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TEORIA DEL CAPITAL HUMANO

INDICE

INTRODUCCIÒN.

I. Teoría del Capital Humano.

II. Teoría Neoclásica: Capital Humano.

III. Presupuestos Básicos.

IV. Determinación de los Costos y Beneficios.

V. La Situación Educativa en México.

VI. Criticas a la Teoría del Capital Humano.

Bibliografía.
INTRODUCCIÒN.

Hasta fines de la década de los cincuenta las ciencias de la educación no habían encontrado
ningún terreno de conexión estable con los campos en los que se aplica el análisis económico. A
partir de entonces, y con mayor intensidad después de iniciados los sesenta, fue más bien el
análisis económico quien encontró ciertas excusas para penetrar en un terreno que hasta ese
momento no le había propiciado motivo alguno de interés.

La teorización necesaria para dar soporte a las nuevas ideas se inicia con un discurso de T.W.
Schultz ante la American Economic Association, en oportunidad de hacerse cargo de la
presidencia de la misma. Schultz, actuando como vocero de un conjunto de economistas que
venían trabajando en la Universidad de Chicago, expone allí la esencia de su teoría.

La esencia del mensaje era que la educación, para los ojos del economista, había dejado de
constituir un bien de consumo cuya distribución se legitimaba por ciertas finalidades éticas o
políticas. La educación comenzaba a ser mirada como una forma específica de capital, tan
específica que su acumulación se materializa en seres humanos y cuya productividad se expresa
en la actividad laboral de quien la ha recibido.

La educación constituye el medio por el cual una nación es capaz de apropiarse o compartir los
beneficios provenientes de los avances tecnológicos en el ámbito mundial. Una fuerza de
trabajo altamente calificada resulta absolutamente necesaria para lograr un crecimiento
económico sostenido y un desarrollo humano pleno.

Los conceptos tradicionales de educación son desafiados sistemáticamente por la nueva


economía que ha surgido de la revolución en la información al tiempo que se observa una
obsolescencia cada vez más rápida del conocimiento.

Resulta interesante hacer notar que estos efectos económicos atribuidos a la educación fueron
inducidos por el estudio de cierta información empírica antes que derivados de la naturaleza
misma de los sistemas educacionales. En rigor, para los economistas que comenzaban a
observar estos fenómenos, lo que ocurría dentro de la escuela —su currículo, organización, la
forma de impartir la enseñanza, etc. —, no era reconocido como esfera de competencia. Este
era el ámbito de las ciencias de la educación.

De esta manera el presente ensayo que desarrolló el equipo 2, tiene tres objetivos: valorar la
importancia de la educación en la formación del capital humano y sus bondades en el
desarrollo, segundo plantear un ejemplo sobre la teoría del capital humano en su impacto en la
educación en México y tres revisar algunas de las críticas que se plantean en torno a esta
teoría.
I. Teoría del Capital Humano.

Digo cultura y digo conocimiento


Digo conocimiento y digo, de nuevo, educación
Digo educación y pienso en capital humano no solo
abundante sino enérgico, inteligente y necesitado de
instrumentos y habitats básicos para rendir
óptimamente sus frutos.
Pienso en educación para eliminar la injusticia, el
abuso, la discriminación, la falta de respeto a
nuestros ciudadanos, sobre todo la corrupción que
es la forma más brutal de robarles a los pobres.
Pienso en educación y pienso en tolerancia.
Pienso en educación y pienso en experiencia
Pero, pienso en experiencia y pienso en destino
Destino de los actos.
Destino de las palabras.

Carlos Fuentes. Los cinco soles de México.

El término capital humano inventado por (Theodore Schultz, 1961, 1963 y por Gary Stanley
Becker, 1964) reviste múltiples facetas en la literatura económica y abarca diferentes tipos de
inversión -en salud, alimentación- en recursos humanos (educación) en las teorías de
crecimiento y desarrollo económico basadas sobre el ser humano.

Es importante entender que el capital humano como lo menciona Destinobles ( 2006) que en la
literatura económica, generalmente se pone mayor énfasis en la educación y se suele distinguir
tres fases distintas a lo largo de la vida para acumular capital humano por parte de un
individuo:

1. El capital humano adquirido en el hogar.

2. El capital humano acumulado por experiencia o (sobre el terreno).

3. El capital humano adquirido en la educación formal.

Estos tres tipos de capital humano tienen como efecto incrementar la productividad económica
de los individuos y, por consiguiente, la producción de las naciones.

En este sentido se puede entender desde esta óptica que en un análisis económico los sujetos
más estudiados tendrán un mejor salario y trabajarán en ocupaciones más prestigiosas que los
individuos menos educados. Esto es, que la educación juega un papel importante en la
economía laboral y de capital humano.

Una idea fundamental que se plantea en la relación entre ingreso y educación es considerar a
esta última como una inversión. En este sentido, si se piensa en los niveles educativos,
importaría señalar, si es más rentable, desde el punto de vista privado, terminar un ciclo
educativo a nivel medio superior o superior. Asumiendo el papel que juega el estado para
garantizar la educación y de esta manera calcular los rendimientos desde una perspectiva social
y así mismo generar la distribución del ingreso.

Ahora bien, tras este ensayo de visión panorámica introductoria del capital humano y sus
consecuencias principales, se hace necesario acudir a sus fundamentos teóricos, para lo cual
seguiremos a los neoclásicos en su repaso de los principales elementos que dieron origen y
cuerpo a la teoría del capital humano.

II. Teoría Neoclásica: Capital Humano.

De acuerdo con la teoría del capital humano, la educación es fuente de crecimiento y de


bienestar. Definido como el conjunto de conocimientos y de competencias que poseen los
individuos.

Para entender el porque surge esta teoría en torno a la educación hay que detenernos en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, en su resolución 217A(3), artículo 26
apartado 1 y 2 de la carta, subrayaba respectivamente que “toda persona tiene derecho a la
educación. La educación debe ser gratuita al menos en lo que concierne a la educación
elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y
profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos
(...) La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el
fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales;
favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los
grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas
para el mantenimiento de la paz”. Específicamente, en la Declaración de Hamburgo (1997)
sobre la educación de los adultos, la trascendencia de la educación fue recalcada en estas
palabras:

La educación de los adultos ya es más que un derecho; es la llave para el siglo XXI. Se trata de
un concepto propio para contribuir poderosamente a la instauración de un desarrollo científico,
social y económico. (Destinobles, 2006).

