ACTIVIDAD 11

FORO GUPAL

FUNDAMENTOS DE PEDAGOGIA

SUSAN YANEIDY OVIEDO MARTINEZ

000674913

LICENTURA EN EDUCACION BASICA ENFASIS CIENCIAS NATURALES Y

MEDIO AMBIENTE

2019

NEIVA
 FORMULACIÓN DEL COGITO KANTIANO

“Giro Copernicano” ha sido un adjetivo que define un suceso que marcó o generó cambio

dentro de una sociedad, en este sentido se hablará de este “giro” en relación al conocimiento.

Si bien sabemos que el pensamiento crítico del hombre a través de la historia de la filosofía

ha sido cambiante, por lo tanto nos ubicaremos en el periodo de la filosofía moderna donde

se describirán los elementos que los empiristas John Locke y David Humé aportaron desde

sus filosofías y posteriormente se tomarán los elementos que ayudaron a construir la filosofía

idealista de Immanuel Kant. Es un recorrido interesante para conocer cómo el pensamiento

moderno continúa poniendo en el centro de todo al hombre y ahora en la manera de conocer

y cómo es que éste construye su realidad.

Un elemento que encontramos en John Locke es la aportación de las ideas de sentido

de cada una de estas, ya que viene a través de un sentido y otras que se reciben a través de

más de uno. Estas son la de forma, reposo y movimiento, espacio y extensión. Ambas son

ideas simples que pertenecen a las ideas de la sensación1. Hay también ideas simples de la

reflexión y las principales son las de percepción, pensamiento y voluntad. Es un elemento

que Kant retoma para formular que el conocimiento inicia desde la experiencia pero con la

diferencia que este conocimiento es posible porque hay una relación necesaria entre la

autoconciencia y el objeto.

De igual manera el elemento de la autoconciencia de Kant que se encuentra en Locke

es en la existencia o unidad que son dos ideas sugeridas al entendimiento, por cada uno de
los objetos en el ámbito exterior, y por cada idea en la esfera interior2”. En esta parte se

retoma el aspecto de que las ideas se sintetizan en el intelecto siendo éste el elemento último

del conocimiento de las ideas de sensación. Se puntualiza el conocimiento sensible como

primer paso a la formación de las ideas.

Otra aportación de Locke que se acerca a la noción kantiana de síntesis o

autoconciencia es al afirmar que la mente puede combinar ideas simples reuniéndolas en una

y de este modo se originan las ideas complejas. La mente es capaz de tomar en cuenta dos

ideas simples o complejas, compararlas y unirlas en una, de esta manera obtienen las ideas

de relaciones. Puede separar unas ideas de todas las demás que las acompañan en su

existencia real, esto se llama abstracción y por este proceso se crean las ideas generales3.

Las ideas de modo compuesto no subsisten por sí mismas sino que es una afección o

modo de los entes, reposa en una composición de forma o de color que causa placer a quien

la contempla. Está conformada por diversas ideas. Hay una síntesis de ideas que dependen

del objeto pero que son sintetizadas en el cogito kantiano4.

Ahora pasando al análisis de la relación entre el “YO” de David Humé y el “YO” de

Kant, es pertinente explicar primero cual es el camino que recorrió Humé y luego examinar

que elementos de su filosofía están presentes en la apercepción Kantiana.

 El empirismo de Humé está basado centralmente en las percepciones. Según su teoría

existen dos tipos de percepciones que son las impresiones y los pensamientos. Las

impresiones son precisas e intensas mientras que los pensamientos son vagos, abstractos e

indefinidos. La base del pensamiento está, dice Humé, en las impresiones. A partir de esto

explicará el mecanismo mediante el cual los pensamientos provienen de la experiencia. Este

mecanismo es la teoría de la asociación de las ideas. Esta teoría nos describe cómo se forman

las ideas en nuestro pensamiento. Podemos llegar a tener una idea de verde porque hemos

tenido repetidas experiencias de este color, esta repetición crea cierta cantidad de

impresiones, las cuales se asocian por el hábito y la costumbre, formando así la idea de este

color.5

Con esta teoría se está negando la metafísica, es decir, el pensamiento abstracto.

