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La visión eclesiológica de este tiempo se ve como una alternativa, esto debido a que el Renacimiento
que daba inicio como una visión, individualista y subjetivista, la Reforma dado a ello encontró una
tierra fértil para por ofrecer a la sociedad una alternativa eclesiológica, es decir, un nueva visión de
la religión. Lutero como uno de los principales protagonistas de esta reforma, no pretendía en
primer momento dar origen a una nueva Iglesia. Pero la lógica su planteamiento y los factores tanto
internos como externos, lo llevaron a una directa y radical traducción eclesiológica de su problema
personal. Lutero manifestaba que la Iglesia verdadera debe liberarse de la “cautividad babilónica”
en que ha caído la Iglesia Romana: de un papado que, más allá de su corrupción moral, tiene la
soberanía de reemplazar con el derecho el poder de la Palabra y de la verdadera fe; de una
estructura ministerial que olvida que, al ser Cristo Cabeza de la Iglesia, queda relativizada toda
autoridad eclesial.
Muchas lacras que la Iglesia arrastraba desde la Edad Media, junto con la falta de
eclesiología de fondo y la relegación en que se hallaban los laicos en una Iglesia muy clericalizada,
provocan la reacción de Lutero y otros reformadores en el s. XVI, los cuales, pretendían reformar la
Iglesia. El concilio de Trento no sólo se opuso a la Reforma, sino que, sobre todo, dio solidez a
muchas doctrinas de la fe. Lutero no fue el único que deseaba una Reforma a lo largo de la historia
ya sobresalían algunos con la idea de Reforma. Lutero sumergido en las ideas de Ockam y formado
en el nominalismo, no podía comprender a fondo el misterio de la Iglesia, de modo que su idea de
reforma lo llevó a extremos indeseados que lo llevaron a la ruptura. La eclesiología antes de Trento
era pobre y mediocre, no existía una visión de Iglesia, la cual solo se reducía al clero y jerarquía.
LUTERO
Por parte de Lutero hubo una crítica muy profunda a la Iglesia institucional, que a sus ojos, había
suplantado el Evangelio por su estructura significada ante todo por la mediación sacerdotal y la
autoridad del papa, cuyo reinado había sustituido el de Cristo. La acción divina por Cristo en el ser
humano es inmediata, no tolera mediación alguna, si no es la de la Palabra de Dios mismo. Rechaza
toda teología de la gracia creada, la cual impediría el contacto directo de Cristo con el creyente, de
modo que no existe otra gracia que su presencia. Pensamiento afectado por Ockam, como
nominalista se rechazaba los principios universales como objetivos y por ende la metafísica y toda
certeza de verdad basada en una realidad estable y permanente. Era vista la Iglesia como reunión
de sujetos que comparten la fe como acontecimiento de cada individuo, carece de realidad alguna.
La fe misma, siendo gracia, no depende del esfuerzo humano, sino sólo de la elección divina: es pura
obra de Dios en el alma humana.
Rechaza por tanto la injerencia del clero y sobre todo del cabeza. Impugna toda potestad,
asi como todo derecho del orden canónico. La justificación viene al hombre por su sola fe, sin mérito
alguno de su parte. No puede haber medios de salvación, como las buenas obras, los sacramentos;
ni mediadores humanos la autoridad es la Palabra divina. Confunde carnal con natural, entre las
cuales pone también toda organización social incluida la iglesia visible. Siendo la Iglesia visible una
obra humana y la oculta solo reunida espiritualmente por la fe como don gratuito de Dios. El
bautismo y Eucaristía no son los que forman la Iglesia, sino que sólo son signos que la manifiestan.
La Escritura, el cuerpo de la Iglesia no tiene otra Cabeza que Cristo, ni se puede suplir el Evangelio
por normas canónicas, ni la fe por la obediencia al papa. No hay otro sacerdocio que el de Cristo, ni
otra participación que no sea la del bautizado, sacerdocio que emana de la fe en Cristo.
CALVINO
Su doctrina ha penetrado más que la Lutero en los campos evangélicos. Igual que Lutero ve a la
Iglesia como la comunidad de los elegidos de Dios que solo él conoce desde el inicio. Los
sacramentos no contienen ni producen la gracia. Sólo son signos cuya función es enfervorizar la
mente y elevarla por la fe a Cristo y al Espíritu Santo, que es la única gracia.
ECLESIOLOGÍA DE TRENTO
La respuesta de Trento desde la vista eclesiológico, es pobre en el sentido dogmático. Pero rica en
otros aspectos, que presenta una imagen en que ella se refleja, en respuesta a la reforma. Se
pronuncia respecto a la justificación, de los sacramentos como signos eficaces de la gracia queridos
por Cristo, de la sacramentalidad del sacerdocio ministerial, de la presencia real de Cristo en la
Eucaristía y del carácter sacrificial de la celebración eucarística. Las bases de la indefectibilidad de
la Iglesia en la fe y las Escrituras. Trazo la respuesta para afianza la certeza en el contenido de la fe
del creyente, al subrayar la función del magisterio de los obispos y del papa. Más que en el orden
dogmático, fue en el de la praxis y en la vida de cada día de la Iglesia donde se sintió la reforma
promovida por Trento: en la ordenación de la vida de los obispos y ministros ordenados, desde el
seminario