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LOS RELIGIOSOS

En este capítulo se ha de destacar aquella personas que consagran su


vida ya que cada una de las familias religiosas han de abrazar
fielmente los votos evangélicos para cumplimiento de su misión y
carisma, guardan un peculiar obediencia al papa y al Obispo, Los
votos que guardan y siguen son los de pobreza, castidad y obediencia
En cuanto la función del Sumo Pontífice nos menciona que tiene la
autoridad para intervenir en cualquier instituto o casa religiosa
por eso hemos de reconocer que esta vivencia de los votos es fruto
de su vocación cristiana y que son muestra de un compromiso mayor y
fiel a Dios. Ya que los religiosos son las personas llamadas por
Dios para poseer un don particular en la vida de la iglesia, y
construir la misión salvífica de está, según su modo mediante los
votos evangélicos, y consagración a Dios. Su quehacer es practicar
la caridad de Dios y el prójimo, no los hace extraños al hombre, su
tarea es asistirlos entrañando en la vida espiritual ayudando a
edificar el Reino, en colaboración con el Obispo en su tarea o
carisma.
ÍNDOLE ESCATOLÓGICA DE LA IGLESIA PEREGRINANTE Y SU UNIÓN CON LA
IGLESIA CELESTIAL

En este séptimo capítulo de la Constitución dogmática Lumen Gentium


no recalca una intensa invitación de la vida cristiana a vivir en la
misericordia y en la esperanza de esa vida futura la cual se nos ha
prometido Cristo, nos dirá que todo hombre tiene la esperanza y el
deseo por alcanzar la vida eterna.

Ese deseo se ve manifestado por querer contemplar cara a cara


a Dios, la Iglesia al ser el cuerpo y Cristo la cabeza, podemos
distinguir que la Iglesia tiene tres estados los cuales son, la
Iglesia militante que son los que peregrinan en la tierra, la Iglesia
purgante que son los fieles difuntos que están purificándose y la
Iglesia triunfante que son los que se encuentran glorificando,
contemplando a Dios uno trino. Con esto podemos comprender que la
dicha índole escatológica va en relación de como aquel pueblo
peregrino puede alcanzar aquella presencia gloriosa y triunfante, en
esta índole escatológica los difuntos poseen una centralidad ya que
son ellos quienes han dado el paso a la vida eterna, es decir,
respecto a la presencia de la Iglesia triunfante donde aquellos que
ya contemplan a Dios interceden por los difuntos, la militante ora
intercede por los purgantes y viceversa y la iglesia militante ora
la triunfante y esta intercede pro la militante.
LA CRÍTICA DE LA REFORMA

La visión eclesiológica de este tiempo se ve como una alternativa, esto debido a que el Renacimiento
que daba inicio como una visión, individualista y subjetivista, la Reforma dado a ello encontró una
tierra fértil para por ofrecer a la sociedad una alternativa eclesiológica, es decir, un nueva visión de
la religión. Lutero como uno de los principales protagonistas de esta reforma, no pretendía en
primer momento dar origen a una nueva Iglesia. Pero la lógica su planteamiento y los factores tanto
internos como externos, lo llevaron a una directa y radical traducción eclesiológica de su problema
personal. Lutero manifestaba que la Iglesia verdadera debe liberarse de la “cautividad babilónica”
en que ha caído la Iglesia Romana: de un papado que, más allá de su corrupción moral, tiene la
soberanía de reemplazar con el derecho el poder de la Palabra y de la verdadera fe; de una
estructura ministerial que olvida que, al ser Cristo Cabeza de la Iglesia, queda relativizada toda
autoridad eclesial.

Muchas lacras que la Iglesia arrastraba desde la Edad Media, junto con la falta de
eclesiología de fondo y la relegación en que se hallaban los laicos en una Iglesia muy clericalizada,
provocan la reacción de Lutero y otros reformadores en el s. XVI, los cuales, pretendían reformar la
Iglesia. El concilio de Trento no sólo se opuso a la Reforma, sino que, sobre todo, dio solidez a
muchas doctrinas de la fe. Lutero no fue el único que deseaba una Reforma a lo largo de la historia
ya sobresalían algunos con la idea de Reforma. Lutero sumergido en las ideas de Ockam y formado
en el nominalismo, no podía comprender a fondo el misterio de la Iglesia, de modo que su idea de
reforma lo llevó a extremos indeseados que lo llevaron a la ruptura. La eclesiología antes de Trento
era pobre y mediocre, no existía una visión de Iglesia, la cual solo se reducía al clero y jerarquía.