Las nociones del “capital humano” derivaron, básicamente, en enfoques diferentes respecto de
la educación.

Como lo plantea, Becker cuando analiza distintas clases de capital humano, tales como
educación escolar y educación en el trabajo, y su análisis produce una teoría general de amplias
aplicaciones que cubre desde la distribución personal de las ganancias, hasta los efectos del
desempleo entre las personas de poca educación.

En este mismo texto, Becker se propone explicar fenómenos empíricos como:


a. El típico aumento en las ganancias personales, de acuerdo con la edad, pero a una tasa
decreciente;
b. La tendencia negativa de las tasas de desempleo en relación con el nivel de habilidad;
c. La actitud de paternalismo hacia los empleados que parece prevalecer en las empresas de
países en vías de desarrollo;
d. La tendencia de los jóvenes a cambiar de empleo más frecuentemente que las personas de
edad;
e. La desviación positiva de la distribución del ingreso, particularmente entre profesionales y
otros trabajadores calificados;
f. El hecho de que las personas más capaces reciben más educación y,
g. El hecho de que la división del trabajo está limitada por la extensión del mercado (Becker;
1983).

Así, el estudio del capital humano no solamente esclarece las cuestiones relativas de orden
político, social, humano, sino también las de los factores de crecimiento, de desarrollo y de la
asignación de los recursos a las cuales son confrontados los políticos y los agentes en todos los
países del mundo. El capital humano aparece pues, como un concepto para el estudio del
desarrollo y el crecimiento económico dado que engloba e integra las diferentes esferas
políticas, sociales y económicas de un país y de un grupo de países.

A partir de la década de los treinta, el contexto económico internacional, pero sobre todo
Estados Unidos, se enfrentó a graves problemas que cuestionaron el pensamiento económico
prevaleciente.

El contexto de la época dejó claro para los economistas la necesidad de formular políticas
económicas y sociales de planificación, contra el individualismo y contra el socialismo. Se abría
una larga época de un cierto tipo de inversión estatal global, en economía (Moreno; 1995).

Alfred Marshall consideró a la educación como una inversión nacional y señaló que una buena
educación repercutiría positivamente en la industria. La conveniencia de invertir en fondos
públicos y privados en la educación no debe medirse sólo por sus frutos directos. Dicha
inversión deberá ser uniforme, enfocados específicamente sobre los sectores marginados, en el
cual existe el mayor porcentaje de desaprovechamiento debido a impedimentos económicos. El
valor económico de un gran genio industrial es suficiente para cubrir los gastos de la educación
de una ciudad, ya que basta una idea nueva para aumentar la potencia productiva como el
trabajo de los hombres.

Los supuestos clásicos sobre la “mano invisible” como regulador de la actividad económica, la
existencia de la competencia perfecta y el equilibrio económico fueron cuestionados por John
Maynard Keynes (1883-1946) quien hizo nuevos planteamientos sobre la participación del
Estado, la producción global y el empleo. Por otra parte, cabe señalar que si bien es cierto
algunos de los supuestos fundamentales de los clásicos fueron abandonados, también lo es que
otros, como el concepto micro del capital humano, fueron retomados e incorporados en esta
perspectiva.

La permanencia del concepto de capital humano en la teoría económica, particularmente en la


keynesiana no fue gratuita, ya que en Estados Unidos y en muchos países europeos las
repercusiones de la crisis del 29 y los efectos de la primera y segunda guerra mundial pusieron
en primer plano todo lo relacionado con los recursos humanos. Este interés desembocó en el
surgimiento y desarrollo de la teoría del capital humano y en la consolidación de un nuevo
campo en la ciencia económica: la economía de la educación.

El análisis de la teoría neoclásica se basa en el comportamiento maximizador de los agentes


que participan en el mercado de trabajo, donde ningún agente puede, por sí mismo, influir en
los salarios (situación de competencia perfecta). El proceso competitivo que nace de un gran
número de decisiones individuales guiadas por la mano invisible, es la base del proceso de
determinación de los salarios. La teoría neoclásica del mercado de trabajo está formada por una
teoría de la demanda basada en la productividad marginal de las empresas y por una teoría de
la oferta basada en la maximización de la utilidad de los trabajadores. La teoría de la oferta de
mano de obra contiene:

La teoría de la elección entre trabajo y ocio que determina la cantidad de trabajo ofrecido, y

La teoría de la inversión en capital humano que determina el tipo de trabajo ofrecido (Cain,
1976.).

En ambos casos existe un equilibrio de mercado que satisface los objetivos contrarios de los
agentes participantes en el mercado de trabajo (Borjas, 1985).

La teoría del capital humano, que determina la calidad de la mano de obra, se origina en la
observación del comportamiento recurrente de los salarios: éstos son mayores para las
personas más educadas y aumentan a lo largo de la vida laboral, primero rápidamente, y luego
a una menor velocidad hasta el momento en que comienzan a declinar. Además, se observa
que las personas jóvenes invierten más en adquisición de habilidades que las personas
mayores.

Basándose en estas regularidades se desarrollaron los modelos pioneros de Ben- Porath (1967),
Becker (1975) y Mincer (1974). Estos modelos consideran que la acumulación de capital
humano (cuyos componentes observables más importantes son la educación y la experiencia),
es el principal determinante de los ingresos individuales, de la desigualdad salarial y de la
distribución de la masa salarial. Se parte de la sistematización del comportamiento de un
individuo racional a lo largo de su vida (life-cycle human capital model) para intentar explicar
cuándo se adquiere capital humano, cuánto se adquiere, cuánto ganan los trabajadores e
inclusive cuándo lo ganan. En cada periodo las personas deben decidir si dedican su tiempo al
trabajo o a la adquisición de capital humano; es decir, en cada periodo enfrentan la decisión de
invertir en capital humano o no, y cuánto. Las inversiones que se realizan implican un sacrificio
o un costo, por lo que cabe esperar un beneficio futuro. El beneficio de invertir en una unidad
adicional de capital humano es igual al valor presente del incremento en los ingresos, y el costo
consiste en los gastos directos y los ingresos que se dejan de percibir por dedicarse a adquirir
esa unidad adicional de capital humano en vez de trabajar.

