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LA IDENTIDAD PARAGUAYA COMO UN MITO

Peter Lambert.

“El pasado del Paraguay no existe como historia sino como leyenda… No tenemos historiadores
sino trovadores, cantantes emocionales de cuentos épicos, grandes guitarristas que componen
poemas sobre el pasado.” - Helio Vera.

Una socióloga paraguaya una vez sugirió que no existe ser nacional, no existe identidad
nacional, nada que junte a los paraguayos, aparte de la coincidencia de haber nacido en el
mismo lugar. El nacionalismo, ella dijo, ha sido reducido a vestir la camiseta del equipo nacional
de fútbol, cargar la bandera en las manifestaciones políticas, o como una retórica popular usada
por los políticos en vez de una ideología. En la superficie, tal análisis puede parecer tener bases
reales . Paraguay en muchas maneras es una nación caracterizada por la división: rural y
urbana, rica y pobre, española y guaraní; los paraguayos son el resultado de casi una
interminable avalancha de inmigración que hace idea de raíces fuertemente debatibles. Por lo
tanto, Paraguay, como muchas naciones, es tal vez tanto dividida a través de su territorio por
lenguaje, raza, clase y genero asi como es unida. Pero aun asi...existe un gran identificable
sentimiento de identidad compartido entre los paraguayos no basados en ningún sentimiento
nacionalista agresivo, sino en una visión compartida del mundo formada por ciertas influencias
y experiencias de la historia Paraguaya y su cultura.

Historia y nacionalismo.

La investigación sobre la identidad nacional no es nueva, corre en muchos escritos, académicos


y no académicos, acerca de la historia de Paraguay. También en opiniones sobre la historia y
abundan buenos trabajos objetivos pero los trabajos sobre la historia Paraguaya carecen, en
cuanto sería la reflexión , de una profunda falta de un consenso sobre eventos históricos
fundamentales. Este es el curso que hace los temas de la historia paraguaya (ningún
entendimiento de el ser nacional) un campo extraordinariamente minado. Tenemos la frase de
pertinente de Helio Vera citada en la parte superior de este artículo. Un prominente sociólogo
paraguayo, su trabajo nos dice que la escritura (y la sobre escritura)de la historia cantada por
trovadores del ser nacional, la confusión entre mito y la realidad, la historia y la fábula, son
tradición establecida.

A partir de 1870 hasta la Guerra del Chaco de 1932-1935, la idea de la nación había sido
dominada por la postura liberal promovido por escritores como Cecilio Báez (también fue el
presidente numero 18 por menos de un año). El reinado colonial español fue sustituido por un
despotismo republicano gracias al dictador Dr. Francia (quien gobernó desde 1814 a 1840) y a

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su sucesor, Carlos Antonio López (1840-62). Un concentrado gobierno autoritario había
frustrado la idea liberal de la libertad, el mercado libre y la integración internacional, así la
historia siguió su curso, y Paraguay se había convertido en “La China de las Américas.” –
Cerrada, autoritaria y caracterizada por una falta de iluminación científica, cultural y política.
Aquellos que resistían esta versión “oficial” sentían que era una historia impuesta por los
ganadores de la Guerra contra la Triple Alianza – Argentina, Brasil y Uruguay – quienes también
ocuparon Paraguay tras el más sangriento conflicto en la historia de América Latina (1864-70).

Esta versión fue criticada en las primeras décadas del siglo 20 por una nueva interpretación
realizada por un grupo de escritores miembros de la generación de los 900. A través de una
intencionalmente exaltante literatura poética, escritores como Juan E. O´Leary (1979-1968), J.
Natalicio Gonzales (1896-1966) y Manuel Domínguez (1869-1935) atacaron las viejas historias y
crearon una nueva narrativa histórica, la cual buscaba restaurar un sentido de orgullo,
identidad y dirección nacional a una nación devastada por la guerra.

