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Al principio fue
una monarquía, los que mandaban eran los reyes, pero más tarde se convirtió en una
república (forma de gobierno dónde no hay reyes sino que los políticos toman las decisiones
que creen convenientes). La república de Roma duró varios siglos hasta que hace unos dos
mil años empezó lo que conocemos como el Imperio Romano. En un Imperio todo el poder
está en manos de un emperador que es como un Rey de reyes.
El Imperio Romano ha sido uno de los más poderosos, extensos e importantes de la historia
de la Humanidad
Los romanos conquistaron todas las naciones del Mediterráneo: Grecia, Egipto, Siria, Francia,
Alemania y también los pueblo íberos y celtas de Hispania. Llegaron incluso a Britania lo que
hoy es Inglaterra.
La sociedad romana se dividía en varios grupos. Los patricios eran los nobles, tenían mucho
poder. Eran políticos y militares, hombres ricos y poderosos. Por debajo de ellos estaban los
plebeyos, el pueblo. Eran granjeros, artesanos y trabajadores en general. Y ya por último en la
parte más baja estaban los esclavos que solían ser prisioneros de guerra. La guerra era una
actividad muy importante para los romanos. Sus ejércitos eran enormes y estaban formados
por temibles soldados llamados legionarios. Gracias a ellos conquistaron todos los rincones
del mediterráneo. Los romanos además eran grandes ingenieros y arquitectos y crearon
ciudades muy ordenadas y con muchas comodidades. El imperio romano acabó en el siglo
quinto cuando los germanos invadieron Roma. Fue en ese mismo instante, con la caída del
Imperio, cuando empezó la Edad Media.
Las leyes
Si un campesino por ejemplo era despojado de sus tierras por otro mas poderoso,
podría recurrir a las autoridades de la ciudad para solucionar esa injusticia, pero si
los Magistrados, que eran los encargados de impartir justicia y aplicar las Leyes
no encontraban una regla o Ley que pudiera aplicarse al caso del campesino la
costumbre entonces era utilizada com ejemplo para resolver ese problema de esta
manera cuando una costumbre era aceptada por todos como una regla de
comportamiento, entonces empezaba a existir como norma.
Las leyes de las 12 tablas eran principalmente Ley civil, relacionada con los
derechos de los individuos.
Fue hasta avanzado el impero que los romanos dejaron de impartir justicia por su
propia mano cuando apareció un cuerpo especifico de ley criminal mediante el
cual el estado ciudaba de la acusación y castigo de los criminales.
Ley de las Doce tablas, fue el hecho de plasmar, por escrito en plena República
Romana, de una forma legal y jurídica un antiguo derecho consuetudinario, ya
existente en tiempos pasados para la convivencia entre patricios y plebeyos,
igualando sus derechos, a propuesta de Terentilo Arsa sobre el año 462 a.C,
siendo la primera ley de derecho público y privado del que se tenga noticia.
Para esta Ley de las Doce tablas, creó el Senado una comisión entre sus
magistrados patricios llamada “decenvirato” por estar compuesta por diez
miembros, aprobándose por el Senado las asambleas populares llamadas,
“Comicios centuriados”.
Ley X, a instancias de “Derecho Sacro”, esto es, regular jurídicamente la vida interna
de la ciudad, donde se debían cumplir por ley las disposiciones, prohibitivas sobre
la inhumación o incineración en el interior de la ciudad, por motivos de salud
pública, y en la evitación de incendios, como así mismo vetar el excesivo de lujo en
los funerales.
Ley XI y XII, reforzando por medio de estas dos últimas leyes, lo que ya promulgó
en las leyes I y II, castigando el concubinaje o matrimonios entre patricios y
plebeyos, llamadas, por este motivo “Tabulae inicua” (Tablas de las injusticias).
Quedando por tal motivo derogada la prohibición con la “Ley Canuleya”, una de
las disposiciones más conocidas de la República Romana.
