Sei sulla pagina 1di 48

LA JUSTICIA

La justicia depende de los valores de una sociedad y de las creencias individuales


de cada persona. El concepto tiene su origen en el término latino iustitĭa y permite
denominar a la virtud cardinal que supone la inclinación a otorgar a cada uno
aquello que le pertenece o lo concierne.

La justicia (del latín iustitĭa, que, a su vez, viene de ius —derecho— y significa en
su acepción propia «lo justo») tiene varias acepciones en el Diccionario de la
lengua española.1 Es un valor determinado como bien común por la sociedad.
Nació de la necesidad de mantener la armonía entre sus integrantes. Es el
conjunto de pautas y criterios que establecen un marco adecuado para las
relaciones entre personas e instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo
acciones específicas en la interacción de estos.

Desde el punto de vista filosófico

Corresponde a la Filosofía moral y a la Ética el estudio de la justicia desde el


punto de vista filosófico. En ellas se define como justicia la virtud cardinal que
reside en la voluntad mediante la cual, la persona está inclinada a dar a cada uno
lo suyo, ya sea de manera individual, como sociedad o como grupos de personas,
miembros de la sociedad.4 Para comprender mejor esta definición es necesario
hacer algunas aclaraciones:

La justicia es una virtud y «lo propio de toda virtud y hábito es ser una disposición
que inclina de un modo firme y permanente a sus actos».5

La justicia, como se indicó, es una virtud cardinal, una virtud principal, ya que
sobre ella gira la vida moral de la persona.4

Es una virtud que reside en la voluntad, es decir, en el «apetito racional» como


indica Santo Tomás de Aquino; no es justo quien «conoce» lo que es recto sino
quien obra rectamente.6 Por tal razón, la justicia está en una facultad apetitiva y al
no poder radicar en el apetito sensible, reside en el apetito racional, es decir, en la
voluntad.5
Es una virtud en la que, al inclinar a dar a cada uno lo suyo, predomina la
objetividad.2

EL DERECHO Y LA JUSTICIA

La justicia como fin del Derecho es una de las teorías más básicas para el estudio
y entendimiento de la ciencia jurídica en la actualidad. Siguiendo la doctrina del
autor José María Olaso en su libro Curso de Introducción al Derecho,
explicaremos las distintas acepciones y clasificaciones que este fin posee.
Esperamos te sea útil.

Justicia como Fin del Derecho

Justicia como conocimiento

Esta es una de las acepciones de la justicia como fin del Derecho, el autor Rafael
Preciado Hernández en su libro Lecciones de Filosofía del Derecho establece lo
siguiente al respecto:

La justicia es el criterio práctico que expresa la armonía e igualdad postuladas por


el orden ontológico en cuanto éste se refiere al hombre.

Podemos decir entonces que la justicia como conocimiento es un criterio práctico,


ya que hablamos de un conocimiento dirigido a la acción, donde la persona
descubre de forma natural la justicia con el tiempo. De esta forma, lo aplica cada
vez más en esferas extensas de su vida.

El fundamento que posee esta acepción, de acuerdo al doctrinario José María


Olaso, es el siguiente:

El fundamento de dicho criterio práctico no es el capricho, ni la subjetividad


individual, sino algo ontológico que es la naturaleza humana – racional, libre y
social…

De esta forma, el hombre busca a través de este criterio una armonía en la


sociedad e igualdad entre las personas.
¿EL DERECHO DEBE SER JUSTO?
No siempre lo legal es justo, y no siempre lo justo es legal.

El gran pensador que fue Henry Thoreau, inspiró a muchas personas y


generaciones con sus propuestas de oponerse a las injusticias por medios no-
violentos en defensa de los derechos civiles, profundizó en los comportamientos y
valores éticos de las personas y las sociedades. Fue y es una fuente de
inspiración y práctica de la búsqueda de la Verdad y la Justicia. Hubo quienes
supieron descubrir en sus enseñanzas los caminos de la libertad y la defensa de
los derechos de las personas y los pueblos, utilizaron la resistencia civil como
método y condición de vida, entre ellos inspiró al Mahatma Gandhi. Puso en
práctica la acción y la reflexión, es decir la coherencia entre el decir y el hacer. Un
ejemplo de esa decisión fue durante la guerra que los EE.UU. desató contra
México y que representó la pérdida gran parte del territorio del pueblo mexicano.
Thoreau se opuso a la guerra que consideraban injusta y por lo tanto, había que
resistirla y oponerse por medio de la no- violencia. Pasó de las palabras a los
hechos negándose a pagar los impuestos para la guerra. Su actitud de rebeldía le
valió la prisión que la asumió como una de las condiciones de la resistencia frente
a las injusticias. Decía que, si toleramos las injusticias, terminamos siendo
cómplices de las mismas. Thoreau publicó en el Instituto Tecnológico de
Massachuset en 1848, un artículo dónde expone los principios y valores que toda
sociedad debiera tener y los comportamientos que las personas y los pueblos
debieran asumir. En síntesis dice: " Toda persona amante de la libertad debe ser
respetuosa de la ley; debe respetarla y hacerla respetar; y señala que debemos
tener conciencia crítica y determinar los valores de la ley que nos permite la
convivencia y el respeto que nos debemos unos a otros, en toda sociedad
civilizada". Hace una clara advertencia cuando dice que: "no toda ley es justa"; hay
leyes que atentan contra el derecho de las personas y los pueblos, por lo tanto son
leyes injustas que deben ser resistidas hasta su total nulidad porque dañan el
cuerpo social y ponen en peligro la convivencia democrática. Dice que todo
ciudadano consiente de su responsabilidad, tiene el derecho de oponerse a las
injusticias y debe estar dispuesto a asumir las consecuencias de desobedecer las
leyes injustas. ¿Cómo reconocer la ley justa de la ley injusta? ¿Lo legal de lo
ilegal, lo justo de lo injusto? La lógica determina que todo lo legal debiera ser justo.
Lamentablemente no es así; muchas veces lo legal es injusto, hay leyes que
atentan contra el derecho de las personas y el pueblo. El Evangelio enseña que:
"El no ha venido a abolir la ley, sino a confirmarla. El hombre no se ha hecho para
la ley, sino la ley para el hombre". Estos valores se han alterado y despreciado,
sometiendo a las personas a leyes injustas. En Argentina se criminaliza los
reclamos sociales, se sancionan leyes y decretos que van contra el derecho
constitucional y dañan profundamente la democracia. Podríamos señalar las leyes
de Punto Final y Obediencia Debida, que si bien después de largos años de lucha
se derogaron, no se anularon ; pasaron 18 años desde que las sancionaron
durante el gobierno de Alfonsín, generando la impunidad jurídica beneficiando a
los genocidas y dejando al pueblo en estado de indefensión. El "corralito
financiero", que tiene acorralado a todos los medianos y pequeños ahorristas que
confiadamente depositaron sus recursos en los bancos, hoy se encuentran
indefensos, víctimas de los sucesivos gobiernos que sancionaron leyes injustas y
que previlegiaron a los centros financieros y los bancos que se adueñaron de los
ahorros del pueblo. Esto es un claro ejemplo que no siempre lo legal es justo. Es
evidente que el gobierno, por mas retórica que utilice para justificar lo injustificable,
su práctica no es coherente entre lo que dice y lo que hace, así lo muestra la
impunidad jurídica del gatillo fácil y la corrupción

LA JUSTICIA EN TÉRMINOS DEL DOBLE ESTANDAR


VALORATIVO DEL DERECHO

El Derecho implica un doble estándar valorativo, el cual está conformado


tanto por el valor de lo jurídico (primer estándar) y que denominaremos legalidad;
como por un sistema de valores superiores (como la vida y dignidad humanas) del
que el Derecho es portador y garantizador (segundo estándar). A la adecuación
del primer estándar con el segundo le llamaremos justicia.

La legalidad se manifiesta como una condición necesaria para dar


obligatoriedad jurídica a las normas, más no suficiente, para dotarlas de validez
moral. (“En axiología se distingue habitualmente entre valores intrínsecos e
instrumentales. Los primeros son un fin en sí mismo como la belleza, la justicia, el
amor, la caridad, etc., en cambio, los segundos son medios para lograr fines que
los trascienden, como la utilidad. Un objeto es útil para algo.

Si creación se refiere a un valor instrumental queda limitada por la altura del


valor que debe servir y, en segundo término, por el modo como desempeña esa
función”).
Por ello, es perfectamente factible, en prácticamente todos los sistemas
jurídicos, la existencia de leyes injustas, es decir, de normas jurídicas válidas
desde el punto de vista formal, por ejemplo, leyes prescritas según las exigencias
del sistema jurídico en cuestión, pero sustantiva o moralmente incorrectas, al
prescribir conductas que contradicen el sistema de valores contenido en el
segundo estándar valorativo o que son conforme a una moral ideal. La justicia,
pues, no se agota ni en la legalidad ni en la Ética. Respecto de la primera, porque
el orden, la seguridad y la igualdad estarían vacíos de no hallarse en función de
otros valores a más de los meramente jurídicos; respecto de la segunda, porque
bien poco eficaces resultan los sistemas de valores ausentes del orden, seguridad
e igualdad jurídica que la coactividad del Derecho asegura.

En atención a todo lo antes dicho, cabe concluir que la sola presencia del
Derecho en cualquier sociedad aporta una serie de valores jurídicos, valores que
realiza, con más o menos éxito, por virtud de su función original. Tales valores
orden, seguridad, igualdad le otorgan al Derecho una primera e inmediata validez,
una validez de orden formal. Así, el Derecho obliga, en principio, por virtud de sus
valores puramente jurídicos. Ello explica la idea socialmente aceptada de que, con
independencia de otros cuestionamientos morales, es moralmente correcto
obedecer al Derecho, a las normas jurídicas.

No debemos olvidar que se parte del presupuesto de que la ley (forma en


que las normas jurídicas se expresan en la realidad social) es tal porque cumple y
asegura intereses socialmente valiosos a través del orden, seguridad e igualdad
que las normas jurídicas generan (obligatoriedad prima facie, es decir, que obligan
hasta en tanto no se demuestre su invalidez). La traducción del valor de lo jurídico,
del valor formal del Derecho se denomina legalidad, por- que es en las leyes
donde se traduce, precisamente, la observancia del orden, la seguridad y la
igualdad jurídicas.
EL OBSERVADOR Y EL PARTICIPANTE
Observacion participante

1. OBSERVACIÓN<br />

2. ¿Qué es?<br />Es una técnica de investigación que consiste en percibir lo que
sucede alrededor utilizando nuestros sentidos de una manera sistemática , esto
con el fin de obtener los datos que necesitamos para nuestra investigación. La
observación de campo es una actividad natural del ser humano, pero bien
aprendida y afinada es una herramienta poderosa para la investigación cualitativa
y cuantitativa<br />

3. características<br />• Como técnica cualitativa, se preocupa más por la


descripción y la explicación que por la medición y la cuantificación.<br />• El
observador participante necesita utilizar todos sus sentidos para captar los
ambientes y a sus actores. <br />Es importante que el observador tenga o
desarrolle una buena memoria para recordar signos no verbales, palabras
específicas y otros aspectos, además de que lleve registros escritos y grabe las
descripciones, para que al momento de analizarlas no deje afuera algo que resulta
importante<br />

4. Esquema <br />

5. Dados los casos…<br />1. los participantes saben que son estudiados pero el
observador no participa<br />2. Los participantes saben que son observados, el
observador participa.<br />3. Los observados no saben que lo están y el
observador no participa.<br />4. El observador participa en el fenómeno en
investigación, pero no es identificado como tal<br />