Es importante señalar el planteamiento de algunos economistas que en Adam Smith se


encuentran los primeros antecedentes de la teoría del capital humano al poner énfasis en:

1. El trabajo como fuente de la riqueza;

2. La existencia de diferentes calificaciones de los trabajadores;

3. La consideración de la educación y otras formas de aumentar la calificación de la fuerza de


trabajo como inversión de los trabajadores;

4. Como estas inversiones se reflejan en los salarios. quien advertía la importancia del capital
humano.

Inicialmente Schultz, observó, que el aumento en el trabajo y en el capital, medidos por horas
de trabajo y valor de capital, sólo explicaban en parte el crecimiento de un país. Él atribuyó el
crecimiento residual a la tecnología en un principio, pero posteriormente incluyó la inversión en
recursos humanos generada por la educación. Así estableció que el gasto en educación, no era
tal, sino una inversión que aumentaba la capacidad productiva del trabajo.

Fue el milagro Europeo, la rápida recuperación tras las destrucciones de la Segunda Guerra
Mundial lo que llevo a la convicción de que el capital humano tenia más importancia que el
físico. En este sentido, el capital humano mostraba la diferencia en torno a la cultura de la
laboriosidad, disciplina, conocimiento, etc. Otro factor importante fue el trabajo de Robert
Solow, quien advirtió que los aumentos en el empleo del capital físico y de trabajo solo
explicaba una pequeña parte del crecimiento, había un vacío explicativo que las funciones de
producción tradicionales no llegaban a colmar. Que una parte considerable de ese “factor
residual” era el capital humano. La teoría económica tradicional se había fijado más en el capital
físico, seguramente porque con su existencia era más evidente y sencillo de medir.

De esta manera, en diversos círculos de decisión, la idea de que el crecimiento económico ha


dependido en los países desarrollados, de manera muy decisiva, de la disponibilidad de una
mano de obra adecuadamente calificada (hipótesis del factor residual). Como la comparación de
los perfiles educativos de la población, en general y de la activa, con la de los países
desarrollados muestra inmensas diferencias, tanto cuantitativas como cualitativas, se concluye
que habría que eliminar esas brechas si se desea obtener resultados satisfactorios en las
políticas de desarrollo económico.

Otro elemento que es importante considerar es, la educación no tradicional, que hasta cierto
punto sólo se ha considerado relacionada con la educación primaria y básica, también está
llegando hasta el nivel superior. Esto se refuerza con la idea de la educación permanente y de
la universidad del trabajo. Los cursos de "reciclaje" de profesionales egresados hace algún
tiempo y que no han podido mantenerse al día en ciertos tópicos, los cursos por
correspondencia o las diversas modalidades a que ha dado origen la Open University inglesa,
son formas no tradicionales de actividad universitaria. Los cursos de gerencia, el trabajo o las
prácticas en instituciones que emplean tecnología avanzada, los seminarios ofrecidos por
diversas organizaciones internacionales en campos nuevos que las universidades no han
querido, o no han podido abordar, también ilustran esa afirmación. En algunos casos, como
Medicina, es difícil distinguir entre el trabajo diario y la especialización en un campo
determinado. Esto ha llevado a estudiar en detalle los efectos de la formación en el trabajo
(learning by doing) conocidos como el Efecto Horndal por el lugar en que se estudiaran esos
procesos en mayor detalle por primera vez (Arrow, 1960).
Siguiendo estas líneas la educación formal sobre todo en el ámbito superior, que hasta ahora
exige muchos horas de trabajo en el aula, queda cada vez más rebasada por las exigencias
específicas de las habilidades laborales, sobre todo en los sectores más dinámicos.
Como lo señala García (2001), la educación se ha convertido en condición obligatoria para
formar parte de una economía del conocimiento, mientras que la tecnología se ha convertido en
el requisito para llevar educación a la sociedad, y aunque no implica el abandono del sistema
educativo tradicional, si añade la necesidad de incorporar mecanismos como el Internet para
elevar la eficiencia del modelo enseñanza-aprendizaje.
Justo aquí reside uno de los mas excitantes retos de competitividad, pues mientras que en
México se intenta aumentar los años de escolaridad promedio, en otros países el esfuerzo se
encamina a convertir la educación escolar en un proceso que facilite a los estudiantes formar
parte de una economía en la que con frecuencia se modifican las reglas del juego.

III. Presupuestos Básicos.

Es importante señalar que el capital humano, en otras palabras, es uno de los elementos más
importantes de los que dispone una empresa y un país. Este concepto está referido al
conocimiento y habilidades de las que dispone una persona, su salud y la calidad de trabajo que
realiza. Además tiene una importante incidencia en la productividad de las economías modernas
puesto que esta productividad está basada en la creación, difusión y utilización del saber.

Tradicionalmente se distinguen dos efectos importantes del capital humano sobre el crecimiento
económico (Lucas, 1988). El primero, conocido como el “efecto interno” del capital humano, se
refiere a la mayor productividad o eficiencia que el empleado adquiere con mayores niveles de
educación o entrenamiento en sus labores, que se refleja, en mayor productividad.

El segundo, el “efecto externo”, es aquel beneficio generado por mayores niveles de escolaridad
de la sociedad, o por innovaciones tecnológicas que se difunden libremente entre las empresas.
Es decir, es un efecto social, no individual, que indica que aquellas economías con mayores
niveles o mayores promedios de capital humano son más productivas que las demás. En otras
palabras, este efecto también se refleja en mayor productividad de la sociedad y mayores tasas
de crecimiento económico.

De ahí la importancia de estudiar la naturaleza de los rendimientos sociales del capital humano
para determinar si realmente mayores retornos van acompañados de mayor productividad de la
economía y, en consecuencia, de más altas tasas de crecimiento económico.

Podemos entender que, las externalidades del capital humano surgen cuando la inversión de un
individuo en adquirir capacitación crea beneficios para otros agentes de la economía. Los
retornos sociales crecientes del capital humano son una expresión evidente de estas
externalidades, por el hecho de que dicha tasa de retorno se incrementa con el stock de capital
humano de la economía.

