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Definición y objeto de estudio de la lógica.

La LÓGICA se ha definido de muchas maneras. Se le ha considerado como “la ciencia del


razonamiento”; sin embargo conceptualizarla de esta manera resulta bastante impreciso.
Para definir la lógica de mejor manera e identificar su objeto de estudio, consideremos que, tanto en
la vida cotidiana como en la práctica científica, construimos estructuras lingüísticas con el fin de
ofrecer evidencias para alguna afirmación o defender una de nuestras opiniones. Los siguientes son
ejemplos de dichas estructuras:

1. Si todos los sindicalizados pagan cuota y Guillermo es un ciudadano, entonces


Guillermo paga cuota
2. Todos los felinos son carnívoros y todos los felinos tienen poderosas dentaduras, en
consecuencia todos los felinos tienen poderosas dentaduras.

Estas estructuras reciben el nombre de argumentos; están constituidas por enunciados


relacionados de tal forma que uno de ellos (conclusión) es apoyado o justificado por los otros
(premisas); expresan la manera como normalmente razonamos.
Cabe aclarar que los argumentos 1 y 2 están presentados en una forma muy simple. Pero es posible
que adopten una apariencia más compleja, para ilustrar esto, observemos algunas variantes del
ejemplo 1:

Debido a que todos los sindicalizados pagan cuota y Guillermo es un sindicalizado, es lógico que
Guillermo pague cuotas.
El que todos sindicalizados paguen cuotas y Guillermo sea un sindicalizado son las razones de que
Guillermo pague cuota.

Incluso, es posible que los enunciados aparezcan en otro orden:

Guillermo paga cuota debido a que es un sindicalizado y todos los sindicalizados pagan cuota.
Guillermo paga cuota porque es un sindicalizado y todos los sindicalizado pagan cuota.

Independientemente de cómo se exprese un razonamiento, lo constante es que entre los enunciados


que lo forman se mantiene una relación de consecuencia, es decir, el hecho de que uno de ellos se
derive o se obtenga de los otros. Lo cual se denota en los ejemplos con las palabras marcadas en
negritas. Un punto interesante acerca de estos argumentos es que son “buenos”, expresan
razonamientos aceptables para cualquier persona que esté en sus cinco sentidos; lo cual quiere
decir que estamos dispuestos a aceptar las premisas, también lo deberemos estar respecto a la
conclusión. En última instancia, no hay posibilidad de afirmar que la conclusión es falsa si aceptamos
que las premisas son verdaderas.
Es claro que no sólo formulamos argumentos “buenos”. Por ejemplo, si alguna persona lee los
siguientes razonamientos:

3. Algunas mujeres son interesadas, por tanto, Gabriela Cárdenas es interesada.


4. Si no me apoyas en la reunión, entonces eres mi enemigo.
Dirá, sin lugar a dudas, que los dos son inaceptables; que la conclusión no se sigue de las premisas,
pues el que Gabriela sea mujer no implica que esté en el grupo de los interesados, y la falta de apoyo
no es causa de enemistad; recuérdese que la amistad no implica identidad de creencias e intereses.

Aceptamos o rechazamos argumentos como los numerados 1 al 4 o los consideramos buenos o


insuficientes, con sólo aplicar la “Lógica natural”, esa capacidad con que todos nosotros estamos
dotados; es suficiente que usemos el sentido común. Sin embargo, por nuestra forma de razonar,
también formulamos argumentos más complejos aún, cuya aceptabilidad no está evidente.
Incluso hay argumentos que en rigor son incorrectos, pero su apariencia nos hace aceptarlos como si
no lo fueran.

Con base en nuestra lógica natural, ¿podremos determinar si el siguiente argumento es correcto?

5. Todas las macromoléculas se sintetizan a partir de otras más sencillas, y si se


degradan, producen moléculas más simples. La síntesis y la degradación se realizan por
series de cambios químicos específicos. Por tanto, las moléculas de una célula están
relacionadas químicamente y pertenecen a unas pocas familias distintas.

Parece que no tenemos una respuesta definitiva.


El ejemplo es mucho más complejo. Las premisas son oraciones más largas y poseen una estructura
de mayor complejidad, igual que la conclusión. Además, como esta expresado en el lenguaje habitual,
se omiten algunos términos, lo que oscurece su forma e impide ver la relación de consecuencia. Si
observamos con atención e identificamos las premisas y las distinguimos de la conclusión del ejemplo
5, avanzaremos un poco, pero ni así podremos pronunciarnos por su corrección o incorrección. Ahora
bien, si pensamos que argumentos como ese aparecen con cierta frecuencia en libros de biología y
física u otras asignaturas, así como en las exposiciones, conferencias y en el discurso cotidiano,
aceptaremos que existe la necesidad de contar con una herramienta para decidir en esos casos; una
que nos permita saber si la conclusión que alguien obtiene se sigue de sus premisas o no y, al mismo
tiempo, nos ayude a formular y enunciar con rigor nuestros razonamientos. Pues bien, “esa
herramienta” es la Lógica.

