrario productivo que abarca los actuales
departamentos de Rivadavia, Rawson y Pocito. Este aprovisionamiento regular y seguro de
agua viabilizó el desarrollo agrario y varió la configuración territorial que perdura hasta la
actualidad.
El objetivo de este trabajo es analizar e interpretar las fuentes documentales1 de este
proceso histórico, sus implicancias en el ordenamiento territorial de San Juan y cartografiar
sus distintas alternativas. Para ello se recurrirá a cartografía antigua, imágenes satelitales
de alta resolución para obtener en forma preliminar la disposición espacial de la traza del
canal, incorporando además el resultado de trabajo de campo, registro fotográfico e
información georreferenciada. Este aporte puede servir de base para valorar al Canal Pocito
como patrimonio territorial de San Juan
comparativo del poder totalitario, citadas en Pérez Picazo y Lemeunier (1990), p. 21/23.
4 Gómez Orea, Domingo (2002), Ordenamiento Territorial, p. 29.
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5 Palmer, Ángel, Wolf, Eric (1972), Agricultura y civilización en Mesoamérica, p. 135/138; Allup, Leopoldo
(1993), Desarrollo de ecosistemas áridos, p. 78.
6 Gutiérrez, Marta, Furlani, María (1993), Geografía agraria.
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El riego de las tierras del Pocito: de la valoración del espacio a la postergada apertura
(1815-1817)
No se puede precisar el inicio del proceso del pasaje de la tierras de Pocito de un espacio
potencialmente agrario a su apertura, aunque claramente fue previo al impacto del accionar
del General José de San Martín como Gobernador Intendente de Cuyo (1814-1820)7. Sin
7Este período resulta de la consideración del ejercicio directo de San Martín como Gobernador Intendente de
Cuyo (agosto de 1814 a septiembre de 1816) en plenitud de sus funciones y de la delegación del Gobierno civil
en el Coronel Toribio de Luzuriaga (agosto de 1816 como interino y como Gobernador Intendente propietario
desde septiembre de 1817 hasta su renuncia en enero de 1820). Esta periodización no incluye las delegaciones
provisionales y las suplencias varias. San Martín mantuvo el mando militar de Cuyo por lo que en el ejercicio del
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gobierno superior de la Gobernación Intendencia se mantuvo el mando dual entre San Martín y Luzuriaga, como
se ve reflejada en la documentación analizada.
8 Vera, Mélody, Menéndez, Néstor y Genini, Guillermo (2018), San Luis y su participación en la Campaña
Libertadora (1814-1819).
9
Goldam, Noemí (1998), Revolución, república, confederación, p. 25/69.
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Figura 1. Valle Central del río San Juan, espacio agrario de origen prehispánico y colonial.
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Antes de la llegada de los españoles a mediados del siglo XVI el espacio agrario que ocupa
la ciudad de San Juan y sus poblaciones cercanas se regaban por el cauce del Arroyo Estero
de Zonda. Este espacio de tradición indígena fue apropiado por los conquistadores
españoles para imponer su dominio fundando la ciudad de San Juan de Frontera en 1562. A
comienzos del siglo XVII se produjo la mayor de las novedades dentro del período de
dominio hispánico cuando se abrió una toma directamente sobre el cauce del río San Juan
en la cercanía del actual Dique Partidor San Emiliano desde donde se dio comienzo al
denominado Canal de la Ciudad que llevaba una provisión mayor de agua para la población
urbana y sus alrededores. A esta estructura principal se le sumaba una larga tradición de
tierras regadas en el Valle de Zonda que también contaba con antecedentes indígenas.
Durante el siglo XVIII se amplió la superficie agraria pero no se realizó ninguna innovación
en la estructura de riego de envergadura10 (figura 1).