6. Propósitos<br />Explorar y describir ambientes, contextos, subculturas y la


mayoría de los aspectos de la vida social. Tales como , las personas que
participan en tales actividades y los significados de las actividades<br />•
Comprender procesos, interrelaciones entre personas y sus situaciones o
circunstancias.<br />• Identificar problemas.<br />• Generar hipótesis para futuros
estudios.<br />

7. Ventajas <br />• No hay intermediación entre el entrevistador y el hecho


social<br />• Nos llega directamente de la fuente misma<br />

8. Tipos de observación<br />• Simple: nosotros somos observadores sin


intervenir, los investigados no saben que<br />lo investigamos<br />•
Participantes: nosotros participamos en el hecho social al mismo tiempo que<br
/>observamos<br />• Diario de campo: anota focalizadamente lo que le interesa<br
/>• Video: se registran datos tal como son, es necesario un permiso.<br />

9. Para tener en cuenta<br />Guía de observación de una situación real<br />Se


deben tener en cuenta los siguientes aspectos<br />• Actor Quién<br />• Actor
Hace qué<br />• Persona significativa Con quién<br />• Relaciones Visual, táctil,
oral<br />• Contexto En qué situación<br />• Medio físico Dónde<br />• Objetos
Qué artefactos usan<br />• Tiempo Duración y secuencia<br />

10. Lo que se espera de un científico observador<br />Elementos que debemos


tener en cuenta a la hora de ser observador<br />• Concentración<br />•
Descripción neutral<br />• Priorización<br />• Focalización / globalización<br />•
Experimentación subjetiva<br />• Introspección<br />

11. OBSERVADOR PARTICIPANTE<br />

12. Observación participante<br />Es uno de los métodos más comunes para la
recolección de los datos en la investigación cualitativa, sin embargo es un método
exigentes ya que Requiere que el investigador cumpla ciertos requisitos para que
se pueda llevar a cabo se vuelva un participante en la cultura o contexto que se
observa.<br />

13. Características<br />En general, el observador participante busca extraer el


significado de las experiencias del grupo estudiándolo desde cada una de las
perspectivas en su interior.<br />El enfoque empírico de la observación
participante da énfasis a la participación como una oportunidad para el estudio
sistemático y en profundidad de un grupo particular o actividad<br />

14. Requisitos<br /> Requiere que el investigador se vuelva un participante en la


cultura o contexto que se observa.<br />requiere a menudo meses o años de
trabajo intensivo <br />el investigador necesita ser aceptado como una parte
natural de la cultura en estudio para asegurar quelas observaciones son
inherentes al fenómeno social investigado.<br />La observación participante
implica adentrarse en profundidad a situaciones sociales y mantener un rol activo,
así como una reflexión permanente, y estar al pendiente de los detalles de los
sucesos, los eventos y las interacciones.<br />

15. Otros aspectos<br />• Puede ser abierta o encubierta.<br />• Proporciona
información de primera mano, pero hay que ser muy cuidadosos para no ser
demasiado subjetivos.<br />• Se puede obtener información sobre temas que
resultan de difícil abordaje a través de otras técnicas.<br />• Permite apoyar el
“mapeo”<br />• Las observaciones externas o no participantes deberán
corroborarse luego de la fase de observación participante o mediante entrevistas
directas con los actores sociales.<br />• Combina simultáneamente análisis de
documentos, entrevistas, observación y participación directa.<br />

16. Algunas pautas<br />Para llevar a cabo una investigación a través del método
de observador participante es importante que se tenga en cuenta los siguientes
aspectos: <br />Conocimiento previo de los rasgos culturales de la sociedad o
grupo, incluyendo<br />aspectos de la vida cotidiana como sus creencias,
sistemas de valores, rutinas, etc.<br />• Reconocimiento por parte del investigador,
de la necesidad de integrarse<br />

17. plenamente, participando de forma activa y prolongada, en el medio ambiente


objeto de examen.<br />• Necesidad del empleo de múltiples técnicas de
recolección de datos como prueba legitimadora de inferencias<br />

18. Algunos problemas<br />Observación Abierta: Posibles efectos del observador


en lo que es observado.<br />• Observación Encubierta: Es probable que capture
lo que en realidad está pasando.<br />• La ausencia de consenso informado tiene
consideraciones éticas<br />

19. El problema de la objetividad<br /> La participación plantea serias preguntas


acerca de los posibles preconceptos con los que el investigador entre al campo de
estudio.<br /> Sin embargo, defensores del hallazgo de la observación participante
alegan prejuicios<br /> mayores en instrumentos que se suponen neutros como
las encuestas. <br />

20. Aspectos para tener en cuenta<br />El conocimiento de tiempo: Grabe las
fases temporales de investigación respecto a la sucesión de experiencias del
observador en el entorno (desde que es recién llegado, luego miembro provisional,
después relación personalizada y, finalmente, cuando el investigador está a punto
de dejar la comunidad).<br /> El conocimiento del ambiente físico: Grabe las
relaciones de las personas en su<br />ambiente físico cuando ellos lo perciben, no
sólo cuando el investigador las<br />experimenta.<br /> El conocimiento de
experiencias contrastantes: Grabe las experiencias de las<br />personas bajo
circunstancias sociales contrastantes; los significados no pueden<br />valorarse
bajo una sola circunstancia porque son relativos al contexto.<br />

21. • El conocimiento de aperturas sociales y barreras: Grabe los cambios de


cómo el observador participante es admitido dentro de los límites de las regiones
sociales, pasando de ser el extraño a ser un miembro más.<br />• Determinar el
vocabulario de conceptos es el centro del enfoque de la observación<br
/>participante, buscando percibir los significados de la intersubjetividad en sus
términos críticas<br />
22. Diario de Campo<br /> es un instrumento que se utiliza para registrar aquellos
hechos que son susceptibles a ser interpretados es una herramienta que permite
sistematizar todas las experiencias para posteriormente permitir ser analizadas
requiere que el investigador describa detalladamente los sucesos y evalué los
procedimientos empleados para recolectar información<br />

LA EQUIDAD
La equidad intenta promover la igualdad, más allá de las diferencias en el sexo, la
cultura, los sectores económicos a los que se pertenece, etc. Es por ello que suele
ser relacionado con la justicia social, ya que defiende las mismas condiciones y
oportunidades para todas las personas, sin distinción, solo adaptándose en los
casos particulares.

Es decir que para que la equidad sea real no puede ser aplicada la norma en
general a todos los individuos, sino que deben ser acatadas ciertas excepciones
para cada caso particular. Además cada persona debe ser capaz de hacer valer
sus derechos, sin importar de donde provenga.

La equidad lucha contra la pobreza, la discriminación, el racismo, la xenofobia, la


homofobia, entre otras cuestiones que fomenten la distancia y las diferencias entre
los individuos.

Equidad de género

Cuando se habla de la equidad de género se hace referencia a la igualdad y


justicia, en la que las personas sin importar su sexo, puede hacer valer sus
derechos y poseen las mismas oportunidades y responsabilidades. Algunos casos
donde queda en evidencia la falta de equidad de género son la discriminación a la
hora de buscar un empleo o en la violencia contra las mujeres.
Si bien se reconoce que existen diferencias entre las mujeres y los hombres, no
significa que uno de los sexos sea inferior o superior al otro, es por ello que deben
poseer los mismos medios y capacidades a la hora de desenvolverse en la vida
laboral, familiar, política y social.

La equidad social y la educación

Se trata de la mejor forma posible de romper las barreras más antiguas de


la desigualdad social, pues normalmente la educación, sobre todo en sus grados
más altos, ha estado históricamente vedada a los estratos más bajos de la
sociedad, pues no tenían recursos económicos para poder afrontar el gasto que
suponía recibir una educación reglada. Si existe equidad social, el acceso a la
educación y los conocimientos técnicos por parte de todos los estamentos sociales
repercutirá positivamente en eliminar barreras sociales, económicas y culturales,
permitiendo una mejoría de la situación global de una comunidad.

JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS

Justicia y Derechos Humanos son dos conceptos en armonía que se


pueden confundir cuando se equipara ley y Derechos Humanos. No siempre la ley
es justa ni se elabora para garantizar el pleno disfrute de derechos ni para
proteger a hombres y mujeres contra su violación.

Pongamos como ejemplo las leyes de punto final y obediencia debida


promulgadas en los países del cono sur latinoamericano con el devenir de la
democracia. Supusieron un intento de sellar la memoria y garantizar la impunidad
a los criminales de las dictaduras pasadas y negar la verdad, justicia y reparación
a las víctimas de sus desmanes.[2]

Esta percepción de la justicia no se ha alterado, significativamente, con el


transcurrir del tiempo; Rawls, en su Teoría de la justicia, propone una definición
que gira en torno a los mismos elementos: "los principios de la justicia social
proporcionan un modo para asignar derechos y deberes en las instituciones
básicas de la sociedad y definen la distribución apropiada de los beneficios y las
cargas de la cooperación social". En este sentido, "cada persona tiene que decidir
mediante la reflexión racional lo que constituye su bien, esto es, el sistema de
fines que para él es racional perseguir, del mismo modo un grupo de personas
tiene que decidir de una vez y para siempre lo que para ellas significará justo o
injusto"

REPASO HISTÓRICO DE ALGUNAS DOCTRINAS SOBRE


LA JUSTICIA
La justicia a través de la historia

Aristóteles hablaba de una justicia particular con dos formas: justicia distributiva,
que es el reparto de bienes y cargas de acuerdo a méritos y necesidades de cada
uno; y justicia diorética, que es una justicia correctiva, que pone énfasis no en las
personas, sino en los bienes y cargas con el fin de equipar las prestaciones.

La escuela “Ius Naturalista” critica aquella noción de justicia que señala “dar a
cada cual lo suyo” y la encuentra como algo vació, ya que no se precisa “que es lo
suyo” y dilucidarlo sería equivocado puesto no tendría mayor inconveniente; en fin
el problema es más teórico que practico.

En el caso concreto siempre se puede saber que es “lo suyo” según el tipo de
justicia de que se trate: En la justicia conmutativa seria la equivalencia de la
prestación, en la justica general o legal vendría siendo lo fijado en la ley, en la
justicia distributiva seria aquella parte en donde la comunidad debe asignar a cada
individuo sus bienes, en las cargas públicas y, por último en la justica social seria
“lo suyo”, lo de todas las personas y de todos los sectores sociales, o sea lo
espiritual y lo material para que cada cual pueda vivir y desarrollar su personalidad
de acuerdo con la dignidad propia de los seres humanos.

Para la escuela “Ius Positivista”, en cambio, no hay un concepto único y


universalmente valido de lo que es la justicia. Tal concepto varía en el tiempo y
varía de una sociedad a otra según su respectivo nivel de evolución, su cultura y
sus valores. Todo orden jurídico expresaría un cierto concepto de justicia.

Uno de los conceptos más expresivos de esta corriente es de Hans Kelsen


quien en su ensayo ¿Qué es justicia? concluye con estas palabras: “he empezado
este ensayo preguntándome ¿Qué es justicia? Ahora al concluir, sé que no he
respondido a la pregunta, solo puedo estar de acuerdo en que existe una justicia
relativa y puedo afirmar que eso es la justicia para mí”.
ESPECULACIONES PRESOCRÁTICAS SOBRE LA
JUSTICIA
LA ESPECULACION IUSFILOSOFICA DE LOS PRESOCRATICOS

el origen de la filosofía” académica” griega se a pretendico explicar recurriendo a


la genialidad de los helenos clásicos a un supuesto milagro griego la naciente
filosofía griega académica del siglo VI es la consecuencia de un proceso de larga
maduración operada en el conjunto de las operaciones objetivas y subjetivas.