Contra muchas definiciones comunes, la lógica no investiga todas las leyes del pensamiento;
únicamente se ocupa de las leyes de inferencia (que se estudiaran más adelante); no le interesa
cómo se razona, sólo le importa el resultado de ese proceso, es decir, el razonamiento como pero
algo dado y susceptible de ser correcto o incorrecto. Éste es el único aspecto que le incumbe. Ni
siquiera estudia todos los razonamientos, pues existen de muchos tipos, la lógica nada más
considera unos cuantos, como tendremos oportunidad de constatar. Por todo ello, en este libro hemos
adoptado una definición más restringida pero que responde a lo que los lógicos hacen.
La lógica es la disciplina que establece criterios rigurosos para identificar los argumentos correctos y
distinguirlos de los que son incorrectos. (Suarez Ruiz, Javier, Lógica, pág. 10)

LA LÓGICA Y OTRAS DISCIPLINAS.

EL PENSAMIENTO, como manifestación de la actividad intelectual del ser humano, es producto de


un conjunto de factores necesarios que hacen posible su existencia, y está constituido por todos los
objetos del entorno susceptibles de ser pensados o conocidos.
La lógica no se dedica al estudio de todos los factores que interviene en la producción del
pensamiento y del conocimiento ni de toda clase de pensamientos. En los dos temas anteriores
hemos establecido con precisión cuáles de esos factores constituyen específicamente el campo de
acción de la disciplina que estamos estudiando.
Los problemas del pensamiento y el conocimiento que no son transmitidos por la lógica son
indudablemente del ámbito de otras disciplinas afines, tanto científicas como0 filosóficas; entre ellas
están teoría del conocimiento, epistemología, psicología, matemáticas y gramática.
A continuación expondremos cuál es el objeto de esas disciplinas y como abordan los problemas
correspondientes a dichos objetos, además estableceremos los puntos de contacto y de separación
que existen entre ellas y la lógica. (Suarez Ruiz, Javier, Lógica, pág. 19)

Epistemología:
Forma del
pensamiento
científico.

Teoría Psicología:
del conocimiento: sujeto pensante,
sujeto pensante Lógica: actividad intelectual,
y actividad. forma y expresión forma y expresión
del pensamiento. del pensamiento.

Matemáticas:
Gramática:
forma
medio y expresión
y expresión del
del pensamiento.
pensamiento

Como ya señalamos la lógica forma parte de la filosofía; es una disciplina filosófica. Ahora, nos
proponemos ofrecer una breve caracterización de esta importante materia. Toda ciencia o materia de
estudio tiene un objeto o tema de investigación. Así, la ética estudia la conducta moral; la biología, los
fenómenos vitales o de la vida misma; la sociología, los fenómenos sociales; la física aborda entre
sus temas la naturaleza del calor y de la luz; pero ¿qué estudia la lógica?, ¿hacia qué temas orienta
sus investigaciones? La palabra lógica proviene del vocablo griego logos, que significa
“pensamiento”, aunque también se ha entendido como “palabra, razón y ciencia”.
De acuerdo con su etimología, la lógica sería una ciencia o tratado del pensamiento. Hay que esta
definición es demasiado amplia para caracterizar a la lógica, porque en realidad a nuestra disciplina
sólo le interesa estudiar un aspecto o una parte del pensamiento,
que llamaremos aspecto formal.
En efecto la lógica es una disciplina formal porque se ocupa de las meras formas o estructuras del
pensamiento. Se dedica a investigar cómo se encuentra estructurado el pensamiento con el fin de
estudiar las leyes y principios que reglamentan la validez de la lógica del propio pensamiento.
Cuando la lógica estudia las proposiciones o juicios, como por ejemplo: “El pizarrón verde”, no se
interesa por lo que se enuncia o dice de ellas, en este caso en concreto no se interesa por el objeto
pizarrón ni por el hecho de que sea verde; esto significa que la lógica centra su atención en la forma
lógica que adoptan los pensamientos.
De la misma manera, cuando en la clase de aritmética se explica que “dos naranjas más tres
naranjas suman cinco naranjas”, no se habla en sí de las naranjas, sino de la suma “2+3=5”. en esta
operación se ha abstraído o eliminado el contenido para quedarse con la forma.
La aritmética, como la lógica, son disciplinas que manejan formas: sumas, símbolos, en el caso de las
matemáticas; conceptos, juicios, razonamientos, símbolos lógicos (como las conectivas lógicas), en el
caso de la lógica.
De esta manera, tanto la lógica como las matemáticas son ciencias formales, de acuerdo con la
naturaleza de los objetos que estudian.
Ahora bien, como disciplina formal que es, la lógica tiene como tarea construir lenguajes formales que
con tengan claridad, precisión y univocidad.
Para que comprendas un poco mejor por qué la lógica es una disciplina formal, pongamos un
ejemplo:
cuando la lógica estudia una forma de pensamiento llamada juicios o enunciados como éstos:
 “Venus es un planeta”.
 “El oro es un metal”.
 “El oso es un plantígrado”.