Este nuevo nacionalismo fue basado en un número de disputados pero emocionalmente


poderosos cantantes, quienes dieron la vuelta a la versión liberal. El periodo Nacionalista (1814-
70) fue reinterpretado no como uno de despotismo autoritario, sino como uno de desarrollo
independiente, progreso y prosperidad – una edad de oro, liderada por el “padre de la nación”
el Dr. Francia, y el “arquitecto de la nación” Carlos Antonio López.Más sorprendentemente,
Francisco Solano López fue transformado de su previa imagen de un malvado, demente tirano
que dirigió al Paraguay al desastre en la Guerra contra la Triple Alianza, a la representación
humana de la Patria, la esencia de la “Paraguayidad”.En paralelo a esto, la catástrofe de la
Triple Alianza fue transformada en una defensa heroica y una inevitable pero gloriosa derrota,
completada con lugares (Las ruinas de Humaitá), símbolos (La trágica batalla de Acosta Ñu) y
héroes (Caballero, Díaz y, por supuesto, López).

Escritores nacionales también desarrollaron la idea de la raza guaraní, un mito de comúnes


ancestros y comunidad étnica. Los Paraguayos, argumentaban, fueron el resultado de la mezcla
de los españoles y los Guaraníes, el europeo con el salvaje noble , “El granjero guerrero”. Esto
formó la base para el único y distintivo país en términos de historia, cultura, tierra y raza. A
mediados de los 1930, esta narrativa glorificada de la nación paraguaya se había convertido
en parte de la versión oficial del gobierno. Más importante, tras la guerra civil de 1947,
proveyó de una base ideológica para el partido colorado y los treinta años del dominio del
General Alfredo Stroessner – uno de los últimos viejos dictadores. Estos profundas y
emocionalmente cargadas diferencias en la interpretación básica del pasado reciente del
Paraguay se dio porque pocos historiadores eligen escribir sobre el Paraguay. Pero si la versión
oficial de la historia nacionalista es considerada manchada (porque esta relacionada muy
cercanamente a la dictadura de Stroessner) y los Paraguayos siguen divididos por las

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interpretaciones de su propia historia e identidad, ¿Qué queda? ¿Cuáles son las ataduras que
unen al Paraguay?

El mito de la Raza Guaraní

Antes de examinar los factores que pueden unir a los paraguayos, es importante mencionar el
mito de la raza guaraní especialmente en relación a la falsa imagen representada – por su
mayoría, de parte de reporteros extranjeros –del Paraguay como un país con una gran
población indígena (Guaraní). De hecho, la población indígena es hoy muy reducida (menos
del 3% de la nación) y no es Guarani (que es un término mayormente linguistico que racial o
cultural). Incluso cuando los españoles llegaron, grupos que hablaban en guaraní estaban
presentes solamente en el este, mientras que grupos que hablaban distintos idiomas
ocupaban el resto.

El Paraguay es mayormente mestizo. Este es un resultado de la política colonial española que


promovía el matrimonio entre razas, e igualmente importante el esfuerzo efectivo del Dr.
Francia de destruir el poder de los españoles tras la independencia, mediante la obligación de
españoles blancos a casarse con mestizos o indígenas. Cualquier concepto de una raza
paraguaya fue disuelto por la aniquilación de la Guerra contra la Triple Alianza, la cual diesmo
al 90% de la población masculina adulta, y llevo a un sostenido periodo de repoblación ayudado
parcialmente por la inmigración. Muchos Paraguayos creen pasionalmente ser parte de la “raza
guaraní”, pero genéticamente, cualquier sangre guaraní estaría muy diluida en un Paraguay
moderno. Como dijo el antropólogo e investigador guaraní BatomeuMelia “Dadas la realidad
histórica y social del Paraguay y la fusión de diversos elementos étnicos, sobre todo europeo,
el concepto de raza no tiene significado. La llamada raza guaraní no es un elemento
importante de nuestro ser nacional.”

Definiendo al Paraguay

Entonces si no es raza, ¿Qué define al Paraguay en términos de identidad? Hay cinco factores
que influenciaron el desarrollo de la historia y la identidad Paraguaya a través de experiencia
nacional compartida: aislamiento, guerra, tierra, inmigración y lenguaje.