LUTERO

Por parte de Lutero hubo una crítica muy profunda a la Iglesia institucional, que a sus ojos, había
suplantado el Evangelio por su estructura significada ante todo por la mediación sacerdotal y la
autoridad del papa, cuyo reinado había sustituido el de Cristo. La acción divina por Cristo en el ser
humano es inmediata, no tolera mediación alguna, si no es la de la Palabra de Dios mismo. Rechaza
toda teología de la gracia creada, la cual impediría el contacto directo de Cristo con el creyente, de
modo que no existe otra gracia que su presencia. Pensamiento afectado por Ockam, como
nominalista se rechazaba los principios universales como objetivos y por ende la metafísica y toda
certeza de verdad basada en una realidad estable y permanente. Era vista la Iglesia como reunión
de sujetos que comparten la fe como acontecimiento de cada individuo, carece de realidad alguna.
La fe misma, siendo gracia, no depende del esfuerzo humano, sino sólo de la elección divina: es pura
obra de Dios en el alma humana.

Rechaza por tanto la injerencia del clero y sobre todo del cabeza. Impugna toda potestad,
asi como todo derecho del orden canónico. La justificación viene al hombre por su sola fe, sin mérito
alguno de su parte. No puede haber medios de salvación, como las buenas obras, los sacramentos;
ni mediadores humanos la autoridad es la Palabra divina. Confunde carnal con natural, entre las
cuales pone también toda organización social incluida la iglesia visible. Siendo la Iglesia visible una
obra humana y la oculta solo reunida espiritualmente por la fe como don gratuito de Dios. El
bautismo y Eucaristía no son los que forman la Iglesia, sino que sólo son signos que la manifiestan.
La Escritura, el cuerpo de la Iglesia no tiene otra Cabeza que Cristo, ni se puede suplir el Evangelio
por normas canónicas, ni la fe por la obediencia al papa. No hay otro sacerdocio que el de Cristo, ni
otra participación que no sea la del bautizado, sacerdocio que emana de la fe en Cristo.

CALVINO

Su doctrina ha penetrado más que la Lutero en los campos evangélicos. Igual que Lutero ve a la
Iglesia como la comunidad de los elegidos de Dios que solo él conoce desde el inicio. Los
sacramentos no contienen ni producen la gracia. Sólo son signos cuya función es enfervorizar la
mente y elevarla por la fe a Cristo y al Espíritu Santo, que es la única gracia.

ECLESIOLOGÍA DE TRENTO

La respuesta de Trento desde la vista eclesiológico, es pobre en el sentido dogmático. Pero rica en
otros aspectos, que presenta una imagen en que ella se refleja, en respuesta a la reforma. Se
pronuncia respecto a la justificación, de los sacramentos como signos eficaces de la gracia queridos
por Cristo, de la sacramentalidad del sacerdocio ministerial, de la presencia real de Cristo en la
Eucaristía y del carácter sacrificial de la celebración eucarística. Las bases de la indefectibilidad de
la Iglesia en la fe y las Escrituras. Trazo la respuesta para afianza la certeza en el contenido de la fe
del creyente, al subrayar la función del magisterio de los obispos y del papa. Más que en el orden
dogmático, fue en el de la praxis y en la vida de cada día de la Iglesia donde se sintió la reforma
promovida por Trento: en la ordenación de la vida de los obispos y ministros ordenados, desde el
seminario

En Trento se reafirma igualmente el valor de la mediación eclesial situándola en la lógica de la


encarnación y de la alianza; para establecer una reforma de la vida eclesial. Favoreciendo en la
consolidación de un sistema jerárquico centrado más en el régimen que en la eucaristía o en la
comunión centrada en Roma.

Roberto Bellarmino en su De controversiis christianae fidei adversus nostri temporis haereticos:


la Iglesia es “comunidad de hombres unidos por la profesión de la misma fe y por la participación
en los mismos sacramentos bajo la dirección de los pastores legítimos y sobre todo del único vicario
de Cristo en la tierra, el pontífice romano. Se trazaron temas como la sacramentalidad de la Iglesia,
la teología del episcopado y del papado, sacerdocio bautismal y universal de los fieles. Trento no dio
una respuesta directa. Pero en su praxis inicio la línea de pensamiento que se ha desarrollado desde
entonces, con su culmen en el Vaticano II

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