No repara en los contenidos diversos que cada uno de ellos expresa, pues desde el punto de vista de
sus objetos (o contenidos) éstos serían de interés para otras ciencias particulares como: la geografía,
la mineralogía y la zoología, respectivamente.
Para la lógica estos juicios o enunciados no son más que ejemplos de una forma de pensamiento que
se diferencia de otras, por ejemplo, del concepto y del razonamiento.
Para obtener la forma de los juicios nos fijamos en los elementos que son comunes a todos ellos:
 Todos tienen un sujeto; o sea el objeto a que cada uno de ellos se refiere: “Venus”, “el
oro”, “el oso”.
 Así mismo, todos tienen un predicado, constituido por aquello que se dice o atribuye de
los sujetos a saber: que es un planeta, que es metal, que es un plantígrado (es decir, que para
caminar se apoya con todas las plantas del pie).
 Por último, en todo caso encontramos un término de enlace representado por el verbo
“ser”, que en la lógica tradicional se conoce con el nombre de cópula, porque sirve para unir,
enlazar el sujeto con el predicado.

Gracias a la cópula, consideran los lógicos tradicionales, el juicio puede hacer afirmaciones o
negaciones:
 “El pizarrón es verde”. [Afirmación]
 “El pizarrón no es verde”. [Negación]

Según sus componentes, estos ejemplos tiene la forma de la lo que la lógica denomina juicios
afirmativos.
Si quisiéramos representarlos en una fórmula abstracta, eliminando todo contenido, nos quedaríamos
con ésta:
S es P,
donde S son los distintos sujetos que ya hemos visto; es representa la cópula, mientras que P
representa los predicados.
Si representamos a los sujetos convencionalmente, por esta figura Sujeto , a la cópula por esta
otra figura , y el predicado , podríamos decir que nuestra forma
es

lógica quedaría simbolizada por el siguiente esquema:

Ahora bien, este esquema, que arbitrariamente hemos inventado sólo para ilustrar lo que es una
forma o esqueleto lógico, podría llenarse con todos los sujetos y predicados que desearas, donde la
cópula siempre afirmaría, por lo cual siempre seguirían siendo formas correspondientes a juicios
afirmativos; es decir son moldes (de un pastel, una gelatina, etc.) que no por cambiar de sabores
(limón, tamarindo, fresa...) dejarían de tener una forma que los identifica como tales, en este caso
como juicios afirmativos.

DEFINICIÓN DE LÓGICA.