Los Romanos perseguían la disciplina y el orden como eje rector de sus vidas y la
seguina apasionadamente al pie de la letra pues buscaban a travez de las leyes,
de la libertad, y la aceptación oluntaria de las leyes.
Las 12 tablas expresaban los deseos y los deseos del hombre, no era la voluntad
de los dioses, sino las necesidades de los hombres lo que dio origen al derecho
romano.
Las primeras leyes. Para facilitar la convivencia en las grandes
poblaciones, se elaboraron leyes y, de esa forma, nacieron los primeros
códigos que aplicaban penas a determinadas conductas.
La antigua Roma
Pueblo práctico por excelencia, los romanos regularon toda la actividad pública
y privada, construyendo un sistema legal, que ha pervivido durante 2000 años
y es una de sus principales aportaciones a la civilización mundial.
El Imperio Romano ha sido uno de los más poderosos, extensos e importantes de la historia
de la Humanidad
¿Y los castigos?
El sistema de penas fue evolucionando. En un principio, era muy duro ya
que imperaba la ley del talión (el ojo por ojo).
¿Y el derecho Internacional?
En el s. XVI el teólogo y jurista español Francisco de Vitoria, y en el s.
XVII el jurista holandés Grocio, en sus intentos por justificar la
conquista de América y la libertad de los mares, respectivamente,
establecieron las bases del derecho internacional público moderno a
partir del ius gentium romano.
¿Qué queda del derecho romano en la actualidad?
El derecho romano fue el sustrato legal básico de todos los países de
occidente hasta el s. XIX, momento en el que la formación de los
estados-nación llevó a la elaboración de Constituciones y leyes propias.
la tradición que nos dejaron los escritores de la época romana avanzada, reconoce como leges
regiae un conjunto de reglas relativas principalmente al derecho sacro y a las instituciones de la
vida patriarcal.
De estas antiguas costumbres y de estos ritos religiosos hizo Papirio una colección, conocida con
el nombre de ius Papirianum.
La civilización romana ha sido, sin duda, una de las más importantes de la historia.
El Imperio romano se extendió por toda la costa del Mediterráneo, por el Reino Unido y
por Mesopotamia. Su arquitectura, su forma de organización y sus leyes han dejado un
legado muy importante en toda Europa
El derecho arcaico entre los romanos no reconoce capacidad jurídica entre los romanos, y se
refleja de manera especial en las XII Tablas que es el antecedente jurídico más remoto.
Se tipifica al parricidio como el mayor delito, y consiste en el asesinato del pater familiae o
de un familiar próximo.
Las reglas relativas a los atentados contra la propiedad tienen rasgos muy arcaicos.
Las reglas más crueles son las que castigan a los deudores insolventes y se vincula la deuda
con la persona del deudor en caso de insolvencia, con la finalidad de tutelar el crédito del
acreedor, pero solo como última ratio, empleada después de haberse dado la posibilidad a
los parientes, amigos o vecinos para el cumplimiento de la obligación insoluta. "El tercer
nundinal, el deudor será cortado en pedazos. Si los pedazos resultan más o menos grndes
no importará"
(Tabla III, artíclo 6)
La mayor cantidad de las reglas son las que regulan a la propiedad agrícola, lo cual denota
que carácter agrario de la economía romana de inicios de la República.
La presencia de las reglas relativas a la regulación jurídica del comercio es escasa, lo que
pone en evidencia una economía de subsistencia y escasa actividad económica del periodo
comprendido entre fines de la Monarquía e inicios de la República.
Separa las reglas jurídicas de las reglas religiosas, lo cual constituye el precedente más
antiguo de la desacralización del derecho.
La precisión normativa es bastante clara y precisa. No incurre en adornos ni ambigüedades
propias del derecho medioeval.
Establece principios y reglas generales de fácil aplicación para la solución de
los conflictos legales.
No hace distinción entre reglas de Derecho Público con las reglas propias del Derecho
Privado, todas las presenta como un todo uniforme.
Presenta al derecho en su rol prioritario de tutelar de la propiedad y el patrimonio.
