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PALABRAS CLAVES:
Las palabras clave que identifican el artículo deben ir separadas por comas y
escribirse con la inicial en mayúscula (excepto los artículos, las preposiciones y las
conjunciones). Se deben incluir un mínimo de 5 (cinco) y máximo de 10 (diez)
palabras claves. Ejemplos: Abandono, Sistemas de Educación, Prácticas, Políticas
Educacionales, Docentes.
INTRODUCCIÓN
Este trabajo pretende ser una contribución al derecho procesal, haciendo un acercamiento a
la posibilidad de adecuar los estándares de prueba actuales de en materia penal y civil a un
estándar general para las diversas decisiones judiciales acorde a la realidad del derecho
colombiano.
Esta investigación se encaminará a determinar cuales son los efectos de la aplicación del
estándar <<más allá de duda razonable>> en materia penal y el estándar <<prevalencia de
la evidencia>> en materia civil, teniendo en cuenta el papel que cumplen los estándares
probatorios en las decisiones judiciales, como también analizaremos algunos criterios de
suficiencia de las pruebas que nos permitan vislumbrar el camino a seguir para realizar una
aplicación justificada y controlable de un estándar probatorio general.
METODOLOGÍA
Aquí se describe el diseño empleado para investigar el problema y se expone cómo se puso
en práctica; así mismo, se explica y se sustenta la elección de la muestra, los materiales, los
métodos y las técnicas que se implementaron para investigar el problema.
“APLICACIÓN DE UN ESTÁNDAR GENERAL PARA LAS DIVERSAS
DECISIONES JUDICIALES DEL DERECHO COLOMBIANO”,
Un desafío para ____________ en pro de la función social.
El estándar de prueba es una realidad ajena a nuestra tradición jurídica, no obstante ello, en
derecho comparado se han hecho diversos estudios acerca de este concepto, su importancia
y las diversas categorías o tipos existentes, sobre todo en el derecho anglosajón.
1. ESTANDAR DE PRUEBA
El estándar de prueba cumple dos funciones, a saber, una primera función denominada
heurística, que tiene relación con que “el estándar de prueba es el criterio conforme al cual
el juez deberá formular su valoración final sobre los hechos de la causa”3 representando una
guía para que el juez busque las pruebas y justifique su decisión a partir de esa búsqueda y
una segunda función denominada justificadora que opera después, pues “el estándar de
2
Revista Chilena de Derecho, vol. 39 N° 3, pp. 806 [2012]
3
Gascón Abellán, Marina, “Sobre la posibilidad de formular estándares de prueba objetivos”. Óp. cit., p.129.
prueba es el criterio conforme al cual ha de reconstituirse la justificación de la decisión
probatoria”4 y debe proporcionar al juez los elementos necesarios para que a partir de ellos
pueda determinar cuándo ha sido alcanzada y, a su vez, le sirva como base para la decisión
que tome en el caso concreto.5
Frente a la “verdad”, cabe aclarar que no está concebida como el fin de un proceso, pues ni
siquiera las partes pretenden buscarla, son los litigantes quienes inducen la prueba al
proceso y en consecuencia pueden manipular la evidencia y ocultar ciertos hechos que
resulten contraproducentes para sustentar su pretensión, es decir, cada parte en un proceso
tiene su propio punto de vista y por ende su verdad personal, basada en sus intereses, con la
que intenta convencer al juez, fundando éste su decisión con la prueba adquirida en el
proceso que es la única herramienta que tiene para conocer y reconstruir los hechos con tal
grado de certeza que le llevan a determinar la verdad probable.
4
Ídem.
5
: Gascón Abellán, Marina, “Sobre la posibilidad de formular estándares de prueba objetivos”. Óp. cit. pp.