A comienzos del siglo XIX se inició la apertura de un nuevo espacio agrario en la margen
izquierda del río San Juan en el denominado Valle de Angaco, actuales departamentos de
Albardón, Angaco y San Martín. Esta apertura fue previa al accionar de San Martín, pero su
intervención fue de vital importancia para transformar su apertura en una oportunidad de
compensar a gran parte del sector propietario que expresaba su interés en lograr el
beneficio de su posesión y usufrutuo a través del Cabildo. En este caso la decisión de San
Martín fue proporcionar los medios políticos, jurídicos y técnicos necesarios para lograr el
ordenamiento del espacio según un fin específico: el aumento de los ingresos fiscales. En
este caso se procedió la división de las tierras con riego entre el dominio del Estado,
representado por el Gobierno de la Intendencia de Cuyo y sus funcionarios, y la corporación
del Cabildo de San Juan. El dispositivo ideado fue la subasta entre los vecinos para que de
esta manera fuera posible “aumentar la caja del erario público”, previa mensura y tasación11
(figura 2).
Fue diferente la situación de las tierras del Pocito ubicada en una amplia superficie al sur y
al suroeste de la ciudad de San Juan (figura 2). No se trataba de un espacio agrario ya creado
donde era necesaria la intervención del poder administrador para asegurar el beneficio de
la posesión a la comunidad de los propietarios, sino era un espacio ya identificado como
potencial donde era factible su conquista como espacio agrario. Esta transformación
implicaba un cambio muy significativo dentro del ordenamiento territorial del Valle Central
del río San Juan ya que suponía la extensión hacia el sur de tierras potencialmente agrarias.
La sociedad local, representada por el grupo dominante de los propietarios, consideraba
factible la transformación de las tierras libres de ocupación del Pocito en un nuevo espacio
agrario mediante la apertura de un canal de riego.
Se desconocen los antecedentes de la etapa de valoración y estudio de los recursos que
tornaron atractiva la posibilidad de su explotación antes de 1815, pero sin duda eran tierras
ubicadas relativamente cercanas a la ciudad, con una comunicación directa y continua con
los espacios agrarios ya integrados en la margen derecha del río San Juan, lo que favorecía
el tránsito seguro, con la presencia una débil ocupación poblacional previa y libre del efecto
perjudicial de las grades ciénagas que se extendían hacia el este. Además, la existencia de
uno de los principales caminos que vertebraban la circulación regional, esto es el camino
real entre San Juan y Mendoza (actual calle Mendoza), aumentaba su valor ante eventuales
excedentes agrarios destinados a la comercialización.
10 Genini, Guillermo, Conquista española y ocupación territorial en San Juan (1551-1618), p. 275/298.
11 Landa, Augusto (1941, Dr. José Ignacio de la Roza. Documentación histórica. Tomo I, p. 194/197. El laudo
consistió en dividir las tierras fiscales que quedaron en manos del Gobierno de la Intendencia de las 6.000
cuadras asignadas el Cabildo de San Juan. En sendos casos el destino fue la venta por subasta de las tierras con
riego tras su correspondiente mensura realizada en enero de 1816.
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Figura 2. Valle Central del río San Juan, espacio agrario del Valle de Angaco y Tierras del
Pocito.
El acuerdo que se estableció entre el poder local de la jurisdicción de San Juan, representado
por el Cabildo y el Teniente Gobernador José Ignacio de la Roza y las autoridades de la
Gobernación Intendencia sobre cómo actuar con respecto a las tierras del Pocito, comenzó
a tomar forma mediante disposiciones generales y simultáneas. En primer lugar, se
procedió a verificar la posesión de las tierras que se encontraban en manos particulares
pero que podían ser atribuidas al dominio público. Bajo fuertes penas se ordenó12 por bando
en septiembre de 1815 que todos los vecinos que compraron, solicitaron o tramitaron
tierras del Fisco, “presentarán sus títulos o documentos dentro del término bajo la multa de
Doscientos pesos”. Por la importancia que tomaron los acontecimientos de 1815 esta
decisión se centraba en las tierras bajo conflicto en el Valle de Angaco, pero se lo vinculó de
inmediato a las tierras de Pocito, ya que al parecer se comprobó que eran exclusivamente
fiscales.