Varios antecedentes deben tomaren en cuenta para el nacimiento de la filosofía


académica la esclavitud, la producción amplia de mercancías, el desarrollo del
comercio, la industria, la ganadería, la agricultura, la economía monetaria, la
oposición entre el trabajo intelectual y manual, la aparición del estado, el derecho,
la …ver más…

Ciertamente los primeros comentarios presocráticos previenen de platón y


principalmente de aristoteles. La esencia de la reflexión filosófica presocrática es
busca el origen sustrato y la causa material o espiritual del cosmos pues la
filosofía de la sociedad, la cultural o el ser humano. Es cierto que una
característica de los presocrarticos, según los fracmentos existentes es su
preocupación por hallar el fundamento presocrartico del cosmos, pero hay que
tener presente que aunque posiblemente justa tal característica representa una
simplificación, pues los problemas de la sociedad, la cultura o en el individuo
desempeñan un papel importante en varios de los presocráticos.

F. Battaglia afirma con algún acierto que la especulación iusfilosofica es anterior a


la “filosofía de la naturaleza” por que tampronto como el hombre a adquirido
conciencia de la hobligatoriedad vinculante de ciertas conductas, respecto a otras
hay razones para el pensar filosófico-juridico.

F. Battaglia afirma con algún acierto que la especulación iusfilosofica es


anterior a la “filosofía de la naturaleza” porque tan pronto como el hombre ha
adquirido conciencia de la obligatoriedad vinculante de ciertas conductas, respecto
a otras hay razones para el pensar filosófico-jurídico.
SÓCRATES: JUSTICIA Y OBEDIENCIA AL DERECHO

la obligación política cuenta con una prueba clara y sencilla como es la


obediencia al Derecho, la propia obediencia al Derecho puede derivarse
exclusivamente de una obligación jurídica sin más aceptada así por el destinatario
de las normas jurídicas; pero también es cierto que ese destinatario tiende a
preguntarse por las razones o motivos por los que tiene que obedecer, y ello le
sitúa ya en el ámbito de la obligación política.

Por otro lado, las razones últimas de la obligación política y de la obligación


política concreta de obedecer al Derecho pueden conducirnos a hacernos otro tipo
de preguntas que residen en la obligación moral. Con todo ello parece que queda
demostrado que los tres tipos de obligación: jurídica, política y moral están
interrelacionadas y que un tratamiento filosófico exige que no se olvide esta
situación real, aunque las tres formas de obligación y sus diferencias pueden ser
descritas con rasgos distintos y determinados.

Tratar acerca de la obligación política y de la obligación moral de obedecer


al derecho justo es también conectar, hasta donde sea posible y necesario, la
moral y el Derecho2, la ética y la política, la legalidad y la legitimidad justa, al
hombre virtuoso con el ciudadano justo.

Es, al fin y al cabo, preguntarse por la naturaleza de la ética, y más


concretamente de la ética jurídica y política. "a obligación moral de obedecer al
derecho justo es una obligación derivada de la obligación moral de ser justos. hay
una obligación moral de obedecer al derecho justo derivada de una obligación
moral más general que tienen los hombres de ser justos. De entender que un
sistema jurídico es suficientemente justo cuando ha sido elaborado
contractualmente y, además reconoce, respeta y garantiza el ejercicio de los
derechos humanos fundamentales.

La obediencia al Derecho se plantea como una necesidad desde el


momento en que existe un Estado con autoridad soberana, y ello porque la
autoridad del Estado implica que aquellos que la ejercitan tienen derecho de
acción a dictar órdenes y derecho de recepción a que tales órdenes sean
obedecidas, y que, en relación con el segundo derecho, los ciudadanos tienen el
deber o la obligación de obedecer las órdenes.
PLATÓN: LA JUSTICIA COMO EQUILIBRIO

La voluntad, para ser útil y cumplir realmente con sus funciones, necesita la
“fortaleza” o valor de actuar. Y para que las pasiones y deseos no se desborden,
se precisa de la “templanza”. Es decir, existen tres virtudes básicas, cada una
relacionada con una parte del alma. Y a la inversa: cada parte del alma tiene su
propia virtud.

la virtud es única, no múltiple. Y así como no existen tres almas, sino un


alma dividida en tres partes, no existen virtudes, sino caras o aspectos diferentes
de la virtud.

Pero hay otra faceta de la virtud, la “justicia”, que es la encargada de que


las tres partes del alma armonicen entre sí, permitiendo que la razón (primera
parte del alma), gobierne a la voluntad (segunda parte) y entre ambas controlen a
las pasiones (tercera parte). Cuando cada parte del alma cumple con la tarea que
le marca su propia naturaleza, cuando no se estorban unas a otras, hay un sano
equilibrio. Esa armonía se llama “justicia” y es la virtud por excelencia, la que
engloba a todas. Ahora Platón ha cambiado de registro, y la “virtud” ha pasado a
tener un sentido moral, del que carecía anteriormente.

Esta idea, que define a la justicia como la armonía entre las tres partes del
alma, va más allá de la filosofía y la ética, y entra al campo de la psicología: Platón
está hablando también de la conformación interna de los seres humanos, de la
estructura moral de la naturaleza humana.

Por el contrario, la injusticia se define como una rebelión o amotinamiento


de una parte del alma, que se niega a ocupar su lugar y aspira a usurpar una
posición que no le corresponde. Esta definición se corresponde bastante bien con
las nociones actuales de “enfermedad mental” y “trastorno de la personalidad”.
Platón concluye afirmando que la armonía descrita conduce a una vida justa y
virtuosa y, en última instancia, feliz.
ARISTÓTELES: LA JUSTICIA COMO TÉRMINO MEDIO

La justicia es la virtud social por excelencia. Aquello que distingue a dichos tipos
de justicia consiste en que, mientras la justicia universal trata del conjunto de las
relaciones sociales, es decir, del bien común; la justicia particular se enfoca a las
relaciones de intercambio entre individuos dentro de la comunidad. Aristóteles
afirma que la justicia universal representa la suma de las virtudes en las relaciones
sociales; en cambio, la justicia particular es una parte del total de las virtudes, que
tiene como objeto la distribución e intercambio de bienes, así como la violación de
las normas que presiden dichas actividades.

Según Aristóteles para que pueda haber justicia tiene que haber cuatro
términos: al menos dos personas y dos cosas sobre las que se exprese lo justo.
Por ejemplo, en una distribución justa de bienes, deben existir al menos dos
personas y, también, dos tipos de bienes que se den a uno y al otro. La
desigualdad o injusticia surgiría cuando la distribución no es proporcional e
igualitaria lo que hace que puedan surgir las disputas y reclamaciones para las
que una comunidad tiene que estar preparada para resolver.

La justicia es un término medio que surgen entre el hecho de cometer


injusticia y padecerla. Es evidente que quien comete injusticia tiene más ( por
ejemplo, en una distribución de bienes injusta ) y el que la sufre tiene menos (
tiene menos tal distribución injusta de bienes ). En este contexto, la justicia es un
término medio ya que intentaría lograr lo igual entre lo que se presenta como
desigual.

La justicia no es un término medio del mismo modo que las otras virtudes
morales. En las virtudes morales el exceso y el defecto reciben nombres distintos.
Por ejemplo, la temeridad es un exceso ya que el temerario no teme lo que debe,
y, por otra parte, la cobardía es un defecto, ya que el cobarde teme lo que debe. El
valor es el término medio entre estos dos extremos. En relación con la justicia,
tanto el exceso como el defecto está representado por el que comete injusticia que
recibe más de lo que debiera y que da menos de lo que debiera. En definitiva,
como dice Aristóteles, la injusticia lo es por defecto, si se sufre; y lo es por exceso
si se comete.
LA JUSTICIA EN ROMA: ULPIANO Y CICERÓN

El nombre completo de Ulpiano era Domiciano Ulpiano, de origen fenicio y


nacido de Tye; fue alumno de Papiriano y el encargado de crear varias obras en el
reino de Emperador Antonio Caracalla. Una de sus obras fue denominada “Las
reglas”, que fue publicada por primera vez hasta el siglo XVI -1549.

El Jus era para los romanos un conjunto de normas legisladas por la


autoridad, teniendo obligatoriedad para todos los ciudadanos. Esta primera noción
se amplía en el siglo VII, debido a la influencia de la filosofía griega, al
adicionársele la idea de un conjunto de normas jurídicas que constituyen un
derecho innato, que es independiente y anterior a la Lex Humana.

Cicerón, poniendo a dialogar la filosofía y el derecho, hace una lectura de la


Justicia, en cuanta virtud hacia donde todas las virtudes se dirigen, como el
ejercicio de lo correcto, como el fin hacia donde los actos de todos los hombres,
pero sobre todo de los gobernantes, deben estar orientados. De aquí que sea
condición necesaria para la construcción de los estados, mediante la correcta
administración de lo público.

De todas las definiciones que se han dado de Justicia, quizá, la más conocida es
aquella expresada en el siglo III de nuestra era por el jurista Ulpiano, quien decía
que “la justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su propio
derecho”. Una máxima que también fue defendida por Tomás de Aquino y sus
seguidores.

Domicio Ulpiano, está considerado, todavía hoy, como uno de los más
grandes jurisconsultos de la historia del Derecho romano.
SAN AGUSTÍN: EL ESTADO Y LA GUERRA JUSTOS

Para San Agustín, como lo encontramos en sus escritos políticos, abrazar al


pecador al por mayor es casi cruel, en esa pedagogía y asistencia no se ofrece el
ayudar al pecador a arrepentiste, más bien, él arguye por el odio al pecado, pero
amor por el pecador. Aún más claramente en La ciudad de Dios San Agustín
separa el pecado del pecador. “Él no debe odiar a la persona por su falta, ni debe
amar a la falta por la persona.

Él debe odiar la falta, pero amar al hombre” (ciudad de Dios). Mientras que
podemos ver las raíces de esta línea de pensamiento en la noción de San Agustín
de la bondad de la creación, uno también puede ver que este consejo en el
tratamiento del pecador viene de su definición de prójimo, y el centralismo del
mandato del amor en su teología. De acuerdo a San Agustín, “está claro que
debemos comprender por nuestro prójimo la persona a quien un acto de
compasión se le debe si es que lo necesita o que se le debería si lo necesitara.
Sigue de esto que la persona que debe un acto de compasión a nosotros es
también nuestro prójimo”

Guerra justa es un concepto teológico-político desarrollado


fundamentalmente por teólogos y juristas católicos y cuya definición ha constituido
un esfuerzo serio para regular el derecho a la guerra, en la guerra y después de la
guerra. Hoy, este concepto es parte importante del Derecho Internacional y en
torno a él se configuran el, versión secular del pensamiento cristiano medieval
sobre la guerra justa, el Ius in bello que concierne la justicia sobre el
comportamiento de los participantes en el conflicto y el Ius post bellum que
concierne a la fase terminal y los acuerdos de paz. Con todo, en su encíclica
Pacem in Terris, Juan XXIII cuestionó severamente el concepto de guerra justa al
señalar que en la era atómica (resulta un absurdo sostener que la guerra es un
medio apto para resarcir el derecho violado).
SANTO TOMAS: JUSTICIA Y BIEN COMÚN

Tomás de Aquino (1225? – 1274) ha sido llamado “el doctor angélico” de la


iglesia y fue por edicto del Papa León XII en 1879 que su obra se convirtió en base
de instrucción teológica presente.

Sólo la gracia gratuita e inmerecida puede restaurar al hombre al favor de


Dios y capacitarlo para practicar las virtudes cristianas.