Por lo que hemos visto, podríamos decir que la lógica es la disciplina filosófica que tiene un carácter
formal, ya que estudia la estructura o formas de pensamiento (tales como conceptos, proposiciones,
razonamientos) con el objeto de establecer razonamientos o argumentos válidos o correctamente
lógicos.
Además de estudiar las estructuras que conforman el pensamiento, a la lógica le interesa descubrir
las leyes y los principios que permiten conducirnos con rigor, precisión y verdad hacia el
conocimiento.
Una definición que nos puede ayudar a resumir los principales objetivos de la lógica es la que nos
proporciona Gregorio Fingermann; para este autor la lógica es: “La ciencia de las leyes y de las
formas del pensamiento, que nos da normas para la investigación científica y nos suministra un
criterio de verdad”. (Gregorio Fingermann, Lógica y teoría del conocimiento, El ateneo, México, 1997,
p.10)
en las siguientes paginas nos dedicaremos a la tarea de investigar cuáles son estas leyes o principios
que norman nuestro pensamiento, en qué consisten estas formas o estructuras del pensamiento
mismo, así como la naturaleza de estos criterios que nos orientan hacia la verdad; un tipo de verdad
formal que es la que le interesa a la lógica.
Ahora bien, esta definición, como otras muchas que encontramos en los textos, nos hace pensar que
la lógica solamente incide en un pensamiento o en un conocimiento especializado, como el científico
o el filosófico; sin embargo, esto no es así, pues además de que la lógica es un “instrumento “para la
ciencia, lo es también para nuestra vida cotidiana, pues el ejercicio de razonar y de reflexionar no se
reduce al ámbito científico, ya que es algo que a menudo llevamos a cabo a lo largo de pláticas,
discusiones y decisiones que la vida misma nos plantea. Por ello, en la actualidad se habla, incluso,
de una lógica informal que, a juicio del filósofo mexicano Alejandro Herrera, se propone examinar la
estructura de los razonamientos sobre cuestiones de la vida diaria y tiene una doble vertiente
analítica y evaluativa. Intenta superar el aspecto mecánico del estudio de la lógica, así como entender
y evaluar los argumentos con sus ámbitos naturales, por ejemplo el jurídico, el estético y el ético.
(Alejandro Herrera, “Modus Ponens”, en boletín mexicano de lógica, núm. 2, mayo-agosto de 1996,
pp.2-3)
Es preciso observar que la que te hemos proporcionado no es la única definición de lógica. La hemos
escogido porque se ajusta más a los objetivos de nuestro programa escolar. De hecho, la historia de
la lógica registra una serie de opiniones sobre lo que es en sí esta ciencia y sus temas y
problemáticas. A manera de ejemplo recordemos lo siguiente:
a) “La lógica es la ciencia de la demostración, pues sólo se preocupa de formular reglas
para alcanzar verdades a través de la demostración” (Aristóteles).
b) “La lógica o arte de razonar es la parte de la ciencia que enseña el método para
alcanzar verdad” (San Agustín).
c) “La lógica es la ciencia de las leyes necesarias del entendimiento y la razón” (Kant).
d) “La lógica es la ciencia de la idea pura de la idea en el elemento abstracto del
pensamiento” (Hegel).
e) “La lógica es la ciencia de las aspiraciones intelectuales que sirve para la estimación
de la prueba” (J. S. Mill).
Leyes del pensamiento.
Los principios lógicos supremos.
En sus tratados lógicos, Aristóteles nos dice:
Cuando se admite que la ciencia es imposible, es porque se cree que hay que caminar hasta el
infinito; y se dice entonces, con razón, qué no se pueden saber las cosas posteriores por las
anteriores, porque tampoco éstas son las primitivas, y sería imposible recorrer el camino hasta lo
infinito.
De ahí la necesidad de contar con principios o axiomas que no requieran ser demostrados.
La ciencia, dice el propio Aristóteles, “se deriva de principios que son necesarios” y que no necesitan
ser demostrados porque son en sí mismos evidentes.
De esta manera, la ciencia, el conocimiento mismo, parte de principios fundamentales o “puntos de
partida”, sin los cuales no sería posible pensar con orden, con sentido y rigor lógico.
La lógica tradicional nos habla de los principios lógicos supremos que rigen el proceso del
pensamiento. Estos principios son de tal amplitud que se aplican a distintas ciencias particulares
(física, historia, matemáticas, etc.).
El campo extraordinariamente amplio de aplicación de las leyes de la lógica se explica por el hecho
de que estas leyes reflejan facetas y relaciones de los objetos del mundo material tan simples que se
dan en todas partes.
Según la lógica tradicional estos principios lógicos son cuatro:
1. El principio de identidad.
Este principio establece que todo objeto es idéntico a sí mismo y se simboliza de esta manera:
“A es A”
Decir que una cosa es idéntica a si misma significa que una cosa es una cosa. Podemos decir que
una cosa cambia constantemente, sin embargo, sigue siendo ese mismo objeto, pues si no fuera así,
no podríamos decir que ese objeto ha cambiado.
Todas las cosas, por mucho que éstas cambien, tienen algo que las identifica, un sustrato lógico que
nos permite identificarlas en la totalidad de sus diversas situaciones. La identidad es una ley de
nuestro pensamiento, ya que éste reclama buscar la identidad de las cosas.
En primera instancia, cuando formalmente aludimos al primer principio lógico llamado de identidad,
nos referimos a los objetos o cosas, por lo cual, hablando con rigor, éste sería un principio de
carácter ontológico, porque nos referimos a las cosas (recordemos que la ontología estudia los
objetos o cosas).Para que fuera un principio estrictamente lógico tendríamos que aplicarlo o referirlo
a los juicios o enunciados, diciendo, por ejemplo: que “todo enunciado es idéntico a sí mismo”; esto
nos llevaría al estudio de los juicios que la lógica llama “analíticos”, cuya explicación daremos en otro
capítulo. Por lo tanto, diremos que un juicio analítico es aquel cuyo predicado expresa algo que ya
está contenido, de hecho, en el sujeto. Por ejemplo, si decimos: “el triángulo es una figura de tres
lados”, aquí el predicado “figura de tres lados” no es más que un desarrollo, una explicación del
sujeto “triángulo”.
Pues bien, es necesario tomar en cuenta esta misma observación al estudiar los demás principios
lógicos supremos que postula la lógica tradicional, en los cuales advertiremos siempre un plano
ontológico (cuando se refieren a objetos o cosas) y un plano lógico (cuando se refieren a formas
lógicas, como los juicios).
El principio de no contradicción.
Este principio se enuncia diciendo “es imposible que algo sea y no sea al mismo tiempo y en el
mismo sentido”. En forma esquemática se puede simbolizar así:
“Es imposible que A sea B y no sea B”
Por ejemplo, no es posible que un objeto sea un libro y no sea, a la vez, un libro. Es posible pensar
que el objeto pueda ser algo ahora y no ser algo después, pero no al mismo tiempo. Así, lo que antes
fue un libro puede ser basura o cenizas. Yo puedo estar aquí ahora y no estar después, pero no al
mismo tiempo.
Así como el principio de identidad nos dice que una cosa es una cosa, el principio de no
contradicción nos dice que una cosa no es dos cosas a la vez.
En el plano lógico, de los juicios, este principio de no contradicción nos dice que dos juicios
contradictorios entre sí no pueden ser verdaderos los dos. Por ejemplo:
 “Todos los hombres son mortales”.
 “Algunos hombres no son mortales”.

En este caso, sólo el primer juicio es verdadero.