El 6 de noviembre de 1815 el Supremo Delegado que había enviado San Martín como
Gobernador Intendente para laudar en el conflicto de las tierras del Valle Angaco, Juan de la
Cruz Vargas, mencionó por primera vez la apertura de un canal en Pocito, siendo la más
antigua hallada al respecto documentalmente. Se dio a conocer como parte de un plan de
grandes consecuencias para el ordenamiento territorial de San Juan. Sugirió que el Teniente
Ministro de Aduanas de San Juan fuese el encargado de iniciar la apertura agraria de Pocito,
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que debía seguir un camino similar al de Angaco, pero sin los problemas que había originado
ese espacio ya abierto. Para ello informó a San Martín que:
“el plan trazado en lo referente a las tierras del Pocito, sacando a Subasta la asequia
que les ha de dar agua, antes de procederse a su venta por el valor que reciben. Todo
en arreglo a lo acordado.
El Ministro de San Juan en uno y otro asunto procede por si sin intervención del
Cavildo por ser propiedad del Estado. Este tiene la mayor necesidad de numerario: el
terreno de reconocerse propietarios para su incremento y fomento, y los vecinos han
de saber el que les ha de caber a título de compra para trabajarlo con dedicación,
esmero y utilidad.
El Estado resive con germinado bien porque descontado puede reparar sus exigencias
y por que el aumento de la agricultura y mejor suerte de los ciudadanos le refluye un
conocido aumento de sus fondo.”
Claramente el origen del plan sobre la transformación de Pocito estuvo impulsado por las
necesidades militares que urgían a San Martín a incrementar los recursos materiales y
monetarios de su jurisdicción intendencial, evitando los conflictos suscitados en el Valle de
Angaco. Sin embargo, sus implicancias llegaban más allá: apertura de un nuevo espacio
agrario aumentando la agricultura, transformación de los vecinos en propietarios,
reparación de las exigencias originadas en el esfuerzo de guerra, acrecimiento de la
actividad económica y, en definitiva, lograr un beneficio al Estado que podía incrementar
sólidamente sus ingresos fiscales. La clave del proceso se encontraba en la secuencia ideada
por de la Cruz Vargas: primero abrir el canal principal de riego y luego vender las tierras
para que la valoración de las mismas fuese previa a su venta.
Inmediatamente13 San Martín hizo suya la iniciativa sugerida por Juan de la Cruz Vargas,
ordenando al Administrador de Aduanas de San Juan, José Antonio Oro, diera cumplimiento
a dos resoluciones de gran importancia para el ordenamiento territorial de San Juan. La
primera sobre división y subasta las tierras del Valle de Angaco entre las atribuidas al
Cabildo y al Fisco. La segunda sobre la apertura de la almodena o subasta pública para
proporcionar agua a las tierras de Pocito.
El 24 de noviembre de 1815 se dio por concluida la almodena que se ordenó para iniciar la
apertura de “la Azequia qe deve proporcionar el Agua a los Terrenos llamados del Pocito”
donde se presentó solo la propuesta de Javier Jofré, unos del principales hombres públicos
y acaudalados de San Juan. Pese a que cumplía con las condiciones solicitadas, su
aprobación se elevó a la consideración de San Martín y al parecer desde el centro de decisión
intendencial se la dejó sin efecto. No se ha hallado documentación al respecto, pero cabe
suponer que las restricciones presupuestarias y las dificultades políticas y militares que
atravesaba San Martín en Cuyo, hicieron postergar el proyectado plan.
Si bien con la conquista agraria de Pocito podía abrirse un nuevo eje en la ampliación de la
frontera agraria de San Juan, su apertura presentaba problemas de difícil resolución, a tal
punto de postergar su inicio hasta fines de 1818.
Fundamentalmente eran tres limitaciones: el trabajo humano requerido para la apertura
del canal, la dirección técnica de su cálculo y realización en especial respecto de la fuente de
agua a ser destinada para el riego, y el capital necesario para su concreción. A su vez estas
dificultades dependían de una situación política y militar favorable, hecho que no sucedía
en el período 1815-1816 cuando la administración de San Martín estaba centrada en la
conformación del Ejército de los Andes. Solo superadas estas dificultades era posible pasar
13El 8 de noviembre de 1815 San Martín ordenó hacer efectivo lo sugerido por su Delegado: “con respecto a los
del Pocito prevéngasele que sacando a remate la acequia que debe darles agua, lleve a debido efecto el plan
trazado sobre su venta, dando cuenta de lo actuado de todo lo que obrare”. Landa (1941), tomo I, p. 204/205.