Ahora bien, el concepto de justicia que Santo Tomás desarrolla, tiene su


origen en Platón, para quien todas las virtudes se basan en la justicia; y la justicia
se basa en la idea del bien, el cual es la armonía del mundo. La filosofía moral de
Santo Tomás es esencialmente la ética aristotélica de la virtud, es decir, un
conocimiento práctico de la buena conducta que lleva a hábitos beneficiosos para
la persona y para aquellos que la rodean.

Para Aristóteles, la virtud es un hábito y lo aprendemos de la experiencia


más que de la comprensión racional de verdades articuladas sobre qué es la
virtud. La virtud en general: Es un “hábito operativo bueno”; definición completa
pero densa: el termino hábito significa una cualidad permanente que no se pierde
con facilidad; operativo quiere indicar a que esta ordenado el hábito de la virtud,
perfecciona el sujeto directamente para que este pueda realizar mejor su actividad
propia; bueno podría parecer innecesario: el acto de toda potencia es bueno,
porque no es más que una realización de su propio dinamismo natural.

En el Bautismo Dios infunde en el alma, sin ningún mérito nuestro las


virtudes, que son disposiciones habituales y firmes para hacer el bien. Las virtudes
infusas son teologales y morales. Las teologales tienen como objeto a Dios, las
morales tienen como objeto los actos humanos buenos.

La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la


persona no solo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma. Con todas
sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende al bien, lo busca y
lo elige a través de acciones concretas. Las virtudes teologales son tres: fe,
esperanza y caridad, mientras que las morales o cardinales son cuatro: prudencia,
justicia, templanza y fortaleza.

La justicia es la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad


de dar a Dios y al prójimo lo que le es debido.
Santo Tomás le dedica a la Define a la justicia como “el hábito por el cual el
hombre le da a cada uno lo que le es propio mediante una voluntad constante y
perpetua”. Clasifica a la justicia como una de las cuatro virtudes cardinales, junto
con la templanza, la prudencia y la fortaleza; y distingue el sentido general y
particular de la justicia.

La justicia en un sentido general, es la virtud por la cual una persona dirige


sus acciones hacia el bien común. Cada virtud, explica Santo Tomás, “dirige su
acto hacia el mismo fin de esa virtud”. La justicia es “distinta de cada una de las
otras virtudes” porque dirige todas las virtudes del bien común”.

La justicia sobresale en primer lugar entre todas las virtudes porque apunta
a la rectitud de la voluntad por su propio bien en nuestras interacciones con los
demás. Todas las demás virtudes funcionan ya sea internamente, es decir que son
dirigidas hacia el bien del individuo actuante como un acto de auto-perfección
como, por ejemplo, la prudencia y la fortaleza; o, como en el caso de la valentía,
pueden dirigirse hacia los demás sólo en circunstancias especiales y
extraordinarias, como en la guerra o en casos donde el peligro atípico esté
presente.

La definición clásica de justicia desarrollada por Santo Tomás es dar a cada


uno lo suyo. Dicha definición sirve como base en pensamiento social cristiano a
partir de la cual pueden comprenderse las nociones de los derechos (como tener
derecho a), de la conducta correcta y de lo correcto de una situación. Es decir, lo
que a una persona le corresponde, lo que es de ella, es a lo que la misma tiene
derecho.

Dichas acciones, que están dirigidas a asegurar a una persona lo que le es


propio constituyen la conducta correcta. Y es una situación justa, por ende, el
estado final de cosas en donde a la persona se le ha dado lo que le es propio a
través de la conducta correcta de otros que lo hicieron posible.

Santo Tomás distingue dos especies de justicia: la justicia distributiva y la


justicia conmutativa.

La justicia distributiva implica una obligación de distribuir los bienes


proporcionalmente de acuerdo a la contribución de casa persona. Gobierna la
relación entre la comunidad como un todo, supervisada por el Estado en su
jurisdicción, y cada persona individual en la comunidad.

La justicia conmutativa gobierna las relaciones entre las personas. Depende


de la igualdad básica de las partes de un acuerdo. La habilidad de intercambiar
libre y abiertamente es un factor importante en la distribución justa de los bienes
de la sociedad. De esta manera, la justicia distributiva es tanto un prerrequisito
como un resultado de la justicia conmutativa.

La justicia conmutativa se atribuye a la actividad mercantil y a los contratos,


pero fundamentalmente se dirige a la salvaguarda de los derechos de propiedad,
que reconoce los deberes de pagar deudas y de cumplir con las obligaciones
libremente contratadas.

De acuerdo a la tradición tomista abrazada por la iglesia, la justicia se trata


de relaciones externas en nuestro trato con la gente.

La justicia distributiva y la justicia conmutativa son entonces, dos especies


distintas de justicia que se aplican en instancias particulares. La justicia distributiva
es posible sólo sobre la base de la justicia conmutativa. Por lo que se asegura que
la justicia conmutativa es no sólo fundamental, sino anterior a la justicia
distributiva.

LA JUSTICIA EN LA ESCUELA CLÁSICA DEL DERECHO


NATURAL

Fue esta pretensión totalitaria de la iglesia lo que ataco el protestantismo


del siglo XVI. El protestantismo sostenía aun la concepción teología de que es
Dios quien gobierna al mundo; pero concedía al individuo un grado mayor de
pensar.

En estado de naturaleza todos los hombres estaban en guerra contra todos


les demás. Hobbes llamo Derecho natural al cuerpo de principios que la razón
humana imagino para hacer la vida pacífica y segura. “El derecho natural que
pudo definir es el dictado de la recta razón que hay en nosotros, acerca de
aquellas cosas que han de hacerse u omitirse para la conservación constante de
la vida y de los miembros.”

El deber supremo del gobernante es garantizar la seguridad y bienestar del


pueblo y hacer aplicar los principios del Derecho natural. La base sociológica de
su filosofía era una comunidad formada por individuos iguales, que poseían
propiedad privada, vivían del producto de su trabajo y regulaban sus relaciones
mutuas por vía contractual, protegidos en su vida y posesiones por un gobierno
fuerte. Se trata de un liberalismo cuya realización se confía al monarca absoluto.

Pero no está ligado por ningún freno legal en el ejercicio de sus funciones.
Así, pues, a los efectos prácticos, el Derecho natural de Hobbes no es nada más
que una guía para el soberano, en tanto que, en sentido propio, el Derecho
consiste en los mandatos de soberano.

La justicia en la escuela clásica de derecho natural

Constituye el meollo o núcleo del ordenamiento social el cual está conforme


a la naturaleza humana para la instauración de la justicia en la sociedad, se le
denomino así de esta manera por la razón de que gran diversidad de autores
coincidieron en las líneas de pensamiento el cual estas permiten estudiarlos y
agruparlos en un mismo movimiento filosófico, estos autores fueron:

-HUGO GROCIO: Alemania (10-04-1583)-(28-08-1645). Fue el iniciador del


movimiento el cual sostiene que el derecho natural es expresión de la razón y la
razón es la que nos dice lo que es bueno y malo. Lo justo y lo injusto

-THOMAS HOBBES: Inglaterra (05-04-1588)-(04-12-1679). Según Hobbes es


hasta que surge el estado que pueda hablarse de justicia, porque donde no hay
ley no hay justicia, y no hay ley donde no exista una voluntad superior que lo
imponga

-BENITO SPINOZA: países bajos. (24-11-1632)-(21-02-1677). El acepta la idea de


estado de naturaleza, donde los hombres tienen un derecho que llega hasta donde
llega su propia fuerza

-JHON LUCKE: Inglaterra (29-08-1632)-(28-10-1704). El concibe el estado de


naturaleza no como una lucha sino de cooperación que iba dirigida al bien común

-CRISTIAN TOMASIO: Alemania (01-01-1655)-(23-09-1728). Piensa como los tres


principios supremos del obrar:

1) La honestidad: que es la base de la ética y la moral.

2) Lo decoroso: que se desprende el respeto a nuestro semejantes.

3) Lo justo: que es el principio central del derecho


LA JUSTICIA EN LOS CLÁSICOS ESPAÑOLES DEL
DERECHO NATURAL
El hombre actual puede asistir sin desplazarse a lo que ocurre a miles de
kilómetros, ha establecido redes comunicativas a escala planetaria y tiene acceso
a ingentes stocks de información perfectamente organizada en bancos de datos.
Estas profundas transformaciones determinan que los individuos y los grupos de
las sociedades informatizadas se sientan sobrecogidos ante ese ambiente
artificial..

En la década de los setenta, de forma casi simultánea, aparecieron en


Alemania dos importantes obras colectivas respectivamente referidas a la
(rehabilitación de la Filosofía práctica) y la (Teoría constructiva de la ciencia y la
Filosofía práctica).

La primera había sido compilada por Manfred Riedel y la segunda por Friedrich
Kambartel y fueron proseguidas por un estudio monográfico de Rüdiger Bubner,
en cuyo título significativamente se alude al (renacimiento de la Filosofía práctica).
El interés por la Filosofía práctica que estos trabajos estaban denunciando no
puede considerarse casual, sino fruto de las aporías y urgencias de nuestra
época.

Desde los inicios del siglo actual se advierte una progresiva inclinación de
los filósofos a reflexionar sobre cuestiones prácticas. En el período que media
entre las dos Guerras Mundiales y, de forma especial, tras el final de la segunda,
que dejó tras sí la consciencia universal de los más siniestros crímenes contra la
humanidad, cobró mayor urgencia la atención hacia las cuestiones nodales que
definen la vida social. Ahora, en la medida en que se empiezan a advertir las
implicaciones planetarias de los riesgos de las nuevas tecnologías, se acrecienta
el interés de los individuos y las colectividades más responsables por evaluar el
impacto del progreso científico-técnico desde patrones éticos adecuados.

En general, la expresión "Derecho Natural" se usa para aludir a un conjunto


de principios que inspira invariablemente la naturaleza humana y que son tomados
como base para formular algunos conceptos legales en los diferentes sistemas u
órdenes jurídicos. Sin embargo la definición, no se usa siempre con un solo y
mismo significado, carece de visión única, de manera tal que para unos autores,
Derecho Natural es una cosa y para otros, una diferente. No obstante se destacan
dos concepciones principales; la cristiana y la racionalista. Dentro de la
concepción teológica hay dos vertientes.
El Derecho Natural proviene de la ley natural (la cual es la participación en
lo que corresponde al hombre de la ley eterna, puesta por Dios en la naturaleza
del hombre, cuyos principios conocemos no por revelación directa de Dios, sino
por medio de nuestra razón, así la ley natural es el conjuntos de leyes racionales
que expresan el orden de las tendencias o inclinaciones naturales a los fines
propios del ser humano, aquel orden que es propio del hombre como persona) y
ordena la conducta en una criatura racional, esto porque lo que manda o prohíbe
lo hace en razón de la naturaleza del hombre. Esta visión del Derecho Natural
establece un vínculo entre el hombre y un ser supremo, que es quien impone el
Derecho Natural.

Esta perspectiva afirma el Derecho Natural, aun cuando se niegue la vinculación


entre el hombre y Dios, al deducirse la naturaleza racional del hombre, es decir,
que el Derecho Natural ya no es impuesto al hombre desde una instancia superior,
sino que es inmanente a este, fruto de su propia razón y conocimiento.

Es importante no confundir el Derecho Natural con la moral o con un código


ideal de normas, ya que entonces no sería Derecho, sino solo moral, y sus normas
no serían jurídicas sino morales, y solo existiría idealmente.