Formamos nuestras ideas abstractas porque creemos que estas son reales, que corresponden

a una realidad concreta, sin embargo, lo único real son las impresiones y nuestras ideas

abstractas son una mera costumbre que no está anclado en la experiencia. En este sentido, la

metafísica intenta que tomemos la copia por la original.6 De ahí que no haya referente real

para hablar de causalidad, del yo y de Dios. De la tres anteriores en esta ocasión solo nos

enfocaremos en el yo humano.

La afirmación de la existencia de un “yo” es contraria a la experiencia, es simplemente

una idea abstracta, pues para poder tener una idea real es necesaria una impresión; y del alma

no se tiene ninguna. Es una realidad que existen percepciones particulares, como el calor o
el frio, pero nunca somos capaces de apresarnos a nosotros mismos sin una impresión7. Esto

quiere decir que “el yo o persona no consiste en ninguna impresión aislada, sino en todo

aquello a lo que hacen referencia nuestras distintas impresiones e ideas”.8 Al final de cuentas

nosotros no somos más que una “colección de percepciones distintas que se suceden una a

otra con una velocidad inconcebible y están en perpetuo flujo y movimiento”.9 Finalmente,

en su teoría Humé compara a la mente con un teatro, en el cual todas nuestras impresiones e

ideas pasan y pasan continuamente, sin que en ella exista la simplicidad e identidad.

Hemos explicado lo anterior porque es necesario para entender las relaciones pero

también las diferencias que hay entre Humé y Kant, respecto al tema del yo. La filosofía

kantiana parte de la de Humé, sin embargo, busca conocer algo diferente. A Kant no le

interesa saber el origen de las ideas, sino el alcance y los límites del conocimiento. Como

hemos dicho Kant está de acuerdo con Humé en que la experiencia es necesaria para poder

fundamentar el conocimiento científico, no obstante, no le satisface su teoría. Con su Giro

Copernicano, Kant, partirá del sujeto y no del objeto. Pues, en realidad es el sujeto quien le

da forma al objeto.

Ahora bien, haciendo el sumario entre estos tres autores se llega a la conclusión de

que Kant sintetiza la aportación del empirismo y el resultado es la apercepción trascendental

donde el fundamento del objeto está en el sujeto y el vínculo necesario que configura la

unidad del objeto de experiencia está constituido por la unidad sintética del sujeto. Tal unidad
suprema es la unidad de la conciencia o de la autoconciencia que Kant llama “Yo pienso”.

Siempre debe permanecer en todas las representaciones siendo idéntico para tener conciencia

de sí mismo10.

Luego continúa afirmando que la representación que se da antes de cualquier

pensamiento se llama “intuición”. Es un acto de la espontaneidad, no puede ser considerada

como perteneciente a la sensibilidad. Es una “apercepción pura”, o “apercepción originaria”,

porque es aquella autoconciencia, que en la medida en que produce la representación “yo

pienso”. Es también unidad trascendental de auto conciencia para indicar la posibilidad de

conocimiento a priori que de ella procede11. La unidad objetiva de la autoconciencia es la

unidad trascendental de apercepción la cual unifica en un concepto del objeto toda la

diversidad dada en una intuición. Es la que hace en un solo concepto el conjunto de

percepciones intuitivas. Concretiza en una sola pieza toda la diversidad de la experiencia12.

Por lo tanto, en Kant podemos decir que su teoría del conocimiento propone que el

sujeto cognoscente es quien da sentido a la realidad. Que ésta depende absolutamente del

cogito para existir. Acepta la propuesta del empirismo al decir que el conocimiento inicia

desde los sentidos. Kant constituye un idealismo trascendental o crítico, que se refiere hasta

donde es capaz la apercepción trascendental tener un conocimiento puro. Es el sujeto

consciente de sí mismo, el cogito, quien organiza el conocimiento. Es el propio creador y

definidor de su realidad. Todo gira en torno a él y toma sentido creando un mundo objetivo

para sí mismo.