Aislamiento: Sin litoral marino, lejos de las grandes rutas comerciales, sin oro, plata u otros
recursos naturales codiciados en el resto de America Latina, el Paraguay languideció como zona
pobre en el periodo colonial. Mientras Buenos Aires, Lima, Montevideo y Santiago crecían,
Asuncion fue ignorada, atrapada entre el Chaco inhospitalario y semi desierto en el oeste y al
este por Brazil y Argentina, quienes controlaban su única salida al Mar, el rio Parana. Este
aislamiento geográfico fue intensificado por el Dr. Francia quien, enfrentándose a la amenaza
de la anexión de Buenos Aires y Brazil, y desconfiado de las intenciones Britanicas, implemento
estrictos controles en el comercio y contactos internacionales.

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Este aislamiento propio, juntado con la dictadura ayudo a la percepción del Paraguay como una
rareza aislada, hablante de Guarani, la “isla rodeada de tierra”. Eso fue, hasta que la Guerra
contra La Triple Alianza la forzó fuera de su aislamiento. Pero este aislamiento no paro después
de la guerra, sino que siguió ocurriendo en la historia Paraguaya, exagerando conceptos de
diferencias y a veces utilizado por conveniencia política. La política del “aislamiento benigno”
como la llama el economista Paraguayo Fernando Masi , fue adoptada por el dictador Alfredo
Stroessner como medio de continuar construyendo relaciones con socios importantes (Estados
Unidos, entre otros) mientras alejaba a Paraguay de los hechos internacionales y evitaba la
condena política por abusos de derechos humanos. Paraguay retorno a su posición como la
tierra olvidada, una fuente de ficción, rumor y fabulas.

Tal aislamiento tuvo un gran impacto cultural, creando una sociedad con un fuerte sentido de
cultura e identidad, algo que, en un mundo globalizado y homogeneizado, tenía sus ventajas.

Guerra: El Aislamiento fue empeorado por el relacionado factor del poder interno político.
Hasta recientemente el Paraguay estaba efectivamente aislado de Bolivia al norte debido al
Chaco, su historia fue dominada por la presencia de sus otros dos vecinos, Brasil y Argentina.
Incluso hoy, la población Paraguaya de seis millones es minúscula comparada con la población
de 192 millones del Brasil. Las dura realidades políticas han reflejado esta diferencia de poder,
recursos y población en muchas formas, desde el casi perpetuo miedo de anexión por parte de
Argentina y Brasil, al histórico problema de necesitar permiso de Buenos Aires para acceder al
Mar, hasta el actual esfuerzo del Paraguay de rectificar lo que ve como un acuerdo injusto de
los términos financieros del tratado de 1973 concerniente a la binacional represa de Itaipú con
el Brasil. Una historia de vivir entre dos gigantes regionales ha creado una forma compartida de
percepción del mundo y el lugar del Paraguay en él.

Esta percepción fue afectada también por la experiencia del Paraguay defendiéndose de
guerras internacionales con sus vecinos. Desde su independencia el Paraguay encontró su
existencia amenazada por estos vecinos. Se defendió victoriosamente contra el ejército de
liberación del General Belgano, enviado desde Buenos Aires en 1811. También peleo contra
Bolivia en la brutal y trágica Guerra del Chaco (1932-1935) contra lo que percibía como una
invasión Bolivariana de territorio indefinido. Pero poco pudo hacer contra las fuerzas
combinadas de Brasil Argentina y Uruguay en la infame Guerra Contra La Triple Alianza (1864-
70). Aunque uno piense que esta fue una heroica defensa realizada por toda la población
paraguaya (incluyendo mujeres y niños) contra una alianza internacional con la intención de
destruir el país, o el resultado de una exagerada ambicion política por un dictador arrogante, el
muy real miedo a la destrucción inminente y posible eliminación como un país soberano fue lo
que llevo a la población a pelear hasta el final. Aparte de la extraordinaria destrucción
ocurrida, el Paraguay perdió el 25% de su territorio y el 60% de su población, Tal sacrificio y

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devastación dejo cicatrices en la memoria colectiva, mientras que el sufrimiento compartido y
el sentido colectivo de injusticia irreparable demostró ser un buen cimiento para un fuerte
sentido de identidad nacional.