Confiere al pater familiae la máxima autoridad en los asuntos propios de la
administración doméstica y en la solución de los temas propios del derecho familiar,
liberando en este tema a la participación del Estado.
La regulación jurídica de las relaciones de vecindad entre propietarios es bastante avanzada
para su época.
Fue un derecho exclusivista, pues solo reaplicaba a los ciudadanos de Roma, y no a los
extranjeros (peregrini) que habitaban dentro del territorio romano, ni a las relaciones
jurídicas que surgían entre los extranjeros y los ciudadano de Roma.
Introduce el principio de la isonomía o igualdad ente la ley entre los litigantes.
Las mejores colecciones de las leyes o fragmentos de leyes romanas, han llegado hasta nosotros por
medio de inscripciones o bien por las relaciones de escritores antiguos. Vamos a indicar aquí las más
importantes del Derecho romano.
Una de las más conocidas e importantes leyes del Derecho romano fue la Ley de las XII Tablas.
Tabla de Contenidos
La tradición que nos legaron los escritores de la época romana avanzada, reconoce como leges
regiae un conjunto de reglas relativas principalmente al derecho sacro y a las instituciones de
la vida patriarcal.
De estas antiguas costumbres y de estos ritos religiosos hizo Papirio una colección, conocida
con el nombre de ius Papirianum, como refiere Pomponio en el fr. 2, 2.º Dig., de origine iuris I,
2: Quae omnes (leges regiae) conscriptae extant in libro Sexti Papirii, qui fuit illis temporibus,
quibus Superbus Demarathi Corinthii filius, ex principalibus viris. Is liber, ut diximus appellaturius
civile Papirianum, nom quia Papirius de suo quidquam ibi adiecit, sed quod leges sine ordine
latas in unum composuit.
El ius Papirianum fue conocido en los últimos tiempos de la República, sólo por la reducción y
el comentario de Granio Flacco; tan preciado monumento se ha perdido completamente, pero
por lo poco que de él sabemos, considerando el carácter sagrado de las reglas que contiene y
las controversias de los escritores, podemos suponer que no se trata de leyes verdaderamente
emanadas de los reyes, sino de una colección de ritos sacros tomados de los commentarii
pontificum reducida a forma legislativa, quizá después de la publicación de las XII Tablas. El
título de la obra, que según el testimonio de Servio era de ritu sacrorum, avala esta conjetura.
Pero no se entienda negada con eso la existencia de verdaderas leyes en período regio, puesto
que, si bien en restringido número, fueron en realidad dictadas algunas, bastando recordar a
este propósito la constitución serviana.
Esta es la más importante de las leyes del pueblo romano y contiene toda la ciencia legal de la
antigua Roma. Recopiló las más antiguas reglas del derecho público, criminal, privado, sacro y
procesal, comunes a los patricios y a los plebeyos, con las modificaciones exigidas por esta
legislación, formulándolas en estilo admirable por la brevedad, rigor y precisión. La ley de las
XII Tablas fue la primera, a la par que la última codificación verdadera y propiamente tal en
Roma, y tuvo inmensa importancia, no sólo porque puso fin a la incertidumbre del derecho,
sino también porque merced a ella patricios y plebeyos tuvieron conciencia de la unidad
del Estado, hallando en la misma la mejor garantía de las comunes franquicias. Por esto llegó,
paso a paso, a ser considerada como el estatuto fundamental, como el arca santa del derecho
romano, a la cual se vincularon todos los progresos y evoluciones de aquel derecho.
Digamos, pues, algunas palabras acerca del origen de este código y de la importancia del mismo.
