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UNIVERSIDAD ESTATAL

“PENINSULA DE SANTA ELENA”


FACULTAD CIENCIAS DE LA INGENIERIA
CARRERA DE INGENIERIA EN PETROLEO

TEMA:
ENFERMEDADES

MATERIA:
SEGURIDAD INDUSTRIAL E HIGIENE LABORAL

PROFESOR:
ING. GERARDO HERRERA BRUNET

NOMBRE:
ACOSTA USAMAG JUAN FERNANDO
ROSERO MELO ADNRÉS ULISES

CURSO
7/1
INGENIERIA EN PETROLEO
Consecuencias de salud en Chernóbil

Se han registrado 5.000 casos de cáncer de tiroides entre niños y adolescentes de la región
ucraniana. La extirpación quirúrgica es altamente efectiva en la mayor parte de los casos (alrededor
del 99%). Sin embargo, al menos nueve niños murieron por esta causa, y los demás se han visto
obligados a depender de fármacos de por vida para suplir la función de la glándula. A todas estas
limitaciones sin entrar en consideraciones políticas, ideológicas, sociales o económicas se han tenido
que enfrentar los científicos. No es de extrañar que los resultados difieran entre sí o que los datos
se ofrezcan en forma de amplias horquillas. El Foro de Chernóbil, un grupo de expertos que aúna
a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras agencias de la ONU, cifra en 9.000 las muertes
causadas por el escape. La alta radiación a la que fueron expuestas las poblaciones colindantes
aumentó en 4.000 los fallecimientos por cáncer, mientras que otros 5.000 serían atribuibles a la
radiación que se diseminó por otras regiones.
El problema de salud más notable fueron los casos de cáncer de tiroides, que se multiplicaron entre
la población menor de 18 años debido a que la leche quedó contaminada por el yodo radiactivo. El
efecto adverso se incrementó, además, por dos motivos: en primer lugar, las autoridades no
retiraron la leche a tiempo de la cadena alimentaria y ésta se siguió consumiendo durante largo
tiempo. Además, los habitantes de la región mantenían una dieta pobre en yodo, lo que significó
que sus glándulas tiroideas estaban necesitadas de este elemento y absorbieron en mayor medida
la variante isotópica radiactiva que contenía la leche.

Enfermedad con minamata

Era un día de la primavera de 1956. El 21 de abril, una niña de la ciudad, de 5 años de edad y llamada
Tsukinoura, amaneció con convulsiones y dificultades para andar y hablar. Ingresó en el hospital de
Minamata, el Hospital Chisso, de la empresa propietaria de la principal fábrica de la ciudad. Fue, esa
niña, el primer caso bien documentado de la enfermedad de Minamata. Su aparición fue reconocida
oficialmente el 1 de mayo, cuando había cuatro enfermos ingresados, entre ellos, la hermana de la
primera enferma. El director del hospital notificó a los servicios de salud que cuatro enfermos
mostraban síntomas cerebrales de origen desconocido.
Con el tiempo y muchos estudios, se descubrió que la causa de la enfermedad de Minamata era el
envenenamiento con metil mercurio asociado al consumo diario de grandes cantidades de pescado
y marisco contaminado con mercurio.

Presenta síntomas muy variados según el grado de exposición al tóxico. Los casos más graves se
caracterizan por problemas sensoriales, sobre todo en las extremidades, problemas de movimiento
y equilibrio y reducción del campo visual. Hay otros signos de problemas neurológicos como la
dificultad en el habla, pérdida de audición, movimiento difícil de los ojos, temblores, … Los casos
más suaves incluyen sensación de pinchazos en las extremidades (parestesia), dolor en las
articulaciones, problemas en el uso de los dedos, dolores de cabeza, fallos de la memoria, insomnio.

Consecuencias en la salud generadas por la bomba de Hiroshima y Nagasaki

Los efectos sobre la salud de la radiación se dividen en dos categorías: problemas agudos que se
produjeron hasta fines de 1945, y otros que se desarrollaron más adelante. Más del 80 % de las
personas expuestas a la radiación en un radio de 1 kilómetro de la zona cero murieron a causa de
sus efectos.

Entre las enfermedades atribuidas a las bombas que aparecieron después de 1945 figuran la
leucemia o el cáncer. El riesgo de leucemia alcanzó su pico siete u ocho años después de la
exposición a la radiación, mientras que los casos de cáncer comenzaron a aumentar 20 años
después.

El cáncer no es el único riesgo para la salud que enfrentan los hibakusha (supervivientes). Las
enfermedades cardiovasculares son más frecuentes entre los supervivientes de las bombas
atómicas que en la población general.
Hasta ahora, se creía que la mayoría de los efectos retardados de la exposición estaban relacionados
con el cáncer. La radiación provoca mutaciones genéticas, algunas de las cuales conducen a un
mayor riesgo de cáncer.

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