De esta manera la capacitación debe ser entendida, dentro de la empresa, como una inversión
y por lo tanto, deberá ser gestionada como cualquier otra inversión. Dentro de este nuevo
escenario, de los conocimientos entendidos como inversión, es necesario desarrollar
eficientemente el capital intelectual que posee el factor humano. Para esto hay que determinar
e identificar cuáles son las necesidades reales en materia de conocimientos y experiencia y,
obviamente, tratando de satisfacer esas necesidades.

Pero la pregunta subsiguiente es ¿qué determina esta productividad?


Existen diferentes respuestas:

a) La productividad está determinada por el individuo y viene afectada por la educación, teoría
del capital humano.

b) La productividad viene determinada por el individuo pero es su capacidad innata la que la


condiciona. La educación solamente señala la habilidad, hipótesis de señalización.

c) La productividad viene determinada por el individuo y las características del puesto de


trabajo. La educación tiene una misión de señalización productiva buscando la adecuación de la
persona al puesto de forma que se maximice la productividad.

d) La productividad viene determinada enteramente por el puesto de trabajo. La educación


solamente serviría para ordenar a los individuos en la cola laboral, teoría de competencia por
los puestos.

Por lo tanto mayor educación genera mayor productividad potencial de la fuerza de trabajo, y
como consecuencia, mayores ingresos potenciales para los trabajadores.

La teoría del Capital Humano pone especial énfasis en la elección individual de invertir o no
invertir en si mismo para explicar la distribución del ingreso y el desempleo, afirmando que
ambos son el resultado de las diferencias individuales en los niveles de educación. De acuerdo a
esto, el desempleo de trabajadores no calificados es un problema de oferta más que de
demanda. Al respecto, en los círculos neoliberales, ahora se dice; “no hay desempleo, hay
gente no empleable”. (Victorino, 2002.)

Esta idea se engancha a la de libertad de elección del sujeto en sí mismo, de modo que, según
el capital humano, el proceso educativo proporciona una mayor calificación de la fuerza de
trabajo, la cual se refleja en la productividad de los individuos y a su vez en el incremento de
las tasas de crecimiento de la producción, que finalmente impactan a la economía, haciéndola
eficiente, y contribuyendo al efectivo desarrollo de las naciones.

Para entender este proceso educativo y de capacitación, veamos un ejemplo, para acceder a la
formación universitaria es requisito previo el haber cursado los estudios de preparatoria en
forma satisfactoria, y para escoger los estudios específicos que cursar en la universidad hay que
tener una información adecuada acerca de sus características y salidas profesionales. Para
aquellas personas que hayan realizado la educación preparatoria en mejores condiciones y
puedan acceder fácilmente a la información sobre las oportunidades universitarias, los costes de
transacción de la decisión de invertir en su capital humano serán más bajos que para quien
tenga peor formación e información.
Finalmente, la decisión de invertir en las propias capacidades dependerá de que los costes de
oportunidad de obtener rentas futuras sean más bajas que renunciar a tener rentas inmediatas.
La opción entre estudiar o trabajar, significa que aquellos que estudian invierten en sus propias
capacidades limitando sus rentas actuales a favor de las que puedan obtener incrementadas en
el futuro, una vez concluidos los estudios.

Es cierto que el entrenamiento adquirido en el trabajo también es una forma de adquirir


capacidades, pero también lo es que las rentas más altas corresponden a personas con estudios
más avanzados, son excepcionales los casos en que a través sólo de la experiencia se escala
hasta la cima de los niveles de renta. Siguiendo con los ejemplos, se puede decir que una
persona que tiene la necesidad imperiosa de incrementar sus rentas en el corto plazo, está más
dispuesta a aceptar un trabajo que implique riesgos para su salud, y por lo tanto que también
acepta que en el futuro su capital humano se mermará antes que el de aquellos que
desecharon ese trabajo.

Según la teoría del capital humano la educación aumenta la productividad de los individuos y, a
través de esta, permite el acceso a un salario mayor. Además de los conocimientos concretos,
los hábitos que proporciona la educación permitirían al trabajador una mejor comprensión de
los procesos en los que se desarrolla su trabajo, una acrecentada capacidad de enfrentarse a
imprevistos, regularidad, puntualidad, y una mayor inclinación a aceptar la disciplina que el
puesto requiere, en suma, un proceso de socialización. Estos conocimientos y capacidades
constituirían un capital productivo, capital humano, con algunas características semejantes a las
del capital físico (Becker (1964)). Así, la decisión de los individuos de invertir en educación
estaría sujeta a criterios de rentabilidad.

Si un grupo de trabajadores incrementa su educación, las firmas que esperan emplear estos
trabajadores invertirán más. Por lo tanto, aún aquellos trabajadores que no han aumentado su
capital humano –y que están compitiendo por los mismos trabajos- terminan trabajando con
más capital físico y obteniendo una tasa de retorno incrementada sobre su capital humano.

Los trabajadores hacen su inversión en capital humano (educación, adquisición de


conocimientos, etc.) antes de saber para quién van a trabajar. La cantidad óptima de capital
humano depende de los empleos que estén disponibles y el tipo de maquinaria y equipo que
ellos usarán. Por otra parte, la elección que hacen las firmas de sus empleados y de su capital
físico depende, en parte, de la educación y la destreza de la fuerza de trabajo.

Partiendo de estos presupuestos y para entender el porque de la inversión en educación,


valdría la pena señalar el método Mincer para determinar las tasas de rendimiento de
educación. Esto es, comparar la tasa de salarios de las personas por nivel educativo y suponer
que la diferencia de ingresos se debe a la diferencia de productividad ocasionada por la
diferente cantidad de educación que tiene el individuo. Lo planteado supone, por un lado, que
los salarios de los individuos son iguales a la productividad de los mismos y que esta
productividad está asociada directamente con el nivel educativo; por otro lado, también se
supone que los mercados de trabajo son lo suficientemente competitivos como para hacer que
los rendimientos privados de todos los tipos de educación sean iguales.
IV. Determinación de los Costos y Beneficios.