127-139; y Laudan, Larry. “Por qué un estándar de prueba subjetivo y ambiguo no es un estándar”. DOXA:
Cuadernos de filosofía del Derecho, Nº 28, Madrid, 2005. pp.95-113
técnicas, se basan en la imposibilidad fáctica de encontrar la verdad a
través del proceso, bien porque el juez no puede tener un conocimiento
directo de la realidad, o bien por limitaciones de tiempo o circunstancias
de estilo.6
No por ello podemos concluir que las decisiones judiciales posean un alto grado de
imprecisión, y consecuentemente de subjetividad, al depender de la voluntad, capacidad y
competencias de cada juez, puesto que hay normas determinadas para ejercer control sobre
su racionalidad y que aunque los hechos de la controversia jurídica no logren ser
reconstruidos en el proceso judicial, tal y como sucedieron fuera de él y en el pasado, lo
hará el juez al emitir su decisión en un caso, es tener la mayor aproximación posible a la
verdad de las proposiciones fácticas referidas a hechos de manera que tales proposiciones
serán calificadas de probables, pero no de verdaderas o falsas.
Entonces para hablar la verdad en el proceso, tenemos que hacer algunas precisiones con
respecto a los conceptos de “verdad” “verdad absoluta” y “verdad relativa” pues bastante
se ha mencionado en los estudios realizados sobre este concepto, que de ninguna manera el
proceso tiene como propósito establecer verdades absolutas, si no relativas, enfatizando en
que la verdad no es más que una calidad de un enunciado factico.
El término “verdad” ha servido de motor a la acción humana presente en todas las etapas de
la evolución de la sociedad, ha sido una herramienta utilizada por el hombre para indagar y
poseer un tipo de conocimiento que le brinde certeza, seguridad, predicción, y además, que
le dé respuestas a los interrogantes derivados del mundo del cual forma parte, que lo llevará
a conocer el mundo y, con ello, a conocerse a sí mismo.
6
Daniel González Laguier, Questio facti. Ensayos sobre la prueba, causalidad y acción (México: Fontamara,
2013): 16. Este autor tomó a su vez la cita de Michele Taruffo, "Note sulla veritá dei fatti nel proceso civile",
en La ragione del garantismo. Discutendo con Luigi Ferrajoli, coordinado por Letizia Gianformaggio (Turin:
Giappechelli Editore, 1993): 341 y ss.
El derecho, por ser objeto de conocimiento, no es ajeno a la verdad y este concepto ha sido
objeto de estudio principalmente en el campo del derecho procesal, en relación con las
proposiciones referidas a los hechos que el juez toma como base de su decisión al momento
de resolver la controversia jurídica que ha conocido, ya que toma como base el
conocimiento sobre la verdad de las proposiciones fácticas de los hechos controvertidos
presentadas por las partes, y adicionalmente, el conocimiento dogmático del derecho que
será determinante para que la decisión judicial alcance un alto estándar de calidad
epistemológica y jurídica, que repercuta positivamente en la distribución de los riesgos de
errores y en la minimización de las arbitrariedades.
Así las cosas, la decisión que profiere el juez fundada de las descripciones fácticas
expuestas por las partes con referencia no más que en las pruebas que han sido recopiladas
durante el curso del proceso que de hecho, son el único instrumento mediante el cual un
juez puede, en cierta medida, conocer y, por tanto, reconstruir de modo verídico los hechos
de la causa7., dan como resultado una verdad relativa.
De lo anteriormente expuesto con carácter general puede afirmarse que la verdad siempre
es relativa, pues depende tanto de la información suministrada como del método empleado
para determinarla, por lo que en derecho no se habla de verdades absolutas y que la verdad
procesal es “relativa a las pruebas” no pudiendo fundarse más que en ellas, concluyendo en
la decisión sobre los hechos, en términos de probabilidad y no en términos de certeza, dicho
de otra manera, el problema de la verdad relativa puede ser correctamente reformulado en
términos de grados de confirmación probabilista que las pruebas pueden ofrecer a los
enunciados sobre los hechos8
Así bien podemos concluir que el convencimiento del juez resulta relevante, pero ello
teniendo en cuenta la racionalidad y su correspondencia con un nivel aproximativo o de
7
Rodríguez, F., Bolaño, N. y Algarín, G. (2018). De la valoración racional de la prueba en la verdad procesal a
la teoría de la probabilidad preponderante. JURÍDICAS CUC, vol. 14, no. 1.
8
Taruffo, M. (2009). La prueba, artículos y conferencias. Santiago de Chile: Metropolitana.
probabilidad con la realidad de los hechos, como sucede con toda verdad empírica,
sometida a las limitaciones inherentes al conocimiento humano y en el caso del proceso,
adicionalmente condicionada por límites temporales, legales y constitucionales.