Corrientemente se habla de Derecho Natural, como la facultad que siente


cada individuo en sí, la cual no es proveniente de la experiencia, de distinguir
entre la justicia e injusticia y valorar el derecho existente, facultad que todos los
hombres han seguido en todos los tiempos. Aristóteles atribuyó esta facultad o
sentimiento de lo justo e injusto, como una característica esencial y específica del
ser humano, que lo distinguía de los animales. Rosseau lo definió como (Un amor
a la justicia, innato en todos los corazones). Sin embargo la vocación subjetiva por
la justicia o la observación del sentimiento jurídico, plantea más problemas al
buscar el criterio jurídico ideal.

Esta acepción del Derecho Natural, ya no es subjetiva e individual como la


primera, sino por objetiva, y se encuentra por encima de la vocación de todos. El
Derecho Natural es superior y exterior, no deriva de los sentimientos del hombre.
Esta acepción sin embargo requiere recurrir a una explicación providencionalista,
a la vinculación ya antes mencionada del hombre con una divinidad, que habría
fijado los principios del bien y lo justo.
HUME, BENTHAM, MILL: LA UTILIDAD COMO JUSTICIA

el utilitarismo en su raíz está inspirado por un ideal de bienestar social: a


través de condiciones de vida dignas para todos los ciudadanos y del fomento de
las libertades. Lo vamos a ver en sus dos representantes más señeros: Jeremy
Bentham y John Stuart Mill.

Jeremy Bentham (1748-1832) fue un afamado filósofo, jurista y político


inglés. En su consideración de la utilidad del placer subrayó la importancia de la
imparcialidad para considerar a todo ser humano como ser a tener en cuenta en
su búsqueda de placer. Esto es algo que rompía con el tradicionalismo clasista de
las sociedades antiguas. Significaba que una sociedad no ha de valorar como
superior el placer de una persona por ser aristócrata, o por ser más adinerado que
otra persona no aristócrata o con poco dinero. Entre sus obras destacamos
"Introducción a los principios de la moral y de la legislación".

Entonces, lo bueno moralmente sería buscar aquello que diera


mayor placer a la mayor cantidad de gente sin importar su extracción social. Para
ello Bentham ideó una serie de reglas de cálculo de placeres. Esto a simple vista
es fácil de entender y es muy conciliable con la mentalidad democrática actual. No
obstante, surgieron problemas con este cálculo: primero, cómo calcular el grado
de placer de cada individuo de modo cabal, siendo como es la vivencia del placer
algo tan personal, tan subjetivo, y cómo "sumar" experiencias que, al ser tan
personales, son difícilmente equiparables. Otro problema importante era el
relacionado con la posible calidad de los tipos de placeres; aunque Bentham no se
pronunció sobre ello parecía claro que aun considerando valioso por igual el placer
de todas las personas, sin distingos de clases, los seres humanos culturalmente
dan más valor social y/o moral a unos placeres que a otros, por tanto tal vez
debería hacerse una clasificación lo más objetiva posible de calidades morales de
los distintos tipos de placeres.

En la solución de este problema de las calidades de los placeres destacó el


utilitarista John Stuart Mill (1806-1873), filósofo, político y economista inglés.
Stuart Mill recogió la teoría de Bentham, la estudió y la complementó con
aportaciones originales. Una de sus obras más importantes se titula precisamente
"Utilitarismo". Hay una frase de Stuart Mill que se ha hecho famosa: "Prefiero ser
un Sócrates insatisfecho antes que un cerdo satisfecho", lo que, de modo muy
expresivo, viene a querer decir que no todo placer es deseable ni personal ni
colectivamente. En el cálculo de placeres además de tener en cuenta a la
sociedad en su totalidad hay que tener en cuenta la pertinencia moral de la calidad
del placer. Claro, que para ello, como dijo Stuart Mill, los miembros de la sociedad
han de estar bien informados, bien instruidos y educados, y sin imposiciones,
desde la libertad como valor importante, han de poder descubrir y elegir aquellos
placeres de más valor, que les realizarán más como personas tanto a nivel
individual, buscándolos individualmente, como a nivel colectivo, fomentándolos
solidariamente.

ROUSSEAU: EL CONTRATO SOCIAL

En su Discurso sobre las ciencias y las artes (1750), premiado por la


Academia de Dijon, Rousseau había afirmado el carácter irreconciliable de
naturaleza y cultura (ciencias y letras no han promovido las luces de la
humanidad, sino que la han envilecido, oprimiendo más sus cadenas); luego, en el
Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres
(1754), estableció el carácter dañino de la sociedad, su intrínseca corrupción, al
estar basada en la negación de la naturaleza.

La solución reside, según Rousseau, en un contrato social basado en la


enajenación de todas las voluntades, de forma que cada uno recupere finalmente
todo lo que ha cedido a la comunidad. De este modo, dándose cada individuo a
todos, no se da a nadie, y no hay ningún miembro de la sociedad sobre el que no
se adquiera el mismo derecho que se cede.

El contrato será, pues, expresión de la voluntad general. La voluntad


general es distinta de la simple voluntad de todos porque no es una mera
totalización numéricamente mayoritaria de las voluntades particulares y egoístas,
cuya resultante es siempre el puro interés privado.

La voluntad general, en cambio, es siempre justa y mira por el interés


común, por el interés social de la comunidad, por la utilidad pública. De esa
voluntad general emana la única y legítima autoridad del Estado.

En 1762, Jean-Jacques Rousseau publicó una de sus obras maestras: “El


contrato social: o los principios del derecho político”. Se trata de una obra de la
filosofía política en la que Rousseau habla sobre la igualdad y la libertad de todos
los ciudadanos dentro de un Estado formado por medio de “un contrato social”
entre los que lo componen.

La obra comprende 4 libros. El primer libro establece la tesis de que los


hombres nacen libres e iguales, aunque enfatiza que el pacto social es lo que
iguala a todos. Rousseau hace referencia al estado originario de los seres
humanos, donde la familia era “el primer modelo de la sociedad política”, y
distingue entre tres tipos de libertades: la libertad natural, la libertad civil y la
libertad moral.

El segundo libro se ocupa de la “voluntad general”. El ejercicio de esta


voluntad es lo que se llama “soberanía”. Es el momento en el que el pensador
concede al pueblo la potestad de mandar sobre la nación. En ella establece que el
fundamento legítimo de la sociedad reposa en un contrato que liga al pueblo
consigo mismo. Rousseau opone “lo que puede ser”, entendido como la justicia
como norma; a “lo que es”, es decir, el derecho.

El tercer libro, por su parte, habla de las diferentes formas de gobierno que
pueden existir. Rousseau acaba por concluir que el gobierno no es otra cosa que
“el ejercicio legítimo del poder ejecutivo”. Es muy crítico respecto a la extensión y
poderes que puede alcanzar el ejecutivo, ya que para él: “Cuanto más crece el
Estado, más disminuye la libertad”. Además, establece cuáles son las
características básicas de un buen gobierno y arremete contra las letras y las
artes, a las que culpa de “traer la decadencia a los pueblos”.

Por último, el cuarto libro habla de la bondad humana y la rectitud de los


hombres de a pie. Destaca la habilidad de aquellos sin preocupaciones para
resolver los problemas y hace una larga reflexión sobre la historia de Roma. Como
colofón final, ataca a la religión cristiana, ya que la entiende como algo
incompatible con la república.
KANT: LIBERTAD, MORAL Y JUSTICIA

Dado que es la libertad el único derecho innato que Kant reconoce al


hombre, y la base de los derechos adquiridos, es necesario hacer, cuando menos,
una aproximación a este término en Kant.

Partamos del que se considera sentido profundo del imperativo categórico:


el ideal es el fin supremo, no puede ser considerado como medio, ese fin último es
la pureza de la voluntad. Resulta de esto que voluntad pura y fin último moral son
sinónimos. El hombre perfectamente moral sería, por tanto, aquel cuya voluntad
fuese pura y esta lo será en la medida en la que la voluntad última del hombre sea
realizar la pureza de su voluntad. La moralidad no admite medios para fines, sino
que, realizándose plenamente, el fin es medio y el medio es fin. La moralidad es la
condición bajo la cual un ser racional puede ser fin en si mismo. La moralidad es la
condición bajo la que cualquier se racional puede ser un fin en si mismo;
únicamente por medio de la moralidad puede ser miembro legislador en el reino de
los fines.

Solo hay una voluntad que pueda ser a la vez fin y medio, y esta es la
voluntad autónoma. El imperativo categórico descansa sobre la autonomía de la
voluntad. Esto supone la no aceptación, a priori, de una voluntad ajena.
Supongamos no obstante que una voluntad recibe su ley de otra distinta, y
supongamos así mismo que la cumple. Si la cumpliese porque ve en ella un
provecho para sí, esta voluntad es impura e inmoral; empero si la cumple porque
cree que debe cumplirla, por la ley misma, entonces su voluntad hace suya esta
ley, es decir la cumple por su autónoma voluntad.

El concepto de autonomía nos descubre la noción de la libertad ya que la


ley de autonomía; la autonomía de la voluntad solo puede existir en la medida en
que el individuo tiene la posibilidad de actuar conforme a ésta, de no verse forzado
ni interior ni exteriormente a cumplir la voluntad de otro, sino la propia. Sin
embargo no debemos entender que nuestra voluntad, nuestra autonomía de la
voluntad, se refiere a hacer lo que comúnmente se llama “nuestra real gana”, sino
a tener la posibilidad de optar entre cumplir con lo moral o con lo natural.
Ahora bien dado que la moral de todos los hombres no es unitaria, que la
libertad y la autonomía de la voluntad pueden crear conflictos entre los hombres,
¿en qué manera se relaciona esta con el derecho?. Dice Kant del derecho que
unas veces aparece como la posibilidad de unir las acciones personales que
entran en relación con la libertad de los demás. El derecho se presenta así como
una realización aproximada de la libertad y por tanto del ideal moral. Otras
veces se refiere a él como resistencia natural para transformar la coacción en el
acto que permite actuar con libertad, impidiendo cualquier resistencia a esta. Por
último, se refiere al Estado como culminación del derecho. Dado que el Estado es
la idea de la voluntad pura y los ciudadanos son los hombres que, autónomos y
libres, se someten a él, de aquí que el Estado disponga de una fuerza libremente
consentida de la que no puede hacer uso arbitrario.

Podría parecer después de hablar de la libertad, y aunque hayamos


reconocido la teórica necesidad de delimitarla cuanto menos parcialmente que, el
deber se opone a ésta. No obstante, Kant no entiende el deber como oposición a
la libertad, sino que es el deber, el actuar conforme a el deber, el que nos hace
obrar bien moralmente no cuando actuamos meramente de acuerdo con él, sino
cuando es el deber el único móvil de la acción. Según Kant, la buena voluntad no
dice relación a fin u objeto sino al deber. Para desarrollar el concepto de una
buena voluntad pura, sin ningún otro propósito, hay que acudir al concepto de
obligación, que, bajo ciertos impedimentos y límites subjetivos, comprende el de
buena voluntad. Los impedimentos y límites que deberían en teoría desfigurarlo,
por el contrario lo resaltan.

En consecuencia, el valor moral de una acción reside no en el fin que se


persigue sino en el por qué se decide. No depende del objeto de la acción sino del
principio de volición, según el cual la acción ha tenido lugar sin consideración de
ningún objeto de la facultad apetitiva. Es decir, la libertad sería la única fuente de
moralidad de un acto pues, ya que el fundamento de la bondad es el yo debo, que
desde el momento en que se acepta asimila y entiende el deber del hombre, se
transforma en un yo quiero, es decir en actuar conforme a la propia libertad.