La mayoría de los análisis económicos sobre el rendimiento de la educación se han centrado en


la contribución de esta a la capacidad de producción y, por tanto, en los ingresos, lo que
podrían llamarse los rendimientos privados. Estos incluirían los ingresos adicionales que resultan
del incremento de la productividad y los beneficios que el individuo recibe por vías distintas a
los ingresos. En este sentido se incluiría la posibilidad de realizar actividades que están a su
alcance por la capacidad adquirida, por ejemplo, realizar su propia declaración de impuestos. Si
este servicio viniera proporcionado por el mercado, tendría un precio que debería incluirse en la
renta nacional.

Además, habría que tener también en cuenta las mayores posibilidades de empleo, estabilidad
laboral, ocio, y modo de vida así como la posibilidad de educación y formación profesional
adicional.

Sin embargo, no hay que olvidar que, además del efecto sobre el crecimiento económico debido
a la mayor productividad del factor trabajo, existen otra serie de efectos generados por la
educación denominados beneficios indirectos o economías externas. Por definición, las
economías externas se refieren a aquellos beneficios que no se limitan a las unidades
económicas individuales, y en consecuencia, no se reflejan en los ingresos sino que se esparcen
sobre la economía como un todo elevando el nivel de renta real y bienestar. La enseñanza
produce externalidades en la medida que beneficia a muchas personas además del estudiante:
beneficia a los futuros hijos del individuo que recibirán una educación no-formal en el hogar
mejor; beneficia a los vecinos que se verán favorablemente afectados por los valores sociales
desarrollados en los niños por la escuela e, incluso, por la tranquilidad durante el periodo
escolar; beneficia a los empresarios que tratan de obtener una mano de obra capacitada, afecta
en la productividad de los restantes trabajadores al desarrollar propiedades de flexibilidad y
adaptación, y beneficia a la sociedad en general al ampliar las bases para un cuerpo electoral
bien informado. Además de estos beneficios sociales, hay que mencionar que el proceso
educativo está íntimamente relacionado con el avance científico y este tiene efectos
económicos.
Como ocurre con todas las actividades que producen efectos externos positivos, el mercado
privado falla al no tener presente estos beneficios adicionales y ser, por tanto, la demanda
insuficiente. Desde esta perspectiva la educación constituye un flujo de inversión en capital
humano que, destinada a desarrollar capacidades productivas en los individuos, implica
sacrificios de consumo presente (costos) y genera ciertos beneficios, siendo posible determinar
su rentabilidad a través de la evaluación del proyecto en términos del flujo costo - beneficio.
La valoración de los beneficios producidos por la ejecución de un proyecto de Educación, se ha
enfocado tradicionalmente hacia los beneficios directos, es decir, a la estimación de los cambios
en la productividad de sus beneficiarios, medida por el mayor ingreso futuro que se obtendría al
ejecutar el proyecto.
Por lo tanto, habría que señalar que, si bien la educación conlleva externalidades positivas que
puede tener efectos económicos significativos en términos de eficiencia, también se producen
costes sociales (por ejemplo, individuos bien formados parados, improductivos y frustrados),
aunque existe consenso en que el balance final es positivo.

Por último, la difícil cuantificación de los beneficios de un proyecto educacional por esta vía,
hace aconsejable utilizar el criterio de costo - eficiencia para tomar decisiones en materia de
inversión en educación. El análisis de costo - eficiencia requiere el previo establecimiento de las
metas y objetivos concretos que se requiere del proceso educativo. En el sistema educacional,
la utilización de este criterio de decisión se encuentra avalado por las políticas de desarrollo
social que determinan que asignar recursos a la inversión en infraestructura educacional es
conveniente y rentable socialmente, por cuanto incrementa el stock de capital humano de la
economía.
Siguiendo esta lìnea podemos reflexionar sobre dos tipos de costos que son directos e
indirectos:
Los costos directos: corresponden el valor de los servicios prestados por los profesores y
personal administrativo de cada establecimiento, el valor de los materiales y los elementos
necesarios para el estudio. Estos costos pueden ser pagados directamente por la persona y/o
por la sociedad.
Los costos indirectos: de la mayor educación se producen debido a que el individuo para
aumentar su nivel de escolaridad, deja de trabajar y, por lo tanto, deja de obtener ingresos
durante ese período; ello representa el costo alternativo de permanecer en el sistema
educacional.

Conviene señalar además, que los costos privados debidos a la deserción pueden diferir de su
valoración social, ya que la educación es una necesidad básica, estando la sociedad dispuesta a
pagar para que sus miembros la satisfagan.

Se considera entonces, que la educación como un proyecto de inversión, tendría una tasa de
retorno asociada que puede compararse con la de otras inversiones, como toda actividad que
mejore la productividad del trabajo.

Se observa, que los individuos toman decisiones racionalmente acerca del valor esperado de
sus ingresos a lo largo de la vida. Así, la educación incrementa los ingresos futuros y existe una
asociación entre ingresos/educación, se observa en los perfiles de edad e ingresos por nivel
educativo.

En este sentido la educación está correlacionada con:

mayor participación en el mercado laboral

menor desempleo

mayores ingresos

Al tomar la decisión, se supone que las rentabilidades de las personas vivas se replicarán, por
ejemplo una persona de 50 años hoy representa lo que puedo esperar cuando cumpla 50. Y de
esta manera se observa el Beneficio Marginal que es tasa de retorno asociado a cada nivel
educativo (cada año).
Por otra parte, cuando cambia el costo marginal, el individuo elegirá educarse el número de
años que iguale el costo marginal con el beneficio marginal. Por esa razón, el beneficio marginal
de educarse refleja exactamente los años que se estudiará para distintos niveles de costo
marginal. A costos marginales menores se deseará estudiar más años.

Asi, La selección y evaluación de un proyecto educativo se realiza utilizando el criterio de costo


- eficiencia mediante el cual se selecciona aquel proyecto que entrega una solución de mínimo
costo al problema detectado, costo que incluye en la actualización pertinente, los
correspondientes costos de inversión y operación asignables al proyecto, suponiendo que los
beneficios de las alternativas de proyecto estudiadas y propuestas en definitiva son similares.
La educación incorpora conocimientos, habilidades y destrezas a las personas, lo cual las hace
más productivas. En el mercado laboral se remunera a las personas de acuerdo a su
productividad, siendo posible encontrar una estrecha relación entre mayor educación y mayores
salarios. El diferencial de ingresos asociado a los diferentes niveles de escolaridad corresponde
a los beneficios monetarios que produce el mayor nivel educacional.