A la incertidumbre de las costumbres, hecho que ocurre a todos los pueblos, iba unida en Roma
la especial situación de la plebe, que careciendo de participación en la cosa pública, sufría las
arbitrariedades de los patricios, por lo que reclamó enérgicamente la igualdad jurídica con éstos
y la codificación del derecho. Tras larga y empeñada contienda, cedieron los patricios a la
proporción de comenzar la redacción de un Código de leyes iguales para todos (1), a cuyo efecto
se envió a tres legados para que se enteraran de la constitución y de las mejoras legislaciones
griegas. Al regresar los legados fueron elegidos en una asamblea por centurias 10 patricios, a
quienes fue encomendada la compilación de las nuevas leyes. Las leyes compiladas por aquellos
"diez" (decemviri), fueron aprobadas por los comicios centuriados y expuestas en el comicio,
para que todos pudieran enterarse de ellas y cesara para siempre el lamentable misterio. A las
X tablas fueron añadidas dos más al año siguiente, y de aquí el nombre de ley de las XII Tablas
(2).
No se crea, sin embargo, que la ley decenviral llamada de las XII Tablas fuese una copia o
reproducción de las leyes griegas (3); antes al contrario, la obra de los decenviros consistió en
compilar y escribir el derecho privado de los antiguos romanos, refundiendo en un solo derecho
nacional los diferentes usos y reglas de los pueblos con el tiempo reunidos en la misma ciudad.
El derecho civil se fundó en la antigua costumbre, reproduciendo la organización preexistente
de la familia, de la propiedad, de las sucesiones, de las obligaciones y de los contratos entre los
ciudadanos. De aquí que el derecho civil comprendido en las XII Tablas sea un derecho original
de Roma, con su índole propia, y no un derecho importado del extranjero. Por los restos que
nos quedan de las XII Tablas, se ve claramente que en ellas fueron reducidas a leyes muchos de
las antigua costumbre, y si acá o allá se encuentra alguna disposición propia del derecho griego,
es preciso no olvidar el origen común de ambos pueblos.
La ley de las XII Tablas vivió hasta el tiempo de Justiniano, pues prescindiendo de algunas
modificaciones, el derecho civil durante la República y bajo el Imperio, en gran parte no es más
que una interpretación de la ley decenviral. Esta ley no podía inmovilizar el derecho; y en efecto,
bien pronto comenzó en torno de ella una nueva labor de interpretación de las leyes existentes,
o de adaptación a las nuevas necesidades y relaciones jurídicas de las reglas y fórmulas
establecidas en las XII Tablas. Esta doble labor se designa por los juristas romanos con la sola
palabra, tomada en sentido lato, de interpretatio. En los primeros tiempos, sin embargo, no
tiene el sentido de una interpretación todavía encadenada a un riguroso formalismo y a la letra
de la legislación decenviral, bien que al mismo tiempo bastante atrevida y artificiosa para la
satisfacción de las nuevas necesidades. El derecho que de ella, como de nuevo manantial, brotó,
fue denominado con frase genérica ius civile (4). Las respuestas de los jurisconsultos escribieron
extensos comentarios acerca de la misma. Los comentaristas, citando también a los gramáticos
y a los anticuarios, fueron Valerio Messalla, L. Acilius, Sextus Aelius Catus, L. Aelius Stilo
Praeconinus, Servius, Sulpicius, Rufus, Antistius Labeo y Gaius, quien escribió seis libros de ellos,
20 de cuyos fragmentos se conservan en el Digesto.
A pesar de que el derecho de las XII Tablas estuvo en vigor durante tantos siglos, no poseemos
este documento en toda su integridad. Ningún ejemplar ha llegado hasta nosotros, y lo único
que se conoce son fragmentos de las Pandectas y de las obras de Aulo Gelio, Cicerón, Macrobio,
Plutarco, Dionisio y varios otros escritores jurisconsultos e historiadores.
Entre las otras leyes del pueblo romano merecen ser recordadas las siguientes:
La Lex Aquilia de damno reguló la responsabilidad por los daños culpables extracontractuales.
Estaba dividida en tres capítulos, de los cuales tenemos conocimiento bastante preciso por las
fuentes jurídicas.
Para refrenar la riqueza y el lujo de las mujeres, se les prohibió heredar por testamento a los
ciudadanos de la primera clase del censo; pero a título de legado permitió que les fuera
asignada hasta la mitad del patrimonio, y, en general, según esta ley, nadie podía adquirir por
legado más de lo que adquiere el heredero.