Respecto a ley y deber en Kant, hay que hacer ciertas matizaciones. Así
como la buena voluntad hace relación al deber, la obligación hace relación a la ley,
lo que nos llevaría a la siguiente proposición, el deber es la obligación de una
acción por respeto a la ley. El respeto es considerado como efecto y no como
causa de la ley en el sujeto; el respeto es una resonancia subjetiva de la ley que
procede de nosotros mismos.
Se plantea Kant qué clase de norma es la que sin considerar el efecto que
de ella se espera determina la voluntad. Esa ley es la legitimación general de las
acciones, que debe de servir como principio de la voluntad, es decir, no debo
proceder nunca sino de forma que pueda también querer que mi máxima haya de
convertirse en ley general. Es decir si mi máxima pudiera universalizarse sin
incurrir en contradicción, entonces se trataría de un acto lícito y moral, porque
obrar por respeto a la ley es lo que constituye el deber y es este condición de una
voluntad buena.

El principio universal de justicia

Kant argüía que la característica principal del Estado es la justicia, y ésta no


está garantizada por el poder absoluto de un gobernante; al contrario, el poder
absoluto del gobernante crearía, posiblemente, situaciones de injusticia. Indica
que será la moral la que haga que todos se sujeten a la autoridad civil, no obstante
esto crea un problema dado las diferentes morales que, por razones sociales,
educativas y religiosas, pueden existir en la sociedad.

Propone pues el que él denomina el Principio Universal de Justicia, basado


en la razón únicamente, este principio es obra exteriormente de modo que el libre
uso de tu arbitrio pueda conciliarse con la ley de todos según una ley universal de
justicia. Este principio, que configuraría la base de todo el sistema legal, buscaría
proporcionar a todos los miembros de la sociedad el mayor nivel de libertad
posible sin entrar en conflictos. Este principio puede parecer una base no muy
prometedora para una unión social justa, pero de hecho eliminaría las situaciones
de poder. Crea, así mismo, un fundamento para que todos vivamos conforme al
derecho, ya que veremos en el principio universal de justicia, no solo la base de
nuestro derecho sino el fundamento de la norma moral en nuestra propia vida.

Desde el momento en que este principio es la base de un código moral aceptado,


éste será reconocido por todo sistema político y los individuos que lo conforman.
No obstante, la aceptación de este principio como base del código moral puede
ser impulsado tan solo por la razón, que haga comprender lo bueno que hay en él,
aun cuando pueda aparecer como opuesto a nuestros deseos e inclinaciones, que
de seguir libremente llevarían al caos, al continuo conflicto.
Una vez aceptado el principio universal de justicia, éste ha de ser
desarrollado por leyes sustantivas, las cuales serán aceptadas por la sociedad a
priori por el mero hecho de emanar de éste; serían leyes fundamentales. Estas
leyes fundamentales prohibirían cualquier daño que pudiese infringirse a otro, en
el estatus de igualdad, en la capacidad de decidir libre, digan y responsablemente,
y en cualquier otra cosa, como la propiedad. Todas estas leyes fundamentales,
este sistema legal, configurarían lo que Kant denomina las leyes de la justicia
natural.

QDada la generalidad de estos principios, sería necesario, así mismo, lo


que Kant denomina leyes positivas para definir los derechos y los delitos. Desde el
momento en que estas leyes no entran en conflicto con el principio universal de
justicia, desde el momento en que el estado tiene el derecho y la obligación de
dictar estas normas, su obediencia debería ser reconocida como una obligación
civil, así como una obligación moral.

Este sistema legal ha de tener como uno de sus principios fundamentales,


en opinión de Kant y hoy comúnmente aceptada, el de la dignidad de la persona.
Según Kant, esta dignidad le viene dada al hombre, no por nacimiento, rango,...
sino por la capacidad innata de razonar que todos poseemos, la capacidad de
optar y de pensar. Kant denomina a esta capacidad “autonomía”, autonomía de
actuar en el principio universal de justicia. La autonomía no significa capacidad de
actuar conforme a nuestros propios deseos porque estos varían en gran medida
de una persona a otra, e incluso en la misma persona a lo largo de su vida;
nuestros volubles y variados deseos no podrían ser la base de una conducta
social de vida.

Otro principio, relacionado con el anterior, sería el de igualdad,


reconociendo tanto la igualdad ante la ley, sin excepciones, como la igualdad de la
moral innata que todos poseemos.

Con este principio de igualdad, Kant no se refiere a que todos debamos


poseer lo mismo, ya que esto llevaría a continuas violaciones de la justicia al tener
que quitar a uno lo ganado para dárselo a otro, se refiere a igualdad de
oportunidades, en el sentido de que todos deben poder llegar a la situación a la
que aspiran con las oportunidades que concede una sociedad libre y sin tener en
contra trabas legales que serían injustas.
SAVIGNY: EL HISTORICISMO JURÍDICO

Fue, sin duda, Savigny el representante más distinguido de la escuela


histórica alemana. Además de sus aportaciones a la "Revista para la ciencia
histórica del derecho", principal órgano de difusión de la escuela fundada en 1809,
por su profesor Gustavo Hugo Savigny escribió los siguientes libros:

a) Derecho de la posesión, publicado en 1803. Esta obra consagró al autor quien


ese momento era todavía muy joven. En ella, Savigny estudia los textos romanos
sobre la materia, tratando de buscar el verdadero sentido que los autores le
habían dado a la posesión.

b) De la vocación de nuestro tiempo para la legislación y la ciencia del


derecho, en 1814. En opinión de Ihering, en este escrito se puede encontrar el
programa de la escuela histórica alemana. En él, Savigny, en contra de lo
manifestado por el profesor de Heidelberg, Anton Thibaut, se muestra contrario a
la codificación del Derecho alemán, consideraba que todavía no era el momento
adecuado, aún no existía la madurez jurídica necesaria para emprender esa tarea,
como tampoco existía el lenguaje jurídico correspondiente.

Para Savigny, el Derecho no debería ser creado racionalmente, porque


como la lengua, las costumbres o el arte, es un fenómeno histórico, producto
espontáneo del espíritu del pueblo. El Derecho surge de una fuerza interior y no
del arbitrio de un legislador. El conocimiento de la historia del Derecho de cada
pueblo es tradición indispensable para la construcción de una ciencia sistemática
del Derecho. La primera fuente del Derecho es la costumbre, en segundo lugar
que encuentra la ley en cuanto expresión del Derecho creado por el pueblo y ni
como Derecho.
Historicismo jurídico

Los postulados básicos de esta escuela son los siguientes:

1) Ontologización de derecho positivo: Esto significa que negaron


rotundamente la existencia del derecho natural, afirmando que el único derecho es
el dado históricamente en la experiencia, el decir, el derecho positivo.

Ésta era, el objeto a conocer por el jurista. Con esté firme punto de apoyo
en la realidad, Savigny estableció las bases de la moderna ciencia dogmática, al
punto de que es considerado como su fundador.

Bueno es aclarar-como dice Recasens Siches- que la escuela histórica no


negó la posibilidad y aun la necesidad del estudio valorativo del derecho, pero
sostuvo que esos ideales no pueden ser construidos racionalmente, sino
descubiertos en las manifestaciones espontáneas de la conciencia jurídica
popular. Sobre todo en el derecho consuetudinario.

2) El derecho es una manifestación del espíritu del pueblo: No es, pues, un


producto racional o voluntario, sino una manifestación del Alma popular que, a
través de oscuros procesos inconscientes-donde mas que la razón intervienen el
sentimiento y el instinto- se concreta sobre todo en el derecho consuetudinario.

Lo mismo ocurre con el lenguaje, la moral, el arte, etcétera, que son otras
tantas manifestaciones del espíritu popular y que presentan caracteres propios en
los distintos países, precisamente por las diferencias del espíritu del pueblo.

3) El derecho evoluciona en forma espontánea y progresiva como el


lenguaje: Esta tesis, desarrollada por Hugo, aunque inexacta, tuvo el mérito de
evidenciar claramente que el derecho es un producto de la historia.

4) La costumbre es la fuente más importante del derecho: Este principio


armoniza perfectamente con los anteriores porque el derecho consuetudinario es
la expresión pura y directa del espíritu del pueblo. Puchta fue el autor que más
profundizo esta fuente del derecho.
Este principio se cumplió en las épocas primitivas, pero, en la actualidad,
hay un franco prodominio del derecho legislado, habiendo sido relegada la
costumbre a un plano secundario.

5) Combatieron la codificación y sólo la admitían cuando se trataba de


ordenar una legislación vigente: En conclusión, puede afirmarse que el saldo
aprovechable del historicismo jurídico es la ontologización del derecho positivo y el
haber demostrado su evolución y variaciones a través del tiempo, así como
también el hecho de que la situación presente de un régimen jurídico está
condicionada en buena medida por el pasado histórico.

Según Recasens, en el campo del Derecho y de la política, con el nombre


de historicismo jurídico se designan las varias posiciones contra las doctrinas del
Derecho Natural comprendidas bajo el nombre racionalismo. Distínganse las
corrientes del historicismo romántico de la escuela de Savigny, del historicismo
filosófico, en la forma moderada de Burke y en la forma extrema de la escuela
francesa de la Restauración y de sus similares española y alemana.
STAMMIER: EL DERECHO JUSTO

Se denomina justo a toda situación o circunstancia que se ajusta a una ley.


En este sentido cabe señalar que uno de los criterios para establecer un
determinado estado de cosas como justo es el hecho de que implica beneficio
para el conjunto de las personas involucradas. Esto significa que lo justo y lo
bueno se identifican, la justicia implica orientación al bien común y un estado de
cosas que plantee lo contrario se aleja del criterio de justicia. No obstante, existen
algunas voces que intentan considerar lo justo como un mero criterio socialmente
determinado que podría variar de sociedad a sociedad a sociedad, de cultura a
cultura. En este sentido se cae ineluctablemente en un relativismo que puede
considerarse opuesto en muchos puntos con el propio concepto de justicia.

El Derecho natural es un Derecho que, por su contenido, se ajusta a la


naturaleza. ¿Cuándo acontece así? ¿y cuál es esa naturaleza que nos tiene que
dar la pauta aquí?

La historia de las teorías sobre el Derecho natural nos enseña que todas las
aspiraciones encaminadas a dar una contestación a aquella pregunta se pueden
dividir en dos clases, según que la pauta que se aplica sea la naturaleza del
hombre o la naturaleza del Derecho.

En el primer caso, se indaga lo común al hombre ; es decir, los fines que,


respondiendo a leyes necesarias, persiguen todos los seres que entran
fisiológicamente dentro del concepto de hombre. Pero esto es algo así como
querer resolver el problema de la cuadratura del círculo. ¡Qué sé yo cuántas cosas
se han señalado como características de esta naturaleza humana! El amor por la
paz, el miedo y el temor, la fuerza y la rencilla, la conciencia de la debilidad, el
anhelo de dicha, el egoísmo, la abnegación, el interés económico y el desinterés, y
así sucesivamente, en una masa abigarrada de acepciones; hasta llegar a los
inacabables intentos que hoy se hacen para concretar lo común al hombre.

Si se los examina con cuidado, se ve que en cada uno de ellos se contiene


un granito de verdad, pero que la pretensión de enjuiciar la vida con ayuda de una
fórmula breve en que se encierre de un modo absoluto la cualidad común a los
hombres todos, es una pretensión vana.
La significación histórica de Rousseau consiste, precisamente, en haber
vuelto del revés este problema, orientándose -si traducimos su pensamiento a
nuestro modo de concebir y de hablar actual- hacia la naturaleza del Derecho.
Este camino fue seguido por Kant y por la mayoría de los mantenedores del
Derecho natural en el siglo XIX, cuyas doctrinas se han resumido también bajo el
nombre de Derecho racional.