Inmigración: Si el termino de la raza guaraní es cuestionable en términos genéricos, (Sin


importar cuanto se “siente” o se refiere entre Paraguayos) ¿Cuál es la composición étnica del
Paraguay? En lo que empezó como un antídoto para cualquier idea de nacionalismo racial,
Helio Vera trato de describir los “ingredientes” de un Paraguayo “ponga seis partes de indígena,
mayoritariamente guaraníes de la región central, sin desdeñar alguno que otro Payaguá,
Guayaquí, Guaikurú, Toba, Moro, Chamacoco, etcétera. Agregue dos partes de andaluz y
extremeño, y algo de vasco. Ponga una pizca de inglés, alemán, italiano y alguno que otro moro
o judío de riguroso incógnito. No olvide dejar caer algo de negro, pero con generosidad.

No se impaciente y espere el paso de un par de siglos para echar otra parte de italianos y
alemanes, en igual proporción. Espere un poco y espolvoree árabes, franceses, croatas, serbios,
montenegrinos, polacos, rusos y ucranianos. Revuelva con fuerza. No se precipite, porque
necesitará arrojar algunos armenios, escandinavos e irlandeses. Haga una pausa y respire
profundamente para tomar fuerzas, pero no crea que ha concluido porque antes de sacar el
pastel del horno tendrá que agregar con idéntica largueza, japoneses, chinos y coreanos. Déjelo
todo al baño maría.

No se preocupe con las apariencias que distinguen a unos ingredientes de otros. Sólo tendrá
que armarse de paciencia porque sólo el tiempo le permitirá acudir nuevamente al horno para
extraer de allí el resultado final.”

Claro que, a lo que alude Vera es el hecho que el Paraguay es un país de inmigrantes. El
aislamiento no detuvo las hordas de inmigración, mas notablemente de Europa pero también
de países cercanos. Paradójicamente, muchos extranjeros fueron atraídos por la imagen de un
Paraguay aislado, de empezar una nueva vida en una “tierra sin maldad”, una imagen que
inspiro intentos de crear múltiples nuevas colonias, unas idealísticas (Nueva Australia, unas
religiosas (Los menonitas quienes desarrollaron areas del chaco) y algunas un poco más
siniestras (Nueva Germania). De cualquier manera, Paraguay era visto desde afuera como un
nuevo jardín de Eden, la tierra de nuevos comienzos.

Esto es relevante a la pregunta de identidad por dos razones: Una, esto refleja lo abiertos que
son los Paraguayos (Quienes son famosos por estas cosas) a los extranjeros, limpiando
cualquier mito de xenofobia resultado del aislamiento. El racismo hacia extranjeros es algo casi
no existente y contrasta fuertemente con tales problemas en Europa occidental, por ejemplo
(Aunque el reciente incremento de la población brasiguaya y la relacionada expansión de la
producción de soja están incrementando las tensiones sociales y amenazando esta tolerancia.).

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Segundo, el impacto cultural de inmigración es reflejado en una variedad de formas: Del
español hablado en Paraguay, que fue influenciado por lo regional (portugués) y también por
los europeos (especialmente el Italiano), a la flora (incluso el famoso mango Paraguayo y el
jazmín Paraguayo y la caña de azúcar fueron importados), a la música (El arpa, la polka) y
también a la comida popular (pastas, hamburguesas y arroz). Mientras esto pueda socavar
cualquier idea de una identidad guaraní, no debe ser considerado como una falta de identidad
nacional. En mucha formas, lo contrario es la verdad.

Lenguaje:Dada la inmigración que jugó un rol tan importante de una ex colonia española, y que
la gente indígena forma un porcentaje bajo de la población, es tal vez sorprendente a un
extranjero que el guaraní es una característica importante del lenguaje. A pesar de 300 años de
colonización, todos hablaban en guaraní hasta principios del siglo 20. Incluso hoy, el español es
el lenguaje del sistema político, los medios de comunicación en masa, el sistema legal y la
administración pública, pero el guaraní es el lenguaje preferido de la mayoría. A pesar del
favoritismo histórico hacia el español en términos de estado (incluyendo intentos de erradicar
el guaraní), el 59% de los Paraguayos se sienten más seguros hablando en guaraní (De acuerdo
al censo del 2002), una figura que incrementa hasta el 83% en áreas rurales. Puesto de otra
forma, 88% de la población habla en guaraní, mientras que tan solo el 50% habla en español.
En una relación compleja y confusa, el español es el idioma del poder y el guaraní es el idioma
de la gente.