Estableció que al heredero debía quedarle siempre, por lo menos, la cuarta parte de su porción
hereditaria, y que, por consiguiente, debían disminuir a proporción los legados, si la suma de
los mismos superaba a las tres cuartas partes de dicha porción.
Introdujo un modo especial de accionar (legis actio per condictionem). Tendía a simplificar las
precedentes actiones sacramento y per iudicis arbitrive postulationem; cuando la demanda era
de créditos líquidos en metálico, permitía a las partes que se presentasen en juicio referir el
hecho, y, sin más, comparecieran de nuevo a los treinta días ante el magistrado para el
nombramiento del juez.
La Lex Calpurnia de legis actione extendió el sistema introducido por la ley Silia a todas las
acciones personales ex certa re.
La Lex Iulia et Papia poppaea es la ley más importante del pueblo romano, después de las XII
Tablas. Su proposición fue hecha por Octaviano, pero ni el Senado la apoyó ni la aceptó el
pueblo en los comicios, a pesar de haberla alabado previamente el poeta Horacio. Octaviano
modificó en algunos puntos su proposición y la presentó al pueblo que la votó con la condición
de que no debía ser puesta en vigor hasta después de un trienio. Esta ley es la conocida con el
nombre de Lex Iulia de maritandis ordinibus.
Grande fue la oposición hecha contra la misma antes de que transcurriera el término trienal;
pero Octaviano, después de haberla modificado en algunos puntos, la hizo proponer
nuevamente por los cónsules M. Papio Rutilio y Quinto Poppeo Secundo, siendo aceptada y
recibiendo el nombre de Lex Iulia et Papia Poppaea. Se refiere de un modo especial
al matrimonio, a la procreación de los hijos y al derecho de sucesión. Trató de reformar las
costumbres con un sistema de premios y castigo, convirtiendo al matrimonio en un deber
público, como lo era para la rígida virtud de los antiguos, persiguiendo al celibato como plaga
social y considerando de mal ver la falta de hijos (orbitas); especialmente en la sucesión
disminuyó o negó la capacidad de suceder a los coelibes y los orbi, aumentando, por el
contrario, en el mismo grado la de los cónyuges con prole, de donde procede el ius patrum. Los
bienes que no podían ser recogidos correspondían a los herederos con hijos, y en defecto de
ellos se incorporaban como caduca al erario. Concedía también esta ley ventajas y desventajas
correlativas, respecto a la obtención de cargos públicos y, finalmente, prohibía las nupcias de
personas senatorias con actores o actrices y, en general, las de ingenuos con mujeres de baja
condición.
El objeto que esta ley se proponía fue eludido por las circunstancias de los tiempos; pero su
importancia fue reconocida por los contemporáneos y por los jurisconsultos clásicos, algunos
de los cuales escribieron extensos comentarios sobre ella.
Señalan también puntos culminantes en la historia de Roma, en cuanto al derecho público, las
leyes Valeria, las sacratae, la Valeria Horacio, Licinia Sextia, y, en cuanto al derecho penal, son
célebres las leyes Cornelias de Sulla y de los dos Julios, César y Octaviano Augusto.
Entre las que han llegado hasta nosotros son, además, importantes: la lex Aeilia repetundarum,
notable por las muchas noticias que contiene acerca de la historia del derecho y del
procedimiento criminal romano; la lex agraria, rica en enseñanzas acerca de la varia condición
jurídica de los terrenos; la lex coloniae genetivae Iuliae s. Ursonensis; la lex Salpensana; la lex
Malacitana; y, finalmente, la lex metalli Vipascensis y la lex Hadriana de saltibus. El estudio de
todas estas últimas leyes es muy interesante para conocer el derecho municipal y la
organización económica del Imperio romano.