Aquí, sólo hemos de investigar qué relación guarda este problema a que
nos estamos refiriendo con la misión fundamental del juez y a qué resultados nos
puede llevar con respecto a éste. En este respecto, todos los sistemas a que
hemos hecho referencia hace poco adolecen del mismo vicio. Todos ellos
pretenden encontrar un Código de Derecho con un contenido ideal. Y esto es
imposible.

Todo lo que hay de concreto en el contenido de las normas e instituciones


jurídicas se halla necesariamente relacionado con la materia limitada de las
aspiraciones humanas. En este sentido, las normas e instituciones juridicas son
siempre imperfectas y sólo pueden aplicarse a situaciones históricas limitadas y a
determinadas sociedades concretas. Por tanto, la aspiración, de suyo
perfectamente concebible, de un Derecho ideal, debe desecharse de una vez para
todas, como irrealizable.
DEL VECCHIO: EL SENTIMIENTO DE LA JUSTICIA
“La justicia consiste esencialmente en una igualdad”, y la Igualdad es una
“relación que se aplica a todas las especies cognoscibles de la realidad” es un
“instrumento lógico de pensamiento”, “una categoría”. La justicia era pues la
igualdad. La igualdad era una ecuación, que indica comparación y
correspondencia entre términos contrapuestos”.

Con Platón la Justicia significaba “armonía entre las diversas partes que
integran un todo”. Pero aquí se olvida que la justicia es más que eso, es una
“Regla de vida en sentido ético”, afirma Giorgio del Vecchio.

Aristóteles cree más bien en la justicia como “idea de proporción”. Y hace


una división: justicia distributiva, justica correctiva, justicia conmutativa. La justica
es, además, orden “La justicia no es otra cosa que orden”. Sin orden no hay
siquiera posibilidad de injusticia, y menos de justicia. La justicia es “cierta regla de
las aciones humanas”. La justicia es más que eso, es una relación intersubjetiva.
La justicia es una “regla determinada de convivencia en las relaciones entre sujeto
y sujeto”.

Más allá la justicia es propuesta como una virtud, pero no una virtud
aislada, sino mucho más, es decir, “la justicia no es sola y simplemente una virtud,
sino una virtud que se refiere al otro”. Eso indica que la característica es que la
justicia establece una relación entre sujetos, ese por tanto, una relación jurídica;
“la relación jurídica es esencialmente un vínculo entre personas”.

Eso indica que la justicia relaciona a los sujetos, pero un sujeto o persona
debe pensarse en relación a otra persona, “todo sujeto debe pensarse como
contrapuesto a otro sujeto”, por una razón primordial, debe “reconcer la
subjetividad ajena”. La justicia como paradigma o modelo ideal, como ideal de
virtud, como imperativo del deber, y el deber es “no hacer a otro aquello que no
quisieras que te fuere hecho a ti”.

La actividad humana -dice el jurista italiano- puede hallarse sujeta a


obligaciones que unas veces tienen una índole típicamente moral y otras asumen
carácter jurídico. Las normas creadoras de las primeras son siempre unilaterales;
las que establecen las segundas poseen estructura bilateral. Lógicamente, no es
posible admitir la existencia de una regla de conducta que no pertenezca a alguna
de las dos categorías que hemos citado, es decir, que no sea imperativa
simplemente o imperativo-atributiva.
En el mundo real encontramos, sin embargo, una larga serie de preceptos
de aspecto indefinido, relativamente a los cuales resulta difícil la determinación de
su naturaleza. Tales preceptos se parecen a veces a la moral y a veces al
derecho, por lo cual se ha dicho que se hallan a igual distancia de las normas de
aquélla y de éste. Pero un examen atento revela al investigador que, o bien
imponen deberes solamente, caso en el cual son imperativos morales, o conceden
además facultades, y entonces poseen carácter jurídico. Estas reglas de perfil
equívoco pueden ser normas imperativo-atributivas que han perdido su estructura
bilateral o, por el contrario, preceptos morales que aspiran a convertirse en reglas
de derecho.

Los llamados convencionalismos no constituyen, de acuerdo con lo


expuesto, una clase especial de normas, sino que pertenecen, comúnmente, al
ámbito de la moral, en cuanto no facultan a nadie para exigir la observancia de las
obligaciones que postulan. Lo que hemos dicho de los usos sociales podemos
afirmarlo igualmente de las normas religiosas. Suponen éstas una relación entre el
hombre y la divinidad, e imponen a aquél deberes para con Dios, para consigo
mismo o para con sus semejantes.

Tales preceptos revisten necesariamente, según los casos, forma bilateral


o unilateral, lo que significa que en rigor no representan una nueva especie de
normas, sino el fundamento sui géneris, puramente metafísico y trascendente, de
un sistema regulador de la conducta, compuesto de una moral y un derecho
relacionados entre sí de cierto modo. Se trata de una sanción nueva y más alta,
que los creyentes atribuyen a los propios deberes morales y jurídicos: sanción
que se refiere al reino de ultratumba y se encuentra representada en la tierra por
los sacerdotes de la iglesia a que aquéllos pertenecen.

Pero una autoridad eclesiástica no puede establecer regulación ninguna si


no es sujetándose a las formas de la obligatoriedad subjetiva o intersubjetiva o, lo
que es lo mismo, a la moral o al derecho.
RADBRUCH: UN MISMO FILÓSOFO, DOS IDEALES DE
JUSTICIA

Gustav Radbruch (Lübeck, 21 de noviembre 1878-Heidelberg, 23 de


noviembre 1949), fue un jurista alemán y profesor universitario. Es considerado
uno de los más importantes filósofos del Derecho del siglo XX.

Fue ministro de Justicia en Alemania en los primeros tiempos de la


República de Weimar, entre los años 1922 y 1923. Participó en la creación de
importantes leyes, como la de que las mujeres pudieran tener acceso a la carrera
judicial. Con la llegada de los nazis al poder en 1933, Radbruch es destituido de
su cátedra “por no ser garantía de entrar sin reservas al servicio del Estado
nacional“. Empieza así la etapa más dura de su vida, tanto a nivel personal como
a nivel académico.

Legado filosófico jurídico

Las horribles experiencias de la Segunda Guerra Mundial llevaron a


Radbruch a postular que si una ley manifiesta un grado de injusticia extrema o
flagrante (como las leyes nazis), entonces no puede considerarse verdadero
derecho, pues éste debe propiciar más la verdadera justicia que ninguna otra
característica. Lo contrario sería mero orden de fuerza o tiranía. Es decir, que
cuando una ley escrita sea incompatible con los principios de justicia sustancial, a
un nivel intolerable, o cuando se encuentre explícitamente en abierta contradicción
con el principio de igualdad que constituye el fundamento de toda justicia, el juez
debe de abstenerse de aplicar esa ley, por razones de justicia sustancial.

Para Radbruch la expresión “una orden es una orden“, debe carecer de


obligatoriedad para un soldado si lo que ordena es un crimen o un delito. Esa
forma de entender la justicia causó profunda repercusión en juicios posteriores,
sobre todo en los que tuvieron que ver con los soldados que vigilaban el muro de
Berlín, quienes tenían órdenes de disparar contra cualquiera que intentara huir y
atravesarlo. Este principio del derecho de Radbruch fue acogido por el Tribunal
Constitucional de la Alemania Federal en varias sentencias.
El núcleo de la filosofía del derecho de Radbruch consiste en la separación
entre derecho positivo y la idea del derecho. La idea del derecho se define
mediante la tríada constituida por: justicia, utilidad y seguridad. La fórmula de
Radbruch se fundamenta en esta tríada.

Radbruch asumió durante la mayor parte de su vida una postura


racionalista y relativista, definiendo el relativismo como "el supuesto ideológico de
la democracia". Ninguna ideología es demostrable ni refutable, y todas merecen
similar respeto.

Sin embargo, después de 1945 Radbruch experimenta una evolución en


sus posiciones teóricas, como consecuencia de la caída del régimen nazi, el
desvelamiento de sus crímenes, y la necesidad de juzgar a los responsables de
estos. Admite entonces la posibilidad de un "Derecho supralegal" o "naturaleza de
las cosas" que se impone sobre las leyes abiertamente injustas y arbitrarias.
Algunos autores, como Lon Fuller, interpretan esto como un cambio de postura
desde el positivismo al iusnaturalismo; otros, como Erik Wolf, han defendido la
esencial continuidad del pensamiento de Radbruch.

La teoría de Radbruch postula que, cuando la ley escrita sea incompatible


con los principios de justicia sustancial, a un nivel intolerable, o cuando la ley
estatuaria se encuentre explícitamente en abierta contradicción con el principio de
igualdad que constituye el fundamento de toda justicia, el juez debe de abstenerse
de aplicar esa ley, por razones de justicia sustancial.
KELSEN: LA JUSTICIA POSIBLE PERO NO NECESARIA

La justicia es una característica posible pero no necesaria del orden social.


Para que haya orden social no es imprescindible la justicia. Kelsen afirmaba: "En
tanto la justicia es una exigencia de la moral, la relación entre moral y derecho
queda comprendida en la relación entre justicia y Derecho".

Un hombre será considerado justo para el orden social cuando sus actos
concuerden con el orden social que se haya considerado justo. El orden social
será considerado justo cuando regle la conducta de los hombres de modo que
todos queden satisfechos y logren la felicidad.

Como decía Kelsen: "el sistema social puede requerir un determinado


comportamiento humano sin enlazar el cumplimiento o incumplimiento de la orden
consecuencia alguna. Pero también puede exigir determinada conducta humana
simultáneamente ligar a ese comportamiento la concesión de una ventaja, de un
premio; o a la conducta contraria una desventaja, o una pena"

Al parecer de Platón la justicia se identifica con la felicidad: "sólo el justo es


feliz y desdichado el injusto". No puede existir un orden social justo que garantice
la felicidad de todos, ya que generalmente la felicidad de uno modificará la
felicidad de otro. La felicidad individual, generalmente, depende de necesidades
que no llegan a ser satisfechas por ningún orden social. La naturaleza no es justa
y no existe orden social que pueda reparar por completo esta injusticia.

El orden social justo tampoco será posible si se entiende que deberá lograr
la mayor felicidad posible del mayor número posible de miembros de la sociedad,
porque lo que haga felices a algunos en determinados aspectos, producirá
infelices en aspectos distintos y viceversa. (Jeremías Bentham)

Se debe entender por felicidad en sociedad la satisfacción de ciertas


necesidades tenidas en cuenta por la autoridad social. Esta definición de felicidad
difiere totalmente con el sentido del término felicidad, el cual es profundo y
subjetivo.

La justicia individual y subjetiva al convertirse en una satisfacción de


necesidades socialmente aceptadas sufre una transformación similar a la de la
libertad individual para llegar a ser una libertad en sentido social.
Al calificar Kelsen a la justicia como problema de la justificación de la
conducta humana y ante una supuesta expectativa de un juez de aplicar pena de
muerte o prisión, afirma que la solución de ciertos problemas no necesariamente
proporciona una justificación completa de la conducta o de la justificación que ella
exige. Expresa que con medios sumamente adecuados pueden lograrse fines
sumamente problemáticos.