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del primer momento al segundo dentro del proceso de transformación del espacio agrario
ya señalado.
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San Martín y Herrera era estrecho, lo que no podía ser desconocido para Luzuriaga. Martínez Baeza, Sergio
(1995), Los beneméritos del Ejército de los Andes, p. 141.
16 De la Roza utilizaba el término en su acepción original en latín: cháos; propiamente “abertura”, “agujero”, como
forma de referirse a la acción de delinear y abrir el cauce del canal. Diccionario de la RAE.
17 Landa (1941), tomo II, p. 205.
18 AGPSJ, Fondo Histórico, libro 54 folio 392 y vuelta.
19 Fueron varios los contingentes de prisioneros realistas que arribaron a San Juan. Los primeros llegaron como
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trayecto afectados con la presencia de los propietarios implicados y las autoridades del
Cabildo y el Teniente Gobernador.
La decisión principal fue que el agua se sacaría del rio San Juan mediante una toma en el
valle de Zonda. La presencia de Don Nicolás Sánchez, propietario de las tierras por donde
se debía sacar el agua desde el río era un indicador que la apertura del canal debía contar
con la aceptación de quienes se ubicaban en primeras aguas, es decir en las tierras regadas
que debían servir para conducir el nuevo caudal hacia tierras ubicadas hacia el curso
inferior del canal (figura 3). El proyecto consistía20 en
“que el compareciente Herrera, es obligado a traer el agua por una acequia desde el
cerro Blanco del Valle de Zonda, hasta desender la del Estero, que viene para la
Ciudad, y después sacarla de este, por delante del orno de quemar cal que aparece en
la Quebrada, por donde se va dicho Valle, y de allí introducirla para el Pedregal por la
punta de la Tosca que se halla inmediata a la puerta de la posesión de la Hacienda de
Dña María Francisca Cortinez, desde donde la ha de girar para el Sur hasta enfrentarla
paralelamente al Pocito, dirigiéndola siempre a la parte que convenga al mayor
aumento de los terrenos”.
Otras cláusulas del contrato completaban el proyecto. El abertura del canal debía ser desde
la toma21 en el Estero de un ancho de cinco varas en su parte superior por una vara en el
fondo (4,17 m por 0,83 m aproximadamente) por una extensión de legua y media (7,5 km
aproximadamente), y desde allí hasta su finalización sería de un ancho de cuatro varas en
su parte superior por una vara en el fondo (3,35 m por 0,83 aproximadamente), aunque no
figura su extensión total; debía construir una boca toma con su respectiva acequia en la
propiedad de Sánchez; el plazo de obra era de un año “dexando la corriente sin embarazo
alguno”. Para ello el Teniente Gobernador se comprometía el pago de 5.200 pesos
recaudados mediante Ramo popular, a la entrega de 25 peones por el tiempo acordado que
debía pagar según las condiciones establecidas para los prisioneros y reconocerle el uso de
un alfalfar por seis meses para disponer de su pasto. La firma de José Herrera, de José
Ignacio de la Roza, Nicolás Sánchez y dos importantes vecinos más debía asegurar su
realización.
Sin embargo, la puesta en marcha de la obra acordada tuvo una nueva postergación. El 24
de agosto, un día después de su firma, el Teniente Gobernador de la Roza desde el Valle de
Zonda, decir en el lugar indicado por el acuerdo para iniciar las obras, informó22 serias
dificultades que hacía impracticable el proyecto teniendo en cuenta que debía ser “el partido
más ventajoso ha podido dar de ambas proposiciones”.
Se desconoce los motivos por los cuales se produjeron estas profundas e inmediatas
discrepancias tras un acuerdo aparentemente satisfactorio alcanzado por todos las partes
involucradas. Las dificultades eran fundamentalmente dos: se consideraba “que el trabajo
de dicha acequia debe hacerse por lugares pedregosos en distancia de más de cinco leguas”
y que para realizarlo “hay algunos [lugares] que por su naturaleza más resistente tendrá
que allanarlo a polvora necesariamente”.