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(1) Comenzó la agitación con la propuesta del tribuno Terentillo Arsa, el año 293, para el
nombramiento de una comisión de plebeyos que dieran leyes estables a la plebe. Quería el
tribuno lo que diez años antes había querido Publilio Voleron, o sea constituir de tal modo a la
plebe, que viniera a ser como un Estado dentro del Estado, funesta tendencia a que con razón
se opusieron durante muchos años las clases gobernantes. Por último, en el año 300, vino
también el colegio de los tribunos a mejor acuerdo y propuso al Senado el nombramiento de
una comisión mixto de patricios y plebeyos "communiter legum latores et ex plebe et ex
patribus, qui utrisque utilia ferren, queaque aequandae libertatis essent".
(2) El primer decenvirato del año 303, compuesto exclusivamente de patricios, compiló 10
tablas de leyes, haciendo que las acogieran los comicios centuriados. El segundo decenvirato,
nombrado el año siguiente para completar la codificación, compuesto ya de patricios y de
plebeyos, no llegó a compilar más que otras dos tablas de leyes, las cuales no fueron acogidas
por los comicios centuriados hasta el año 305, a propuesta de los cónsules de aquel año, y
después de la célebre revolución que restableció el consulado. Esta notable diferencia en la
composición y en el éxito de los dos decenviratos, ha hecho sospechar, no sin motivo, que el
primero hubiese realizado el cometido más fácil de codificar el procedimiento y el derecho
privado sacro, de los cuales eran como depositarios los patricios, y al segundo hubiese
correspondido la misión más ardua de establecer la constitución política y el derecho público.
Willems, sin embargo, sostiene con poderosos argumentos que también los segundos
decenviros fueron patricios. En el año 306 las XII Tablas esculpidas en bronce (en
marfil, eboreae, se lee en Pomponio en el fr. 2, 4, de orig. iur., I, 2; pero tal vez se deba
leer robureae), fueron públicamente fijadas en el foro junto a la tribuna de los oradores y frente
a la curia. Otro tanto ocurría en los Estados griegos: véase lo que dice Aristóteles de la
legislación de Solón en su Constitución de Atenas, recientemente descubierta. Aun durante la
infancia de Cicerón las XII Tablas eran aprendidas en las escuelas, como fundamento venerable
del derecho romano. Cicero, De legibus (II, 4, 9).
(3) Poquísimas son las disposiciones comunes con la legislación solónica, tales como la ley
acerca de los funerales (Cicero, De legibus, II, 25); la ley acerca de los collegia (fr. 4. Dig., de
colleg. et corpor. 47, 22), y la ley acerca de los límites o confines (fr. 15 Dig., finium regund, 10,
1); probablemente lo fue también el calendario inserto a lo que parece en una de las dos últimas
tablas. La contextura del primitivo derecho romano era aún demasiado fuerte, ruda y singular
para admitir fácilmente influencias extranjeras.
(4) El cargo de dirigir y regular los progresos del derecho quiritario correspondió hasta mediados
del siglo V al colegio de los pontífices, por razón de las íntimas relaciones que existían entre el
derecho y su administración y la ciencia del derecho sacro, del calendario y de las fórmulas,
ciencia de que era natural y celosa depositaria aquella antigua corporación patricia. Pero los
rápidos progresos del elemento plebeyo en el Estado, no menos que la institución de la pretura
urbana debieran contribuir notablemente a menguar la influencia del colegio de los pontífices
sobre el derecho, pudiendo considerarse como el último embate dado a la ya quebrantada
influencia, la publicación hecha por Gneo Flavio, amanuense de Apio Claudio el Ciego, de las
fórmulas de las acciones de ley y del calendario, cuya publicación hacía innesario recurrir a los
pontífices. Al librito que contenía las fórmulas denominaron luego ius civile Flavianum, siendo
completado, cerca de un siglo más tarde, por el jurisconsulto Sexto Elio Peto, cuya edición
constituyó el ius civile Aelianum. Secularizado así el conocimiento y, por consiguiente, la
interpretación del derecho, asumieron el cargo de intérpretes individuos de las familias más
eminentes, investidos de las mayores dignidades del Estado, siendo cosa notable que el primero
que dio respuestas en público fuese Tiberio Coruncanio, primer pontífice plebeyo.