Esta característica afecta como los Paraguayos ven y describen el mundo alrededor suyo y su
lugar en el. Sencillamente, contribuye a un sentido de paraguayidad así como también un
sentido de diferencia. Tener dos idiomas crea el fenómeno de dualidad o personalidad dual, de
distintas formas de expresarse e interactuar. Hay una marcada diferencia entre bilingüismo en,
por dar un ejemplo, español y francés, en una mano, y en la otra español (moderno) y guaraní
(pre colombiano). Los paraguayos entonces están atados a raíces modernas y pre-
colombianas, sujetos a no solo diferentes tipos de comunicación sino que también distintas
formas de cultura. Sorprendentemente, de acuerdo al Censo del 2002, solamente el 6% de la
población habla solamente español, que estas personas estén excluidas de tanta cultura
Paraguaya es una tragedia, que estas personas sean generalmente las que dominan el mundo
de los negocios, política y gobierno nos muestra un reflejo de estructuras de poder que aún
permanecen en el Paraguay.

Tierra: Las palabras pobreza (mboriahu) y tierra (yvy) resuenan en términos poéticos y
culturales más fuertemente en guaraní que en español. Desde tiempos coloniales, la falta de
mercado internacional, recursos naturales (especialmente minerales) y mal manejo económico
significaron que el Paraguay ha quedado comparativamente pobre y poco desarrollado. Tal
pobreza ha sido aceptada varias veces e incluso romantizada en cultura popular, desde poesías

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hasta canciones. La realidad es que gran parte de la riqueza del país está concentrada en un
sector mientras que la pobreza es distribuida entre el resto del país. Paraguay, a pesar de su
visión propia, no es el país más pobre de Latino América, pero está entre los más desiguales.

Esta desigualdad está bien demostrada en el problema de la tierra. Paraguay hasta


recientemente era predominantemente rural, con la tierra (la tierra colorada) vista con
paraguayidad. Cuando candidato el presidencial populista Lino Oviedo dijo en 1997
“jakejevyokape” (“dormiremos todos al aire libre nuevamente”) toco en un profundo deseo de
estar en contacto con la naturaleza, de ser uno con la tierra y, en un nivel mas popular, de tener
una tierra propia, tomando terere, acostados en una hamaca en la sombra de un árbol de
mango. Posesión de tierra tradicionalmente fue, y sigue siendo, un símbolo de riqueza y éxito,
ya sea para políticos, empresarios, militares o contrabandistas. Aunque Paraguay fue descrito
muchas veces como una “tierra sin gente y gente sin tierra”, en referencia a los altos niveles de
desigualdad, la tierra sigue siendo en muchos aspectos parte del “Sueño Paraguayo”, la
compartida aspiración de poseer un pedazo de tierra.

Conclusión.

Puede ser argumentado que la meta por una identidad nacional oficial es un ideal romantizado,
basado más en la necesidad de unir una población en una visión compartida, que en una
interpretación objetiva de la historia. Esto puede ser la historia del Paraguay, un cargado
nacionalismo político que ayudo a formar su historia incluso si esta reducido hoy en dia, y
argumentativamente hablando nunca fue un reflejo verdadero de identidad nacional. Para
entender realmente lo que es “Paraguayidad” tenemos que mirar al aislamiento geográfico, a
las guerras, pobreza y desigualdad, tierra, lenguaje e inmigración: influencias que se
combinaron para formar el desarrollo de la cultura nacional y sociedad actual y crear un fuerte
sentido de identidad compartida. Estas influencias no solo ayudaron a crear unas referencias
culturales bien-cimentadas y compartidas que son únicamente paraguayas, sino que también
representan las marcadas diferencias de sus vecinos. Los paraguayos, como en otros países,
pueden estar divididos en muchas formas y puede no haber un “ser nacional”. Pero esto no
significa que no hay múltiples identidades y formas de ser, que están atadas juntas y son
enriquecidas por las experiencias compartidas y la memoria. Estas luego crearon un fuerte
conjunto de referencia y vínculos culturales, y un sentido popular de identidad, o ñandereko,
que son únicamente paraguayos.

Del Libro:

Traduccion de MariaJose Moreno. Correcciones y agregados de Jose Antonio Arias.

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