El principio de tercero excluido.
Este principio declara que todo tiene que ser o no ser, “A es B” o “A no es B”.
Si decimos, por ejemplo, que “el perro es un mamífero” y que “el perro no es mamífero”, no podemos
rechazar estas dos proposiciones como falsas, pues no hay una tercera posibilidad.
En el principio de tercero excluido es preciso reconocer que una alternativa es falsa y otra verdadera
y que no cabría una tercera posibilidad.
El principio de razón suficiente.
Este principio, a diferencia de los otros no fue planteado por Aristóteles, sino por el filósofo alemán
Wilhelm Leibniz (1646-1716) a quien ya hemos mencionado a propósito del racionalismo.
El principio de razón suficiente nos dice que “todo objeto debe tener una razón suficiente que lo
explique”. Lo que es, es por alguna razón, “nada existe sin una causa o razón determinante”.
Dice Leibniz en su Monadología:
Nuestros razonamientos están fundados sobre dos grandes principios: el de contradicción, en virtud
del cual juzgamos falso lo que implica contradicción, y verdadero lo que es opuesto o contradictorio a
lo falso, […] y el de razón suficiente, en virtud del cual consideramos que no podría hallarse ningún
hecho verdadero o existente, ni ninguna enunciación verdadera, sin que haya una razón suficiente
para que sea así y no de otro modo. Aunque estas razones en la mayor parte de las cosas no pueden
ser conocidas por nosotros.
El poder de razón suficiente nos da la respuesta a una exigencia natural de nuestra razón, según la
cual nada puede ser nada más “porque sí”, pues todo obedece a una razón. En suma, el principio de
razón suficiente nos dice: “todo tiene una razón de ser”.
Escobar, Gustavo, Lógica: Nociones y aplicaciones, McGraw-Hill, 2da. Edición, México, 2003, pág.45-
47.

Formas del pensamiento.


Caracterización del concepto.
Las formas del pensamiento que, como ya hemos visto, es el objeto de investigación de la lógica
formal.
Aristóteles- el padre de la lógica- distinguió tres operaciones fundamentales que nos permiten
conocer. La primera es la aprehensión, a la que se llega por medio del intelecto y que produce el
concepto. La segunda es el juicio, gracias al cual relacionamos y estructuramos los conceptos, y la
tercera es el razonamiento o raciocinio que estructura juicios para obtener una conclusión. Así, el
conocer es como una marcha o un proceso en el cual el concepto es el punto de partida y el elemento
más simple y primordial del pensamiento.
De esta manera por ser el concepto el elemento más simple de esta “marcha del conocer”
dedicaremos este primer capítulo a su estudio y caracterización.
La palabra “concepto” proviene del concipio, voz latina que significa “abarcar o recoger con la mente”.
El concepto es –como ya dijimos- el punto de partida del conocimiento y nos permite referirnos a
aquellas características esenciales o importantes de su objeto; por ejemplo, cuando pensamos en el
concepto “libro” nos referimos a las notas esenciales que son indispensables para pensar ese objeto,
como son: carátula, hojas escritas con tema y secuencia unidas, cosidas, etc. Así, cuando
expresamos la palabra “libro” no pensamos sino en el objeto con éstas y otras características que lo
identifican.
En la siguiente ilustración Juan, Pedro y María tienen el mismo pensamiento que les es transmitido
por su profesor.
Tal vez Juan piense en un libro de biología, Pedro en su libro de lógica y maría en su novela f avorita;
sin embargo, todos ellos tienen un pensamiento común, independiente de lo que se llama
características “accidentales o contingentes”, ya que lo que estrictamente forma un concepto son sus
notas o rasgos esenciales. Al formar un concepto- ya sea el concepto de un libro, mesa, pizarrón,
hombre, ciencia, etc.- no afirmamos ni negamos algo de él, simplemente lo pensamos o expresamos
aprehendiendo sus características esenciales.
Los conceptos, en cuanto ideas, presentan un carácter genérico y abstracto, pues el concepto “libro”
que hemos puesto como ejemplo no se refiere únicamente al libro de biología, de lógica o a la novela
de María, sino a todos los libros existentes y posibles que se encuentren en el universo.
Además para expresar y comunicar conceptos necesitamos forzosamente valernos de las palabras,
en este caso de la palabra “libro” (en español), book (en inglés) y de otros vocablos correspondientes
a diferentes idiomas. Las palabras que nos sirven para expresar conceptos se llaman términos y es
preciso advertir que no debemos confundir el término o palabra con el concepto mismo; la palabra
“libro” en cuanto expresión gramatical sólo representa el pensamiento de las notas esenciales
características básicas del objeto que se designa.
Recuerda entonces que se llama término a la forma de expresión de un concepto, y viene a ser la
palabra o conjunto de palabras, por medio de las cuales se expresa un concepto.
Por otra parte, si lo analizas detenidamente, no podemos pensar en un concepto si no lo
acompañamos en determinado momento, de imágenes o vivencias; posiblemente Juan al pensar en
su libro de biología evocó células y tejidos que ilustran su portada, Pedro pensó en su libro de lógica
recordando el color rojo con que está forrado, mientras que María se remontó nostálgicamente a los
personajes de Jorge Issacs en la novela que lleva su nombre.
De la misma manera, debemos decirte que la imagen o imágenes que acompañan al pensamiento de
un objeto tampoco son el concepto, aunque requiera de éstas para que el concepto mismo se forme.
En otras palabras: no se debe confundir el concepto con las imágenes que suscita, ya que estas
imágenes de carácter sensible (como las percepciones, sensaciones, etc.) son estudiadas por la
psicología y no por la lógica, así como las palabras o términos que nos permiten expresarlo son
estudiados por la gramática, lingüística y otras ciencias afines.
Si bien los conceptos se apoyan muchas veces en representaciones, al emitir conceptos sumamente
generales o abstractos, no podemos sino atender solamente a la mera comprensión de las palabras
que nos permiten expresar la idea. Tal es el caso, por ejemplo, de los conceptos por medio de un
dibujo y verás lo difícil que es.
Otra cosa que es preciso observar es que todo concepto, para que sea tal y tenga “sentido” debe
referirse a un objeto.
Por ejemplo, si en este momento te expresamos la palabra “teluga”, sin dudarlo no podrías formar
ningún concepto, sencillamente porque no tiene significado, pero, si inventamos una palabra –un
neologismo- y le damos un significado preciso, una referencia, entonces sí se trataría de un concepto.
Precisamente por el hecho de referirse a un objeto y tener un significado, el concepto es susceptible
de ser definido y explicado. Pues bien, aquello que se desarrolla, define o explica a un concepto se
llama contenido del concepto. Por ejemplo, el concepto “automóvil” contiene en sí una serie de
conceptos: “motor, chasis, parabrisas, frenos”, etc. De esta manera, el concepto contiene a su vez, un
conjunto de conceptos. Se dice que la ciencia o el conocimiento progresa gracias a esta cualidad o
característica del concepto: su capacidad para generar nuevos conceptos y cambiar sus contenidos
de acuerdo con los avances de las ciencias. Así, por ejemplo, el concepto que hoy tenemos del
átomo es diferente al que tuvieron los filósofos antiguos, lo que sucede con otros muchos conceptos.
Gracias a esta cualidad:
…el concepto científico es la expresión más característica y lógicamente diáfana del papel activo y
de la enorme fuerza del raciocinio humano en el conocimiento de la esencia del mundo que nos
rodea, lo que determina la extraordinaria importancia de su valor cognoscitivo y práctico.
Otra característica relevante del concepto y que sin duda te ayudará a identificarlo y distinguirlo de las
otras formas de pensamiento consiste en que éste –a diferencia del juicio, por ejemplo—no afirma ni
niega nada, simplemente señala, indica o hace referencia a un objeto.
Es posible utilizar varias palabras o términos para expresar un concepto siempre y cuando no se
afirme o niegue. Por ejemplo: “El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, “Las amenas páginas
del libro de lógica”, etc. Estas expresiones son consideradas como conceptos porque no afirman ni
niegan, simplemente hacen referencia a ciertos objetos.
Asimismo las frases admirativas, como por ejemplo: “¡recáspita!” o la pregunta: “¿vienes a comer?”,
no son consideradas conceptos.
Resumiendo, podríamos afirmar que las principales características del concepto son:
 El concepto es la primera forma o estructura del pensamiento estudiada por la lógica.
 Mediante el concepto pensamos o aprehendemos las características esenciales de un
objeto.
 Las características esenciales son aquellas que definen al objeto y son indispensables
o forzosas para que un objeto sea lo que es; en cambio, las llamadas notas accidentales o
accesorias no son necesarias para que el objeto sea lo que es. Ejemplo:
Concepto: silla.
Notas esenciales: mueble, para sentarse.
Notas accidentales: grande, cómoda, de color blanco, de plástico.
 Mediante el concepto pensamos un objeto sin afirma ni negar nada de él (la afirmación
o negación son características de otra forma de pensamiento llamada juicio y que se
estudiará más adelante).
 El concepto tiene un carácter general que no se refiere a un objeto en particular, sino a
todos los existentes y posibles. Esto ocurre con los conceptos: “libro, lápiz, hombre, gato etc.”.

