Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Ramón Bau
Esta persona excepcional, a la que tuve el honor de ver y abrazar en Madrid hace
unos años, ha sido sin duda el que mejor ha planteado una solución razonable y
meditada, realista y presentable, al sistema usurario que domina actualmente el
mundo
Nos permitimos por ello reproducir algunas de sus frases y sus pensamientos:
Todo el resumen de nuestras ideas vendría a decir que el hombre, sin otro esfuerzo
especial que el de producir usando los medios normales, puede tener y debe tener
lo necesario para su subsistencia digna (lo que incluye lo necesario no sólo para
comer sino para desarrollarse como persona, pero que excluye el consumismo
alocado moderno).
- El 'dejar hacer, dejar pasar', o sea la plena libertad de hacer por el individuo, sin
restricciones morales de ningún tipo, y la libertad de comerciar, también sin
restricciones (fuera de las leyes, que se hacen sin objetivo ético sino con objetivo
económico sólo).
Es cierto que los Estados han adoptado una especie de ética antinatural que
prohibe ciertas actividades consideradas nocivas y las castiga legalmente. Pero esta
'moral' artificial se ha mostrado tan relajada y falta de consistencia y base que no
ha logrado calar entre la gente. Así se ha llegado a considerar aceptable el consumo
de droga o la pornografía, la especulación, etc hasta tal punto que hoy nadie se
fiaría de la palabra de otro pues sabe que 'mentir en lo económico' no se considera
ya una falta de ética.
Ahora bien, NO es necesario aludir a las actividades casi ilegales para apreciar las
lacras del capitalismo liberal, eso sería incluso normal. No, la falta de ética
intrínseca se nota en su operatoria normal: la programación de la escasez crónica
de bienes y servicios indispensables para una vida digna de los seres humanos,
como un recurso habitual del liberalismo a fin de mantener el 'equilibrio' del
sistema, destinado a la obtención de precios 'rentables'.
Se puede decir que esta concepción ilusoria se mantuvo vigente hasta los años 30 de
este siglo. Los ciclos económicos que alternaban fases de depresión y prosperidad
no alcanzaban a destruir el mito liberal de la 'mano invisible ordenadora', y los
remedios eran medidas fiscales o monetarias.
Fue la severísima crisis mundial de 1929 y 1934 la que dió por tierra el presunto
automatismo milagroso de la 'mano invisible' como ordenadora infalible de la
actividad económica, en base al Libre Juego irrestricto de las fuerzas del mercado.
Lo que empezó como una baja desastrosa de la Bolsa de New York siguió con la
quiebra de miles de empresas y llevó a una caida total de la producción y los
precios. Y de todo ello la consecuencia fueron millones de obreros en paro, creando
un desastre increible.
Tras el colapso de la Gran Crisis del 34 el sistema liberal dejó de tener confianza
en el equilibrio automático del sistema, por lo que casi todas las Universidades
estudiaron este tema. El más lúcido de los estudiosos de este tema fue John Keynes
en su libro 'Teoría general de la Ocupación, el Interés y el Dinero' de 1936, donde
se profundizaba en el análisis de la teoría económica clásica, proponiendo
remiendos de emergencia para acabar con la crisis.
Para ello Keynes propone incrementar el gasto público, estatal, en los momentos de
decaimiento de la demanda privada, aun cuando este mayor gasto estatal provoque
un déficit público grande a corto plazo, ya que este déficit puede ser
contrarrestado por un superavit en los presupuestos fiscales en los momentos de
prosperidad posteriores.
Otro economista, Alvin Hansen, perfeccionó esta estrategia con la idea de orientar
a infraestructuras el gasto del Estado, de forma que promuevan el progreso
posterior.
Pero no sólo fue terrible para los paises del Tercer Mundo, a los que arruinó
totalmente en la deuda, sino que provoca gravísimas dificultades, deuda y paro en
los paises industrializados.
Los problemas económicos de la vida moderna han sido y son creados por el
hombre mismo, esencialmente por el acaparamiento de los recursos productivos
por unos pocos: por el marxismo mediante la dictadura y el capitalismo mediante
el monopolio del dinero.
Lo primero que hay que hacer es definir que el objetivo único y básico de la
economía es el pleno empleo, o sea el servicio al Hombre.
Pero esta ficción ridícula ya ha terminado, y hoy día ya no tiene sentido hablar del
'patrón oro'.
Ninguna moneda es hoy intercambiable por oro o plata, que se han convertido solo
en una mercancía más. Hoy el dinero es fiduciario, o sea basado en la Fe o
confianza en el estado que lo respalda.
En este entorno es evidente que el valor de la moneda que se emita depende del
DESTINO que esa moneda tenga al ser creada. Si el destino es productivo, la
moneda no tendrá solo el valor que ya tenía en las unidades preexistentes sino que
puede tener incluso más, si el resultado productivo supera al del valor de la
moneda precedente.
O sea si Q (cantidad de productos y servicios) crece más que lo que haya crecido M
para producir ese Q, P (nivel de precio) baja, y por tanto sube el 'valor de la
moneda', o sea lo contrario a un estado inflacionario.
Con este sencillo párrafo se plantea la base de la Teoría Cualitativa de la Moneda
de Walter Beveraggi, que es la base de un planteamiento realmente distinto de la
Economía.
Todo ello no solo lleva a controlar el paro y reactivar la economía, sino también a
abaratar el dinero evitando las deudas inmensas del Estado. Y solo exige una cosa:
que el dinero favorezca las actividades productivas.
Los problemas por los cuales el mundialismo liberal se niega a aplicar estas fáciles
conclusiones son básicamente:
El derroche y la malversación de fondos públicos hace que el uso del dinero creado
por el Estado en factores realmente productivos (orientándolos a la empresa
privada) vaya contra el deseo político de las partidocracias de gastarlo en paliar el
déficit público generado por el malgasto, la corrupción y la mala administración.