Evidentemente la definición sobre como delinear y abrir el cauce del canal a Pocito develó
un juego de intereses en pugna a tal punto que Luzuriaga ordenó detener todas las tratativas
hasta que pudiera resolver esta importante gestión personalmente. Pidió que el Teniente
Gobernador eligiese un práctico por su parte y que el Cabildo eligiese dos por la suya y en
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conjunto se resolvería tras una inspección directa. Por lo tanto, para solucionar los
inconvenientes surgidos intervino en forma personal la máxima autoridad de la Provincia,
esto es el Gobernador Intendente de Cuyo. Luzuriaga delegó el mando en el Cabildo de
Mendoza y partió a San Juan el 17 de septiembre de 1818.
Figura 3. Valle central del Río San Juan, proyecto original de apertura del Canal de Pocito.
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23Llama la atención la mención del “Teniente Gobernador interino” siendo que hasta el día anterior el Titular,
esto es José Ignacio de la Roza, estaba al frente de las tratativas por la apertura del canal y que había recibido la
orden de acompañar a Luzuriaga al sitio de la inspección. Quien firmó el acuerdo definitivo junto con Luzuriaga
fue Alejandro Albarracín. Landa (1941), tomo II, p. 208.
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Juan quedó seco y al descubierto siendo conocido desde entonces como el “Zanjón” (figura
4).
Figura 4. Valle Central del río San Juan, proyecto factible de apertura del Canal de Pocito.
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24Frau, Silvana, Roblñedo (2015), Fernando, El grupo social dominante y el reparto de tierras habilitadas por las
obras hidráulicas durante el periodo independentista en San Juan.
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Conclusiones
La apertura del Canal Pocito en 1818-1819 cambió el ordenamiento territorial del Valle del
Río San Juan que persistía desde el siglo XVII al alterar profundamente la dinámica
hidráulica de las tierras regadas en la margen derecha del río San Juan. Se creó un sistema
riego complejo donde los dos principales distritos agrarios de la margen derecha del río San
Juan unificaron sus tomas para dos canales matrices diferentes, y compartieron desde
entonces el interés hidráulico. Sin embargo, este trascendental cambio no fue planificado,
sino que la decisión se tomó en un contexto histórico específico y con actores sociales
concretos que establecieron los modos y prioridades en el uso de los recursos para un
territorio ya definido.
Teniendo como referencia el proceso de conquista del espacio agrario, la valoración de las
tierras del Pocito como tierras potenciales susceptibles de ser objeto de una nueva
conquista agraria fue realizada por los sectores propietarios locales que tuvieron en el
Teniente Gobernador José Ignacio de la Roza y en el Cabildo local, eficientes representantes.
Esta valoración fue previa a la presencia de San Martín como máxima autoridad en la
Gobernación Intendencia de Cuyo. Sin embargo, a través de su Delegado Juan de la Cruz
Vargas hizo suyo el proyecto de abrir un nuevo espacio agrario pues le permitía aumentar
su capacidad de apoyo de la población local, disponer de nuevos recursos para compensar
y retribuir el esfuerzo de guerra exigido a San Juan y asegurarse el impulso de su finalidad
militar, esto es la conformación y sostenimiento del Ejército de los Andes.
A fin de evitar las maniobras, conflictos y dilaciones producidas en la apertura de otro
espacio agrario como el realizado poco antes en el Valle de Angaco, el proyecto propuesto
por de la Cruz Vargas e impulsado por San Martín implicaba primero la apertura del espacio
agrario mediante una obra de riego de gran envergadura y luego la venta de las tierras. Sin
embargo, este plan ideado en noviembre de 1815 sufrió una larga postergación motivada
por la alternancia en la suerte de armas revolucionarias que no pudieron asegurar la
victoria segura en la campaña libertadora hasta después de la Batalla de Maipú en abril de
1818.
Además, su concreción debió superar las limitaciones referidas entre otras al trabajo
humano requerido para la apertura del canal, la dirección técnica de su cálculo y realización,
en especial respecto de la fuente de agua a ser destinada para el riego, y el capital necesario
para su concreción. Entre 1817 y 1818 por distintas circunstancias estas limitaciones se
superaron.