De biología
De matemáticas
Libro
De literatura
De lógica...

El concepto “libro” envuelve o comprende a todos los libros y en eso consiste su carácter genérico.
Aunque también es posible hablar —como veremos—de conceptos individuales.
 El concepto también tiene un carácter abstracto porque en cuanto idea o
representación intelectual de los objetos, no es algo tangible, no se toca, ni se siente o huele,
sólo es un pensamiento captado por la mente.
 Todo concepto se expresa por un término o palabra; sin embargo, no se confunde con
su ésta, ya que las palabras sólo representan al concepto. Podemos decir que la palabra, por
su esencia, está orgánicamente vinculada al concepto y si sirve para expresar también las
nociones generales, ello no es más que un factor necesario, tanto lógica como históricamente
en el desarrollo del pensamiento humano, en su vinculación indisoluble con el lenguaje
articulado.
 Asimismo, todo concepto en su formación se acompaña de imágenes o
representaciones sensibles, pero los conceptos mismos no se reducen a estos datos
sensibles.
 Otra característica del concepto consiste en que siempre se refiere a un objeto o clase
de objetos y por ello constituye una unidad de significación.
Lo designado por un concepto puede ser un objeto de cualquier clase:
Tipo de objeto Ejemplo
Objeto real: La silla.
Objeto psíquico: El recuerdo.
Objeto ideal: El número.
Objeto imaginario: El pegaso.
También puede ser un ser El Che Guevara o Miguel Hidalgo y Costilla.
individual

 Por último, el concepto puede ser considerado como algo susceptible de ser definido o
desarrollado por medio de otros conceptos. Todo concepto tiene un contenido formado por
otros conceptos que nos ayudan a caracterizarlo y, gracias a ellos, se amplía o enriquece
nuestro conocimiento.
Cfr.Escobar, Gustavo, Lógica Nociones y aplicaciones, McGraw-Hill, 2da Edición, México, 2006,
pág.58-61.