Dado que la educación constituye inversión en capital humano es posible calcular su tasa
interna de retorno, permitiendo su comparación con la tasa interna de retorno de proyectos de
inversión alternativos (en capital físico).
Por las características del servicio educacional, en el cálculo de su rentabilidad es difícil
cualificar con precisión sus beneficios monetarios y el costo de oportunidad de educarse, que
corresponde a los ingresos que se deja de percibir mientras se estudia.
En una economía de mercado, el salario o ingreso proveniente del trabajo que percibe el
individuo de una determinada categoría ocupacional, corresponde al valor de su productividad.
Veamos un ejemplo: Para obtener los beneficios netos de un proyecto de educación y calcular
su rentabilidad social, debe incluirse los efectos de repeticiòn de año y de la deserción,
correspondientes a cada nivel y período. Mientras mayores sean dichas tasas, mayor será el
costo por alumno efectivamente retenido en el sistema educativo.
Los proyectos de educación generan externalidades positivas. Por ello, los individuos objeto del
proyecto no captan privadamente todos los beneficios que capta la sociedad. (ejemplo:Una
persona con mayor educación, puede influir en la educación de quienes le rodean (familia,
vecinos, etc.). Si el nivel de educación de la sociedad aumenta, es esperable una disminución
en los problemas de irregularidad social (delincuencia, vagancia)).
Por otra parte tenemos los:
Ø Costos de inversión.
Considerando las dificultades de cuantificación de los beneficios sociales y por ende la dificultad
de evaluar “tradicionalmente” en cuanto, todos los costos - inversión, operación y mantención -
se valoran a precios privados sin efectuar ajustes.
Los costos de inversión más frecuentes de un proyecto de educación corresponden a los costos
de terreno, construcción, habilitación y equipamiento.
· Terreno: Corresponde a los costos de adquisición del espacio físico requerido para las obras.
Aún cuando el terreno sea propiedad de la institución, haya sido una donación o esté cedido en
comodato, en la inversión debe asignársele un valor, el cual corresponderá al costo alternativo
de dicho terreno.
· Construcciones: Corresponde al valor de las edificaciones y obras físicas requeridas para el
proyecto. Para su determinación se recomienda utilizar como valores de referencia, el costo por
m2 de construcción de las últimas construcciones escolares realizadas en la región.
· Equipamiento y habilitación: Corresponde al valor de los elementos necesarios para dejar el
proyecto funcionando; por ejemplo, sillas y pupitres escolares, pizarrón, estantes. En general, a
este ítem se le asigna un valor que varía entre el 3 y 5% del total del costo de construcción
solicitado para ejecutar el proyecto, dependiendo si el proyecto es una reposición parcial o una
construcción completa.
Ø Costo de operación.
Entre los costos de operación destacan las remuneraciones, consumos básicos y materiales.
Conviene señalar que en los proyectos de ampliación sólo son relevantes los costos de
operación adicionales y no aquellos que se desembolsarían en las situaciones “con” y “sin”
proyecto.
Para estimar el costo atribuible a remuneraciones, debe considerarse el número de empleos
directos a que da origen el proyecto; por ejemplo, director, profesores, auxiliares. Los costos de
materiales corresponden al material didáctico, de aseo y artículos de oficina. Por su parte, los
consumos básicos corresponden al pago de luz eléctrica, agua potable, calefacción,
alcantarillado y teléfono, según corresponda. Las cifras deben expresarse en términos anuales,
en moneda homogénea, que debe señalarse expresamente.

· Para los proyectos de Educación resulta fundamental asegurar el funcionamiento de éstos


durante toda la vida útil estimada. Por ello, en todos aquellos proyectos que implican aumentos
de cobertura en la atención y que generan costos de operación adicionales, es necesario anexar
una carta compromiso de la institución responsable del financiamiento de la operación del
proyecto, por ejemplo, El Municipio en el caso de establecimientos de administración municipal.
Ø Evaluación del proyecto.
La selección y evaluación del proyecto definitivo se realiza utilizando el criterio de costo -
eficiencia mediante el cual se selecciona aquel proyecto que entrega una solución de mínimo
costo al problema detectado, costo que incluye en la actualización pertinente, los
correspondientes costos de inversión y operación asignables al proyecto, suponiendo que los
beneficios de las alternativas de proyecto estudiadas y propuestas en definitiva son similares.

Una gran virtud del enfoque del capital humano tiene que ver con la importancia que le asigna
a la calidad de la educación porque la educación de mejor calidad se debe traducir en mayor
productividad e ingreso.

V. La Situación Educativa en México.

Para entender la teoría del capital humano quisiéramos referirnos a un ejemplo en concreto
sobre educación, que en este caso se toma fragmentos de la tesis doctoral de Barcenas
Fernando cuyo titulo es “Capital Humano y Rendimientos de la Educación” llevada a cabo en el
año 2001.
En este contexto se plantea que México al igual que casi toda Latinoamérica, experimento en la
década de los 80 una grave crisis económica, caracterizada por el ingreso real per cápita y la
brutal reducción en el gasto público real en educación (40% entre 1981-89), la “denominada
década perdida” sorprendentemente no lo fue tanto en términos de algunos indicadores
educativos. En los primeros años de la década de los 90, México continúo experimentando
cambios importantes en su situación educativa sin que, no obstante, esta deja de ser
preocupante.

De esta manera, se desarrolló el siguiente análisis, de acuerdo a los indicadores de eficiencia


terminal y tasas de absorción, y a pesar de las constantes mejoras en estos indicadores en los
últimos años, en México existe claramente un problema de eficiencia educativa, como se
desprende de la lectura del siguiente diagrama correspondiente al ciclo escolar 1998/1999.
22%
Técnicos
12 243 4836
90 %
73%
87 %
40 %

20 630 13 616
41 049 23 844
77 040 56 393
100 000 85 600 Primaria Secundaria Preparatoria 3 años Universitarios

66 %
58 %
73%
86 %

Fuente: Secretaria de Educación Pública.