La apertura del canal planificado no contemplaba una única toma en el río San Juan. Por el
contrario, el proyecto original acordado entre el encargado de realizar la obra, José Herrera,
y las autoridades de San Juan, vinculaba las nuevas tierras por regarse en Pocito con el Valle
de Zonda por medio de un complejo sistema de toma-recarga-toma que usaba una
combinación de un cauce natural y dos artificiales. Este proyecto cambió sustancialmente
en muy corto tiempo por medio de la intervención personal del Gobernador Intendente de
Cuyo, en una llamativa visita a San Juan en septiembre de 1818.
El resultado concreto de este cambio fue la apertura de un canal desde la toma directamente
sobre el río San Juan en la Cañada Brava (actualmente Dique Partidor San Emiliano) hacia
el sur. Además, se cegó el Arroyo Estero de Zonda mediante la construcción de un tapón de
forma triangular realizado en tierra que desde entonces regaron las tierras ubicadas hacia
el sur del mismo en lugar de seguir regando las tierras ubicadas hacia el este como lo había
sido desde tiempos indígenas.
Este cambio alteró también las condiciones referidas al riesgo que vivía la ciudad de San
Juan y sus alrededores. El cegamiento del Arroyo Estero de Zonda, corriente que tenía una
clara dirección oeste-este, eliminó la principal causa de las inundaciones que sufría la ciudad
de San Juan de la Frontera desde su fundación en 1562. Por su parte, la presencia del Canal
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Pocito creó un elemento de seguridad ante las eventuales crecientes que desde el extenso
abanico aluvional que se extendían al este de las Sierras de Zonda, se producían en períodos
de lluvias extraordinarias.
Tras la tardía finalización del Canal de Pocito en mayo de 1819, el inicio el reparto de las
tierras ya productivas por medio de la venta a los interesados en su adquisición, sólo se
produjo a partir de 1820, cuando las finalidades imaginadas por de la Cruz Vargas y San
Martín ya habían quedado en el olvido. Las ventas se hicieron en un marco jurisdiccional y
político radicalmente diferente pues se realizaron ya bajo el contexto del nuevo Estado
provincial surgido en enero de 1820.
Fuentes
Landa, Augusto (1941), Dr. José Ignacio de la Roza. Documentación histórica, tomo I y II. San
Juan, Talleres Gráficos del Estado.
Archivo General de la Provincia de San Juan, Documentación Sanmartiniana (CD). San Juan,
AGPSJ, 2013.
Bibliografía
Allup, Leopoldo (1993). Desarrollo de ecosistemas áridos. San Juan: EFU.
Bragoni, Beatriz (2012). San Martín: De soldado del rey a héroe de la Nación. Buenos Aires:
Sudamericana.
Frau, Silvana, Robledo, Fernando (2015). El grupo social dominante y el reparto de tierras
habilitadas por las obras hidráulicas durante el periodo independentista en San Juan. En Actas
V Jornadas de Historia Social. La Falda: CEHSEGRETI.
Genini, Guillermo. Conquista española y ocupación territorial en San Juan (1551-1618) (en
prensa). San Juan: EFU.
Goldman, Noemí (1998). Revolución, República, Confederación (1806-1852). Buenos Aires,
Sudamericana.
Gómez Orea, Domingo (2002). Ordenamiento Territorial. Madrid: Mundi-Prensa.
Gutiérrez, Marta, Furlani, María (1993). Geografía agraria. San Isidro: Ceyne.
Martínez Baeza, Sergio (1995). Los beneméritos del Ejército de los Andes. En Boletín de la
Academia Chilena de la Historia, tomo 62. Santiago de Chile.
López, Celia (2005). Con la cruz y con el dinero: los jesuitas del San Juan colonial. San Juan:
EFU.
Palmer, Ángel, Wolf, Eric (1972). Agricultura y civilización en Mesoamérica. México DF:
Secretaria de Educación.
Pérez Picazo, Teresa, Lemeunier, Guy (Eds) (1990). Agua y modos de producción. Barcelona:
Critica.
Vera, Mélody, Menéndez, Néstor, Genini, Guillermo (2018). San Luis y su participación en la
Campaña Libertadora (1814-1819). En Actas de las III Jornadas Internacional del
Bicentenario. Santiago de Chile: Sociedad Chilena de Historia y Geografía.
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