Caracterización del juicio.


Con el tema del juicio llegamos a la segunda forma de pensamiento estudiada por la lógica.
Vimos que en la “Marcha del pensar”, el concepto --como elemento más simple—apenas era una
representación mental de carácter intelectual (carácter representativo); mientras que el juicio, que
ahora veremos, tiene un carácter eminentemente enunciativo.
En efecto, el juicio consiste en una conexión o enlace enunciativo de conceptos.
Debemos tener en cuenta que no todo enlace de conceptos forma un juicio. Si decimos: “química”-
“experimental”- “ciencia”, no he construido un juicio, pues necesito darle una forma de enunciado,
esto es, de afirmación o negación.
En cambio, si decimos: “La química es una ciencia experimental”, hemos expresado una
enunciación y por lo tanto hemos emitido un juicio.
Ahora bien, todo juicio, al adoptar la forma de una enunciación, es susceptible de ser verdadero o
falso. Esto significa que una característica esencial del juicio es que por necesidad sea verdadero o
falso.
El problema de lo verdadero y lo falso encuentra en el juicio su lugar más propicio.
Los ruegos, los mandatos, las preguntas, las exclamaciones, aunque son expresiones, no son en sí
verdaderas ni falsas. Por ejemplo las siguientes expresiones:
 “Te suplico que vengas”.
 “Come tu sopa”.
 “¿Hoy es viernes?”
 “¡Que buen partido!”
No son juicios, ya que a través de ellas no afirmamos ni negamos y, por tanto, no decimos algo
verdadero o falso.
En cambio, los siguientes ejemplos:
 “Carlos Fuentes es un escritor”.
 “La biología es una ciencia natural”.
 “La sangre es azul”.
 “Todos los hombres son sabios”.
Son juicios, ya que enuncian o dicen algo que puede ser verdadero o falso. Así, en nuestro ejemplo
tenemos que los juicios a y b son verdaderos, mientras que los juicios c y d son falsos.
Lo verdadero --como lo concibió Aristóteles—consistiría en que hay una adecuación o
correspondencia entre lo que enunciamos y la realidad o hechos a que hace referencia el juicio; lo
falso sería lo contrario: la no correspondencia entre lo que enunciamos y la realidad a la que se
refiere.
Cuando expresamos un juicio –que como ya vimos puede ser verdadero o falso—es necesario acudir
a un elemento llamado cópula, representada generalmente por el verbo “ser”.
Por ejemplo: “La biología es ciencia natural” o “La biología no es ciencia natural”. En estos ejemplos
–como otros que pudiéramos poner—la afirmación o lo negación (que son funciones de todo juicio) se
llevan a cabo con la partícula es, que, como ya explicamos, recibe el nombre de cópula,
precisamente por ser el elemento relacionante con lo que se llama un concepto-sujeto y un
concepto-predicado.
Pero esto nos lleva al subtema denominado “estructura del juicio”.
La estructura del juicio.
Como ya vimos, el juicio es una conexión enunciativa de conceptos. Ahora bien, en esta conexión o
enlace vamos a encontrar los elementos fundamentales que constituyen su estructura o forma como
éstos se presentan:
a) El primer elemento que encontramos es el concepto sujeto o sujeto del juicio, el cual es el
concepto al que el juicio se refiere. Por ejemplo, en el juicio: “La plata es metal”, el sujeto es el
concepto “plata” (que se refiere a ese objeto). La lógica tradicional designa simbólicamente al
sujeto con la letra S.
b) El segundo elemento es lo que se dice o enuncia en el juicio y recibe el nombre de concepto
predicado o simplemente predicado. Por ejemplo, en el mismo juicio: “La plata es metal”, el
predicado es “metal”. Este segundo elemento, que es el predicado se designa con la letra P.
c) Por último, el tercer elemento del juicio es –como ya lo habíamos mencionado—la cópula,
que tiene la función de atribuir el predicado al sujeto ya sea afirmativa o negativamente. La
cópula “no es sólo un instrumento de enlace conceptual, sino además es de la toma de
posición, el de la aseveración positiva o negativa”. La cópula se designa con el verbo “es”.
Una vez conocidos los símbolos con que se designa cada uno de los elementos que conforman el
juicio, podemos expresar la fórmula de los siguientes juicios:
 “La plata es un metal”: S es P, que en este caso es verdadero, y
 “La plata no es un metal”: S no es P, que en este caso es falso.
Escobar, Gustavo, Lógica Nociones y aplicaciones, McGraw-Hill, 2da Edición, México, 2006, pág.93-
95.
El Razonamiento.
En capítulos anteriores vimos que el concepto es la estructura del pensamiento que nos permite
aprehender las notas esenciales de un objeto y el juicio es una relación enunciativa entre conceptos;
pues bien, ahora veremos que esta nueva estructura del pensamiento llamada razonamiento
consiste en una conexión o concatenación de juicios, que relacionados entre ellos nos entregan una
conclusión.
Lo fundamental en un razonamiento es que llega a una conclusión, a un conocimiento nuevo que no
conocíamos, a partir de otros juicios llamados premisas, que ya conocíamos. De esta manera, no
toda relación de juicios forma razonamiento. Por ejemplo, si decimos:
 “Todos los futbolistas mexicanos son campeones”.
 “Jorge es futbolista”.
Hemos relacionado, al parecer juicios, pero sin llegar a una conclusión, sin hacer, una inferencia,
como sería en los siguientes casos:
 “Todos los futbolistas mexicanos son campeones”.
 “Jorge es futbolista”.
 “Por consiguiente, Jorge es un campeón”.
La palabra inferencia es la clave para caracterizar al razonamiento; pues efectivamente, cuando
elaboramos un razonamiento inferimos, obtenemos o sacamos una conclusión que se deriva de
otros juicios o premisas en forma necesaria; inferir, es pues, sacar como consecuencia una cosa de
otra, por ejemplo, cuando decimos que “Jorge es un campeón”, este juicio es una consecuencia, una
derivación o una inferencia que hemos hecho on base en los dos juicios anteriores que ya
conocíamos, a saber, que “Todos los futbolistas mexicanos son campeones” y que “Jorge es un
futbolista mexicano”.
Al igual que los juicios, el razonamiento tiene sus propios elementos que lo caracterizan, estos
elementos son dos: la materia o contenido y la forma del razonamiento.
Como su nombre lo indica, la materia se refiere a todo aquello que contiene un razonamiento o
raciocinio. Si la analizamos, vemos que esta premisa tiene conceptos y juicos, éstos a su vez pueden
ser de diversos tipos (singulares, particulares, universales, etc.). los conceptos por ejemplo, forman
juicios.
En nuestro ejemplo, la materia o contenido estaría constituido por los juicios: “Todos los jugadores
mexicanos son campeones” (juicio universal afirmativo); “Jorge es un futbolista mexicano” (juicio
particular afirmativo); y “Jorge es un campeón” (juicio singular afirmativo).
Asimismo, los conceptos jugadores, mexicanos, campeones, y demás conceptos contenidos en los
juicios que intervienen en este razonamiento son su materia y contenido.
La forma del razonamiento, este segundo elemento es el que más le interesa a la lógica, ya que logra
identificar plenamente un razonamiento. Se refiere a la manera como se disponen o arreglan los
juicios para hacer una inferencia.
Ya vimos que el razonamiento, para que sea tal, debe contener algunas premisas que relacionadas
lógicamente entre si permiten llegar a una conclusión, de tal manera que la forma de un razonamiento
está determinada por los siguientes elementos:

“Todos los fantasmas son invisibles”.


Premisas “Gasparín es un fantasma”.
Termino de enlace Por lo tanto (por consiguiente,
o relacionante. ergo, entonces…)

Conclusión “Gasparín es invisible”.

En este ejemplo, cabe señalar que las premisas son dos: la premisa mayor y la premisa menor: éstas
constituyen a su vez u antecedente, mientras que la conclusión viene siendo un consecuente. Por
tanto, el antecedente y el consecuente forman, también, parte de la estructura del razonamiento:

Premisa: “Todos los fantasmas son invisibles”.


Antecedentes.
(Juicio)
Premisa: “Gasparín es un fantasma”. (Juicio)

Términos de enlace* entonces

Consecuente Juicio: “Gasparín es invisible”.

En suma, la estructura o forma completa de un razonamiento presenta los siguientes elementos:


premisas, términos de enlace, conclusión, antecedente y consecuente.
Con estos elementos podemos formar razonamientos que, como veremos, reciben el nombre de
“razonamientos deductivos”.
Estos elementos los podemos esquematizar de la siguiente forma: por medio de fórmulas que pueden
llenarse de los contenidos deseados:

“Todos los A son B”.


Antecedente
“C es A”.

(Término de enlace) Consecuente


“C es B”.

Al caracterizar al razonamiento, también debemos tener en cuenta su forma de expresión. Todo


razonamiento se expresa, gramaticalmente hablando, por medio de un argumento, de una
argumentación, la cual consiste en una serie de proposiciones relacionadas, de tal suerte que una
de ellas (consecuente) se infiere u obtiene de otras (antecedentes).
De la misma manera que el concepto tiene su expresión gramática correspondiente (el término) y lo
mismo el juicio (Enunciado o proposición), también el razonamiento necesita del argumento para
poder expresarse:
Formas de expresión.
Concepto Juicio Razonamiento
Por medio de Por medio de enunciados: Por medio de argumentos
términos:
“Gasparín es un fantasma” o argumentaciones:
“fantasma”,
todos los fantasmas son invisibles
“invisible”, etc.
Gasparín es fantasma
Es invisible

Escobar, Gustavo, Lógica Nociones y aplicaciones, McGraw-Hill, 2da Edición, México, 2006, pág.116-
118

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