De 100 000 personas que ingresan a la primaria solo 85 000 terminan, y de ellas únicamente 77
040 ingresan a la secundaria, lo que da una tasa de eficiencia de 86 % de la primaria y una
tasa de absorción de la primaria a la secundaria de 90 %. Las restantes tasas de eficiencia y de
absorción se pueden observar en el diagrama. Nótese finalmente que únicamente 13 616 de los
100 000 que iniciaron la primaria terminaron una carrera universitaria.

No obstante, cuando las cifras se interpretan dentro de una perspectiva de evolución futura, el
panorama puede ser desolador. Según el Instituto Nacional de educación para los Adultos
(INEA), de continuar la hasta ahora poca atención política y presupuestal al rezago educativo,
se necesitarían 109 años para otorgar 12 millones de certificados de primaria pendientes, 106
años para dar educación secundaria a 17 millones de adultos y 12 años para alfabetizar a 6
millones de personas. De acuerdo con un informe del mismo instituto, el rezago educativo paso
de 25, 4 millones en 1980 a 31,1 millones en 1990, y al 1 de enero de 1998 era de 36,1. Esto
significa que 6 de cada 10 mexicanos de 15 años o más no han terminado su secundaria. Mas
aun, anualmente 800 mil jóvenes que cumplen 15 años no tienen la secundaria terminada, y los
adultos sin secundaria, primaria o analfabetas que mueren son unos 200 mil, por lo que el
incremento neto de personas en rezago educativo es de unos 600 mil al año.
Se entiende entonces que, la educación contribuye al crecimiento económico, pero no lo genera
por sí sola. El crecimiento más fuerte se logra cuando la inversión en capital humano y en
capital físico tiene lugar en economías con mercados competitivos de bienes y factores de
producción. Esos mercados son resultado de la estabilidad macroeconómica, el buen
funcionamiento de los mercados de trabajo y la apertura al comercio internacional y a las
corrientes de tecnología.(Barcenas, 2001)

Retomemos el ejemplo del rendimiento en educación, si se asume que la educación es una


inversión y, por ende como tal, comporta tanto un gasto como un beneficio. De esta manera
podemos observar la información sobre los montos del gasto educativo, tanto público como
privado.

En cuanto a la evolución de la matricula se observa que existe una evolución más dinámica en
el sector privado, que representa el 8 % del gasto nacional a principios de los 90, para significar
un poco más del 18 % hacia fines de los años 90, esto es, mientras que el gasto público casi se
duplicaba, el gasto de las escuelas privadas casi se quintuplicaba.

En esta línea los hogares dedican aproximadamente un 60 % de su gasto en este rubro a


servicios educativos y un 40 % a artículos educativos. Dentro de los servicios educativos el que
absorbe mayores recursos son los destinados a la universidad, pero seguidos muy de cerca por
los asignados a primaria y preparatoria.

Hasta este momento no resulta crucial la división entre la educación pública y privada, dado
que la primera es ampliamente mayoritaria. Sin embargo, en los últimos años, y sobre todo al
nivel de educación superior, las cosas se han modificado drásticamente: en general durante los
90, la matricula en escuelas privadas crece 36 %, mientras la de las escuelas públicas solo un
13 %. Esta tendencia, sin duda, modificara, a su vez, la estructura de costes tanto públicos
como privados y, en consecuencia, los rendimientos de educación. (Barcenas, 2001).

Finalmente, entendemos que la educación contribuye al crecimiento económico a través del


incremento de la productividad individual resultante de la adquisición de aptitudes y actitudes, y
a través de la acumulación de conocimientos.

Y a través de una tasa de rentabilidad privada, cuyos costos son lo que el individuo paga
efectivamente por su educación. El cálculo de la tasa de rentabilidad social incluye, por el lado
de los costos, el costo total de los recursos de la educación, es decir, no sólo lo que el individuo
paga sino también lo que realmente le cuesta a la sociedad educar a una persona. Como en la
mayoría de los países la educación está fuertemente subsidiada, el costo social es mucho más
alto que el privado. En consecuencia, la tasa de rentabilidad social es normalmente inferior a la
tasa correspondiente de rentabilidad privada.

Dejando de lado estos ajustes monetarios, la tasa de rentabilidad social debería incluir
teóricamente las externalidades, o los beneficios secundarios, vinculados a la educación. Uno de
los principales argumentos utilizados para justificar el subsidio público de la educación guarda
relación con las externalidades, que afectan a la sociedad en su conjunto pero que el individuo
no absorbe. Como los beneficios sociales de la educación son superiores a los beneficios
privados, los gobiernos le otorgan subsidios para impedir la subinversión.

Como en la mayoría de los demás sectores, las externalidades son extremadamente difíciles de
medir y no se reflejan en las ganancias. En consecuencia, en las tasas de rentabilidad social tal
como se calculan convencionalmente sobre la base de los ingresos y los costos monetarios se
subestima la verdadera rentabilidad social de la inversión en educación. Si fuera posible incluir
las externalidades, las tasas de rentabilidad social podrían perfectamente ser superiores a las
tasas de rentabilidad privada de la educación.

VI. Criticas a la Teoría del Capital Humano.

Quienes se inclinaron por una aceptación crítica de los enfoques que caracterizaron al debate
de la década de los sesenta en materia de economía de la educación, comenzaron por
reexaminar el postulado más débil de toda la argumentación en cuanto a la rentabilidad, el
papel del gobierno, la educación y los salarios, así como, las clases sociales.

Plantear un análisis es formular un argumento en dos direcciones. En primer lugar, se comenzó


a reconocer la existencia de una función credencialística desempeñada por la educación, la cual
tendría un papel importante frente a las exigencias del mercado de trabajo. Esta proposición
puede ser entendida principalmente en dos sentidos.

Ø En primer lugar, siguiendo una interpretación muy economicista, puede sostenerse que las
escuelas constituyen un mecanismo de certificación de las destrezas de los trabajadores que
permite que el empleador no incurra en ciertos costos de selección.

Ø Una segunda acepción más amplia de corte sociológico: el sistema escolar puede ser visto
como un sistema de selección que permite que algunos, pero no todos, lleguen a vincularse al
mercado de trabajo. Aquellos que más éxito tienen en la carrera educacional podrán aspirar a
mejores puestos de trabajo.