Se trata, por lo tanto, de la elección de una policy lo que explica la adopción del criterio de
la prueba razonable: la policy es la de limitar las condenas penales únicamente a los casos
en los que el juez ha ya establecido con certeza o casi certeza (o sea sin que exista, con base
en las pruebas, ninguna probabilidad razonable de du da) que el imputado es culpable.10
9
Laudan, L. (2013). Verdad, error y proceso penal. Un ensayo sobre epistemología. (pp. 19, 23,
66-107). Madrid: Marcial Pons.
10
Boletín Mexicano de Derecho Comparado, nueva serie, año XXXVIII, núm. 114, septiembre-diciembre de
2005, pp. 1306
2.1 ORIGEN
Describe Haack que los estándares han evolucionado gradualmente y que se sugiere que el
estándar más exigente y actualmente más conocido “más allá de toda duda razonable”, ha
estado integrado al derecho angloamericano al menos durante setecientos años. Sin
embargo, que la exigencia de probar más allá de la duda razonable en los casos penales data
de principios de 1700, asunto que fue aclarado por el magistrado Brennan en 1970 en el
caso In Re Winship al decir que “la exigencia de que la culpabilidad de una acusación penal
sea establecida más allá de toda duda razonable.
Por otro lado James Whitman (2015) concibe la duda razonable o resolver más allá duda
razonable (beyond a reasonable doubt, BARD), como producto de la historia de la teología
cristiana que estuvo en la base misma del proceso penal desarrollado por los juristas
continentales, estando en juego la salvación del Juez en las decisiones que tomaba. Duda
que ha tenido su atención tanto en el derecho continental, como en el anglosajón. La define
como “un fósil, un fragmento mal interpretado en el pasado cristiano”, pero “desde el punto
de vista teológico, la duda era un estado subjetivo de la mente. Era algo que afligía a los
cristianos cuando estaban ansiosos e inseguros sobre si debían actuar, preocupados por las
posibles consecuencias de sus decisiones”. Si bien hubo una preocupación de mancharse
con sangre en un principio, esto se habría superado con la ética judicial profesional hacia
fines de la Edad Media.11
Según Michelle Taruffo, el estándar de la prueba más allá de toda duda razonable, si bien es
absolutamente válido en el derecho anglosajón, es muy difícil, sino imposible, definirlo
analíticamente, importando que el Juez penal pueda condenar solamente cuando haya
alcanzado la certeza de culpabilidad. Estas formulaciones que han sido propuestas para
definir con precisión cuándo una duda sobre la culpabilidad del imputado es razonable, se
11
Whitman, J. (2015). Orígenes de la duda razonable. Raíces teológicas del proceso penal.
Traducción y estudio preliminar a cargo de Nicolás Schiavo (pp. 183-185, 241, 247-248, 279).
Buenos Aires: Yale Law School-Facultad de Derecho de la Universidad de Palermo
han resuelto en tautologías o círculos viciosos, que en ocasiones estarían cercanos a lo
ridículo o lo insensato12
La nueva legislación colombiana penal - Ley 906 de 2004- , sistema penal acusatorio, dentro
de los cambios que implementó al proceso penal colombiano, está la de limitar a la Fiscalía
General de la Nación, en sus facultades judiciales siendo de su competencia adelantar el
ejercicio de la acción penal investigando todos aquellos hechos que tienen características
de delitos, y presentar la acusación ante los jueces competentes.
A diferencia de los estatutos procesales anteriores, estableció que deberá existir para el juez
el convencimiento de la responsabilidad penal del acusado, más allá de duda razonable para
proferir sentencia condenatoria. De la misma manera, cuando se hace referencia de a la
pueba, se indica que el fin de esta es el de proporcionar al juez conocimiento más allá de
duda razonable, de los hechos y sucesos materia del juicio y que se acusa a un determinado
sujeto, como autor o participe, orientadoras para proferir su fallo, haciendo alusión al
principio de presunción de inocencia, que en conjunto permiten aseverar que la duda razonable
exige fundamentalmente un apreciación objetiva de prueba exigible.