La bomba atómica. Adelante sigue el fin justifica, o como suele decirse,


santifica los medios. Pero los medios no justifican el fin Después, inadvertidamente
el maestro y filósofo, se refiere a una aplicación, inversamente conectada a la
definición inicial de la justicia que él criticó, del principio de igualdad de la fórmula
conocida con el nombre de regla áurea o de oro que pide: “ no hagas a los demás
lo que no quieres que a ti te hagan y que se refiere particularmente al dolor y
placer, y puede suceder que el brindarle placer a alguien puede causar dolor a
otro y si hay una violación de la regla áurea surge el problema de que hacer al
infractor y eso es precisamente el problema de la justicia y su aplicación en el
caso conduciría a consecuencias absurdas, entonces el delincuente no debería
ser castigado y el derecho y la moral serían abolidos.

Por lo tanto debe entenderse la regla de oro en el sentido que establece un


criterio objetivo que presupone el orden de la moral y el derecho positivo en el
sentido de significar: “ condúcete con los demás como tu quieres que se
conduzcan contigo” , lo que analógicamente, parecería conducir al maestro a
identificarse con la tesis criticada de Justiniano si es que no quiere ser atrapado en
lo insoluble.

Y es precisamente la justificación del fin, de ese fin que no es medio para


otro fin superior, que es precisamente el fin último y supremo, que es el problema
de la moral en general y de la justicia en particular. Para él, lo absoluto, en general
los valores absolutos en lo particular, están más allá de la razón humana que solo
puede lograr una solución limitada, relativa del problema de la justicia y por eso
busca el hombre esa justificación en la religión y en la metafísica y la justicia es
desplazada de este mundo trascendente a una autoridad divina.
HART: LA JUSTICIA COMO LA MÁS PÚBLICA Y
JURÍDICA DE LAS VIRTUDES

En el pensamiento jurídico de Hart es posible advertir el influjo de


importantes escuelas vinculadas a la teoría del Derecho y a la tradición filosófica
general. Dentro de las teorías tomadas por Hart como punto de partida de su
análisis funcionan como disparadores de polémicas, que concluyen en una
decidida oposición hacia aquéllas por parte del autor. En este sentido, puede
decirse que la Teoría Analítica Jurídica, el positivismo y algunos rasgos del
utilitarismo anglosajón, constituyen los paradigmas teóricos que Hart considera
apropiados para el sostenimiento de sus afirmaciones acerca del Derecho, al
mismo tiempo, su obra ha sido el resultado de un rechazo hacia perspectivas
positivistas determinadas, tales como la concepción imperativista del Derecho de
John Austin, y los postulados iusfilosóficos de Hans Kelsen.

Ahora bien para los fines de este estudio preliminar, nos abocaremos al
análisis de los aspectos centrales de su posición, contenidos primordialmente a El
concepto de Derecho y el Postcriptum, la cual esta última, fue la obra póstuma del
autor.

Volviendo a la cuestión vinculada con las perspectivas filosóficas que le


sirven de referencia, es obvio, reconoce Hart en el prefacio a la edición inglesa de
El concepto de Derecho, que tengo una enorme deuda frente a otros autores; en
verdad buena parte del libro se ocupa de las deficiencias de un modelo simple de
sistema jurídico. construido según las líneas de la teoría imperativisla de Austin.
En efecto, señala Hart más adelante, su obra está destinada a refutar básicamente
la pretensión de que la clave para comprender el derecho ha de hallarse en la
noción simple de orden respaldada por amenazas, que el propio Austin denominó
mandato (command). Es por ello que el profesor anglosajón, destina tres capítulos
de su obra más difundida, a los fines de elaborar una propuesta teórica en tomo a
los componentes del Derecho y a su dinámica. Propuesta que, por lo demás,
termina alineándolo dentro de un positivismo que él mismo califica de suave.
Teoría Jurídica según Hart.

Dentro de este esquema de trabajo interpretativo, tres preguntas


recurrentes, dice Hart, se manifiestan con persistencia en la teoría jurídica:

1) ¿En qué se diferencia el Derecho de las órdenes respaldadas por amenazas y


qué relación tiene con ellas?

2) ¿En qué se diferencia la obligación jurídica de la obligación moral y qué


relación tiene con ella?

3) ¿Qué son las reglas y en qué medida el derecho es una cuestión de reglas?

Para contestar estas interrogantes Hart recurre a dos líneas de justificación:


a los postulados de la filosofía analítica, de un lado; mas, de otro, al intento de
demostrar que el criterio de identificación del Derecho no puede encontrarse
únicamente en el hábito de obediencia del ciudadano respecto del soberano; como
propone Austin. En este sentido, nuestro autor entiende que, de ser ello así, no
habría manera de diferenciar las órdenes, hábitos, obediencias y amenazas que
rigen la vida de los asaltantes, de las que regulan la existencia de las
comunidades complejas y civilizadas. Así, pues, Hart concluye que, para
comprender jurídicamente el concepto de obligación o mandato, es imprescindible
contar en primer término con la noción de regla, toda vez que es ésta quien prevé
el contenido de la orden y sus casos de aplicación. De este modo, las reglas -y no
las órdenes- constituyen los componentes principales del mundo jurídico, siendo
ésta su primer tesis acerca del Derecho.
RAWLS: LA JUSTICIA COMO EQUIDAD

Justicia como equidad (o como imparcialidad) es la frase usada por el


filósofo John Rawls para referirse a su teoría de la justicia. Corresponde también
al título de un ensayo sobre el tema escrito en 1958 (Justicia como equidad). Es
referencia obligada la obra Teoría de la justicia del mismo autor.

La teoría de la Justicia como equidad consiste en dos principios:

Primero: Cada persona debe tener un derecho igual al esquema más extenso de
libertades básicas iguales compatible con un esquema similar de libertades para
otros.

Segundo: Las desigualdades sociales y económicas deben de resolverse de


modo tal que:

a) Los cargos y puestos deben de estar abiertos para todas las personas bajo
condiciones de igualdad de oportunidades (justa igualdad de oportunidades).

b) Resulten en el mayor beneficio de los miembros menos aventajados de la


sociedad (el principio de la diferencia).23

El primero de los dos principios es conocido como principio de la libertad,


mientras que el segundo, reflejando la idea que la inequidad es sólo justificada si
permite la ventaja de los más desposeídos, es llamado principio de la justicia
social. Rawls hace notar que el primer principio tiene preferencia sobre el
segundo, así como dentro del segundo principio, la parte a) tiene preferencia
sobre la parte b).

Rawls explica que los dos principios deberían ser escogidos por las partes
representantes en la posición original — un experimento mental en el que las
partes escogerán los principios de justicia de la estructura básica de la sociedad
detrás de un velo de la ignorancia — despojando a los representantes de la
información sobre las características particulares (como la salud y las habilidades
naturales) de las partes a quienes ellos representan.
El problema de la justicia ha sido objeto de controversia en el ámbito de la
filosofía moral y de la esfera jurídica. No obstante, en la actualidad el tratamiento
ofrecido por Jhon Rawls, en su teoría de la justicia, constituye un punto de
referencia inevitable. Todo jurista que pretendan justificar y articular, de modo
razonable, sus decisiones en función de la organización y de la consolidación del
estado social de derecho colombiano debe orientar su actividad jurídica a partir de
principios que hacen a las instituciones equitativas, eficientes y productivas. Los
acuerdos civiles sintetizados en la Constitución de 1991 y la institucionalización de
los derechos humanos como principios reguladores de toda actividad social,
constituyen hechos históricos que por un lado, validan las principales ideas de la
justicia como equidad expuestas por Rawls; por otro, la necesidad de legitimar la
gobernabilidad a partir de proyectos que permitan las desigualdades de riqueza e
ingreso; pero de modo tal que redunden en beneficio de los sectores sociales
menos favorecidos.
REFERENCIAS
Cesáreo Rocha Ochoa octubre 2006, MANUAL DE INTRODUCCIÓN AL
DERECHO

https://books.google.com.mx/books?id=4H9G4fC8p4C&printsec=frontcover&dq=int
roduccion+al+derecho

Diego Martínez marulanda mayo 2007, FUNDAMENTOS PARA UNA


INTRODUCCIÓN AL DERECHO

https://books.google.com.mx/books?id=fQme23p0sqMC&printsec=frontcover&dq=i
ntroduccion+al+derecho

Luis María Olaso J. y Jesús María Casal 2004, CURSO DE INTRODUCCIÓN AL


DERECHO

https://books.google.com.mx/books?id=Rg6ATj6c9kkC&printsec=frontcover&dq=in
troduccion+al+derecho

Luis Prieto Sanchís 1996, INTRODUCCIÓN AL DERECHO

https://books.google.com.mx/books?id=NFMjdYszZTAC&printsec=frontcover&dq=i
ntroduccion+al+derecho

Eloy Emiliano Suárez 2002/2004 INTRODUCCIÓN AL DERECHO

https://books.google.com.mx/books?id=DvlnBDONMVwC&pg=PA92&dq=introducc
ion+al+derecho

Pablo Salvat Diciembre de 2002,EL PORVENIR DE LA EQUIDAD

https://books.google.com.mx/books?id=30WDCTYFY70C&pg=PA131&lpg=PA131
&dq=tema+el+porvenir+de+la+equidad
Carlos Aparicio, INTRODUCCIÓN AL DERECHO

https://books.google.com.mx/books?id=K3NLzqHpkC&pg=PA289&dq=introduccion
+al+derecho

OTRAS REFERENCIAS

https://e-revistas.uc3m.es/index.php/EUNOM/article/viewFile/2161/1094

https://es.scribd.com/document/273749660/Obediencia-al-Derecho

https://www.boulesis.com/glosario/justicia-en-platon

http://arje.atspace.com/griegos9.htm

http://www.paginasobrefilosofia.com/html/teoriaseticas/eticaaristoteles/Comentario
s/comenta17.html

https://www.aiu.edu/cursos/Derecho%20Romano/pdf%20leccion%203/lecci%C3%
B3n%203.pdf

http://www.ulpiano.org.ve/revistas/bases/artic/texto/DERYSO/1/deryso_2000_1_31
9-326.pdf

https://confilegal.com/20180812-ulpiano-dar-uno-lo-le-corresponde/

http://fer.uniremington.edu.co/ojs/index.php/PYP/article/viewFile/105/115

https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_justa

https://spanish.cjd.org/2002/01/01/san-agustin-y-la-guerra-justica-pero-no-por-
venganza/

http://www.eleutheria.ufm.edu/articulos/050921_01_lajusticia.htm

https://www.monografias.com/docs/Escuela-clasica-del-derecho-natural-
FKZFUKNJMZ

https://www.buenastareas.com/ensayos/La-Justicia-En-La-Escuela-
De/3391190.html

file:///C:/Users/JOSE%20LUIS%20TOSCA%20RUIZ/Downloads/los-clsicos-
espaoles-del-derecho-natural-y-la-rehabilitacin-de-la-razn-prctica-0.pdf
https://www.monografias.com/trabajos17/derecho-natural/derecho-natural.shtml

http://recursostic.educacion.es/secundaria/edad/4esoetica/quincena4/quincena4_c
ontenidos_3.htm

https://www.biografiasyvidas.com/obra/contrato_social.htm

https://redhistoria.com/el-contrato-social-de-rousseau/

https://html.rincondelvago.com/pensamiento-juridico-de-kant.html

http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/historicismo-
jur%C3%ADdico/historicismo-jur%C3%ADdico.htm

http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/derecho/juez/5.html

https://definicion.mx/justo/

https://alexzambrano.webnode.es/products/la-justicia-nuestra-de-cada-dia/

http://www.academia.edu/5232606/TEORIA_DE_GIORGIO_DEL_VECCHIO

https://es.wikipedia.org/wiki/Gustav_Radbruch

http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-
62682008000300009

http://leopoldosaiz.blogspot.com/2011/04/teoria-juridica-de-hla-hart-derecho-y.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Justicia_como_equidad_(idea)

Potrebbero piacerti anche