Esta visión más amplia puede ser complementada por una explicación económica: la escuela
funciona como un mecanismo anticipatorio de la selección que tendrá lugar en el mercado de
trabajo, permitiendo que aquellos que disponen de un título tengan ciertas ventajas en la
búsqueda de puestos laborales. El título funciona, en este sentido, como un elemento
monopólico que favorece a quienes lo poseen.

En este contexto la educación se plantea que es cara en dinero y en tiempo; si fuera solamente
una señal, habrían otros mecanismos de certificarla más baratos (tests de un día o una
semana). Entonces, el stock de capital humano debe modificarse con la educación.

En este sentido, si la educación fuera solo una señal, quines trabajan por cuenta propia
deberían tener menos educación que quienes lo hacen por un salario. Las consecuencias de
ambos enfoques son diametralmente opuestas: Teoría del capital humano sugiere que la
educación es un camino para superar la pobreza; la inversión de la sociedad en educación es
productiva.
Con este propósito y recurriendo a una conceptualización teórica muy afín al pensamiento
clásico Carciofi (1979), plantea que la educación incide en el costo de producción de la fuerza
de trabajo y por tanto en la determinación de los salarios. Asimismo permite probar que aún en
condiciones de competencia perfecta, los salarios relativos, y por ende los beneficios pueden
oscilar dentro de un intervalo apreciable de acuerdo con ciertos datos institucionales y sociales
de cada economía.

Esta conclusión reviste cierto interés. En primer lugar, pone de relieve que aún en los términos
más abstractos e ideales, la explicación ortodoxa no es la única. De ello se sigue que existen
razones teóricas de peso, además de la relevancia como instrumento de análisis, para estar en
desacuerdo con los planteos del capital humano. En segundo lugar, en la construcción de dicho
enfoque no se pierden las características centrales que definen el proceso de producción
capitalista. Las nociones de salarios y beneficios son preservadas como categorías específicas
que definen la diferente participación de asalariados y capitalistas en la distribución del
producto neto de una economía.

Así, el análisis contribuye a abrir el camino para posibles líneas de investigación empírica. Al
respecto puede decirse que su implicación es doble. En primer lugar, apunta a la inconveniencia
de interpretar a los salarios como adecuados estimadores de la productividad. Y, en segundo
lugar, a la necesidad de analizar en cada caso los distintos factores que operan en la
determinación de los salarios. El conocimiento detallado de los elementos intervinientes en cada
mercado de trabajo, Estado, poder de negociación sindical, legislación laboral, comportamiento
empresarial, etc., puede contribuir a explicar la evolución de los salarios relativos, antes bien
que a la realización de numerosas correlaciones parciales que se apoyan en supuestos teóricos
no necesariamente correctos.

Por otro lado, esta teoría dicho de modo simple, considera a la pobreza como un fenómeno que
ocurre porque las personas no han adquirido las habilidades cognitivas básicas para ser exitosas
en el mundo. Por tanto, basta con educarlas, darles acceso a la escuela o proporcionarles
compensaciones educacionales, y así se disminuirán al mínimo las probabilidades de “recaer” en
la pobreza.

La crítica principal a esta teoría consiste en que, aunque no se lo quiera así, de hecho las
prácticas docentes y los contenidos curriculares son diferentes según la clase social de los
alumnos, lo cual reproduce la desigualdad, y más aún, la legitima. La teoría hace de la igualdad
de oportunidades el centro de la política educativa para superar la pobreza, y curiosamente
tiene dificultades para explicar el por qué de la existencia de la desigualdad: ¿por qué, si la
política educativa trata de ofrecer “educación para todos”, persiste la desigualdad de
oportunidades?

El punto central que explica esa persistencia está en la imposibilidad de ofrecer las desiguales
sociales (minorías, indígenas, pueblos marginados) una oportunidad igual a la de otros grupos
cuyo “capital cultural” es de entrada diferente y con perspectivas de futuro diferentes, quizá
poco compatibles con la idea de entrar en un mercado de trabajo estratificado, productivo y
competitividad. Aun en el supuesto de una educación igual, a la salida los grupos con menos
capital cultural enfrentan mayores dificultades para ingresar al mercado de trabajo.

¿QUE ES EL CAPITAL HUMANO?

¿MENCIONA ALGUNOS AUTORES QUE DESARROLLARON LA TEORIA DEL CAPITAL HUMANO?


¿PROPORCIONA EJEMPLOS DE LA TEORIA DE SHULTZ?

A TRAVES DE UN MAPA CONCEPTUAL ELABORA UNA SINTESIS DE LA TEORIA DEL CAPITAL


HUMANO

REALIZA UNA CRITICA DE LAS APORTACIONES DEL CAPITAL HUMANO A LA EDUCACIÓN

REFERENCIAS

Arrow, K. (1962) The Economic Implications of Learning by Doing, Review of Economic Studies
XXIX, junio.

Barcenas, P.F. (2001). Capital Humano y Rendimientos de la Educación en Mèxico. Tesis


Doctoral. Universidad Autónoma de Barcelona. Departamento de economía Aplicada. Bellaterra:
Barcelona.

Borjas, G. (1985) “Earnings determination”: A Survey of the Neoclassical Approach. Documento


preparado para la conferencia “Three Worlds of Labor Economics”, Universidad de Utah.

Becker, G. (1983) "Inversión en capital humano e ingresos", en Luis Thoaria (Compilador) El


mercado de trabajo: teorías y aplicaciones, Alianza Universidad Textos, España, P. 39-63.

Cain, G. (1976) “The Challenge of Segmented Labor Market Theories to Orthodox Theory”: A
Survey. Journal of Economic Literature, Vol. 15, No. 4, pp. 1215-1257.

Carciofi. R. (1979). Heterogeneidad técnica, diferenciales de salario y educación, UNESCO—


CEPAL—PNUD, Proyecto. Educación y Desarrollo en América Latina y el Caribe, DEALC 18,
Buenos Aires.

Destinobles, A.G. (2006) El Capital Humano en las teorías del crecimiento económico. Edit.
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García, P.B. (2001) “Educación, Capital Humano y Crecimiento”. Rev Ciencia Ergo Sum.
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Victorino R,L. (2002). Perspectivas socioeducativas e innovación curricular. Ideas para
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